martes, 10 de marzo de 2020

Primera experiencia

  INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Cuando los hijos se van antes que nosotros
2.- Primera experiencia
3.- Las Leyes eternas del Universo
4.- Las Profecías





                                               

                                                       *************************



                                 
                                                                   

   CUANDO LOS HIJOS SE VAN DELANTE DE NOSOTROS

Si existe una circunstancia muy desafiante para el corazón de una madre, es tener que enterrar a su propio hijo. Lorelei Go, madre de tres hijos, "perdió" a sus 3 hijos por cáncer de hígado en un pequeño intervalo de 4 años.
Su hijo mayor, Rowden, fue diagnosticado con cáncer de hígado en etapa 4 y falleció en 2014. Solo un año después, Lorelei Go enterraría a su hijo del medio, Hasset, que padecía el mismo cáncer de hígado. Su hijo menor, Hisham, también fue diagnosticado con cáncer de hígado y, aunque se sometió a varios tratamientos, incluida la criocirugía experimental en China, poco más de dos años después de la muerte de Hasset, Lorelei tuvo que enterrar a su último hijo de apenas 27 años.
Aunque Lorelei experimentó un momento en que cuestionó las leyes de Dios, se dio cuenta de que era una prueba para fortalecer sus convicciones. Como persona de fe, decidió pensar en sus hijos en condiciones más agradables en el más allá y conserva la esperanza del momento en que pueda reunirse con ellos. Esto, según ella, es lo que le da fuerza. Cuando habló con GMA Public Affairs, Lorelei dijo que sabe que todo esto es parte de los planes de Dios para "probar y fortalecer mi fe", según lo citado por goodtimes.my.
Pocos están preparados para recibir la noticia de que un niño tiene cáncer voraz. Mucho menos ver al hijo perder la batalla por la enfermedad. Sin embargo, existe una necesidad urgente de apaciguar nuestra conciencia en lugar de la infelicidad cuando el diseño de Dios es sacar a uno de nuestros hijos de este planeta de prueba y expiación.
Según interpretaciones apresuradas, concebimos que muchas situaciones llamadas infelicidad, cesan con la vida física y encuentran su compensación en la vida más allá de la tumba. Emmanuel, con la noble sensibilidad que marca su forma de ser, considera que "ningún sufrimiento en la Tierra tal vez sea comparable al del corazón que mira sobre otro corazón congelado y amado que el ataúd transporta a un gran silencio". Y enfatiza, convincentemente: “Que aquellos que ya han estrechado a un hijo pequeño se transfiguran en un ángel de agonía contra su pecho. [1]
En realidad, antes de quienes exigen la Vida en la Espiritualidad, el comportamiento del espiritista es algo diferente, o al menos debe ser diferente, sin embargo, varía de persona a persona, con prevalencia, obviamente, de factores vinculados a la fe y la emocionalidad.
En estos momentos cruciales del entierro de un niño pequeño, el espiritista llora discretamente, pero se fortalece en la oración. En la certeza de la gloriosa inmortalidad, el llanto que se desliza en la cara del sufrimiento domina y busca con esperanza una de las virtudes evangélicas, el bálsamo para la nostalgia justa.
El Espiritista consciente nunca cede ante la desesperación. No falla en las invitaciones a la rebelión, porque sabe que la revuelta es insubordinación ante la Voluntad Magna del Creador, que el espiritista aprende a comprender y acoger, paradójicamente e inexplicablemente alegre, aunque por dentro, inclinado por el peso de las agonías más agudas.
- Jorge Hessen- (Art, tomado de la Revista "A Luz da Mente")



                                                        *************************************





















     PRIMERA EXPERIENCIA 

–           "Hermanos míos, sin duda os sorprenderá este cambio; sin embargo, no hay nada raro, y tampoco debéis suponer que hay mistificación. Nosotros, los espíritus desencarnados, adoptamos la apariencia o la voz según las circunstancias, y nuestro trabajo, libremente aceptado, consiste en actuar de la manera más apropiada a cada caso. Cuando se trata de niños, nos hacemos como ellos para conducirles durante esos momentos en los que el cuerpo material sufre las consecuencias de una enfermedad y el espíritu se libera, entrando en el plano espiritual, y si han de volver cuando aún no es llegado su momento. Debéis entender también que el espíritu, en general, es siempre adulto; que ya ha vivido muchas vidas y solo es niño durante un corto espacio de tiempo, cuando reencarna.

