La idea sobre la existencia de seres intermediarios entre el
hombre y Dios, no es nueva, como todos sabemos; pero generalmente se creía
que estos seres formaban creaciones excepcionales; las religiones los han
designado bajo el nombre de ángeles y demonios y los paganos les llamaban
dioses. El Espiritismo, viniendo a probar que esos seres no son más que las
almas de los hombres que han alcanzado diferentes grados de la escala
espiritual, conduce la creación a la unidad grandiosa que es la esencia de
las leyes divinas. En vez de una multitud de creaciones estacionarias que
revelarían en la Divinidad el capricho o la parcialidad, no hay más que una
esencialmente progresiva, sin privilegio para criatura alguna, elevándose cada individualidad desde el estado
de embrión, al de su completo desarrollo, ni más ni menos que el germen de
la semilla llega al estado de árbol. El Espiritismo, pues, nos enseña la
unidad, la armonía y la justicia de la creación.
Para él los demonios son las
almas atrasadas, manchadas aún con los vicios de la humanidad; los ángeles
son esas mismas almas purificadas y desmaterializadas, y entre esos dos
puntos extremos, la multitud de almas que han llegado a diferentes grados
de la escala progresiva; por este medio establece la solidaridad entre el
mundo espiritual y el corporal.
En cuanto al problema propuesto, ¿
cuál es, en los fenómenos espiritistas, el límite en donde cesa la acción
propia del alma humana, y en donde empieza la de los Espíritus? Diremos que
tal límite no existe, o mejor dicho, que no tiene nada de absoluto. Desde
el instante que éstos no son especies distintas, que el alma no es otra
cosa que un Espíritu encarnado, y el Espíritu un alma libre de los lazos
terrestres, y que es el mismo ser, en centros distintos, las facultades y
aptitudes deben ser las mi smas.
El sonambulismo es un
estado transitorio entre la encarnación y la desencarnación; una
emancipación parcial, un pie puesto de antemano en el mundo espiritual. El
alma encarnada, o si se quiere el propio Espíritu del sonámbulo o del
médium, puede hacer, pues, poco mas o menos, lo que haría el alma encarnada, y hasta
mucho mas, si es más adelantada; con la diferencia siempre de que por su
completa emancipación, es el alma más libre y tiene percepciones especiales
inherentes a su estado.
La diferencia que hay entre
lo que es un efecto o producto directo del alma del médium y lo que
proviene de un origen extraño, es muy difícil de definir, porque con
frecuencia ambas acciones se confunden y corroboran. Así es que en las
curaciones verificadas por la imposición de manos, el Espíritu del médium
puede obrar por si solo o con la asistencia de otro Espíritu; la
inspiración poética o artística, puede también tener un doble origen. Pero
porque tal distinción sea difícil de determinar, no se desprende por eso
que sea imposible. La dualidad es con frecuencia evidente, y en todo caso,
resulta casi siempre de una atenta observación.
ALLAN KARDEC.
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PARA QUE HAYA RENOVACIÓN, ANTES ES NECESARIA LA DESTRUCCIÓN
En la trayectoria humana a
favor del desarrollo moral, el Espíritu, no pocas veces
enfrenta trampas bien urdidas, en las cuales cae de
manera irreversible comprometiéndose por largo periodo de tiempo.
Sin duda se acumulan los
sufrimientos aplicados, en la sociedad moderna, llevando
al desespero al individuo y colectividades que se curvan al peso
de las íntimas aflicciones que se expanden en todas direcciones.
Pruebas colectivas, provenientes de la
gran transición que se opera en el planeta, amplían su rayo de acción, y
las tragedias se multiplican, asustando a los gobiernos y a los pueblos en
las naciones victimadas que procuran con avidez recursos monetarios para la
restauración del orden y del bienestar.
Amenazas de continuos desastres sísmicos,
sociales y psicológicos, provenientes de la falencia de valores
morales aceptados y aplicados, en la conducta humana, son presentadas por
especialistas que igualmente acompañan al calentamiento global,
que se responsabilizará por trastornos colosales, sin que sean
encontrados los recursos hábiles para impedirlos.
Sin embargo, no obstante los enunciados
sobre los acontecimientos desastrosos, los seres humanos en su mayoría
prosiguen desatentos, corriendo con codicia en
busca del placer exhaustivo, en una fuga
espectacular de la responsabilidad, procurando evitar el
enfrentamiento con su conciencia.
Se torna indispensable el
trabajo personal del despertar de la
conciencia para alcanzar la felicidad, que es el objetivo básico de
todas las búsquedas filosóficas y espirituales que
forman parten del proceso evolutivo.
Ninguna solución, sin embargo,
existe en carácter milagroso para la solución de las graves
problemáticas que atienden la población de la Tierra.
Ciertamente nuevos y continuos
cataclismos ocurrirán, por supuesto de la estructura física del
planeta, que prosigue acomodando sus
placas tectónicas, solidificando los metales en
ebullición, corrigiendo la inclinación de su eje,
adaptándose a un nuevo orden cósmico…
Ese programa hace parte del
proceso de su evolución y nadie puede modificarlo, aunque
consiga, muchas veces, detectar los sucesos…
La cuestión de naturaleza moral
es que debe ser alterada, a fin de que la sensatez y el
equilibrio norteen las existencias en el rumbo de la inmortalidad.
El entusiasmo espiritual, es uno de los
mecanismos pedagógicos para los enfrentamientos y superación de
las aflicciones.
La destrucción es necesaria para que haya
renovación.
La muerte es el tránsito para la vida.
Lo que ahora se destruye, después se
convierte en resurgimiento rico de la vida.
En todas las épocas, esos fenómenos
geológicos y climáticos han ocurrido para la adaptación del
mundo terrestre al programa que le es destinado, como siendo un mundo de
regeneración.
De ese modo, despierta para la
realidad y déjate impregnar por el entusiasmo del amor y de la
caridad, alterando el país de los sentimientos ultrapasados.
No te permitas el desencanto en
relación a la vida, ni te precipites en los abismos de las fugas
psicológicas, porque la encontrarás donde quieras que vallas, tal vez más
complicada que las que deparas hoy en este momento.
Adopta una conducta
recta, edúcate mediante las lecciones iluminativas
del Evangelio de Jesús, despertando para nuevos comportamientos.
Eres el autor de tu futuro, que escribes
con tus acciones actuales así como delineaste antaño las
ocurrencias de hoy.
No te permitas el anestésico de
la ilusión, siempre temporal, porque despertarás
inevitablemente…
Las Soberanas Leyes establecieron códigos
de equilibrio y de sabiduría que se encuentran al alcance de todos aquellos
que se deciden por la adquisición de la plenitud.
Descubrirlas en lo cotidiano
constituye la gran conquista para
vivenciarlas con entusiasmo y perfecta integración. Con
entusiasmo confía y sirve, lucha y ama, alégrate y mantente en paz. Con entusiasmo ayuda a tu prójimo,
intentando comprender su posición, cuando se te haga inamistoso, agresivo,
perturbador…
Tórnate en ejemplo de paz y tu
entusiasmo se transformará en una sinfonía que sensibilizará a otros
corazones en expectativa y en inseguridad a respecto
de la vida.
Canta con entusiasmo la
sublime balada que se encuentra en la fe
de Dios, y las corrientes funestas serán transformadas en bendiciones de
harmonía por tu recurso de crecimiento espiritual.
Trabajo de
Merchita extraído del libro de Divaldo Pereira Franco “Entrégate
a Dios”
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NO SOMOS INFALIBLES
Los humanos fallan y los Espíritus no son infalibles Por lo general se cree que, si se interroga al Espíritu de un hombre que en la Tierra ha tenido un conocimiento profundo en alguna especialidad, de él se obtendrá la verdad con mayor certeza. Esto es lógico, pero no siempre es cierto. La experiencia demuestra que los sabios, tanto como los demás hombres, en especial los que dejaron la Tierra recientemente, todavía se encuentran bajo el dominio de los prejuicios de la vida corporal, puesto que no se despojan de inmediato del espíritu de sistema. Por consiguiente, puede suceder que, bajo el influjo de las ideas que alimentaron cuando estaban vivos, y de las cuales hicieron para ellos mismos un título de gloria, vean con menos claridad de lo que creemos. Lejos estamos de presentar este principio como una regla. Sólo decimos que es algo que sucede. Así pues, la ciencia humana que ellos poseen no siempre constituye una prueba de su infalibilidad como Espíritus. 266.* Al someter todas las comunicaciones a un examen escrupuloso, escrutando y analizando el pensamiento y las expresiones de los Espíritus, como hacemos cuando se trata de juzgar una obra literaria, y rechazando sin vacilar todo lo que sea contrario a la lógica y el buen sentido, así como todo lo que desmienta el carácter del Espíritu que supuestamente se manifiesta, lograremos que los Espíritus embusteros se desalienten y terminen por retirarse, a partir del momento en que queden debidamente convencidos de que no podrán engañarnos. Una vez más decimos que este es el único medio de lograrlo, pero es infalible, dado que ninguna mala comunicación resiste a la crítica rigurosa. Los Espíritus buenos nunca se ofenden por eso, y ellos mismos nos aconsejan este procedimiento, pues no tienen motivo alguno para temer al examen. Solamente los malos se disgustan y tratan de eludir la crítica, porque tienen mucho que perder. De ese modo demuestran lo que son. Veamos el consejo que al respecto nos dio san Luis: “Por legítima que sea la confianza que os inspiren los Espíritus que dirigen vuestros trabajos, hay una recomendación en la que nunca insistiremos demasiado, y que deberíais tener presente siempre que os entregáis a vuestros estudios: la de evaluar, analizar y someter al control de la razón más rigurosa todas las comunicaciones que recibís, así como no dejar de pedir las explicaciones necesarias para que podáis formaros una opinión, cada vez que un punto os parezca sospechoso, dudoso u oscuro.” EL LIBRO DE LOS MEDIUMS Capítulo XXIV ALLAN KARDEC.
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