lunes, 31 de enero de 2022

Vigila tus pensamientos

     INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.-  Acerca del  Sexo

2.-¿Pueden existir experiencias fuera del cuerpo?

3.- Libre albedrío, Versus Destino (1)

4.- Vigila tus pensamientos





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                              Acerca del sexo

Pregunta: ¿El Espíritu que animó el cuerpo de un hombre, puede animar en otra existencia el de una mujer y viceversa?

Respuesta: Si, pues son los mismos Espíritus los que animan a los hombres y a las mujeres.

Cuestión nº 208 de El Libro de los Espíritus

Ante los problemas del sexo, es necesario recordar que toda criatura trae sus inclinaciones particulares con respecto a él. Atendiendo a la cantidad de cualidades adquiridas en las diferentes reencarnaciones, el espíritu se muestra en el Plano Físico, por las tendencias que registra ya sea en la condición de hombre o de mujer, conforme a las tareas que le corresponde realizar. Fuera de esto, la individualidad muchas veces, independientemente de las señales morfológicas, encierra en si un extenso problema tratándose de relaciones e inclinaciones de carácter múltiple. 

 Cada persona se distingue, por diferentes caracteres en el mundo emotivo. 

El sexo se define, de este modo, por un tributo no solo respetable si no profundamente santo de la naturaleza, exigiendo control y educación. A través de él emanan fuerzas creadoras a las cuales debemos en la tierra la materialización de la reencarnación, el templo del hogar, las bendiciones de la familia, las alegrías revitalizadoras del afecto y el tesoro invaluable de los estímulos espirituales.

 Deseando quitarle los defectos a los seres humanos, con el pretexto de elevarlos, sin darnos cuenta que las sugestiones del erotismo se encuentran en la estructura del alma al mismo tiempo seria absurdo rebajarlo de su posición venerable a fin de arrojarlo al campo de aventuras menos dignas, con la disculpa de garantizarle la liberación. 

El sexo es espíritu y vida, al servicio de la felicidad y de la armonía universal. Consecuentemente, solicita responsabilidad y discernimiento, donde y cuando se exprese. Por esto mismo, nuestros hermanos y nuestras hermanas necesitan y deben saber lo que hacen con las energías genésicas, observando como, con quien y para qué se utilizan semejantes recursos, entendiéndose que todos los  compromisos de la vida sexual se hallan igualmente subordinados a la ley de causa y efecto; y, según este principio, de todo lo que demos a los otros en cuanto a afecto eso mismo recibiremos.

Espíritu Emmanuel a través de Chico Xavier ( tomado de Vida y Sexo)

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¿Pueden existir  experiencias fuera del cuerpo?

                                                                                 




Esta clase de experiencias conocidas como Proyecciones astrales    ( PES),    constituyen un fenómeno universal a lo largo de la historia.

Estos casos constituyen  experiencias profundas que afectan a la vida de las personas que las han experimentado, pues siempre les queda una sensación y un recuerdo agradable de la experiencia.
Suceden  a veces en personas  que  en estado de relajación o semidormidos, sienten como abandonan su cuerpo físico del que se alejan, a veces acompañados de una sensación de vértigo,  y  pasan a contemplar el mundo exterior desde una posición totalmente separada e independiente del mismo.  

Han sido experimentadas por algunas personas de modo espontáneo y natural, en cuyo caso esto a veces solo sucede una vez en la vida (a los que les sucede), o en otros casos  es  provocado bajo estado hipnótico  o causado por algún accidente traumático que ha colocado  al sujeto durante un  periodo de tiempo en una situación límite, al borde de la muerte.

Estos fenómenos, que nada tienen que ver con las ensoñaciones experimentadas durante el sueño fisiológico,  se han podido comprobar después en cuanto a su veracidad, porque han descrito  hechos y detalles puntuales sobre lo que han oído, visto y hasta olido en determinado lugar lejano de donde él se encontraba físicamente y  en un momento determinado, aportando  toda clase de datos  o detalles que se han podido verificar después, acreditando y comprobando así su autenticidad. Esto nos lleva a  la única y más lógica explicación posible, de que realmente el sujeto  ha estado allí personalmente  o se ha proyectado mentalmente hasta allí, en el momento comprobado, aun manteniendo  la certeza de que su cuerpo físico se encontraba en otra parte.

