jueves, 5 de enero de 2023

Mis Reyes Magos

 INQUIETUDES  ESPÍRITAS

( Mis Reyes Magos)

1.- El hombre de bien

2.- Monopolizadores del buen sentido

3.- Reencarnación extraterrestre

4.- Los sueños

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 ¡ Qué tengáis una feliz fiesta de los Reyes Magos !. Que ellos sean generosos en salud y ayuda espiritual para con todos vosotros, durante todo este año.

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MIS REYES MAGOS

Conmigo los Reyes Magos ( Dios), han sido más que generosos, pues me han traído un bien inapreciable: Salud. 

Bueno, en realidad me la empezaron a regalar hace dos años cuando me detectaron en el hígado unos tumores malignos (cáncer),  Descartada la posibilidad de un trasplante, se inició un tratamiento de Inmunoterapia, que no pude continuar y tuve que suspender de inmediato. No me quedó más salida que recurrir a la medicina natural y  mi ofrecimiento al Padre. Me dieron entre tres y seis meses de vida como mucho, pero ya han pasado dos años; hoy, de los tumores malignos que en principio tenía, total siete; el mayor de 10 cm de diámetro, ya no quedan más que cuatro, tres de tamaño inapreciable y el mayor, actualmente  ya ha empequeñecido hasta  2'2 Cm ( hace tres meses este mismo medía 2'7 cm.), y con unas analíticas perfectas. Aparte de todo,  yo por el momento, me encuentro perfectamente; mejor que nunca, fuerte y con buen apetito.

¿ Qué mejor regalo de Reyes se podría esperar?. Creo esto es una prorroga de tiempo en mi vida, por alguna razón, que se me otorga de lo Alto. ¡ Gracias Reyes Magos !. 

- José Luis-

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                   EL HOMBRE DE BIEN

El hombre de bien, en fin, respeta en su semejante todos los derechos que dan las leyes de la Naturaleza como quisiera que los suyos fuesen respetados.
Esta no es la relación de todas las cualidades que distinguen al hombre de bien; pero cualquiera que se esfuerce en poseerlas, está en camino de poseer las demás.

    LOS BUENOS ESPÍRITAS

* El Espiritismo bien comprendido, pero, sobre todo, bien sentido, conduce forzosamente a los resultados expresados anteriormente, que caracterizan al verdadero espírita como al verdadero cristiano, que son la misma cosa. El Espiritismo no creó ninguna moral nueva; facilita a los hombres la inteligencia y la práctica de la moral de Cristo, dando una fe sólida y esclarecida a los que dudan o vacilan.
Pero muchos de los que creen en los hechos de las manifestaciones, no comprenden ni sus consecuencias, ni su alcance moral; o, si los comprenden, no se las aplican a sí mismos. ¿A qué
se debe esto? ¿A falta de precisión de la doctrina? No, porque no contiene ni alegorías ni figuras que puedan dar lugar a falsas interpretaciones; su esencia misma es la claridad y esto es lo que constituye su fuerza, porque va directo a la inteligencia. Nada tiene de misteriosa y sus iniciados no están en posesión de ningún secreto oculto para el vulgo.
Para comprenderla, ¿es preciso una inteligencia fuera de lo común? No, porque se ven hombres de una capacidad notoria que no la comprenden, mientras que inteligencias vulgares y aun de jóvenes apenas salidos de la adolescencia, comprenden sus matices más delicados con admirable precisión. Esto depende de que la parte de algún modo material de la ciencia, sólo requiere vista para observar, mientras que la parte esencial requiere cierto grado de sensibilidad que se puede llamar la madurez del sentido moral, madurez independiente de la edad y del grado de instrucción, porque es inherente al desarrollo, en un sentido especial, del Espíritu encarnado.
   En algunos, los lazos de la materia son aún muy tenaces para permitir al Espíritu desprenderse de las cosas de la Tierra; la niebla que los rodea les quita la vista del infinito; por esto no rompen fácilmente ni sus gustos, ni sus costumbres, ni comprenden nada mejor de lo que ellos poseen; la creencia en los Espíritus es para ellos un simple hecho, pero modifica muy poco o nada, sus tendencias instintivas; en una palabra, sólo ven un rayo de luz insuficiente para conducirles y darles una aspiración poderosa y capaz de vencer sus inclinaciones. Se apegan más a los fenómenos que a la moral, que les parece banal y monótona; piden sin cesar a los Espíritus que les inicien en nuevos misterios, sin preguntar si se han hecho dignos de entrar en los secretos del Creador. Estos son los espíritas imperfectos, de los cuales algunos se quedan en el camino o se alejan de sus hermanos en creencia, porque retroceden ante la obligación de reformarse, o reservan sus simpatías para los que participan de sus debilidades o de sus prevenciones. Sin embargo, la aceptación del principio de la doctrina es un primer paso que les hará el segundo más fácil en otra existencia.
El que puede con razón ser calificado de verdadero y sincero espírita, está en un grado superior de adelantamiento moral; el Espíritu que domina más completamente la materia, le da una percepción más clara del porvenir; los principios de la doctrina hacen vibrar en él las fibras que permanecen mudas en los primeros; en una palabra, fue tocado en el corazón; su fe es también a toda prueba. Uno es como el músico que se conmueve con ciertos acordes, mientras que el otro sólo comprende los sonidos. Se reconoce al verdadero espírita por su transformación moral y por los esfuerzos que hace para dominar sus malas inclinaciones; mientras el uno se complace en un horizonte limitado, el otro, que comprende alguna cosa mejor, se esfuerza para librarse de él y lo consigue cuando tiene
una voluntad firme.
EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO
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Monopolizadores del buen sentido 

