sábado, 13 de octubre de 2018

Naturaleza del Amor (1)


    Lecturas recomendadas para hoy:

1.- El Rezo y la Oración
2.- Naturaleza del Amor (1)
3.-El Porvenir y la Nada
4.-Influencia del Espiritismo en el progreso
5.-Una cuestión de actitud





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                El rezo y la oración

            En todas las épocas el ser humano ha guardado en mayor o menor medida, un sentimiento que lo ha acercado a  Lo Superior, a veces con temor, pero siempre impulsado por el deseo de recibir protección, amparo y ayuda en el vivir cotidiano.
        La oración bien hecha se hace con el corazón y supone una energía psíquica capaz de proyectarse instantáneamente a su objetivo, aunque sea el mismo Dios, o fijando la mente y el deseo  hacia alguien en particular,  para beneficiarle  con nuestras vibraciones de Amor y buen  deseo. Por tanto suponen un ejercicio mental y psíquico, dirigida a un objetivo en concreto, que puede ser un Espíritu o una persona. Cuando se proyecta al mismo Padre Dios, se hace con la intención de alabarlo, agradecerle o pedirle algo.
          La oración es una sana y necesaria actividad espiritual, que  supone abrir el alma a la Divina Sabiduría, llenándose de entendimiento y de paz interior.
Supone  un acto de amor, cuando nos abrimos a Dios en  un estado receptivo, para poder llenarnos de las inspiraciones Superiores, alimentando el alma con las fuerzas que fluyen de Su amor. Es la mejor forma de comunicación entre el ser humano y Dios. En el acto de orar el alma se eleva más cuanto más reconoce su propia pequeñez y limitación ante la inconmensurable grandeza y perfección divina, por tanto la oración  debe ser al mismo tiempo un acto de humildad, adoración y fe.
          La oración para que sea tal, debe ser correcta, o sea, con sinceridad y con recogimiento, interviniendo más los sentimientos que la razón, y como tal es una vibración del alma que siempre alcanza sus objetivos, aunque sus resultados no sean siempre ni  inmediatos ni los deseados . Cuando así sea, sepamos dar gracias al Padre Celestial y confiemos en Él, porque no nos da lo que le pedimos tal vez porque no nos conviene, desde un aspecto espiritual,  sino que nos da  lo que realmente necesitamos, y es que muchas veces lo que  humanamente pedimos no es precisamente aquello que más nos conviene como Espíritus que somos todos.  
          Los  problemas de la vida no nos deben impedir dedicar pensamientos a Dios a cada instante, en oración y adoración, pues solo hay un Dios y solo a Él hay que adorar. Lo ideal sería saber estar permanentemente “conectados” a   Él mediante el pensamiento, permanentemente, conscientemente.
          Nadie estamos libres de pecado por lo que todos tenemos la necesidad de pedir al Padre de todo corazón el regalo de Su Amor y esto se logra a través de la oración y de  la fe y confianza de su desvelo por nosotros.
          Los deseos de bien, dirigidos hacia una meta determinada, atraen el apoyo del mundo espiritual, pudiendo ayudar moralmente y  hasta  en ciertos casos, incluso a restablecer la salud de  personas por quienes se pide o se les desea el bien o la salud física y psíquica; no obstante, como ya se ha dicho, no siempre  conseguimos de inmediato el milagro solicitado o el objetivo que deseamos, pero en cualquier caso, siempre ganamos todos en fuerza interior, resignación e ideas nuevas que nos ayudan a mejorar y a superar la prueba. No supone esto que a veces Dios no nos escuche cuando le pedimos, sino que lo que nos viene como respuesta, es precisamente lo que necesitamos  para nuestra mejora evolutiva.
          Rezar significa “recitar”, y esto solo es útil y positivo si va acompañado del sentimiento e intención positivos que por sí solos  ya son una oración. De otro modo el rezo no pasa de ser una serie de palabras vacías de contenido, rutinarias  y carentes de sentido.  


