martes, 24 de marzo de 2020

Una lección sobre las consecuencias del suicidio


    INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Una lección sobre las consecuencias del suicidio
2.- El Espiritismo según el Evangelio
3.- El Espiritismo al alcance de todos
4.- Los médiums y su misión
5.- La grandeza de Dios (comunicado mediúmnico)


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UNA LECCIÓN SOBRE LAS CONSECUENCIAS DEL SUICIDIO 

León Tolstoi -(1828 – 1910)


–“Yo sé, Alex Mikailovitch Melvinski, que, desde tu infancia, te compadeciste de mí y mucho te impresionaba la desventura de mi vida. Sé que me amabas, y agradezco,  
padrecito, el afecto demostrado a mi humilde persona. Agradecida por sentir en mí tu simpatía. Un día, después de mi travesía para la vida del Espíritu, prometí a mí misma relatarte la causa de mi expiación en la Tierra, si Dios me lo permitía. Hoy llegó la ocasión esperada hace tantos años.

Sepa usted, Alex Melvinski que las expiaciones vividas por nosotros en el  Mundo terrenal tienen siempre como causa nuestro mal proceder en un pasado vivido por nosotros mismos en otras épocas existenciales. Nada sucede en rebeldía de la ley de Dios. Nosotros, almas y hombres, somos individualidades inmortales, con la particularidad de que vivimos varias fases de la vida corporal, revivimos en el estado espiritual y volvemos a ocupar otros cuerpos terrenales, en nuevas vidas,recomenzadas con nuevo nacimiento, como hombres.

   Antes de yo ser la personalidad Carla Alexeievna, viví con otra  personalidad y otro nombre y amé a mi querido Ruperto, que también vivía con otra forma física, otra personalidad, usando otro nombre. Eso es la reencarnación, que los Espíritus del Señor explican a los hombres en la actualidad.

   Éramos esposos y nos amábamos tiernamente. Pero, nuestra felicidad tuvo una pequeña duración. Mi querido Ygor Fiedorovitch, como él se llamaba entonces, murió en una guerra, en el tiempo de Pedro, el Grande, 5 Pedro I, el Grande, Zar de Rusia, de 1682 a 1725. Dotado de una voluntad de hierro y de una energía incomparable, supo beneficiar y engrandecer la Patria. Fue el mayor gobernante de Rusia en todos los tiempos.

    Desesperada, desilusionada, sin poder ni siquiera llorar sobre la tumba de mi bien amado, arruinada, enferma, perdí la fe en Dios y en mí misma y, un día, me dejé precipitar desde el tercer piso, donde residía, y donde la desgracia penetró con la desaparición de mi Ygor, cayendo sobre las piedras del patio. Mi cuerpo, maltratado por la caída, fracturado, contundido, dislocado, sucumbió tres días después, víctima de mí misma, Haciéndome sufrir intensamente, pues yo no pude, no quise vivir sin mi Ygor. Pero el suicidio es un crimen grave, que pesa mucho en la balanza de la ley Divina. Muy pronto comprendí que yo poseía un alma, que sobrevivía a la destrucción del cuerpo.

   Separada de aquel cuerpo, me sentía viva, pero sufriendo las mismas angustias de la pérdida de mi Ygor, sin poder verlo, sin obtener noticias de él, alejada de todos los que me amaban y a los cuales ofendí con el suicidio, y, ¡cruel realidad!, sufriendo también las dolorosas consecuencias del suicidio del cuerpo en mi estructura espiritual. Sentí huesos fracturados, a pesar de estar desligada del cuerpo, imposible de recuperarse. Me sentía invalida, deformada, fea, más adolorida y desesperada que nunca. No me podía apartar de la escena de mi caída del tercer piso. La veía y la Sufría al mismo tiempo, llena de pavor y sensaciones reales, como si cada momento yo me lanzase otra vez, para sufrir lo mismo, eternamente. Así me demoré por mucho tiempo, no sé por cuanto tiempo, perdida en las tinieblas de aquella angustia indescriptible, presa de una pesadilla incomprensible, que me subyugaba la voluntad.

