miércoles, 31 de enero de 2018

Sensibidad evolucionada




Hoy os presento los siguientes artículos
de estudio:

- ¿La Ley de Consecuencias tiene relación  con las demás leyes espirituales?
- La sonrisa de la Fe
- Sufrimiento y Eutanasia
-Sensibilidad evolucionada





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¿La Ley de Consecuencias tiene relación  con las demás leyes espirituales?
         
        Las leyes   espirituales se complementan y justifican de tal modo entre ellas, que juntas forman un Todo que refleja la gran Inteligencia, Bondad, Sabiduría, Justicia y Perfección de la Fuente de Origen de todo cuanto existe y llamamos Dios.
        La  Ley de Consecuencias junto a la ley de Evolución,  dan  razón de existir a la de la Reencarnación con la que están  íntimamente relacionadas. La ley de Consecuencias o de Causa y Efecto, más popularmente conocida como ley del Karma, regula la forma de realizarse y manifestarse la reencarnación.  La ley   de Consecuencias  hace que mediante la Reencarnación, las faltas que comete cualquier Ser humano,  deba  corregirlas   o  soportar  sus   consecuencias , si   no  es  en  esta  misma  vida,  lo es en  otras   siguientes.
      No hay  sufrimiento en esta vida que no tenga su origen en los sufrimientos  o dolores que alguna vez hayamos causado a alguien; y si este mal no lo hemos causado  en la vida presente, sin duda  que alguna vez sucedió en una existencia  anterior.
       Cuando tenemos conciencia clara de estas leyes naturales, tenemos   claro  que lo que sembremos hoy de bueno o de malo, lo tendremos que recoger  tarde o temprano.
      Como ya se ha dicho, esta ley no solamente  regula y corrige las consecuencias de acciones del mal o erróneas, sino que también  premia y  recoge los beneficios  que ocasionan las acciones de bien, por lo tanto es  una Ley Natural que actúa  sabiamente  como un mecanismo  equilibrante preciso y automático  para  la realización de la Ley de Justicia, y de todas las demás leyes cósmicas,  reajustando y corrigiendo nuestro Ser  de forma precisa, cuando nos desviamos de la Ley del Amor  e intentamos estancarnos  en  nuestra  evolución,  así como también, premiandolo cuando fue merecedor de ello por sus buenas acciones;  por tanto el karma  o ley de Consecuencias,  resulta que también es una ley reguladora de la Ley de Evolución por el  proceso de mejora y perfección mediante el reajuste personal al que va conduciendo al  ser espiritual ,vida tras vida. 
     Se puede afirmar que en lo bueno y en lo malo que hacemos, repercute en nosotros exactamente lo mismo, o sea, si fue bueno, nos vendrá bueno y si lo hacemos malo, nos regresará malo a nosotros. ¿Hay una justicia  humana más perfecta?.
 
- Jose Luis Martín-


“No es el mal que recibimos el que nos hace daño, sino el que hacemos a otros”
                                                         - Longfellov – (1807-1821)



