miércoles, 25 de marzo de 2020

El Progreso, explicado

  INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Consideraciones sobre el Más Allá
2.- La Reencarnación, comentada desde el Plano Espiritual.
3.- Espíritus errantes
     Frase de Emmanuel
4.- Fijación mental
5.-  El Progreso, explicado





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      Consideraciones sobre el Más Allá

        LAS E.C.M. Y LA MUERTE

     El tema de la muerte o la frontera entre la vida física, que es la que conocemos, y la otra vida, suscita permanentes debates e incertidumbres que obligan al hombre común a buscar respuestas que le ofrezcan, a ser posible, una claridad, una certeza sobre el porvenir.

     La muerte y el Más Allá no son un tema a resolver exclusivamente desde un punto de vista filosófico o religioso, ni tan siquiera científico, puesto que atañe a la esencia misma del ser humano y al grado de madurez espiritual que haya sido capaz de alcanzar, de una sensibilidad que le permita captar el significado trascendente de la vida. Nace de dentro hacia afuera, muchas veces basta con que encuentre los estímulos externos que le hagan despertar en su interior.

     En otras ocasiones anteriores hemos repasado algunas creencias establecidas en nuestra cultura religiosa: el cielo, el infierno, el purgatorio…, incluso la “nada” como la opción más materialista. Sin embargo, en esta ocasión nos vamos a detener en el terreno de las experiencias personales, aquellas que guardan relación con los acontecimientos que les ocurren a ciertas personas que se encuentran en el umbral de la muerte, e incluso llegan a estar clínicamente muertas. Nos referimos a las ECM o Experiencias Cercanas a la Muerte. Este tema lo consideramos de extraordinaria relevancia por cuanto contribuye con sus innumerables testimonios a reforzar otros ámbitos de las manifestaciones de tipo espiritual que nos hablan en un mismo sentido, como pueden ser las manifestaciones mediúmnicas o la transcomunicación instrumental (TCI), por citar algunas. Se trata de las experiencias que les ocurren a muchas personas en el transcurso de una crisis orgánica, bien sea producto de un accidente o de una enfermedad. En un momento dado quedan clínicamente muertas, es decir, se detiene el corazón y la actividad cerebral se para. A partir de ese momento, mientras los equipos sanitarios tratan de recuperar al paciente, este comienza a vivir una experiencia que no olvidará jamás.

      Se ve flotar y al mismo tiempo observa desde lo alto de la sala un cuerpo al cual muchas personas tratan de reanimar; enfermeras y médicos corren de un lugar para otro; ya no siente ninguna molestia física, y piensa que no merece la pena recuperar el cuerpo inerte. En su nuevo estado se encuentra con que posee un cuerpo espiritual idéntico al que acaba de dejar pero que no le perturba lo más mínimo. Posteriormente, observa un punto de luz que por momentos se va haciendo más grande hasta que lo llega a envolver ofreciéndole una sensación de paz y de amor indescriptible. Percibe a seres de luz que muchas veces no llega ver, pero que los siente con claridad; le acompañan en todo momento, incluso algunos de ellos los reconoce como familiares ya fallecidos. En ocasiones, algunos sujetos que viven estas experiencias se ven trasportados a lugares maravillosos, de un colorido y de una belleza imposible de comparar con nada de la Tierra. Observan con los ojos del alma, durante un tiempo imposible de medir, los acontecimientos de sus vidas, pero desde otra perspectiva diferente, es decir, en base a los sentimientos y reacciones que ha provocado en los demás. Finalmente, llegan a una especie de frontera en que se les advierte que no la pueden traspasar, pues esto ocasionaría la ruptura total con la vida física. Se les comunica que su misión no ha finalizado todavía; una misión que consiste básicamente en aprender a amar incondicionalmente y a adquirir sabiduría.

     Posteriormente vuelven al cuerpo físico y retoman los dolores y sufrimientos propios del estado en el que se encontraban, recuperan la consciencia y observan al equipo médico, pero esta vez ya desde “dentro de su cuerpo”. Esta es, a grosso modo, el modelo de experiencia común a una mayoría de pacientes que se han visto envueltos en este tipo de crisis fisiológica grave, variando de unos a otros algunos matices y circunstancias.

     Los trabajos, entre otros, del Doctor Raymond Moody, la doctora Elisabeth Kübler Ross, del cardiólogo Pim van Lommel o Sam Parnia, de la Universidad Stony Brook en Nueva York (EE.UU.), son encomiables, puesto que fueron capaces de recabar y clasificar entre todos ellos miles de casos en todo el mundo, poniendo de relieve la importancia de las Experiencias Cercanas a la Muerte. Cabe destacar sobre todo a los dos primeros, el doctor Moody y la doctora Kübler Ross, quienes fueron verdaderos pioneros, puesto que abrieron una vía nueva de observación de los fenómenos denominados “casi muertes”.

