domingo, 20 de febrero de 2011

Ante los que partieron

Espíritu Emmanuel


Ningún sufrimiento en la Tierra es, tal vez, comparable al de aquel corazón que se incline sobre otro corazón helado y querido que el ataud transporta para el gran silencio.


Ver la nube de la muerte estamparse, inexorable, en la fisonomía de los que más amamos y cerrarles los ojos en el adiós indescriptible, es como despedazar la propia alma y proseguir viviendo.

Digan aquellos que ya estrecharton en el pecho un hijito transfigurado en angel de la agonía; un esposo que se despide, procurando en balde mover los labios mudos; una compañera cuyas manos consagradas a la ternura penden extinguidas; un amigo que se cae desfallecido para no erguirse más, o un semblante materno acostumbrado a bendecir y que no consigue expresar nada más, sino el dolor de la última separación, ¡ a través de la última lágrima!.

Hablen aquellos que un día se inclinaron abatidos por la soledad al frente de un túmulo; los que se arrojaron en oración sobre las cenizas que recubren el último recuerdo de los entes inolvidables; los que cayeron pasando de la salud, cargando en el seno el ataúd de los propios sueños; los que tantearon gimiendo la losa inamovible, y los que sollozaron de angustia, en lo adicto a los propios pensamientos,preguntando, en vano por la presencia de los que partieron.

Todavía, cuando semejante prueba le toque a la puerta reprima la desesperación y diluye la corriente de la amargura en la fuente viva de la oración, porque los llamados muertos son apenas ausentes y las gotas de llanto les fustigan el alma como lluvia de hiel.

También ellos piensan y luchan, sienten y lloran.

Atraviesan la faja del sepulcro como quien se desprende de la noche, pero , en la madrugada del nuevo día, se inquietan por los que quedaron... Les oyen los gritos y las súplicas en la onda mental que rompe la barrera de la gran sombra y se estremecen cada vez que los lazos afectivos de la retaguardia se rinden a la información o se vuelcan en el suicidio.

Se lamentan en cuanto a los errores practicados y traban con ahinco en la regeneración que les habla al respecto.

Estimúlate a la práctica del bien, repartiéndote los dolores y las alegrías.

Prejubilate con tus victorias en el mundo interior y consuelate en las horas amargas para que no te pierdas en el frio del desencanto.

Tranquiliza, de ese modo, a los compañeros que piden el Más Allá, soportando valientemente la despedida temporal y hónrales la memoria, abrazando con nobleza los deberes que te legaron.

Recuerda que en el futuro próximo que imaginas, respirarásentre ellos, comulgándoles las necesidades y los problemas, por cuanto terminarás también el propio viaje en el mar de las pruebas redentoras...

Y venciendo para siempre el terror a la muerte, no nos será lícito olvidar que Jesús, nuestro Divino Maestro y Hérore del Túmulo vacío, nació en una noche oscura, vivió en los infortunios de la Tierra y expiró en la cruz, en una tarde parduzca, sobre unmonte empedrado, pero resucitó a los cánticos de la mañana, en el fulgor de un jardín.



Emmanuel-espíritu ( Religión de los espíritus de Fco. Cándido Xavier)

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