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                   LA SONRISA DE LA FE
Las cirugías en los niños pequeños dejan a todos, principalmente a los padres, con el corazón en la mano.
Entregar la vida del ser amado en las manos de un extraño, es una tarea de lo más dolorosa.
En un momento, él está allí contigo, jugando, abrazando, divirtiéndose, sin saber lo que le espera más adelante. Luego, está en una camilla del hospital, inconsciente – bajo anestesia general.
Tal vez sea la primera lección de desapego que la vida da a los padres. Y así fue con aquella niñita de tres años. Llegó al hospital, juguetona, a las siete de la mañana, como si fuera un día normal de juegos.
Como la mayoría de los niños, a ella no le gustaba mucho las consultas médicas, en las que el doctor o doctora la movía de arriba a abajo, de abajo a arriba, punzando aquí, midiendo esto y aquello.
Si pensara como un adulto, ciertamente preguntaría: ¿Cómo estos médicos encuentran tantos orificios en mí para colocar esos instrumentos extraños y helados?
Entonces, cuando vio a su pediatra, todo ataviado, con máscara, gorro, bata, percibió que algo extraño estaba ocurriendo. Se encogió, miró a su madre y se quedó mirando fijamente al pediatra.
Los padres, que la habían preparado desde hacía algunos días, explicando lo que iba a pasar, volvieron a decirle con palabras simples que aquel tío la ayudaría a respirar mejor, a quedarse menos enferma.
No mintieron ni engañaron a la niña, diciendo que no le iba a doler. Conociendo el post-operatorio, sufrido para los pequeños, le explicaron que estarían a su lado cuando volviese a despertar, y que el dolor iba a pasar. Y la madre partió, llevándose a la niña hasta la camilla quirúrgica donde sería sedada. El temor era su reacción cuando ella se diera cuenta de que estaba en un centro quirúrgico.
Sin embargo, ella sorprendió a todos. Se acostó calmadamente. En el ambiente había otros profesionales y, cuando le pusieron la máscara con el sedativo, ella levantó los ojos, esbozó una sonrisa y entonces, cerró los párpados.
Más tarde, el anestesista residente, encantado, se dirigió a la madre y dijo: ¡Qué angelito! Nunca recibí una sonrisa así, tan verdadera…
La niña confió en ellos. Confió en los padres. Confió.
* * *
¿Cómo está nuestra confianza en Dios?
¿Es verdad que vemos al Creador como ese médico experimentado que sabe lo que hace, al que confiamos nuestras vidas?
A veces, Le entendemos de la misma forma en la que un niño de tres años entiende el conocimiento de un profesional con décadas de experiencia – casi nada. Y eso es perfectamente normal. Ese niño va a crecer y un día va a comprenderlo mejor.
Pero mientras no lo comprende, pues no lo conoce, ella tiene a sus padres para decirle: Puedes confiar. Ella tiene a los padres para mostrarle la verdad de lo que va a ocurrir, la verdad adaptada a su realidad.
Así es con nosotros, así es con la verdadera religión, la que nos une al Creador a través del sentimiento y de la razón.
La sonrisa de la fe es la certeza de que todo lo que nos ocurre es para nuestro bien, nos guste o no, sea o no agradable.
La fe nos da una visión más amplia sobre la existencia. Ella nos saca de la caverna y comienza a mostrarnos la luz de allá afuera.
Redacción del Momento Espírita.
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     Sufrimiento y eutanasia
Cuando te encuentres ante alguien que la muerte parece nimbar de sombra, recuerda que la vida prosigue, más allá de la gran renovación...
No te creas autorizado a asestar el golpe supremo en aquellos que la agonía enmudece, bajo pretexto de consolación y de amor, porque muchas veces, detrás de los ojos sin brillo y de las manos desfallecidas que parecen dar el último adiós, sólo responden avisos y advertencias para que el error sea interrumpido o para que la senda se reajuste mañana.
Ante el camastro de la enfermedad más insidiosa y más dura, brilla el socorro de la Infinita Bondad facilitando a quien debe, la conquista de la deuda saldada. Por ello mismo, en las mismas molestias reconocidamente oscuras para la diagnosis terrestre, brillan lecciones cuyo término hay que esperar, a fin de que el hombre no les pierda su esencia divina.
Y así sucede porque el cuerpo carnal, incluso igual o más mutilado y deforme, en todas las circunstancias, es el sublime instrumento en que el alma es llamada a encender la llama de la evolución.
Es por ese motivo que en el mundo encontramos, a cada paso, trajes físicos con patrón moral diverso.
Cuerpos—santuarios...
Cuerpos—talleres...
Cuerpos—bendiciones...
Cuerpos—escondrijos...
Cuerpos—flagelos...
Cuerpos—ambulancias...
Cuerpos—cárceles...
Cuerpos—expiaciones...
En todos ellos, sin embargo, palpita la concesión del Señor, inducién-donos al pago de viejas deudas que la Eterna Justicia todavía no borró.
Así, no desconsideres a quien se inmoviliza en la cruz horizontal de la enfermedad prolongada y difícil, administrándole el veneno de la muerte suave, ya que, probablemente, conocerás también más tarde el provechoso decúbito indispensable para la gran meditación.
Y usando bondad para los que atraviesan semejantes experiencias, para que te no falte la bondad ajena el día de tu experiencia mayor, acuérdate de que, valorando la existencia en la Tierra, el propio Cristo arrancó a Lázaro de las tinieblas del sepulcro, para que el amigo dilecto consiguiese disponer de más tiempo para completar el tiempo necesario a su propia sublimación.
Xico Xavier- Emmanuel
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SENSIBILIDAD  EVOLUCIONADA
Mercedes Cruz

