miércoles, 21 de febrero de 2018

Arquetipos espíritas a evitar




Hola amigos; hoy os presento los siguientes temas:

- La obsesión bajo el prisma del amor.
-¿ Por qué las personas solemos cometer repetidamente los mismos errores?
- Krishnamurti
- Arquetipos espíritas a evitar
- Los falsos profetas en la erraticidad


                                                                      ********************                                                                         
                               
                                                                               
      LA OBSESIÓN, BAJO EL PRISMA DEL 
                                    AMOR

El obsesor es un hermano o hermana que enfermó. Es alguien que fue ultrajado, herido, maltratado y vilipendiado por nuestra personalidad de antes, que tanto daño hizo a tanta gente. Los obsesores necesitan de nuestro amor o por lo menos de nuestra compasión. Somos nosotros los grandes deudores de la gran ley. Ellos son los resentidos que guardan en el alma la hiel de nuestros maltratos. Es por eso que cuando ya estamos un poco más fortalecidos, somos compelidos a reconocer nuestra lenta evolución individual e invitados a trabajarnos para transmutar el egoísmo en amor universalista, y la iniquidad en justicia real y se nos ofrece la oportunidad de «granjear amigos con las riquezas de nuestras injusticias…» («También os digo: granjead amigos con las riquezas de la injusticia». Jesús - Lucas 16, 9) Es, pues, por nuestro esfuerzo sincero de renovación que conquistaremos, nuevamente, esos corazones y haremos un pacto de amistad eterna. Ocurrirá primeramente la rendición por el convencimiento de la amistad, para posteriormente ocurrir el pacto de amistad y ayuda mutua para la eternidad. No hay misterios en este proceso. Lo que hay es una OPORTUNIDAD DE RECONCILIACIÓN. Cada vez que nos encontramos con nuestros deudores es una oportunidad de transformación que Dios faculta a ambas partes para recomenzar una historia que quedó mal resuelta entre algunas almas. Evidentemente que esa cobranza no es propiciada con la intuición de hacer daño a ninguna de las dos partes. ¡Al revés!... Las historias de reconciliación suelen ocurrir por la necesidad de AUTOPACIFICACIÓN. Las almas culpables se sienten muy mal. La intuición de las agonías que causamos a los demás es fuente de mucho desasosiego espiritual en nuestras almas. Por tal motivo, los bienhechores espirituales nos reaproximan a esas almas que claman por justicia por las propias manos. De esa manera se suceden las oportunidades para hacer las paces y recomenzar la historia en los reencuentros de trabajo de crecimiento espiritual. Ante tal circunstancia, ambas partes son esclarecidas acerca de la importancia de esa nueva oportunidad reparadora y, por eso, hay que fortalecer la FE y el VALOR de las partes interesadas (sobre todo la del que, ahora, va a ser la víctima … ), puesto que el verdugo vendrá a cobrar todos los impuestos de todo ese tiempo de lucha, desasosiego y sufrimiento que las acciones infelices de su gran deudor dejaron en sus almas. Para que tal emprendimiento tenga resultados positivos es fundamental NO SÓLO CRECER EN LA FE; también hay que conquistar ALIADOS para el nuevo proyecto de reparación. Las almas amigas de ambos lados de la vida se proponen a ayudar al deudor. Pero su esfuerzo será individual e intransferible. Llegada la hora de la gran batalla de luz en que el AMOR floreciendo en nuestras almas en forma pujante será capaz de enfrentar la incomprensión de los adversarios con PAZ, LUZ y SERENIDAD, conmoviendo de alguna forma a los verdugos, dándoles la oportunidad de entender el porqué de sus dolores y sufrimientos prolongados, fomentándoles el deseo de amarse más para liberarse de los dolores, los odios, la sed de justicia por las propias manos, para desear soñar con nuevos rumbos de paz. Del otro lado del velo, al igual, hay un equipo preparado para socorrer al espíritu cobrador estimulándole las ganas de rendirse por amor, para aprender a conquistar su propia paz. Resultado: ¡CRECE EL DEUDOR VALEROSO, POR AMOR!... ¡CRECE EL VERDUGO COBRADOR, POR AMOR!... Porque delante del valor y la valentía del renovado, su corazón queda tocado y el odio pierde la fuerza perseguidora dando lugar a la aurora de la voluntad de empezar un proceso de reconciliación para sellar una amistad eterna.

