miércoles, 14 de febrero de 2018

¿ Otros Mundos habitados ?




Hola amigos;
hoy os presento los siguientes temas:

- ¿La Ley de Consecuencias actúa también sobre los pensamientos y sentimientos?
- El Maestro de Lyón  ( 1ª Parte)
- ¿ Otros Mundos habitados ?
- Ley de Acción y Reacción

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¿La Ley de Consecuencias actúa también sobre los pensamientos y sentimientos?

         Los pensamientos y sentimientos de la clase que sean, pueden afectar a quien van dirigidos cuando existe una causa kármica que lo permite, pero en cualquier caso tal  como establece la ley de Causa y Efecto, siempre  regresan  a su origen y terminan por afectar a quien los generó.
            Por otro lado, es de considerar que constantemente tenemos en la mente pensamientos propios y otros muchos que no lo son; en ese caso los pensamientos negativos solo tienen repercusión negativa si en uso de nuestro libre albedrío los mantenemos o nos complacemos en ellos, pero si los rechazamos, nuestra  voluntad de rechazarlos  evita ninguna repercusión negativa.
         Las personas con un espíritu negativo, además de atraer por sintonía a otros Seres de su misma clase que a su vez incentivan  y aumentan su negatividad, terminan por dañar su propia salud tanto psíquica como física.
         Los actos, los pensamientos y los sentimientos  son una siembra que  siempre hacemos libre y voluntariamente, por lo que en   justicia, la cosecha  producto de  nuestra siembra es de la misma clase que hayan sido estos, y la tendremos que recoger obligadamente, antes o después.
  Aunque no hayan habido hechos, si estos pensamientos y sentimientos negativos se consienten y alimentan en la mente, no dejan de ser energías lanzadas contra alguien con intención maligna, por lo que por sí solos, obtienen su respuesta por parte de las Leyes Divinas.  La vibración  negativa puede afectar o no, a la persona a quien van dirigidos, pero lo que sí es seguro es que afectan a quien los origina y mantiene, pues le crean un desequilibrio psíquico alejado de la ley del Amor, pero  por la ley de Causa y Efecto terminará por pasar factura al autor de los mismos, de modo que así también se cumple la ley de Justicia para que de paso esa persona que proyectó su energía negativa, aprenda en sí misma que ese no es el camino correcto que debe seguir durante el resto de sus existencias en la Tierra.
        Así podemos comprender un poco, como Dios, siendo Amor infinito y perfecto, también al mismo tiempo es Justicia perfecta, porque si en alguno de sus múltiples aspectos y atributos, no fuese la Perfección Absoluta, no podría ser Dios mismo, ya que  siempre cabría la posibilidad de existir otro  Ser por encima de Él y más perfecto.
- Jose Luis Martín-

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 “Debes renunciar a todo pensamiento de posesión. El Karma podría separarte de las cosas que más quieres, aún de las personas que más amas. También en este caso, deberás estar contento y pronto a desprenderte de cualquier cosa y de todo”
                                                               - Krishnamurti-


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           El Maestro de Lyon


