Hoy presentamos:
1.- Las oraciones
2.-Hablando de la Mediumnidad (1)
3.-Formación e inmaterialidad de los Espíritus
4.-Punto de partida del Espiritismo
5.- La Carne es débil
6- Retomando el camino a Casa-
6- Retomando el camino a Casa-
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LAS ORACIONES
658 – ¿La oración es agradable a Dios?
–La oración es siempre agradable a Dios cuando es dictada por el corazón, porque la intención es todo para él y la oración del corazón es preferible a la que se puede leer, por más bella que sea, si la lees más con los labios que con el pensamiento. La oración es
agradable a Dios cuando es dicha con fe, fervor y sinceridad. Pero no creáis que le conmueve la del hombre vano, orgulloso y egoísta, a menos que esto sea, de su parte, un acto de sincero arrepentimiento y de verdadera humildad.
–La oración es siempre agradable a Dios cuando es dictada por el corazón, porque la intención es todo para él y la oración del corazón es preferible a la que se puede leer, por más bella que sea, si la lees más con los labios que con el pensamiento. La oración es
agradable a Dios cuando es dicha con fe, fervor y sinceridad. Pero no creáis que le conmueve la del hombre vano, orgulloso y egoísta, a menos que esto sea, de su parte, un acto de sincero arrepentimiento y de verdadera humildad.
659 – ¿Cuál es el carácter general de la oración?
– La oración es un acto de adoración. Orar a Dios es pensar en él, acercarse a él y ponerse en comunicación con él. Tres cosas puede uno proponerse en la oración: Alabar, pedir y agradecer.
– La oración es un acto de adoración. Orar a Dios es pensar en él, acercarse a él y ponerse en comunicación con él. Tres cosas puede uno proponerse en la oración: Alabar, pedir y agradecer.
660 – ¿La oración hace mejor al hombre?
– Sí, porque el que ora con fervor y confianza es más fuerte contra las tentaciones del mal y Dios le envía buenos Espíritus para que le asistan. La oración es un auxilio que nunca se niega, cuando es pedido con sinceridad.
– Sí, porque el que ora con fervor y confianza es más fuerte contra las tentaciones del mal y Dios le envía buenos Espíritus para que le asistan. La oración es un auxilio que nunca se niega, cuando es pedido con sinceridad.
– ¿A qué se debe que ciertas personas que oran mucho, a pesar de eso sean de muy mal carácter, envidiosas, celosas, acres, carentes de benevolencia e indulgencia y hasta llegan a ser viciosas a veces?
– Lo esencial no es orar mucho, sino orar bien. Esas personas creen que todo el mérito está en la extensión de la oración y cierran los ojos a sus propios defectos. La oración es para ellas una ocupación, un empleo del tiempo, pero no un estudio de sí mismas. Lo ineficaz no es el remedio, sino el modo de emplearlo.
– Lo esencial no es orar mucho, sino orar bien. Esas personas creen que todo el mérito está en la extensión de la oración y cierran los ojos a sus propios defectos. La oración es para ellas una ocupación, un empleo del tiempo, pero no un estudio de sí mismas. Lo ineficaz no es el remedio, sino el modo de emplearlo.
661 – ¿Puede suplicarse con provecho a Dios que nos perdone nuestras faltas?
– Dios sabe discernir el bien del mal; la oración no oculta las faltas. El que pide a Dios el perdón de las que ha cometido no lo obtiene sino mudando de conducta. Las buenas acciones son la mejor oración; porque valen más los actos que las palabras.
– Dios sabe discernir el bien del mal; la oración no oculta las faltas. El que pide a Dios el perdón de las que ha cometido no lo obtiene sino mudando de conducta. Las buenas acciones son la mejor oración; porque valen más los actos que las palabras.
662 – ¿Puede orarse con provecho por otro?
– El Espíritu del que ora obra en virtud de la voluntad de hacer el bien. Por medio de la oración atrae a los espiritus buenos que se asocian al bien que quiere hacer.
Poseemos en nosotros mismos, por medio del pensamiento y de la voluntad, una potencia de acción que se extiende más allá de los límites de nuestra esfera corporal. La oración hecha por otros es un acto de esa voluntad. Si es ardiente y sincera puede llamar en su ayuda a los buenos Espíritus, a fin de sugerirle buenos pensamientos y darle la fuerza de cuerpo y alma que necesita.
Pero también aquí la oración del corazón lo es todo, la de los labios no es nada.
663 – Las oraciones que hacemos por nosotros mismos, ¿pueden cambiar la naturaleza de nuestras pruebas y desviarles su curso?
– Vuestras pruebas están en manos de Dios y las hay que deben ser soportadas hasta el fin; pero Dios entonces toma siempre en cuenta la resignación. La oración os atrae a los Espíritus buenos, que os dan fuerzas para soportarlas con valor y os parecen menos duras. Ya lo hemos dicho: nunca es inútil la oración cuando se hace bien, porque fortalece, lo cual es de por sí un gran resultado. Ya lo sabes, ayúdate y el Cielo te ayudará. Además, Dios no puede cambiar el orden de la Naturaleza a gusto de cada uno, porque lo que es un gran mal desde vuestro punto de vista mezquino y vuestra vida efímera, es, con frecuencia, un gran bien en el orden general del Universo. Y además; ¡cuántos males no hay cuyo autor es el mismo hombre por causa de su imprevisión o de sus faltas! Así, es castigado por donde ha pecado.