    Pero, un día, adormecí pesadamente, creo que durante mucho tiempo, y, después, al despertar, comprendí lo que había pasado. Yo había matado en mí, sólo el cuerpo carnal, pero el alma, construida de esencias inmortales, había sobrevivido a mi desesperación y allí estaba, viva y racional, arrepentida, sufridora, avergonzada de su crimen delante de Dios y de sí misma. Tuve fuerzas para orar y oré, pidiendo perdón a Dios, deshecha en lágrimas.

    Entonces, llegaron con la finalidad de socorrerme amigos y asistentes. Eran Espíritus, como yo, pero felices porque traían tranquila la conciencia y  vinieron para ayudarme. No los reconocí porque mal los distinguía en la fuerte penumbra del aura que me circundaba. Yo era un alma rebelde, que no poseía sensibilidad para ver y comprender a los ángeles de Dios.

   Ellos me informaron que yo había cometido un delito gravísimo y que un siglo sería poco para que pudiera repararlo, rehabilitándome ante la Ley Suprema. Me enseñaron ciertos detalles de esa Ley, muy importante, y necesaria para todos nosotros, dándome la confianza de que yo podía recuperarme a la sombra de Jesucristo. Me fue presentado un amplio panorama de modos de vivir para Dios y el prójimo. Lo examiné detenidamente y reflexioné sobre él, después de lo que me dijeron:

–“Escoge por ti misma lo que deberás hacer para desagravar la conciencia y rehabilitarte del suicidio. Lo que escojas será tomado en consideración y se realizará. Pero, medita con madurez sobre todo lo que te conviene, porque, una vez escogido, el camino a seguir será irrevocable. Escogiéndolo, estarás labrando tu propia sentencia.

   Si tuviste fuerzas para infringir la Ley de Dios, también las conseguirás para rehabilitarte del oprobio de haber infringido ésta. Pero, debes saber que las realizaciones a efectuarse para ese inapelable servicio serán probadas sobre la Tierra, viviendo tú en un nuevo cuerpo humano, como suelen ser los cuerpos materiales terrestres”.

    Medité profundamente sobre esas advertencias. Después de algún tiempo de profundas y penosas meditaciones, llegué a la conclusión de que me competía lo siguiente:

   Yo había infringido gravemente la Ley de Dios, matándome, porque no me Conformara a vivir sin mi Ygor, que había muerto en el campo de batalla. Pues bien, yo debía ahora reparar mi falta, probándome a mí misma mi arrepentimiento por aquel acto cometido, resignándome a vivir sin Ygor después de haberlo amado nuevamente, en la próxima existencia. Jesús me daría amparo y consuelo para que saliese victoriosa de ese terrible testimonio.

    Presentada mi petición a los asistentes que me servían, fue aprobada y considerada correcta, coherente con la Ley Suprema. Entonces, me mostraron a Ygor por primera vez, después de muchos años, después que el cayera en el campo de batalla. Él ya había vuelto a la Tierra en renovada existencia y contaba dos años de edad. Lo vi jugando en la terraza de la mansión de sus padres, bajo los cuidados de una institutriz. Era de familia noble y ahora se llamaba Ruperto van Gallembek.

    Inmediatamente reconocí a mi amado Ygor Fiodorovitch, a pesar de la diferencia de indumentaria carnal humana. Sentí revivir en mi alma la antigua llama del amor que le consagrara antes, y mi alegría fue inmensa al reconocer que nuestro amor no se había extinguido, antes sería revivido por una ventura más sublime de lo que fuera antaño.

–No te olvides, amada Carla, que te separarás de él en la próxima existencia terrena. Tu testimonio implica la necesidad de la resignación ante la ausencia de él en tu vida –me advirtieron a tiempo mis asistentes. 

   Estuve en pleno acuerdo con la necesidad que se imponía y comencé, entonces, a prepararme para la gran jornada de la expiatoria reencarnación, llena de deseos de liberar a mi conciencia de la vergüenza del suicidio, acto propio de caracteres débiles e inconsecuentes.