El Maestro de Lyon
I Parte
Érase una vez un maestro de Lyón, llamado Hyppolito León Denizard Rivail. Una mente lucida y dedicada al trabajo de la reforma dentro de la enseñanza.
Nació el 3 de Octubre de 1804, a las 7 de la tarde. Hijo de Juan Bautista Antonio Rivail y de Juana Duhamel El había estudiado con Pestalozzi, en Suiza, de donde extrajo conocimientos y experiencia dentro del campo de la pedagogía. El Sr. Rivail, era estudioso y de carácter simpático y reservado. Había creado numerosos tratados de Aritmética, Física, Pedagogía etc. Era respetado y conocido por muchos. Siendo un muchacho joven aún, se traslado a Paris, donde dentro del mundo de las letras, conoció a Amelia Gabriela Boudet, nueve años mayor que Rivail. Se casarón el día 6 de febrero de 1832. Siendo él, Jefe del Instituto Técnico de Paris. El socio del Sr. Rivail sentía pasión por el juego y causó la ruina de éste, por lo que se vio obligado a pedir la liquidación del Instituto y repartir con su socio la cantidad obtenida. Mas él no se acobardó y buscó trabajo.
Atendió a tres contabilidades y, quitandole horas al reposo, escribió volúmenes de pedagogía, hizo traducciones del inglés y del alemán, además de preparar todos los cursos del arrabal San Germán. Y por si esto fuera poco, organizó cursos gratuitos de química, física, anatomía, astronomía etc., en su propia casa. Así, a grandes rasgos, comenzamos a conocer a este ilustre maestro y muy respetable ser humano. Desde los diecinueve años, sintió la llamada de las cosas transcendentales, y se dedico a estudiar el magnetismo, aunque lo hizo con la prudencia que le caracterizaba, sin entregarse a misticismos o fantasías.
Es de ese modo, que en 1854, y en dos ocasiones, él se encontró con su amigo Fortier, quien le habló de las mesas que se movían (llamadas mesas giratorias). Mesas que, no sólo se movían, sino que hablaban. Un hecho a examinar, que el profesor no aceptó todavía para observar, hasta que un año después, otro amigo suyo, el Sr. Carlotti, de temperamento ardiente y enérgico, le habló de la intervención de los Espíritus en los fenómenos de las mesas que se movían. Rivail desconfiaba de las maravillas contadas por su amigo, y dijo ya veremos eso más tarde, y efectivamente, poco tiempo después él, vería eso. Fue un año después, en mayo de 1855, con el Sr. Fortier, en la casa de Mme. Plainemaison, donde también se hallaba el Sr. Patier, que Rivail asistió, por primera vez a los fenómenos de las mesas que giraban, saltaban y corrían, que no podían dejar duda en cuanto que el fenómeno existía. Dijo él: Yo veía, en aquellos aparentes pasatiempos y futilidades, algo serio, siendo como la revelación de una nueva ley, que tomé la decisión de estudiar en serio… Surgía una nueva era; había reaccionado a la llamada de los Espíritus, que intuitivamente, le decían que había llegado la hora, y él, como siempre, no puso obstáculos a esa tarea. A partir de ahí, conoce a la familia Baudin y a dos médiums (personas que sirven de intermediario entre el mundo de los Espíritus y el de los hombres) que pertenecían a esa familia. Fue ahí, en la casa de ellos, donde empieza su andadura. A partir de 1855, recibe enseñanza de comunicaciones continuas. Respuestas a preguntas, a veces, mentales, que demostraban, de modo claro, la intervención de una inteligencia extraña. Es en esas reuniones, que comienza el tiempo de las REVELACIONES: conoce al que será su Espíritu protector, Céfiro, su madre lo visita en sueños y su Guía espiritual se autodenomina la Verdad (todavía está lejos él de saber de la superioridad de ese Guía), que le demuestra el interés por los trabajos de él, dándole consejos y revisando dicho trabajo. Estas son palabras del mismo Rivail: “… Comprendí, antes de todo, la gravedad de la exploración que iba a emprender; percibí, en aquellos fenómenos, la llave del problema tan oscuro y tan controvertido del pasado y del futuro de la Humanidad, la solución que yo busqué toda mi vida. Era, por tanto, toda una revelación en las ideas y en las creencias; se hacia menester, andar con la mayor cautela y no de una forma ligera; ser positivista y no idealista…” Es el mismo Espíritu de Verdad que le da a conocer la importante tarea a desempeñar, a lo que él contesta:
Espíritu Verdad, agradezco tus sabios consejos (se refiere a la sugerencia de no publicar todavía la enseñanza recibida). Acepto todo, sin restricciones y sin ideas preconcebida. “¡Señor! ¡Pues que te dignaste lanzar los ojos sobre mi para cumplimiento de tus designios, hágase tu voluntad! Está en tus manos mi vida; dispón de tu siervo. Reconozco mi flaqueza delante de tan gran tarea; mi buena voluntad no desfallecerá, las fuerzas, sin embargo, tal vez me traicionen. Suple mi deficiencia; dame las fuerzas físicas y morales que me fueran necesarias. Ampárame en los momentos difíciles y, con tu auxilio y el de tus celestes mensajeros, todo emplearé para corresponder a tus designios.” El 17 de Enero de 1857, por intermedio de la Srta. Baudin, él se entera de que, en una vida anterior, había sido llamado Allan Kardec, y que había sido sacerdote druída.
( Continúa y finaliza en el siguiente publicado)...//...
Revista Espírita de la FEE

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           ¿ OTROS MUNDOS HABITADOS ?