- Dra. María de Gracia Ender -

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¿ Por qué las personas solemos cometer repetidamente los 
                                   mismos errores?

Este es un hecho  que se produce frecuentemente; y es debido a que  los Seres humanos, en el nivel  evolutivo actual, somos todavía un poco torpes  y atrasados, y como dice el dicho popular: Somos tan brutos que ”tropezamos dos veces en la misma piedra”, y en muchas ocasiones más de dos veces, desgraciadamente.
Esto quiere indicar que hay cosas que el Ser no es capaz de asimilar en una sola vida, y por tanto necesita de varias vidas de sufrimiento para finalmente  asimilarlo ; mientras tanto continuará cometiendo torpemente  los mismos errores una y otra vez, y sufriendo  repetidamente los resultados de los mismos. Pero antes o después siempre terminamos por corregirlos  y  será entonces cuando  cesarán finalmente  en nosotros sus  dolorosos efectos.
Todas las vidas humanas que ha experimentado en el pasado el Ser espiritual, están unidas y relacionadas más allá del tiempo y del espacio. Todas tienen que ver con lo que hicimos y aprendimos en las anteriores.  Existen unos esquemas repetitivos de pruebas y circunstancias entre  las existencias del Espíritu, que vuelven a presentarse cada vez delante del Ser, hasta que finalmente  este  no consiga comprenderlos y superarlos.
  Hay quien se extraña de tener siempre el mismo tipo de problemas , que se  achacan tan  solo a la “mala suerte”, sin embargo cuando un problema se repite con regularidad en una existencia, es indicativo y sintomático de  que la raíz origen del mismo está  en la propia persona que lo causa una y otra vez sin terminar de aprender aquello que se le ofrece y necesita, pero muchas veces este origen se remonta hasta  sus vidas anteriores, y está aún pendiente de resolverse y de asimilar la enseñanza o experiencia correspondiente.

- Jose Luis Martín -

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 “ Si tu pensamiento es como debería ser, pocas dificultades tendrás al actuar. Mas no  olvides que para ser útil a la humanidad, el pensamiento debe traducirse en obras”
                                                          -Krishnamurti-

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Arquetipos Espíritas A Evitar


