sábado, 29 de enero de 2022

El principio del fin

   INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- La familia

2.- El principio del fin

3- ¿ Los Espíritus en el Más Allá, piensan y sienten como cuando estaban encarnados?

4.-¿ Podríamos llegar a tener algún día una igualdad económica y social ?





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                                              LA FAMILIA

                                   

    La familia es el instrumento que Dios ha dispuesto entre los seres humanos para favorecer su medio de evolución. Normalmente, las personas tan solo suelen distinguir los lazos de consanguinidad, pero los que conocen el Espiritismo saben bien que esa es tan solo la cara visible del entramado, pues detrás de ella se esconden siglos y siglos de luchas y celebraciones, de llantos y alegrías repartidas. Compartir es buen término para definir este concepto, ya que en definitiva, el nexo que nos une a los más cercanos lo marca la participación en experiencias comunes que nos impresionan en una y otra dirección. Yo, con mis actos, afecto a los que pertenecen a mi núcleo de parentela y ellos, a su vez, influyen con sus decisiones en el discurrir de mi existencia.

   Muchos padres se asustan por la rebeldía de sus hijos y se dejan media vida en conflictos con ellos, al tratar de reconducir actitudes que a ningún puerto llegan. Sus vástagos se empeñan en enfrentarse a su influencia intentando colmar así su sed de revolución y manteniendo una disposición indomable frente a cualquier consejo paternal. Son escenarios de contienda que responden al libre albedrío de cada una de las partes, pero que en muchos casos tan solo suponen el resorte de un pasado oculto que esconde “guerras” soterradas de antaño.

   El camino del progreso es tan largo y tiene tantos recodos, que tarde o temprano, los espíritus vuelven a coincidir en el plano físico a fin de superar sus antiguas pugnas, actuando los lazos de la carne como herramienta ideal para salvar los viejos rencores y ahora, como almas cogidas de la mano, continuar avanzando juntas elevando sus pasos hacia miras más audaces.

   Bienaventurada reencarnación, que nos hace reencontrarnos los unos a los otros, una vez sí y otra también, hasta que se ajustan de forma equilibrada los parámetros del entendimiento entre la prole. Hay que ascender de perspectiva y pensar que hijos, padres o hermanos con los que vamos a convivir en el periplo terrenal, son tan solo una parte de la larga película del devenir, compañeros de viaje con los que deberemos colaborar a fin de aligerar la pesada carga de nuestras alforjas. Sí, ese lastre tan típico de este mundo de pruebas al que no podemos sustraernos, pues todavía no obtuvimos el aprobado en los exámenes del amor y la caridad.

   Por eso el Creador dispuso del mecanismo familiar, para asegurar la supervivencia de sus miembros y entrelazar sus destinos, pues todavía no se supo de ningún ermitaño que en la soledad de su montaña, pudiera evolucionar ajeno al contacto con sus hermanos de tribulación. Qué misión tan importante para los padres, no solo por cubrir las necesidades más perentorias de sus descendientes sino por transmitirles valores plenos de afecto y de cariño, necesarios en el futuro para proseguir con la cadena escalonada del desarrollo moral. Qué reto tan sustancial para los hijos, pues habiendo sido ubicados como centros de un nuevo clan, deben mostrarse agradecidos a sus ascendientes por los esfuerzos desplegados en su prolongada educación, simplemente honrándolos.

   Hay progenitores que confunden a sus retoños con réplicas de sí mismos y  les infunden por ello certificado de copia del original, como si los espíritus pudieran moldearse cual si fueran meras reproducciones de una tienda de juguetes. Al transcurrir de los años y volverse el alma del niño más madura, sufren terrible decepción, pues sus vástagos emprenden la ruta de su propia vida porque Dios no solo nos hizo inteligentes sino también libres. Y es que esos pequeños no constituyen piezas tan maleables como para que renuncien a sus inextinguibles ansias de libertad, en un tiempo de crianza que no corre sino que vuela en busca de flamantes desafíos.