¿Están habitados todos los mundos que circulan en el espacio?. ¡Sí! Y el hombre de la Tierra está muy lejos de ser el primero en inteligencia, en bondad y en perfección como él presume. Sin embargo hay hombres que se creen bastante autorizados para aseverar que este pequeño globo es el único que tiene el privilegio exclusivo de ser habitado por seres racionales. ¡Qué orgullo y qué vanidad! Creen que Dios ha creado el Universo para ellos solos.
Dios ha poblado los mundos de seres vivientes, que concurren todos al objeto final de la providencia. Creer que los seres vivientes están limitados al punto del Universo que habitamos, sería poner en duda la sabiduría de Dios que nada ha hecho inútil. A estos mundos les ha debido designar un fin más serio que el de recrear nuestras vistas, por otra parte, nada, ni la posición ni el volumen, ni la constitución física de la Tierra, pueden hacer suponer razonablemente que tenga privilegio de estar habitada con exclusión de tantos millares de mundos semejantes.
¿Es una misma la constitución física de los diferentes globos?.
¡No!, Ni se asemejan en nada.
¿No siendo una misma para todos la constitución física de los mundos, se sigue que los seres que lo habitan tenga diferente organización?.
¡Sin duda alguna!, A la manera que en el vuestro los peces están hechos para vivir en el agua, y las aves en el aire.
¿Los mundos más alejados del Sol están privados de la luz y del calor, puesto que sólo se ven en apariencia de una estrella?.
¿Creéis por ventura que no hay otros manantiales de luz y de calor que el Sol, y contais acaso nula la electricidad que en ciertos globos produce unos efectos mucho más importantes que en la Tierra y que os son del todo desconocidos?. Además, nadie os ha dicho que todos los seres vean de la misma manera que vosotros, y con órganos confeccionados como los vuestros.
Las condiciones de existencia de los seres que habitan los diferentes mundos deben de ser apropiados al centro en que están llamados a vivir. Si nunca hubiésemos visto peces, no comprenderíamos que en el agua pudiesen vivir seres animados. Lo propio sucede en otros mundos que sin duda encierran elementos que nos son desconocidos. ¿Acaso no vemos en la Tierra las largas noches polares iluminadas por la electricidad de las auroras boreales? ¿Hay algún imposible que en ciertos mundos la electricidad sea más abundante que sobre la Tierra, y ejerza unas funciones generales cuyos efectos no podemos comprender? Estos mundos pueden tener en sí mismos los manantiales del calor y de la luz necesarios a sus habitantes.
¿Quién puede dudarlo? La vida germina y funciona en toda la Creación, la Tierra no es más que uno de sus planetas donde el alma pensadora no encuentra realizado el ideal de su sueño. Pesa sobre la Tierra una gran calamidad; hay una tendencia en nuestro tiempo marcada a colocarlo todo en esta vida.
He aquí una gran verdad, el materialismo niega el Más Allá, y las religiones no aceptan más que la Tierra como centro de acción de las humanidades: y los unos y los otros, le arrebatan al hombre lo más hermoso, la esperanza lógica, basada en la más profunda convicción de ilimitado porvenir. Afortunadamente una antigua escuela filosófica renace hoy a la vista del estudio, y preocupa a muchos sabios. Víctor Hugo y Allan Kardec son adeptos de ella: escuchemos al primero hablando de la certeza del porvenir.
Hay una desgracia en nuestro tiempo y casi estoy por decir que hay una tendencia marcada a colocarlo todo en esta vida. Al dar por fin el hombre la vida terrestre y material, se agravan todas las miserias por la negación, que es su término, se añade el abatimiento, el peso insoportable de la nada, y de lo que no era más que el sufrimiento, es decir, la ley de Dios; se hace la desesperación, es decir, la ley del infierno; de aquí proviene las profundas convulsiones sociales.
Ciertamente que soy de los que quieren con inexplicable ardor y por todos los medios posibles mejorar en esta vida la suerte material de los que sufren; pero la primera de las mejoras es darles la esperanza. ¡Oh! ¡Y como se aminoran nuestras miserias finitas cuando se mezclan a ellas una esperanza infinita!.
Nuestro deber, cualquiera que seamos nosotros, legisladores u obispos, sacerdotes o escritores, es esparcir y prodigar bajo las formas, toda la energía social para combatir y destruir la miseria. Y al mismo tiempo hacer levantar las cabezas hacia el Cielo, dirigir todas las almas, volver todas las esperanzas hacia una vida ulterior donde se hará justicia a todos. Digámoslo de una vez, nadie habrá inútil-mente sufrido. La muerte es una restitución.
