viernes, 25 de febrero de 2022

Presentimientos

   INQUIETUDES ESPÍRITAS

1,.  Las luchas de la Reforma

2,- Pasiones humanas: Odio y Perdón

3.-Presentimientos

4.- Religiones Cristianas: Dogmas, Sacramentos y Cultos (5)



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                  LAS LUCHAS DE LA REFORMA

                                                                       
                                                                                      


     Fue inútil que la Dieta de Worms, en 1521, condenase a Lutero como hereje, obligándole a refugiarse en Wartburgo, porque sus ideas libertarias encendieron una nueva luz, propagándose con la rapidez de un incendio. 

    La Iglesia comenzó a sufrir golpes más fuertes y dolorosos, porque algunos príncipes ambiciosos se habían aprovechado del movimiento de las masas, confiscándole grandes bienes. Numerosos campesinos, influidos por los derechos del pensamiento libre, habían iniciado una gran campaña contra la Iglesia usurpadora, exigiendo reformas agrarias y sociales, en nombre del Evangelio.

    De 1521 a 1555, los centros cultos europeos vivieron momentos de angustiosa expectativa en los bastidores de la tragedia religiosa, pero después del Concordato de Augsburgo, se instituyó un régimen de más tolerancia recíproca. El derecho al libre examen, sin embargo, dividió a la Reforma en varias áreas religiosas, de acuerdo con la orientación personal de sus predicadores, o de las conveniencias políticas del medio en que vivían.

    En Alemania era el Protestantismo, con los partidarios de los principios de Martín Lutero, en Suiza era el Calvinismo y, en Escocia, la Iglesia Presbiteriana. En Inglaterra, la cuestión era más grave. Enrique VIII, defensor extremo de la fe católica, al principio, por conveniencia de sus caprichos personales se convirtió en el jefe del poder político, asumiendo la dirección de la Iglesia Anglicana. En Francia, los hugonotes estaban muy bien organizados, pero surgieron complicaciones de naturaleza política, y el genio despótico de Catalina de Médicis ordenó la matanza de San Bartolomé, intentando eliminar al almirante Coligny.

    La siniestra acción, que duró 48 horas, comenzó el 24 de agosto de 1572, sufriendo la Reforma uno de sus más amargos reveses. Solamente en París y sus suburbios fueron asesinadas tres mil personas.

    Los mensajeros de Cristo deploran tan dolorosos acontecimientos, trabajando por despertar la conciencia general, arrancándola de aquella alucinación de muerte y sangre, pero debemos considerar que cada hombre y nación, puede cumplir sus deberes o agravar sus propias responsabilidades, en la esfera de su libertad relativa.

A camino de la luz -Historia de la civilización a la luz del Espiritismo- “ÉPOCA DE TRANSICIÓN”. Espíritu Emmanuel – Medium Francisco Cándido Xavier  

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                PASIONES HUMANAS 

                       Odio y perdón

              Análisis psicológico y espiritual de este par de opuestos. 

    Diversos son los grados de manifestación del odio, esa pasión dañina en alto grado, que sólo anida en las almas pobres y ruines, al dar cabida en sí a esa pasión destructiva, por ignorancia de las consecuencias dañinas que habrá de ocasionarle. Porque el odio comienza por perturbar la tranquilidad de quien lo siente, por su acción perturbadora sobre las facultades del alma, cuyas vibraciones desequilibrantes afectan la mente y perjudican la salud, por la incidencia de esa vibración enconosa en los sistemas nerviosos y glandulares. Y, a más de dañar la salud de quien da cabida en sí al odio, le convierte en una persona amargada que, en sus relaciones de trabajo, negocios, etc., desbarata oportunidades de progreso por la actitud negativa del afectado y los errores que induce a cometer. 

    Conocéis ya la ley de las vibraciones. Por consiguiente, sois conscientes ya de que los pensamientos y sentimientos son vibraciones que contienen en sí una fuerza benéfica o maléfica, constructiva o destructiva, según su naturaleza. Y siendo el odio un sentimiento cargado de deseos de mal, es destructivo por su propia naturaleza enconosa. Por ello, cada sentimiento de odio es una vibración-fuerza, dañina en alto grado hacia quien se dirija, pero que actúa también contra el mismo que la emite. Y cuanto más odie una persona, más y más se envuelve en esas vibraciones intensamente negativas, desequilibrantes, que le atormentarán. Si pudiéseis apreciar el aura de una persona vibrando en odio, os asombraría al verla envuelta en un halo negro, en forma de torbellino. Y quien odia, no tiene paz en su mente ni en su alma, ya que ese sentimiento ponzoñoso produce una desarmonía psíquica mortificante, convirtiendo la vida del afectado en un tormento. 

    Todas esas extrañas misantropías y neurastenias que a veces apreciamos en nuestras relaciones humanas, tienen por causa alguno o varios de esos estados pasionales de odios, rencores, malquerencias, etc., cuyo origen puede ser el egoísmo, envidia, celos, etc. que son sentimientos frecuentes en las almas mezquinas y ruines. Y cuanto más una persona odie a otra, más se une a ella psíquicamente. Y, ¡paradoja! cuanto más lejos la desee, cuanto más en ella piense, más la acerca (vibratoriamente); porque, la persona que odia atrae mentalmente hacia sí a la persona odiada, con la fuerza de su pensamiento, y su imagen no le deja vivir en paz, le sigue y le persigue como una sombra, por que ella misma la mantiene en su mente. Y aquí está el tormento. ¿Hasta cuándo? Hasta que deje de odiarla. Puede que alguno, juzgando a la ligera ese fenómeno de la fuerza de atracción, por afinidad, del pensamiento os diga: vaya una ley rara. Pero, si se considera que esa ley de vibración y atracción no ha sido creada para ser vehículo de odio, sino de amor, para unir las almas que se aman y contribuir a su felicidad; comprenderá mejor. 

    Cuando el sublime Maestro Jesús dijo: “Amad a vuestros enemigos”, no estaba enseñando tan solo moral, sino que también es una psicoterapia para librarnos de los efectos destructores del odio. Porque, vivir odiando, no es vida; es un tormento.

     Cuando una persona exclama: “Yo no le perdonaré lo que me hizo”; esa persona está cometiendo un gravísimo error, error que puede significarle muchos y muchos años de dolor. Porque, cada vez que se acuerda de ese acontecimiento, perjuicio u ofensa, está impregnando su alma con el magnetismo mórbido contenido en sus propias vibraciones de odio, que irán densificando y oscureciendo esa alma; y además  está fortaleciendo esa unión vibratoria con la persona odiada, quien al recibir el impacto de esas vibraciones de odio, percibe también (mentalmente) la figura de  quien las envía, reaccionando también del mismo modo, con una andanada de odio, rencor o desprecio, según sea el caso. Y con esa actitud descabellada, ambas partes están destruyéndose mutuamente.

 ¿No os parece absurda esa actitud? Sin embargo, así acontece con harta frecuencia. Alguien dijo: “Si mis enemigos supiesen el daño que se hacen odiándome, no me odiarían”. Esta frase contiene una gran verdad que todos debieran conocer; y que contribuiría grandemente a liberar al mundo del odio, causa de ¡tantas desdichas!. Porque, aquel que odia está dando poder a su enemigo sobre su tranquilidad, sobre sus nervios, sobre su sueño, su presión sanguínea, su salud toda, y su propia personalidad. ¡Meditemos sobre esto! Por ello, insensato es responder al odio con el odio, rencor o malquerencia hacia aquellos que, por lo que fuere, llegasen a odiarnos; y sí con amor, deseos de bien, ya que de este modo, esas vibraciones cargadas de energía psíquica negativa, no penetrarán en nosotros y rebotarán: porque el amor genera energía positiva, conformando un campo magnético de protección. 

    Además de esos efectos perturbadores, con la actitud de odio y malquerencias resultantes, esas personas están conquistando un puesto en las zonas oscuras del astral inferior, al desencarnar. ¡Cuán frecuentemente es ver personas que, por ignorancia, son esclavas de esa y otras pasiones absurdas. ¡He aquí, la necesidad de la divulgación de este conocimiento y otros conceptos de verdad! He aquí una oportunidad de progreso espiritual para vosotros, divulgando éstos y otros conceptos de verdad. 

    Poned en práctica esa maravillosa enseñanza del sublime Maestro: “Amad a vuestros enemigos”. Y con ello quebraréis el poder que sobre vosotros pudieran ejercer a través del odio o rencor. Puede que alguno diga: ¿Cómo puedo yo sentir amor por quien me ha hecho daño? Y yo os pregunto, hermanos muy queridos, ¿no habéis hecho sufrir alguna vez a alguien o causado daño en algún modo? ¿Y no querríais que ese error os fuese perdonado y olvidado? De cierto que sí.  Entonces... 

    Y ¿sabíais que sólo el amor es productor de perdón? Porque, quien ama, perdona; quien mantiene odio, no perdona. Quien ama y perdona, se engrandece; quien odia, se empequeñece. Quien ama es comprensivo y perdona las ofensas, no dando cabida en su alma a sentimiento alguno de odio que pueda desarrollar un deseo de malquerencia, venganza o represalia, aun cuando en el momento del daño u ofensa perciba ese impacto. ¡Sólo las almas débiles y ruines albergan odio! 

