INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- El Arado
2,. La Pascua
3. El mandamiento difícil-
4.- Pérdida de seres queridos- Muertes prematuras
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EL ARADO
"Y Jesús le dijo: Nadie que echa mano del arado y mira hacia atrás es apto para
el reino de
Dios." — (Lucas, 9:62.)
Aquí vemos a
Jesús utilizar en la edificación del Reino Divino uno de los más bellos
símbolos.
Efectivamente, si
lo desease, el Maestro crearía otras imágenes. Podría reportarse a las leyes
del mundo, a los deberes sociales, a los textos de la profecía, pero prefiere
fijar la enseñanza en bases más simples, tan simples como un sencillo arado. El arado es la herramienta de todos los
tiempos. Es pesado, demanda esfuerzo de colaboración entre el hombre y la
máquina, provoca sudor y cuidado y, sobre todo, hiere la tierra para que
produzca. Construye la cuna de las sementeras y, a su paso, el terreno cede
para que la lluvia, el sol y los abonos sean convenientemente aprovechados.
Es necesario,
pues, que el discípulo sincero tome las
lecciones del Divino Cultivador,
abrazándose al arado de la responsabilidad, en la lucha edificante, sin retirar
de él las manos evitando de ese modo perjuicios graves a la "tierra de sí
mismo".
Meditemos en tantas
oportunidades perdidas, en las lluvias de misericordia que cayeron sobre
nosotros y que se fueron sin ningún aprovechamiento para nuestro espíritu, en
el sol del amor que nos viene vivificando hace muchos milenios, en los abonos
preciosos que hemos rechazado, por preferir la ociosidad y la indiferencia.
Examinemos todo
estoy reflexionemos en el símbolo de Jesús.
Un arado promete servicio, disciplina, aflicción y cansancio; no obstante, no se debe olvidar que, después de él, llegan siembras y cosechas, panes en el plato y graneros guarnecidos.
( Camino, Verdad y Vida )
COMENTARIO:.- Una vez más se pone aquí de manifiesto que la misión principal que en general tenemos
todos en la vida, es trabajar en la siembra de la realización de buenas obras y el desarrollo de valores
espirituales, para nuestro bien y el bien de los demás, teniendo además la responsabilidad de instruirnos y de instruir Y este es el Reino de Dios, o mejor
dicho, aquí es en donde comienza el Reino de Dios en la Tierra. Este es un trabajo que necesita ser hecho con
plena consciencia, con empeño, con firmeza, con ilusión, y sin mirar
atrás deteniéndonos muchas veces ante las ilusiones vanas de la vida, con una imaginación
desbordante que nos cuenta la historia ficticia de lo que tal vez pudo haber
sido pero que no fue ni
lo será jamás.
La mano en el
arado viene a significar cuando nos ponemos “ manos a la obra”; el
ponernos a trabajar con determinación y seriedad, en una labor que no siempre supone
un esfuerzo físico, sino que
muchas veces lo suele suponer un esfuerzo y hasta un sacrificio moral, mental y espiritual, pues se trata de un
trabajo para identificar, primero, y luego vencer nuestros propios defectos espirituales y darnos a los
demás cuanto nos sea posible.
El
mirar atrás en la senda de esta
importante labor que tenemos todos que
desempeñar en la vida, cada uno según su medida, su capacidad y sus circunstancias, puede
venir a significar que nosotros mismos muchas veces somos el mayor
obstáculo que encontramos para nuestra autorealización, por comodismo o
cuando relentizamos nuestra labor, desanimados ante nuestros fallos, errores y caídas;
cuando parece que nos faltan las fuerzas para levantarnos de nuevo con ánimo y
no perder más el tiempo. También ese
mirar atrás lo es cuando en este camino de crecimiento y desarrollo espiritual, nos dejamos llevar
por la pereza espiritual ante la atracción de las cosas materiales, y nos desanimamos con nosotros mismos, aflojando el paso de nuestra ilusión y empeño, porque como en un
espejismo falso y negativo, creemos que estamos solos en medio del difícil desierto de la vida. Y eso es un gran error, porque debemos tener muy en cuenta
que jamás estamos solos; Dios nunca deja
desamparados a sus hijos, aunque a veces nuestra falta de fe así nos lo haga
creer; sino que siempre tenemos cerca amigos espirituales ( o también
enemigos; eso depende de nuestra
sintonía vibratoria, mental y espiritual
que los atrae o los rechaza). Y estos seres que en buena sintonía nos acompañan
e inspiran en cada instante, nos hacen tener siempre presente en cada
circunstancia, cual es el camino correcto, o en donde nos hemos equivocado por
ser tercos y no haber sabido escuchar sus voces en el fondo de nuestras
consciencias.