La ley del mundo material es el equilibrio; la ley del mundo moral es la equidad. Dios se halla al final de todas las cosas; no lo olvidemos y enseñémoslo a todo el mundo: no habría ninguna dignidad en vivir, ni esto merecería la pena, si debiera morir todo en nosotros; y lo que santifica la labor y aligera el trabajo, lo que hace al hombre fuerte, bueno, sabio, paciente, benévolo, justo, humilde y grande, a la par digno de inteligencia, digno de la libertad, es tener delante de sí la perpetua visión de un mundo mejor, irradiando a través de las tinieblas de esta vida. Por lo que a mí toca, yo creo profundamente en ese mundo mejor; mundo mil veces más real a mis ojos que esta miserable quimera que devoramos y que llamamos vida; mundo que tengo sin cesar a mi vista, mundo en el cual creo con toda la fuerza de mi convicción, y que tras largas luchas, afanosos estudios y fuertes pruebas ha venido a ser la certidumbre suprema de mi razón y el supremo consuelo de mi alma.
Consuelo supremo es sin duda la certidumbre de la continuidad de la vida y el medio más seguro para el progreso del Espíritu, que como dice bien Allan Kardec en la conclusión de su filosofía:
El progreso de la humanidad tiene su principio en la aplicación de la ley de la justicia, de amor y caridad, y esta ley está fundada en la certeza del porvenir. Quitad esta certeza y quitaréis a aquella, su piedra fundamental. De semejante ley derivan todas las otras, porque ella contiene todas las condiciones de la felicidad del hombre. Sólo ella puede curar todas las plagas de la sociedad, y el hombre puede juzgar comparando las edades y los pueblos, ¡Cuanto mejora su condición a medida que esa ley se comprende y practica mejor!. Si una aplicación parcial e incompleta produce un bien real, ¡Qué no será cuando ella venga a ser la base de todas las instituciones sociales!
¿Pero es eso posible? Sí, puede pues juzgarse el porvenir por el presente. Ya estamos viendo extinguirse poco a poco las antipatías de pueblo a pueblo; los valladares que los separan caen ante la civilización; se dan la mano de un extremo a otro del mundo; mayor justicia preside a las leyes internacionales; las guerras son de menos en menos frecuentes, y no excluyen los sentimientos humanitarios; las distinciones de razas y de castas gradualmente van desapareciendo, y los hombres de distintas creencias se van confundiendo en la adoración de un solo Dios. Nos referimos a los pueblos que marchan a la cabeza de la civilización. Bajo todos estos aspectos estamos aún lejos de la perfección, y quedan todavía por derruir muchas ruinas antiguas, hasta que hayan desaparecido los últimos vestigios de la barbarie. Pero, esas ruinas ¿Podrán habérselas con la potencia irresistible del progreso, de esa fuerza viva que también es una ley de la naturaleza? Si la generación presente está más adelantada que la pasada, ¿Por qué la que nos sucederá no ha de estarlo más que la nuestra?.
Así será por la fuerza las cosas, ante todo, porque con las generaciones desaparecen diariamente algunos campeones de los antiguos abusos, constituyéndose así, y poco a poco la sociedad de nuevos elementos que se han librado de las antiguas preocupaciones. En segundo lugar, porque queriendo el progreso estudia los obstáculos y se consagra en destruirlos.
Desde el momento que es incontestable el movimiento progresivo, el progreso venidero no puede ser dudoso.
El hombre quiere ser feliz, lo que es natural, y sólo busca el progreso para aumentar la suma de la felicidad, sin la cual carecería aquel de objeto. ¿Dónde estaría el progreso para el hombre, si no hiciera mejorar su posición? Pero cuando posea la suma de goces que puede dar el progreso intelectual, se apercibirá de que no es completa su felicidad. Reconocerá que ésta es imposible sin la seguridad de las relaciones, semejante seguridad sólo puede encontrarla en el progreso moral. Luego por la fuerza de las cosas, él mismo dará esa dirección, y el Espiritismo le ofrecerá la más poderosa palanca para el logro de su objetivo.
Ciertamente, y falta hace que los pueblos progresen, porque ya encarnan en nuestro planeta espíritus amantes de la luz.
Las religiones con sus limitaciones y con sus pequeñísimos horizontes, tendrán que entrar en la vía del progreso, o les será forzoso descarriarla; porque indudablemente los cultos se van y la razón viene. La tradición quiere vencer al progreso, pero éste vencerá a la tradición, porque él es la suma total de los grandes ideales; y aunque encuentren a su paso obstáculos insuperables los vencerá con la potencia de su voluntad.
Los mundos habitados por: Amalia Domingo Soler
(Art. extraído de La Luz del Porvenir, del Grupo Espírita de Orihuela)
- Tomado de la Rev. Amor, Paz y Caridad -
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                  LEY DE ACCIÓN Y REACCIÓN