    Según relatos de quienes las han experimentado  alguna vez, parece ser que la sensación general durante la proyección astral, es de bienestar y de optimismo. Algunos sujetos, curiosamente  también han descrito a su propio “fantasma” o “cuerpo astral”   como otro cuerpo desde  el que se ven  fuera de su propio cuerpo, y  en el que se sintieron flotar  a más o menos altura, viéndose unidos  a este  solamente por un delgado cordón  luminoso que les permitió  regresar después como “refundiéndose en él   y  regresando conscientemente  al estado normal.  Este hecho tiene aspectos interesantes que debemos conocer:  A veces también se ha producido en sujetos que han sufrido “muertes clínicas aparentes ” ( catalepsia), de las que regresan tras un cese completo de su actividad   cerebral, con ausencia de signos vitales como el latido cardíaco, y  dilatación de las pupilas, no habiendo ninguna explicación médica a este hecho.

   También se han dado casos parecidos en  personas  aparentemente muertas por congelación que presentan un profundo letargo y  una gran hipotermia durante su  muerte aparente, sin presentar signo alguno de actividad cerebral, y sin embargo más tarde  recuperan la conciencia y la actividad cuando se vuelven a calentar progresivamente.   

        Todos estos datos nos pueden llevar a la conclusión de que los electro encefalogramas “planos” no constituyen  por si solos una prueba exacta y definitiva de la actividad cerebral, y por tanto de la muerte definitiva, porque puede ser factible que el cerebro se encuentre  a tan bajo nivel de actividad, que esté prácticamente inactivo, y que el “ electro” no registre actividad alguna, y sin embargo la persona aparentemente muerta, en realidad aún esté viva y sea susceptible de poder  “volver” a su estado vital  normal.

      La experiencia fuera del cuerpo cuando es provocada  voluntariamente por el propio sujeto, es también conocida como “viaje astral”, y suele ser frecuente entre algunos maestros y  lamas tibetanos e indios durante sus prácticas de meditación o de yoga.

       Las personas que han vivido esta experiencia, realmente guardan un buen recuerdo de la misma, y pierden el temor a la muerte,  aunque no por eso  desean  morir,  pues  como cualquier  persona, también tienen  el fuerte y natural instinto de supervivencia.  Además quienes han vivido esta experiencia de existir conscientemente   fuera de su cuerpo,  suelen experimentar un cambio interno muy positivo en sus vidas.

       Resultan también muy  interesantes los casos de sujetos que han tenido la experiencia de una “muerte clínica” a causa de algún accidente con parada cardíaca momentánea. Algunos quedan en ese estado algunos segundos o minutos, de los que después no son conscientes ni recuerdan nada, porque durante su “muerte aparente”, abandonaron su cuerpo y su cerebro,  perdiendo el sentido del tiempo y el espacio, debido a que estos  parámetros físicos no existen  en la dimensión astral en donde estuvieron  mientras duró la experiencia.

   Aquí nos referimos a experiencias conscientes fuera del cuerpo, pero siendo Espíritus, como somos, tengamos en cuenta que durante un periodo de nuestro sueño fisiológico de cada noche, también tenemos esa vivencia fuera del cuerpo, que luego no solemos apenas recordar conscientemente, pues el cuerpo duerme, pero no así el Espíritu que lo anima y de esas experiencias vividas durante el sueño  normal y habitual, si queda frecuentemente como un recuerdo intuitivo en nuestro subconsciente con unos aprendizajes o experiencias vividos en el plano espiritual, que en momentos determinados afloran a nuestro nivel consciente para ayudarnos, en lo que llamamos intuición .


-  Jose Luis Martín-

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LIBRE ALBEDRÍO, VERSUS DESTINO ( 1 )


Una cuestión que a todos los niveles seguimos planteándonos los humanos es hasta qué punto nuestras vidas se mueven por las acciones que libremente emprendemos o bien por aquellos factores o circunstancias que nos vienen impuestos. A primera vista, la persona es libre y cuando se enfrenta a una situación, conserva intacta su capacidad para elegir un camino u otro, para decantarse por una u otra opción. Pero por otro lado, es cierto que desde que nacemos hasta que abandonamos la envoltura del cuerpo, nos vemos limitados por una serie de factores que no dependen de nuestra voluntad.

