jueves, 1 de febrero de 2018

Espiritismo sin fronteras






Temas para hoy:

- La Obsesión bajo el prisma del amor.
-Amor de vidas pasadas: Almas gemelas
-Ciencia, Prejuicios y Espiritualidad
-Espiritismo sin fronteras

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LA OBSESIÓN BAJO EL PRISMA DEL  
                                 AMOR

    El obsesor es un hermano o hermana que enfermó. Es alguien que fue ultrajado, herido, maltratado y vilipendiado por nuestra personalidad de antes, que tanto daño hizo a tanta gente. Los obsesores necesitan de nuestro amor o por lo menos de nuestra compasión. Somos nosotros los grandes deudores de la gran ley. Ellos son los resentidos que guardan en el alma la hiel de nuestros maltratos. 

    Es por eso que cuando ya estamos un poco más fortalecidos, somos compelidos a reconocer nuestra lenta evolución individual e invitados a trabajarnos para transmutar el egoísmo en amor universalista, y la iniquidad en justicia real y se nos ofrece la oportunidad de «granjear amigos con las riquezas de nuestras injusticias…» («También os digo: granjead amigos con las riquezas de la injusticia». Jesús - Lucas 16, 9)

     Es, pues, por nuestro esfuerzo sincero de renovación que conquistaremos, nuevamente, esos corazones y haremos un pacto de amistad eterna. Ocurrirá primeramente la rendición por el convencimiento de la amistad, para posteriormente ocurrir el pacto de amistad y ayuda mutua para la eternidad. No hay misterios en este proceso. Lo que hay es una OPORTUNIDAD DE RECONCILIACIÓN. Cada vez que nos encontramos con nuestros deudores es una oportunidad de transformación que Dios faculta a ambas partes para recomenzar una historia que quedó mal resuelta entre algunas almas. Evidentemente que esa cobranza no es propiciada con la intuición de hacer daño a ninguna de las dos partes. ¡Al revés!... Las historias de reconciliación suelen ocurrir por la necesidad de AUTOPACIFICACIÓN. Las almas culpables se sienten muy mal. La intuición de las agonías que causamos a los demás es fuente de mucho desasosiego espiritual en nuestras almas. Por tal motivo, los bienhechores espirituales nos reaproximan a esas almas que claman por justicia por las propias manos. De esa manera se suceden las oportunidades para hacer las paces y recomenzar la historia en los reencuentros de trabajo de crecimiento espiritual. Ante tal circunstancia, ambas partes son esclarecidas acerca de la importancia de esa nueva oportunidad reparadora y, por eso, hay que fortalecer la FE y el VALOR de las partes interesadas (sobre todo la del que, ahora, va a ser la víctima … ), puesto que el verdugo vendrá a cobrar todos los impuestos de todo ese tiempo de lucha, desasosiego y sufrimiento que las acciones infelices de su gran deudor dejaron en sus almas. 

    Para que tal emprendimiento tenga resultados positivos es fundamental NO SÓLO CRECER EN LA FE; también hay que conquistar ALIADOS para el nuevo proyecto de reparación. Las almas amigas de ambos lados de la vida se proponen a ayudar al deudor. Pero su esfuerzo será individual e intransferible. Llegada la hora de la gran batalla de luz en que el AMOR floreciendo en nuestras almas en forma pujante será capaz de enfrentar la incomprensión de los adversarios con PAZ, LUZ y SERENIDAD, conmoviendo de alguna forma a los verdugos, dándoles la oportunidad de entender el porqué de sus dolores y sufrimientos prolongados, fomentándoles el deseo de amarse más para liberarse de los dolores, los odios, la sed de justicia por las propias manos, para desear soñar con nuevos rumbos de paz. Del otro lado del velo, al igual, hay un equipo preparado para socorrer al espíritu cobrador estimulándole las ganas de rendirse por amor, para aprender a conquistar su propia paz. Resultado: ¡CRECE EL DEUDOR VALEROSO, POR AMOR!... ¡CRECE EL VERDUGO COBRADOR, POR AMOR!... Porque delante del valor y la valentía del renovado, su corazón queda tocado y el odio pierde la fuerza perseguidora dando lugar a la aurora de la voluntad de empezar un proceso de reconciliación para sellar una amistad eterna.