Sin embargo, las peticiones justas son más atendidas de lo que pensáis. Creéis que Dios no os ha escuchado porque no os ha hecho un milagro, mientras Él os asiste por medios de tal modo naturales, que os parecen resultado de la casualidad o de la fuerza de las cosas.
Con mucha frecuencia os sugiere el pensamiento que necesitáis para sacaros del aprieto.
– El Espíritu del que ora obra en virtud de la voluntad de hacer el bien. Por medio de la oración atrae a los espiritus buenos que se asocian al bien que quiere hacer.
Poseemos en nosotros mismos, por medio del pensamiento y de la voluntad, una potencia de acción que se extiende más allá de los límites de nuestra esfera corporal. La oración hecha por otros es un acto de esa voluntad. Si es ardiente y sincera puede llamar en su ayuda a los buenos Espíritus, a fin de sugerirle buenos pensamientos y darle la fuerza de cuerpo y alma que necesita.
Pero también aquí la oración del corazón lo es todo, la de los labios no es nada.
663 – Las oraciones que hacemos por nosotros mismos, ¿pueden cambiar la naturaleza de nuestras pruebas y desviarles su curso?
– Vuestras pruebas están en manos de Dios y las hay que deben ser soportadas hasta el fin; pero Dios entonces toma siempre en cuenta la resignación. La oración os atrae a los Espíritus buenos, que os dan fuerzas para soportarlas con valor y os parecen menos duras. Ya lo hemos dicho: nunca es inútil la oración cuando se hace bien, porque fortalece, lo cual es de por sí un gran resultado. Ya lo sabes, ayúdate y el Cielo te ayudará. Además, Dios no puede cambiar el orden de la Naturaleza a gusto de cada uno, porque lo que es un gran mal desde vuestro punto de vista mezquino y vuestra vida efímera, es, con frecuencia, un gran bien en el orden general del Universo. Y además; ¡cuántos males no hay cuyo autor es el mismo hombre por causa de su imprevisión o de sus faltas! Así, es castigado por donde ha pecado.
Sin embargo, las peticiones justas son más atendidas de lo que pensáis. Creéis que Dios no os ha escuchado porque no os ha hecho un milagro, mientras Él os asiste por medios de tal modo naturales, que os parecen resultado de la casualidad o de la fuerza de las cosas.
Con mucha frecuencia os sugiere el pensamiento que necesitáis para sacaros del aprieto.
664 – ¿Es útil orar por los muertos y por los Espíritus que sufren, y en ese caso, cómo pueden proporcionarle alivio nuestras oraciones y abreviar sus sufrimientos? ¿Tienen el poder para hacer que se desvíe la justicia de Dios?
– La oración no puede producir el efecto de cambiar los designios de Dios, pero el alma por la que se ora, experimenta alivio, porque es un testimonio del interés que se le da, y el infeliz se siente aliviado siempre que encuentra almas caritativas que se compadecen de sus dolores. Por otra parte, por medio de la oración se le excita al arrepentimiento y al deseo de hacer aquello que es necesario para ser feliz. En este sentido es como puede abreviarse su pena, si a su vez secunda con su buena voluntad. Ese deseo de mejorarse, excitado por la oración, atrae antes que a Espíritus que sufren, a Espíritus mejores que vienen a ilustrarle, a consolarle y a darle esperanza. Jesús oró por todas las ovejas descarriadas, mostrándoos con eso, que seríais culpables, si no lo hicieseis por aquellos que más lo necesitan.
– La oración no puede producir el efecto de cambiar los designios de Dios, pero el alma por la que se ora, experimenta alivio, porque es un testimonio del interés que se le da, y el infeliz se siente aliviado siempre que encuentra almas caritativas que se compadecen de sus dolores. Por otra parte, por medio de la oración se le excita al arrepentimiento y al deseo de hacer aquello que es necesario para ser feliz. En este sentido es como puede abreviarse su pena, si a su vez secunda con su buena voluntad. Ese deseo de mejorarse, excitado por la oración, atrae antes que a Espíritus que sufren, a Espíritus mejores que vienen a ilustrarle, a consolarle y a darle esperanza. Jesús oró por todas las ovejas descarriadas, mostrándoos con eso, que seríais culpables, si no lo hicieseis por aquellos que más lo necesitan.
665 – ¿Qué debe pensarse de la opinión que rechaza la oración por los muertos, porque no está prescrita en el Evangelio?
– Cristo dijo a los hombres: “Amaos unos a los otros”. Esta recomendación encierra la de emplear todos los medios posibles de demostrarles afecto, sin entrar con ello en ningún detalle sobre la manera de alcanzar ese objetivo. Si es verdad que nada puede impedir
al Creador de aplicar su Justicia, cuyo modelo es, a todas las acciones del Espíritu, no es menos cierto que la oración que le dirigís por aquel que os inspira afecto es para él una prueba de que le recordáis, que sólo puede contribuir para aliviar sus sufrimientos y consolarlo. Desde el momento en que da señales del más leve arrepentimiento, y solamente entonces, es socorrido. Pero nunca se le hace ignorar que un alma
simpática se ocupó de él y le deja el dulce pensamiento de que su intercesión le ha sido útil.
