jueves, 3 de abril de 2025

Auto-exigencia mediúmnica

 INQUIETUDES ESPIRITUALES

1.- Insensibilidad de los convulsionantes

2.- Resiliencia

3.- El terrorismo islámico

4.- Auto-exigencia mediúmnica

                                   **********************************


CAUSA DE LA INSENSIBILIDAD DE LOS CONVULSIONANTES



En el vasto universo de descubrimientos y reflexiones que componen la Doctrina Espírita, la pregunta 483 de “El Libro de los Espíritus” se destaca como un punto de encuentro entre la fe, la ciencia y la comprensión de la dimensión espiritual del ser humano. Al abordar la insensibilidad física observada en convulsionarios y otros sometidos a torturas extremas, la respuesta de los Espíritus Superiores, junto con los análisis de Allan Kardec y el comentario del Espíritu Miramez, ofrece una rica oportunidad para comprender los mecanismos que transcienden la materia.

La pregunta y la respuesta en el contexto espírita

Kardec pregunta:

“¿Cuál es la causa de la insensibilidad física observada en algunos convulsionantes, así como en otros individuos sometidos a las más atroces torturas?”

La respuesta de los Espíritus Superiores revela una doble perspectiva:

Efecto del Magnetismo: La acción magnética, así como la de ciertas sustancias, puede influir en el sistema nervioso, reduciendo o eliminando la sensibilidad.

Exaltación del Pensamiento: Cuando el pensamiento se exalta, la sensibilidad del cuerpo puede embotarse. Es como si la vida se retirara parcialmente del cuerpo para concentrarse en el espíritu. Ejemplos de esto pueden verse en situaciones en las que una fuerte ocupación mental impide la percepción de dolor o malestar físico.

Esta explicación nos lleva a comprender que la conexión entre cuerpo y espíritu es maleable, permitiendo que los factores espirituales y psicológicos influyan profundamente en el estado físico.

Nota de Allan Kardec

Kardec complementa la respuesta con un análisis esclarecedor del fenómeno, observando situaciones concretas en las que se manifiesta la insensibilidad. Menciona que:

Exaltación fanática y entusiasmo: Estos estados pueden neutralizar la sensibilidad como un anestésico natural. Ejemplos históricos muestran a cristianos que afrontan la tortura con calma y a soldados heridos que continúan luchando sin darse cuenta de sus heridas.

Acción de los Espíritus y Disposición Natural: La interferencia espiritual, en muchos casos, se limita a aprovechar las disposiciones naturales del individuo. Cuando la causa es meramente natural y se agrava por circunstancias externas, puede controlarse con medidas adecuadas, como la intervención de una autoridad pública.

Esta nota de Kardec es fundamental para diferenciar los fenómenos que se originan directamente por influencia espiritual de aquellos que tienen una raíz predominantemente física o psicológica.

En el texto titulado “La Causa de la Insensibilidad” , presente en la obra Filosofía Espírita , el espíritu Miramez profundiza en el tema y ofrece una perspectiva espiritual y moral rica en significado:

La fe como factor aislante: Miramez destaca que la fe es la principal causa de la insensibilidad al dolor. La verdadera fe, hija de la caridad y madre de la esperanza, tiene el poder de canalizar la atención hacia algo mayor, neutralizando los efectos del dolor físico.

Fe y Magnetismo: También se destaca la relación entre magnetizador y magnetizado, mostrando que la confianza y la fe en el magnetizador crean una conexión que permite alcanzar estados de insensibilidad.

Fanatismo y peligro: A pesar de reconocer el poder del fanatismo para producir insensibilidad, Miramez advierte de los riesgos de la fe ciega. Exalta la evolución de la fe ciega a la fe razonada y, posteriormente, a la fe intuitiva, como camino de progreso espiritual.