El movimiento de objetos es un hecho comprobado. La cuestión reside en saber si en ese movimiento hay o no una manifestación inteligente y, en caso afirmativo, cuál es el origen de dicha manifestación. 

No nos referimos al movimiento inteligente de determinados objetos ni a las comunicaciones verbales, como tampoco a las que son escritas directamente por el médium. Este tipo de manifestaciones, evidentes para los que han asistido a ellas y las han profundizado, no es en modo alguno, a primera vista, lo bastante independiente de la voluntad para cimentar la convicción de un observador novel. Sólo hablaremos, pues, de la escritura obtenida con ayuda de cualquier objeto provisto de un lápiz, tal como la cesta, la tabilla, etcétera. La manera en que los dedos del médium se posan sobre el objeto desafía –conforme dijimos- la destreza más consumada para poder participar –en el grado que fuere- en el trazado de los caracteres. Pero admitamos incluso que, con prodigiosa habilidad, puede él engañar al ojo más escrutador: ¿cómo se explica la índole de las respuestas, cuando se encuentran éstas más allá de todas las ideas y conocimientos del médium? Y adviértase bien que no se trata de respuestas monosilábicas, sino que a menudo constan de varias páginas, que han sido escritas con la más asombrosa rapidez, ya sea de manera espontánea o bien sobre un tema determinado. 

Bajo la mano del médium más ignorante de la literatura nacen en ocasiones poesías de una sublimidad y pureza irreprochables y que no desaprobarían los mejores poetas humanos. Lo que aumenta aún más lo extraño de estos hechos es que ellos se producen por dondequiera y que los médiums se multiplican hasta lo infinito. Tales hechos ¿son o no reales? A esta pregunta sólo podemos responder de una manera: mirad y observad. No os faltarán ocasiones para ello. Pero, sobre todo, observad con frecuencia, demoradamente y en las condiciones requeridas.  

Entonces se afirma que, si no hay superchería, puede que ambas partes sean víctimas de una ilusión. En buena lógica, la calidad de los testigos es de cierto peso. Ahora bien, es aquí el caso de preguntar si la Doctrina Espírita, que en la actualidad cuenta por millares a sus adherentes, no los recluta más que entre los ignorantes… Los fenómenos sobre que se apoya son tan extraordinarios que es concebible la duda. Pero, lo que no se podría admitir es la pretensión de algunos incrédulos de monopolizar el buen sentido, y que sin respeto por las personas o por el valor moral de sus adversarios tachan sin miramiento de inepcia a todos aquellos que no son de su misma opinión. A los ojos de todo individuo juicioso, el dictamen de las personas esclarecidas que durante mucho tiempo han visto, estudiado y meditado algo constituirá siempre, si no una prueba, al menos una presunción en su favor, puesto que el asunto ha podido llamar la atención de hombres serios, que no tienen ni interés en difundir un error ni tiempo que perder en futilezas. 

    CAP. IX  DEL LIBRO DE LOS ESPIRITUS – ALLAN KARDEC 

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              Reencarnación Extraterrestre

                                                           


     Las Leyes Naturales son al mismo tiempo Leyes Cósmicas, o sea, que afectan a todos los mundos del Cosmos, y la reencarnación es una de ellas, necesaria para que se lleve a cabo la Ley de Evolución Espiritual.

     Todos los seres de la Naturaleza reencarnan, y ahí entran no solamente los humanos y todas las especies de seres vivos de este planeta, sino también todos los seres vivos extraterrestres, con un cuerpo material, que existen en los incontables mundos físicos que circulan en medio de las infinitas galaxias existentes en el espacio estelar.

   Los que ya no vuelven a reencarnar más por imperativo de la Ley de Consecuencias, o por haber avanzado ya suficientemente con arreglo a lo que determina la Ley de Evolución., son aquellos que viven en mundos prácticamente inmateriales, porque ya se han depurado y perfeccionado en los ciclos reencarnatorios que experimentaron en el pasado. Todos ellos siguen estando sujetos, como nosotros, a la Ley General de Evolución, y esta, como ya se ha dicho, en las primeras etapas evolutivas del Espíritu, se realiza en los mundos materiales, por lo que  necesitan todos ellos revestir en cada existencia un cuerpo material de acuerdo a la clase de naturaleza física y de materia que predomine en cada mundo y esto, como ya se ha dicho, se lleva a cabo mediante la ley de la Reencarnación, por lo que todos, cada uno en su orbe, estamos sujetos a  ciclos de las vidas sucesivas en la materia. En cada ciclo reencarnatorio, compuesto de un número determinado de reencarnaciones, ellos, con ayuda de sus guías espirituales,  han fijado previamente unas metas espirituales a alcanzar, como puede ser el deshacerse de determinado defecto arraigado en el Espíritu.

        Esto no implica el que los seres espirituales tengan que permanecer eternamente vinculados a un mismo mundo, pues cuando ya han alcanzado toda la madurez que ese mundo de determinado nivel les podría proporcionar, necesitan proseguir su caminar evolutivo en otro mundo de diferente  grado, superior al último dejado, y así transcurren sucesivamente los ciclos de la vida, evolucionando existencia tras existencia.

        Se comprende, por tanto, que el Ser espiritual humano no está eternamente ligado a la Tierra, porque cuando haya adquirido todo cuanto este mundo le podía ofrecer para su máxima evolución y aprendizaje en él,  dejará  de tener objeto su continuidad evolutiva aquí, por lo que necesariamente se tiene que desligar de la psicoesfera terrestre y unirse a la psicoesfera de otro mundo físico o espiritual un grado más evolucionado acorde con su propio nivel, en el que podrá proseguir su continuo progreso.

     Solamente en el caso de espíritus malvados recalcitrantes, esta evolución atascada en su normal avance, puede ser necesario que la prosiga en otros mundos inferiores a la Tierra, en los que además de purgar sus faltas y de asimilar aquello que aquí se les resiste, ayuden con su presencia, por lo adquirido aquí anteriormente, a evolucionar y a mejorar a otros seres de ese mundo, más atrasado  que el nuestro, y por ello con mayor necesidad de seguir avanzando, con ayuda de estos “maestros circunstanciales”, que les aportan una experiencia que les vendrá bien para aprender a elevarse y crecer por sí mismos .

     Hay gentes ingenuas que se han forjado una idea de la evolución y de la reencarnación a su medida, porque, cansadas por haber tenido una vida difícil, caen en el error de creer que una vez finalizada la necesidad de reencarnar en la Tierra, en estos casos dichas personas piensan que ellas ya no tendrán que volver jamás aquí pues ya se sienten suficientemente cansadas de la vida y  se creen lo suficientemente maduras, creyendo que la ley de consecuencias ya no actuará mas sobre ellas porque ya lo tienen todo saldado, aprendido y superado, creyendo que después su Ser va a quedar eternamente fijado en un mundo espiritual descansando, como si ya hubiese alcanzado una perfección absoluta como Dios mismo, o esperan quedar como flotando felizmente en medio de la nada ( o sea, también descansando ). Pero esto no es así, no comprenden que la  Tierra es como un aula de un grado  de  nivel evolutivo medio bajo, pero que cuando se ha superado este curso y  ya no queda nada que pagar ni que aprender aquí,, no se terminó la carrera, sino que esperan después nuevas aulas más avanzadas en donde seguir aprendiendo y evolucionando eternamente, y esas nuevas aulas son esos otros mundos de mayor grado evolutivo que la Tierra, en los que deberemos matricularnos para seguir avanzando por medio de la práctica de la convivencia con los demás seres que lo habiten, semejantes a él, para continuar creciendo en Amor  y virtudes, como el  altruismo, compañerismo, etc.