La lógica nos lleva a pensar que no podemos hablar de esta cuestión en términos de todo o nada. La polémica genética-ambiente sigue abierta, disputándose cada una de las partes un porcentaje de supremacía que les permita justificar sus postulados de partida. Conviene aclarar que en los últimos tiempos los genetistas tienen la “moral muy alta”, seguramente porque los últimos avances científicos parecen ir más bien en dirección a sus posicionamientos. No sabemos, por ahora, si esta tendencia es definitiva o si tan solo forma parte de los movimientos cíclicos de la ciencia.

En otras palabras, lo que discuten estos técnicos es qué factor tiene más peso en la vida de los seres humanos: por un lado la carga genética con la que venimos al mundo, por otro, la incidencia del entorno que nos rodea. Esta vieja diatriba es tan antigua como andar hacia delante y vamos a intentar aportar una reflexión personal sobre este hecho, eso sí, lejos de certezas absolutas. En esto como en otras cosas, hay que estar abiertos al progreso de la ciencia y a los nuevos datos que surjan por la simple evolución de los acontecimientos. Tampoco es práctico mantenernos en una postura inamovible cuando disponemos de nueva información que pone en entredicho lo que pensábamos.

Hace unos años, salió al mercado un libro muy interesante de la psicóloga norteamericana Sonja Lyubomirsky titulado “La ciencia de la felicidad” (recomiendo ampliamente su lectura) en el que abordaba uno de los temas que más ha estudiado: la psicología de la felicidad. En relación con el debate que nos ocupa, esta estudiosa nos habla de lo que ella denomina “solución al 40%”, es decir, la vida de un individuo se ve marcada indefectiblemente por sus genes en un 50%, por los “avatares” del destino (que no están bajo su control) en un 10% y por último, otorga a la persona un 40% de posibilidades de gobernar su existencia a través de su libertad de elección. Dicho de otra forma, el ser humano tan solo podría manejar 2/5 partes de su vida. Sin embargo, aunque la proporción nos parezca a primera vista pequeña, para esta autora es más que satisfactoria, pues en su opinión se trata de un porcentaje más que digno que le permitiría a la persona tener un control notable sobre el curso de los acontecimientos vitales más importantes.

Bien, veamos algún ejemplo. Mis genes pueden fijar total o parcialmente mi estatura, aspecto físico, proclividad a unas enfermedades u otras, nivel intelectivo o incluso mi carácter. Ahora bien, esto es una cosa y otra bien distinta asumir esta realidad como puro determinismo. De no ser así ¿qué sentido tendría la vida humana?  Partimos de la hipótesis de que estamos aquí básicamente para progresar. Este proceso se desarrolla a través del enfrentamiento con todos los retos que la existencia nos demanda. En este sentido y si hablamos, por poner el caso, de algo tan esencial como nuestro estado de salud, convendremos en que a pesar de que nuestros genes nos inclinen a padecer algún tipo de enfermedad o disfunción, algo tendrá que influir el tratamiento que cada uno de nosotros, libremente le proporcione a su organismo. No entro ya en un tema tan conocido como el del perjuicio ocasionado por el consumo de sustancias tóxicas pero sí de otros hábitos conocidos. Con el caudal de información que hoy en día manejamos, casi todo el mundo sabe que hacer ejercicio regular, comer sano y llevar una vida ordenada es lo mejor que conviene a nuestra salud. Y sin embargo, a diario, contemplamos a nuestro alrededor casos que van justamente en dirección contraria, fenómenos que podríamos denominar casi como “suicidios indirectos”. Se trata de esas personas que a pesar de la información con la que cuentan y de las posibilidades que tienen a mano, se empeñan en caminar en sentido contrario, de modo autodestructivo y hacia al abismo personal, arrastrando en muchos casos a aquellos que les rodean.

Cito este tipo de situaciones porque refleja a la perfección cómo podría afrontarse la polémica genética-ambiente. Qué más da si llevas en tus genes una constitución orgánica envidiable cuando la estás socavando con tus malos hábitos de vida. Que se sepa, estas prácticas negativas quedan bajo la responsabilidad exclusiva del individuo. No me refiero a aquellos que por vivir en determinadas zonas del planeta o por acometer coyunturas vitales extremas no tienen donde elegir y tan solo aspiran a sobrevivir, que ya es mucho para ellos, sino a todos aquellos que pudiendo optar por favorecer su salud física y psíquica, se empeñan en lo contrario y terminan por sucumbir mucho antes de lo que su “destino” les habría permitido.