tiempo-para-leerA veces, bajo el manto de lo doctrinario se camuflan muchas debilidades y rasgos negativos de nuestra naturaleza inferior.
Pensar que por ser espíritas sólo se puede esperar de nosotros bondades es inocente, y por supuesto, del todo irreal.
Esto no lo digo con ánimo de incomodar o censurar (esa no es mi línea), sino para que reconozcamos ciertas pautas de nuestro carácter, o ciertas actuaciones no del todo consecuentes de lo que se espera de un discípulo de la escuela de Kardec; y reconociéndolas en uno, tratemos de trabajarlas. 
Los alarmistas:
Ni disfrutan, ni saben fluir con espontaneidad. En todo ven la amenaza del Umbral o las maniobras de los obsesores (y por supuesto, si alguien tiene una ocurrencia divertida o poco “evangélica” está obsesado, va camino de estarlo o no es una compañía suficientemente “elevada”).
Les vendría bien desconectar con más frecuencia su piloto rojo, excesivamente sobreestimulado, y ejercitar la espontaneidad y la confianza. Adolecen de mucho depósito de doctrina, y no tanto de Espiritismo.
Los apologistas:
Para ellos el Espiritismo se hace a golpe de dogma (aunque no lo vean así). No admiten objeciones, análisis u otras lecturas sobre nada de lo que está escrito. Si está escrito o lo ha dicho don fulano: es ley.
En algún momento de su iniciación obviaron o no terminaron de asimilar que nadie está en posesión de la verdad absoluta, que no se deben seguir patrones fijos (que la crítica sana y el libre examen son rasgos que el mismo Espiritismo alienta).
Les iría mejor si desaprendieran ciertas cosas, desistieran de ser tan rígidos y dejaran de ver enemigos de la doctrina por todas partes.
A veces el tipo alarmista y el apologista van juntos en un mismo carácter, y entonces, a efectos prácticos, sería mejor que no fueran espiritistas (porque flaco favor hacen al movimiento). Suelen ser arrimo de sectarios y fanáticos.
Los pastorales:
Quizá los menos molestos, aunque su actitud suele dejar una errónea impresión de lo que es Espiritismo. Desconfían del libre análisis y las opiniones demasiado sinceras (para su gusto), con lo que en este aspecto se parecen a los apologistas, aunque son más fraternos y respetuosos (suelen asustarse o escandalizarse, donde los otros suelen irritarse).
El estar (otros o ellos mismos) en desacuerdo con algo, les despierta una inquietud parecida al “pecado”, y suelen optar por callarse y seguir la opinión general. Son demasiado corderos del rebañoles falta carácter y expresar sin temor sus opiniones (aunque no sea las de la mayoría).
Pueden ser mal influidos (incluso manipulados) por la tóxica combinación alarmista-apologista.
Los polemistas:
Una cosa es saber ser asertivo y hacer uso de la crítica constructiva y respetuosa (cuando toque y sea pertinente), y otra muy diferente hacer de esto un modus operandi habitual. Para este tipo de espírita es más estimulante la controversia que la actitud dialogante y el espíritu de fraternidad.
Son el extremo opuesto (pero también erróneo) de los conformistas pastorales, y con frecuencia son más un fastidio que un elemento estimulador de la convivencia.
Este artículo y su autor pueden ser presa fácil de reproche censurador de espíritas con pauta alarmista o apologista, así como también de las oraciones de los temerosos pastorales (gracias por esto último, en cualquier caso).
Entre los sectores espíritas (como en cualquier otro colectivo formado por personas), se camuflan trampas y ambigüedades, no oriundos de la revelación espiritista por supuesto, sino de la fragilidad humana. Podemos encontrarnos con soterrados ataques o disfrazadas intrigas aquí o allá, pues estas maniobras pueden camuflarse tras un discurso evangelizador o la utilización de elevados textos doctrinarios… en apariencia para ayudar pero con el secreto anhelo de perjudicar.
Que no nos amedrente tener opiniones diferentes o procedimientos distintos a los oficiales. No olvidemos que lo que realmente incide en la realidad espiritual es la intención, y cuando esta es tan honesta como pacífica, no hay repercusión negativa de ningún tipo (gusten o no gusten nuestras opiniones).
Herculano PiresLeopoldo MachadoAmalia D. Soler, etc, etc., eran profundamente comprometidos y leales al Espiritismo, pero por esto mismo, profundamente críticos cuando tocaba serlo. A menudo su lenguaje era fuertemente directo, sin tapujos ni sutilezas (hubieran asustado mucho a los pastorales), pero cuando tocaba saltar a la arena en la defensa de algún aspecto del ideal, lo hacían de frente y sin dudar. Igualmente, no hacían acoso y derribo de aquellos con los que no compartían su parecer (como pueden utilizar como maniobra los alarmistas-apologistas).
  A estos cuatro prototipos espíritas analizados les falta un baño de humildad, ser más naturales y trabajarse la empatía… aunque solo sea para no dar la razón a Kardec cuando (sabiamente) dijo que los peores enemigos del Espiritismo estaban dentro de sus filas.
Si no estás dentro de estos tipos analizados; enhorabuena:
      Por muchos defectos que tengas serás un digno discípulo de la escuela espiritista. Se espírita, pero no dejes de ser un tipo normal; no hace falta tener un lenguaje afectado y, mucho menos, sentirse un elegido.
Por Carlos G.                                                                                                  (Publicado en Zona Espírita)
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                          Los falsos profetas en la                           erraticidad

Los falsos profetas no están solos entre los encarnados; están también, en mucho mayor número, entre los espíritus orgullosos que, bajo apariencias de amor y de caridad, siembran la desunión y retrasan la obra emancipadora de la humanidad emitiendo a diestro y a siniestro sus sistemas absurdos que hacen aceptar por los médiums; y para mejor fascinar a aquellos que quieren engañar y para dar más peso a sus teorías, se apropian sin escrúpulo nombres que sólo con respeto pronuncian los hombres.