La sensibilidad del Ser evoluciona junto a su moral y durante la evolución se integra con la conquista de la sabiduría.
A través de las sucesivas vidas, aumenta su caudal de conocimientos sobre la vida, la Creación  y las leyes y fuerzas que la rigen. No obstante el conocimiento actual es aún muy restringido porque el hombre está, con relación al Universo, muy bajo en la escala evolutiva.
Las sucesivas vidas en diferentes estancias, con la permanencia más o menos demorada en los planos etéreos, le son de gran auxilio, sobre todo cuando su conciencia espiritual despierta con esa comprensión.
Toda vez que “muere” encarnando o “resucita” desencarnando, descendiendo a las sombras de la materia densa o renaciendo en las claridades de la luz, el hombre sortea pruebas, adquiere nuevos conocimientos y progresa, pues la vida no se detiene jamás, ya que es un movimiento ascensional permanente en el campo móvil de la eternidad.
Para las experiencias en el mundo terrenal bastan la inteligencia y los sentidos físicos, más para los de orden  espiritual necesita otras facultades  más elevadas y diferentes que se ubican por encima de la razón y pertenecen al mundo hiperfísico.
A estas últimas pertenecen las de tipo mediúmnico.
Para la Naturaleza material y las cosas del mundo visible el hombre recibió de Dios la vista corpórea, los sentidos  e instrumentos especiales, tales como un telescopio con el cual proyecto su mirada en las profundidades  de los espacios y con el microscopio descubrió el mundo infinitamente pequeño.
Para penetrar el Mundo Invisible le dio la mediúmnidad. Su misión es santa  porque su finalidad es rasgar los horizontes de la vida eterna.
Desarrollada  la sensibilidad  individual, más allá de los limites considerados comunes, deviene la facultad de ver cosas que los otros no ven, oír lo que no es normalmente oído, sentir de modo normal  y producir fenómenos  considerados absurdos frente  a las leyes generales de enjuiciamiento y análisis.
El hombre primitivo actuaba por instinto, su sensibilidad no iba más allá de la epidermis y actuaba solamente en los límites del ámbito personal concerniente  al mantenimiento de la vida: calor, frio, hambre, terror, sexo…
Después paso el hombre a comprender la Naturaleza externa en todo lo que ella influía directamente en la vida personal del Ser.
 Enseguida avanzo un poco y descubrió las relaciones  existentes entre las cosas  y los seres vivos y las consecuentes reacciones.
Sintió el viento y no se atemorizó más; vio la lluvia y la bendijo; produjo el fuego y se calentó con el. Se aplicó más y promovió la unión entre las tribus, las comunidades y las razas, iniciando así los primeros pasos en el terreno de la colectivización; sintió los reflejos y las consecuencias  de la vida social y esbozó entonces los primeros rudimentos de las leyes.
Se desarrollo aun más y comprendió la expresión simbólica de la Naturaleza, de esfuerzo en esfuerzo, paso a paso, avanzando por milímetros, ha venido siendo hasta hoy, cuando ya evolucionado, en un grado más avanzado, inquietándose con el sufrimiento ajeno, organizando la vida social en moldes más justos y legislando con mayor expresión fraternal, va en firme marcha por el camino hacia un mundo renovado y con bases cercanas al ideal evangélico.
Y sigue progresando, en un grado por encima del sensitivo, ya, como un hombre renovado, penetrará en los mundos del más allá de la materia, sorprendiéndolo los aspectos, movimientos y habitantes y, más alto aun, vislumbrará los mundos espirituales completamente vedados a los ojos y a la comprensión humana actual, rematando su visión superior en la contemplación del Cosmos sintiendo su pulsación, su belleza, su grandiosidad y su admirable unidad eterna.