   También abundan hijos que cierran sus ásperos oídos a las bellas recomendaciones paternales, mostrando desprecio y temeridad ante las lecciones que la madre experiencia proporciona. Cuando se estiren, víctimas del orgullo y de la dureza de sus corazones, no sabrán cómo regar ni abonar la planta que es su propia vida. Esta ha de crecer porque es de ley, pero puede que se desenvuelva vestida de espinos a la que nadie quiera acercarse o carezca de la savia suficiente que la impulse hacia la luz, no pudiendo extender sus raíces y marchitando la oportunidad perdida de florecer y madurar que supone la existencia. Tal vez retornen al regazo que les vio nacer en busca de consejo o exhortación porque un buen padre o madre, jamás rehusaría cobijar al hijo pródigo que un día cegó su vista a las tiernas sugerencias de sus ascendientes. Mas los henchidos de soberbia que repudiaron tan sana influencia, volverán a repetir curso en otra aula, puede que con otros maestros y en diferentes escenarios, pero debiendo aprender las mismas lecciones que una vez osaron apartar de su vista. ¡Y cómo duele tener que retomar las clases desde el principio, punzón moral infligido entre las venas de la conciencia, cuando compruebas que los demás han pasado de nivel!

   Personas hay que no comprenden cómo los más cercanos a ellos por los vínculos de la carne, pueden traicionarles, contradecirles o simplemente tomar rumbos diferentes y exclaman…”te destierro, porque no eres de los míos ni de nuestra sangre”. Ignoran por completo que los lazos corporales son transitorios y que las auténticas familias son las espirituales, constituidas por el inmortal ligamen del paso de los siglos, forjado en la eterna conflagración del devenir. Si pudieran descorrer el manto del ayer y descubrir qué identidad oculta se esconde tras la máscara del cuerpo…se asombrarían y entenderían por qué el “destino” ha situado a esas almas supuestamente conflictivas entre ellos. Mas el Creador, en su infinita sabiduría, veló la foto de nuestras ancestrales relaciones pretéritas a fin de no interferir con el presente y no desnaturalizar nuestras ligazones. Y hay quien todavía, preso de su desconocimiento, niega la reencarnación al no poder rememorar antiguos episodios del libro de su vida, cuando resulta que esas luchas intestinas entre miembros de un mismo linaje, son la más clara señal que la intuición trae a la conciencia sobre un pasado rebosante de combates, donde las pugnas se abrían paso entre el hierro y el fuego.

   Sin embargo y como espíritas, nosotros no permanecemos ignorantes porque hemos accedido a la Doctrina y a su mensaje. Desde la perspectiva de los tiempos, aquella nos descubre el carácter efímero de los lazos de la sangre pero por otro lado, nos insiste en que la coyuntura genética actual nos fue concedida en el plano espiritual para reanudar nuestra ruta hacia la perfección y que nosotros formamos parte del jurado que nos asignó a la misma. Dimos conformidad a los futuros padres, hermanos e incluso hijos. Así pues, sepamos valorar la importancia del núcleo familiar, tanto el de procedencia como el adquirido, pues en él se dirimen en justa lid las leyes universales con nuestra capacidad de elección.

   Por ley de causa y efecto, descendemos a la parentela que nos merecemos, aquella que en un perenne proceso de acción y reacción, nos hemos ganado con los actos del pasado. Por ley del progreso, somos ubicados justo en la combinación humana más adecuada que facilite nuestro perfeccionamiento. Por último, el libre albedrío entra en juego y hará que detengamos nuestra evolución en esa familia mediante el rechazo a la misma, o por el contrario, nos sirva de palanca para acelerar nuestro adelantamiento aceptando la estructura donde hemos sido dispuestos.

   Y por supuesto, no olvidemos al resto de la familia que desde la dimensión inmaterial extiende sus vaporosas manos sobre nuestros rostros, aliento que no decae y nos sostiene, aquella que se entristece con nuestras caídas y se regocija con nuestros logros. En efecto, el Padre sabía del desconsuelo que la soledad supondría para el alma encarnada, por lo que dictaminó el apoyo de nuestros hermanos espirituales para tales circunstancias. Puede que no los veamos, pero es seguro que podemos sentir su influencia. Después de todo, la familia está para que no nos sintamos solos, grata compañía ante los sinsabores del destino.