          La auténtica oración  constituye tan fuerte energía psíquica y espiritual, que  tiene a veces efectos sorprendentes y casi “milagrosos”; pues es  capaz de corregir cualquier desorden moral, y hasta físico, aliviando así a Seres que se sienten desgraciados o enfermos, porque les causa una sensación  de consuelo, de alivio y  en ocasiones, hasta de curación. En este caso es de señalar que también interviene otra ley cósmica, la de Causa y Efecto.  Por otra parte, el rezo y la oración vienen a ser al Espíritu lo que la gimnasia para el cuerpo,  condicionando  la mente  con  la intención y la fuerza como para hacer grandes obras.
         Cuando la oración se practica en grupo, por unos objetivos justos, nobles y caritativos,   no  se suman los efectos individuales sino que se multiplican.
Dios siempre responde a la auténtica oración por medio de Sus ángeles o Espíritus que le sirven haciendo los designios de Su Voluntad, o directamente por la influencia de Su Amor o Espíritu Santo que funciona dentro del alma humana.
            A veces parece que a Dios se le pretende  chantajear con oraciones o rezos, como cuando se le pide: “Si me concedes esto, te prometo lo otro...”, y parece que así le coaccionamos y casi le exigimos  que nos conceda lo que le pedimos, porque  parece que si no se le pide, Él no se acuerda de dar. ¿ No es esta  una idea injusta y absurda?. Menos aún  se debe exigir nada en la oración. Quien ora no puede exigir, sólo rogar o solicitar. Además tengamos en cuenta que Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos y lo merecen por su esfuerzo.
Y es que la oración no consiste solo en pedir, sino en dar lo mejor de uno mismo a los demás, a través de pensamientos, sentimientos de gratitud y acciones positivas y aún sacrificadas,  dentro de una tónica del estado anímico  elevado.
     La oración más sublime que se puede realizar es la que se hace cuando cumplimos nuestros deberes y obligaciones diarias, sin olvidarnos de Él ni por un instante.
     La gente que hace oración debería tener claro que a Dios no se le puede engañar o chantajear con la exigencia de que El  haga nuestra humana voluntad por justa que la creamos, en lugar de estar en disposición íntima de aceptar nosotros Su Voluntad, aceptando y encarando las dificultades de la vida con fe y confianza.
    La oración, no desvía la Justicia Divina, pero en cualquier caso, siempre es una vibración mental y espiritual positiva, que llega hasta el Ser por el que se  hace, y esto siempre le supone un alivio y un consuelo, porque, por ejemplo  si es un Ser desencarnado, siente el consuelo del afecto, la simpatía y el recuerdo de los que están orando por él.
     En cualquier caso a toda clase de Seres, encarnados o desencarnados, les llega mediante la oración,  una energía mental positiva que les alivia y fortalece.  A veces la oración no cambia las circunstancias de nuestros problemas, pero en cualquier caso siempre da visión para comprenderlas y fuerza para superarlas.
Para practicarla correctamente no se requieren frases hechas ni lugares o posturas especiales, solo la sinceridad y el deseo de hacerlo fe elevar   el pensamiento, así como del sentimiento que se le imprima, porque nuestro corazón  cuando se cubre de humildad y emoción,  es el altar más bello para llegar a Dios.
     Sin  este contacto con Dios, el hombre pierde la comprensión de sus designios, terminando por olvidarlo, y cuando alguna vez por situaciones límite de una vida dura quiere  restablecer el contacto, se siente aturdido y no sabe cómo  hacerlo.  Muchas criaturas buscan a Dios cuando están desesperadas, y como perdieron hace tiempo el contacto, apenas consiguen encontrar alivio.
        También es una forma de orar cuando  admiramos o nos quedamos absortos ante la magnífica obra del Creador en la contemplación de la Naturaleza o de sus criaturas, sintiendo una admiración, un agradecimiento y un Amor, al Autor Supremo de tanta grandeza.
        La oración más eficiente es haciendo el bien al prójimo con un sentimiento  de Amor.
       A algunos Seres desencarnados , las oraciones que hacen  por ellos les llegan a conmover  y les impulsan a acelerar su arrepentimiento por los actos equivocados de su vida, lo  cual es condición indispensable para que sean socorridos ; en ese caso se les hace sentir que su socorro  les llega  gracias a  la intercesión que se hace  por  ellos, lo que les causa una inmensa gratitud y afecto por los que así le muestran su cariño y su piedad.  
     Debemos saber que cuando nuestras peticiones son justas, siempre son atendidas desde el Plano Espiritual Superior, y muchas veces contestadas, no por medio de milagros, sino por medio de soluciones inesperadas ante un problema determinado, pues a veces estas soluciones o estas circunstancias que las facilitan, llegan inadvertidamente, como de puntillas, de modo  sencillo e impensado, como una casual circunstancia salvadora del problema, o a veces también  llegan por medio de una intuición que nos sugiere la solución del mismo.

