jueves, 21 de diciembre de 2023

La reencarnación y la Ley de Causa y Efecto

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Jesús, el gran desconocido (2ª )

2.- Mundos superiores y mundos inferiores

3.- Aprendiendo

4.- La reencarnación y la Ley de Causa y Efecto

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JESÚS, EL GRAN DESCONOCIDO ( 2ª)

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( Viene del anterior)

Hemos de considerar que Jesús ha conducido y conduce, a miles de millones de Seres, encarnados y desencarnados, al Mundo de Regeneración ( la Tierra transformada en un m Mundo mejor); y es así que Jesús está en contacto con todos nuestros Espíritus Protectores, con nuestro Ser de Luz o Ángel de la Guarda, y así conoce la situación o nivel espiritual de más de ¡¡ Siete mil millones de Seres !!, que son los encarnados más los desencarnados. Aunque es imposible entenderlo, Jesús conoce nuestros defectos y nuestras virtudes, Sabe lo que necesita cada uno de los siete mil millones de Seres para dar impulso a nuestro caminar evolutivo, y nos lo da en cada instante de nuestras vidas. Orienta a cada uno de los Espíritus de los Mundos Intermedios para que colaboren y apoyen la marcha de Su Misión Divina.

  Al llegar a estas consideraciones, conociendo la labor y el trabajo de este Ser Crístico al que llamamos Jesús, llegamos a la conclusión de que nos es imposible saber y conocer en su totalidad a un Ser de estas características espirituales, tal como pretende hacer el Cristianismo. Cuesta a nuestra mente poder aceptar que un solo Ser espiritual tenga la capacidad de realizar un labor de tanta envergadura. Pensemos que cuando Jesús estuvo encarnado, hace ya más de dos mil años, a través de sus palabras y ejemplos, manifestó a la perfección la Enseñanza Divina y fue como si el mismo Dios anduviese por la Tierra de oscuridad e ignorancia. Sentimos la impresión de que ver a Jesús por aquel entonces, era como ver a Dios actuando. Sin ser Dios, el Padre Celestial, la Energía de Amor absoluta, actuaba a través del Cristo Jesús. Por tanto hemos de reflexionar en que de Jesús apenas conocemos nada en lo que a su naturaleza espiritual se refiere, a pesar de sabedr que era un Espíritu Puro, un Ser Crístico. 

   Al  razonar así, lo que existe en nuestra mente, los esquemas limitados de lo que conocemos acerca de Él, se quedan muy cortos, y a pesar de ser mucho más de lo que piensan o creen os muchos millones de cristianos del mundo, hemos de admitir con humildad que ¡ De Jesús apenas sabemos nada !. Sin embargo este sentimiento, en vez de causarnos frustración, por creernos más sabios de lo que somos en realidad, sí que nos ilumina y nos hace avanzar más en nuestro deseo de saber acerca de nuestro amado Maestro Jesús. Y tengamos presente que el ser conscientes de nuestra ignorancia es ya, en sí mismo, un avance y un progreso importantes.

  Aunque más arriba he dicho que cuesta entender que un solo Ser sea capaz de llevar a cabo una Misión Divina, en los Mundos Crísticos, los Seres Puros ( conocidos como Ángeles, Arcángeles, Serafines, etc, en el Cristianismo; y Espíritus Puros llegados a lo más alto, por el Espiritismo) han alcanzado la Sabiduría Absoluta y la Perfección total, y esto les hace ser una Unidad, una Fuerza y Energía Cristica Unitaria, sin por eso perder su individualidad.

  Y esto nos lleva a considerar algo transcendente, profundo y muy importante: Que      ¡ no debemos ver a Jesús como un Ser!, No podemos verlo como una imagen religiosa. Jesús es un Ser Crístico y al mismo tiempo ¡ La Unidad del Mundo Cristico!; ¡¡ La Energía  Crística  formada por la Unidad !!; ¡¡ Unidad formada por los Infinitos Seres Cristicos !!.