   Bella encrucijada en la que todos nos hallamos inmersos. Sepamos disfrutar de la oportunidad que se nos brinda en esta perpetua travesía de adelantamiento. Nos hemos embarcado en una nave presta a surcar por océanos infinitos. ¿Conocemos ya nuestro papel dentro de la tripulación?

¡Zarpamos, todo el mundo a sus puestos!

- Jose Manuel Fernández- (Escritor, poeta, Psicólogo Clínico, y sobre todo amigo )


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                 EL PRINCIPIO DEL FIN

                                  


"Oiréis hablar de guerras y de rumores de guerras; no os alarméis porque es preciso que todo eso ocurra, pero no será el fin. Pues se levantará pueblo contra pueblo y reino contra reino; habrá hambre y terremotos en diversos lugares; mas todo eso será solo el principio de los dolores. Surgirán muchos falsos profetas y engañarán a muchos. El exceso de maldad enfriará la caridad de muchos, pero el que persevere hasta el fin se salvará. Este Evangelio del Reino se predicará en el mundo entero, en testimonio para todas las naciones, y luego  vendrá el fin ."  ( Mateo 24; Marcos 13 4-13; Lucas 21  8-19).

    Resulta impresionante comprobar como las profecías hechas por el Maestro Jesús hace más de veinte siglos, se están cumpliendo al pie de la letra. Hace falta estar muy ciego para no darse cuenta de que hemos entrado en la recta final de un camino sin retorno para la Humanidad; un camino lleno de tinieblas, donde paso a paso iremos apurando el amargo néctar que hemos ido cosechando a través de la historia con nuestro mal proceder, hasta que empecemos a ver la luz al final del túnel.

  Ya estamos asistiendo al derrumbe de los grandes mitos e ideologías que prometían la felicidad en este mundo, mediante la satisfacción de los placeres materiales; la Humanidad empieza a despertar de su largo letargo y a darse cuenta de que todo aquello que le habían dicho era falso; empieza a caer en la cuenta de que por muchas cosas materiales que posea, por mucho poder y gloria efímera que consiga, sigue siendo una humanidad desgraciada y vacía, que intuye que lo que busca está más allá, es más trascendente.  Comienza a comprender que los sistemas políticos actuales no sirven para continuar evolucionando como sociedad mundial, pues fracasando el sistema artificial, mal llamado socialista, en Rusia, asistimos a la otra agonía: la del capitalismo. Vemos como la economía mundial, basada en un sistema salvaje, estúpido y egoísta, de enriquecimiento rápido, comienza a hacer aguas por todas partes, y como consecuencia de ello aumentan las desigualdades sociales, el paro, el empobrecimiento en general, etc.

 Por otro lado vemos la escalada bélica de la guerra que amenaza el corazón de Europa, con la amenaza de una internalización y extensión del conflicto, que podría desembocar en una guerra total de imprevisibles consecuencias. Y en el fondo de todo, están las causas de siempre, para que el hombre se convierta en lobo del hombre : las diferencias de religión y de raza. ¡ De qué poco nos ha servido el progreso tecno-científico !; en lo único que hemos cambiado ha sido en la forma de matarnos unos a otros, pues antes utilizábamos toscas porras de piedra y hoy apretando un botón podemos reducir a cenizas a millares de personas. Nos vestimos con modas sofisticadas, nos recortamos el pelo y conducimos vehículos potentes y bonitos, nos gusta considerarnos civilizados y ciudadanos del mundo moderno, pero sin embargo a las primeras de cambio sacamos el troglodita que llevamos dentro. Por cualquier percance, como por el error de otra persona en el tráfico, discutimos, nos acaloramos, cuando no pasamos a mayores; nos dejamos llevar por las pasiones inferiores que aun nos dominan, por nuestro ego; en suma, por nuestra personalidad espiritual primaria y de escasa evolución. otro indicador de que los tiempos son llegados, son las terribles hambrunas que azotan determinadas zonas de la Tierra, casi siempre las mismas, y por las que mueren tantos seres humanos por falta de lo más básico: alimentación e higiene, mientras que en los países desarrollados la muerte sucede muchas veces por lo contrario, o sea exceso de alimentación, lo que provoca obesidad y enfermedades diversas.

