INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Religiones Cristianas:_ Dogmas, Sacramentos y Cultos (2)
2.- Reflexión sobre la verdad
3.- El triple filtro de Sócrates
4.- Tras la desencarnación
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RELIGIONES CRISTIANAS
Dogmas, Sacramentos y Cultos ( 2 )
(Viene del anterior ) ...//...
Como replica Pelagio a Agustín, Dios que nos perdona los pecados, ¿nos atribuirá los ajenos?
Hay- dice San Pablo- un solo Dios y un solo Mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo, Hombre.
Mediador, es decir, intermediario, médium incomparable, lazo de unión entre Dios y la humanidad, ¡ este es Jesús !. Mediador, y no redentor, porque la idea de la redención no resiste el examen. Es contraria a la justicia divina y al orden majestuoso del Universo. Entre los mundos que ruedan por el espacio, no es la Tierra el único lugar de dolor. Hay otras mansiones de sufrimiento donde las almas cautivas en la materia, aprenden como nosotros, a domar sus vicios y a adquirir cualidades que les facilitarán el acceso a mundos felices.
Si el sacrificio de Jesús era necesario para salvar a la humanidad terrestre, Dios debía el mismo sacrificio a todas las humanidades desgraciadas. Pero siendo ilimitado el número de mundos inferiores donde dominan las pasiones materiales, el Hijo de Dios estaría condenado, por consiguiente, a padecimientos y sacrificios sin término. Semejante hipótesis es inadmisible.
Por su sacrificio- dicen otros teólogos- Jesús ha vencido al pecado y a la muerte, pues la muerte es el salario del pecado y un espantoso desorden en la Creación.
No obstante, desde la venida de Jesús se muere como se moría antes. La muerte, considerada por algunos cristianos como consecuencia del pecado y un castigo para la criatura, es sin embargo, una ley natural y una transformación necesaria para el progreso y la elevación del alma. No puede ser un elemento de desorden en el Universo. ¿No es desconocer la sabiduría Divina, juzgarla de esta manera?. Partiendo de un punto de vista erróneo, es como los hombres de iglesia llegan a las más extrañas concepciones.
Cuando afirman que con su muerte, Jesús se ha ofrecido a Dios en holocausto para redimir la humanidad, ¿ no equivale esto a decir, para los que creen en la divinidad de Cristo, que se ha ofrecido a sí mismo?. ¿Y de qué ha redimido a los hombres?. No de las penas del infierno, puesto que todos los días nos repiten que los hombres muertos en pecado mortal son condenados a las penas eternas.
La misma palabra de pecado no expresa nada más que una idea confusa. La violación de la ley produce en cada Ser un aminoramiento moral, una indignación de la conciencia que es causa de sufrimiento íntimo y de disminución de las percepciones anímicas. Así, el Ser se castiga a sí mismo; Dios no interviene. No puede ser perjudicado ni ofendido, porque Dios es lo infinito y lo absoluto. Ningún Ser puede causarle daño alguno.
Si el sacrificio de Jesús ha redimido a los hombres del pecado. ¿por qué se bautiza todavía?. En todo caso esta redención no puede extenderse más que a los propios cristianos, a los que han conocido y aceptado la doctrina del Nazareno. Entonces, ¿la mayor parte de la humanidad no había quedado fuera de su esfera de acción?. Aun, hoy en día, hay en la Tierra más de mil millones de hombres fuera de la Iglesia Cristiana, ignorantes de sus leyes, privados de esta enseñanza sin cuya observancia, según dicen, no hay salvación. ¿ Qué se puede pensar de razonamientos tan opuestos a los verdaderos principios de justicia y amor que rigen los mundos?.
No, la misión de Cristo no era la de redimir con su sangre las faltas de la humanidad. La sangre, ni aun la de un Dios, no puede redimir a nadie. Cada uno debe redimirse a sí mismo de la ignorancia y del mal. Esto lo afirman millares de Espíritus en todos los puntos del globo. Cristo ha descendido de las esferas de luz para mostrar a los hombres el camino que conduce hacia Dios. Ha venido a enseñarnos a amar. a padecer. a trabajar para nuestra elevación y la de toda la humanidad, Otros, antes que Él, han impelido a los pueblos por la senda del bien y de la verdad. Ninguno lo ha hecho con la dulzura exquisita y la profunda ternura que caracteriza la enseñanza de Jesús. Nadie como Él ha sabido enseñarnos a amar las virtudes modestas y ocultas. En esto consiste el poder, la grandeza moral del Evangelio, y este es el elemento vital del Cristianismo agobiado bajo el peso de dogmas extravagantes de los que está sobrecargado.
El dogma de las penas eternas debe ocupar nuestra atención. Arma formidable en las manos de los sacerdotes en las edades de la fe, amenaza suspendida sobre la cabeza de los hombres, ha sido para la Iglesia un medio incomparable de dominación.
¿ De donde viene la concepción de Satán y del Infierno?. Únicamente de las falsas nociones que el pasado nos ha legado de la idea de Dios. Toda la humanidad primitiva ha creído en los dioses del mal, en las potencias de las tinieblas, y esta creencia se ha traducido en leyendas espantosas, en imágenes terribles que se han transmitido de generación en generación y han inspirado gran número de mitos religiosos. Las manifestaciones de las fuerzas misteriosas de la Naturaleza sembraban el terror en el ánimo de los primeros hombres. En todo cuanto les cercaba, en las sombras, creían ver surgir formas amenazadoras prontas a lanzarse sobre ellos. Estas potencias maléficas las ha personificado el hombre, individualizadas, creando de ese modo los dioses del mal. Y esas tradiciones remotas, herencias de razas desaparecidas, perpetuadas de edad en edad, se encuentran aún en las religiones actuales.
De ahí procede Satán, el eterno rebelde, el eterno enemigo del bien, más poderoso que Dios mismo, puesto que reina como dueño del mundo, y que las almas, creadas para la felicidad, caen en su mayor parte bajo su imperio; Satán, la astucia, la perfidia personificada, y después, el infierno con sus refinadas torturas, cuya descripción enloquece a las almas sencillas.
Así es como en todos los dominios del pensamiento, el hombre ha sustituido a las puras luces de la razón que Dios le dio como un guía seguro, por las quimeras de su imaginación perturbada.
Cierto es que nuestra época, escéptica y burlona, no cree ya mucho en el diablo, mas no por eso dejan los sacerdotes de continuar enseñando su existencia y la del infierno. Siguen amenazando con las llamas eternas a todo hombre que no admita su credo que su razón y su conciencia rechazan. Así es como al Evangelio del Amor lo han convertido en instrumento de espanto.
( Continúa en la siguiente publicación)...//...
- León Denis- de su obra Cristianismo y Espiritismo
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REFLEXIÓN SOBRE LA VERDAD
Puedo asegurar que yo jamás me he sentido segura de nada. Sí he leído, he buscado la verdad y casi siempre he encontrado una verdad. En lo que me enseñaron encontré la verdad de quien me enseñaba; analizándome a mí misma, encontraba mi verdad.
Pero encontré la Verdad en la razón: jamás ser alguno, por sabio que sea, llegará a poseer la verdad absoluta. Esa verdad solo es poder de Dios y que va concediendo al hombre a medida que su mente va desarrollándose y aumentando su capacidad de comprensión. Solo la soberbia y el orgullo, esos pecados tan enraizados en el ser humano, le han llevado a propugnar unas verdades, elevadas a dogmas, estableciendo así la obligación de los más a creer en las verdades de los menos.
Esos seres, pensantes en un principio, dejan de serlo, pasando a convertirse en una masa conducida, incapaz de pensar por sí misma; y todos tenemos esa capacidad.
Dios nos ha dotado con un atributo maravilloso que es el sentido común, para que seamos capaces de discernir, de buscar y analizar todo cuanto encontremos por nosotros mismos, sin que tengamos que aceptar lo que los demás quieran imponernos.
Solo Dios posee la verdad absoluta, porque solo Él es absoluto. Nosotros podemos aspirar a ir conociendo las verdades que se digne concedernos; entretanto, no impongamos a nadie nuestra verdad ni permitamos que nos impongan la suya (comprensión, respeto y tolerancia).
- María Luisa Escrich- Amor, Paz y Caridad.
– ¿Sabes lo que escuche acerca de un amigo tuyo?
Sócrates le miró y replicó:
– Un momento, antes de decirme aquello que vienes a contarme, quisiera aplicarle un triple filtro a esa información.
– ¿Un triple filtro?- Preguntó extrañado su conocido.
– Exacto. Antes de que hables sobre mi amigo será buena idea dedicar unos minutos a filtrar lo que me vas a decir.
1.- EL FILTRO DE LA VERDAD
– El primero de los tres filtros, es el filtro de la verdad. Dime ¿Estás, absolutamente, seguro de que aquello que me vas a decir de mi amigo es verdad?
– No. – Dijo el hombre- En realidad solo lo escuche…
– Bien, entonces no sabes, realmente, si lo que me vienes a decir es cierto, o no.
2 EL FILTRO DE LA BONDAD
– El segundo filtro es el filtro de la bondad. Dime ¿Es algo bueno eso que vienes a decirme de mi amigo?
– No, por el contrario…
– Entonces –añadió Sócrates- tú vienes a decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto. Veamos si lo que vienes a decirme pasa el tercer y último filtro.
3 EL FILTRO DE LA UTILIDAD
– Este último filtro es el filtro de la utilidad. Dime ¿Es útil para mí eso que vienes a contarme de mi amigo?
– No, realmente no.
– Bien –concluyó Sócrates- Si lo que vienes a decirme no sabes si es cierto, no es bueno y no me es útil ¿Para qué decírmelo?
CÓMO APLICAR EL TRIPLE FILTRO DE SÓCRATES .
El que puede con razón ser calificado de verdadero y sincero espírita, está en un grado superior de adelantamiento moral; el Espíritu que domina más completamente la materia,
le da una percepción más clara del porvenir; los principios de la doctrina hacen vibrar en él las fibras que permanecen mudas en los primeros; en una palabra, fue tocado en el corazón; su fe es también a toda prueba. Uno es como el músico que se conmueve con ciertos acordes, mientras que el otro sólo comprende los sonidos. Se reconoce al verdadero espírita por su transformación moral y por los esfuerzos que hace para dominar sus malas inclinaciones; mientras el uno se complace en un horizonte limitado, el otro, que comprende alguna cosa mejor, se esfuerza para librarse de él y lo consigue cuando tiene una voluntad firme..
ALLAN KARDEC
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