  La forma más correcta y acertada de adquirir más conocimiento sobre Jesús no es la vía del intelecto, no es el camino del estudio, razonamiento, reflexión, etc. Todo eso forma parte del conocimiento de nuestro Espíritu y de su afán por saber y conocer. Pero el auténtico y verdadero conocimiento, tan solo se obtiene con el Amor,                 ¡¡ Amando!!, ¡ Trabajando con el Alma!. Así vamos a saber más de nuestro Amado Maestro, amando, que de cualquier otra forma. El Amor sentido y dirigido a Jesús nos conecta con Él, con la Energía Crística; y a través de esta, con Dios, que es Amor Infinito. Somos de este modo iluminados, llegándonos grandes claridades, inmensa cantidad de Luz Divina. Tanta Luz nos inunda y nos deja al descubierto muchas y grandes ignorancias; y así, al ver lo que permanecía oculto debido a nuestra oscuridad, adquirimos sabiduría y certezas verdaderas. Nuestro Espíritu progresa de esta manera gracias al impulso  del Amor de Jesús o las elevadas Entidades que dan a nuestra Alma Inmortal la Esencia Divina.

  "Solo por el Amor será salvo el hombre"- nos enseñó Jesús-, lo que viene a resumir todo lo dicho aquí.

Paz y Amor

Juan Luis Sánchez Martí-

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MUNDOS SUPERIORES Y MUNDOS                            INFERIORES

         INSTRUCCIONES DE LOS ESPÍRITUS 

La clasificación de mundos inferiores y mundos superiores es más bien relativa 
que absoluta, porque un mundo es inferior o superior con relación a los que están encima o debajo de él en la escala progresiva. 

En los mundos más atrasados los seres que los habitan son de algún modo rudimentarios; 
tienen la forma humana, pero sin ninguna hermosura; los instintos no están templados por ningún sentimiento de delicadeza ni de benevolencia, ni por las nociones de lo justo y de lo injusto, la única ley es allí la fuerza brutal. Sin industria y sin invenciones, los habitantes emplean su vida en conquistar su alimentación. Sin embargo, Dios no abandona ninguna de sus criaturas: en el fondo de las tinieblas de la inteligencia yace latente la vaga intuición de un Ser supremo, más o menos desarrollada. Este instinto basta para hacer que unos sean superiores a otros, preparando su aparición a una vida más completa, porque éstos no son seres degradados, sino niños que crecen. 

Entre estos grados inferiores y los más elevados, hay innumerables escalones, y 
entre los espíritus puros desmaterializados y resplandecientes de gloria con dificultad se 
reconocen aquellos que animaron esos seres primitivos, de la misma manera que en el 
hombre adulto es difícil reconocer el embrión. 

9. En los mundos llegados ya al grado superior, las condiciones de la vida moral 
y material son muy diferentes, lo mismo que en la tierra. La forma del cuerpo es siempre, como en todas partes, la forma humana pero embellecida, perfeccionada, y 
sobre todo, purificada. El cuerpo allí nada tiene de la materialidad terrestre, y por consiguiente no está sujeto, ni a las necesidades ni a las enfermedades, ni a los 
deterioros que engendra el predominio de la materia; los sentidos más exquisitos tienen 
percepciones que en la tierra embotan lo grosero de los órganos; la ligereza específica 
de los cuerpos hace la locomoción rápida y fácil: en vez de arrastrarse penosamente por 
el suelo, se deslizan, digámoslo así, por la superficie, o se suspenden en la atmósfera sin otro esfuerzo que el de la voluntad, así es como se pintan los ángeles y como los antiguos representaban los manes en los Campos Elíseos. Los hombres conservan a su gusto las facciones de sus existencias pasadas, y aparecen a sus amigos tales como les conocieron; pero iluminados por una luz divina y transformados por las impresiones interiores, que son siempre elevadas. En vez de rostros deslucidos, demacrados por los sufrimientos y las pasiones, la inteligencia y la vida irradian con ese esplendor que los pintores han traducido por diadema o aureola de los santos. 