    Pero yo, no había liberado mi conciencia de las vibraciones mentales del peso de haber deformado y matado mi cuerpo, tan bello y joven, destrozándolo con la caída del tercer piso. A veces me sentía deformada, tal y como quedó el cuerpo, inválida, los huesos fracturados. Y sabía que ese peligroso complejo podía influir poderosamente en mi futura condición física en la Tierra. Era el reflejo del suicidio, que, posiblemente, me acompañaría en la reencarnación y tal vez causase la separación entre Ygor y yo, para que el testimonio fuese completo. Pero, nada temí. Es tan dolorosa la angustia del remordimiento en la vida de Ultratumba que nosotros, los culpables, nos sujetaríamos a todo con tal de liberarnos de ella. Me volví hacia Dios, me instruí en las recomendaciones de los Evangelios, que son las voces del Cielo, y, pasado algún tiempo renací en Kazan y me llamé Carla Alexeievna. Lo que fue mi vida y el testimonio que di a la Ley de Dios, infringida por mí en otra época, con el suicidio, tú lo sabes. Hoy me siento redimida de aquel pecado. Y ahí está, mi querido Alex, la explicación que deseabas sobre la causa de aquella invalidez Que te incomodaba. ¡Ella fue mi redención!” Seguía la firma patente de Carla Alexeievna.


Fragmento del libro: UNA LECCIÓN SOBRE LAS CONSECUENCIAS DEL SUICIDIO- León Tolstoi -(1828 – 1910)


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 EL ESPIRITISMO SEGÚN EL EVANGELIO

No, no se trata de un error. Gracias al preclaro Allan Kardec,hemos estudiado y analizado exhaustivamente El Evangelio Según el Espiritismo, y hemos asimilado claramente las enseñanzas del Cristo Nazareno. Pero sucede que en estos días oscurecidos por las secuencias materiales nos hemos ido alejando lenta e insensiblemente del Cristianismo.

 No debemos olvidar que el Espiritismo es hijo dilecto del Cristianismo Verdadero, no del moderno, en el que cuesta trabajo reconocer el pensamiento de su fundador: Cristo Jesús. Nada más lejos de Su pensamiento que los dogmas, las pompas, los templos cargados de lujo y pedrería: y del sacerdocio. Su pensamiento es uno solo:  sentimiento, ideas elevadas, pureza de corazón y sencillez. En la actualidad, la religión cristiana parece un aparato montado sobre intereses materiales, los cuales han sofocado la idea madre, la idea de Luz.

   Esta es la razón por la que el Espiritismo debe bucear en la profundidad de la Verdad para no perder de vista ese Dios de Amor, de Sabiduría y de Bondad, que ofrece a los peregrinos errantes que somos todos, la esperanza de redención, de liberación y de bienaventuranza, en lugar de castigos implacables y de fuegos eternos. Para esto es menester conocer a Dios y solo lo podemos conocer a través de Jesús, muy por el contrario cada una de ellas las toma, las desdobla y las asimila y las ofrece frescas y apetecibles, para que se graben en nuestros espíritus fortaleciéndolos y colmándolos de fuerza para poder alcanzar nuestra reforma interior.

  No cometamos los mismos errores en que han incurrido otras disciplinas que creyéndose poderosas, se olvidaron del Señor, edificando sobre bases falsas que a la postre derrumbarán todo el andamiaje. Dios es Amor y solo por el amor nos podremos acercar a Él; no lo olvidemos en nuestra euforia espírita. Si, el Espiritismo es la palabra mayor entre todas las filosofías modernas, pero con Jesús. El Espiritismo en la Razón que explica todos los misterios y los problemas del Ser y su destino; pero a través de las palabras de Jesús, el Espiritismo enarbola la bandera del libre albedrío tal como lo enseñó Jesús; el Espiritismo nos muestra los "fenómenos" y los "milagros"; un mundo invisible, una pluralidad de mundos habitados y una comunicación con los "muertos", tal como hizo Jesús.