Nada más por ahora, queridos hermanos. He cumplido la misión que se me había encomendado; daros a conocer y haceros comprender un poco de lo que es el mundo de los espíritus. No quiero retirarme sin deciros que el nombre de Chatita es el que mis padres usaban conmigo hasta mi desencarnación, que se produjo a los diez años.
Mucha paz."
Nunca me cansaré de agradecer a Dios y a los buenos espíritus sus enseñanzas directas. En aquellos tiempos en los que carecíamos de libros por estar prohibidos, sus manifestaciones adquirían una altísima magnitud, y que hoy, gracias a la codificación kardeciana y otros libros reveladores, he podido corroborar todo aquello que ellos, en aquellos difíciles años, me enseñaron.
Son muchos los años que tengo y mucho lo que he aprendido; sin embargo, necesitaría otros tantos y muchos más para adquirir los conocimientos que necesita el alma humana para crecer y evolucionar. Pero somos espíritus inmortales y la bondad de Dios nos concede muchas vidas para lograrlo, y solo debemos no desaprovechar todas las oportunidades que con ellas nos da para avanzar hacia la plenitud que, aunque lejana, es certera.
Mucho amor.
 Maria Luisa Escrich( Tomado de la Rev. Amor,Paz y Caridad)

                                ********************************





LAS LEYES ETERNAS DEL UNIVERSO

Todo, las fuerzas y los seres, las humanidades y los mundos, todo es gobernado por la inteligencia.- El orden y la majestad del Universo, la justicia, el amor, la libertad, todo reposa en leyes eternas, y no hay leyes eternas sin una razón superior, fuente de toda la ley. Por eso es que ningún ser, ninguna sociedad puede desarrollarse y progresar sin la idea de Dios, o sea, sin justicia ni amor, sin libertad ni razón, porque Dios, representando a la eternidad y a la perfección, es la base esencial de todo lo que hace la belleza, la grandeza de la vida, la magnificencia del Universo.
      Muchos equívocos han dividido al mundo respecto de tales cuestiones; el moderno espiritualismo los viene a disipar. Hasta ahora buscaban los materialistas el secreto de la vida universal donde él no se encuentra: en los efectos; los cristianos, por su lado, lo buscaban fuera de la Naturaleza. Hoy comprendemos que la causa eterna del mundo no es exterior al mundo, mas está dentro de él; ella es al alma, el foco, como nuestra alma es en nosotros el foco de la vida.
    La ignorancia de estas cosas es la causa principal de nuestros desaciertos; es lo que compele al hombre y la sociedad a la práctica de actos cuyas consecuencias acumuladas los destrozan.
    Muchísimo tiempo se consideró la obra divina y las leyes superiores bajo el estrecho punto de vista de la vida presente y del mezquino plan de la Tierra, sin comprender que es en el encadenamiento de las vidas sucesivas y en la colectividad de los mundos que se revelan la armonía universal, la justicia absoluta y la gran ley de la evolución de los seres hacia el Bien perfecto, que es Dios.
    No puede la obra divina ser medida, ni con relación al tiempo, ni a la extensión. Ella se expande en los cielos en infinidades de soles, y se rebela, en la Tierra, tan admirable en la humildísima florecilla, como en los gigantes de las florestas. Dios es infinito; la Creación es eterna. No se puede concebir la Creación oriunda de la nada, porque la nada no existe. Dios nada podría sacar de una nada imposible, ni crear nada fuera de su infinitud. La Creación es incesante; el Universo, inmutable en su todo, se encuentra en vías de transformación constante en sus partes.

      Con todos sus mundos visibles e invisibles, sus espacios celestes, sus poblaciones planetarias y siderales, el Universo representa un inmenso taller en el que todo lo que se agita y respira, trabaja en la producción, en el mantenimiento y en el desarrollo de la vida. Cada globo que gira en la inmensidad es la morada de una sociedad humana. La Tierra no pasa uno de los planetas más insignificantes de la gran jerarquía de los mundos, y la sociedad terrestre es de las más inferiores. Mas también ella se perfeccionará, nuestra esfera se ha de tornar en una venturosa morada. Aspiraciones más nobles encaminarán a la Humanidad hacia la senda de la renovación gradual y del progreso moral.

     Todo se transforma y se renueva mediante el ritmo incesante de la vida y de la muerte. A medida que se extinguen algunos astros, otros surgen y brillan en el ámbito de los espacios. Fue lo que hizo decir al poeta que hay cunas y tumbas en el cielo. Como el hombre, los mundos nacen, viven y mueren; los universos se disuelven, todas las formas pasan y se disipan, mas la vida infinita subsiste en su eterno esplendor.

    Así, también la cadena de nuestras existencias extiende, en la continuidad de los siglos, sus eslabones opacos o brillantes. Se suceden los acontecimientos sin ligazón aparente, y sin embargo la indefectible justicia les determina el curso de conformidad con reglas inmutables. Todo se relaciona, en el dominio moral como en el orden material.

    Un plan admirable se ejecuta; solo Dios conoce el conjunto. De él no divisamos mas que algunas líneas, y ya esa percepción es un deslumbramiento.. Nuestra comprensión de las cosas divinas crecerá con nuestros progresos, en la proporción que nuestras facultades y nuestros sentidos, enalteciéndolos, se nos abren nuevas perspectivas para los mundos superiores.