      Un estudio serio, objetivo y riguroso que, sin embargo, no les supuso un reconocimiento inmediato de su trabajo, sino todo lo contrario, un rechazo, como suele ocurrir cuando surgen ideas nuevas que amenazan las que están ya establecidas desde tiempo casi inmemorial. Estamos hablando de una época,a  finales de los 60, e incluso bastantes años después, donde la muerte continuaba siendo una cuestión tabú en el campo de la medicina; nadie le prestaba atención en los ámbitos académicos y científicos. En la medicina de aquella época se observaba la muerte como un fracaso de la ciencia, y que una vez se había consumado en el paciente ya no se le prestaba ninguna atención.
     Las experiencias cercanas a la muerte se observaban con mucho escepticismo o incluso eran catalogadas como “anomalías” extrañas e irrelevantes.

     Tuvieron que ser estos investigadores audaces ya mencionados, así como otros posteriores, los que abrieran el tarro de las esencias del verdadero sentido de un fenómeno muy común pero escondido a la luz pública. ¿Por qué es tan importante el fenómeno de las experiencias cercanas a la muerte? Sin ninguna duda, por muchos motivos:

     – Porque no discrimina edad, creencias u origen cultural. Cualquier persona de cualquier país del mundo es susceptible de vivir este tipo de experiencias.
     – Porque los testimonios son abrumadoramente coincidentes. Pueden variar en matices o detalles más o menos extensos, pero la base fundamental es común a todos ellos.
     – Porque también atañen a los niños, seres que todavía no han tenido tiempo de ser manipulados o fuertemente influenciados por creencias o informaciones recibidas.
     – Porque marcan extraordinarias similitudes y coincidencias con lo vivido por ciertos místicos de todas las épocas y de diferentes religiones, al narrar sus experiencias de verse desprendidos de su cuerpo físico, en un estado de alteración de la conciencia.
     – Porque también ha alcanzado a los propios médicos y a personajes ilustres del campo de la medicina o de la ciencia, personas tan poco dudosas  como es, por ejemplo, el doctor Eben Alexander, neurocirujano de Harvard, quien vivió una experiencia muy intensa y extraordinaria, recogida en su obra best seller “La Prueba del Cielo”.
     – Porque coincide con los mensajes recibidos a través de numerosos médiums, y que fueron codificados y ampliamente explicados por Allan Kardec, el padre del espiritualismo moderno, bien llamado Espiritismo. Es digno de mención el paralelismo existente entre el método de trabajo riguroso e imparcial de los doctores Moody, Kübler Ross, Van Lommel o Sam Parnia de la época actual, con las investigaciones de Allan Kardec a mediados del siglo XIX. El denominador común a todos ellos fue y es la recopilación de testimonios de personas que se “fueron” y vivieron una intensa experiencia, para después “volver” al cuerpo físico.

     En el caso espírita, son aquellos que se fueron pero ya no volvieron con su propio cuerpo físico, pero que ayudados por intermediarios sensibles (médiums) fueron capaces de transmitir su experiencia a nuestro plano material. ¿Coincidencia? ¿Casualidad? Sería mucho decir. Más bien se trata de unas evidencias que cada día, en base a los progresos de la humanidad, se hacen más patentes. El grado de aceptación e interés por estudiar estos temas trascendentes que tienen que ver con el Más Allá y lo que ocurre después de la muerte ya no son extraños para una mayoría, incluso en el campo científico y en base a los nuevos descubrimientos que la física cuántica está constatando: Universos paralelos, partículas que varían su comportamiento sólo cuando son observadas, etc., nos abren un abanico de posibilidades que converge con aquello que nos transmite la doctrina espirita recopilada por el propio Allan Kardec. Por lo tanto, podemos afirmar que la muerte no existe.

     Las ECM siguen siendo a día de hoy un poderoso pilar donde se puede apoyar el ser humano para confirmar aquello que a nivel teórico ya sospechaba, dándole un sentido definitivo a su vida, priorizando el trabajo que atañe a su realidad espiritual y que es, sencillamente, el aprendizaje del amor incondicional y el conocimiento práctico. Un camino seguro hacia la plenitud.

 José M. Meseguer- Amor, Paz y Caridad

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     LA REENCARNACIÓN,COMENTADA               DESDE EL PLANO ESPIRITUAL

Médium, J. D.

     La gran idea de la reencarnación es la única, mis hermanos, capaz de restaurar nuestra decadente sociedad.

     Solamente ella puede reprimir ese egoísmo avasallador que desagrega familia, patria y sociedad, y que sustituye la generosa idea del deber por esa feroz concepción de una individualidad que se debe afirmar a todo costo.

     El materialismo que destrozó la creencia en la vida futura y los dogmas incompletos, que desnaturalizan el principio sublime de las religiones, hicieron marchitar en el alma humana esas admirables flores de un ideal superior a las subalternas contingencias de la vida material y a la brutalidad impulsiva de los instintos.

     Es preciso, mis hermanos, que alguna cosa venga a despertar en las almas el sentido de la vida espiritual.

     Por mas que la Ciencia multiplique sus maravillas, por mas que el hombre consuma las admirables facultades de su inteligencia y de su genio, permanecen estériles todos sus esfuerzos si en sí mismo no posee las fuentes vivas de la vida espiritual; si no siente palpitar en sí esa vida imperecible, que le asegura la inmortalidad y lo vuelve consciente de ese Universo eterno, del que es una de las vivas y eternas partículas.

     ¡No, no!, hermanos, el hombre no es ese efímero y anónimo ser; partícula transitoria de la vida, que dura apenas un instante para sufrir y morir. El hombre es la vida, la vida eterna, individualizada en la sustancia para adquirir consciencia de sí mismo y constituir la plenitud de la felicidad por la plenitud del conocimiento.

     Sí, el hombre es grande: grande porque es el artífice de su propia grandeza; grande porque, con su propio esfuerzo, crea su futura personalidad; porque todas las adquisiciones de su inteligencia, de su razón y de su corazón, las debe él a su trabajo y experiencia.

     ¡Oh divina reencarnación! Por ti, el bruto inconsciente se convierte en un genio; por ti, el malo adquiere la bondad suprema y el ignorante el conocimiento de todas las cosas. Por ti, el hombre toma gradualmente conciencia de sí mismo; cada vida le trae una experiencia, cada existencia una fuerza y un poder nuevos; por ti, no hay dolor ni prueba que no tenga objetivo; toda alegría es una recompensa. Por ti, la más íntima solidaridad vincula a todas las criaturas, y el progreso, la formación de una sociedad mejor, es la obra común y secular.

     Cuando la idea de la reencarnación se haya nuevamente señoreado de la mentalidad humana, el progreso social dará un paso inmenso. Las miserias y pruebas del hombre le parecerán menos dolorosas, porque tendrán para él un sentido positivo. Con mas seguridad ha de él saborear sus alegrías, porque sentirá que la vida se le tornó estable con la inmortalidad.

     El Universo ya no le parecerá una implacable maquinaria cuyos engranajes trituraban despiadadamente a las criaturas, sin preocuparse con sus gritos y estertores.-

     El hombre comprenderá, entonces, que existe un foco inmenso, del cual es él llamado a tornarse una centella consciente y fecunda, después de haber aprendido, en la serie de sus vidas sucesivas, el secreto de la eterna vida, o sea: la inteligencia que sabe, la consciencia que actúa, y el amor que ama. 

CRISTIANISMO Y ESPIRITISMO
LEÓN DENIS

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                                   ESPÍRITUS  ERRANTES


     En el intervalo de sus existencias corpóreas, el Espíritu está errante. La erraticidad no tiene una duración determinada; en ese estado, el Espíritu es feliz o infeliz; según el buen o mal empleo que hizo de su última existencia; él estudia las causas que apresuraron o retardaron su adelanto; toma las resoluciones que procurará poner en práctica en su próxima encarnación y escoge, él mismo, las pruebas que cree más apropiadas para su evolución; pero en algunas ocasiones se equivoca o sucumbe, porque no mantiene, como hombre, las resoluciones que había tomado como Espíritu.

17. El Espíritu culpable es castigado con sufrimientos morales en el mundo de los Espíritus y con penas físicas en la vida corpórea.


     Sus aflicciones son consecuencias de sus  faltas, vale decir, de sus infracciones a la ley de Dios; de esta manera constituyen, a la vez,una expiación del pasado y una prueba para el porvenir; así es que el orgulloso puede tener una existencia de humillaciones; el tirano una de servidumbre y el mal rico una de miseria.


18. Hay mundos apropiados a los diferentes grados de adelanto de los Espíritus y donde la existencia corporal se encuentra en condiciones muy diferentes. Cuanto menos avanzado es el Espíritu, tanto más pesado y material es el cuerpo con que se reviste; a medida que se purifica, pasa a mundos superiores moral y físicamente. La Tierra no es ni el primero ni el último, pero, sí, uno de los más atrasados.


19. Los Espíritus culpados están encarnados en los mundos menos avanzados   donde expían sus faltas por las tribulaciones de la vida material. Esos mundos son para ellos verdaderos purgatorios, pero de donde depende de ellos salir, trabajando por su perfeccionamiento moral. La Tierra es uno de esos mundos.


20. Siendo Dios, soberanamente justo y bueno, no condena a sus criaturas a castigos perpetuos por faltas transitorias; les ofrece en todo momento medios para progresar y reparar el mal que pudieron hacer. Dios perdona, pero exige el arrepentimiento, la reparación y el retorno al bien; de suerte que la duración del castigo es proporcional a la persistencia del Espíritu en el mal; en consecuencia, el castigo sería eterno para aquel que permaneciese eternamente en el mal camino; pero, desde que la claridad del arrepentimiento entra en el corazón del culpable,

     Dios extiende sobre él su misericordia. Así, la eternidad de las penas debe ser entendida en el sentido relativo y no en el sentido absoluto.

EL ESPIRITISMO EN SU MÁS SIMPLE EXPRESIÓN. ALLAN KARDEC.

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"Aunque te encuentres en un gran laberinto, en el que la vida te parezca como una larga noche, recuerda que las estrellas reinan sobre las tinieblas, y que por más espesas que sean las sombras nocturnas, determinan las Leyes de Dios que mañana sea un nuevo día".
- Emmanuel-

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FIJACIÓN MENTAL

¿Usted ya ha tenido la sensación de que no cerró la puerta,  no desconecto la placa eléctrica, no cerro el coche, no apagó la luz?
Esas situaciones surgen, poniendo en duda lo que, hace pocos minutos, teníamos  como una certeza.
Si nosotros nos dejamos atormentar por tales ideas, ellas pasan a formar parte de lo cotidiano, transformándose en neurosis que, en escala mayor, nos causan prejuicios. Es la llamada idea fija, fijación mental o mono idea.
En esa misma línea de raciocinio, los sentimientos de celos, de envidia, los fanatismos políticos, religiosos y deportivos, considerados los grados de intensidad, pueden causar daños a nuestra economía espiritual.
Causadas por esas ideas fijas, surgen las ansiedades, los miedos, las inseguridades, las amarguras guardadas, entre otros males.
Cuando agasajamos esos sentimientos en nuestra intimidad, de manera  tal que nos dejamos atormentar por ellos, hasta el punto que se constituyen en una idea fija o mono idea, podremos generar desequilibrios y perturbaciones de difícil solución.
Si percibimos las insinuaciones de esas ideas negativas intentando instalación en nuestras mentes,  enviemos esfuerzos para expulsarlas inmediatamente.
Empleemos la voluntad firme, la iniciativa, la perseverancia, en los buenos propósitos, la fe la paciencia, como verdaderos antídotos para expulsar esas ideas perniciosas.
La transformación moral, la acción en el bien, los nobles ideales del sentimiento, del arte, de la cultura, son medidas eficientes en la prevención de las ideas indeseables.
Si,  algunas veces, nos encontramos enredados en las telas  de circunstancias perturbadoras, hagamos un análisis de los pensamientos que alimentamos, pues en ellos están la causa de esos desequilibrios.
Por tanto, mantener la mente y las manos ocupadas en el trabajo noble son medidas profilácticas,  que nos fortalecen espiritualmente, predisponiéndonos a la liberación definitiva de esas verdaderas prisiones mentales.
Busquemos arreglar nuestra mente con optimismo, con lecturas edificantes, con fe en Dios, permitiéndonos ser felices tanto como de felices podemos ser en la tierra.
Jesús aseveró que donde estuviere nuestro tesoro, ahí está nuestro corazón.
     Que la esperanza sea nuestro gran tesoro y que nuestro corazón pueda estar siempre balsamizado por sus luces, iluminándonos el alma  y ayudándonos a liberarnos, en definitiva, de las prisiones mentales que tanto nos angustian.
    Cuando nos permitimos fijaciones mentales desajustadas, Espíritus infelices pueden sugerirnos ideas maléficas, aumentando nuestro desequilibrio.
      En esas situaciones pueden incitarnos el orgullo, la sed de venganza, los celos, las fobias, entre otros males.
      No fue otro el  motivo por el cual Jesús recomendó vigilancia y oración.La vigilancia sobre los pensamientos que emitimos, a fin de que podamos controlarlos, no permitiéndonos caer en sugestiones infelices de Espíritus atormentados. Y la oración, en la búsqueda de inspiraciones nobles venidas de lo Alto.

