INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- El valor del dinero
2.-La vida del Más Allá revelada por sus moradores
3.-Un antiguo carretero
4.-La Reencarnación en el Cristianismo y en la Biblia
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EL VALOR DEL DINERO
Porque el amor al dinero es la raiz de toda especie de
males; y en esa codicia, algunos se desviaron de la fe y se traspasaron a si
mismos con muchos dolores”
Pablo ( Timotéo, 6:10)
El Apostol Pablo no nos dice que el dinero en si mismo sea flagelo de la Humanidad o algo malo; se refiere a la codicia y al egoísmo que suele despertar.
Varias veces vemos al Maestro en contacto con el asunto, contribuyendo para que nuestra comprensión se dilate.
Recibiendo ciertas
sugerencias del pueblo que le presenta determinada moneda de la época, con la
esfinge del emperador romano, recomienda que el hombre dé al Cesar lo que es
del Cesar, ejemplificando el respeto a las construcciones constructivas convencionales. En una de sus mas lindas
parábolas emplea el símbolo de una dracma perdida. En los movimientos del
templo aprecia el óbolo pequeñito de la viuda.
El dinero no significa un mal. Mientras tanto el apóstol de los gentiles nos esclarece que el amor al dinero es la raíz de toda especie de males. El hombre no puede ser condenado por sus expresiones financieras, mas sí por el mal uso de semejantes recursos materiales, por cuanto es por la obsesión de la posesión que el orgullo y la ociosidad, dos fantasmas del infortunio humano, se instalan en las almas obligándolas a los desvíos de la luz eterna.
El dinero que viene a las manos por los caminos rectos, que solo tu conciencia puede analizar a la claridad divina, es un amigo que busca tu orientación saludable y el consejo humanitario.
Responderás a Dios por las directrices que le dieres y ¡ ay de ti si materializas esa fuerza benéfica en el sombrío edificio de la iniquidad¡.
Este capítulo nos esclarece sobre la importancia del dinero y de los bienes materiales. Ellos son un instrumento que en si mismo no es ni bueno ni malo: depende del apego que se le otorga y de la clase de uso que se le dé.
Jesús dijo que era más difícil que un rico entrase en el Reino de los Cielos, que el que un camello entrase por el ojo de una aguja, pues El conocía muy bien el atraso moral humano que facilitaba el apego a las posesiones materiales, con lo que conlleva de apego, avaricia, orgullo y egoísmo.
El dinero lícitamente conseguido viene a ser un préstamo que Dios nos hace para que lo administremos bien (en el bien de los que lo necesiten para cubrir sus necesidades reales de sobrevivencia), por lo que supone también una grave responsabilidad y una difícil prueba por la que todos antes o después pasaremos o tendremos que pasar, Por este motivo, los espíritus atrasan cuanto pueden esta clase de prueba como lo es una vida de riquezas, pues ellos intuyen lo que les supone esta clase de vida humanamente deseable, pero que espiritualmente les puede suponer un fracaso debido a que conocen sus propios defectos morales pendientes de superar aún, como por ejemplo la pereza, el orgullo, la vanidad y el mal empleo egoísta de unos bienes cuya administración les corresponde en la vida, pero que saben que no son de ellos porque al final aquí se los tendrán que dejar algún día y solo se llevarán de este mundo las consecuencias de su administración y empleo bueno o malo. Otro peligro que encierra la prueba de la riqueza es cuando cegados precisamente por el egoísmo, el ser humano aspira a ella para llevar una vida de lujos y desenfrenos , ignorando mientras tanto, voluntariamente, el sufrimiento de los pobres, así como el entrar en el estado del “dolce far niente” u holgazanería, huyendo del trabajo, cuando el trabajo es una ley natural y no un castigo como ciertas religiones interpretan; el trabajo conlleva movimiento y acción, física o mental, o sea la vida y el progreso, mientras que la inactividad voluntaria es precisamente lo antinatural, la muerte espiritual, mental y hasta física del ser humano.
Tanto con lo mucho como con lo poco, cuando el dinero se emplea en el socorro y bienestar de los demás, el mérito no está en la cantidad invertida sino en el esfuerzo que supone a veces entregar no de lo que sobre sino de lo que hace falta para uno mismo. Acordémonos de la parábola del óbolo de la viuda.