(Cristinianismo y Espiritismo)
León Denis

                                                        ************************************




                                  

  LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Teoría de la Presciencia

1. ¿Es posible el conocimiento del futuro? Se comprende la previsión de los acontecimientos
que son la consecuencia del estado presente, pero no de los que no tienen con éste relación alguna y, menos aun, de los que se atribuyen a la casualidad. Las cosas futuras no existen, se suele decir,están aún en la nada. Pues entonces, ¿cómo saber que han de suceder? Sin embargo, los ejemplos de profecías realizadas son numerosos, de donde se deduce que existe aquí un fenómeno cuya clave no se tiene, puesto que no hay efecto sin causa. Pues bien, esa causa es la que intentaremos hallar,ayudados por el Espiritismo,clave, en sí, de tantos misterios y que nos mostrará, además, que el hecho mismo de las profecías no se aparta de las leyes naturales.

   Tomemos, como comparación, un ejemplo usual que nos ayude a comprender el principio
que nos proponemos esclarecer.

2. Supongamos a un hombre apostado en la cima de una elevada montaña, observando la
vasta planicie que se extiende a sus pies. En esa ubicación, un kilómetro significa poca cosa, pues con facilidad podrá abarcar con una sola mirada todos los accidentes del terreno, desde el comienzo hasta el final de la ruta. El viajero que recorre ese camino por primera vez, sabe que caminando llegará a destino: lo que constituye una simple previsión como consecuencia de su marcha. Pero los accidentes del terreno, las subidas y bajadas, los ríos que deberá cruzar, los bosques que ha de atravesar, los precipicios en que pueda caer, los ladrones acechando su paso, las casas hospitalarias que puedan darle asilo, todo esto y muchas otras cosas más son independientes de la persona del viajero: conforman para él lo desconocido, el porvenir, porque su visión no se extiende más allá del pequeño círculo que lo rodea. En cuanto a la duración, la mide por el tiempo que pone en recorrer el
camino. Quitadle los puntos de referencia y ya no podrá apreciarla cabalmente. Respecto al hombre que ocupa la cima de la montaña y que sigue con la vista al viajero, para él todo es presente.

   Supongamos que el hombre de la montaña descendiera y le manifestara al viajero: “En tal lugar encontraréis tal cosa, seréis atacado y socorrido.” Le estará prediciendo el porvenir, porvenir sólo para el viajero, ya que para el hombre de la montaña, ese porvenir es presente.

3. Si salimos del círculo de cosas puramente materiales y penetramos, con el pensamiento,
en el dominio de vida espiritual, veremos reproducirse este fenómeno en una escala mayor. Los espíritus desmaterializados son como el hombre de la montaña: el espacio y el tiempo no existen para ellos. Pero la extensión y la penetración de su visión son proporcionables a su depuración y elevación en la jerarquía espiritual. Son, en relación a los espíritus inferiores, como el hombre provisto de un poderoso telescopio con aquel que no tiene más que sus propios ojos. Estos últimos poseen una visión restringida, porque además de no poder sino muy difícilmente alejarse del planeta al que están sujetos, poseen un periespíritu de naturaleza burda que les impide ver las cosas distantes, tal cual acontece con la neblina y los ojos del cuerpo.

Se comprende, por lo tanto, que según el grado de perfección un espíritu pueda visualizar un período de algunos años, de algunos siglos e, incluso, de muchos miles de años, pues, ¿qué es un siglo en comparación con el infinito? No ve producirse los acontecimientos en forma sucesiva, como los accidentes en el camino del viajero: ve simultáneamente el comienzo y el fin del período.

Todos los acontecimientos que en ese lapso constituyen el futuro para el hombre de la Tierra, son para él parte del presente. Podría acercarse a nosotros y decirnos con total certeza: Tal cosa ocurrirá en tal momento, porque él la ve de igual manera a la que el hombre de la montañas ve lo que le espera al viajero en su camino. Si no lo hace así, es porque el conocimiento del porvenir resultaría perjudicial para el hombre, dificultaría su libre albedrío. Paralizaría el trabajo que debe cumplir para progresar: el bien y el mal que le esperan conforman los desconocido y constituyen una prueba.

    Si tal facultad, aunque restringida, puede formar parte del patrimonio de la criatura, ¿hasta dónde alcanzará en el Creador que abraza el infinito? Para Él, el tiempo no existe: el comienzo y el fin de los mundos constituyen el presente. Ante esta inmensidad, ¿qué es la duración de la vida de un hombre, de una generación o de un pueblo?

4. No obstante, como el hombre debe cooperar al progreso general y ciertos acontecimientos deben resultar de su colaboración, puede ser de utilidad, en casos especiales, que intuya estos hechos, a fin de que prepare el camino y esté listo para actuar cuando llegue el momento. Por eso Dios permite a veces que se levante una punta del velo. Pero la finalidad debe ser siempre útil, nunca para satisfacer una mera curiosidad. No todos los espíritus están encargados de esta misión, ya que hay algunos que conocen del futuro tanto como los hombres: sólo algunos espíritus suficientemente adelantados se hacen cargo de esta misión. Hay que hacer notar que estas revelaciones siempre son espontáneas y nunca, o raramente, son la respuesta a una requisitoria directa.

CAPÍTULO XVI DE LA GÉNESIS
Allan Kardec


                                                    *************************************************







No hay comentarios: