martes, 8 de febrero de 2022

Olvido del pasado

  INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- León Denis nos invita a meditar

2.- Aprendamos perdonando

3.- De la ingratitud

4.- Olvido del pasado


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       LEON DENIS NOS INVITA A MEDITAR

"Para quien quiera que observe atentamente las cosas, los tiempos que vivimos están cargados de amenazas". 
León Dennis.
 

Parece brillante nuestra civilización, y, todavía, ¡cuántas manchas oscurecen su esplendor! El bienestar y la riqueza se han propagado, mas, ¿ es acaso por sus riquezas que una sociedad se engrandece? ¿ Es el objetivo del hombre en la tierra, por ventura, llevar una vida fastuosa y sensual? ¡No! Un pueblo no es grande, un pueblo no se eleva sino por el trabajo, por el culto de la justicia y de la verdad. ¿En que se convirtieran las civilizaciones del pasado, aquellas en que el individuo no se preocupaba sino con su cuerpo, con sus necesidades y sus fantasías? Se encuentran en ruinas; están muertas. Volvemos a encontrar, precisamente en nuestra época, las mismas tendencias peligrosas que las perdieran: son las que consisten en tornar todo circunscrito a la vida material, en constituir objeto y fin de la existencia la conquista de los placeres físicos. La crítica y la conciencia materialistas restringieron los horizontes de la vida. Las tristezas de la hora presente acrecentaran la negación sistemática, a la desalentadora idea de la nada. Y de esa manera agravaran todas las miserias humanas; arrebataran al hombre, con las más seguras armas mora1es de que disponían, el sentimiento de sus responsabilidades; socavaron hasta lo más profundo el juicio de su propia conciencia. Así, gradualmente, los caracteres se van abatiendo, la venalidad crece, la inmoralidad se extiende como una inmensa llaga. Lo que era sufrimiento se convirtió en desesperación. Los casos de suicidio se han multiplicado en proporciones hasta aquí desconocidas. - Cosa monstruosa que en ninguna otra época se vio: este flagelo del siglo hasta a las propias criaturas ha contaminado. 

León Dennis. Cristianismo y Espiritismo.

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           APRENDAMOS PERDONANDO     



Aún estamos vinculados a este Mundo, porque todavía tenemos muchas cosas por aprender y por reparar, pero también, este Mundo nos sirve para que poco a poco, al igual que una escuela, entendamos la importancia de querernos como hermanos y esto es muy importante, porque dentro de la escala evolutiva del Espíritu, podríamos decir que aún estamos en el primer curso.

Tenemos que poner especial cuidado en este punto, pues Jesús nos enseñó hace más de dos mil años, como aprender y cómo lidiar con los embates de la Vida, entre tanto, nos enseñó la lección más sublime; "Querer al Padre por encima de todo y a nuestros hermanos como a nosotros mismos". Tenemos que entender que esto es importante y tenerlo como nuestra piedra angular de nuestra construcción moral, los cimientos donde se apoya la moral cristiana.

Aún en la actualidad, puede ser difícil perdonar a los enemigos, comprendiendo que ellos también cometen errores y tenemos que esforzarnos para comprender eso, mas, es muy importante nunca odiarlos. A las personas que nos hacen mal, siempre tenemos que tener la templanza de comportarnos cristianamente, sin responder con violencia, pues responder con lo mismo que el agresor, denota una inestabilidad moral y un desajuste, donde sin duda, debemos de trabajar para corregirlo.

Recordemos al Maestro Jesús, como delante de las agresiones actuaba con calma, ahí podemos percibir la grandeza de Su Espíritu. Es más difícil guardar silencio delante de una agresión que enfrentarse a ella. Es importante que vayamos construyendo dentro de nosotros esa grandeza espiritual, que seamos capaces de controlar nuestro interior, que seamos capaces de construir dentro de nosotros esa armonía interna que solo espíritus comprometidos con el bien son capaces de conseguir.

Por eso tenemos que tener siempre la voluntad de hacer el bien, si hoy no hemos podido, en próximas oportunidades volvamos con coraje para lograr mantener esa calma dentro de nosotros. Esforcémonos para lograr querer a nuestros hermanos, deseándoles el bien en todo y nunca desearle el mal, ni odiar a nadie, pues eso nos unirá a esa persona; las criaturas que se odian mutuamente quedan unidas entre sí, hasta que aprendan a quererse mutuamente. De ahí, que haya hijos que aborrecen a sus padres, padres que odian a sus hijos, un sinfín de odios mutuos de toda índole, donde la bondad divina junta a esos espíritus que se odian para que se reconcilien.

Nuestra principal asignatura es querer a todos nuestros hermanos deseándoles el bien, a todos sin excepción al igual que el Padre nos quiere a nosotros, que hace salir el sol para justos e injustos todos los días por igual.