Ahora sabemos claro cual es el camino: la
generosidad, el desinterés y la caridad. Pero hemos de analizarnos cada uno
internamente y comprobar el grado de apego, de orgullo o la avaricia que aún
tenemos por los bienes materiales, así como el grado de amor y caridad que
seríamos capaces de tener realmente si nos viésemos con los bolsillos repletos
debido al trabajo, a una herencia , a un “golpe de fortuna”, o si hubiésemos
nacido en una cuna más rica.
Después de esta vida sabemos que nada material nos llevaremos con nosotros, tan solo el recuerdo de lo bueno o malo que hayamos hecho y la satisfacción por la misión bien cumplida o la tristeza y el arrepentimiento por el mal empleo de la vida terrenal. Tampoco nos podemos excusar con que solo podemos socorrer a nuestros hijos en lo material, pues a ellos les debemos ayudar en todo sentido como nuestro prójimo más cercano que son, que por algo y no por casualidad han venido a esta vida como nuestros hijos, pero sin olvidarnos de que los demás seres humanos que hay en el mundo también son espíritus hermanos nuestros, hijos del mismo Padre y que muchos de ellos están sufriendo la dura prueba humana de la pobreza.
No nos podríamos quedar cruzados de brazos o
indiferentes ante el sufrimiento de un ser querido hermano nuestro, pues bien,
si sabemos que al final todos los espíritus
somos seres queridos por el Padre y que estamos llamados a ser algún día
UNO en el Amor con Él , quien tenga
ahora recursos económicos para socorrer al que sufre por la carencia de
lo material más básico, que empiece ya a
actuar en consecuencia.
Sabemos que desde un punto de vista espiritual es difícil para todos la prueba de la riqueza , aunque humanamente sea deseable, ( miremos hacia nuestro interior en un alarde de sinceridad con nosotros mismos) . Igualmente comprendemos también que puede ser muy dura tanto humanamente como espiritualmente la prueba de una vida de miseria. En cualquier caso no nos cabe sino orar mucho por los unos y por los otros, ofreciendo nuestra ayuda siempre, recordando que Dios no nos pone pruebas más difíciles o duras de lo que somos capaces de soportar y de superar y precisamente solo aquellas que necesitamos para nuestra evolución y mejora.
Trabajo tomado de "Camino, Verdad y Vida", comentado por José Luis Martín
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LA VIDA DEL MÁS ALLÁ ES REVELADA POR SUS MORADORES
Al establecer comunicación con las
inteligencias del Más Allá que antes habitaron en cuerpos terrenales, el
espiritista les pregunta con el natural interés cuál es su nueva condición y
cuáles fueron los efectos de sus acciones en este mundo sobre su destino
subsiguiente. Las contestaciones a esta última pregunta justifican en buena
parte las creencias de la mayoría de las religiones y demuestran que el camino
de la virtud es también el de la felicidad. Todas forman un sistema que aclara
las vagas cosmogonías de los tiempos antiguos. Este sistema se halla expuesto
en muchos libros, no escritos por escritores profesionales. Son obras debidas a
los médiums llamados «escritores automáticos», los cuales reciben la
inspiración del Más Allá, donde mora la inteligencia que dicta. Ahora bien, el
espíritu transmisor no está, por lo general, dotado de sentido literario, ni
del arte del narrador. Lo transmitido es, además, el resultado de un complicado
proceso. Si pudiéramos imaginar un escritor terrenal que usara un teléfono de
larga distancia en lugar de pluma, tendríamos una idea aproximada de las
dificultades con que tropieza el operador. Y, sin embargo, a despecho de tales
deficiencias y entorpecimientos, la mayor parte de esos relatos son claros,
dramáticos e interesantes. Y mal podrían dejar de ser interesantes cuando el
camino que nos enseñan es el que un día hemos de recorrer todos
Se ha dicho que tales relatos son muy
desemejantes entre sí y hasta contradictorios. No lo cree así el autor. En sus
largas lecturas, en las que ha agotado muchos volúmenes de comunicaciones del
Más Allá, así como por numerosos escritos obtenidos privadamente, en familia, ha
comprobado que existe una verdadera armonía entre todos. Hay relatos
sensacionales y otros que producen decepción; pero, en general, las
descripciones de la otra vida son sobrias, sensatas, y aun cuando difieran en
pormenores de poca monta, concuerdan en lo esencial. Las de nuestra vida
terrena diferirían también en detalles ante un crítico del planeta Marte que leyera
las relativas a un campesino indio, a un esquimal y a un profesor de la
Universidad de Oxford. En el Más Allá no se dan tan extremos contrastes como en
nuestra propia vida. La característica de ésta es la mezcla de tipos de
distintos grados morales. En la otra hay una perfecta separación entre sus
moradores. El cielo es diferente del infierno. Aquí el hombre hace a veces del
mundo un cielo, pero también vive momentos parecidos a los del infierno y su
condición normal es la del que se halla en el purgatorio
- Sir Arthur Conan Doyle “Historia del Espiritismo”,
Capitulo XXV
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UN ANTIGUO CARRETERO
El excelente médium Sr. V… es un joven que generalmente se distingue por la pureza de sus relaciones con el mundo espirita. Con todo, después que se mudo a los aposentos que actualmente ocupa, un Espíritu inferior se entromete en sus comunicaciones, interponiéndose en sus trabajos personales.