    Se puede pedir ayuda tanto para personas de este mundo, como para Seres de otros mundos o desencarnados que necesitan asistencia  para aprender a seguir desenvolviéndose en su nueva situación en el mundo espiritual. La ayuda para otras personas puede ser de carácter espiritual, o de carácter físico, como es el caso de enfermos o de personas que vayan a ser intervenidas quirúrgicamente etc.  En cualquier caso es necesario, conveniente y beneficioso orar por los demás solicitando ayuda al mundo espiritual. Tengamos en cuenta que antes nos cansamos nosotros de pedirles ayuda, que ellos de que les pidan y  de ayudar.

- Jose Luis Martín-


“Como mínimo la oración nos tranquiliza para que encontremos por nosotros mismos la salida para las dificultades  a que estemos enfrentados”
                                   - Chico Xavier -

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               NATURALEZA DEL AMOR 

                                   



                                       ¿Qué es amor, sexo.. o deseo? 

Es esta una cuestión planteada reiteradamente a lo largo de la historia y que ha influido en filósofos y poetas, científicos y religiosos, en políticos y artistas, príncipes y ciudadanos comunes... Y, ahora, en los albores del Tercer milenio, a pesar de lo recorrido, aún estamos inmersos en el auto-descubrimiento real de nosotros mismos, más allá del condicionamiento que impone la media, notablemente inducida por los hábitos seculares adquiridos y que nos ha llevado, de manera general, a situar la sexualidad en apenas dos modelos: el morfológico o genital (limitado a los órganos sexuales, el placer y/o la reproducción) y el romántico (centrado en la pareja)... 


Sin embargo, la sexualidad parte de una realidad Cósmica y universal, base del espíritu en todos los planos de la Vida, latente en el micro y el macro-cosmos más allá del sentido restringido que de ella se tiene; es el sexo, de esta manera, una de las múltiples formas de manifestación (no la única) de la gran energía Creadora que pulsa en el Universo. 

BREVE ANÁLISIS ( filosófico y científico). 


El pensamiento de Platón, presenta al amor bajo tres figuras distintas: Eros, Philos y Ágape. 



En la fase de Eros, el más joven de los dioses, el amor es condicionado por el deseo y nada tiene que ver con la virtud. Es la pasión quien lo mueve., y se le representa siempre pobre, sin zapatos y sin domicilio, siempre inquieto y ávido, nunca saciado y condenado a 
la insatisfacción.. 

En la figura de Philos (amigo, en griego), el hombre va perfeccionando sus sentimientos y pasando a otro nivel se transfiere de Eros (sensualidad) para Philos (el amor filial entre padres e hijos, el fraternal de los amigos verdaderos..). Aquí, la pasión deja paso a la amistad, nos alejamos más de la carencia y el sufrimiento que impone el deseo de poseer.. 
Ya en la fase de Ágape, el amor se universaliza y pasamos a amar al otro por él mismo, aunque no sea nuestro igual. Aquí tenemos la forma más pura del afecto; pues ya no es carnal (Eros), ni ama apenas a los amigos y seres queridos (Philos), sino que abre los brazos para todos, incluso a los enemigos. Ágape es la forma más sublime del amor, y también la más rara. Es el amor crístico, la forma que, más tarde, fue ejemplificada por Jesús. 