    Pedid al sublime Maestro Jesús, con fervor, con verdadero deseo de perdonar y anhelo de superación, que os enseñe a perdonar, que os enseñe a amar a quien daño o agravio os haya hecho. Haced esto una y otra vez, muchas veces. Si así lo hacéis, con fe y humildad sentida; pronto comenzaréis a percibir que una sensación de paz y sosiego inunda todo vuestro ser. 

    Esa es la señal de haber alcanzado la vibración de Amor del Cristo. Y un nuevo deseo de bien comenzaréis a sentir hacia la persona o personas que por error o falta de control de su emotividad, y aún por ruindad os haya causado ese agravio o daño. Y no os desaniméis si no conseguís de inmediato ese propósito digno. 

    Perseverad, perseverad hasta que hayáis establecido la unión vibratoria con la Ley del Amor Universal, generadora de paz y armonía, y liberadora del odio y su secuela de malquerencias y amarguras. Y la paz interna (mental-emocional) aumentará vuestra capacidad intelectual, vuestra alegría de vivir y ansia de progreso. Porque, un alma y una mente despojadas de odios, rencores y malquerencias, con ideales elevados, vibrando en amor fraterno, se exteriorizará en una personalidad más eficiente, ágil y realizadora. 

    Y cada vez que llegue a vuestra mente, en el comienzo, el recuerdo o imagen del motivo del agravio (que poco a poco irá desvaneciéndose) desechadlo y proyectad sobre esa persona vibraciones de amor, a modo de comprensión y deseos de bien; poniendo todo vuestro deseo de bien en ese sentimiento, para que esa vibración sea poderosa y le beneficie intensamente, con lo cual os beneficiaréis vosotros mismos. 

    Cuanto más améis, más felices habréis de sentiros; ya que, la LEY que es Amor, os devolverá ese amor en felicidad. Si dais amor, afectos, alegrías, servicio desinteresado (que es amor en acción); eso mismo recibiréis en la proporción que deis y más aún. Pero, si dominados por una pasión, envidia, egoísmo o amor propio, causáis sufrimiento de algún modo o realizáis actos de venganza o cometéis alguna bajeza; iréis acumulando un karma doloroso, y esos mismos daños causados los recibiréis en la proporción que los  hayáis causado o deseado; porque, la Ley es justa. 

     Retened en vuestra conciencia este axioma; la siembra es voluntaria; pero, la cosecha es obligatoria. Ahora que ya conocéis las desventajas (algunas tan sólo) del odio, rencor, malquerencias y resentimientos; comprenderéis que, mantener esos enemigos, es un lujo que se paga muy caro. Y lo curioso es... sin disfrutarlo. 

    Necesario es saber dar a conocer que, con la muerte del cuerpo físico no mueren las pasiones, antes al contrario, se intensifican; porque, están en la propia naturaleza psíquica que, al dejar la envoltura carnal continúa con los mismos pensamientos, sentimientos y tendencias que mantenía como humano, sin los atenuantes de la vida en la carne. 

    De aquí que, un enemigo en el “otro lado” es mucho más peligroso. Aquí apegados al plano físico, en nuestra propia atmósfera, se agitan millones y millones de almas de los que fallecieron cargados de pasiones. Son seres atrasados que, por sus bajas tendencias no pueden elevarse y deambulan imantados al ambiente en donde han vivido, e inciden o tratan de incidir con harta frecuencia, en la vida de los humanos; quienes, por falta de vigilancia sobre sus sentimientos y reacciones, pueden ser sus víctimas. 

    Además de esos, existen otros seres de maldad y organizaciones maléficas, compuestas por seres desencarnados que continúan viviendo sus pasiones y tratan de arrastrar a los humanos hacia la maldad y el crimen. Son los demonios a que hacen referencia las iglesias del cristianismo. Y  buscan continuar sus gamberradas y la acción de sus odios, rebeldías y maldades de todo género, influyendo en aquellas personas con sentimientos ruines, azuzando sus bajas pasiones. No obstante, esas fuerzas negativas nada podrán hacer en vosotros si no les dais cabida. 

    Las pasiones e imperfecciones humanas, son las puertas de entrada a esas influencias maléficas. No lo olvidéis. La venganza es un sentimiento de las almas ruines, que les liga con el ofensor o enemigo al pasar el umbral del Más Allá, ocasionando grandes sufrimientos. Y además de eso, volviendo a ligarlo como humano, en alguna de las siguientes vidas planetarias. 

    Aquellos que, impregnados de creencias religiosas, manteniendo todavía conceptos dogmáticos apartados de la Verdad, y que obrando mal creen que, arrepintiéndose y confiando sus faltas y actos de maldad a los oídos de un confesor puedan quedar libres de esas deudas espirituales, o indultados por hombres que se atribuyen poderes divinos; están en un craso error. Ni el arrepentimiento, ni la confesión, ni la penitencia les darán el perdón; porque, el perdón no existe en lo espiritual. Existe la Ley justa de: a cada cual según sus obras. Y toda transgresión a la Ley del Amor, produce un desequilibrio en la sección espiritual del causante, cuyo equilibrio tendrá que ser restablecido por el mismo causante: ya por el amor, ya por el dolor. ¡No nos engañemos con espejismos! 

    Termino mi exposición y análisis, con una llamada a vuestra razón: Perdonad todo agravio y ofensa que os hagan y seréis los más gananciosos. ¡Engrandeceos por el perdón! ¡Perdonad siempre!.

 SEBASTIAN DE ARAUCO

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                   PRESENTIMIENTOS


                                                                                                                     

522 – El presentimiento, ¿es siempre una advertencia del Espíritu protector?
– El presentimiento es el consejo íntimo y oculto de un Espíritu que os quiere bien. Se halla también en la intuición de la elección que se ha hecho y es la voz del instinto. El Espíritu antes de encarnarse, tiene conocimiento de las principales fases de su existencia, es decir,
del género de pruebas a que se compromete. Cuando éstas tienen un carácter determinante, conserva en su fuero íntimo, una especie de impresión, que es la voz del instinto, despertando cuando el momento se aproxima, como presentimiento.

523 – Los presentimientos y la voz del instinto tienen siempre algo de vago, ¿ qué debemos hacer en la incertidumbre?
– Cuando estés incierto, invoca a tu Espíritu bueno, o suplica al Señor de todas las cosas, a Dios, que él te enviará a uno de sus mensajeros, a uno de nosotros.

524 – Las advertencias de nuestros Espíritus protectores, ¿tienen por objeto único la dirección moral, o también la conducta que debemos observar en las cosas de la vida privada?
– Todo; pues procuran haceros vivir lo mejor posible. Pero, con frecuencia, cerráis los oídos a las buenas advertencias, y sois infelices por vuestra causa.

Los Espíritus protectores nos ayudan con sus consejos por medio de la voz de la conciencia, que hacen hablar dentro de nosotros. Pero, como no le damos siempre a esto la importancia necesaria, nos los dan más directos, sirviéndose de las personas que nos rodean. Que cada uno examine las diversas circunstancias, felices e infelices de su vida y verá que en muchas ocasiones recibió consejos que no siempre aprovechó y que le habrían ahorrado disgustos
si los hubiese escuchado.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.

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               RELIGIONES  CRISTIANAS

                                 Dogmas, Sacramentos y Cultos ( 5 )   

( Viene del anterior ) ...//...

    El imperio del mal son los mundos inferiores y sombríos, es la multitud de almas atrasadas que se agitan en las sendas del error y del crimen, arremolinándose alrededor de las existencias materiales y, bajo el choque de las pruebas y el acicate del dolor, surgen lentamente del abismo de tinieblas, de egoísmo y de miseria, para iluminarse con los rayos de la ciencia y de la caridad. Satán es la ignorancia, es la materia y sus pesadas influencias. Dios es el conocimiento, la claridad sublime, de la cual se refleja un rayo en cada conciencia humana.

   La humanidad continuará su marcha hacia las altas cimas. El espíritu moderno, se librará cada vez más de las preocupaciones y prejuicios del pasado. La vida, perderá el aspecto salvaje de los siglos de hierro, convirtiéndose en el campo pacífico y fecundo que el hombre trabajará en el desenvolvimiento de sus facultades y cualidades morales.

   Sin duda, el mal no está extinguido en el mundo, la lucha no está terminada. Los vicios y pasiones se cobijan en el alma humana. Conflictos terribles, tempestades sociales, son de temer. Sordos rumores, recriminaciones ardientes, se dejan oír por todas partes. La lucha es a veces necesaria en el mundo de la materia, necesaria para arrancar al hombre de su entorpecimiento, de sus goces groseros, a fin de preparar el advenimiento de una sociedad nueva. Así como la chispa brota del choque de dos guijarros, del choque de las pasiones puede surgir un nuevo ideal, una forma más elevada de la justicia sobre la que se modelará la humanidad en sus instituciones.

  Ya el hombre siente aumentar en sí la conciencia de sus dolores y de su valor. Pronto se sentirá unido al Universo participando de su vida inmensa, sabrá que es, para siempre, ciudadano del cielo. Por su inteligencia, por su alma, sabrá el hombre como debe proceder y colaborar en la obra universal; a su vez será creador, obrero de Dios.

  La Nueva Revelación le habrá enseñado a conocerse, a conocer la naturaleza del alma y su destino. Ella le enseñará el doble poder que posee sobre el mundo de la materia y el mundo del Espíritu. Todas las incoherencias y aparentes contradicciones de la obra Divina, quedarán explicadas para él. Lo que él llamaba el mal físico y el mal moral, todo lo que él consideraba como la negación de lo bueno, de lo bello y de lo justo, se unificará en las líneas de esta obra poderosa y fuerte, en armonía de leyes sabias y profundas. El hombre verá disiparse el sueño espantoso, la pesadilla de la condenación; elevará su alma al espacio, lleno de pensamiento divino; el espacio desde el que desciende el perdón de las faltas, la redención de los crímenes, el consuelo de todos los dolores, hacia el espacio radiante donde reina la eterna misericordia.

  Las potencias del infierno se habrán desvanecido para siempre; el reino de Satán habrá terminado; el alma, libre de sus temores, se reirá de los fantasmas que durante tan lago tiempo le han atemorizado.

  ¿Hablaremos también de la resurección de la carne, dogma, según el cual, los átomos de nuestro cuerpo carnal, desparramados en mil cuerpos nuevos, deben reunirse un día, reconstruir nuestro cuerpo y figurar en el juicio final?.

  Las leyes de la evolución material, la circulación incesante de la vida; el juego de las moléculas que pasan en corrientes innumerables de forma en forma, de organismo en organismo, hacen inadmisible esta teoría. El cuerpo humano se modifica constantemente, los elementos que lo componen se renuevan completamente en menos de siete años. Ninguno de los átomos actuales de nuestra carne volverá a encontrarse el día de la muerte, por poco que nuestra vida se prolongue; y los que entonces constituyan nuestra envoltura, serán dispersados a los cuatro vientos del cielo.

   La mayor parte de los Padres de la Iglesia lo entendían de otra manera. Conocían la existencia del perispíritu, ese cuerpo fluídico sutíl, imponderable, que es la envoltura del alma, durante y después de la vida terrestre; le llaman cuerpo espiritual. San Pablo, Orígenes y los padres Alejandrinos afirmaban su existencia. En su concepto, los cuerpos de los ángeles y de los elegidos, formados de ese elemento sutil, eran incorruptibles, tenues y soberanamente ágiles.

  Por este motivo no atribuían la resurección más que a ese cuerpo espiritual que resume en su sustancia quintaesenciada todas las envolturas groseras, todas las vestiduras perecederas que el alma ha revestido y abandonado luego en sus peregrinaciones a través de los mundos.

  El periespíritu, al penetrar con su energía todas las materias pasajeras de la vida terrestre, es, en efecto, el único que merece el nombre de cuerpo.

   De esta manera quedaba simplificada la cuestión. Esta creencia de los primeros Padres en el cuerpo espiritual arroja además una luz bastante viva sobre el problema de las manifestaciones ocultas.

  Tertuliano dice (De carne Christi, cap. VI) :

  Los ángeles tienen un cuerpo que les es propio, y pueden transfigurarse en carne humana; pueden, por algún tiempo, hacerse ver de los hombres y comunicar visiblemente con ellos."

  Estiéndase a los Espíritus de los muertos el poder que Tertuliano atribuye a los ángeles y queda explicado el fenómeno de las materializaciones y de las apariciones.

  Por otra parte, si se consultan las Escrituras con atención, se observará que en el sentido grosero atribuido en nuestros días por la Iglesia a la resurección, no está justificado en modo alguno. En ellas no se encontrarán los términos: resurección de la carne, sino más bien resucitar de entre los muertos, y en un sentido más general: la resurección de los muertos. La diferencia es grande.

  Según los textos, la resurección, tomada en el sentido espiritual, es el renacimiento a la vida del Más Allá; es la espiritualización de la forma humana para aquellos que la merecen y no la operación química de reconstruir cuerpos materiales; es la depuración del alma y de su periespíritu, trama fluídica sobre la que se ha formado el cuepro material para el tiempo de la vida terrestre.

  Esto es lo que el apóstol tenía gran empeño en hacer comprender.

( Continua  en la siguiente publicación) ´´´//´´´

- León Denis -

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