  El Espiritismo tiene su bíblia en todas las leyes naturales dictadas por el Padre y enseñadas por Jesús. El Nazareno nos habló a nuestros sentidos para llegar a nuestros sentimientos, pero no estábamos preparados para alcanzar la comprensión total de sus sabias palabras, por eso llegó Allan Kardec para deletrearlas y hacerlas accesibles a nuestro pobre entender, pero no rechazó ni una sola letra de las palabras crísticas.

   Los espiritistas modernos estamos desviando la ruta, olvidándonos de nuestro origen: el Cristianismo. Los espiritistas no hemos creado nada, todo estaba dicho en la voz que habló hace poco más de dos mil años. No nos enorgullezcamos creyéndonos infalibles, porque  el único infalible es Dios. No tratemos de sofisticar nuestros principios, pues estos no admiten manipulación, No nos apartemos de sus enseñanzas adaptándolas a nuestra conveniencia, pues desvirtuamos su esencia.

   Por todo esto es el título El Espiritismo según el Evangelio. No podemos ser espiritistas si henchidos por nuestro propio saber nos alejamos de Jesús; no podemos ser espiritistas si no sabemos perdonar, no podemos ser espiritistas si no sabemos amar.  

  No hay enseñanza más digna que la del Cristo. Es pura y simple en la adoración a Dios en esencia y en verdad. Amar y cultivar todo lo que hay de divino en nosotros y en la humanidad, esta es la llave de nuestra redención final, por eso se ha dicho: "Amar  a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo".

    Por último, hago mías las palabras de León Denis, que dice:

"El paso de Jesús por la Tierra, sus enseñanzas, sus ejemplos, han dejado huellas indelebles y su influencia se extenderá a los siglos venideros. Aun hoy día, preside los destinos del globo en el que ha vivido, amado y padecido, habiendo alcanzado el rango de Gobernador Espiritual de este mundo, bajo su dirección oculta y con su auxilio, se abre paso esta nueva revelación, que con el nombre de Espiritismo viene a restablecer su doctrina, devolviendo a los hombres el sentimiento de sus deberes y el conocimiento de su naturaleza y de sus destinos. Jesús es de todos los hijos de los hombres, el más digno de admiración. Muy grande es cuando en la montaña predica a la multitud de los humildes. Y es más grande aún en el calvario cuando la sombra de su cruz se extiende sobre el  mundo, en la tarde del suplicio".

- Raquel Peña Angeleri-
( Tomado del anuario espírita 1992)


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EL ESPIRITISMO AL ALCANCE DE TODOS

   Como los afligidos son multitud, no es extraño que tantas personas se acojan a una doctrina consoladora,con preferencia a otras que desesperan, por el Espiritismo, nacido del Evangelio, en su aspecto moral y religioso, siendo su complemento y ampliación, como aquél es a los desheredados más bien que a los felices a quienes se dirige. El que está enfermo ve llegar al médico con más alegría que aquel que goza de salud, y en la época actual existe una verdadera epidemia de incredulidad y de sensualismo; existen demasiadas injusticias sociales para que los desgraciados del cuerpo o espíritu no lo acojan con alegría, como el Consolador Prometido por el Mesías.

   Nosotros creemos a nuestro modo, pero nuestro modo de creer, como se ha visto, se afirma en los hechos, no observados por unas pocas personas, sino por millares y millones que tienen la voluntad de estudiar porque desean saber a qué atenerse en estas cuestiones tan trascendentales y que tanto interesan a las personas amantes de la verdad. Nuestro modo de creer, tiene en su apoyo la razón imparcial y severa del investigador que, si llegara a convencerse, no es seguramente por idiosincrasia, ativismo o educación, pues para llegar a creer en el Espiritismo, se tiene que combatir y vencer todas esas cualidades y modos de ser, que por lo general son los que sirven de rémora a la lógica y al buen sentido que se desprende de las doctrinas y los hechos.

