martes, 26 de octubre de 2010

Temor a la muerte


Dra. Elizabeht Kubbler Ross

La experiencia de la muerte, ¿es dolorosa, o causa sufrimiento?




La muerte es un fenómeno natural que dura un instante, por lo que este momento considerado en sí mismo, ni es doloroso ni causa sufrimiento alguno; por el contrario la separación y el abandono del cuerpo físico suele provocar al Ser espiritual una gran sensación de alivio y paz , aunque sin embargo a veces resulta traumatizante en los casos en que esa separación es lenta y costosa debido a causas kármicas negativas , de las que hablaremos en el capítulo correspondiente, porque las sensaciones de sufrimiento y dolor del cuerpo físico del moribundo las continúa percibiendo como un eco que queda por un tiempo en el periespíritu, aunque de forma atenuada hasta cierto punto, en tanto que se mantengan los lazos de energía vital que unen al organismo físico con el propio Ser espiritual.

Las sensaciones que anteceden y que siguen al momento de la muerte, deben ser muy variadas según cada caso, y dependen del carácter, de los méritos morales y de la elevación y evolución de cada espíritu.

La separación del cuerpo casi siempre es lenta y gradual. Comienza a veces antes del último aliento, y termina cuando ya se han soltado todos los lazos fluídicos y vitales que le mantienen ligado al organismo físico.

Según lo investigado por la Dra. Kubbler Ross. Médico estadounidense, y los investigadores en temas paranormales, los franceses Alain Sotto y Varinia Oberto, , tras analizar cientos de casos e incluso de interrogar a enfermos terminales que día a día han aceptado colaborar en este informe, se ha encontrado una semejanza común en las actitudes presentadas ante la muerte inmediata. Esta unidad de comportamientos permite establecer siete etapas sucesivas que son como un tiempo de preparación gradual para la desencarnación:Primera: el Choque Tanático , en la que el enfermo se entera de su próxima muerte, llegando a obsesionarse con la idéa y buscando cualquier salida o distracción para no tener que pensar. Comienza a sentir la soledad ante la indiferencia o la impotencia de los que le rodean y por poco tiempo la confusión le paraliza o ralentiza su capacidad de pensar o decidir.Segunda: la Negativa, en la que toma conciencia clara de su estado y sale del anterior estado de choque. Lucha y hace los últimos esfuerzos para no ser el protagonista de su situación, de modo que actúa, consultando con otros médicos, curanderos y medicinas buscando alguna razón de esperanza., pero poco a poco se va dando cuenta de que no puede escapar a su destino.


Tercera: Llega la etapa de la Ira y la rebeldía, al sentir como se va alejando poco a poco del mundo de los vivos, sintiendo que es una injusticia que él se tenga que marchar y el mundo siga igual cuando él ya no esté. Muestra una actitud agresiva que nace de la soledad que siente internamente ante lo que le llega sin remedio.

Cuarta: La fase de la depresión, en la que ya no se deja engañar por la comedia de los que le rodean intentando animarle; esta depresión se ve agrabada en ocasiones por preocupaciones morales o materiales.Es un periodo largo en relación a los demás, en el que decrece su interés por casi todo.

Quinta: La etapa del regateo, en la que interrumpe el estado depresivo con una conciencia clara de que tiene que luchar con la muerte como sea, e intenta de alguna frorma negociar con ella o con Dios, alguna prorroga en su vida.

Sexta: Etapa de la aceptación, en la que después de haber intentado escabullirse de la muerte por todos los medios, se enfrenta cara a cara con ella y la acepta finalmente; otros la esperan con curiosidad por ver lo que hay después. Los vivos y sus problemas, ya no les importan. Esta aceptación no significa que se hayan rendido en su voluntad de vivir, sino que es la de aceptar el que van a pasar un nuevo y desconocido umbral de percepción .

Esto no significa que todas las personas pasen invariablemente por todas y cada una de estas etapas; esto es solo un muestreo de las fases que suele experimentar el enfermo Terminal, de modo que pueden ser todas y cada una de ellas, o bien solo algunas.

La agonía en sus diferentes etapas no es una progresiva decadencia de la conciencia, sino por el contrario, supone la progresión de la misma, transpasando sucesivos umbrales hacia percepciones nuevas que no conocía hasta entonces.

Durante las horas o minutos previos a la muerte, el moribundo suele experimentar fenómenos de apariciones, visiones y manifestaciones auditivas. Se siente rodeado de los que han venido a acompañarle en el tránsito. La esperanza es el factor común que mantienen la mayoría hasta el final en su conciencia.

Séptima: la Decatexis, en donde el cuerpo que aún vive, permanece con la conciencia abstraida progresivamente con respecto al entorno, pareciendo absorta en lo que percibe de otra dimensión. Al llegar a esta fase se corta definitivamente la comunicación con los vivos, cesa cualquier dolor físico que tuviesen, y se sumen en un estado de conciencia lejano. En esta fase es cuando más ayuda necesita el moribundo; ya no se le puede ayudar físicamente, pero es una ayuda no dejarle solo, hablándole hasta el último suspiro; a partir de aquí es el momento de guardar con él una terapia de respetuoso silencio, y de ponerse a disposición de los familiares para lo que requieran.

Para unos la muerte es un proceso lento y doloroso , como sucede frecuentemente a los espíritus rebeldes que se niegan a dejar este mundo y que se aferran a la vida porque no creen mas que en el horror de la nada y el vacío, mientras que para otros no es mas que como un dulce sueño con un agradable despertar. En este caso el desprendimiento suele ser rápido, y el tránsito fácil , mas aún si el Ser se ha despegado ya con antelación de las cosas de este mundo. Por el contrario para el espíritu apegado a este mundo, la lucha y la agonía se suelen prolongar angustiosamente porque no se han preparado para afrontar este obligado trance.

Los últimos instantes de la vida pertenecen totalmente al que se va. Se puede observar al llegar este final, como sus percepciones y sensaciones , las ha transferido a otro lugar o espacio impenetrable a nuestros ojos. Solamente para quienes le acompañan, queda la actitud de un respetuoso silencio y de una oración sincera.

- José Luis Martín-

“La Tanatofobia es un transtorno neurótico bastante común en Occidente y que representa un gran temor a la muerte, incluso obsesivo y no de fácil superación”
- Ramiro Calle -

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