Encontrándose, en noche del 6 de septiembre de 1859, en casa del Sr, Allan Kardec, con quien debía trabajar, fue obstaculizado por aquel Espíritu, que le hacía trazar cosas incoherentes o impedía que escribiese.
Entonces el Señor. Allan Kardec, dirigiéndose al Espíritu, mantuvo con él la siguiente conversación:
1. ¿Por qué vienes aquí sin ser llamado?
- Quiero atormentarlo.
2. ¿Quién eres tú? Dime tu nombre
- No lo diré.
3. ¿Cuál es tu objetivo, entrometiéndote en aquello que no te concierne? Esto no te aporta ningún provecho.
- No, pero yo impido que tenga buenas comunicaciones y sé que esto lo amarga mucho.
4. Eres un mal espíritu, pues te alegras en hacer el mal. En nombre de Dios yo te ordeno que te retires y nos dejes trabajar tranquilamente.
-¿Piensas atemorizas con esa voz grave?
5. Si no es de mi de quien tienes miedo, lo tendrás sin duda de Dios, en nombre de quien te hablo y que podría hacer que te arrepientas de tu maldad.
-No nos enojemos, burgués.
6. Repito que eres un mal Espíritu, y una vez más te pido que no nos impidas trabajar
- Yo soy lo que soy, es mi naturaleza.
Habiendo sido llamado un Espíritu superior, al cual fue pedido que apartase al intruso, con el fin de no ser interrumpido el trabajo, el mal Espíritu probablemente se fue, porque durante el resto de la noche no hubo ninguna interrupción más.
Interrogado sobre la naturaleza del Espíritu, respondió el espíritu superior:
Ese Espíritu, que es de la clase más baja, es un antiguo carretero, fallecido cerca de la casa donde mora el médium. Eligio para domicilio el propio cuarto de este, y hace mucho tiempo es el que lo obsesa y atormenta incesantemente. Ahora que el sabe que el médium debe, por orden de Espíritus superiores, cambiar de residencia, lo atormentará más que nunca. Es una prueba más de que el médium no escribe su propio pensamiento. Veis así que hay cosas buenas, aun mismo en las malas y desagradables aventuras de la vida. Dios revela su poder por todos los medios posibles.
-¿Cuál era en vida el carácter de ese hombre?
- Todo lo que más se aproxima al animal. Creo que sus caballos tenían más inteligencia y más sentimiento que el.
-¿Por qué medio puede el Sr. V… desembarazarse de él?
-Hay dos: el medio espiritual, pidiendo a Dios; el medio material, dejando la casa donde está.
-¿Entonces hay realmente lugares ensombrecidos por ciertos Espíritus?
-Sí, Espíritus que aun están bajo la influencia de la materia se ligan a ciertos locales.
- ¿Los espíritus que ensombrecen ciertos lugares pueden tornarlos fatalmente funestos o propicios a las personas que los habitan?
-¿Quién podría impedirlos? Muertos, ejercen influencia como Espíritus; vivos, la ejercen como hombres.
