viernes, 18 de abril de 2025

Peligros de la Mediumnidad

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.-Cuidadores del mundo

2.- Mundos Regeneradores

3.- Ante la Perfección

4.- Peligros de la Mediumnidad

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                        CUIDADORES DEL MUNDO

                               


En otro lugar, en otra dimensión paralela a la vuestra, existen Espíritus nobles de corazón,, repletos de bondad y paz, los cuales cumplen una sabia y común misión, el cuidado de vuestro Mundo, nuestro Mundo, el que nos dio la oportunidad de aprender y desarrollarnos para nuestra evolución.

El planeta Tierra, tan bello, tan salvaje en ocasiones, fruto de la sabia razón del equilibrio. razones lógicas o ilógicas, según lo veáis por vuestra razón y vuestro adelanto. La Madre Tierra acoge grandes Espíritus de todas las razas y grados de evolución; ella permite vuestro y nuestro avance, el cual es un conjunto de bellezas sublimes, muchas veces aún inalcanzables a vuestros ojos y entendimiento.

Los Espíritus reunidos por afinidad, luchamos contra fuerzas que no permiten la evolución, pero las Leyes del Universo son justas y nobles para un equilibrio posible. Reunidos muchos Espíritus en el bien podemos lograr grandes avances. Todo está en su orden y logramos poner las cosas en su sitio, en su momento y respetando siempre vuestro libre albedrío, solo os inspiramos hacia el bien para que tengáis los menores fallos posibles.

Cuando hay catástrofes no comprendéis el por qué; solo podéis ver lo que vuestro entendimiento y vuestros ojos os permiten, echándole la culpa a Dios Todopoderoso, esa razón de ser es por la actitud de Fe y comprensión que poseéis. Los Espíritus amantes del bien y de la Verdad solo estamos para lograr vuestro avance, pero solo escucháis con la fuerza del egoísmo que influye a muchos Espíritus, encarnados y desencarnados que solo desean el mal por encima de todo, pues existen cantidad de Espíritus de todas clases.

Los encargados de cuidar el Mundo, procuramos con nuestra energía que recogemos del bien, construir, no destruir, para ir equilibrando y ayudando, como ya os hemos indicado, porque recordad: ¡ Solo por Amor es salvado el hombre !, y eso solo depende de cada uno de vosotros.

La Vida es un gran regalo y estáis hechos para amar y ser felices; buscad la felicidad en la sencillez; llenaos de Amor, según vuestra forma de ver o de mirar y comprenderéis lo bella que es la Vida. No alimentaros solo de lo feo o negativo de las personas; intentad ver la belleza de su interior, de vuestro interior, porque todos la poseéis, y creced en Amor e ilusión por encima de todo; confiad y amad.

Recibid cada prueba como algo positivo para vuestra evolución, porque recordad que este Planeta os da la oportunidad de rescatar aquello que en otras vidas hicisteis mal y ahora os toca rectificar. Usad la paciencia y aceptar con Amor. Siempre luchar por el bien. Sed rectos y nobles. Fortaleced vuestra naturaleza con buenas inclinaciones justas y rectas, por Amor a todo y a todos. Buscad consuelo en la confianza y nobleza, porque todo será devuelto para vuestro progreso. Confiad, amar y lograr la meta que cada uno debe andar.

Los Espíritus que os cuidan os aman y comprenden, nunca os abandonan, porque el Amor es la verdadera fuente.

Quedad en paz.

( Comunicación recibida el 15-02-2018 en el grupo Alborada Espírita)

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            MUNDOS REGENERADORES

                                                             


Entre esas estrellas que resplandecen en la bóveda azulada, ¡cuántos mundos hay como el vuestro designados por el Señor para expiación y para prueba! Pero los hay también más miserables y mejores, así como los hay transitorios que pueden llamárseles regeneradores. Cada torbellino planetario, corriendo en el espacio alrededor de un foco común, arrastra con él sus mundos primitivos, de destierro, de prueba, de regeneración y de felicidad. Se os ha hablado de esos mundos en donde es colocada el alma naciente, cuando ignorante aún del bien y del mal, puede marchar hacia Dios, dueña de si misma, en posesión de su libre albedrío; se os ha hablado de cuán amplias facultades ha sido dotada el alma para hacer el bien; pero ¡ah! las hay que sucumben y no queriendo Dios anonadarlas, las permite ir a esos mundos en donde, de encarnaciones en encarnaciones, se purifican, se regeneran y se harán dignas de la gloria que se les ha destinado.

17. Los mundos regeneradores sirven de transición entre los mundos de expiación y los mundos felices; el alma que se arrepiente encuentra allí la calma y el reposo acabándose de purificar. Sin duda en esos mundos el hombre está aun sujeto a las leyes que rigen la materia; la humanidad experimenta vuestras sensaciones y vuestros deseos, pero está dispensada de las pasiones desordenadas de las que sois esclavos; allí no existe el orgullo que hace callar el corazón, la envidia que lo tortura y el odio que lo ahoga; la palabra amor está escrita en todas las frentes, y una perfecta equidad arregla las relaciones sociales; todos reconocen a Dios y procuran ir a El siguiendo sus leyes.

