sábado, 10 de septiembre de 2022

Ya era tiempo...

   INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Ya era tiempo...

2.- Dios y el infinito

3.- ¿ Por qué  a veces se demora el abandono del cuerpo tras la muerte?

4.- Errores en los comunicados


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                                       YA ERA TIEMPO

     Verdaderamente, ya era hora de que se le quitase a la creencia religiosa la camisa de fuerza que le habían puesto las absurdas exigencias sociales, imponiendo una misma religión a todos los individuos, lo mismo al sabio que al ignorante; y el sentimiento religioso es tan espontáneo como el amor; se ha de sentir; ha de ir uno a buscar la imagen que le inspira adoración, el credo cuyas palabras consigan llevar la convicción a nuestra mente.

    Es inútil que se lleve a un niño al templo y se le diga: póstrate y ora; si el espíritu de aquel niño no está predispuesto para el formulismo de las religiones, nada sentirá, y decimos esto porque lo sabemos por experiencia.

   En nuestra primera edad nuestra madre nos llevaba a la Iglesia, y permanecíamos en el templo, a veces largos ratos bostezando y aburriéndonos, y cuando nos reprendían por nuestra poca compostura, nos decían: Mira que estáis en la casa de Dios, y contestábamos resueltamente: Dios no está aquí; Dios está en el río, allí si que está Dios. Y decíamos esto porque a orillas del caudaloso Guadalquivir, sentíamos una alegría inexplicable, nuestro ser experimenta lo que entonces no podíamos definir, pero son embargo entonces sacábamos lógicas consecuencias, porque como siempre nos decían, Dios es muy bueno y se complace en la dicha de sus hijos; nosotros calculábamos que donde nada gozábamos no podía estar Dios, y en el paraje donde nuestro júbilo era inmenso, allí debía encontrarse tomando parte en nuestra felicidad. Y fueron inútiles cuantos esfuerzos hicieron por despertar nuestra devoción, únicamente la cruz adornada con flores, o sea, la Cruz de Mayo era lo que conseguía atraer nuestras miradas, por eso decimos que es un absurdo tratar de imponer esta o aquella religión: se debe educar al niño dentro de los preceptos de la moral más pura, se debe despertar su admiración por la Naturaleza, y enseñarle a amar desde el gusano hasta la flor más hermosa, haciéndole comprender que Dios es el alma del mundo; y cuando su imaginación esté dispuesta a conocer y a distinguir, entonces se le deben entregar los libros sagrados de las religiones, y que él elija aa su placer. El culto religioso, lo repetimos, debe ser tan espontáneo como el amor; y solo cuando las religiones cesen de imponer sus ritos, será cuando estas tendrán sólidas bases, porque los que las profesen, las profesarán de verdad.

   Los verdaderos espiritistas racionalistas, no queremos, como dicen nuestros detractores, la muerte de las religiones, no; lo que queremos es la absoluta libertad de cultos; que cada cual pueda tener su creencia religiosa o filosófica sin ser mal mirado por estos o por aquellos. Una misma religión para todos es imposible, es el absurdo de los absurdos, porque como cada ser es distinto de los demás, lo que para unos es perfectamente comprensible, para otros es completamente ininteligible; lo que para estos es muy razonable, para aquellos es ilógico, y por eso las religiones no tienen bases firmes, porque sus adeptos son piedras sueltas que no están unidas por la argamasa de una misma convicción. Y nosotros queremos que lo estén, no queremos por ahora la demolición de los templos. ¿Qué harían ciertas multitudes sin el freno de esta o aquella religión?. La luz deslumbra a quienes han estado muchos años viviendo entre tinieblas. Por eso, el racionalismo religioso, el Dios de la Ciencia, sin más templos que la Creación, sin más culto que las buenas obras que en su nombre se hagan a la Humanidad, no sirve para ciertos Espíritus, que necesitan ver altares con vírgenes, cristos, ángeles  y santos; pero así como para las pequeñas inteligencias no sirve el racionalismo religioso, tampoco sirve para los libre pensadores los milagros de los profetas, las apariciones de las vírgenes o las demandas de los Cristos.

   He aquí por qué queremos la verdadera libertad de cultos, ya que afortunadamente pasaron los tiempos gloriosos de los autos de fe, de las excomuniones y de la confiscación de los bienes de los herejes y los impíos. Queremos la luz para todos, y luz es toda creencia que satisface nuestras aspiraciones y las profesamos con verdad ( dejando aparte las horribles hecatombes de las guerras y persecuciones religiosas). En la vida normal, cuando no hay violencia de ninguna clase, la creencia que mejor comprendemos es la que más luz nos da. tanto es así que el Espiritismo, a pesar de ser manantial de vida, para los que no lo estudian racionalmente y no lo comprenden en su verdadero sentido, les produce el resultado contrario: en lugar de darles luz, los hunde en las sombras.

   ¿ No tiene el hombre en cada edad diferente alimento?,¿ se le dan al niño los manjares y las sustancias alimenticias que se le dan al adulto?. No, bien distintas son en cantidad y calidad. Pues háganse cargo de que el Espíritu tiene sus edades, como las tiene el cuerpo, con la diferencia de que las edades del primero se cuentan por siglos y las del cuerpo por años.

   El Espíritu niño, necesita como los pequeñuelos, juguetes y figuras con qué entretenerse; por eso les hacen falta las imágenes de los santos, los magníficos trajes de los sacerdotes, las fiestas de las iglesias, con sus músicas, sus cánticos, sus luces, sus pláticas y sus nubes de incienso, porque todo esto forma un conjunto que agrada, que conmueve y hasta entusiasma, porque el niño para sentir necesita ver escenas de efecto. Pero cuando el espíritu alcanzó la madurez, ya no se impresiona con el culto externo de las religiones, busca el fondo de las cosas, no se contenta con la superficie y su profunda mirada se fija con más anhelo en el capullo de la flor naciente, en el nido del pajarillo, en el manantial que nace entre las rocas, en las capas de la tierra que le hablan cada una de ellas, de un movimiento geológico; busca a Dios en la Naturaleza, y allí lo encuentra.

   Muchos Espíritus entrados en la edad viril habitan hoy la Tierra; por eso hay tantos libre-pensadores, y son inútiles todos los esfuerzos de las religiones para atraerlos a sus templos y ejercer sobre ellos su antigua dominación. ¿ Puede una madre detener la libre acción de su hijo de 25 años como cuando tenía seis primaveras, cuando ella disponía todas las acciones de su hijo?. Bien sabemos que cuando el hombre es mayor de edad, hasta la ley le autoriza para ser libre; pues del mismo modo los Espíritus que hoy pueblan el globo terráqueo tienen derecho a pensar por sí mismos la mayoría de ellos, porque han entrado en su mayoría de edad.

  Somos tan amantes de la verdad; tenemos un afán tan profundo por extirpar de raíz el cáncer de la hipocresía social; deseamos tan ardientemente que todos los ideales desplieguen sus banderas, que cuando vemos un acto de emancipación, cuando vemos que una familia honrada, respetada por sus virtudes, rompe el estrecho molde de  la vieja rutina; que hacen el bien solo por el bien mismo; cuando vemos que esa religión tiene leales adeptos, ¡ sentimos un placer inmenso!; ¡somos tan amantes de la verdad!,  rendimos tan ferviente culto a la libertad de la conciencia, que cuando vemos que se manifiesta ese legítimo derecho del hombre, decimos con profunda satisfacción: ¡ Ya era tiempo!, tiempo de que llegaran los días de verdadera libertad, de esa libertad sagrada que es la esencia de la civilización.

   El derecho de pensar es innato en el hombre, y el deber de los pueblos civilizados es respetar los ideales religiosos y filosóficos de cada uno.

- Amalia Domingo Soler-

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                    DIOS Y EL INFINITO                      

dio

La Doctrina Espírita rechaza la fe ciega. Defiende, con argumentos, la fe razonada, llevando a las personas a no creer simplemente porque creen, en lugar de saber por qué creen en algo. Y lo principal es defender la regla de la existencia de Dios. Tanto es el cuidado de no personificarlo que la primera pregunta del Libro de los Espíritus, la expresión “¿Quién es Dios” fue reemplazada por “¿Qué es Dios?”

La respuesta: "Inteligencia suprema, primera causa de todas las cosas". 

Sostiene que el principio de la existencia de Dios se basa en el axioma: "No hay efecto sin causa". Y el libro Obras Póstumas, en su primer capítulo, exalta a Dios en profesión razonada de fe espírita, con gran propiedad. Justifica: “Constantemente vemos una multitud innumerable de efectos, cuya causa no es imposible de reproducir, e incluso de explicar: la causa está, vosotros, por encima de la Humanidad. Esta causa se llama Yahveh, Dios, Allah, Brahma, Fo-hi, Gran Espíritu, etc., según las lenguas, tiempos y lugares”.

Y explica: “Estos efectos, de ninguna manera, no ocurren por casualidad, fortuito y sin orden; desde la organización del más pequeño insecto, del más grande grano, hasta la ley que rige los mundos que circulan en el espacio, todo de la fe de un pensamiento, de una combinación, de un pronóstico, de una preocupación que supera todo concepciones humanas. Esta causa es, por lo tanto, supremamente inteligente.”

Para profundizar en el tema de las Obras Póstumas, un libro publicado después de la desencarnación (muerte) del codificador del Espiritismo, Allan Kardec, con textos escritos por él durante esta encarnación, resume la definición de Dios como un “ser eterno, inmutable, inmaterial”. , único ., omnipotente, soberanamente justo y bueno.” Para no dejar perdidos a los lectores, en un vago resumen,
sigue existiendo la inquietud de “masticar” cada ítem.

Fíjate en esto: “Dios es eterno porque si tuvo principio, algo había existido antes de ser; había salido de la nada, había sido creado, él mismo, por un ser anterior. Así es como, paso a paso, volvemos al infinito en la eternidad”.

La inmutabilidad, en cambio, se entiende como tal, porque si hubiera estado sujeta a cambios, las leyes que rigen el Universo no tenderían a ninguna estabilidad. Inmaterial significa que su naturaleza difiere de todo lo que llamamos material, de lo contrario estaría sujeto a las fluctuaciones y transformaciones de lo material, y no sería inmutable. “Es único, porque si tuviera varios dioses, tendría varias voluntades y desde entonces no hubo unidad de puntos de vista, ni unidad de poder en el orden del Universo”.

Se argumenta que la omnipotencia es única. “ Si no había poder soberano, había algo más poderoso que él; en hubiera hecho todas las cosas y lo que en hubiera hecho sería obra de otro Dios. Es soberanamente justa y buena, porque la sabiduría providencial de las leyes divinas se revela tanto en las cosas más pequeñas como en las más grandes, y esta sabiduría no permite que nadie falte a su justicia ni a su bondad”.

Finalmente, concluimos que Dios es infinito en todas sus perfecciones. Y sin embargo acaba asumiendo imperfectamente un suelo de sus atributos, si disminuye la más mínima porción de eternidad, inmutabilidad, inmaterialidad, unidad, omnipotencia, justicia y bondad de Dios, se puede suponer que otro pudiese además tener algo de lo que le faltase, ese otro ser más perfecto sería Dios.

- Renata Mendes-                                                                                                                          ( Trabajo tomado de Espiritismo del Alma)

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" ¿POR QUÉ  A VECES  SE DEMORA  EL  ABANDONO DEL CUERPO TRAS LA MUERTE?"


La muerte física y la desencarnación no ocurren simultáneamente. El indivíduo muere cuando el corazón deja de funcionar. El Espíritu desencarna cuando se completa el desligamiento, lo cual demanda algunas horas o algunos días.

Básicamente el Espíritu permanece ligado al cuerpo mientras son muy fuertes en él las impresiones de la existencia física. 

Suele ocurrir en individuos materialistas que hacen de la joranada humana un fin en sí; que no aspiran a objetivos superiores; que cultivan vicios y pasiones; estos quedan retenidos por más tiempo, hasta que la impregnación fluídica animalizada de que se revisten sea reducida a niveles compatibles con su desligamiento.

Ciertamente .los benefactores espirituales pueden hacerlo de inmediato, tan pronto como suceda el colapso del cuerpo. Sin embargo no es aconsejable, por cuanto que el desencarnante tendría dificultades mayores para ajustarse a las realidades espirituales, Lo que aparentemente sugiere un castigo para el individuo que no vivió una existencia de acuerdo a los principios de la moral y de la virtud, es apenas una manifestación de misericordia, No obstante el constreñimiento y las sensaciones desagradables que venga a enfrentar en la contemplación de sus despojos carnales en descomposición, tal circunstancia es menos traumatizante que el desligamiento extemporáneo.

Con respecto a la muerte hay concepciones totalmente distanciadas de la realidad. Cuando alguien muere fulminado por un infarto violento, se acostumbra decir: "¡ Qué muerte maravillosa!, no sufrió nada!". 

Sin embargo es una muerte indeseable.

Falleciendo en plena vitalidad, salvo si él está altamente espiritualizado, tendrá problemas de desligamiento y adaptación, pues serán muy fuertes en él las impresiones e intereses relacionados con la existencia física.

Si la causa de la muerte es el cáncer después de prolongados sufrimientos con dolores atroces, con el paciente muriendo lentamente, descomponiéndose en vida, se dice:

 "¡Que muerte horrible!, ¡ Cuanto sufrimiento!"

Y sin embargo, paradójicamente, es una buena muerte. 

La dolencia prolongada es tratamiento de belleza para el Espíritu. Los dolores físicos actúan como inestimable recurso terapeútico, ayudando a superar las ilusiones del Mundo, además de depurarlo como válvulas de caudal de las impurezas morales. Es de destacar que el progresivo agravamiento de su condición torna al enfermo doliente más receptivo a los asuntos de religión, a los beneficios de la oración, a las meditaciones sobre el destino humano. Por eso, cuando la muerte llega, él está preparado y hasta la espera sin apegos y sin temores.

Algo semejante ocurre con las personas que desencarnan en edad avanzada, cumplidos los plazos concedidos por la Providencia Divina, y que mantuvieron un comportamiento disciplinado y virtuoso. En ellas la vida física se extingue mansamente, como una vela que parpadea y se apaga, enteramente gastada, proporcionándoles un retorno tranquilo, sin mayores contratiempos.

Libro: "Quien tiene miedo a la Muerte"- Richard Simonetti


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     ERRORES EN LOS COMUNICADOS

10. ¿Las doctrinas erróneas que pueden enseñarse por ciertos Espíritus, tienen por objeto el retardar el progreso de la ciencia verdadera?
"Vosotros quisiérais tenerlo todo sin trabajo; sabed que no hay campo en que no crezcan malas yerbas que el labrador debe extirpar. Estas doctrinas erróneas son una consecuencia de la inferioridad de vuestro mundo; si los hombres fuesen perfectos, sólo aceptarían la verdad; los errores son como las piedras falsas que sólo un ojo ejercitado puede distinguir; os falta, pues, un aprendizaje para distinguir lo verdadero de lo falso; pues bien, las falsas doctrinas son útiles para que os ejerciten en la práctica de distinguir la verdad del error."


- ¿Los que adoptan el error, retrasan su adelantamiento?

"Si adoptan el error es que no están bastante adelantados para comprender la verdad."

302. Esperando que se haga la unidad, todos creen que la verdad está de su parte y sostienen estar ellos solos en lo verdadero; ilusión que no deja de ocupar a los Espíritus mentirosos; ¿en qué puede basarse el hombre imparcial y desinteresado para formar juicio?
"La más pura luz no la obscurece ninguna nubecilla, el diamante sin mancha es el que tiene más valor: juzgad, pues, a los Espíritus por la pureza de su enseñanza. La unidad se hará del lado en que el bien no habrá estado nunca mezclado con el mal; a este lado se reunirán los hombres por la fuerza de las cosas porque juzgarán que es en donde está la verdad.                

  Observad, por lo demás, que los principios fundamentales por todas partes son los mismos y deben reuniros en un pensamiento común: el amor de Dios y la práctica del bien.                    

  Cualquiera que sea, pues, el modo de progresar que se suponga para las almas, el objeto final es el mismo y el medio de conseguirlo es también el mismo: hacer el bien; no hay, pues, dos modos de hacerlo. Si nacen disidencias capitales en cuanto al principio de la doctrina, tenéis una regla cierta para apreciarlas. Esta regla es la siguiente: La mejor doctrina es aquella que más satisface al corazón y a la razón, y que más elementos tiene para conducir a los hombres al bien; yo os aseguro que es la que prevalecerá.
El Espíritu de Verdad".


EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS 373
ALLAN KARDEC

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