Al igual que hablamos de la cuestión de la salud, también podríamos referirnos a otras facetas de la existencia humana, donde aun reconociendo la presencia de limitaciones ajenas al individuo, también se observa un amplio margen de acción que queda bajo la responsabilidad única del sujeto. La psicología demostró hace ya mucho tiempo que aquellas personas que tienen un cierto control sobre las circunstancias que le rodean son mucho más dichosas y se muestran más satisfechas que aquellas otras que ponen en manos del “destino” su felicidad. Desde luego, resultaría descabellado posicionarnos justamente en el lado contrario, es decir, pensar que toda la realidad que discurre ante nuestros ojos depende de nuestra voluntad, de las decisiones que tomemos con respecto a ella. Esto se asimilaría a creer que somos como dioses.

Poco a poco y por los datos con los que contamos en la actualidad, vamos llegando a la conclusión de que sería ilusorio pensar en la supremacía de una de las posturas sobre la otra (genética versus ambiente). Dejemos a cada factor con su peso específico e inclinémonos por una actitud de equidistancia, ya que es la que presenta un mayor margen de certidumbre. ¿Las personas nos vemos condicionadas por nuestro aporte genético? Sin duda alguna. ¿El ser humano interactúa con su ambiente y puede modificarlo a través del ejercicio de su libre albedrío? Sin duda también. Quizá, lo mejor sea que reconozcamos que partimos desde el inicio con una serie de condicionantes que nos influyen hasta cierto punto, para a continuación, reconocer que está en nuestras manos llevar a “acto” muchas de nuestras “potencialidades” que incluyen por supuesto el manejo de la realidad y la toma de decisiones.

En el próximo capítulo, abordaremos esta misma cuestión pero desde una perspectiva más espiritual, ya que a veces, no nos podemos conformar tan solo con las explicaciones “oficiales”.

…continuará…

- Jose Manuel Fernández-

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            VIGILA  TUS  PENSAMIENTOS


Cuando el amanecer llega, es otra oportunidad para aprender, para mejorar. También cuando la noche llega es una oportunidad para aprender, para mejorar.

El día es para intentar mejorar, intentar romper esas cadenas viejas que nos aferran al pasado, mas también, la noche tenemos que reflexionar al respecto, pues la noche sigue el estudio.

Cuando dormimos, nuestras inclinaciones afloran, porque el Espíritu se siente más libre y quizás haga cosas que despierto en el cuerpo físico no puede hacer.

Aquel que es vicioso, cuando es libre de la materia su vicio se incrementa.

Éste, cuando se ve libre, hace lo que no puede hacer cuando está despierto en la materia, si le gusta observar la vida ajena, ahora lo hace con mayor intensidad.

Todos por la noche, si no vamos con prudencia, podemos hacer cosas que nos pueden perturbar, entre tanto, una oración antes de dormir y una vida sana con pensamientos más sanos, o al menos esforzarse en pensar bien, eso hará que nuestras noches sean más provechosas.

Por eso siempre una oración al Padre por las noches hará que las malas influencias no busquen perturbarnos cada noche, porque ellos nos pueden inducir al vicio desmedido, y eso nos puede comprometer una existencia, porque el vicio que se provoca en la noche cuando dormimos, lo trasladamos al día con nuestra conducta.

Es importante que siempre tengamos presente que eso puede suceder, y que debemos siempre pensar que nuestras inquietudes del día, nuestros pensamientos perturbadores por la mañana, también pueden trasladarse a la noche y nos pueden perturbar.

La ley de afinidad, esa ley que nos une a espíritus de nuestra misma condición, si cuando estamos en la materia, en el cuerpo físico, dejamos nuestros pensamientos libres, entonces nos uniremos a espíritus que cuando salgamos del cuerpo por la noche, ellos se unirán fuertemente a nosotros y cederemos a sus inclinaciones; por eso, tengamos presente esto, y cultivemos un pensamiento saludable y cobijado bajo las enseñanzas de Jesús, pues el Divino Maestro nos enseñó grandes remedios para protegernos de la mala influencia y es “orad y vigilad” oremos al Padre y vigilemos todo lo que pensemos.

- Rafael (Espíritu)

( Tomado de Alborada Espírita Cristiana)

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