¿Qué es una causa?; Es algo que origina un efecto. Por ejemplo: ¿ Cual es la causa de la leche?. La vaca. ¿Cual es la causa de la mantequilla?. La leche. Pero todas esas causas están sujetas a un principio. Cuando hablamos de causa y efecto estamos hablando de tiempo.
Pero qué es el tiempo?;  Es la sucesión de cosas o de acontecimientos  que se expresan en términos de presente, pasado y futuro. Aun en la concepción infinita del tiempo, el pasado, el presente y el futuro se confunden, no hay duda de que ayer es el pasado, hoy es el presente y el mañana es el futuro.
Axioma: Dada una causa, el efecto se realiza necesariamente.
Importante: Al paso del tiempo, podemos modificar las causas y concomitantemente los efectos. 
EL MERECIMIENTO
Un ejemplo clásico de la Doctrina está en la historia de la persona que perdió el dedo, pero que debería haber perdido el brazo.
Esta historia fue retratada por el Espíritu Hilario Silva, en el capítulo 20 del libro La Vida Escribe, psicografiado por F.C.Xavier y Waldo Vieira, en el que describe el caso de Saturnino Pereira, que al perder el dedo junto a la máquina que conducía, se hizo el centro de las atenciones: ¿ Cómo Saturnino, siendo espírita y bueno con todas las personas, puede perder el dedo?. Parecía un caso que iría a contradecir la justicia divina.
Con todo, a la noche, en reunión íntima en el Centro Espírita que frecuentaba, el orientador espiritual le reveló que en una encarnación pasada trituró el brazo de su esclavo en un molino rústico. El orientador espiritual le habló así: " Por mucho tiempo, en el Plano Espiritual, permaneciste  perturbado, contemplando mentalmente el caldo de caña enrojecido por la sangre de la víctima, cuyos gritos le encogían el corazón.
Por mucho tiempo, por mucho tiempo... Y tu imploraste una existencia humilde en la que fueras a perder en el trabajo, el brazo más útil. Pero tú, Saturnino, desde tu primera juventud, al conocer la Doctrina Espírita, pusiste los pies en el camino de hacer el bien a los demás. Estuviste trabajando, esmerándote en el deber... ¡ Alégrate amigo !. Tu estás pagando, con el amor, tu  deuda con la justicia..."

-De el Blog Verdad y Luz-

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