¿Qué será entonces: un hombre o un ángel?
El desarrollo de las facultades del Espíritu tiende, pues, a la revelación de las cosas divinas en todos sus aspectos y grados y a la ejemplificación de sus leyes en la vida común.
Hoy los guías echan mano de “facultades en préstamo” para algunas de esas revelaciones y para la demostración de los fenómenos aún considerados sobrenaturales, más, en el futuro, la humanidad madura y evolucionada será cuando el hombre sea un instrumento pleno y consciente de las realidades espirituales aplicadas a la vida colectiva.
Son médiums  todos los profetas e instructores de verdades, como también  lo son todos aquellos que las viven, porque es por su intermedio que tales verdades caminan, tomando cuerpo y se realizan.
La mediúmnidad, pues, no es un fenómeno individual, restringido a un hombre, privilegio de unos y otros sino un hecho universal, común a toda  la creación divina, en el sentido de que las partes   de esa creación se manifiestan unas a las otras y, recíprocamente, se revelan la síntesis  divina  que representan y la esencia universal que en ellas se contiene.
Así como los seres se manifiestan unos a otros, Dios se manifiesta a los hombres por medio de su creación y de eso se deduce que todas las cosas  y seres son fenómenos intermediarios.
La mediúmnidad es, pues un fenómeno natural y se realiza en todos los grados de la jerarquía  de la creación, en una escala que va del gusano a los ángeles, todo y todos  manifestándose recíprocamente y dando testimonio de sí mismo. Así, Jesucristo fue, innegablemente, el médium de Dios junto a los hombres, manifestando, transmitiendo y realizando su voluntad divina.
Como todo lo demás la mediúmnidad evoluciona. Sus aspectos pueden ser aparentemente  los mismos, porque en este mundo de materia pesada las relaciones con los planos espirituales, siguen determinados moldes invariables; los procedimientos no cambian mucho, empero las facultades se dilatan y alcanzan cada vez horizontes y extensiones  más amplios.
En cualquier punto del Universo en el que esté el individuo la mediúmnidad se ejerce con las mismas características  y consecuencias,  siendo pues, como dijimos, un fenómeno de constatación y aplicación  universales.
Cuanto mayor sea el grado  o índice de esa sensibilidad, tanto mayor será la intuición y, consecuentemente, tanto mayor  el campo del individuo abarque en la percepción de los fenómenos y de los aspectos de la vida cósmica.
 La Naturaleza es un maravilloso y amplio campo de manifestaciones  fenoménicas aún muy poco penetrado por nuestro rudimentario conocimiento.
Los que hoy poseen una sensibilidad ya evolucionada recogen lo que plantaron en vidas anteriores, reciben los resultados de las experiencias  que ya realizaron, de las pruebas que soportaron, aunque el número de ellos es restringido. Son esos los que sin la coacción del dolor adoptan más fácilmente y sin discusión ni vacilaciones las enseñanzas de la Tercera Revelación, porque ya tienen con las verdades que esta predica una más o menos acentuada afinidad espiritual.
La gran mayoría de los hombres no se fijan en estas verdades, las únicas capaces de reformarlos  moralmente, permanecen al margen  de la gran renovación espiritual que se está produciendo en el planeta.
Representan un elemento de estancamiento, de detención, de retardo para la evolución de la especie. El Umbral y las Tinieblas son aun sus moradas naturales.


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