Con todo, allí no se encuentra aún la perfecta felicidad, pero sí su aurora. El hombre aun es carnal y por lo mismo está sujeto a vicisitudes de las que no se eximen 
sino los seres completamente desmaterializados; aun quedan pruebas que pasar, pero no tienen las punzantes amarguras de la expiación. Esos mundos, comparados con la tierra, son muy felices y muchos de entre vosotros estaríais satisfechos de quedaros allí porque es la calma después de la tempestad, la convalecencia después de la cruel enfermedad; pero el hombre menos entregado a las cosas materiales, entrevé mejor el porvenir que vosotros, comprende que hay otros goces que el Señor promete a aquellos que se hacen merecedores de ellos, cuando la muerte ha segado de nuevo sus cuerpos para darles la verdadera vida. Entonces será cuando el alma libre dominará todos los horizontes; ya no tendrá sensaciones materiales y groseras, sino los sentidos de un espíritu puro y celeste, aspirando las emanaciones de Dios, bajo los perfumes de amor y de caridad que se derraman de su seno.

18. Pero ¡ah! en esos mundos el hombre es aún falible, y el espíritu del mal no ha 
perdido en ellos completamente su imperio. No avanzar es retroceder, y si no está firme en el camino del
bien, puede volver a caer en los mundos de expiación en donde le esperan nuevas y más terribles pruebas.

Contemplad, pues, esa bóveda azulada por la noche, a la hora del descanso y de la oración, y en esas innumerables esferas que brillan sobre vuestras cabezas, dirigid 
vuestras súplicas a Dios y rogadle que un mundo regenerador os abra su seno después de la expiación de la tierra.
(San Agustín. Paris, 1862.)

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.

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         ANTE LA PERFECCIÓN

“Sed Perfectos como Nuestro Padre Celestial”

Esta fue la advertencia del Señor  a nuestro corazón de aprendices. Todavía, a la manera del gusano, contemplando la estrella distante,  sabemos cuán inmensa es la distancia que nos separa de la meta.

Impedimentos, compromisos  e inhibiciones  de nuestro “entonces”, asfixiándonos, a cada momento de hoy, el deseo de  caminar para la luz.

Entre tanto, si aun nos situamos tan lejos de justo mejoramiento   al que nos entregara la Divina Providencia, es imprescindible para conseguir la gran peregrinación, ofreciendo al avance  los mejores y más grandes esfuerzos. 

Nadie exige sea de inmediato el paradigma del amor que el Maestro  nos lego, más puede ser, desde ahora, cultivando la comprensión  y la gentileza dentro de la propia casa.

Nadie te pide renuncia integral a los  bienes que te enriquecen los días terrestres, no en tanto, puedes donar,  de  improviso, la migaja  que te sobra al confort doméstico, en auxilio  al compañero necesitado.

Nadie espera desempeñes, aun hoy, el papel de héroe en la plaza pública, más si puedes callar, sin demora, la palabra oscura o amarga capaz de surgir de tu corazón a los labios.

Nadie aguarda  seas el remedio para todas las dolencias, entretanto, aun hoy, puede ser el enfermero  diligente, curando las úlceras de los  enfermos relegados al abandono.

Nadie te solicita prodigios, en manifestaciones prematuras de tu fe, más si puedes ser, sin demora, el consuelo que ampare a  cuantos  atraviesan las zarzas del camino.

Recuerda la simiente que te regala  el cuerpo y aprendamos  a comenzar.

La planta que antes era simple promesa, hoy es garantía del pan  que te suple la mesa.

Los mayores y más famosos viajes  se inician  en un paso.

Esforcémonos por hacer lo mejor a nuestro alcance, desde ahora, y la perfección  no será, un día, preciosa fuente de bendiciones, descubriéndonos el porvenir.

Por el Espíritu Emmanuel – Del libro: Nacer y Renacer, Médium Francisco Cándido Xavier

 Traducido por Mercedes Cruz Reyes               

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                      Peligros de la mediumnidad            
 

En el desarrollo y puesta en práctica de cualquier mediumnidad, existen determinados peligros que es importante conocer de antemano antes de ejercerla, para estar prevenidos y atentos ante cualquier circunstancia que pueda acontecer. Algunos de estos peligros ya han sido mencionados en capítulos anteriores, y son aquellos que hacen referencia al mal uso de la mediumnidad, a la mediumnidad carente de conocimientos espirituales o desequilibrada psíquicamente. En estos casos el riesgo principal es caer en las redes del astral inferior, aquellos espíritus obsesores y perturbadores que engañarán al médium y a sus asistentes, llevándoles por caminos equivocados y alejados por completo de la moral cristiana que el espiritismo propone. Además de los riesgos mencionados, que sin duda perjudicarán sobremanera el progreso espiritual de aquellas facultades que los sufren, están también los riesgos físicos.