  Terremotos, inundaciones, sequías, también son el pan nuestro de cada día, siendo estos fenómenos hoy más frecuentes por el abuso que hemos cometido con nuestro planeta, envenenándolo por todas partes: atmósfera, mares, grandes talas de bosques, contaminación de todas clases, etc, dando como resultado que estemos al borde de un colapso ecológico de magnitud imprevisible. Los científicos del mundo han dado la voz de alarma, pero a pesar de todo, aun habiéndose celebrado reuniones de los mandatarios mundiales para coordinar la lucha contra esta situación, la verdad triste es que poco o nada se ha conseguido para tratar de salvar el planeta, porque al igual que con otros problemas, no existe verdadera voluntad de solucionar este grave problema que es el deterioro ecológico actual;  y mientras tanto el agujero en la capa de ozono sigue creciendo y cada día el agua es un bien más escaso y la sequía aumenta por la falta de lluvias.

  Los falsos cristos y profetas surgen por doquier, extendiendo falsas creencias y absurdas doctrinas aceptadas por innumerables personas de todas las condiciones sociales, vemos como seres con inquietudes espirituales son captados por estos lobos con piel de cordero, anulándoles su capacidad crítica, su libertad de pensar y sus relaciones familiares, o con el trabajo, amigos, etc. Haciendo de personas buenas por naturaleza, borregos descerebrados sin personalidad, como fruto de las sectas destructivas, por desgracia tan abundantes en nuestros días. Las sectas son una burla para el buscador sincero y también un delito que debiera estar más vigilado y controlado por las autoridades, porque atentan contra lo más sagrado de la persona: La libertad en todas sus expresiones, para pensar, actuar, decidir, etc.

   La violencia estúpida y salvaje, a la que se rinde culto de múltiples maneras a través del deporte, de la televisión, en la calle, etc. Nos sorprendemos ante hechos luctuosos protagonizados por niños; triste realidad para tener en cuenta que esta clase de sucesos son cada vez más comunes, y lo único que reflejan es lo enferma que esta la sociedad mundial, lo corrupta y escasa de valores morales.. El índice de degradación de hoy en día no se ha dado nunca antes, a pesar de la imagen falsa y artificial que nos quieren presentar y hacer creer de lo contrario.

  Nunca como ahora se alcanzó el nivel de egoísmo , maldad, depravación y falta de caridad que hay en nuestros días. Y luego nos extrañamos de que los niños imiten estos comportamientos. Unos niños que empezamos a envenenar desde el primer momento con ideas de superioridad sobre otros niños, de inculcarles el egoísmo, llenarles la cabeza con las mismas cosas estúpidas e inútiles que a los mayores nos han hecho tan desgraciados, y si no, ahí está la triste historia humana para confirmarlo, con sus fanatismos de religión, banderas, patrias, cruzadas e intolerancias infinitas. Un mundo en el que personas honestas, sencillas y trabajadoras, que repudian el mundo del Cesar, son vistas como "bichos raros", pues lo normal es ser un sinvergüenza , o cruel y vengativo, estafar, pisar, etc, donde hay un montón de personas que tienen que trabajar duro un montón de horas para poder sobrevivir y pagar impuestos, mientras que otras personas no trabajan, o malgastan el dinero de todos en cosas inútiles, o rinden poco a la colectividad en general. Si el presupuesto militar de todos los países se hubiese dedicado a cubrir causas sociales y humanas, hoy, con toda seguridad, ni un solo ser moriría de hambre en el planeta, y el nivel de vida de sus habitantes sería muy superior, viviríamos más fraternalmente y no existirían los focos de violencia y tensión actuales, porque habría más justicia y caridad entre los hombres.

  Qué razón tenía el Sublime Nazareno cuando nos decía en su Evangelio que " es preciso que todo esto ocurra", y que el exceso de maldad "enfriaría la caridad de muchos"; hoy día, la caridad de muchos más que fría está congelada, nos hemos vuelto tan fríos e insensibles que ya no nos llama la atención nada de las calamidades que golpean a otros seres humanos hermanos nuestros.

  Pero sin embargo y a pesar de todo lo dicho, este artículo no pretende en modo alguno ser pesimista en cuanto a lo que nos espera, si bien, tampoco podemos aparentar ignorancia de manera ingenua y cerrar los ojos; debemos no perder la esperanza sobre el nuevo mundo que se avecina, sabiendo que después de la tormenta llega la calma y que una nueva era de amor y luz va a instalarse en este pobre planeta nuestro, que lo convertirá en un mundo de regeneración, donde sus habitantes habrán dado un importante paso en la evolución cósmica. Mientras esta era llega, los conocedores de las Leyes Universales, debemos intensificar nuestra labor de esclarecimiento en este mundo tan ciego e ignorante de las verdades trascendentes.

  Como mejor haremos esto, será trabajando con el ejemplo, demostrando amor por todo y por todos, siendo comprensivos y tolerantes con los demás, luchando en la medida de nuestras posibilidades contra todo lo malo y lo injusto que nos rodea y tanto abunda. Protestando y denunciando todas las cosas injustas de que seamos testigos, enjuiciando todo a nuestro rededor, dando a cada acontecimiento y a cada persona su justo valor.

  Hemos de ser conscientes de que a nivel individual no podemos transformar los complejos engranajes de este mundo, pero no por eso debemos ser pesimistas; estamos en un tiempo de espera en el que lo único que podemos hacer es tratar de acelerar en lo posible nuestra evolución interna, depurar en lo posible nuestros numerosos defectos, perseverando en el bien hasta el final, pues solo así, como dijo Jesús de Nazaret, nos salvaremos.

  El Evangelio ya nos avisaba si obrábamos erróneamente, pero también nos esclarecía Jesús cuando dijo que "todo es preciso que ocurra", pues sabía que una humanidad espiritualmente primaria, es normal que actúe como lo hemos venido haciendo siempre, pues al niño no se le puede pedir la madurez del padre. Conociendo todo esto y por qué ocurre, debe servirnos de consuelo y esperanza para saber aceptar con dignidad y coraje lo que venga. Hagamos lo posible por llevar nuestros conocimientos espirituales a otras personas, para que sepan que la muerte es un mito, y que por encima de la materia efímera está la Centella Divina, el Espíritu inmortal, ascendiendo paso a paso y mundo a mundo, hasta la Inteligencia Suprema, Causa Primera de todos nosotros: Dios.

- Juan Luis Sanchez-

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¿ Los Espíritus en el Más Allá, piensan y sienten como cuando estaban encarnados ?

                                             


   En la forma de pensar, los Seres espirituales que se manifiestan en los mediums, a veces varían bastante sus puntos de vista con respecto a determinados conceptos que sostenían ellos mismos cuando estaban en este mundo encarnados como seres humanos, porque en el Más Allá vemos los problemas con mayor claridad y diferente perspectiva,  pero en cuanto a sus formas de sentir, sí que se manifiestan mostrando sus sentimientos iguales que cuando estaban encarnados en nuestro mundo. Por ejemplo el que es ligero y divertido aquí, tiende a seguir siéndolo igualmente allí; quien es estudioso o gusta de la filosofía o las ciencias aquí, no pierde sus conocimientos y aptitudes allá; el que es sensible y emotivo como ser humano, después continúa siéndolo como Espíritu libre.  De igual modo los seres en el plano espiritual experimentan emociones totalmente humanas porque el paso por el fenómeno de la muerte no las transformó; por ejemplo, ríen cuando son felices, o se emocionan hasta llorar mostrándose ante los demás espíritus que habitan en su mundo , tal y como son.