Por eso, intentémoslo, hagamos todo el esfuerzo para que podamos conseguir esta verdad espiritual. Esforcémonos a cada instante, no permitamos que pensamientos mal sanos se instalen en nuestra mente como parásitos espirituales, pidamos al Padre asistencia, elevemos nuestro pensamiento al bien en oraciones al Padre, recordemos siempre al Maestro Nazareno como Él en todo momento oraba fervientemente pidiendo al Creador ayuda y asistencia para poder enfrentarse siempre con coraje y confianza, pues es así, como todos nosotros, podremos entender la grandeza de Nuestro Amado Padre celestial.

Rafael. Espíritu.

( Tomado de Bras Alborada Espírita)

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                  DE LA INGRATITUD


De San Juan de la Cruz a la priora del convento de Segovia, María de la Encarnación, ante la persecución que estaba sintiendo en determinados momentos de su vida, a causa de su posible envío a Méjico:

De lo que a mí me toca en este negocio, hija mía, no le dé pena, que ninguna a mí me da. De lo que la tengo muy grande es de que se eche culpa a quien no la tiene; porque estas cosas no las hacen los hombres, sino Dios, que sabe lo que nos conviene y las ordena para nuestro bien. No piense otra cosa sino que todo lo ordena Dios. Y adonde no hay amor, ponga amor, y sacará Amor.

                           San Juan de la Cruz.

Reflexión:

San Juan de la Cruz reflexiona acerca de la falta de agradecimiento que, en general, padecen los seres humanos, aunque hubiesen recibido algún beneficio. Esto es bastante común; a veces, los beneficiados se sienten avergonzados, o lo que es más grave, su orgullo se siente herido y procuran alejarse lo más posible de aquellos que puedan recordarles su pasado, sobre todo si su presente ha cambiado y su posición social ha mejorado notablemente.

Les hace comprender que hay que hacer las cosas sin esperar nada a cambio y aun a riesgo de recibir ingratitud, que aquellos que así actúan ni siquiera son culpables, que son cosas que permite Dios para templar nuestra paciencia y tolerancia ante las faltas de los demás, habida cuenta de que también nosotros tenemos las propias, lo cual redundará en nuestro beneficio. Así, pues, obremos siempre con desinterés, porque recogeremos aquello que sembremos.

 - Mª Luisa Escrich -

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                 OLVIDO DEL PASADO

En vano se objeta el olvido como un obstáculo para que se pueda aprovechar de la experiencia de las existencias anteriores. Si Dios ha juzgado conveniente echar un
velo sobre el pasado, es porque debe ser útil.
En efecto, este recuerdo tiene inconvenientes muy graves; podría en ciertos casos   humillarnos excesivamente, o bien exaltar también nuestro orgullo, y por lo mismo, poner trabas a nuestro libre albedrío; en todos los casos, hubiera ocasionado una perturbación inevitable en las relaciones sociales.
El espíritu renace a menudo en el mismo centro en donde vivió, y se encuentra en relaciones con las mismas personas, a fin de reparar el mal que les ha hecho. Si reconociese en ellas a las que ha odiado, su encono despertaría quizá, y en todos casos, se vería humillado ante los que hubiera ofendido.
Dios nos ha dado para mejorarnos precisamente lo que nos es necesario y puede bastarnos: la voz de la conciencia y nuestras tendencias instintivas y nos quita lo que pudiera dañarnos.
El hombre al nacer trae consigo lo que ha adquirido; nace según ha querido él mismo; cada existencia es para él un nuevo punto de partida; poco le importa saber lo que era; es castigado por el mal que ha hecho; sus actuales tendencias malas son indicio de lo que debe corregir, y sobre esto debe concentrar toda su atención, porque de lo que se ha corregido completamente, no queda ya rastro. Las buenas resoluciones que ha tomado son la voz de la conciencia que le advierte de lo que es bueno o malo, y le da fuerza para resistir a las malas tentaciones. Por lo demás, ese olvido sólo tiene lugar durante la vida corporal. Cuando entra en la vida espiritual, el espíritu recobra el recuerdo del pasado; así, pues, sólo es una interrupción momentánea, como sucede en la vida terrestre durante el sueño, lo que no impide que al día siguiente se acuerde de lo que hizo la vigilia y los días precedentes.
    No es sólo después de la muerte cuando el espíritu recobra el recuerdo de su pasado; se puede decir que no lo pierde nunca;. porque la experiencia prueba que en la encarnación, durante el sueño del cuerpo, cuando goza de cierta libertad el espíritu tiene conciencia de sus actos anteriores; sabe por qué sufre y que sufre justamente; el recuerdo sólo se borra   durante la vida exterior de relaciones. Pero a falta de un recuerdo preciso que podría serle muy penoso y perjudicarle en sus relaciones sociales, saca nuevas fuerzas en estos
instantes de emancipación del alma, si supo aprovecharlos.

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.

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