Análisis y reflexión sobre los aspectos presentados

La combinación de ideas presentadas por los Espíritus Superiores, por Kardec y por Miramez nos lleva a algunas reflexiones importantes:

La fe como instrumento de poder: La fe verdadera es una fuerza capaz de transformar la realidad de un individuo, no sólo a nivel espiritual, sino también a nivel físico. Cuando se guía por la razón y la comprensión de las leyes divinas, se convierte en un recurso invaluable para superar los desafíos.

El papel del magnetismo: El magnetismo, como fuerza natural, demuestra hasta qué punto el cuerpo humano puede ser influenciado por factores externos y por la armonía entre los individuos. Esta relación nos recuerda que el universo está gobernado por leyes naturales, que se extienden más allá de lo que percibimos.

Fanatismo versus fe razonada: el fanatismo, aunque poderoso, puede conducir al desequilibrio y a la irracionalidad. La Doctrina Espírita, al promover la fe razonada, orienta a los individuos hacia una experiencia consciente y equilibrada de la espiritualidad.

Interferencia Espiritual: La acción de los Espíritus, ya sean superiores o inferiores, demuestra la complejidad de las relaciones entre los planos espiritual y material. La sintonía es siempre el factor determinante a la hora de establecer estas conexiones.

Conclusión

La exploración de la causa de la insensibilidad en los convulsionarios en la época de la Codificación Espírita nos revela la interconexión entre los aspectos físico, psicológico y espiritual de la vida humana. A través de la comprensión del magnetismo, la exaltación del pensamiento y la influencia de la fe, nos damos cuenta de que el dolor y la insensibilidad no son meros fenómenos corporales, sino expresiones de una realidad mucho más amplia y profunda.

La Doctrina Espírita nos invita a trascender el materialismo y explorar los poderes del espíritu. En este proceso, la fe razonada y el estudio constante se convierten en los fundamentos de una vida espiritual más plena, permitiéndonos comprender y aplicar estas verdades en nuestra vida diaria. Así nos acercamos cada vez más al ideal de perfección moral y espiritual que propone la Doctrina Espírita.

- Grupo de Internet "Artículo Espírita"-

                                                          ********************************************


                        RESILIENCIA


 ¿Se han preguntado por qué algunas personas pueden mantenerse en pie ante tantas situaciones difíciles y experiencias dolorosas en su vida? En cambio, otras recurren a conductas destructivas o terminan en una profunda depresión. 

   Un factor que puede explicar esta diferencia en reacción es la “Resiliencia”. Ésta se define como la capacidad de sobreponerse o levantarse ante las crisis y las situaciones de intenso dolor emocional. Dicho vocablo tiene su origen en el latín, en el término resilio que significa resaltar o rebotar. 

   Podemos afirmar que la Doctrina Espírita influye grandemente en esta capacidad del ser humano. Los postulados que plantea la filosofía espiritista proveen la fortaleza necesaria ante cualquier situación que podamos experimentar. Repasemos brevemente dichos postulados:

    Reconocimiento de la existencia. de Dios Un Dios que siempre es bueno y justo. Atributos que se manifiestan a través de las Leyes Divinas o Naturales: Adoración; Trabajo; Reproducción; Progreso; Igualdad; Libertad; Conservación; Sociedad; Destrucción; Justicia, Amor y Caridad*. Leyes que le proveen al ser humano el terreno fértil para su desarrollo y la comprensión de todas las circunstancias y eventos que le rodean. Inmortalidad del Alma. 

   El espíritu sobrevive ante la muerte del cuerpo físico. Abandona su cuerpo cuando éste ya no le resulta útil. Lleva consigo todas sus vivencias e incluso sus virtudes y pasiones. El reconocer nuestra inmortalidad debilita o derrota los pensamientos materialistas e inmediatistas que provocan tanta desesperanza.     Comunicabilidad con el mundo espiritual. La comunicación entre los encarnados y desencarnados es un hecho. Todos poseemos, en menor o mayor grado, la facultad mediúmnica ya que ésta es inherente al ser humano. Existen además otras formas de comunicación con el mundo espiritual, por ejemplo, el desdoblamiento ya sea en vigilia o durante el sueño.

    Palingenesia o Reencarnación. Las vidas sucesivas son oportunidades o talleres de trabajo que nos permiten convertirnos en mejores personas y afrontar aquellos conflictos o compromisos adquiridos con otros. En este mecanismo opera la Ley de Causa y Efecto. Ley que nos enseña a ser responsables por las consecuencias de nuestros actos y nos sitúa en los escenarios de vida adecuados para lidiar con éstos. 

   Progreso y Evolución. Éstos son una constante. En cada existencia marchamos siempre hacia adelante. No hay marcha atrás. Podría parecer que en alguna existencia no hubo progreso, sin embargo, desde el momento que hay algún grado de reflexión ya estamos evolucionando. Recordemos que la perfección es nuestro destino.

     Pluralidad de Mundos Habitados. Nuestro grado de evolución determinará el tipo de mundo que habitaremos. Estaremos conviviendo con nuestros afines, tanto en características como circunstancias y experiencias que necesitamos atravesar para evolucionar. 

    En la medida que estudiemos, comprendamos y apliquemos los postulados espíritas, nuestra resiliencia debe ir fortaleciéndose día a día. Cuando estemos confrontando una crisis o un momento sumamente difícil debemos recordar: Contamos siempre con la providencia o el amparo de Dios. Nunca estamos solos. Buenos espíritus nos acompañan, nos inspiran. Confiemos en la justicia divina, soltemos todo aquello que nos endurece el corazón. 

    Sobrevivimos a la muerte física. Cuando desencarnamos, regresamos a nuestra verdadero hogar, donde seremos acogidos nuevamente con amor. Tendremos el tiempo necesario para reflexionar sobre nuestras vivencias y planificar la próxima encarnación. 

    No perdemos contacto con los que han regresado al mundo espiritual. Los lazos de amor continúan por siempre. Estemos atentos y receptivos ante cualquier comunicación. La separación es temporal.

   Tenemos innumerables oportunidades para reparar y progresar. El reencarnar nos brinda el alivio de saber que nos encontraremos con aquellos que hemos lastimado y podremos subsanar el daño causado. Al mismo tiempo, trabajaremos con nuestro egoísmo y orgullo, males de la humanidad.        Estamos habitando el lugar más adecuado que realmente reúne las condiciones que necesitamos. 

     Nada es improvisado. Nuestras circunstancias de vida, como el lugar de nacimiento y las personas que nos rodean son las justas para trabajar lo que tenemos que trabajar. Por consiguiente, valoremos nuestro país, valoremos nuestra familia. 

   Ciertamente, el dolor y la desesperación pueden nublar la razón, y debilitarnos física y emocionalmente. 

     La Filosofía Espírita nos brinda el consuelo y la esperanza, apoyada en la razón, para mantenernos en pie ante cualquier adversidad. Agradezcamos a Dios y al Mundo Espiritual.

      Nuestros deseos de bien para todos ustedes. 

Por Geannette Rodríguez (Publicado en la revista A la Luz del Espiritismo. Publicación Oficial de la Escuela Espírita Allan Kardec. Puerto Rico. Año 1. Nº3. Abril 2015)


(  Trabajo tomado de Zona Espírita)


                                            **************************************************


                          EL TERRORISMO ISLÁMICO

               


En principio hay que señalar que cualquier clase de acto terrorista venga de donde venga o lo protagonice quien sea, resulta nefasto para la humanidad, porque esta clase de actos criminales  constituyen sobre todo, acciones irracionales, ciegas  y fanáticas, carentes de ningún escrúpulo para quitar la vida a otras personas, muchas veces anónimas   

En esta ocasión, nos vamos a referir al llamado terrorismo islámico, por tener origen en países que cultural y religiosamente profesan el Islamismo, que en casos extremos de fanatismo ciego basado en los textos del Corán, su libro sagrado, como la Biblia lo es para los cristianos, es llamado fundamentalismo.

 Desgraciadamente el terrorismo islámico, de cuando en cuando vuelve  a sacar sus garras en el mundo occidental, tal y como pasó hace algunos años  en París y en España- Cataluña.