Es evidente, que cuando se trata con fuerzas negativas del astral inferior, la voluntad del médium va siendo cada vez más débil, subyugándola constantemente estas entidades de tal forma que pueden acceder con sus energías y fluidos groseros a la materia hasta tal punto de ocasionar graves dolencias físicas en las facultades. Estas dolencias físicas pueden comenzar por ser mentales, paulatinamente irán aprovechándose del desequilibrio del médium para trastornar y debilitar su razonamiento y sentido común. Pero también pueden ser dolencias físicas, pueden provocarles accidentes graves, trastornos internos de funcionamiento corporal, etc. Todo ello está al alcance de los espíritus de baja condición con los que tan cómodos y tan a gusto se sienten las mediumnidades propensas al fanatismo, la superstición o el endiosamiento. Pero sin duda, uno de los mayores peligros de la mediumnidad consiste en perder esa facultad que Dios le concedió para realizar el bien y progresar espiritualmente.

¿Se puede perder una mediumnidad, habiéndola concedido Dios para el progreso de un espíritu determinado? ¿Es posible el estancamiento de la mediumnidad y su entorpecimiento? ¿Si se llega a perder la mediumnidad, es posible recuperarla? Todas estas preguntas se responden bajo un razonamiento sencillo y lógico en la comprensión misma de lo que significa una facultad espiritual. Una mediumnidad es un compromiso espiritual que adquieren dos espíritus ante Dios para realizar un trabajo en la tierra. Uno de esos espíritus, encarnado, es el responsable de ejercerla adecuadamente, con altruismo y bondad, con conocimiento y sin fanatismo; el otro es el espíritu protector que le guiará, aconsejará y orientará acerca de todo lo preciso para el desarrollo y desenvolvimiento de la mediumnidad.

Tanto el uno como el otro son responsables ante Dios por sí mismos de la labor que han de realizar; si uno de ellos se vuelve atrás y no desea cumplir con esa altísima responsabilidad, estará incumpliendo lo prometido, pero no por ello el otro ha de hacer lo mismo. Este es el caso de muchas mediumnidades que se desvían del camino recto y, desoyendo los consejos de su protector, actúan de forma descontrolada, satisfaciendo sus necesidades materiales por encima de las espirituales, dando rienda suelta a los defectos morales por los que la parte negativa se filtra y actúa de forma sutil y eficaz. En estos casos el protector avisará repetidamente a la facultad del peligro que corre y de la necesidad de responsabilizarse en el ejercicio de su facultad; si llegado el momento esta facultad, desoyendo todo tipo de consejo sigue empeñada en sus actitudes negativas, el protector podrá solicitar a Dios la retirada de su compromiso, y si el Padre lo concede este espíritu quedará liberado de su responsabilidad, no así la materia que de forma automática perderá su facultad y la capacidad de ejercerla.

Esto ocurre muchas veces, y de ahí viene el desconcierto de grandes facultades que en su endiosamiento llegaron a fracasar por prescindir de sus protectores que son, al fin y al cabo los que les otorgan el poder extraordinario de cualquier mediumnidad. También puede ocurrir otra situación que suele darse con facilidad en las facultades de curación, y esta no es otra que, cuando aquella facultad actuando incorrectamente desoye los consejos de su protector, y este último, a pesar de todo decide
proseguir con su compromiso espiritual por el bien que puede hacer a otras personas que acuden a beneficiarse de esos fluidos sanadores. En este caso el protector cumple con su compromiso mientras que la persona con mediumnidad no lo nace, y por ello tendrá que dar cuenta el día de mañana, volviendo en una nueva existencia en condiciones más difíciles, donde tendrá que aprovechar mejor la facultad concedida, procurando no equivocarse de nuevo a fin de evitar el sufrimiento y entorpecimiento que tal circunstancia puede conllevarle.

Las facultades entorpecidas son aquellas que, renunciando a su responsabilidad no quieren realizar este compromiso, reniegan de él porque les supone molestia, incomodidad, sacrificio y renuncia personal, y al tratarse de facultades impuestas, en su gran mayoría, no poseen equilibrio suficiente que les permita salvaguardarse del acoso de las fuerzas negativas. En esa existencia sin duda sufrirán enormemente por esta circunstancia al rehusar cumplir el compromiso adquirido antes de encarnar. Como hemos comprobado, el mejor método para evitar riesgo alguno en las mediumnidades, es el que nos propone Allan Kardec en la codificación.

Una buena base moral y de conocimientos espirituales permite a cualquier facultad poder desarrollarse con éxito, sin entorpecimientos, aprovechando su existencia al máximo y progresando espiritualmente. Ejerciendo con amor, altruismo y responsabilidad la facultad mediúmnica, estaremos bajo el amparo de los espíritus de bien, que nos inspirarán y protegerán de cualquier riesgo de perturbación negativa, al propio tiempo que sublimaremos la alta responsabilidad que la mediumnidad conlleva, ofreciendo así, con nuestro ejemplo, el camino a seguir por los demás.

Antonio Lledó Flor

Revista "Amor, paz y caridad" 

   
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