lunes, 27 de noviembre de 2017

Todo es por algo


Hoy presentamos para su lectura:

- ¿ Cuando comenzó la evolución del Espíritu humano?
- Todo es por algo
- Ante los animales
-Trabajar más para progresar más


                          *****************


¿Cuando comenzó la evolución del  Espíritu humano ?

                             


El Ser debió comenzar su existencia humana cuando el alma animal procedente de una anterior etapa evolutiva, tras ir adquiriendo las diversas  experiencias psíquicas necesarias a través de su paso por diversas especies animales,  llegó a un punto de evolución psíquica, que le permitió continuar su avance en un escalón evolutivo superior, abandonando  definitivamente  sus experiencias en el Reino animal y alcanzar  la etapa humana  iniciada cuando tomó conciencia de su individualidad; entonces  a partir de  ese grado de madurez animal instintiva y casi irracional, comenzó su andadura evolutiva como Espíritu  sencillo e ignorante, siendo ya un Espíritu  forjado por la propia Esencia Divina Creadora, lo que le confiere casi infinitas potencialidades.
  
La cuestión del momento de su madurez para comenzar su andadura humana, no se restringe a su nacimiento como Espíritu en este planeta Tierra, sino que cuando el Espíritu habitó la Tierra por primera vez como ser humano, este ya había comenzado su andadura en otros mundos planetarios, más o menos adelantados, que vinieron a la Tierra para continuar su particular camino evolutivo.
En todo caso, es un misterio desconocido al ser humano, pero al paso de nuestro crecimiento evolutivo, posiblemente lleguemos algún día, con ayuda de la Ciencia,  a comprender esta cuestión.
Lo que si sabemos es que aunque al comienzo de su andadura evolutiva el Espíritu humano es sencillo e ignorante,  ya contiene  en sí mismo  todos los atributos Divinos latentes que después deberá desarrollar  hasta grados infinitos  con el  transcurso de su desarrollo en el tiempo a través del proceso reencarnatorio. El Espíritu del hombre aquí no termina su evolución, que es infinita, sino que seguirá trascendiendo también  algún día  la actual etapa humana y llegará  a etapas de angelitud  más próximos a  la comprensión y plenitud de la Mente Creadora.
La evolución del Espíritu humano supone  un incesante impulso hacia delante, hacia una inalcanzable perfección total, que no cesa. Así continúa progresando  permanentemente, aunque por un lapso de tiempo se pueda estancar voluntariamente, pero finalmente la propia ley de reajuste espiritual lo  termina por impulsar hacia delante, pues el Ser espiritual  siempre presiente o comprende que es lo que le falta para ser del todo feliz, y eso le impulsa en su resolución de conquistarlo. Así,  cada  existencia  humana es una continuación del grado de  evolución que  llegó a conquistar en  su  vida anterior.
Como ya se puede comprender, en  la  ley de la Reencarnación está la clave de este proceso. Lo que no pudo superar  o aprender  el Ser  espiritual en una vida,  se lo encuentra nuevamente en la siguiente, hasta que al fin consigue superarlo y asimilarlo.  Lo que no se asimila o no se supera en una  existencia humana,  nos lo volvemos a encontrar por delante en  otras existencias  humanas  futuras  hasta que al fin logramos superarlo o conquistarlo definitivamente, y es en ese momento cuando aquel aspecto que no habíamos superado antes,  deja de ser  como una asignatura pendiente y  este esfuerzo  para lograrlo nos habrá hecho  madurar y ganar esos grados de felicidad que ahora nos parecen inalcanzables.

-Jose Luis Martín-


“Somos diamantes brutos,recibiendo lapidación para retener, en las aristas,el fulgor de las estrellas”
    
                                              -Divaldo Pereira Franco-

                                                         
                                                         *****************************




                                          

                     TODO ES POR ALGO

   Nada es inútil en la Naturaleza: cada cosa tiene su objetivo y su destino; nada está vacío, todo está habitado, la vida está en todas partes. Así, pues, durantela larga serie de siglos que transcurrieron, antes de que apareciese el hombre en la Tierra, durante aquellos lentos períodos de transición, atestiguados por las  capas geológicas, antes aun de la formación de los primeros seres orgánicos sobre esta masa informe, en este árido caos donde los elementos estaban confundidos, no había ausencia de vida. Seres que no tenían nuestras necesidades, ni nuestras sensaciones físicas, encontraban refugio en él. Dios quiso que aun en semejante estado de imperfección, sirviese para algo. ¿Quién, pues, se atreverá a decir que, entre esos billones de mundos que circulan por la inmensidad, tiene el privilegio de estar habitado uno solo, uno de los más pequeños, confundido con la multitud? 


      Entonces, ¿cuál sería la utilidad de los otros? ¿Dios los habría hecho solo para recrear nuestros ojos? Suposición absurda, incompatible con la sabiduría que emana de todas sus obras, e inadmisible, cuando se considera todo aquello que no podemos percibir. Nadie negará que en esta idea de mundos aún inapropiados para la vida material, pero poblados, sin embargo, de seres vivientes apropiados a semejante medio, haya algo de grande y de sublime, donde tal vez se encuentre la solución a más de un problema. 

Allan Kardec. 