Lectura científica 

El intercambio sexual es algo inherente e imprescindible para nuestra actual condición evolutiva, por diversos motivos; entre ellos la reproducción, como elemento sin el cual no se procesaría la perpetuación-evolución de la especie (al menos en nuestro mundo), y el de estimulador hormonal y energético al servicio de la afectividad.. El error es cuando se recurre al sexo como torpe sustituto del sentimiento o como mero mecanismo de fuga, agotando las energías sagradas y fomentando el desequilibrio psico-afectivo propio y el ajeno, con frecuencia en nombre de una libertad y una salud mal entendidas.. o convenientemente manipuladas, como veremos más adelante.

 
No podemos pasar por alto el papel del cerebro en el relacionamiento sexual y en la química del amor, pues, después de todo, el sexo y las emociones, en su génesis más primitiva, son oriundos del instinto de conservación y la ley de reproducción de las etapas evolutivas anteriores. 
Cuando, no obstante lo arriba referido, la pareja se consolida y supera la fase neuro-química del enamoramiento sin “engancharse”, entran a trabajar otras hormonas de carácter tranquilizante que funcionan como sedantes endógenos, que generan tranquilidad, autoestima, confianza.. Es decir, que podemos hablar de auténtico amor (y no de un arrebato pasional) según hayamos traspasado la franja neuro-química de la relacción o.. nos hayamos quedado por el camino. 


A tenor de lo referido,se explica la (socorrida) frase que barajan los científicos de los últimos años, aquello de que el amor está en el cerebro.. Sin embargo, nosotros que estudiamos las ciencias del alma, nos parece más acertado razonar (dentro de ese mismo pensamiento) que puede ser la pasión, más bien, la que resida en el cerebro; pero el amor es patrimonio del espíritu, y en esencia, no está condicionado por glándulas y neurotransmisores, puesto que, entre otras cosas, sobrevive a estos,una vez finalizado el tiempo de servirse del cuerpo somático para sus experiencias en la tierra. 


El amor no depende de la testosterona, y si así lo fuera, entonces estaríamos hablando de “apetito sexual”y no de amor.. No son las hormonas las que nos hacen tener mayor o menor ganas de sexo; el deseo parte del ser pensante, organizador del modelo somático., las hormonas son las mensajeras químicas, la respuesta del organismo a esa necesidad o deseo que nace en el espíritu.

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                            NECESIDAD DEL AMOR 


                                Terapéutica del cariño 
Podemos y debemos amar, relacionarnos, sentir.. pero sin dejar de utilizar el equilibrio, pues como decía Séneca: “Todo aquél que rehuye el camino de en medio nunca ha de transitar por seguro sendero.” 


En una sociedad mecanizada, de actitudes de escaparate y relaciones que apenas se quedan en la superficie (o, todo lo más, se agotan en el condicionamiento erótico), existe una gran necesidad de relacionamiento auténtico y acercamiento de sentimientos. En un mundo cada vez más “conectado” a las nuevas tecnologías, se produce la gran paradoja de estar, a la vez, más desconectados entre unos y otros. Vivimos en una sociedad repleta de corazones aislados, nos cruzamos cotidianamente pero evitamos el roce, por temor o por no saber como hacerlo.. 

Si deseamos iniciar o mantener cualquier tipo de relación (pareja, amigos o convivencia familiar) no hallaremos auténtico bienestar o satisfacción completa si no fluye la energía de los sentimientos, y para eso es importante enfrentarse a las inhibiciones y recelos sin esconder nada, así como una flor se abre al sol para crecer en plenitud y vitalidad. 