- Mercedes Cruz-

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                       EL PROGRESO, EXPLICADO
   La razón se subleva contra la mayor parte de los dogmas y afirmaciones del catolicismo, porque unos y otras tienden siempre a empequeñecer al Autor de la vida, al Padre universal.
          Cuando el espíritu pensador pide a esa religión positiva una explicación sobre el Progreso, no encuentra más respuesta que el fatal: Dios lo quiere, con cuyas palabras contestan a todas las preguntas que les son molestas por no poderlas aclarar, los sacerdotes católicos, sin darse cuenta de que haciéndolo así, atribuyen a Dios la mar de injusticias y pequeñeces. Efectivamente, si es porque Dios lo quiso así, que hoy disfrutan las almas recién creadas, según el catolicismo, ó sean los hombres actuales, de los beneficios de la moderna civilización, mientras que en la edad prehistórica, vivieron en cavernas, teniendo que desalojar las tierras, para habitarlas, sin luz, sin fuego, sin medios para trasladarse ni para comunicarse con el resto del mundo; hay que confesar que el Creador derrama bienes sin número sobre las generaciones presentes, de los que estuvieron privadas las pasadas, hecho que significa un privilegio a favor de estas, y por consiguiente una injusticia.
       Es más, también hay que reconocer que los hombres de hoy son más adelantados intelectual y moralmente que los que vivieron en los siglos anteriores, de lo que se deduce, puesto  el hombre es manifestación práctica del estado de su Yo espiritual, que las almas de hoy son más elevadas que las de ayer, y puesto que afirma el catolicismo que Dios las crea a la par que sus cuerpos, es preciso también admitir que Dios crea ahora, almas más civilizadas, más inteligentes, más morales que antes, lo cual supone otra injusticia y falta de amor para con nuestros antepasados, que fueron privados, solamente porque sí, de las mil ventajas que representan un mayor nivel de cultura y de elevación moral, o sea, un estado más avanzado de civilización.
       El Espiritismo, amparándose de la verdad, admitiendo la pluralidad de existencias del alma, lo aclara todo, dejando intactos el amor y la justicia del Eterno.
           Aquellos seres primitivos que pasaron por la Tierra, diferenciándose muy poco en sus manifestaciones, de los animales con los que tuvieron que sostener encarnizadas luchas, que después fueron a continuar su ciclo de existencias de aprendizaje de la vida, en las razas salvajes, mejorando continuamente, de siglo en siglo, su manera de ser y de estar, y por consecuencia, de obrar. aquellos seres que llegados ya a la encarnación en nuestra Europa, durante la Edad Media, se entregaron a todas las crueldades y maldades, propias del atraso que formaba aún el fondo de su ser espiritual, somos nosotros mismos. Somos los mismos seres, que sometidos tantas veces al crisol de la encarnación, hemos ido saliendo de la infancia del alma a la adolescencia, y de la adolescencia a la madurez, por más que aún nos hallamos al principio de ese periodo de nuestra vida sin fin.
          Hemos vivido casi como los brutos en la época de la aparición del hombre en la Tierra. Poco a poco, y a través de una numerosa serie de existencias, ha adelantado nuestro espíritu, trabajando él mismo para su propio progreso y para el de todos, y naturalmente, ha ido gozando en sus existencias más recientes de todos los adelantos y beneficios de la civilización que él mismo ha implantado con el concurso de todos.
         No hay pues, injusticia en todas las ventajas que disfrutan hoy en día los hombres, con los descubrimientos de la Ciencia, puesto que ese estado de progreso es debido a su propio trabajo y a  la Tierra, el alma que por ese medio vino a manifestarse en ella, no es niña, no es recién creada, como lo afirma el catolicismo. Ahí está precisamente el error; No. Es un alma que unida a todos los seres espirituales afectos a la Tierra, ha pasado por todos los modos atrasados de vida para conquistar este estado actual de progreso relativo que no es sino una promesa de los nuevos grados de mayor civilización que ha de alcanzar. Es justo que goce de todos los bienes que ofrece hoy al hombre nuestra tierra en sus regiones algo civilizadas, puesto que este modo de ser de las sociedades modernas es exclusivamente obra suya.
             Luego, no existe injusticia en la obra progresiva del Autor de todo, puesto que, siendo los espíritus que hoy la habitan, los mismos que se manifestaron desde el principio de la vida inteligente, al gozar de estos beneficios, se cumple en ellos la  Suprema y Equitativa Ley de la Creación, que da a cada cual según sus obras.

- Camilo-

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