   Cuando la razón y los hechos, con su evidencia brutal, nos obligan a abandonar nuestras viejas creencias, es porque en las nuevas hay tal ausencia de verdad y tal virtud de convicción que no es posible hacerse los sordos, cuando se tiene un alma sincera y recta; la verdad cuando se nos cruza en el camino, por más que venga a destruir creencias y preocupaciones arraigadas, no puede ser puesta de lado sino por aquellos que carecen de probidad y honradez y que siempre están dispuestos a sacrificarlo todo, a sus conveniencias del momento y a sus inconfesables egoísmos.

   Ciertamente que el espiritista, para conocer a fondo el Espiritismo, necesita tener conocimientos generales de todas las ciencias, pero basta para formarse una convicción profunda, haber estudiado con criterio libre, con intención sana de conocer la verdad, con voluntad y firmeza decidida, llegar a ella, poniendo en juego el método experimental, que es el científico.

   Si en esto consiste la sabiduría de los espíritas, declaramos que lo somos; así como todos cuantos se dedican en su vida a una ocupación o ciencia determinada.

   Por lo demás, es preocupación e ignorancia suponer que para llegar al conocimiento de la verdad espírita, sea necesario tener conocimientos  especiales sobre ciencias naturales o filosóficas. El Espiritismo, por la forma de su revelación y por los medios y facultades que se necesitan para conocerlo, es una ciencia que puede llegar a vulgarizarse y ya se ha vulgarizado lo bastante como para imponerse, como lo ha hecho, a las academias científicas, obligándolas a su estudio.

   Para llegar a ser un profundo espiritista, no se necesita sino tener buenos ojos, un conocimiento del mundo y del ser humano, que permita protegerse de todo fraude o sofisticación, muchas constancia y espíritu de observación, y sobre todo eso, un temperamento ecuánime, un buen sentido para deducir las consecuencias y las leyes que se derivan de los hechos.

   Sin embargo, no carecemos de verdaderos sabios militantes dentro del Espiritismo y muchos de ellos, que han figurado y figuran entre los genios inventores y talentos descubridores de verdades naturales, han llegado al convencimiento de la verdad espiritista, usando el mismo método de observación, valiéndose de los mismos sencillos medios que cualquiera  otra humilde persona de buena voluntad y mediano criterio.

   Todos estos, pues, que ejercitando la razón han llegado a descubrir verdades de un orden superior espiritual, son sabios, es verdad, pero solamente en lo que han estudiado, en aquello en lo que han dedicado sus estudios, y no en otra clase de conocimientos.

   Para comprender mejor la propaganda del Espiritismo, que se coloca al alcance de todos los hombres de buena voluntad, es necesario tener presente el carácter especial de esta revelación. Para no comparar con las revelaciones del Oriente, puesto que nuestra civilización, puede decirse, que arranca de Occidente, al menos en su aspecto religioso, se correlaciona históricamente, desde el nacimiento del pueblo hebreo- digamos que la primera revelación fue personificada por Moisés, la segunda por Cristo y la tercera por ningún individuo determinado. Las dos primeras son individuales y la tercera colectiva; este es uno de los caracteres esenciales de mayor importancia.

   Es colectiva en el sentido de que no ha sido hecha por privilegio de nadie y por consiguiente, nadie puede llamarse su profeta exclusivo. Ha sido hecha simultáneamente, sobre la Tierra, a millares de personas de todas las edades, de todos los tiempos y condiciones sociales, desde lo más bajo a lo más elevado de la escala social, según aquella predicción que hizo el autor de los Hechos de los Apóstoles:  "En aquellos días- dice el Señor- derramaré mi espíritu sobre toda carne; vuestros hijos e hijas profetizarán; vuestros jóvenes tendrán visiones y vuestros ancianos tendrán sueños".

  No ha salido de ningún culto especial, sino que por el contrario, la rechazan, y así debe ser, con el fin de poder servir un día, de punto de encuentro.