                                                       ************************************



                                              ANTE LOS ANIMALES

                                   



Abstenerse de perseguir y aprisionar, maltratar o sacrificar animales domésticos o salvajes, aves o peces, a titulo de recreación, en excursiones periódicas a los campos, lagos y ríos, o en competiciones obstinadas y sangrientas de deporte.
Hay diversiones que son verdaderos delitos bajo disfraz.
En el contacto con los animales a que tenga estima, gobernar los impulsos de protección y cariño, a fin de no caer en excesos obcecados, con el pretexto de amarlos.
Toda pasión ciega el alma.
Evitarse de cualquier tiranía sobre la vida animal, no actuando con exigencias irrazonables para la satisfacción de caprichos alimenticios refinados condenables en investigaciones de laboratorio, restringiéndose solamente a las necesidades naturales de la vida y a los impositivos justos del bien.
El uso edifica, el abuso destruye.
Oponerse al trabajo excesivo de los animales, sin administrarles más amplia asistencia.
La gratitud también expresa justicia.
En el socorro a los animales dolientes, usar los recursos terapéuticos posibles, sin despreciar aun así aquellos de naturaleza mediúmnica que aplique a su propio favor.
La luz del bien debe resplandecer en todos los planos.
Apoyar, todo lo posible, los movimientos y las organizaciones de protección a los animales, a través de actos de generosidad cristiana y humana comprensión.
Los seres de la retaguardia evolutiva se alinean con nosotros en posición de necesidad ante la Ley.

“Todas vuestras cosas sean hechas con caridad” –Jesús de Nazareth.



André Luís. Espíritu.

                                                      *************************


                             
                               

“Trabajar más para progresar más”

Queridos amigos, hola buenos días, el trabajo es algo esencial para el hombre, es una ley natural por lo mismo que es una necesidad, y la civilización obliga al hombre a mayor trabajo, porque aumenta sus necesidades y sus goces.
Desde el impulso inicial, los espíritus no son por defecto ni buenos ni malos: creados simples e ignorantes, son vírgenes y neutros de toda inclinación, pero tienen la libertad de manera intrínseca, la de hacer o no hacer, la de seguir o no seguir, y la de progresar más o menos rápido en función de las aptitudes, competencias, voluntades o circunstancias.
Esta noción de libre albedrío es un dato importante en el cual siempre insisten mucho los espíritus en las comunicaciones recibidas en sesión espírita. El libre albedrío se desarrolla en la medida en que el espíritu adquiere conciencia de sí mismo. Ya no habría libertad si la elección fuera solicitada por una causa independiente de la voluntad del espíritu.
La causa del bien o del mal no está en él, está fuera de él, en las influencias a las cuales cede en virtud de su libre voluntad. Somos pues responsables de nosotros mismos y de nuestro propio avance. Lo que va a caracterizar el progreso se halla entonces a nivel de la comprensión, de la reflexión, de la toma de conciencia, del aprendizaje de conocimientos o de valores por el solo hecho de una voluntad propia.
Se puede hacer así la analogía con una escuela donde cada clase corresponde a una encarnación: se puede progresar rápido trabajando, también se puede repetir, no se retrocede, pero cada vez se aprende algo que nos construye y nos da la capacidad de ser cada vez más libres. Al final, se habrá adquirido y poco importará la forma en que se adquirió, cada clase superior se beneficia finalmente con las adquisiciones precedentes sobre la base de nuestro solo trabajo y esfuerzo personal. Como lo resume El Libro de los Espíritus: “La sabiduría de Dios está en la libertad que deja a cada uno elegir, pues cada uno tiene el mérito de sus obras”.
Todo trabaja en la Naturaleza, los animales trabajan como nosotros, pero su trabajo, como su inteligencia, está limitado a las atenciones de su conservación y he aquí porque no es progreso para ellos, al paso que en el hombre tiene un doble objeto: la conservación del cuerpo y el desarrollo del pensamiento que también es una necesidad, y que le eleva por encima de sí mismo.
Cuando decimos que el trabajo de los animales está limitado a las atenciones de su conservación, se entiende que se habla del objeto a que se proponen al trabajar, pero a su pesar, y al mismo tiempo que proveen sus necesidades materiales, son agentes que secundan las miras del Creador, y su trabajo no deja de concurrir al objeto final de la Naturaleza, aunque, con mucha frecuencia, no descubra el hombre el resultado inmediato.
La Naturaleza del trabajo es relativa a las necesidades, y cuantos menos materiales son estas, menos lo es también aquel. No creamos, sin embargo, que el hombre permanece inactivo e inútil, la ociosidad seria un suplicio en vez de un beneficio.
“Trabajar más para progresar más”, he aquí en suma un adagio moderno completamente circunstancial, ¡aunque aquí tratemos de hablar de inteligencia y de moralidad...! A nuestro nivel el camino todavía es largo, las palabras y las explicaciones no bastan para expresar los designios divinos que siguen siendo para nosotros misterios muy difícilmente entendibles. Se intenta aproximarse a un exhaustividad de la divinidad que lógicamente sólo es posible una vez alcanzado el objetivo último. Pero finalmente se trata de principios y hechos contenidos completos en un célebre aforismo admirablemente sintetizado por Allan Kardec y que nuestra razón de terrícolas es capaz de comprender:
“Nacer, morir, volver a renacer y progresar sin cesar: ¡tal es la ley!”. Pues así es el ciclo de Dios.

Merchita

*****************************


No hay comentarios: