HOY ABORDAMOS:
- Médiums interesados
-Si que existe el Más Allá
-Utilidad de las evocaciones particulares
-Espiritismo y Magia
********************
Médiums interesados.
- Como todo puede llegar ser un objeto de explotación, nada tendría de extraño que se quisieran explotar a los Espíritus; falta saber cómo tomarían ellos la cosa si alguna vez se intentara introducir semejante especulación. Diremos en primer lugar que nada se prestaría más al charlatanismo y a la truhanería que semejante negocio. Si se ven falsos sonámbulos, aun se verían más falsos médiums y esta sola razón sería un motivo fundado de desconfianza. El desinterés, por el contrario, es la respuesta más perentoria que pueda oponerse a aquellos que sólo ven en lo hechos una hábil maniobra. No hay charlatanismo desinteresado. ¿Cuál sería, pues, el objeto de las personas que usasen la superchería sin
provecho, con más motivo, cuando su honradez notoria no permite sospechar de ellos?
Si las ganancias que un médium sacara de su facultad podían ser un motivo de sospecha, no sería una prueba que esta sospecha fuese fundada; podría, pues, tener una aptitud real y obrar de muy buena fe aun haciéndose retribuir: veamos si en este caso podemos razonablemente esperar un resultado satisfactorio.
305. Si se ha comprendido bien lo que hemos dicho sobre las condiciones necesarias para servir de intérprete a los buenos Espíritus, las causas numerosas que pueden alejarles, las
circunstancias independientes de su voluntad que muchas veces son un obstáculo para que vengan, en fin, todas las condiciones morales que pueden ejercer una influencia sobre la naturaleza de las comunicaciones, ¿cómo podría suponerse que un Espíritu por poco elevado que fuese viniese a todas horas del día a ponerse bajo las órdenes de un empresario de reuniones y someterse a sus exigencias para satisfacer la curiosidad del primero que se presente? ¡Se sabe la aversión de los Espíritus por todo lo que es
concupiscencia y egoísmo, el poco caso que hacen de las cosas materiales, y se quisiera que ayudasen a traficar su presencia! Esto lo repugna el pensamiento, y sería necesario conocer muy poco la naturaleza del mundo de los Espíritus para creer que pueda ser de
este modo. Pero como los Espíritus ligeros son menos escrupulosos y sólo desean ocasiones de divertirse a nuestras expensas, resulta que si uno no es mixtificado por un falso médium, corre todo el peligro de serlo por alguno de entre ellos. Estas solas reflexiones dan la medida del grado de confianza que debería concederse a las comunicaciones de este género.
Allan Kardec.
************************
SI QUE EXISTE EL MÁS ALLÁ
DOCTORA KÜBLER-ROSS: "Investigamos casos de pacientes que estuvieron clínicamente muertos durante algunos minutos y pudieron explicarnos con precisión cómo los sacaron el cuerpo del coche accidentado con dos o tres sopletes. O de personas que incluso nos detallaron el número de la matricula del coche que los atropelló y continuó su ruta sin detenerse. Una de mis enfermas que sufría esclerosis y que sólo podía desplazarse utilizando una silla de ruedas, lo primero que me dijo al volver de una experiencia en el umbral de la muerte fue: «Doctora Ross, ¡Yo podía bailar de nuevo!», o niñas que a consecuencia de una quimioterapia perdieron el pelo y me dijeron después de una experiencia semejante: «Tenía de nuevo mis rizos». Parecían que se volvían perfectos.
Muchos de mis escépticos colegas me decían: «Se trata sólo de una proyección del deseo o de una fantasía provocada por la falta de oxígeno.» Les respondí que algunos pacientes que sufrían de ceguera total nos contaron con detalle no sólo el aspecto de la habitación en la que se encontraban en aquel momento, sino que también fueron capaces de decirnos quién entró primero en la habitación para reanimarlos, además de describirnos con precisión el aspecto y la ropa de todos los que estaban presentes”.
”Ninguno de mis enfermos que vivió una experiencia del umbral de la muerte tuvo a continuación miedo a morir. Ni uno sólo de ellos, ni siquiera los niños. Tuvimos el caso de una niña de doce años que también estuvo clínicamente muerta. Independientemente del esplendor magnífico y de la luminosidad extraordinaria que fueron sido descritos por la mayoría de los sobrevivientes, lo que este caso tiene de particular es que su hermano estaba a su lado y la había abrazado con amor y ternura. Después de haber contado todo esto a su padre, ella le dijo: «Lo único que no comprendo de todo esto es que en realidad yo no tengo un hermano.» Su padre se puso a llorar y le contó que, en efecto, ella había tenido un hermano del que nadie le había hablado hasta ahora, que había muerto tres meses antes de su nacimiento”.
Dra. E. Kübler-Ross: 'sí existe el Más Allá'.