  Siendo así, resultan bastante semejantes a nosotros, pues como señalo anteriormente, a veces muestran emociones y sentimientos absolutamente humanos cuando hablan de sus ocupaciones y progresos. El fenómeno de la muerte tras su paso por la vida no los cambia, siguen siendo los mismos. En ocasiones han relatado que les ha sido permitido acceder a otros Planos Superiores en donde han encontrado a Espíritus mucho mas evolucionados que los que formamos esta humanidad terrestre, o nos relatan las emociones sentidas cuando han reencontrado en la vida espiritual a seres queridos que les habían precedido en esos planos, o cuando han regresado por primera vez desde el plano espiritual al nuestro y se han reencontrado con los seres queridos y familiares encarnados que aquí dejaron, lo que unas veces les ha supuesto alegría y otras veces dolor y llanto.

 Asimismo los más elevados y adaptados a la vida en el mundo espiritual nos suelen animar para que progresemos espiritualmente, incentivando en nosotros virtudes como la fe, la esperanza, el Amor, etc

 Sin duda, la muerte nos cambia de plano de existencia, pero no nos cambia los pensamientos, los sentimientos,  los gustos o las emociones. Seguimos siendo los mismos.

- Jose Luis Martín-

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¿ Podríamos llegar a tener algún día, una igualdad  económica y social?

 Cada persona estamos en la posición  económica y social que nos corresponde estar, porque de habernos correspondido otra  diferente o mejor, habríamos nacido en  el seno de otra familia y de otra sociedad,  e incluso me atrevería a afirmar que ya la tendríamos  en este mundo  y  si hubiésemos tenido  una mayor capacidad intelectual y volitiva, tal vez podríamos haber  superado  ya nuestro actual nivel social y económico.

 Hay quien piensa que la riqueza está mal repartida, pero sin embargo, sabemos que nada sucede por casualidad, sino que en todos los aspectos de la vida, hay una causalidad  previa. 

Creer que puede llegar un día en que pueda haber  una igualdad total en el reparto de riquezas, posiblemente sea una utopía y el sueño irrealizable del marxismo, porque siempre habrán pobres al lado de ricos, tal como lo anunció Jesús de Nazaret, y habrán dirigentes y dirigidos, según las diferentes capacidades de cada cual, lo que supone una lógica  diferencia en este reparto, pues es de justicia que el trabajo mas complejo y responsable  sea remunerado a mas nivel que el trabajo de menor esfuerzo o responsabilidad, aunque todos los trabajos son  igualmente importantes, dignos  y necesarios en nuestras sociedades humanas .  

Yo entiendo que una cosa es la igualdad en las riquezas, lo que además de imposible, sería injusto, y otra  cosa bien distinta es aspirar a que exista un reparto equitativo y proporcional, según las capacidades y esfuerzos de cada persona, con arreglo a cualquier noción humana de justicia. Todos no nacen con la misma capacidad intelectual, ni hacen el mismo esfuerzo para lograr las mismas metas, por tanto  vemos  como en  nuestro conglomerado humano actual existe tal variedad de aptitudes que resulta inaplicable y sería injusta esta pretendida igualdad en el reparto de riquezas económicas, de modo que si este igualitario e injusto  reparto fuese posible, el acicate por hacer un  mayor esfuerzo y asumir mayores  responsabilidades  en el trabajo  se perdería, porque "¡¿Para qué esforzarse más o por qué asumir más riesgos, si al final todos tenemos igual remuneración y la sociedad nos sitúa a todos al mismo nivel?!".  La diferencia de las capacidades humanas y laborales supone una división y reparto de responsabilidades  como del  trabajo a realizar dentro de la sociedad, y esto supone por tanto una diferencia en la posición social y económica de cada uno, así como en la diferencia de esfuerzos y responsabilidades, merecedores de un particular nivel económico y social. 

Para que la absoluta igualdad en el reparto económico fuese algún día una realidad, sería necesario que todos tuviésemos exactamente iguales las  capacidades intelectuales, volitivas y físicas, lo que evidentemente no es así; además todos tendríamos el mismo derecho y la capacidad  para  ejercer los cargos mas complejos y responsables, de modo que todos pudiésemos aportar la misma cantidad de trabajo y esfuerzo a la sociedad, lo que es imposible porque existe una amplia gama de capacidades humanas y responsabilidades sociales, así como de trabajos y oficios, aunque  todos son necesarios para el sostenimiento y el progreso de la Humanidad.

- Jose Luis Martín-

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