-¿Alguien que no sea médium, que jamás haya oído hablar de Espíritus y que no creyese en ellos podría sufrir tal influencia y ser víctima de vejaciones de tales espíritus?
- Indudablemente. Esto acontece más frecuentemente de lo que pensáis, y explica muchas cosas.
-¿Hay fundamento en la creencia de que los Espíritus frecuentan de preferencia las ruinas y las casas abandonadas?
- Eso es superstición.
-¿Entonces los espíritus ensombrecen una casa nueva de la Calle de Rivoli, del mismo modo que un vieja pocilga?
- Dalo por cierto. Ellos pueden ser atraídos lo mismo en un lugar que en otro, por la disposición de espíritu de sus moradores.
Habiendo sido evocado, en la Sociedad, el Espíritu del carretero antes mencionado, por intermedio del Sr. R…. el se manifestó con señales de violencia, rompiendo el lápiz, golpeándolos con fuerza en el papel, y por una escritura grosera, trémula, irregular y poco legible.
1. (Evocación).
-Aquí estoy.
2. ¿Reconocéis el poder de Dios sobre vos?
-Sí, ¿Y qué?
3. ¿Por qué elegiste el cuarto del Sr. V…, y no otro?
-Porque eso me satisface.
4. ¿Te quedarás allí mucho tiempo?
.- Mucho porque me siento muy bien.
5. ¿Entonces no tenéis la intención de mejorar?
-Veremos. Yo tengo tiempo.
6. ¿Estáis enojado porque os llamamos?
- Si.
7. ¿Qué hacíais cuando os hemos llamado?
- Estaba en la taberna.
8. ¿Entonces bebéis?
-¡Qué tontería! ¿Cómo puedo beber?
9. ¿Entonces que quisiste decir cuando mencionaste la taberna?
-Quise decir lo que dije.
10. ¿Cuándo estabais vivo, maltratabais a vuestros caballos?
- ¿Sois de la policía municipal?
11. ¿Queréis que oremos por vos?
-¿Y haréis esto?
12. Ciertamente. Nosotros oramos por todos aquellos que sufren, porque tenemos compasión de los infelices y sabemos que la misericordia de Dios es grande.
-¡Oh! Bien, pese a todo sois buena gente. Me gustaría poderos dar un apretón de mano. Procurare merecerlo. Obligado.
OBSERVACIÓN: Esta conversación confirma lo que la experiencia ya probó muchas veces, relativamente la influencia que pueden los hombres ejercer sobre los Espíritus, y por medio de la cual contribuyen a su mejoría. Muestra la influencia de la oración.
Siendo así, esa naturaleza bruta y casi indomable y salvaje se encuentra como que subyugada por la idea de las ventajas que se le puede ofrecer. Tenemos numerosos ejemplos de criminales que vinieron espontáneamente a comunicarse con médiums que habían orado por ellos, testimoniándonos así su arrepentimiento.
A las observaciones mencionadas anteriormente juntaremos las consideraciones que siguen, relativas a la evocación de Espíritus inferiores.
Hemos visto médiums, justamente celosos de conservar sus buenas relaciones de más allá del túmulo, negarse a servir como intérpretes de los espíritus inferiores que pueden ser llamados. Es de su parte una susceptibilidad mal entendida. Por el hecho de evocar a un Espíritu vulgar, y aun mismo malo, no quedaremos bajo la dependencia de él. Lejos de eso, y al contrario, nosotros es quien lo dominaremos. No es el el que viene a imponerse, contra nuestra voluntad, como en las obsesiones. Somos nosotros los que nos imponemos. El no ordena, obedece. Nosotros somos su juez no su presa. Más allá de eso, podemos serles útiles por nuestros consejos y por nuestras oraciones y ellos nos lo agradecen por el interés que les demostramos. Extenderle la mano al socorrerlo es una buena acción. Rechazarlos es una falta de caridad; es aun más, es orgullo y egoísmo. Esos seres inferiores, por el contrario, son para nosotros una gran enseñanza. Fue por su intermedio que pudimos conocer las camadas inferiores del mundo espirita y la suerte que aguarda a aquellos que aquí hacen un mal empleo de su vida.