No se puede
servir a dos señores, tal como indicó Jesús:
A Dios y al mundo. Estamos en el mundo, pero como aves de paso. Sabemos
que en realidad no pertenecemos al mundo terreno sino al mundo espiritual que es nuestra verdadera
Patria final. Por eso, ante la disyuntiva que esta vida nos presenta tantas veces,
sepamos qué camino escoger siempre, poniendo la mano en el arado del trabajo
espiritual, sin relentizarnos en
nuestra labor, y sin volver la vista
hacia las ilusiones efímeras de este mundo, pues recordemos que ya el
Señor nos advirtió que los obreros somos pocos y la mies es mucha. También debemos tener presente que no sabemos nadie el tiempo que tenemos programado para cumplir con nuestras funciones en este mundo, por eso no hay tiempo que perder,
Vivimos actualmente en unos momentos críticos de cambio global en nuestro planeta, así como en las sociedades e individuos que lo habitamos, por lo que no podemos perder ya mas tiempo; por lo tanto tenemos claro el camino y la postura a tomar firmemente: ! vamos a trabajar en la viña del Señor, que el tiempo apremia ¡.
- José Luis Martín -
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LA PASCUA
Hermanos, hoy quiero hablaros sobre la semana santa, que como sabéis, es una fiesta que celebran algunas religiones para conmemorar la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Es digno de mencionar la enorme devoción que despierta esta manifestación tan popular y arraigada en este País. Como bien sabéis, las imágenes que pasean por las calles de muchas ciudades, se pueden considerar como verdaderas obras de arte, todas ellas vestidas con ricos trajes cuajados de pedrerías, suntuosas imágenes de vírgenes portando valiosos mantos bordados en oro y plata, algunas con incrustaciones de piedras preciosas, mantones de terciopelo con dorados ribetes multicolores, vírgenes con el corazón atravesado por puñales de oro y platino, colgando de sus manos infinidades de rosarios de plata y oro, cruces y medallones que valen una fortuna, donados por fervorosos cofrades para agradecer algún imaginado milagro concedido a algún ser querido que se salvó de la muerte, borlones de oro fino y policromados por costosos artesanos y un sinfín de candelabros de oro blanco y fino cristal de bohemia; en fin, un derroche de dinero en todos los sentidos y eso sin contar los miles de claveles y flores variadas que adornan los pasos.
Empieza la procesión y delante las dignísimas autoridades, con el semblante rígido, poniendo cara de circunstancias, trajeados con vestimenta para la ocasión, adornados con grandes medallones de oro y plata, cordones de oro al cuello y provistos de doradas varas de mando indicativas de su suprema autoridad; luego el cortejo de penitencia en disciplinadas filas, unos descalzos, otros arrastrando cadenas, otros con una cruz a cuestas imitando al Nazareno y detrás los obispos, los párrocos, los sacristanes y los monaguillos balanceando los incensarios impregnando el ambiente de olor a incienso, todo esto precedido por una gran banda de cornetas y tambores, los cuales abren paso y anuncian el evento, después el esperado y pesadísimo paso, o trono, como también le dicen, portado por costaleros a los cuales no les importan destrozar sus hombros con tal de que su trono sea el que mejor se mueva, horas y horas debajo de aquella estructura, sudando y faltándole la respiración, teniendo a veces que ser relevados al faltarles las fuerzas para seguir bajo aquel potro de tortura, algunos salen deshidratados, exhaustivos y vomitando. Por último, otra banda de música cierra la comitiva tocando marchas fúnebres y otros temas rebuscados, con objeto de sensibilizar a las personas que se agolpan para ver pasar la procesión. A lo largo de toda la calle se aglomeran todo tipo de criaturas, las cuales y salvo honrosas excepciones, se dedican a criticar todo lo que se les pone delante, aquel penitente que lleva la túnica muy corta, el otro que la lleva descolorida, otro que cojea, el que lleva el capirucho ladeado y mientras esperan que pase el resto de la cofradía, se dedican a reír las gracias del que está al lado contado chistes, otros y entre ellos algunos penitentes, con el pretexto de ir al servicio, entran en el bar y se toman varias copas de aguardiente: en fin, que para la mayoría estas fiestas son una tapadera para echarse a la calle, pasarlo bien y tener un motivo para emborracharse sin que nadie lo critique.