Ellos son los que siembran los principios de antagonismos en los grupos, que les inducen a aislarse los unos de los otros y a mirarse con mal ojo. Esto basta para descubrirlos, porque obrando de este modo ellos mismos dan el más formal mentís a lo que pretenden ser. Los hombres, pues, que caen en un lazo tan grosero, son ciegos.
Pero hay otros medios de conocerles. Los Espíritus del orden al cual dicen pertenecer deben ser no sólo muy buenos, si que también eminentemente lógicos y racionales. ¡Pues bien! Pasad sus sistemas por el tamiz de la razón y del buen sentido, y veréis lo que quedará de ellos.
Convenid, pues, conmigo, que todas las veces que un espíritu indica como remedio a los males de la humanidad o como medios de llegar a su transformación cosas utópicas e impracticables, medidas pueriles y ridículas, cuando formula un sistema que se contradice con las más vulgares nociones de la ciencia, no puede ser sino un espíritu ignorante y mentiroso.
Por otra parte, creed bien que si la verdad no es siempre apreciada por los individuos, lo es por el buen sentido de las masas, y esto es también un criterio. Si dos principios se contradicen, tendréis el peso de su valor intrínseco buscando al que tenga más eco y simpatía: sería ilógico, en efecto, admitir que una doctrina que viese disminuir el número de sus partidarios, fuese más verdadera que la que los viese aumentar. Dios, queriendo que la verdad llegue para todos, no la concreta a un círculo estrecho y limitado; la hace brotar de diferentes puntos con el fin de que por todas partes la luz esté al lado de las tinieblas.
Rechazad decididamente a todos esos espíritus que se presentan como consejeros exclusivos predicando la división y el aislamiento. Casi siempre son espíritus vanidosos y medianos, que procuran imponerse a los hombres débiles y crédulos prodigándoles alabanzas exageradas, a fin de fascinarles y ponerles bajo su dominio.
Generalmente, éstos más bien son espíritus hambrientos de poder que, siendo déspotas públicos o privados cuando vivían, quieren tener aún víctimas para tiranizar después de su muerte. En general,desconfiad de las comunicaciones que tienen un carácter de misticismo y extrañeza, o que prescriben ceremonias o actos extravagantes; en este caso hay siempre un motivo legítimo de sospecha.
Por otra parte, debéis creer también que cuando debe revelarse una verdad a la humanidad, se comunica, por decirlo así, instantáneamente a todos los grupos formales que poseen buenos médiums, y no a uno solo con exclusión de los demás. Nadie es médium perfecto si está obsesado; y hay obsesión manifiesta cuando un médium sólo es apto para recibir las comunicaciones de un espíritu especial, por alto que quiera ponerse él mismo.
En consecuencia, todo médium, todo grupo que se creyera privilegiado por las comunicaciones que sólo ellos pueden recibir, y que, por otra parte, están sujetos a prácticas que rayan en superstición, están indudablemente bajo el peso de una obsesión de las más caracterizadas, sobre todo cuando el espíritu dominador usa nombre que todos, espíritus y encarnados, debemos honrar y respetar, y no dejar que se tomen en boca a cada instante.
Es incontestable que sometiendo al crisol de la razón y de la lógica todos los datos y todas las comunicaciones de los espíritus, será fácil rechazar el absurdo y el error. Un médium puede estar fascinado, un grupo engañado; pero la comprobación severa de los otros grupos, mas la ciencia adquirida y la elevada autoridad moral de los jefes de los grupos, mas las comunicaciones de los principales médiums, que reciben un sello de lógica y de autenticidad de nuestros mejores médiums, harán rápidamente justicia a esos dictados mentirosos y astutos, dimanados de una turba de espíritus engañadores y malos. (Erasto, discípulo de San Pablo. París, 1862).
Nota. Uno de los caracteres distintivos de estos espíritus que quieren imponerse y hacer aceptar sus ideas extravagantes y sistemáticas, es el pretender, aun siendo ellos solos en su opinión, tener razón contra todo el mundo. Su táctica es evitar la discusión, y cuando se ven combatidos victoriosamente por las armas irresistibles de la lógica, rehusan desdeñosamente responder y prescriben a sus médiums el que se alejen de los centros en que no son acogidas sus ideas.
Este aislamiento es lo más fatal para los médiums; parece que sufren sin contrapeso el yugo de estos espíritus obsesores que les conducen, como ciegos, y los llevan a menudo por caminos perniciosos.
(Véase en la Introducción el párrafo II:“Comprobación universal de la enseñanza de los espíritus”. – El Libro de los Médiums, cap. XXIII:“De la obsesión”).

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