La poca resistencia que ofrece la materia a los espíritus ya muy avanzados, hace que el desarrollo de los cuerpos sea rápido y la infancia corta o casi nula; la vida exenta de cuidados y de congojas, es proporcionalmente mucho más larga que en la tierra. En 
principio la longevidad está proporcionada al grado de adelantos de los mundos. La 
muerte no tiene ninguno de los horrores de la descomposición: lejos de ser un motivo de 
espanto, es considerada como una transformación feliz, porque allí no existe la duda 
sobre el porvenir. Durante la vida, no estando el alma encerrada en una materia compacta, irradia y goza de una lucidez que la pone en un estado casi permanente de emancipación, y permite la libre transmisión del pensamiento. 

10. En esos mundos felices, las relaciones de pueblo a pueblo, siempre amistosas, nunca se turban por la ambición de esclavizar a su vecino, ni por la guerra, consecuencia de aquélla. Allí no hay ni amos, ni esclavos, ni privilegiados por nacimiento; la superioridad moral e inteligente es la única que establece la diferencia de condición y da la supremacía. La autoridad es siempre respetada, porque sólo se da al mérito y porque siempre se ejerce con justicia. El hombre no procura elevarse sobre el hombre, sino sobre sí mismo, perfeccionándose; y este deseo incesante no es un tormento, sino una noble ambición que le hace estudiar con ardor para llegar a igualarles. Todos los sentimientos tiernos y elevados de la naturaleza humana se encuentran allí aumentados y purificados; los enconos, los celos mezquinos y las bajas codicias de la envidia son desconocidas; un lazo de amor y fraternidad reúne a todos los hombres, y los más fuertes ayudan a los más débiles. Poseen más o menos según lo que han adquirido por su inteligencia, pero nadie sufre por falta de lo necesario, porque nadie está allí por expiación; en una palabra, el mal no existe. 

11. En vuestro mundo tenéis necesidad del mal para sentir el bien, de la noche para admirar la luz, de la enfermedad para apreciar la salud; allí no son necesarios esos 
contrastes; la eterna luz, la eterna hermosura, la eterna calma procuran una eterna alegría el contacto de los malos que no tienen entrada. Esto que no turban ni las angustias de la vida material, ni es lo que difícilmente comprende el espíritu humano; ha sido ingenioso para pintar los tormentos del infierno, pero nunca ha podido representarse los goces del cielo; ¿y por qué?; porque siendo inferior sólo ha sufrido penas y miserias y no ha entrevisto los esplendores celestes; sólo puede hablar de lo que conoce; pero a medida que se eleva y purifica, se esclarece el horizonte y comprende el bien que está delante de si, así como ha comprendido el mal que se ha dejado detrás. 

12. Sin embargo, esos mundos afortunados no son mundos privilegiados porque Dios no tiene parcialidades para ninguno de sus hijos; da a todos los mismos derechos y las mismas facilidades para llegar a ellos, a todos los hace partir de un mismo punto, y no dota a unos más que a otros; los primeros puestos son accesibles a todos; a ellos corresponde el conquistarlos por medio del trabajo; a ellos corresponde alcanzarlos lo más pronto posible, o languidecer durante siglos y siglos en lo más bajo de la humanidad. 

(Resumen de la enseñanza de todos los espíritus 
superiores). 

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.


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                           APRENDIENDO

He aprendido que no puedo hacer que alguien me ame, solo convertirme en alguien a quien se puede amar. El resto depende de los otros. 

He aprendido que se pueden requerir años para construir la confianza y únicamente segundos para destruirla. 

He aprendido que lo que verdaderamente cuenta en la vida no son las cosas que tengo alrededor, sino las personas. 

He aprendido que no puedo compararme con lo mejor que hacen los demás, sino con lo mejor que puedo hacer yo. 

He aprendido que lo más importante no es lo que me sucede, sino lo que hago al respecto… 

He aprendido que hay cosas que puedo hacer en un instante y que pueden ocasionar dolor toda una vida.. 

He aprendido que es importante practicar para convertirme en la persona que yo quiero ser. 

He aprendido que es mucho más fácil reaccionar que pensar…..y más satisfactorio pensar que reaccionar. 

He aprendido que puedo llegar mucho más lejos de lo que pensé posible. 

He aprendido que soy responsable de lo que hago, cualquiera que sea el sentimiento que tenga. 

He aprendido que si no controlo mis actitudes ellas me controlan a mi… 

He aprendido que los héroes son las personas que hacen aquello de lo que están convencidos, a pesar de las consecuencias. 

He aprendido que el dinero es un pésimo indicador del valor de algo o alguien… 

He aprendido que en muchos momentos tengo el derecho de estar enojado, mas no el derecho de ser cruel. 

He aprendido que el verdadero amor y la verdadera amistad, continúan creciendo a pesar de las distancias… 

He aprendido que por más fuerte que sea mi duelo, el mundo no se detiene por mi dolor… 

He aprendido que mientras mis antecedentes y circunstancias puedan haber influenciado en lo que soy, yo soy el responsable de lo que llego a ser… 

He aprendido que dos personas pueden mirar la misma cosa y ver algo totalmente diferente. 

He aprendido que sin importar las circunstancias, cuando soy honesto conmigo, llego más lejos en la vida… 

He aprendido que muchas cosas pueden ser generadas por la mente; el truco es el autodominio.

He aprendido que tanto escribir como hablar alivia los dolores emocionales… 

He aprendido que el paradigma en el que vivo no es la única opción que tengo… 

He aprendido que aunque la palabra amor pueda tener diferentes significados, pierde su valor cuando se utiliza con ligereza.. 

He aprendido que sin duda alguna seguiré aprendiendo… 

Revista “Amor paz y caridad”


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 LA REENCARNACIÓN Y LA LEY DE CAUSA Y EFECTO

  La Ley de Causalidad espírita es el principio superior de la responsabilidad espiritual, el cual enseña que cada acto realizado conlleva implícitamente su consecuencia y que cada uno cosecha siempre lo que ha sembrado. La sociedad sufre también las consecuencias de su obrar colectivo del pasado y forja en el presente las miserias o las grandezas del futuro, pues al karma individual se suma el karma colectivo de las familias, de las patrias y de las razas.

  La noción de la responsabilidad personal por nuestros actos es una de las más transcendentales enseñanzas de la doctrina espírita y es continuamente recordada por las individualidades del espacio en sus aleccionadores mensajes. El hombre, de acuerdo con sus actos, forja su libertad o remacha las cadenas de su esclavitud moral y social. Cada acontecimiento está ligado a causas anteriores con los efectos subsiguientes; el presente es fruto del pasado y el germen del porvenir, Las verdaderas raíces de la historia están en el Espíritu, pues el hombre, continuamente entra y sale del proceso histórico, al nacer, morir y renacer.

  Al desencarnar no hallamos paraísos ni infiernos, ni fuegos eternos ni demonios; cada cual se topará con los efectos de sus propias obras, la recolección de lo que sembró. Quien en la ´Tierra fue generoso y observó el Amor al prójimo, lo mismo hallará para sí en la inmensidad del Más Allá; quien olvidó al prójimo en su egoísmo, quien detentó hipocresía, avaricia o concupiscencia, hallará los frutos de sus estados de conciencia. La Ley de Causa y Efecto se hará presente. Cada Espíritu funciona como un imán, generador de un campo magnético, cuyas líneas de fuerza son curvas y a él retornan después de haber sido emitidas, así, las buenas o malas acciones regresan con efectos positivos o negativos, hacia su propio autor.

  En la Ley de Causalidad reside la solución al antiguo problema filosófico entre el determinismo y el libre albedrío. Hay libertad para obrar, pero determinismo para recoger sus consecuencias. El libre albedrío como facultad primordial que caracteriza a toda individualidad consciente para disponer libremente de sus pensamientos, deseos y actos.es el regulador constante del progreso del Espíritu. nada coarta su acción, como nada tampoco elude la responsabilidad que habrá de derivarse de ella. El enfoque espírita no pretende explicar todos los actos por medio de la libertad absoluta del individuo, ya que incorporando los factores que impulsan la adquisición de superiores estados de conciencia, enseña que el libre albedrío no consiste solo en la libertad de hacer todo lo que queramos, sino primordialmente en la libertad de querer todo lo que hacemos.

  Allí donde la constatación del mal universal causa a las religiones una dificultad  inescrutable. poniendo en conflicto el drama de la existencia con la idea providencial , el Espiritismo descubre el polo de la vida humana en la eterna evolución palingenésica del Espíritu. El ser humano aprende por amor o por dolor. Cuando el amor no es suficiente, actúa la escuela del dolor con sus sabias enseñanzas, haciéndonos sentir en carne propia el efecto del mal causado a otros, purificando el sentimiento y coadyuvando junto al amor, a la evolución del Espíritu en su progreso moral.

  En la filosofía kardecista no cabe hacer una división binaria entre el bien y el mal, pues ni el mal es un castigo ni el bien una recompensa, sino que son las consecuencias de nuestro alcance evolutivo: el mal es la medida de nuestra insuficiencia, el bien la de nuestra riqueza espiritual, y por esa misma evolución, el mal deviene en bien, conforme a la dialéctica reencarnatoria. "Más alcanzamos el corazón de todos cuanto más ahondamos en el nuestro"-sentenció Kierkegaard, a tono con la honda preocupación humanista y existencialista, y reafirmando la transformación dialéctica de mal en bien.

  El Espiritismo promueve la transformación simultánea del hombre y la sociedad, encarando de forma dinámica la Ley de Causa y Efecto, y en ello se diferencia de otras interpretaciones espiritualistas con sus nociones esotéricas y orientalistas del Karma. Siguiendo al Prof. Gustavo Geley, diremos que hay dos enfoques, el de los partidarios de un reencarnacionismo primitivo o simplista, y el de los reencarnacionistas elevados o dialécticos. Para los primeros, la Ley de Causa y Efecto se torna mecánica y fatal, como un castigo divino a las faltas cometidas, ante el que solo cabe la resignación. Dividen a los hombres en "buenos" y "malos", como si el mal tuviese un valor ético absoluto. La visión palingenésica dialéctica enseña que la Ley de Causalidad funciona dentro de la relatividad de las continuas variaciones morales, em el proceso ascensional y perfectible del Ser. No se trata de castigos y recompensas divinas que se deban aceptar previamente, sino de las consecuencias de nuestros propios actos, las cuales deben ser compartidas y asumidas para ser superadas por una voluntad moral que impulsa al cambio, al progreso y a la evolución.

  Así, la reencarnación a la luz del Prof. Geley, coincidente en todo con Kardec, Denis, Porteiro y otro cultores de la sociología espírita, no será esgrimida para justificar la existencia de sociedades opresoras, pues por el contrario, ella impulsará una toma de conciencia en favor de la liberación del hombre y de los pueblos.

  Por la evolución, la cultura moral hace al alma cada vez más sensible, penalizando cada infracción con el sufrimiento íntimo, que es la sanción de nuestra responsabilidad personal, de nuestra conciencia. A través de los múltiples roles que un alma representa en el teatro del mundo, ella se agranda poco a poco, en sabiduría, en conocimientos y en amor. No es Dios quien premia o castiga, sino la Ley de Justicia inmanente en acción.

- Jon Aizpúrua- ( de su obra "Tratado de Espiritismo")

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