666 – ¿Se puede orar a los Espíritus?
– Se puede orar a los buenos Espíritus porque son los mensajeros de Dios y los ejecutores de su voluntad; pero su poder está en razón de su superioridad y depende siempre del Señor de todas las cosas, sin cuyo permiso nada se hace y por esto las oraciones
que se le dirigen sólo son eficaces si son agradables a Dios.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.
– Cristo dijo a los hombres: “Amaos unos a los otros”. Esta recomendación encierra la de emplear todos los medios posibles de demostrarles afecto, sin entrar con ello en ningún detalle sobre la manera de alcanzar ese objetivo. Si es verdad que nada puede impedir
al Creador de aplicar su Justicia, cuyo modelo es, a todas las acciones del Espíritu, no es menos cierto que la oración que le dirigís por aquel que os inspira afecto es para él una prueba de que le recordáis, que sólo puede contribuir para aliviar sus sufrimientos y consolarlo. Desde el momento en que da señales del más leve arrepentimiento, y solamente entonces, es socorrido. Pero nunca se le hace ignorar que un alma
simpática se ocupó de él y le deja el dulce pensamiento de que su intercesión le ha sido útil.
666 – ¿Se puede orar a los Espíritus?
– Se puede orar a los buenos Espíritus porque son los mensajeros de Dios y los ejecutores de su voluntad; pero su poder está en razón de su superioridad y depende siempre del Señor de todas las cosas, sin cuyo permiso nada se hace y por esto las oraciones
que se le dirigen sólo son eficaces si son agradables a Dios.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.
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HABLANDO DE LA MEDIUMNIDAD (1)
El ser humano comprende, poco a poco, que la tumba es una puerta hacia la renovación, como la cuna es el acceso a la experiencia, y observa que su permanencia en el planeta es un viaje con destino a las estaciones del Progreso Mayor.
Y en esta gran peregrinación, todos somos instrumentos de las fuerzas con las cuales estamos en sintonía. Todos somos médiums dentro del campo mental que nos es propio, asociándonos a las energías edificantes si nuestro pensamiento fluye en dirección a la Vida Superior, o bien a las fuerzas perturbadoras y deprimentes, si nos sometemos a las sombras de la vida primitiva o torturada.
Cada ser, con los sentimientos que caracterizan su vida íntima, emite rayos específicos y vive en la onda espiritual con la que se identifica.
Tales verdades no permanecerán semi ocultas en nuestros santuarios de fe. Se irradiarán de los templos de la ciencia como ecuaciones matemáticas.
La mediúmnidad es un problema de los más sugestivos en el mundo actual. El hombre de la Tierra se va acercando a la Era del espíritu bajo la luz de la Religión Cósmica del amor y de la sabiduría y, ciertamente, precisa de cooperación a fin de favorecer su comprensión.
Debemos considerar que la mente es la base de todos los fenómenos mediúmnicos.
No ignoramos que el universo, que se extiende en el infinito con millones y millones de soles, es la exteriorización del pensamiento divino, de cuya esencia participamos en nuestra condición de rayos conscientes de la sabiduría eterna y dentro del límite de nuestra evolución espiritual.
Desde la superestructura de los astros hasta la infraestructura subatómica, todo está sumergido en la sustancia viva de la mente de Dios, como los peces y las plantas acuáticas están contenidos en el inmenso océano.
Hijos del Creador, de Él heredamos la facultad de crear y desarrollar, nutrir y transformar.
Naturalmente limitados a las dimensiones conceptuales en que nos encontramos, y reconociendo la insignificancia de nuestra situación comparada a la gloria de los espíritus que ya alcanzaron el estado angelical, podemos irradiar la energía activa del propio pensamiento, estableciendo, en torno a nuestra individualidad, el ambiente psíquico que nos es particular.
Cada mundo posee el campo de tensión electromagnética que le es propio dentro del grado de fuerza gravitacional que mantiene su equilibrio, así como cada alma se ubica en el círculo de fuerzas vivas que tienen afinidad con su “hálito” mental, es decir, en la esfera de criaturas a las que se une según sus necesidades de ajuste o evolución espiritual.
Cada planeta hace sus revoluciones en la órbita que le es asignada por las leyes del equilibrio sin exceder las líneas de gravitación que le corresponden, así como cada conciencia evoluciona dentro del grupo espiritual que condiciona su actuación.
Somos, pues, un enorme conjunto de inteligencias sintonizadas en un mismo grado vibratorio de percepción, integrando un Todo constituido por algunos miles de millones de seres que forman, por así decirlo, la humanidad terrestre.
Formando, así, sólo una humilde familia en el infinito concierto de la vida cósmica, en el que cada mundo alberga a una determinada familia de la humanidad universal, conocemos, por tanto, las limitadas expresiones de la vida que nos tocan más de cerca, limitados por el grado de conocimiento que hemos podido alcanzar.
Dependiendo de nuestros semejantes en nuestra trayectoria hacia la vanguardia evolutiva y a la manera de los mundos que se desplazan en el espacio influenciados por los astros que les rodean, actuamos y reaccionamos unos sobre los otros a través de la energía mental con la que nos renovamos constantemente creando, alimentando y destruyendo formas y situaciones, realizaciones y cosas en la estructuración de nuestros destinos.
Nuestra mente es, de este modo, un núcleo de fuerzas inteligentes generando un plasma sutil que, al exteriorizarse incesantemente fuera de nosotros, ofrece recursos de objetividad a las figuras de nuestra imaginación, bajo la dirección de nuestros propios designios.
La idea es un “ser” organizado por nuestro espíritu, al que el pensamiento da la forma y la voluntad imprime movimiento y dirección. Del conjunto de nuestras ideas resulta nuestra propia existencia.
Como es fácil de deducir, todos los seres vivos actúan en la onda de psiquismo que les es peculiar dentro de las dimensiones que les son características o en la frecuencia que les es propia. Ese psiquismo no depende de los centros nerviosos, de modo que, fluyendo de la mente, es quien condiciona todos los fenómenos de la vida orgánica en sí misma.
Examinando, pues, los valores anímicos como facultades de comunicación entre los espíritus, cualquiera que sea el plano en que se encuentren, no podemos perder de vista el mundo mental del agente y el del receptor, ya que, en cualquier acto mediúmnico, la inteligencia receptiva está sujeta a las posibilidades y a la coloración de los pensamientos en que vive, y la inteligencia emisora queda sometida a los límites y a las interpretaciones de los pensamientos que es capaz de producir.
Un hotentote desencarnado, comunicándose con un sabio terrenal ligado todavía a su envoltura física, no podrá ofrecer a éste otros informes que los de las formas triviales en que se desenvolvían en el mundo sus experiencias primitivas; así como un sabio, sin la vestidura carnal, entrando en relación con el hotentote ligado a su “hábitat” africano, no conseguirá brindarle su cooperación inmediata sino en el trabajo embrionario en el que éste tiene fijadas sus preocupaciones mentales, como ser el auxilio a un rebaño bovino o la cura de males del cuerpo material.
Por ello, el hotentote no se sentiría feliz en la compañía del sabio, y el sabio, a su vez, no se detendría con aquél por falta de ese alimento, casi imponderable, al que podemos denominar “vibraciones compensadas”.
Es por ley que nuestras mayores alegrías son recogidas al contacto de aquellos que, al comprendernos, cambian con nosotros valores mentales de cualidades idénticas a las nuestras, así como los árboles ofrecen un mayor coeficiente de producción si se les coloca entre compañeros de la misma especie, con los cuales intercambian sus principios germinativos.
En la mediúmnidad, igualmente, no podemos olvidar el problema de la sintonía.
Atraemos a los espíritus que tienen afinidad con nosotros, de la misma manera que somos por ellos atraídos, y si es verdad que cada uno de nosotros solamente puede dar conforme a lo que tiene, es indiscutible que cada uno recibe de acuerdo con lo que da.
Encontrándose la mente en la base de todas las manifestaciones médiumnicas, cualesquiera que sean las características en que se expresen, es imprescindible enriquecer el pensamiento incorporándole los tesoros morales y culturales, los únicos que nos posibilitan fijar la luz que desciende hasta nosotros de las esferas más altas, a través de los genios de la sabiduría y el amor que supervisan nuestras experiencias.
Acertaron aquellos que compararon nuestro mundo mental a un espejo.
Reflejamos las imágenes que nos rodean y dirigimos en dirección de los demás las imágenes que creamos.
Y como no podemos escapar al imperativo de la atracción, retrataremos solamente la claridad y la belleza si nosotros establecemos la belleza y la claridad en el espejo de nuestra vida íntima.
Los reflejos mentales, según su naturaleza, favorecen nuestro estancamiento o nos impulsan a ir adelante, puesto que cada criatura humana vive en el cielo o en el infierno que edificó para sí misma en los rincones internos del corazón y de la conciencia, independientemente del cuerpo físico, y dado que, observando la vida en su esencia de eternidad gloriosa, la muerte vale únicamente como transición entre dos tipos de la misma experiencia, en el “hoy imperecedero”.
Encontramos la mediúmnidad en todos los tiempos y en todos los lugares en que se desarrolló el género humano.
Misiones santificantes y guerras de destrucción, tareas nobles y obsesiones pérfidas tienen su origen en los reflejos de la mente individual o colectiva, combinados con las fuerzas sublimes o degradantes de los pensamientos que las nutren.
Sepamos, pues, cultivar la educación, perfeccionándonos más cada día.
Todos somos médiums, sea cual fuere la actividad que desempeñemos.
La fuerza psíquica, en muchos niveles de expresión, es peculiar a todos los seres, pero no existe perfeccionamiento mediúmnico sin la purificación de la individualidad.
Es contraproducente, por tanto, intensificar el movimiento de la energía sin disciplinar sus impulsos.
Es peligroso poseer sin saber usar.
El espejo sepultado en el lodo no refleja el esplendor del Sol. El lago agitado no refleja la imagen de la estrella que titila en el infinito.
Elevemos nuestro caudal de conocimientos con el estudio bien llevado y perfeccionemos la calidad de nuestras emociones con el ejercicio constante de las virtudes superiores, si queremos recoger el mensaje de las Grandes Almas.
La mediúmnidad no basta por sí sola.
Es imprescindible saber qué tipo de onda mental asimilamos, para conocer la calidad de nuestro trabajo y juzgar acerca de la dirección tomada.
Un ilustre estudioso de la fenomenología espírita a fines del siglo pasado intuitivamente se refirió a un aparato, al “psicoscopio” se destina a la observación del alma y puede definir las vibraciones de ésta, a la vez que para realizar estudios acerca de la materia. Funciona con electricidad y magnetismo, utilizando elementos radiantes análogos en su esencia a los rayos gamma. Está constituido por lentes de aumento con posibilidades para la microfotografía.
Se puede con él clasificar sin dificultad las perspectivas de los distintos grupos de servicios psíquicos que existen en el mundo. Analizando la psicoscopio de una persona o de un equipo de trabajadores, es posible deducir sus posibilidades y calificar la categoría de su condición. Según las radiaciones que proyectan, planificamos la obra que puedan realizar en el futuro.
Estamos sujetos todos a los exámenes de los planos superiores, aun quienes investigamos ahora los planos que están situados debajo del nuestro. Si el espectroscopio permite al hombre investigar la naturaleza de los elementos químicos que se hallan a enormes distancias, analizando la onda luminosa que emiten, con mayor facilidad identificaremos los valores de la individualidad humana por los rayos que ésta emite. La moralidad, el sentimiento, la educación y el carácter son conocidos con claridad mediante una breve observación.
¡El hombre es un generador de fuerza electromagnética, con una oscilación por segundo que es registrada por el corazón! Todas las sustancias vivas de la Tierra emiten energías encuadradas en la gama de las radiaciones ultravioleta. Para mayor claridad de la definición llamémosles rayos ectoplasmico, uniendo así nuestra designación a la nomenclatura de los espiritistas modernos.
Esos rayos son peculiares a todos los seres vivos. Con ellos la oruga realiza sus complicadas demostraciones de metamorfosis, y es también en base a ellos que se efectúan todos los fenómenos de materialización mediúmnica, por cuanto los sensitivos encarnados por quienes se procesan aportan y liberan esas energías con más facilidad. Todas las criaturas, pues, les conservan en sí mismas, emitiéndoles en una frecuencia que varía en cada una, según las tareas que el plan de la vida les ha asignado.
El estudio de la mediúmnidad se afirma sobre las bases de la mente y su prodigioso campo de radiaciones. La ciencia de los rayos potenciará, en breve, una gran renovación en los diversos sectores culturales del mundo.
Para conseguir alcanzar en un grupo mediúmnico la devoción a la fraternidad, el correcto desempeño de los deberes, y fe ardiente, es necesario que exista una onda de comprensión y buena voluntad esa debe ser su característica. Por el amor en que desempeñemos la tarea seremos un instrumento fiel de los benefactores desencarnados, quienes encuentran en nuestra mente un espejo cristalino que reproduce sin distorsión alguna, sus instrucciones.
Así como en la Tierra la ciencia cataloga los elementos químicos que entran en formación de la materia densa, en el plano espiritual es posible analizar el tipo de fuerzas sutiles que son propias a cada Ser.
Una ficha psicoscópica determina, en especial, la naturaleza de nuestros pensamientos, por lo que es fácil, conocer, a través de semejante registro, acerca de nuestros meritos y de nuestras debilidades.
En todos los proceso medianímicos la maquina cerebral es el órgano de manifestación de la mente. En la vida intracraneana, es donde están asentadas las llaves de comunicación entre el mundo mental y el mundo físico.
( Finaliza en la siguiente publicación)
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FORMACIÓN E INMATERIALIDAD DE LOS ESPÍRITUS
¿Se forman los Espíritus espontáneamente, o proceden los unos de los otros?
- Dios los crea, como a todas las demás criaturas, por su voluntad. Pero, una vez más lo repito, su origen es un enigma.-
82.¿Es exacto expresar que los Espíritus son inmateriales?
- ¿Cómo se podría definir algo cuando se carece de términos de comparación, y con un lenguaje insuficiente? Un ciego de nacimiento ¿puede acaso definir la luz? “Inmaterial” no es la palabra. “Incorpóreo” sería más exacto, porque debes comprender bien que, siendo el Espíritu una creación, debe ser algo. Es una materia quintaesenciada, pero sin analogía para vosotros, y tan etérea que no puede se percibida por vuestros sentidos.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC.
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PUNTO DE PARTIDA DEL ESPIRITISMO
El año de 1848 sirve de puntode partida para el Espiritismo.
En los Estados Unidos, enla aldea Hydesville, Condado
de Wayne en Nueva York, comenzaron a ocurrir una serie de fenómenos que llamaron la atención de la sociedad de aquel entonces. Fue exactamente el 31 de marzo a las 10
de la noche, que con gran intensidad los fenómenos aumentaron. La noche fue terrible, de las paredes provenían extraños ruidos, golpes, (noises ou rappings) que parecían provenir de una inteligencia oculta que deseaba comunicarse. Las hermanas Katherine y Margareth Fox, dos niñas de 11 y 14 años fueron a dormir a la habitación de sus padres y los ruidos aumentaron; la hermana menor empezó a aplaudir y de la pared se oyeron un número de golpes correspondientes. La niña hacía preguntas y de la pared se obtenía respuestas con un golpe para decir «SÍ» y con dos golpes para decir «NO».
Quien así procedia era un ser que se denominaba Charles Rosma, vendedor asesinado y sepultado en el sótano por los antiguos propietarios y quien sólo ahora podía comunicarse con la familia Fox, adeptos de la iglesia metodista.
Los acontecimientos conmovieron a la población de la villa, apareciendo después las primeras demostraciones públicas en el salón más grande de Rochester, el Corinthian Hall, lo que trajo como resultado la formación del primer núcleo de estudios.
Uno de los frecuentadores, el Sr. Isaac Post, creó un sistema de comunicación a través de un alfabeto, mediante la convención que a determinado número de golpes correspondía una letra.
Fue recién en 1910 que unos niños encontraron en el sótano de la casa cabellos y huesos del antiguo vendedor Charles Rosma, constatando el hecho.
Luis Hu Rivas
La Carne es Débil
– Estudio Fisiológico y Moral-
Hay pensamientos viciosos que evidentemente son inherentes al Espíritu, porque tienden más a lo moral que a lo físico; otros más bien parecen la consecuencia del organismo y por esta razón, se cree que en ellos hay menos responsabilidad. Tales son las predisposiciones a la cólera, la la malicia, a la sencualidad,etc.
Esta perfectamente reconocido hoy por los filósofos espiritualistas que los órganos cerebrales, correspondiendo a las diversas aptitudes, deben su desarrollo a la actividad del Espíritu; que este desarrollo es, pues, un efecto y no una causa.
Un hombre no es músico porque tiene la protuberancia de la música, sino que tiene la protuberancia de la música porque su Espíritu es músico.
Si la actividad del Espíritu obra sobre el cerebro, debe obrar igualmente sobre las demás partes del organismo. El Espíritu es así el artista de su propio cuerpo, que amolda, por así decirlo, con el objeto de adecuarlo a sus necesidades y a la manifestación de sus tendencias. Dado esto, la perfección del cuerpo en las razas adelantadas, sería el resultado del trabajo del Espíritu, que perfecciona su organismo a medida que aumenta sus facultades.(El Génesis según el Espiritismo- càp- II; Génesis Espiritual).
Por una consecuencia natural de este principio, las disposiciones morales del
Espíritu deben modificar las cualidades de la sangre, darle más o menos actividad,
provocar una secreción más o menos abundante de bilis o de otros fluidos. Así es,
por ejemplo, como el glotón se siente venir la saliva o, como vulgarmente se dice,
el agua a la boca, al ver un manjar apetitoso. No es el manjar quien puede sobreexcitar el órgano del gusto,puesto que no hay contacto: es pues el Espíritu, cuya sensualidad se ha despertado, quien obra por el pensamiento sobre este órgano, mientras que la vista de este manjar no produce efecto alguno en otro Espíritu. Lo mismo sucede con todos los apetitos, con todos los deseos provocados por la vista.
La diversidad de las emociones no puede explicarse en muchos casos sino por la diversidad de las cualidades del Espíritu. Tal es la razón por lo que una persona sensible vierte fácilmente lágrimas: no es la abundancia de las lágrimas la que da la sensibilidad al Espíritu, sino la sensibilidad del Espíritu, la que provoca la secreción abundante de lágrimas. Bajo el imperio de la sensibilidad se ha modelado el organismo sobre esta disposición normal del Espíritu, como se ha modelado sobre la del Espíritu glotón.
Siguiendo este orden de ideas, se comprende que un Espíritu irascible debe infundirse en un temperamento bilioso: de donde se deduce que un hombre no es colérico porque es bilioso, sino que es bilioso porque es colérico. Lo mismo sucede con todas las demás disposiciones instintivas. Un Espíritu débil e indolente dejará a su organismo en un estado de atonía en relación con su carácter, en tanto que si es activo y enérgico, dará a su sangre y a sus nervios, cualidades completamente distintas. La acción del Espíritu sobre el físico es de tal modo evidente, que se ve con frecuencia producirse por el efecto de violentas conmociones morales grandes desórdenes orgánicos. La expresión vulgar: La emoción le ha vuelto la sangre, no es tan desnuda de sentido como pudiera parecer; luego,¿Quien ha podido volver la sangre sino las disposiciones morales del Espíritu?
Este efecto es sensible, especialmente en los grandes dolores, las grandes alegrías y los grandes sustos, cuya reacción puede hasta causar la muerte. Se ven gentes que mueren de miedo de morir;¿qué relación existe, pues, entre el cuerpo del individuo y el objeto que causa su espanto, objeto que, con frecuencia, no tiene realidad alguna?. Se dice:es efecto de la imaginación: sea; pero, ¿qué es la imaginación, sino un atributo, un modo de sensibilidad del Espíritu? Difícil parece atribuir la imaginación a los músculos y a los nervios,porque entonces no se explicaría por qué estos músculos y estos nervios no tienen siempre imaginación, por qué no la tienen ya después de la muerte;por qué lo que en unos causa un espanto mortal, excita el valor en otros, etc.
De cualquier sutileza que se use para explicar los fenómenos morales por las solas propiedades de la materia, se cae inevitablemente en un laberinto, en cuyo fondo se percibe, en toda su evidencia y como única solución posible, el ser espiritual independiente, para quien el organismo no es sino un medio de manifestación, como el piano es el instrumento de las manifestaciones del pensamiento del músico. Del mismo modo que el músico armoniza su piano, puede decirse que el Espíritu armoniza su cuerpo para ponerlo al diapasón de sus disposiciones morales.
Es curioso, en verdad, ver al materialismo hablar incesantemente de la necesidad de levantar la dignidad del hombre, cuando se esfuerza en reducirlo a un trozo de carne que se pudre y desaparece sin dejar ningún vestigio; reivindicar para él la libertad como un derecho natural, cuando le considera solo un mecanismo sin responsabilidad de sus actos.
Con el ser espiritual independiente, preexistente y sobreviviendo al cuerpo, la responsabilidad es absoluta; pues, para la mayoría, el primero, el principal móvil de la creencia en la nada, es el espanto que causa esta responsabilidad, fuera de la ley humana, y a la cual creen escapar cerrando los ojos. Hasta hoy ninguna buena definición tenía esta responsabilidad: no era mas que un terror vago, fundado, es preciso reconocerlo, en creencias no siempre admisibles por la razón: el Espiritismo la demuestra como una realidad patente, efectiva, sin restricción, como una consecuencia natural de la espiritualidad del ser; por eso ciertas gentes tienen miedo al Espiritismo, que les turbaría en su inquietud, colocando frente a ellos el terrible tribunal del porvenir. Probar que el hombre es responsable de todos sus actos, es probar su libertad de acción, y probar su libertad, es elevar su dignidad.
La perspectiva de la responsabilidad fuera de la ley humana es el elemento moralizador más poderoso; a este fin conduce el Espiritismo por la fuerza de las cosas.
Según las precedentes .observaciones fisiológicas, puede, pues, admitirse, que el temperamento es, en parte al menos, determinado por la naturaleza del Espíritu, que es causa y no es efecto. Decimos en parte, porque hay casos en que el físico influye evidentemente sobre lo moral; por ejemplo, cuando un estado mórbido o anormal está determinado por una causa externa accidental, independiente del Espíritu, como la temperatura, el clima, los vicios hereditarios de constitución, un mal pasajero, etc. La moral del Espíritu puede entonces estar afectada en sus manifestaciones por el estado patológico, sin que su naturaleza intrínseca sea modificada.
Excusarse de las malas acciones por la debilidad de la carne, no es, pues, más que un pretexto para escapar a la responsabilidad. La carne no es débil, sino porque el Espíritu es débil, lo que cambia la cuestión y deja al Espíritu la responsabilidad de todos sus actos. La carne, que no tiene pensamiento ni voluntad, no prevalece nunca sobre el ser pensante y que quiere; el Espíritu es quien da a la carne las cualidades correspondientes a sus instintos, como el artista imprime a su obra material el sello de su genio. El Espíritu, libre de los instintos de la bestialidad, se amolda un cuerpo que ya no es un tirano para sus aspiraciones hacia la espiritualidad de su ser: entonces es cuando el hombre come para vivir, pero ya no vive para comer.
La responsabilidad moral de los actos de la vida, queda, pues íntegra; pero la razón dice que las consecuencias de esta responsabilidad deben ser proporcionadas al desarrollo intelectual del Espíritu; cuanto más ilustrado, es menos excusable, porque con la inteligencia y el sentido moral nacen las nociones del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto. El salvaje, muy próximo todavía a la animalidad, que cede al instinto del bruto, comiéndose a su semejante, es, sin duda, menos culpable que el hombre civilizado que comete simplemente una injusticia
También en la medicina encuentra esta ley su aplicación y da la razón del mal éxito de aquella en ciertos casos. Desde el momento que el temperamento es un efecto y no una causa, los esfuerzos intentados para modificarlo pueden ser paralizados por las disposiciones morales del Espíritu, que opone una resistencia inconsciente y neutraliza la acción terapeútica. Es, pues, preciso obrar sobre la causa principal: si se consigue cambiar las disposiciones morales del Espíritu, el temperamento se modificará él mismo bajo,el imperio de una voluntad diferente, o por lo menos, la acción del tratamiento médico será secundada en vez de ser contrarrestada. Dad, si es posible, valor al poltrón y veréis cesar los efectos fisiológicos del miedo: lo mismo sucede con las demás disposiciones.
Sin embargo, se dirá, ¿el médico del cuerpo, puede hacerse médico del alma? ¿Está en sus atribuciones hacerse el moralizador de sus enfermos?: Si, indudablemente, hasta cierto punto; es hasta un deber que un buen médico no desatiende nunca, desde el instante que ve en el estado del alma un obstáculo al restablecimiento de la salud del cuerpo; lo esencial es aplicar el remedio moral con prudencia, tacto y oportunidad, según las circunstancias. Desde este punto de vista, su acción es forzosamente circunscrita, porque, además de no tener el médico sobre el enfermo más que un ascendiente moral, una transformación del carácter es difícil a cierta edad: a la educación primera es a quien incumbe esta clase de cuidados. Cuando desde la cuna la educación se dirija en este sentido, cuando se trate de ahogar en su germen las imperfecciones morales, como se hace para las imperfecciones físicas, el médico no encontrará ya en el temperamento un obstáculo contra el que es impotente su ciencia las más de las veces.
Este es, como se ve, todo un estudio pero un estudio completamente estéril, en tanto que no se cuide de la acción del elemento espiritual en el organismo.
Participación incesantemente activa del elemento espiritual en los fenómenos de la vida: tal es la clave de la mayor parte de los problemas contra los que se estrella la ciencia; cuando la ciencia haga tener en cuenta la acción de este principio, verá abrirse ante ella horizontes completamente nuevos. El Espiritismo demuestra esta verdad.
(Este estudio se publicó en la Revue Spirite de París, en 1869, y por consiguiente no pertenece a Obras Póstumas. Publicado anteriormente por la Sociedad Anónima Propagadora del Espiritismo)
********************Retomando el camino a casa
Una cosa maravillosa que sucede en esta vida es que siempre que caemos o nos desviamos de la Luz, el Universo se moviliza para mostrarnos la dirección adecuada que deberíamos tomar. Puede ser que nos hayamos envuelto en sentimientos de baja vibración y dejado de lado el camino del corazón. Tal vez nos hayamos metido por caminos tortuosos, cultivando sentimientos de rabia, envidia o incluso de baja autoestima. Caminos que con certeza nos llevarán al dolor y al sufrimiento...
Bien. en cualquiera de esos casos, el Plano Divino siempre irá a cuidar de mostrarnos el camino de vuelta para casa, pues su Amor Infinito está siempre pronto a darnos nuevas oportunidades de entendimiento. El Universo rehace el desequilibrio generado por nosotros a través de la ley del Karma, dándonos la oportunidad de vivir las consecuencias generadas por las elecciones que hicimos, que ciertamente fueron basadas en la ilusión de separatividad, en nuestro egoísmo.
Así, el Plano Divino nos mandará recados que se pueden manifestar de diversas formas, como advertencias o impulsos... puertas que se cierran; otras que se abren, personas que se van, otras que llegan... enfermedades, invitaciones, accidentes, pérdidas, etc..
A pesar del lenguaje espiritual, a veces un poco metafórico, todos nosotros tenemos capacidad de percibir las señales que el Universo nos envía, y generalmente más tarde nos recuperamos de una caída o de un desvío, tendemos a seguir los consejos de nuestro corazón, la caja de resonancia entre nosotros y el Todo; el problema es que en adelante, podremos ser engañados nuevamente por nuestro ego y tener nuevas recaídas, generalmente más tarde.
Entonces, es importante percibir el recado, comprender con profundidad las lecciones que el Universo preparó para nosotros y retomar el camino de vuelta con la determinación de no caer nuevamente. Necesitamos estar atentos y no dejarnos llevar nuevamente por nuestro ego. Algunas claves para eso son: en primer lugar la humildad, la aceptación de nosotros mismos, el desapego en relación a nuestra personalidad, luego precisamos aprender a escuchar al otro, a aceptarlo como es, aprendiendo así a sumar las diferencias. Otros puntos importantes son: pensar y expresar cosas positivas, dar más de sí mismo sin esperar nada a cambio, hacer las cosas por amor sin ambicionar reconocimiento o agradecimientos... intentar ver la vida siempre como un regalo, como una gran oportunidad de recordar quienes somos realmente como seres espirituales.
Si seguimos esos ejercicios quedaremos más fortalecidos y con la mente limpia... volviéndonos más capaces para seguir adelante con coraje, por los altos y bajos de la vida...
Cuando realmente aprendemos con los tropiezos y desvíos, retomamos el camino con más alegría, paz, equilibrio, y nuestra vuelta para casa se hacer breve y clara. Tomamos la simplicidad como una forma de vivir más significativa y gratificante. Poco a poco vamos perdiendo la necesidad de buscar fuera, comprendiendo que todo lo que nos sucede tiene el mismo objetivo: elevarnos. Eso significa que podemos percibir la espiritualidad en todo lo que existe, desde el momento en que nacemos hasta el momento de nuestro último aliento.
Y otra cosa que nos causa inmensa paz es que podemos sentir que somos amparados y acompañados por el Amor Divino desde siempre en toda nuestra trayectoria eterna de vuelta para casa...en dirección a la Armonía Universal...
por Márian – Marta Magalhães
Fonte: STUM – Somos Todos Uno
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