      Existen muchos mundos con el mismo grado de nivel evolutivo, en los que viven y evolucionan multitudes de Seres encarnados y desencarnados que se encuentran en su psicoesfera por tener la misma sintonía vibratoria y de afinidad dentro del nivel común de evolución en esos mundos, así como por estar temporalmente ligado a ellos por lazos establecidos con la ley de Consecuencias; estas circunstancias hacen que los mundos sean accesibles solamente a los Seres que los deben de habitar, según sea el grado de evolución alcanzado, como también lo son para los Seres espirituales de una evolución superior que a veces acceden a ellos o los visitan con alguna misión de ayuda evolutiva,( tal como supone la visita del médico en casa del enfermo, al que ayuda a recuperar la salud, pero después se aleja de allí). Este ejemplo de la visita del médico, es válida para comprender el papel de  los Mesías o Enviados.

   Así no solamente los humanos reencarnaremos en la Tierra o los seres extraterrestres en su correspondiente casa planetaria, sino que también seguirá reencarnando  después, en otras superiores moradas, pues llegará el momento en que todos nos tendremos que trasladar a otros mundos mejores y más adelantados, aunque eso solo será cuando realmente ya no nos quede nada por aprender o por equilibrar en este taller de aprendizaje que es este mundo donde  vivimos ahora. 

- José Luis Martín-

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                                     LOS SUEÑOS



El sueño, para el cuerpo físico, es una muerte de todos los días, aparente e incompleta, durante la cual el espíritu no pierde  su integridad, cesando solamente la actividad de los órganos de relación con el mundo exterior; más en compensación, el Espíritu, el sueño le abre  las puertas de los sueños, hendijas más o menos grandes hacia la visión de extrañas escenas del mundo extraño del Más Allá, sus paisajes,  de coloridos bizarros , sus luces intensas y maravillas, sus misteriosos habitantes.

El sueño en si mismo, es un fenómeno físico, un estado de transición que conduce a los sueños – que son fenómenos de lucidez.

Todo el mundo duerme, seres y cosas, por lo menos aparentemente. Un tercio de nuestra vida, como mínimo lo pasamos durmiendo.

Durante el día y por la influencia del Sol, cuya luz destruye las emanaciones fluídicas maléficas, predomina el dinamismo de las fuerzas materiales, regidas por la inteligencia; más, cuando el Sol se va y cae la noche, pasan a imperar las fuerzas negativas del Mundo Espiritual inferior y el cuerpo humano se adormece, entonces, bajo su dominio.

El sueño adviene para unos por una congestión cerebral (hiperemia de los vasos sanguíneos del cerebro)

Para otros, es justamente lo contrario: ocurre una anemia  cerebral (isquemia  de los mismos vasos) lo que quiere decir que durante el sueño los vasos se dilatan y desagotan la sangre del cerebro.

Al lado de estas explicaciones está la teoría de las neuronas, células nerviosas cuyas prolongaciones  retraen durante el sueño interrumpiendo el paso de la corriente vital, la que restablecen al despertar, distendiendo las referidas prolongaciones y poniéndolas de nuevo en contacto.

El sueño puede resultar también de una asfixia periódica del cerebro y, para el viejo Aristóteles, adviene de la acción de las tomaínas  existentes en los residuos digestivos.
En contraposición, hay otros que afirman que, justamente dormimos para desintoxicarnos, siendo el sueño una función  defensiva del organismo.

El organismo  físico, en la vigilia, gasta energías, que recupera en el reposo del sueño. La ciencia descubrió que en el momento del sueño ocurre una inversión de las ondas cerebrales, del cerebro posterior hacia el anterior.
 
El sueño, se da, con el abandono provisorio del cuerpo por el Espíritu, de la misma forma que en la muerte, cuando el abandono es definitivo.
Veamos diversas teorías científicas sobre los sueños:
Freud dice que los sueños se originan  en los deseos reprimidos: no pudiendo el hombre satisfacerlos en la vida normal, se esfuerza en vivirlos cuando se duerme.
Mauri dice que los sueños resultan de los automatismos psicológicos; de cerebraciones  inconscientes o de asociaciones de ideas que, como es natural, originan imágenes mentales.

Según Saint – Denis en los sueños existe  el desenvolvimiento natural y espontaneo de una serie de reminiscencias.

Delboeuf admite  la conservación indefinida de impresiones que Richet bautizó con el nombre de pantomnesia (reminiscencia universal)

Conan Doyle admite solamente dos especies de sueños: los resultantes de experiencias hechas  por el Espíritu libre y las provenientes de la acción confusa  de las facultades inferiores, que permanecen  en el cuerpo cuando el Espíritu se ausenta.

Flammarión, Rosso de Luna, Dunne, Lombroso, Materlink y muchos otros estudiaron también el fenómeno y dejaron acerca de él interesantes pero no concluyentes teorías.
Podemos clasificar los sueños en dos categorías: los sueños subconscientes y los sueños reales.
Los sueños del subconsciente  son reproducción de pensamientos, ideas e impresiones que afectan  nuestra mente  en la vigilia; hechos comunes de la vida normal que se registran en los recovecos de la memoria  y que durante el sueño, continúan preocupando al Espíritu, con mayor o menor intensidad. Esos elementos, subiendo del subconsciente se empujan  los unos a los otros, si se puede decir así, y forman verdaderos  enredos con reminiscencias  presentes y pasadas, tornando tales sueños casi siempre de difícil comprensión, justamente por ser confusos, complejos extravagantes.

En esos sueños subconscientes entran también otros factores, como: el temperamento imaginativo o emocional del individuo, sus resabios, mayormente los de naturaleza sexual, perturbaciones fisiológicas momentáneas, etc. Los durmientes  ven, en tales sueños, solo cuadros formados en su propia mente subconsciente, puesto que tales sueños son únicamente producto mental inferior de ellos mismos.

Finalmente, lo que define  y caracteriza, además de su aspecto confuso  y neblineo, es la incoherencia, la falta de nitidez, de luz, de colorido.

Los sueños reales mientras el cuerpo físico reposa, el Espíritu pasa a actuar en el plano espiritual, en el cual tiene más o menos libertad de acción, según su propia condición evolutiva. Unos se conducen libremente, otros quedan en la dependencia de terceros, más todos son atraídos hacia lugares que les son afines o correspondientes.

Son, por tanto, aquello que ve, oye o siente; los contactos que hace con personas o cosas de esos lugares o esferas de acción y que constituyen los sueños reales que, como bien se comprende, no son elaboraciones de la mente subconsciente individual sino perfectas visiones, directas y objetivas de esos mundos;  verdaderos desdoblamientos, exteriorizaciones involuntarias del Espíritu.

Los encarnados, sujetos como están a las leyes que rigen el piano material, no se liberan de ellas sino con la desencarnación y, por eso, así cuando están exteriorizados durante el sueño, las leyes prevalecen manteniendo los velos de oscuridad vibratoria entre los dos mundos.

Esa es la razón porque los sueños, incluso los reales, son normalmente indistintos, nebulosos, de difícil recordación. Por eso también es que cuando hay necesidad de obviar ese estado de cosas, haciendo que los sueños sean más fácilmente recordables, los agentes de lo invisible lanzan en la mente del durmiente poderosas sugestiones, fácilmente transformables al despertar, en forma de imágenes mentales y cuadros alegóricos representativos de las enseñanzas, advertencias o experiencias que el durmiente debe recordar.

Acostumbran también conducir al adormecido a regiones o instituciones del Espacio, proporcionándole contactos y experiencias necesarias a su aprendizaje espiritual, de los cuales el recuerdo, por el referido procedimiento, siempre en alguna forma permanece.

Y si eso acontece en relación a los Espíritus buenos, también sucede con los malos que, valiéndose de la ley de afinidades vibratorias se apoderan de los durmientes y los conducen hacia sus antros, inoculándoles o alimentando en sus mentes desprotegidas ideas o tendencias maléficas.

Los médiums, pues, que se guarden de esas infelices posibilidades, purificándose en cuerpo y Espíritu para que su tonalidad vibratoria se eleve orando y vigilando como el Divino Maestro recomendó.

Conforme, empero, a su desarrollo espiritual, puede el Espíritu así desdoblado viajar por varias regiones espirituales, verlas y comprenderlas, instruirse y penetrar acontecimientos pasados o futuros del sector de los llamados sueños simbólicos o proféticos.