Nótese, además, que es casi siempre tremendo que ellos vienen a las reuniones serias, donde dominan los buenos Espíritus. quedan avergonzados y se mantienen a distancia, oyendo con el fin de instruirse. Muchas veces vienen solo con ese objetivo, sin haber sido llamados.
¿Por qué, pues, rechazaremos oírlos, cuando muchas veces su arrepentimiento y su sufrimiento constituyen motivo de edificación o, por lo menos instrucción?
No hay nada que temer de esas comunicaciones, desde que acrediten el bien. ¿Qué sería de los pobres heridos si los médicos no quisieran tocar en sus llagas?
Revista Espírita, diciembre de 1859
Traducido por Mercedes Cruz Reyes
LA REENCARNACIÓN EN EL CRISTIANISMO
Uno de los temas menos entendidos en el mundo occidental es el de la reencarnación, que es una cuestión central en el espiritismo así como en muchas otras filosofías y religiones orientales, incluyendo la teosofía, el budismo, hinduismo y otras, por lo cual merece una atención especial.
Lamentablemente dentro del cristianismo este concepto ha sido muy mal interpretado en muchas ocasiones, llegando hasta el punto de haber sido declarado anatema en cierto momento histórico cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio romano.
Esto ocurrió a pesar de que el concepto de la reencarnación se encontraba claramente en la Biblia y era profesado por algunos padres de la Iglesia.
Afortunadamente, gracias a la investigación de muchos historiadores y eruditos, hoy sabemos cómo, cuándo y por qué ocurrió este aparente desacuerdo, entre la teología cristiana oficial y la doctrina de la reencarnación.
Para los que busquen confirmación científica de estas verdades, en los siguientes epígrafes daremos algunas referencias a estudios científicos actuales, como los del Dr. Ian Stevenson, que nos dan sólida evidencia para fundamentar la Reencarnación como un hecho cierto más allá de cualquier duda razonable
LA REENCARNACIÓN EN LA BIBLIA
En la Biblia existen suficientes referencias al fenómeno de la reencarnación las cuales permiten argumentar que el antiguo pueblo de Israel conocía el concepto e inclusive para algunas de sus sectas, la reencarnación era parte esencial de sus creencias.
Para los cristianos en particular, las citas más importantes sobre la reencarnación pueden ser encontradas en las propias palabras de Jesús Cristo en los Evangelios.
Veamos algunos ejemplos a continuación.
Nota: Las citas han sido tomadas de la nueva versión internacional en español. La línea en paréntesis es un breve comentario que enfatiza la implicación de la cita.
Durante el pasaje de la transfiguración, Jesús dice a sus discípulos:
Elías ya vino, y no lo reconocieron sino que hicieron con él todo lo que quisieron. De la misma manera va a sufrir el Hijo del hombre a manos de ellos.
(Mateo 17, Marco 9, Lucas 9.)
Entonces entendieron los discípulos que les estaba hablando de Juan el Bautista.
Implicando que Juan el Bautista era la reencarnación del profeta Elías.
A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento,y sus discípulos le preguntaron:
Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿ quién pecó, él o sus padres?
Ni él pecó, ni sus padres —respondió Jesús—, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida.
(Juan 9:1-3.)
Implicando que el hombre había vivido previamente antes de nacer ciego en la presente existencia.
Ni a los cincuenta años llegas —le dijeron los judíos—, ¿y has visto a Abraham? Ciertamente les aseguro que, antes que Abraham naciera, ¡yo soy!
(Juan 8:57-58.)
Implicando que Jesús es eterno habiendo vivido anteriormente.
De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.
(Juan 3:3.)
Esta cita ha sido interpretada de varias formas dependiendo de la traducción. Para nosotros la cita sencillamente implica que el hombre debe nacer de nuevo, es decir, debe reencarnar.
Si Jesús Cristo y los primeros cristianos aceptaban la reencarnación, nos preguntamos entonces, por qué esta verdad se perdió en algún momento y por qué no forma parte de la teología cristiana oficial hoy en día.
La respuesta a esa pregunta hay que comenzar a buscarla en los eventos históricos que siguieron al Primer Concilio de Nicea en el año 325 AC, cuando el Emperador romano Constantino decidió convertir el cristianismo en la religión oficial del imperio.
Tomado del libro
“La Sociedad Espiritista Cubana “
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta,
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