   Allan Kardec, aduce sobre este importante punto, muchas consideraciones, y como deseamos que se conozcan, porque ellas esclarecen de modo concluyente el carácter verdadero de la revelación espírita y la razón de su vulgarización entre los hombres.

- Cosme Mariño-

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                     LOS MEDIUMS Y SU MISIÓN

 Existen unos seres dotados de ciertas facultades psíquicas, las cuales dependen mas bien de su constitución física que de la intelectual y moral; y con el auxilio de ellas se ponen en relación con los seres de ultratumba, que se manifiestan de este modo con sus hermanos de la Tierra, que todavía no han dejado la vida material, dándoles así una prueba de su existencia real y positiva.

A estos seres  se les da el nombre de médiums porque sirven de intermediarios, o mas bien, de intérpretes entre los espíritus y los hombres; desempeñan un gran papel dentro del mundo moral: por medio de ellos conocemos nuestra pasada historia, puesto que son, en cierto modo, los ecos de nuestro ayer cuando nos refieren el modo como la humanidad ha ido poco a poco progresando y saliendo de la oscuridad en que se hallaba envuelta, todo lo cual es my hermoso y muy grande; además por ellos ha sido desenvuelto el gran problema de la inmortalidadd del alma y sus goces futuros, por medio de la práctica y del estudio; y hoy lo sabemos positivamente, no porque nos lo haya dicho ningún hombre sabio y eminente, que tan solo pueda decirlo como hipótesis, sino porque nos lo ha demostrado el mismo espíritu inmortal, con el auxilio de un médium que nos ha dado pruebas, pero pruebas palpables de su mediumnidad; y el hombre que antes dudaba se ha convencido de la verdad y ha experimentado ese placer del conocimiento de los grandes ideales; pero todo eso no es nada comparado con la msión que viene a cumplir en este mundo el médium.

Los médiums no tan solo sirven para mostrarnos la verdad que existe del mundo espiritual, que es la inmortalidad de las almas, sino que sirven para algo más, abraza muchos más conceptos de lo que generalmente se cree, y , aparte de la grata impresión que nos causa el podernos comunicar por medio de ellos con los seres que nos son queridos, debemos considerarlos como instrumentos del progreso moral, puesto que por su intervención hemos conocido las sanas doctrinas que están llamadas a inundar el mundo con su Luz.

Jamás Allan Kardec hubiera escrito el Libro de los Espíritus, si los médiums no hubiesen existido; jamás nosotros hubiéramos alcanzado la dicha y el placer que experimentamos. Sin su pooderoso auxilio, ni los espíritus jamás se hubieran manifestado a los hombres en todas las épocas y en todos los países desde la más remota antigüedad; sin la existencia de estos seres llamados a esparcir la Luz por todas partes ¡ Cuan bella es su misión !. Ellos son los sacerdotes de la religión del porvenir; por medio de ellos se resolverán grandes problemas que hoy la humanidad todavía no comprende, y ganarán mucho las ciencias que se dediquen al estudio de la verdad por medio de los poderosos auxiliares que la divina providencia ponga en su camino, porque aparecerán mediumnidades tales que serán el asombro de la humana inteligencia. ¡ Ah, si todos los médiums comprendiesen la grandeza de su misión, no caerían como caen muchos de ellos en los más crasos erores, ni serían el ridículo y la burla de los enemigos de la verdad y del progreso, porque los médiums son instrumentos pasivos, por medio de los cuales los espíritus se comunican según la sinpatía que por ellos tienen, asi es que, tan pronto se elevan a lo ideal, siendo la admiración de los que tienen el placer de escucharlos, como descienden en los más intrincados laberintos de la confusión y del error.
¿ Y cual es la causa de semejante contraste?, ¿Por qué vemos a un médium dar una conferencia hermosa, que al escucharla parece que nos sentimos transportados a otras esferas mucho más felices que las que por nuestro mal vivimos, y después este mismo médium de cuya boca salieron tan dulces verdades, nos aburre con cosas pueriles y ridículas que son las causas de vacilaciones y de dudas?.
  Sin duda alguna la falta de instrucción contribuye mucho a que el médium no tenga todas las protecciones como debieran de ser, dedicadas a desarrollar grandes problemas y poner siempre de manifiesto la más sana moral, y aparte de esto, el convencimiento de la grandeza de la misión que Dios le ha confiado, la pureza de sus acciones y la práctica de la caridad. El médium, puesto que conoce practicamente la verdad, debe ser el que más empeño en practicarla para que no se diga de él lo que de aquellos que dicen y no hacen, y es mucho más responsable de sus acciones y de sus palabras, que no los que ignoran las sabias Leyes de Dios.