                                  Deseo y placer 
Escribía Allan Kardec en la “Revue Espirite” de junio del 1863: Todas las pasiones tienen su principio en un sentimiento o necesidad natural. El principio de las pasiones, por lo tanto, no es un mal, visto que él reposa sobre una de las condiciones de nuestra existencia. La pasión propiamente dicha es la exageración de una necesidad o de un sentimiento. Ella está en el exceso y no en la causa, y se vuelve un mal cuando tiene por consecuencia un mal. 
En un mundo de relatividades como el nuestro, es lógico pensar que huir del placer resulta tan insensato como no ver sino a través de él.. Lo que ocurre es que nos hemos ido acostumbrando (por fallidos atavismos socio-culturales) a sintetizar en la relación sexual, todo lo que enesta vida tiene que ver con el goce y el bienestar, corriendo el riesgo de privar al alma de sus reales necesidades.. Podemos vivir intensamente, con alegría vital, sin reducirlo todo a la fugaz excitación de los sentidos. 


Una cosa es la excitación erótica y otra el auténtico disfrute de aquel que no necesita el sexo como condición imprescindible para sentir la vida en todas sus posibilidades. Porque ya hemos hablado que, si podemos prescindir del erotismo, no podemos hacerlo en cuanto a la dicha de amar. No existe auténtica plenitud si no se experimenta el intercambio de emociones entre las personas: comunicar, apoyar y compartir son estímulos imprescindibles para el desarrollo integral de todo individuo. Como decía el poeta William Blake: “El amor no busca complacerse ni se interesa por si mismo, sino que entrega a otro su bondad, edificando un Cielo en la desesperación del infierno.. 


(Continúa en el siguiente ).....

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             El porvenir y la nada 

1. Vivimos, pensamos, obramos, he aquí lo positivo: moriremos, esto no es menos cierto. 
Pero dejando la Tierra, ¿a dónde vamos? ¿Qué es de nosotros? ¿Estaremos mejor o peor? ¿Seremos o no seremos? Ser o no ser: tal es la alternativa, es para siempre o para nunca jamás, es todo o nada, viviremos eternamente o todo se habrá concluido para siempre. Bien merece la pena pensar en ello. 
Todo hombre siente el deseo de vivir, de gozar, de querer, de ser feliz. Decid a uno que sepa que va a morir que vivirá todavía, que su hora no ha llegado, decidle sobre todo que será más feliz de lo que ha sido, y su corazón palpitará de alegría. ¿Pero por qué estas aspiraciones de dicha, si un soplo puede desvanecerlas? 
¿Acaso existe algo más aflictivo que el pensamiento de la absoluta destrucción? Puros 
afectos, inteligencia, progreso, saber laboriosamente adquirido, todo esto sería perdido, aniquilado. 
¿Qué necesidad habría de esforzarse en ser mejor, reprimirse para refrenar sus pasiones, fatigarse en adornar su inteligencia, si no debe uno recoger de todo fruto alguno, sobre todo con el pensamiento de que mañana quizá no nos sirva ya para nada? Si así sucediese, el destino del hombre sería cien veces peor que el del bruto, porque el bruto vive enteramente para el presente, para satisfacción de sus apetitos materiales, sin aspiración al porvenir. Una intuición íntima afirma que esto no es posible. 

2. Con la creencia en la nada, el hombre concentra forzosamente todos sus pensamientos 
sobre la vida presente, y no es posible, en efecto, preocuparse lógicamente de un porvenir en el cual no se cree. Esa preocupación exclusiva del presente que conduce naturalmente a pensar en sí mismo ante todo es, pues, el más poderoso estimulante del egoísmo, y el incrédulo es consecuente consigo mismo cuando deduce esta conclusión: “Gocemos mientras estamos aquí, gocemos lo más posible, 
puesto que con nosotros todo concluye. Gocemos aprisa, porque ignoramos cuánto durará esto.” Y este otro argumento, mucho más grave para la sociedad: “Gocemos a pesar de todo, cada uno para  sí. La dicha aquí es del más listo.” 
Si el respeto humano detiene a algunos, ¿qué freno tendrán aquellos que nada temen? Dicen que la justicia humana sólo alcanza a los torpes, por esto discurren cuanto pueden para eludirla. Si hay una doctrina malsana y antisocial, seguramente es la del nihilismo, porque rompe los verdaderos lazos de la solidaridad y de la fraternidad, fundamentos de las relaciones sociales. 
3. Supongamos que, por una circunstancia cualquiera, todo un pueblo adquiere la certeza de que dentro de ocho días, de un mes, de un año si se quiere, habrá desaparecido, que ni un solo individuo sobrevivirá, y que no quedará ni huella del mismo después de la muerte. ¿Qué hará durante este tiempo? ¿Trabajará para su mejoramiento e instrucción? ¿Se sujetará al trabajo para vivir? ¿Respetará los derechos, lo intereses y la vida de sus semejantes? ¿Se someterá a las leyes, a una autoridad, cualquiera que sea, incluso la más legítima: la autoridad paternal? ¿Se obligará a 
algún deber? Seguramente que no. Pues bien, lo que no sucede en masa, la doctrina del nihilismo lo realiza cada día aisladamente. 
Si las consecuencias no son tan desastrosas como lo pudieran ser, es primeramente porque la mayor parte de los incrédulos tienen más fanfarronería que verdadera incredulidad, más duda que convicción, porque tienen miedo del que manifiesta al anonadamiento. El título de espíritu fuerte, lisonjea su amor propio. Además, los incrédulos absolutos están en ínfima minoría, sufren, a pesar suyo, el ascendiente de la opinión contraria, y son contenidos por una fuerza material. Pero si la incredulidad absoluta fuese un día la opinión de la mayoría, la sociedad quedaría disuelta. A esto tiende la propaganda de la idea del nihilismo.1 
1. Un joven de dieciocho años padecía de una enfermedad de corazón declarada incurable. La ciencia había dicho: puede morir tanto dentro de ocho días, como dentro de dos años, pero no pasará de ahí. Lo supo el joven, y al momento abandonó los estudios y se entregó a todos los excesos. Cuando se le decía lo peligroso que era en su situación esa vida desordenada, contestaba: “¡Qué me importa, puesto que sólo he de vivir dos años! 
¿A qué cansar mi imaginación? Yo disfruto de lo que me resta y quiero divertirme hasta el fin.” He aquí la consecuencia lógica del nihilismo. Si este joven hubiese sido espiritista, habría sostenido: “La muerte sólo destruirá mi cuerpo, que dejaré como un vestido viejo, pero mi espíritu vivirá siempre. Yo seré en la vida futura lo que habré procurado ser en ésta. Nada de cuanto pueda adquirir en cualidades morales e intelectuales será perdido, y redundará en provecho de mi adelanto. Todos los defectos de que me despoje son un paso más hacia la felicidad. Mi dicha o mi desgracia venideras dependen de la utilidad o inutilidad de mi existencia presente. Me interesa mucho aprovechar el poco tiempo que me queda, y evitar cuanto pueda debilitar mis fuerzas.” 
De estas dos doctrinas, ¿cuál es la preferible? 

El Cielo y el Infierno o la Justicia Divina según el Espiritismo 
Allan Kardec 

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    INFLUENCIA DEL ESPIRITISMO EN EL 
                     PROGRESO *. 

¿Llegará el Espiritismo a ser una creencia común, o continuará siendo sólamente patrimonio de algunas personas? 


- Por cierto que llegará a ser una creencia común y señalará una nueva era en la historia del género humano, porque está en la Naturaleza y también porque han venido los tiempos en que debe tomar su puesto entre los conocimientos humanos.- Sin embargo, habrá que sostener grandes luchas, más aún contra los intereses que 
contra la convicción, porque no hemos de ocultar que existen personas interesadas en combatirlo, unas por amor propio y otras por causas enteramente materiales. Pero, puesto que sus contradictores se van quedando cada vez más solos, pronto se verán obligados a pensar como todo el mundo, so pena de ponerse en ridículo. 
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. 
ALLAN KARDEC. 
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Comentario. Cuando leemos por estos medios que el espiritismo a progresado poco, con el respeto que merecen todas las opiniones, pienso que los que dicen esto, olvidan que todos somos espíritus, y que la vida espirita como la vida en la Tierra, es un estado de evolución, y tanto en los desencarnados como en los encarnados, se están potenciando las fuerzas de los ámbitos puros, para que cuando llegue el momento del llamado la Tierra se transforme en un Mundo de Regeneración,

-Marco A. Gonzalez Sánchez-
                                                                    


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Una cuestión de actitud

La diferencia entre los países pobres y los ricos no está en la edad del país. Eso se demuestra por los países que tienen más de dos mil años y son pobres.

Tampoco reside en los recursos naturales disponibles.

Japón posee un territorio limitado, el ochenta por ciento montañoso, inadecuado para la agricultura y la cría de ganado. Pero es la segunda economía mundial.

Otro ejemplo es Suiza, que no planta cacao pero tiene el mejor chocolate del mundo.

En su pequeño territorio cría animales y cultiva el suelo apenas cuatro meses al año. No obstante, fabrica lácteos de la mejor calidad.

Ejecutivos de países ricos que se relacionan con sus pares de países pobres muestran que no hay una diferencia intelectual significativa.

La raza o el color de la piel, tampoco son importantes. ¿Cual será entonces la diferencia?

Es la actitud de las personas,moldeada a lo largo de los años por la educación y la cultura.

Cuando analizamos la conducta de las personas en los países ricos y desarrollados, constatamos que la gran mayoría sigue los siguientes principios de vida: La ética como principio básico; la integridad; la responsabilidad; el respeto a las leyes y normas; el respeto por el derecho de los demás ciudadanos; el amor al trabajo; el esfuerzo por el ahorro y la inversión;el deseo de superación; la puntualidad.

En los países pobres, solamente una minoría sigue esos principios básicos en su vida diaria.

* * *

Está en nuestras manos hacer de nuestro país un lugar mejor para  vivir.

Dios nos dio un clima adecuado, bellezas naturales en abundancia, un suelo rico y una inmensa creatividad.

Solamente basta con que accionemos nuestros esfuerzos para poner en práctica la ética, la moral, la honestidad, el trabajo.

Por eso, empecemos por cumplir con nuestros deberes, con puntualidad y celo.

Trabajemos con entuasiasmo, venciendo las horas.

Conozcamos y respetemos las leyes, sin utilizarlas para obtener ventajas personales.

Cuidemos del patrimonio público, conscientes de que mantener el municipio, el Estado y el país, nos corresponde a todos.

Cuando se destruyen autocares, cuando se ensucian monumentos públicos, cuando se roban libros en las bibliotecas públicas, recordemos que somos nosotros quienes pagamos la cuenta.

Son nuestros impuestos los que mantienen la ciudad limpia, las plazas en condiciones de ser disfrutadas por nuestros hijos, las escuelas y los hospitales funcionando.

Tampoco olvidemos que los hombres públicos, desde el concejal hasta el Presidente, están a nuestro servicio.

Con todo, es muy importante que recordemos que somos nosotros quienes debemos tener ojos y oídos atentos a la administración pública, cobrando resultados y colaborando eficazmente, porque nadie consigue hacer nada solo.

Una nación unida vence el hambre, la guerra y las condiciones adversas.

Necesitamos vencer al descanso e invertir en la educación individual, con el objetivo de ser un ciudadano consciente y actuante. Y la educación comienza, en principio, en nosotros mismos. 

Es así cuando nuestra nación será mejor: ¡cuando nosotros queramos!


Redacción de Momento Espírita, con base en el texto
La riqueza y la pobreza de las naciones, de Avaniel
Marinho.


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