- Dra. María de la Gracia Ender -

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AMOR DE VIDAS PASADAS: ALMAS GEMELAS





   Para entender con mayor profundidad el origen del amor, es necesario contextualizarlo dentro de la teoría de la palingenesia, o reencarnación. Un amor no nace de simples semejanzas de modos de ser y de intereses comunes; él es el resultado de un largo proceso de decenas o incluso de centenas de vidas pasadas en las que dos almas convivieron juntas. En estas experiencias conjuntas, ambas fueron pasando juntos por diversas circunstancias, atravesando por todas las dificultades y envolviéndose en lazos afectivos y amorosos, el uno con el otro, brotando de ahí una profunda identificación y un sentimiento verdadero.
    Muchas personas ne preguntan como podemos descubrir si alguien que mucho amamos, fue parte de nuestro pasado de otras vidas. La respuesta a esa pregunta es bien simple: si usted ama verdaderamente a esa persona, y la conoce hace poco tiempo, entonces ustedes ya vivieron, sin sombra de duda, experiencias mutuas en vidas pasadas. Eso significa que el amor verdadero, aquel que reside en una esfera muy íntima de nuestro ser, no puede ser despertado en solamente una vida. Los lazos de amor real son tan fuertes, que solo experiencias milenarias pueden despertar en nosotros un amor que es casi divino, que nace del infinito y que se manifiesta en el ser humano como la expresión del sentimiento más puro al que el hombre de la faz de la Tierra pueda tener acceso: el amor incondicional.
 En nuestros estudios con la terapia de vidas pasadas llegamos a la conclusión, como centenares de terapeutas alrededor del mundo, que todos los seres se agrupan en aquello que se convino en llamar "familia de almas" o "grupo anímico". Además de nuestra familia consanguínea, que forma indivíduos con lazos comunes de sangre, todos los seres poseen una familia espiritual, que es mucho mayor que nuestra familia genética actual, Esta está compuesta por centenares de espíritus que tuvieron millares de experiencias con nosotros en vidas pasadas; son espíritus que nos conocen desde hace milenios, y todo ese conglomerado de experiencias colectivas los liga por lazos de amistad, cariño, amor, cooperación, compasión y otros.
Como todo en la vida tiene dos polos, las experiencias negativas también forman parte de estos lazos, siendo comunes los sentimientos de odio, rabia, antipatías, rechazo, ojeriza, malquerencia, amargura,angustia, etc. Toda esa mezcla de sentimientos, tanto los positivos como los negativos, se pueden expresar en nuestras relaciones, y en la mayoría de las veces ni sospechamos que vienen de vidas pasadas y no de la vida actual.
Dentro de nuestra familia de almas, están aquellos espíritus que guarda un afecto más profundo hacia nosotros. Estos, generalmente oscilaron entre los diversos papeles que asumieron en vidas pasadas, habiendo sido nuestros hijos, amigos, marido, esposa, padre, madre, abuelo, abuela, hermano o hermana. La proximidad de parentesco físico no es definitiva para indicar el grado de afecto entre dos almas. Por ejemplo, un hijo puede amar más al abuelo que a la propia madre, pues sus lazos espirituales pueden haber sido más estrechos en diversas vidas pasadas. Un padre puede amar más a un hijo que a otro: aunque muchos padres nieguen esa diferencia afectiva, sabemos que eso existe y que es perfectamente normal, ya  que un padre puede tener más experiencias amorosas pretéritas con un hijo que con otro.
   Algunas veces las experiencias traumaticas del pasado pueden ahogar un amor entre dos almas. Por ejemplo: una madre que mató a su hijo en una vida pasada, cuando eran hermanos que se disputaban algo. El hijo puede cargar con ese recuerdo inconsciente dentro de sí y lo expresa en forma de rechazo, alejamiento, ojeriza y hasta una rabia inconsciente por lo que le fue hecho. Es preciso recordar siempre que esos traumas, a pesar de haber sido olvidados entre una vida y otra, no apagan los sentimientos, ya sean estos positivos o negativos. La falta de memoria no destruye las emociones que guardamos de los espíritus que formaron parte de nuestra historia reencarnatoria.
     De esa forma, la familia de almas es nuestra familia espiritual y vale mucho más que nuestra familia física. Un buen ejemplo es observar el comportamiento afectivo de las personas. Algunas pueden gustar más de un amigo que de un pariente cercano, como el padre, madre o hermano. Ese amigo, a pesar de no ser parte de su familia consanguínea, puede ser un miembro próximo de nuestra familia espiritual, y un amor muy grande puede estar presente en la relación de ambos. Así, la familia espiritual transciende a nuestra familia de sangre y demuestra la existencia de lazos muchos mayores, más sutiles e inmensamente más antíguos que los lazos consanguíneos.
    Cada familia espiritual es parte de una familia aún mayor, que tal vez ni siquiera vida actualmente en el planeta Tierra. Hay personas que sienten internamente, con gran certeza íntima, que sus verdaderos amigos y su familia no son de este planeta. Ese el el caso de muchas personas que fueron exiladas de su planeta de origen y están aquí en la Tierra desde hace algunas vidas, intentando cambiar una parcela del Karma que aún las prende en los grilletes terrestres.
   Algunos sienten eso tan fuerte que ni siquiera consiguen mantener lazos afectivos en la Tierra; tal es su grado de apego a su familia espiritual extraterrestre. Algunos pueden imaginar que eso representa una evolución y que es una indicación de superioridad espiritual, pero esto no es así. Ese rechazo a vivir su realidad actual implica un fuerte apego a un estado arcáico de existencia, y ese apego puede aprisionar al espíritu fuertemente, dentro de límites muy reducidos, lo que apaga la naturaleza esencial de aquella alma y puede degradar sus sentimientos, pensamientos y comportamientos.
   El apego es una señal clara de atraso espiritual y debe ser objeto de un esfuerzo en el sentido de liberación de la cárcel terrestre. Si estamos aquí en la Tierra, precisamos de la Tierra para alcanzar esa liberación; de nada vale desear salir de aquí para una condición externa mejor y más elevada. El universo es perfecta armonía e inteligencia, y nada sucede por acaso. Quien está aquí, precisa de las experiencias terrestres para su desarrollo espiritual.
    Un fenómeno interesante que puede ocurrir es la inversión de papel. Una madre que tuvo experiencias afectivas de marido-esposa muy fuertes con su hijo actual, puede sentir deseos inconscientes de experimentar nuevamente el amor de marido-mujer. Algunos padres consiguen desapegarse de eso y vivir la condición de la actual encarnación dentro de la función de padre e hijo, Otros sin embargo, ceden a esas tendencias y pueden ser llevados incluso, en última estancia, a molestar a sus hijos. Todo padre que sienta esa inversión de papel debe luchar contra esa tendencia, ese apego, pues solo así podrá vivir con más intensidad la relación actual padre-hijo. Eso ocurre también entre hermanos que en el pasado fueron marido y mujer y hoy sienten la inclinación de tener cariños más cercanos, que extrapolan la relación fraterna natural.
    Otro ejemplo son el marido y mujer actuales, que en una u otra existencia ( o existencias), fueron hermanos y acaban después volviéndose amigos, o tienen dificultades para mantener relaciones sexuales a causa de los recuerdos inconscientes de sus vidas como hermanos. Hay muchos otros ejemplos de esa inversión de papel; lo más importante aquí es entender que el pasado no debe interferir en nuestras relaciones actuales de la forma en que ellas se presenten hoy: si hoy soy padre de mi hija, debo tratarla como hija y dejar de lado los sentimientos típicos de marido y mujer que tuvimos en vidas pasadas.
    Otro fenómeno que puede ocurrir, este no es muy común, es cuando dos almas muy próximas y que se aman mucho, se reencuentran, quieren vivir juntas, pero ambas son del mismo sexo. Ellos pueden vivir como buenos amigos, o pueden desear si el apego es muy grande, vivir juntos como compañeros, Si fueren dos hombres, pueden ceder a los deseos sexuales e iniciar una relación que va más allá de la amistad, pasando a vivir como amantes; si fuesen dos mujeres, pueden hacer lo mismo y hasta casarse.
   Lo más interesante es que aun sin existir un antecedente histórico de homosexualidad, esas almas pueden decidir estrechar los lazos dentro de un contexto amoroso y sexual. Ya vi casos como ese y las personas protagonistas me garantizaron que nunca tuvieron deseos homosexuales, y lo que sentían la una por la otra solo servía para esa persona específicamente, y para ninguna otra.
 Por ejemplo, una de las niñas gusta de otra niña y quiere quedarse con ella, pero nunca se había relacionado con otras mujeres es garantía de que no siente ninguna clase de deseo sexual por otras mujeres, solamente por aquella que se vuelve su compañera. Ese es un caso típico de apego a la condición anterior en vidas pasadas. Nadie puede juzgar si eso es correcto o no; la elección, en este caso, es de la propia persona y solo a ella compete evaluar la clase de sus relaciones. Repudiamos aquí el preconcepto de la homosexualidad y somos partidarios de la libertad de expresión de la sexualidad. Advertimos, no obstante, que cualquier exceso en ese área, sea con heterosexuales u homosexuales, puede implicarse con efectos graves y en un karma negativo, con severas complicaciones futuras, en la vida actual o en vidas futuras.
    Cuando dos almas que se aman mucho están el planos diferentes, eso puede convertirse en un problema. Es el caso de personas que nacen en el plano físico y que sueñan o sienten la presencia de espíritus que no están en un cuerpo físico. Esa persona ama al espíritu y desea quedar con él, pero como esa alma no se encuentra encarnada, ella nada puede hacer. Son posibles encuentros de proyección astral, cuando dormimos a la noche y nuestro cuerpo espiritual deja al cuerpo físico y pasa a interactuar en otras dimensiones, En esos momentos, las dos almas se pueden encontrar y quedar un tiempo juntas. El encarnado puede tener varios sueños con el desencarnado, aun sin saber quien es él y no haberlo conocido en la vida actual.
  Pero íntimamente ella sabe que lo conoce, que lo ama, y siente el deseo de quedar con él, como muestra este ejemplo de un breve relato que recibimos:
  "Más de una noche soñé con aquella moza linda, ella me hizo sentir una fuerte emoción, una nostalgia, yo la amo, yo la recuerdo llorando, siempre, hace años." 
Los espíritus de luz que comandan el destino de los seres pueden autorizar esta situación para estimular el desapego entre las dos almas.
El universo siempre conspìra para que un alma se desarrolle espiritualmente y pase a amar a todos, y no solo a una persona.
  Aunque el amor entre nuestra familia física y espiritual sea un ejercicio de amor incondicional la mayoría de los espíritus que viven en la Tierra aun está lejos del amor incondicional a todos los seres. Por ese motivo, la inteligencia divina crea circunstancias que nos hacen entender que el amor vale mucho más cuando se expande para abrazar a todos los seres del universo, y no solo a personas de nuestra convivencia.
    El amor universal es la meta sagrada de todas las almas que aspiran a la perfección. Cuando acontece de dos almas que se aman estando separadas, una en el plano físico y otra en el plano espiritual, ambas deben ejercitar el desapego y procurar otras personas para relacionarse.
Esa situación también puede ser problemática cuando hay muchas energías pendientes entre ambos. Puede suceder, por ejemplo, que el desencarnado desee estar junto al encarnado y comenzar a boicotear todos sus relacionamientos. El deseo del desencarnado es que el encarnado sea solo para él y a cun¡ente de eso, el podrá actuar en el sentido de aislar al encarnado de todos, deseando que se quede solo. Como el encarnado siente un amor sincero por el desencarnado, puede ceder a eso y aceptar las sugestiones de permanecer siempre sin relacionarse con los demás.
  Cuando ese tipo de asedio ocurre, es muy dificil para ser tratado en un trabajo espiritual, pues hay una permisividad inconsciente del encarnado ante la obsesión ejercida por el desencarnado. En este caso, la mejor forma de actuar es concienciar al encarnado para que se libere de ese apego y viva su vida física naturalmente, sin quedar esperando a que el desencarnado venga a rellenar el vacío que quedó de las experiencias "perdidas" de vidas pasadas, cuando ambos vivieron juntos.
 Otro fenómeno bastante interesante e inexplicable es el llamado " amor a  primera vista". Ese fenómeno solo es inexplicable cuando no se tiene en cuenta la teoría de la reencarnación. El amor a primera vista consiste en el despertar de un sentimiento tan pronto vemos o estamos en presencia de una persona desconocida que nos despierta algo portentoso, excelso, superior, casi celeste y divino, y que es incomprensible. Hay una clara impresión de que ya conocíamos a aquella persona. Algunos indivíduos, no muy versados en nociones reencarnacionistas, afirman que no existe el amor a primera vista, sino una especie de encantamiento, de fascinación, de deslumbramiento por la belleza del otro.
  A pesar de que estos sentimientos están mezclados en el primer momento, no sería apresurado decir que hay, de hecho, un amor que puede estar siendo resucitado, reavivado, venido a la superficie y despertado, reflotando un sentimiento sublime y trascendente que hasta entonces estaba medio apagado dentro de nosotros.
Ese amor puede tener su origen en decenas o centenas de vidas pasadas cuando estas dos almas vivieron juntas. Puede incluso ser anterior a los primeros nacimientos terrestres. Ese encuentro hace resurgir una emoción que ya estaba dentro de la persona, pero que aun estaba dispersa. 
El amor a primera vista no debe ser confundido con el deslumbramiento ante la belleza física. És una profunda identificación con alguien que ya conocimos desde milenios y que reencontramos en esta vida. Ese puede ser el inicio de una larga historia de amor.
     Para diferenciar un amor verdadero de una simple pasión, es preciso notar que hay un total desprendimiento en relación a la persona que amamos. El amor real es calmado, sereno, no se deja influenciar por sentimientos de control,posesión, envidia, y otras trampas inferiores. El amor verdadero desea que el otro esté bien, aunque no esté con nosotros. Es espontáneo, libre y desprendido; solo lo que importa es el bienestar del otro. Hacemos de todo para que el otro sea feliz.
     La mejor forma que yo conozco para armonizar nuestro pasado es cuidar que estos lazos no se vuelvan disfuncionales y problemáticos en la vida actual, es la realización de la terapia de vidas pasadas. A través de la regresión al pasado este puede ser revisado y los lazos amorosos pueden ser tratados, disolviendo los residuos de energías conflictivas,peleas, asesinatos, traumas, y cualquier situación negativa que haya ocurrido en vidas pasadas. Muchos afirman que tratar el pasado conjunto de nuestros entes queridos, puede reavivar viejas rencillas , haciéndonos recordar viejas disputas y odios pasados, lo que haría inviable nuestra convivencia actual con ellos.
     Quien defiende esta tesis alega que una madre no podría convivir bien con su hijo en caso de que descubra que él la torturó y la mató en vidas anteriores. Nuestra experiencia de más de 2000 regresiones individuales, prueba que esa idea está bastante equivocada. Jamás pude presenciar ninguna relación que hubiese empeorado después de una revisión de vidas pasadas negativas entre miembros de una misma familia. Por el contrario, las experiencias negativas son tratadas y los lazos de amor son purificados, lo que hace que la convivencia actual sea mucho mejor y más satisfactoria.
    Yo atendí decenas de casos en que visitamos vidas pasadas bastante duras entre familiares y el resultado siempre fue una gran mejoría en la calidad de la relación actual. Los bloqueos caen, los conflictos son tratados, las disputas se armonizan y todo pasa a ser objeto de un precioso aprendizaje. Además de eso, el olvido del pasado no apaga los sentimientos negativos de vidas pasadas, ellos continúan existiendo hoy, pueden y deben ser tratados para que las relaciones familiares mejoren y para que podamos vivir bien con nuestros familiares y con las personas que amamos.
Autor: Hugo Lapa

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     CIENCIA, PREJUICIOS Y                  ESPIRITUALIDAD


¿Qué sabemos de la realidad? ¿La realidad es algo concreto, inmutable? ¿Estamos plenamente capacitados para percibirla en su plenitud o tenemos limitaciones que nos condicionan? ¿Su percepción ha sido siempre la misma o a lo largo de la historia ha ido cambiando? ¿Cómo puede superar sus límites el hombre para percibirla cada vez con mayor claridad?
Son preguntas difíciles de contestar, al menos, desde un punto de vista que pueda satisfacer a todas las diferentes formas de pensar e interpretar lo que nos rodea. A día de hoy no existen respuestas categóricas, sobre todo, a tenor de los importantes avances en el campo de la física cuántica y en otras disciplinas científicas que nos muestra una realidad más compleja y amplia de lo que se pensaba. El catedrático en física cuántica José Ignacio Latorre, afirmó en una entrevista: “La realidad es un concepto sutil. Existe en la medida en que la miras. Acercarte a conocerla… la condiciona, ¡la crea!”. A lo que podríamos añadir: La realidad se descubre ante nosotros en función del grado de conciencia desarrollado.
No vamos a centrarnos en aspectos científicos porque no es el objetivo de este artículo. La reflexión que vamos a tratar de desarrollar gira en torno a las ideas preconcebidas que los seres humanos nos formamos sobre ciertos temas trascendentes, bien sea en nombre de la ciencia y de la lógica; y que pueden llegar a suponer muros infranqueables que nos alejan, en lugar de acercarnos a la verdad.
 De ese modo, cualquier cosa que se aparte de lo establecido o reconocido oficialmente por la comunidad científica, es catalogado como irreal, dogmático, fantasioso y hasta incluso, en casos extremos, como patológico. Sobre este último punto, tenemos el ejemplo del prestigioso escritor Víctor Hugo, quien publicó hace más de 150 años una obra titulada “Lo que dicen las mesas parlantes”, en donde recoge algunas comunicaciones mediúmnicas, supuestamente de personajes ilustres del pasado como son Platón, Shakespeare, Galileo, y un largo etcétera. Puesto que para la comunidad intelectual, sus obras literarias son de una calidad incuestionable, el hecho de que fuese aficionado a la mediumnidad y al espiritismo, como no entra dentro de la lógica convencional y mayoritaria, algunos justificaron “su desvarío” con una posible patología denominada “parafrénia fantástica”; enfermedad mental que suele avanzar hacia ideas “extravagantes y alucinaciones”.
La vida está llena de ejemplos que ponen en entredicho las versiones materialistas y reduccionistas respecto a la vida después de la vida física. No se puede aplicar una misma fórmula para todo, simplificar y justificar aquello que requiere otros enfoques, otras visiones más amplias. Es el gran problema de los prejuicios; olvidando el hecho de que aunque ciertas personas se les puedan considerar como autoridades intelectuales, también se pueden equivocar, no son infalibles. Es cierto que cada quien percibe una parte de la realidad para la que está capacitado. No es sólo una cuestión intelectual, sino que intervienen muchos más factores. Sería un error considerar exclusivamente la inteligencia y los conocimientos, como única forma de alcanzar la sabiduría; intervienen otros elementos que conforman al ser humano y lo engloban, que tienen que ver con la parte emocional, los sentimientos, las experiencias de vida e incluso la condición moral.
Por el hecho de ser considerados como ilustrados en alguna o varias disciplinas científicas sus opiniones pueden ser importantes, a considerar, pero no son infalibles. Si se parte desde una posición categórica e incuestionable, se corre el peligro de convertirse en aquello que dicen combatir racionalmente. Sería necesario que aclararan si lo que están manifestando son impresiones particulares o hablan con conocimiento de causa.
Hagamos un alto en el camino; por un momento, rechacemos cualquier idea preconcebida. Partamos de cero y planteémonos una hipótesis de trabajo y estudio. Supongamos que la vida espiritual es una realidad incuestionable y que cuando morimos biológicamente pasamos a vivir en otro plano. Si esto, como sería razonable, ocurre desde que el mundo es mundo, ¿de cuántos espíritus estaríamos hablando que han cruzado a lo largo de la historia el umbral? Siendo así, los miles, millones de espíritus que conforman el otro lado: ¿Formarían sus humanidades, una organización, unas actividades como ocurre en este plano físico? ¿Se encontrarían aislados por barreras infranqueables sin ninguna capacidad de manifestarse, o incluso de evolucionar, de progresar? ¿Sería lógico que ambas realidades fueran incompatibles e inaccesibles cuando la ciencia nos demuestra cada día que todo está interconectado? ¿Esas mismas humanidades, por la simpatía, y sobre todo, por los seres queridos que dejan aquí, tendrían motivos para esforzarse en demostrarnos que hay vida después de la vida material o carecería de interés para ellos? ¿Y por último, algo tan importante y trascendente como es el conocimiento de la vida en sus múltiples manifestaciones, merece nuestra atención o es preferible mirar hacia otro lado ignorándolo?
Desconocer algo no significa que no exista. Cada ser humano pone el foco de su atención hacia donde se siente más cómodo, más identificado. Tenemos unas limitaciones de variada índole que nos condiciona la percepción de la realidad y de la vida. Una de ellas, quizás la más importante, es que apenas nos conocemos interiormente. A nivel personal nos enfrentamos a tres realidades. La primera, cómo nos vemos a nosotros mismos; la segunda, cómo nos ven los demás; y la tercera, como somos realmente.
“Nuestros pensamientos y sentimientos también desempeñan un papel a la hora de determinar cómo funciona el universo y cómo lo percibimos. El modo en que pensamos tiene consecuencias físicas en lo que percibimos, hecho que ha dado pie a una revolución tanto en física como en la filosofía y la investigación de la conciencia.” (Cardiólogo y científico holandés Pim Van Lommel)
Somos un proyecto de crecimiento, aprendizaje, de asimilación de experiencias; ser conscientes de ello nos debe de colocar en una posición de prudencia y humildad.
El mundo espiritual ha llamado desde siempre y llama también hoy con fuerza a nuestras puertas. El campo espiritual y los fenómenos que pueden generar no son anomalías, o hechos aislados, tampoco han sido o son siempre el producto de imaginaciones sobreexcitadas ni de supersticiones fantásticas. Somos en esencia una energía que irradia a partir de un cuerpo biológico compuesto por millones de células, que mueren muchas de ellas diariamente, siendo reemplazadas por otras.
Veamos dos ejemplos de la amplísima gama de fenómenos que están al alcance de cualquiera para su estudio y análisis.
El estudio de las ECM (Experiencias cercanas a la muerte), nos introduce en un campo muy vasto, en donde existen miles de testimonios de personas de todo el mundo que han sufrido una experiencia de este tipo, narran la vivencia de una realidad muy intensa, profunda; trasladando a nuestro campo de experiencia, aspectos de la vida que hasta ahora pertenecían al terreno exclusivo de la filosofía, la teología o de las creencias religiosas.  Justificar estas experiencias como alucinaciones o desvaríos mentales, sería muy poco serio y riguroso. Existe una casuística enorme, rica en matices, que nos muestra una realidad poco explorada hasta hace unas cuantas décadas. Incluso, reputados investigadores, médicos y psiquiatras de prestigio mundial se han visto salpicados directa o indirectamente por este fenómeno global. Ahí está el famoso caso del neurocirujano Eben Alexander, profesor en Harvard, quien sufrió una experiencia límite, estuvo en coma por una meningitis en el año 2008, durante la cual, vivió una experiencia fuera del cuerpo. Se le mostró una realidad espiritual a la que él había manifestado a lo largo de su vida gran escepticismo e incredulidad. A raíz de dicha experiencia, publicó una obra titulada: La Prueba del Cielo. Declaró en una entrevista: “La vida tras la muerte existe y la ciencia debe tomarlo en serio.” 
También resulta destacable la magnífica labor del investigador italiano Marcello Bacci sobre la Transcomunicación Instrumental. Recabó durante varios años miles de grabaciones de seres ya fallecidos, registrando sus voces desde una vieja radio de válvulas fuera de sintonía. Estableciendo incluso un diálogo con un equipo de trabajo del “otro lado“, bajo la dirección de una entidad espiritual denominada “el Sabio”; quien se encargaba de dirigir las sesiones desde el laboratorio situado en la localidad de Grosseto (La Toscana). Distintos investigadores independientes fueron testigos de las sesiones llegando a la conclusión de que no existía ningún tipo de fraude, interferencia o intervención material que pudiera justificar dicho fenómeno.
En ocasiones, según quienes traten estos temas, se cuidan mucho del uso de una nomenclatura u otra; de ese modo, todo queda reducido a una cuestión semántica. Se sienten más cómodos con unas palabras que con otras para definir determinadas cosas por las connotaciones que suponen algunas de ellas. Por ejemplo, hablar de espíritu, vida espiritual, Dios, inmortalidad; supone un problema para algunos; sin embargo, cuando se habla de conciencia, energía pensante, vida en otra dimensión, universo paralelo y conciencia cósmica; es mejor aceptado por una mayoría. En el fondo se está hablando de los mismos conceptos.
Son, sin duda, caminos aparentemente distintos pero que están condenados a converger algún día. La ciencia con sus descubrimientos está dando pasos de gigante. La espiritualidad, si es capaz de prescindir del fanatismo y del dogmatismo, se encontrará también en la línea adecuada para reunirse en un punto donde se puedan cohesionar definitivamente los conceptos científicos y filosóficos; las ideas que configuren un camino común a seguir, que nos acerque a una realidad global y aglutinadora.

Ciencia prejuicios y espiritualidad p José M. Meseguer
 , Amor, Paz y Caridad
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    Espiritismo Sin Fronteras


3157501_GLas voces del infinito vinieron a dar teaa nuestra oscuridad. Con sus voces de fuego, reavivaron la chispa de nuestra eternidad. Como un nuevo Pentecostés, libre de la censura eclesiástica, libre de su intento de dominio, como si sólo fuera cosa de santos o propio del genio maligno. Estas voces amigas, hermanas, queridas, son las de los seres que abandonaron esta vida antes de nosotros. Que nos aguardan.
Ellos hablaron a los corazones, trajeron luz al siglo de la incertidumbre, de la incredulidad, el de la muerte de Dios, la muerte del dios que ya no servía, pues es el fin de la época de sumisión y vana servidumbre. La humanidad ha crecido y se rige por su propio razocinio. Tiene cultura, cosa que no tenía antes. Tiene posibilidad de verificar lo que les dicen, cosa que antes era imposible; el dogma acampaba por todas partes. 
Estas voces queridas, libres ya para la comunicación continua, trajeron a la humanidad el clamor de la nueva esperanza. La que tanto había sido sepultada y que sólo unos pocos conocían. Fuera logias, fuera secretismos. ¡A plena luz del día!
Las religiones que violaron su mensaje de amor fraternal, cerniendo muros insondables, se desquebrajaban ante las verdades que ellas en sí contienen. Recordadas por los seres de ultratumba.
Nació el espiritualismo moderno, Espiritismo bautizado por Allan Kardec, el codificador de los mensajes que llegaban por doquier. Y las viejas pasiones reprimidas rompieron los yugos que las mantenían subyugadas. Europa se cernía en múltiples revoluciones y guerras. Pues todo era cambio en el siglo XIX, el siglo de su nacimiento.
Se habló de la religión de los espíritus, craso error, nada nuevo traía el espiritismo, sino desbancar las falsedades añadidas a los credos ya existentes, debidos a la mano humana, interesada en mezclar los intereses políticos con las directrices de sus religiones.
No habló de un credo superior a ninguno, ni de la necesidad de ser religión; filosofía espiritualista puso Kardec en el frontispicio del libro clave: Libro de los Espíritus; y dijo que era ciencia, pues los nuevos tiempos ya eran llegados.
Cualquier persona, sea cual sea su credo o no credo, podía abrazar los postulados base del espiritismo. Pues su voz era clara y contundente, maciza; lejos de la melifluidad de otras doctrinas.
Hoy día hay corrientes que se engañan y tratan de hacer religión al espiritismo. Cuando éste es de todos y todas, no sólo de un credo, sea el que fuera. Jesús es un modelo a seguir según la respuesta 625 del Libro de los Espíritus, pero ello no indica nada más al respecto. Para el espiritismo no es Dios, sino un enviado. Y se nos presenta su doctrina depurada de los intereses mundanos, como una base racional para guiar nuestra conducta. No como la única posible, sino que en ella, tal cual la explicaban los espíritus, se halla la esencia de todas las demás habidas. Pues se va a la pureza de la enseñanza: la pureza del mensaje de Jesús, la del profeta Mahoma, la de las máximas de Confucio, o de la sabiduría de Buda, etc. Sin ser ninguna tal cual las conocemos lo que el espiritismo nos revela.
Siendo todas respetables, pero con la mira puesta en la existencia clara de un mundo extracorpóreo; que el espiritismo demostraba con fehacientes hechos y datos, dado su carácter científico: en los investigadores serios que no se arredraban ante las inconveniencias de un paradigma científico todavía precario, para poder abarcar toda la riqueza que nos proponían los efectos investigados.
Dados estos hechos, la posibilidad de la comunicación con nuestros seres queridos, éstos se comunicaban según habían sido, pero con su concepción un tanto maravillada ante los nuevos hechos que vivenciaban en el otro plano. Ahí al comunicarse, seguían con sus antiguas creencias, pero con matices diferenciados. Algunos se sentían engañados, por su falso celo en actitudes premiadas por los humanos, pero no acordes con la “justicia divina”; justicia muchas veces de sentido común, que cualquiera lejano del fanatismo sabe aprehender cabalmente. Y muchos sentían liviandad, al ver que era todo mucho más hermoso de lo que pensaban. O sentían pesar si su actitud había sido mezquina para sus allegados.
He aquí la grandeza de esta gran enseñanza espiritual. El Consolador Prometido, en palabras de Jesús. Pero no únicamente para los cristianos, sino para todos, sean cuales fuera su credo. Pues la hermandad más allá de la muerte, la libertad de elección del libre albedrío, la posibilidad de comprender, conocer y estudiar, hacen esta filosofía espiritualista, todo un compendio que aglutina el buen hacer de todo librepensador/a.
Corazones listos para el amor, mentes dispuestas para la comprensión. Ser humano en evolución.
Escrito por Myriel en el                                                                                       Blog “Claro de Luna”  para Zona Espírita
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2 comentarios:

Frank Montañez dijo...

Hola José Luis, espero aportar con mi comentario. Noto que estos escrito preparados por personas muy instruidos en el campo de la psicología. hablan de Almas Gemelas, de Palingenesia y Reencarnación que no es lo mismo, hablan de Karma y hablan de regresiones a vidas pasadas.
Afortunadamente el Espiritismo tiene una posición firme en esos temas, y para que mis lectores no se confundan, permite que mis artículos estén expuestos para el análisis de estos escritores, por supuesto que mi posición es firme en defender el Espiritismo Moralizador y Consolador al mundo.
Almas Gemelas no existen en el Espiritismo:
http://soyespirita.blogspot.com/2014/10/el-concepto-de-almas-gemelas-no-existe.html

Palingenesia no es lo mismo a Reencarnación en el Espiritismo:
http://soyespirita.blogspot.com/2014/04/no-se-debe-confundir-palingenesia-con.html

Regresiones a vidas pasadas, viola la ley de "Olvido del Pasado", y eso no es de acuerdo a las enseñanzas del Espiritismo.
http://soyespirita.blogspot.com/2013/10/regresiones-desde-una-perspectiva_8.html

Los Espíritus no son energías, ni emanan energías.
http://soyespirita.blogspot.com/2016/02/espiritismo-no-habla-de-energias-sino.html
http://soyespirita.blogspot.com/2013/08/dios-los-espiritus-ni-los-pensamientos.html

Karma es Causa y efecto en el Espiritismo. Nunca se habla de Karma, porque es solo efecto. en el Espiritismo nos interesa saber la Causa para explicar el efecto.
http://soyespirita.blogspot.com/2011/03/y-que-es-el-karma-y-como-relacionamos.html

Espero, me puedan entender. Gracias

Jose Luis Martín dijo...

Muchas gracias por tus puntualizaciones. Son formas de interpretar las mismas cosas y son absolutamente respetables, pues el sentido de lo que enseñan es el mismo.
Recibes mi fraternal saliudo