Mientras tanto, en los asilos, los ancianos impedidos, esperan que unos brazos fuertes como los de los mencionados costaleros, vayan a empujarles la silla de ruedas para poder salir al patio, pues se mueren de pena al no poder tomar un ratito el sol. También esperan que algunos de aquellos fervorosos cofrades, se acerquen a hacerles un poco de compañía, vayan a escucharles y a decirles algunas palabras de consuelo, pero no sucede así ya que el mundo no está por esa labor, el mundo los ignoran y por aquel lugar no aparece nadie, pues allí no hay público, ni banda de música, ni motivo de distracción, así mismo muchos hermanos enfermos a los cuales nadie visita, esperan la llegada de esas piadosas mujeres que van de promesa tras el trono, descalzas y rezando el rosario detrás de los palios de las vírgenes de barro, pero pasa el tiempo y nadie llega junto a sus lechos de dolor para inyectarles esperanzas; otros hermanos nuestros que duermen en portales y a la intemperie, comiendo de los contenedores de basura, esperan que esas imágenes sean vestidas más humildemente y ese oro sea invertido en procurarles cobijo y llenar sus estómagos, pero eso tampoco llega pues el mundo quiere pompas y boatos, prefieren seguir adorando al becerro de oro. Quien puede ayudar se olvida de sus obligaciones más sagradas y solo piensan en brillar, ocupando los primeros lugares, ignorando que aquellos que padecen hambre y soledad, que aquellos que duermen en las calles y pasan frío, también son sus hermanos.
En fin queridos hermanos, que os voy a contar que ya no sepáis, ¿es acaso todo esto que está ocurriendo, lo que nos recomendó Nuestro Amado Maestro Jesús?, ¿es lícito que después de veinte siglos sigamos teniendo crucificado al Divino redentor?
Si el Maestro nos pidió que asistiésemos al desnudo, que diéramos de comer al hambriento, que visitáramos a los enfermos, que enseñáramos al que no sabe y sobre todo que amásemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, ¿es esto lo que estamos haciendo con esta forma de actuar? Si no es así, pues somos culpables ante la Ley Divina.
La verdad queridos hermanos, que se podrían llenar infinidades de páginas, todas relacionadas con la ceguera del hombre, millones de criaturas en todo el mundo carecen de lo necesario, mientras las grandes fortunas se emplean en lujosas mansiones, grandes capitales se emplean en la fabricación de mortíferas armas, sofisticados ingenios inventados para destruir al hombre, máquinas infernales son empleadas para combatir los derechos humanos, el vicio y la locura campea por todo el orbe terrestre, los espíritus de Amor y bondad lloran con desconsuelo ante tan doloroso cuadro, pero no, no ha de ser así, pronto, muy pronto el mundo despertará y las almas buenas conquistarán la tierra, pues como bien sabéis, es voluntad Divina que la luz domine a las tinieblas y los espíritus inocuos serán expulsados de esta esfera, serán relegados a otros confines más en consonancia con su rebeldía y al fin el paraíso prometido por Nuestro Amantísimo Padre Celestial, se hará una realidad eterna.
LA CARIDAD ES EL ÚNICO CAMINO PARA ALCANZAR EL REINO DE LOS CIELOS
Bueno amados hermanos, nada más por ahora, solo que sepáis que os queremos mucho y que rogamos a Dios por todos vosotros y por vuestras queridas familias.
Vuestro más pequeño hermano,
FRATERNALMENTE:Hermano Bras.
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El MANDAMIENTO DIFÍCIL
El mandamiento central de los Evangelios, y por esto mismo el más complejo y el más difícil, es el de amar al prójimo como a nosotros mismos y a Dios sobre todas las cosas. Amar al prójimo no parece muy difícil, pero amarlo como a nosotros mismos es casi una temeridad. Mas Jesús lo dio de manera enérgica, explicando también que este amor corresponde al amor a Dios. Amamos naturalmente a nosotros mismos con tal ahínco que extendemos este amor a la familia y se lo negamos a las personas extrañas, generalmente de manera agresiva y celosa. Podemos explicar esto, psicológicamente, por el egocentrismo de la infancia, que es una exigencia de la formación de la personalidad. Si el niño no fuese, como se acostumbra decir, el centro del mundo, y no se apegase a esta centralización, seria fácilmente absorbida en la mundanidad y dispersa en la temporalidad, para usar la terminología de Heideggard. Para mantenerse siendo ella misma, el niño tendrá que apegarse con uñas y dientes a su ego, este pivote interno, en torno del cual se desenvuelven las energías de la afectividad y de la creatividad. El mundo nos atrae e intenta absorbernos en un proceso de dispersión centrífuga. Si no tuviésemos el pivote del ego, con sus energías centralizadoras, el ser estaría sujeto a perderse en la dispersión de las energías ónticas. Lo normal es que estas dos corrientes energéticas se contrabalanceen, sin lo que tendríamos al individuo egoísta o al individuo amorfo, sin alcanzar nunca la formación de la personalidad que define al hombre. La permanente amenaza y el temor de la dispersión generan en el hombre la reacción de defensa contra la eternidad.
En las civilizaciones encontramos un desenvolvimiento agudo del socio-centrismo, en que los extranjeros son considerados impuros, como en la Antigua Israel, o considerados bárbaros, como en la Roma Antigua. El mismo instinto de conservación, que comienza en la ley física de la inercia y se prolonga en las cosas y en los seres, hasta el hombre, y sus instituciones, completa este cuadro defensivo. No hay dudas que nuestra desconfianza en relación al prójimo proviene de estas fuerzas instintivas. Solo conseguiremos vencerlas cuando nos sintamos plenamente maduros, como seres formados y definidos en nuestra personalidad. Cuanto más inseguros nos sintamos, tanto más difícil se torna nuestra aceptación del prójimo, sin prevenciones ni desconfianzas. Nuestra primera actitud ante un desconocido es siempre de reserva o de antipatía. Solamente en los reencuentros reencarnatorios de criaturas afines, con un pasado de relaciones felices o una afinidad vibratoria semejante, los primeros contactos podrán ser expansivos.
Herculano Pires- Educación para la muerte.
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PÉRDIDA DE SERES QUERIDOS-MUERTES
PREMATURAS
21. Cuando la muerte viene a segar en vuestras familias llevándose sin contemplación a los jóvenes antes que a los viejos, decís muchas veces: "Dios no es justo, puesto que sacrifica al fuerte y lleno de esperanza, para conservar a los que han vivido muchos años llenos de desengaños; puesto que se lleva a los que son útiles y deja a los que no sirven para nada; puesto que destroza el corazón de una madre, privándole de la inocente criatura que constituye toda su alegría".
Humanos, en este caso es cuando debéis elevaros por encima de las pequeñeces de la vida terrestre para comprender que el bien está muchas veces en donde vosotros creéis ver la ciega fatalidad del destino. ¿Por qué medís la justicia divina por el valor de la vuestra?
¿Podéis pensar que el Señor de los mundos quiera por un simple capricho, imponeros penas crueles? Nada se hace sin un fin inteligible, y cualquier cosa que suceda, todas tienen su razón de ser. Si escuadriñáseis mejor todos los dolores que os atormentan, encontraríais siempre la razón divina, razón regeneradora, y vuestros miserables intereses serían una consideración secundaria que dejaríais para el último proyecto.
Creedme; la muerte a los
veinte años es preferible a esos desarreglos vergonzosos que desolan
familias honradas, rompen el corazón de una madre, y, antes de tiempo,
hacen encanecer a los padres. La muerte prematura es muchas veces un
gran beneficio que Dios concede al que se va, y que de este modo queda
preservado de las miserias de la vida, o de las seducciones que pudiera
haberle arrastrado a su pérdida; el que muere en la flor de la edad, no es
víctima de la fatalidad, sino que Dios juzga que le es útil el que no esté
más tiempo en la tierra.
Es una terrible desgracia, decís vosotros, que una vida tan llena
de esperanza, haya sido interrumpida. ¿De qué esperanza queréis hablar?
¿De las de la tierra, la que de el que se va hubiera podido brillar, hacer
su carrera y su fortuna? ¡Siempre esas miras mezquinas que no pueden
elevaros sobre la materia! ¿Sabéis vosotros cuál hubiera sido la suerte de
esa vida tan llena de esperanza, según vosotros? ¿Quién os ha dicho que
no hubiera sido llena de amargura? Entonces, para nada contáis las
esperanzas de la vida futura, cuando preferís las de la vida efímera que
arrastráis en la tierra? ¿Pensáis, según esto, que vale más tener un rango
entre los hombres, que entre los espíritus bienaventurados?
Regocijaros, en vez de quejaros, cuando Dios quiere llevarse a uno de sus hijos de ese valle de miserias. ¿Acaso no es egoísmo el desear que se quede sufriendo con vosotros? ¡Ah! este dolor se concibe en el que no tiene fe y que ve en la muerte una separación eterna. Pero vosotros, espiritistas, vosotros sabéis que el alma vive mejor desembarazada de su envoltura corporal; madres, vosotras sabéis que vuestros hijos muy queridos, están cerca de vosotras, sí, están muy cerca, sus cuerpos fluídicos os rodean, sus pensamientos os protegen, vuestro recuerdo los embriaga de alegría, pero también vuestros dolores infundados les afligen, porque denotan falta de fe y son contra la voluntad de Dios.
Vosotros que comprendéis la vida espiritual, escuchad los latidos de vuestro corazón llamando a esos seres queridos y estimados, y si rogáis a Dios para bendecirles, sentiréis en vosotros esos consuelos poderosos que secan las lágrimas, y esas aspiraciones prestigiosas que os enseñarán el porvenir prometido por el Soberano Señor.
(Sansón, antiguo miembro de la Sociedad
Espiritista de Paris. 1863).
EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC
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