En ese mundo diferente, en el cual ingresamos diariamente, muchas cosas están a nuestra disposición, como auxilio a nuestro esfuerzo evolutivo: material de estudio, elementos de investigación, contactos reparadores, consejos e instrucciones de amigos desencarnados o no y de instructores espirituales.
La luminosidad, la nitidez, la claridad, la lógica y el colorido, he ahí las características inconfundibles de esos sueños reales, únicos verdaderos.
Lo que es necesario que tengamos durante esos sueños es una relativa conciencia de lo que sucede, y eso solo podemos conseguirlo, normalmente, por medio de continuados ejercicios de autoeducación y disciplina de la voluntad, los cuales deben ser hechos diariamente, antes de adormecernos, y con un previo entendimiento con el guía espiritual.
Pocos son los que al despertar recuerdan esa vida exquisita que vivieron durante el sueño. En general solo nos recordamos del último sueño, lo que antecedió al despertar, y este mismo es luego borrado de la memoria con la sucesión de los acontecimientos materiales inmediatos.
En el libro Los Mensajeros Espirituales, capitulo XXXVII, André Luiz, refiriéndose a los encuentros que se dan durante el sueño, dice: "Estas ocurrencias se dan todas las noches por millares en los círculos terrestres. En la mayoría de los hermanos encarnados el sueno apenas refleja perturbaciones fisiológicas o sentimentales a las que suelen entregarse; sin embargo, existe un gran número de personas que, con más o menos precisión, son aptas para desenvolver este intercambio espiritual".

Vivimos actualmente en la carne con la pérdida de más de un tercio de nuestra vida consciente, la cual escapa a nuestro control por entre las brumas y el olvido del sueño.
El problema está, pues, en obtener un poco de ese dominio, viviendo conscientemente, tanto de día como de noche, en la vigilia como en el sueño, para que la luz de la verdad triunfe sobre las sombras de la muerte y para que la vida se manifieste en su realidad  de como es: eterna.
Otro medio de conservar la conciencia al despertar es desarrollando el chacra coronario.
Estas facultades de lucidez, tan bellas y tan útiles, abren al médium educado y consciente un mundo extraordinario de conocimientos y revelaciones espirituales. Transforman al hombre en un ser diferente, dado que le confieren el poder de vivir en dos mundos, incluso estando encarnado. Esto se amplía  para los ilimitados horizontes que abarcan el Universo y le permitirán llegar  a comprender muchas de las grandezas de la Creación Divina.
Mas es preciso educación y desenvolvimiento metódico y progresivo, lo que solo se tornará posible cuando el Espíritu esté en condiciones de merito propio, cuando sea digno de poder merecer la preciosa colaboración indispensable de los asistentes espirituales competentes.
Muchos procedimientos son utilizados para ese desarrollo, siendo los más comunes, para la videncia, por ejemplo, los del grupo de cristal o videncia, esto es: la fijación de superficies lisas y brillantes como sean bolas de vidrio, botellas o copas conteniendo agua, espejos, lentes, objetos de metal pulido, fuentes de agua, etc.
No habiendo mediúmnidad-tarea, ningún procedimiento natural o artificial dará resultado si, desde el punto de vista moral, o según las necesidades de su propia evolución, el individuo no fuere digno.
Las superficies brillantes provocan una auto-hipnosis que nada resuelve en definitiva, puesto que si los asistentes invisibles nada proyectan sobre tales superficies nada podrá ser visto; sin embargo, los guías acostumbran aconsejar a veces tales procedimientos con la intención de obligar al estudiante a realizar ejercicios de concentración, familiarizándose con la disciplina mental.
Acostumbran también a actuar directamente sobre los médiums en desarrollo, aumentando sus vibraciones de la glándula pineal y proyectándoles durante el sueño o en el semi-sueño cuadros simbólicos en el campo de la visión. Se valen también del ambiente formado en las sesiones espiritas bien conducidas para producir tales fenómenos, por tener en esas ocasiones, a su disposición, cargas poderosas de fluidos apropiados a las formaciones ideo-plásticas.
Mas, repito, para el desenvolvimiento de esas facultades, la condición esencial es la reforma individual del médium con la purificación de sus pensamientos y actos, porque de eso dependerá la elevación de su vibración periespiritual a un nivel compatible con la producción de tales fenómenos, esto es, al nivel de las vibraciones del piano espiritual.

Extraído del libro “Mediúmnidad” Edgard Armond  
TRABAJO realizado por Merchita

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