  El Islam es una de las religiones que sostiene la existencia de demonios o diablos, pero con estos hechos, no sé si  todos los islamistas  son conscientes de que ese demonio ha tomado forma dentro de sus mismas filas, pues en nombre de Dios (Alá), surgieron  estos grupos terroristas que parece ser que quisieran borrar de la faz de la Tierra  las culturas diferentes, las religiones y  la  forma de vivir occidental, tratando de imponer una dictadura islámica sobre todo el orbe, lo que de conseguirlo, supondría para nuestra civilización occidental su total desaparición, dando  un gran salto atrás, hasta el estado de barbarie de la Edad Media.

 Los ayatolas y demás dirigentes islámicos, incitadores a este estado de cosas, en una desigual lucha, sin fundamento, con el pretexto de que todo el mundo tiene que alabar a Alá y seguir sus atávicas costumbres, como es el tener a la mujer encerrada, sin ningún derecho y aislada, peor que se trata a un animal. Como para ellos  es pecado que los hombres miren a las mujeres, por eso hay que borrarlas de la presencia social, con los burkas, que al cabo del tiempo por temor y con la  tapadera de la religión, ellas mismas los admiten y se los aplican. El problema es que  pretenden imponer al resto de la humanidad esos conceptos, con la excusa de que eso ofende a Dios y hay que corregirlo con la violencia, si o si. Y claro, ahí aparecen los demonios islámicos, porque llega un momento en que parece como que hay dos religiones islámicas diferentes y hasta opuestas: Una, la de la mayoría de los musulmanes, pacífica, capaces de convivir con el resto y opuestos a cualquier forma de violencia, porque el Corán para ellos, como el Evangelio para los cristianos, es así como lo prescribe. De otro lado está el islamismo extremista y exacerbado de una minoría, los yihadistas, contrarios a la civilización occidental a la que  pretenden doblegar por el método del terror y de la crueldad sin límites. Para ello, buscan prosélitos a los que convencen de la bondad de ser miembro de esta lucha y a los que prometen un idílico paraíso si en sus acciones terroristas llegaran a perder la vida.

Vamos a analizar someramente este estado de creencias demoniacas:

En primer lugar, consideremos que hay muchos hombres y seres humanos capaces de perdonar a los demás y que ni por asomo se les pasa por la imaginación causar tamaño dolor a nadie, como el que originan los actos terroristas.  Su dios Alá, parece ser, según ellos, que es incapaz de perdonar a nadie; es celoso y vengativo como lo era su predecesor  el Yavé del Antíguo Testamento. Por lo tanto, tal dios sería  de una calidad moral inferior a la de los anteriores seres humanos aludidos; por eso no puede ser  cierto que pudiera existir un dios así, tan pequeño e imperfecto, con tan baja catadura moral; más bien sería un demonio.

Si el Corán describiese y admitiese un Dios así, el Corán, sin duda, mentiría. Pero no es creíble que Alá, dios del Corán, pueda ser un ser tan imperfecto. Solo se puede admitir a Dios en todas las religiones como el Principio Perfecto y el Origen de todo cuanto existe, por lo que rebajarlo a tan bajo nivel humano, como lo es que se pueda ofender porque una mujer vaya vestida de tal o cual manera, por ejemplo, es un auténtico disparate.

Si el Corán solo habla de Alá como Dios de Amor, entonces quienes mienten son los dirigentes y jerifaltes de la trama terrorista, y los pobres desgraciados capaces de inmolarse porque les han hecho creer esto, con la promesa de un idílico paraíso, inexistente, e ilógico, si al final pierden su vida, después de haber segado otras, y descubren la farsa y cuando para ellos ya es tarde, descubren el engaño en que los sumieron cuando aun vivían como seres  humanos.