El orgullo y la vanidad son dos cosas gravísimas que debe desterar de su corazón todo buen médium, si no quiere caer bajo el dominio de espíritus imperfectos, que le arrastrarían a su perdición, obsesándolo; y una vez bajo su dominio harían de él un juguete de sus caprichos. Por esto los médiums deben ser humildes y si sus disertaciones son censuradas por hombres de más inteligencia que ellos, no deben enojarse ni resentirse por ello, pues han de pensar siempre que pueden muy bien tener una venda en los ojos que les impida ver sus propios errores, o  lo que es igual , que pueden estar fascinados por algún espíritu que les haga creer lo contrario de todo lo que dicen o escriben, y hacerles ver con sus halagos que son grandes mediums y en realidad, se expresan en grandes disparates.


Instrucción, he aquí la gran palabra; caridad y humildad, esta es la práctica, y junto con una conducta  intachable los mediums se ataerán hacia ellos espíritus superiores y de mucha Luz, los cuales formarán a su alrededor una verdadera muralla que les hará inaccesibles a los malos espíritus, puesto que cada obra buena que hagan se atraerá hacia ellos espíritus más puros, a la par que se irán separando los del mal, dado el caso que estos se unen a los hombres por afinidad y simpatía. Procurar, pues, seguir y practicar los consejos del sabio maestro si es que quereis ser  los fieles intérpretes del Espíritu de la Verdad, y nada tendréis  que temer, porque solo se os comunicarán espíritus buenos que con sus sabios consejos harán marchar la humanidad por la senda que conduce a la felicidad eterna; y vosotros, después de cumplida vuestra misión, seréis elevados a las esferas de la Luz. Sois de los llamados, pero si no merecéis ser de los elegidos porque os dieron la oportunidad y preferisteis las tinieblas; en ellas andaréis envueltos en largos siglos, si no procuráis imitar en cuanto os sea posible, al gran Médium de Dios, que descendió a la Tierra para enseñarnos a amar y sufrir, y que ahora se cierne sobre los mundos superiores, protegiendo al nuestro y haciéndolo marchar por la senda de la verdad, que es el único camino que conduce a la mansión de los grandes elegidos.

- Jose Luis-

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               LA GRANDEZA DE DIOS 
                                      ( Comunicado mediúmnico)


                                               ( Médium A.M.)

     En todo resplandece la grandeza de Dios, así se ve en las cosas más grandes como en las más pequeñas.
    Observad el insecto microscópico que se ensaya a la vida; ser nacido de la descomposición de sustancias orgánicas, que llevan en sí los gérmenes necesarios para que la vida animal se presente, y notaréis con asombro que aquél diminuto ser que apenas puede apreciar la simple vista, está dotado de órganos múltiples que le sirven para el desempeño de sus funciones en la vida animal.
     Si tan delicado es el conjunto, ¿ cuanto no lo será en sí cada parte de su organismo?. ¡ Qué vasos tan ténues, tan delicados, serán aquellos que sirven para la nutrición y circulación en aquel cuerpo infinitamente pequeño !.
     En él hay un sistema completo de vida; organización sencilla, es verdad, si la comparaís con la de un mamífero, pero muy complicada si la consideráis en sí misma.
    Aparatos de nutrición, de circulación, de locomoción, de reproducción, ¿No es esto maravilloso?, ¿No se ve aquí una obra perfecta en su pequeñez infinita?.


   Elevaos ahora en el espacio.....

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