*******************************
Utilidad de las evocaciones particulares
Las comunicaciones que se obtienen de los Espíritus muy superiores o de
aquellos que han animado los grandes personajes de la antigüedad, son preciosas por la
alta enseñanza que encierran. Estos Espíritus han adquirido un grado de perfección que
les permite abrazar una esfera de ideas más extensa, penetrar los misterios que están
fuera del alcance vulgar de la humanidad y por consiguiente iniciarnos mejor que los
otros en ciertas cosas. No se sigue de esto que las comunicaciones de los Espíritus de
un orden menos elevado sean inútiles; el observador saca de ellas más de una
instrucción. Para conocer las costumbres de un pueblo es menester estudiar todos los
grados de la escala. El que no lo viera sino bajo una faz, lo conocería mal. La historia de
un pueblo no es la de los reyes y personajes sociales; para juzgarle es preciso verle en la
vida íntima, en sus costumbres privadas. Así es que los Espíritus superiores son los
personajes del mundo de los Espíritus; su elevación misma les coloca de tal modo sobre
nosotros, que la distancia que nos separa nos asusta. Los Espíritus más burgueses
(permítasenos esta expresión) nos hacen más palpables las circunstancias de su nueva
existencia. Entre ellos el lazo de la vida corporal con la vida del Espíritu es más intimo, la
comprendemos mejor porque nos toca de más cerca. Sabiendo por ellos mismos lo que
son, lo que piensan, lo que experimentan los hombres de todas las condiciones y de
todos los caracteres, los hombres de bien como los viciosos, los grandes como los
pequeños, los felices y los infelices del siglo, en una palabra, los hombres que han vivido
entre nosotros, que hemos visto y conocido, cuya vida real sabemos, sus virtudes y
extravagancias, comprendemos sus goces y sus sufrimientos, nos asociamos a ellos y
sacamos una enseñanza moral tanto más provechosa cuanto más íntima son las
relaciones entre ellos y nosotros. Nos ponemos más fácilmente en el lugar de aquel que
ha sido nuestro igual, que no en el de aquel que sólo vemos a través de la ilusión de una
gloria celeste. Los Espíritus vulgares nos enseñan la aplicación práctica de las grandes y
sublimes verdades cuya teoría nos enseñan los Espíritus
superiores. Por lo demás, en el estudio de una ciencia nada hay inútil: Newton encontró
la ley de las fuerzas del universo en el fenómeno más sencillo.
La evocación de los Espíritus vulgares tiene, por otra parte, la ventaja de
ponernos en relación con los Espíritus que sufren, que uno puede aliviar y cuyo
adelantamiento podemos facilitar por medio de consejos útiles. Podemos, pues,
hacernos útiles instruyéndonos nosotros mismos; cuando sólo se busca nuestra propia
satisfacción, hay egoísmo en la conversación con los Espíritus, y el que se desdeña de
tender una mano caritativa a los que son desgraciados, da pruebas de orgullo. ¿Para qué
le sirve tener buenas recomendaciones de los Espíritus de importancia, si esto no le
hace mejor, más caritativo y más benévolo para sus hermanos de este mundo y del otro?
¿Qué seria de los pobres enfermos si los médicos rehusaban tocar sus llagas?
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS
ALLAN KARDEC
aquellos que han animado los grandes personajes de la antigüedad, son preciosas por la
alta enseñanza que encierran. Estos Espíritus han adquirido un grado de perfección que
les permite abrazar una esfera de ideas más extensa, penetrar los misterios que están
fuera del alcance vulgar de la humanidad y por consiguiente iniciarnos mejor que los
otros en ciertas cosas. No se sigue de esto que las comunicaciones de los Espíritus de
un orden menos elevado sean inútiles; el observador saca de ellas más de una
instrucción. Para conocer las costumbres de un pueblo es menester estudiar todos los
grados de la escala. El que no lo viera sino bajo una faz, lo conocería mal. La historia de
un pueblo no es la de los reyes y personajes sociales; para juzgarle es preciso verle en la
vida íntima, en sus costumbres privadas. Así es que los Espíritus superiores son los
personajes del mundo de los Espíritus; su elevación misma les coloca de tal modo sobre
nosotros, que la distancia que nos separa nos asusta. Los Espíritus más burgueses
(permítasenos esta expresión) nos hacen más palpables las circunstancias de su nueva
existencia. Entre ellos el lazo de la vida corporal con la vida del Espíritu es más intimo, la
comprendemos mejor porque nos toca de más cerca. Sabiendo por ellos mismos lo que
son, lo que piensan, lo que experimentan los hombres de todas las condiciones y de
todos los caracteres, los hombres de bien como los viciosos, los grandes como los
pequeños, los felices y los infelices del siglo, en una palabra, los hombres que han vivido
entre nosotros, que hemos visto y conocido, cuya vida real sabemos, sus virtudes y
extravagancias, comprendemos sus goces y sus sufrimientos, nos asociamos a ellos y
sacamos una enseñanza moral tanto más provechosa cuanto más íntima son las
relaciones entre ellos y nosotros. Nos ponemos más fácilmente en el lugar de aquel que
ha sido nuestro igual, que no en el de aquel que sólo vemos a través de la ilusión de una
gloria celeste. Los Espíritus vulgares nos enseñan la aplicación práctica de las grandes y
sublimes verdades cuya teoría nos enseñan los Espíritus
superiores. Por lo demás, en el estudio de una ciencia nada hay inútil: Newton encontró
la ley de las fuerzas del universo en el fenómeno más sencillo.
La evocación de los Espíritus vulgares tiene, por otra parte, la ventaja de
ponernos en relación con los Espíritus que sufren, que uno puede aliviar y cuyo
adelantamiento podemos facilitar por medio de consejos útiles. Podemos, pues,
hacernos útiles instruyéndonos nosotros mismos; cuando sólo se busca nuestra propia
satisfacción, hay egoísmo en la conversación con los Espíritus, y el que se desdeña de
tender una mano caritativa a los que son desgraciados, da pruebas de orgullo. ¿Para qué
le sirve tener buenas recomendaciones de los Espíritus de importancia, si esto no le
hace mejor, más caritativo y más benévolo para sus hermanos de este mundo y del otro?
¿Qué seria de los pobres enfermos si los médicos rehusaban tocar sus llagas?
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS
ALLAN KARDEC
********************************
ESPIRITISMO Y MAGIA
No hay comentarios:
Publicar un comentario