Los musulmanes de verdad, los buenos, en medio de la sociedad occidental, se ven a su vez discriminados y repudiados por sus vecinos de otras religiones y procedencias, porque en una posición injusta, se tiende a hacer pagar a justos por pecadores, metiendo a todos los musulmanes en el mismo saco. Como en todas las comunidades y sociedades humanas, ni todos son buenos ni todos son malos.

Si a esto añadimos los privilegios que se les dan en los países de acogida, no solo a ellos, sino a todos los inmigrantes en general,  en forma de toda clase de ayudas, pagas, becas, etc., entonces las envidias y antipatías hacia lo que sigue siendo un colectivo en  minoría, se hacen cada vez más evidentes, porque a la desconfianza que suscita su presencia ante la existencia del terrorismo islámico, se une la envidia por esos privilegios que en realidad son un estado de injusticia social, pues muchas veces mientras  se mantienen las ayudas sociales a estos inmigrantes, muchos  musulmanes, sean o no  auténticos o  sean o no sean simpatizantes de los  terroristas, mientras tanto  se mantienen estados de injusticia social con respecto a personas pertenecientes al país en cuestión, que han nacido, vivido y cotizado en él, y no tienen esas ayudas dadas a los extranjeros.

Vengo a señalar, que los actos terroristas, encuentran terreno abonado para seguir produciéndose, en nuestras sociedades occidentales que permanecen en un estado de adormecimiento ante las propias injusticias sociales existentes. Si así no fuese, las lógicas envidias y la sensación de injusticia  disminuirían en la masa social, y  el “demonio de la minoría islámica” se vería un poco más disminuido y sería menos temible.

Habrá que cambiar este estado de cosas, impartiendo una mayor y mejor justicia social, impartiendo una educación social y moral equilibrada, desde las primeras etapas de la escolaridad infantil, procurando que los niños crezcan y se desarrollen en un plano de igualdad y convivencia, aprendiendo a respetar las religiones y credos de los otros, considerando la grandeza y la majestad del Ser Supremo, siendo  indiferentes las formas como adoptemos estas cosas, o como vistamos o como sea el aspecto y costumbres que cada uno tenga, según su cultura ancestral. Lo único que importa a Dios es que sintonicemos con Él, nuestro Creador, vibrando siempre en la sintonía de Su propia Esencia: El Amor

-         José Luis Martín-

                         ***********************************************


                      Auto-exigencia mediúmnica



¿Puede la autoexigencia mediúmnica obstaculizar el proceso evolutivo del médium?

En el camino del desarrollo mediúmnico es común que el médium se encuentre con momentos de reflexión, cuestionamiento e incluso sentimientos de inadecuación. La autoexigencia es una manifestación natural del deseo de evolucionar y contribuir a la propia misión espiritual. Sin embargo, cuando se gestiona mal, puede convertirse en un obstáculo en el camino del progreso moral y espiritual.

En este artículo exploraremos los efectos de la autoexigencia mediúmnica, abordando cómo puede obstaculizar el proceso evolutivo del médium y cómo un enfoque más equilibrado puede promover la mejora moral y espiritual.

La naturaleza de la mediumnidad y los desafíos de la auto-exigencia

La mediumnidad es una facultad que requiere dedicación, estudio y disciplina. Como bien explica Allan Kardec en El Libro de los Médiums , el médium es un intermediario entre el plano espiritual y el mundo material, y debe por tanto buscar el perfeccionamiento constante para cumplir con responsabilidad su tarea. Sin embargo, el deseo de satisfacer las expectativas de los demás y de uno mismo puede llevar a exigencias excesivas, generando tensión emocional, ansiedad e incluso bloqueando las capacidades mediúmnicas.

La autoexigencia excesiva surge a menudo de una comprensión distorsionada de la responsabilidad mediúmnica. Muchos médiums creen que deben ser perfectos en sus manifestaciones o que son los únicos responsables del éxito o fracaso de las sesiones de mediumnidad. Esta visión puede causar angustia y, en casos extremos, llevar al médium a abandonar sus actividades por no sentirse capaz de llevarlas a cabo.

Los peligros de ser demasiado duro contigo mismo

Bloqueos energéticos y emocionales

El estado emocional del médium influye directamente en la calidad de su comunicación espiritual. La auto-exigencia excesiva puede generar sentimientos de culpa, miedo e inseguridad, dificultando la conexión con los buenos Espíritus. Estos sentimientos actúan como barreras energéticas, impidiendo el flujo natural de las vibraciones espirituales.

Desgaste físico y mental

Un médium que se exige demasiado a sí mismo puede experimentar una fatiga extrema, tanto física como mental. El agotamiento se produce porque la mediumnidad requiere un equilibrio entre cuerpo y espíritu, y la presión interna constante desgasta los recursos vitales necesarios para realizar la tarea mediúmnica.

Desarrollo de sentimientos negativos

La autocrítica excesiva puede alimentar sentimientos de inferioridad, desánimo y frustración. Estos estados emocionales dificultan la elevación espiritual y pueden atraer a Espíritus menos evolucionados, que se aprovechan de estas debilidades para influir negativamente en el médium.

Interferencia en el propósito de la mediumnidad

La mediumnidad es un instrumento de amor y caridad. Cuando el médium se deja dominar por la autoexigencia, puede perder de vista el verdadero propósito de su misión, que es servir de forma desinteresada y humilde. En lugar de centrarte en el bien que puedes hacer, empiezas a centrarte en tus propios errores y limitaciones.

La importancia de una autodeterminación saludable

Si bien la autoexigencia excesiva es perjudicial, es importante reconocer que la autocrítica constructiva es un elemento esencial en el proceso de mejora moral y mediúmnica. La diferencia entre estos dos aspectos radica en el equilibrio: mientras que la auto-exigencia excesiva paraliza, la auto-exigencia sana impulsa el crecimiento.

Reconocimiento de limitaciones

El primer paso hacia una auto-exigencia equilibrada es reconocer las propias limitaciones. Todo medio está en proceso de evolución y, por tanto, sujeto a errores y dificultades. Aceptar estas imperfecciones con humildad es esencial para avanzar en el camino del auto-conocimiento y la reforma interior.

Concéntrese en el progreso, no en la perfección

La búsqueda de la perfección absoluta puede ser una trampa para el médium. Más bien, deberíamos centrarnos en un progreso gradual. Todo esfuerzo sincero por mejorar es reconocido por los buenos Espíritus y contribuye a fortalecer la mediumnidad.

Práctica de la oración y la meditación

La oración es un recurso poderoso para equilibrar las emociones y fortalecer el médium. A través de ella, es posible buscar inspiración y guía de Espíritus superiores, que ayudan a superar desafíos y a mantener el foco en el trabajo caritativo.

Búsqueda de conocimiento

El estudio sistemático de la doctrina espírita y de las obras complementarias proporciona subsidios al médium para comprender mejor su misión y las dificultades inherentes al camino. El conocimiento ilumina la mente y fortalece la confianza en el propio potencial.

El papel del Centro Espírita y la Red de Apoyo

El centro espiritualista juega un papel crucial en la orientación y apoyo del médium. Los entornos armoniosos y bien organizados ofrecen seguridad para que el médium pueda desarrollar sus facultades sin excesiva presión. Además, el contacto con otros trabajadores de la casa promueve el intercambio de experiencias y el fortalecimiento de lazos fraternos.

Conclusión: Un obstáculo para el progreso espiritual

La auto-exigencia mediúmnica, cuando se realiza de forma inapropiada, puede convertirse en un obstáculo para el progreso espiritual del médium. Por otra parte, un enfoque equilibrado y constructivo promueve el crecimiento moral y espiritual, permitiendo al médium llevar a cabo su misión con amor, confianza y dedicación. Reconocer las propias limitaciones, buscar la mejora constante y confiar en el apoyo de los buenos Espíritus son actitudes esenciales para que el médium pueda seguir el camino de la evolución con serenidad y alegría.

- Escritor espiritista-               

                                   *********************************************************





                                                              


No hay comentarios: