INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Eutanasia
2.- ¿Reforma íntima o transformación moral?
3.- La Oración
4.- ¿Los Espíritus no tienen sexo?
5.- Ayúdate y el Cielo te ayudará
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EUTANASIA
"Ante el dolor, no hay injusticia en el código de Dios" (Jorge Hessen)
Letícia Franco, de 36 años, médica de Cuiabá, ha sido hospitalizada decenas de veces desde 2010. Solo en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) estuvo 34 veces. Su gran sufrimiento lo provoca una enfermedad crónica degenerativa que finalmente la llevó hace poco en un post, a hacer una especie de despedida en las redes sociales: “En 16 días estaré fuera, en Suiza, haciendo lo que me libere del dolor y el miedo. Creo que mañana o más tarde apagaré este facebook […] (sic) A toda mi familia les dejo mi más sincero amor ”, publicado el 1 de marzo de 2018.
Fue n el año 2017, que fue hospitalizada y se sometió a una traqueotomía para poder respirar, cuando empezó a pensar en el suicidio asistido. Como médica, siempre ha abogado por que los pacientes con enfermedades incurables o con muerte cerebral puedan tener esta opción. La decisión de acabar con su vida, según ella, fue sumamente difícil porque involucró cuestiones religiosas. Por el momento, Leticia Franco afirma haber suspendido el plan, con la posibilidad de poder estudiar su caso y ayudar a otras personas que tienen la misma enfermedad ; esto la llevó a cambiar de opinión.
El viaje a Suiza citado anteriormente, apuntaba para planificar la eutanasia o suicidio asistido en una conocida clínica que ofrece este servicio para pacientes terminales que desean poner fin a su vida. Esta práctica en ese país es legal.
La eutanasia es un asesinato común. En la profesión médica, desde el punto de vista de la ética médica, la vida se considera un don sagrado y, por lo tanto, el médico tiene moralmente prohibido pretender ser juez de la vida o la muerte de una persona. Por cierto, es importante señalar que la Asociación Mundial de Medicina, desde 1987, en la Declaración de Madrid, considera la eutanasia un procedimiento éticamente inadecuado.
No corresponde al hombre, bajo ninguna circunstancia, ni bajo ningún pretexto, el derecho a elegir y deliberar sobre la vida o muerte del prójimo, y la eutanasia, esta falsa piedad, obstaculiza la terapia divina en los procesos redentores de rehabilitación. ..Los espiritistas sabemos que la agonía física y emocional prolongada puede tener un propósito precioso para el alma y la enfermedad persistente puede ser, de hecho, un bien.
La pregunta 920, del Libro de los espíritus, registra que "la vida en la Tierra se dio como prueba y expiación, y del hombre mismo depende luchar, con todas sus fuerzas, para ser feliz tanto como pueda, aliviando sus dolores".
El verdadero espiritista se comporta siempre a favor del mantenimiento de la vida, respetando los planes de Dios, buscando no solo aliviar sus propios sufrimientos, sino también esforzándose por aliviar el dolor de los demás (sin eutanasia), confiando en la justicia perfecta y en la bondad del Creador, i porque, en Sus Estatutos, no hay lugar para las injusticias y cada uno recibe la vida según sus necesidades y méritos. ¡Es de la ley mayor!
Jorge Hessen
(Adaptación de Jose L. Martín)
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¿ REFORMA ÍNTIMA O TRANSFORMACIÓN MORAL?
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Lo que equivocadamente se llama “reforma íntima” es uno de los temas prevalentes en el medio espírita. La expresión intenta dar significado a la principal razón de nuestra existencia: la transformación moral, objetivo de la reencarnación.
Hablada, decantada, estudiada y debatida, dicha reforma íntima asusta a mucha gente, pues falta la exacta comprensión de lo que sea este “reformarse” íntimamente. Muchos sufren con este tema, lanzándose intempestivamente a lo que se ha decidido llamar reforma íntima, de forma obligatoria, desordenada, impensada. Esperan alcanzar resultados inmediatos. Sufren porque no consiguen verse en la persona “santificada”, pues todavía andan a vueltas con sentimientos y deseos puramente humanos, contradictorios con lo que imaginan ser la tan propalada “criatura ideal”. Invariablemente, sin notarlo, son estimulados por agentes externos punitivos que traen una gran carga de culpa. Se olvidan que Allan Kardec preconizaba: “Se reconoce al verdadero espiritista por su transformación moral y por los esfuerzos que hace para dominar sus malas inclinaciones.”
Toda reforma significa cambiar algo ya existente, hacerlo mejor. Nadie en su sano juicio cambia algo existente para hacerlo peor. Implica también en que se mantenga la estructura básica, cambiando solo los accesorios. Si fuese para que se rehiciera también la estructura, no sería reforma, sino “reconstrucción”. Toda reforma apurada, sin el debido conocimiento ni base sólida a su ejecución, tiende a salir mal, causa disgustos y decepciones, y eso cuando no obliga a buscar el auxilio de un profesional especializado (en el caso de los edificios: un ingeniero o arquitecto; en el caso del ser humano: un psicólogo o psiquiatra).
La “reforma íntima” significa en verdad la transformación del ser humano a través de la modificación de los modelos de valores, pensamientos, conceptos, prejuicios y comportamientos, manteniendo la estructura básica de la persona a ser modificada. Así, la verdadera transformación moral se inicia a través del análisis sincero de sí mismo, del autocuestionamiento y del conocimiento real de lo que necesita ser cambiado, lo que normalmente se denomina autoconocimiento. El ser humano solo cambia lo que conoce y acepta como verdadero. Los propios espíritus indicaron a Kardec esta necesidad en la respuesta a la pregunta 919 de El Libro de los Espíritus: “¿Cuál es el medio práctico más eficaz para mejorarse en esta vida y resistir a la solicitación del mal?” “Un sabio de la antigüedad os lo dijo: ‘Conócete a ti mismo’.”
Entonces, todo espírita estudioso, aun sin percibirlo, está en franca ascensión con su seudo reforma íntima, y de forma natural. Uno de los principales objetivos de la doctrina es el desarrollo del ser humano, por la comprensión de nuevos conceptos sobre su realidad espiritual. Así, no debería haber trauma alguno para que el espírita ejercitara su transformación moral, salvo por una irrazonable exigencia de sí para consigo, motivada por la falta de estudio adecuado o la falta de autoconsideración y de amor a sí mismo.
En la transformación moral, ¡el respeto por sí mismo es importante! El amor a sí mismo es uno de los principales puntos que deberían ser debatidos, estudiados e incentivados en el medio espírita, sin la falsa impresión de que amar a sí mismo es actuar con vanidad y orgullo, faltar con la humildad, con la caridad para con el prójimo. Es común ver espíritas dedicándose al extremo a la caridad externa, mostrando con eso el amor al prójimo, olvidándose de ser caritativos y amorosos consigo mismos. Jesús recomendó como uno de los puntos principales de la Ley Divina “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo”.
Difícilmente alguien acepta en el otro lo que no acepta en sí mismo. Entonces, el respeto y la consideración por sí mismo es el primer gran paso al verdadero autoconocimiento. No habiendo el autoperdón, no hay la aceptación de los errores y, consecuentemente, estos se ignoran. Es difícil aceptar que somos imperfectos y sujetos a cometer errores, sin cargar procesos de culpas que nos atemorizan y paralizan. Todo proceso de culpa inhabilita la criatura a que se sienta bien consigo misma. Tiende a criar un proceso de sufrimiento y baja estima, cuando no es ignorado completamente a través del “encubrimiento” que tranquiliza y mantiene a la persona en paz consigo misma, pero extremamente crítica en cuanto a idénticas situaciones en los semejantes.
Jesús, en el diálogo con los acusadores de la mujer adúltera, al proponer que arrojara la primera piedra aquel que estuviera sin pecado, buscó mostrar que no se puede acusar a nadie y que todos, indistintamente, somos merecedores de consideración y respeto los unos por los otros. Tampoco condenó a la mujer, mostrándole, así, que aprendemos con nuestros propios errores. Quien no yerra hoy, puede haber cometido errores semejantes ayer o es pasible de cometerlos hoy, en idénticas situaciones. Quien ya ha errado no acusa al otro porque sabe que también es falible. Así, no hay beneficio alguno en acusarse: aquel que se acusa, rotula a sus errores como un pecado y no se preocupa en trabajar para modificarse. ¡Autoacusación provoca inanición!
El proceso reencarnacionista lleva al crecimiento por la experiencia (errores y aciertos) y no por el “pagamento de deudas anteriores”, como comúnmente se dice. El autocuestionamiento constante, sin la acusación insana y paralizante es saludable. Cuestionarse es diferente de acusarse. Mientras uno estimula el ser al crecimiento, el otro lo retrasa en el sufrimiento innecesario.
La transformación moral del espírita consciente se hace natural, automática y constantemente. Sin traumas, sin cobrarse, a través del cuestionamiento saludable de sí mismo y de la observación de las actitudes y los sufrimientos ajenos. La persona que se cuestiona de forma natural no exige de sí actitudes no aprehendidas todavía. Cambia sus conceptos según las necesidades y los nuevos aprendizajes, manteniéndose equilibrada ante los hechos de la vida. No cobra del otro, no juzga, pues sabe que somos todos aprendices y merecedores de indulgencia.
No hay transformación moral sin cambio de actitudes, recordando el refrán de Raúl Seixas, “Prefiero ser esa Metamorfosis Ambulante que tener aquella vieja opinión formada sobre todo”. Las personas que se mantienen firmes en sus viejas opiniones son las que más sufren, las que más hacen sufrir. Son tan duras y exigentes con los semejantes como lo son consigo mismas. ¡Transformación moral no se compatibiliza con intransigencia!
Concluyendo: el espírita consciente se queda en paz consigo mismo. Se acepta como verdaderamente es. No se cree ni mejor ni peor que nadie. Está siempre atento a sus sentimientos y necesidades, sin culparse ni criticarse, buscando corregir aquello que piensa estar mal, en aquel momento. No se molesta en cambiar sus modelos. Tiene total consciencia de que la vida es un eterno cambio rumbo a la perfección.
Así siendo, ¡¡feliz transformación moral para ti, lector!!
Edson Figueiredo de Abreu –
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LA ORACIÓN
Orar a Mi Dios, es Sentir con el pensar, el deseó de ponerse en comunicación con Él, a través del corazón.
Aquel que ora con fervor y confianza es más fuerte contra las tentaciones del mal, y Dios le envía los buenos Espíritus para ayudarlo.
Es un socorro que jamás es negado cuando ha sido pedido con sinceridad.
Lo esencial no es orar mucho, sino orar bien; el mérito nó está en el tamaño de la oración.
Aquel que pide a Dios el perdón de sus faltas no lo obtiene sino cambiando de conducta.
Las buenas acciones son la mejor de las plegarias, porque los actos valen más que las palabras.
La oración no puede cambiar los decretos de la Providencia.
Rece cada cual según sus convicciones y de la manera que crea más conveniente, porque la forma no significa nada y el pensamiento lo es todo.
La sinceridad y pureza de intención son esenciales.
Un buen pensamiento vale más que numerosas palabras.
Libro:
Exposiciones sumarias de las enseñanzas de los Espíritus.
Por Allan Kardec-
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¿LOS ESPÍRITUS, NO TIENEN SEXO?
Allan Kardec discurría sobre las "Almas de las mujeres, y fue taxativo : " las almas o Espíritus no tienen sexo". Y dijo aun: " aquel que fue hombre podrá renacer mujer y aquel que fue mujer podrá renacer hombre, a fin de realizar los deberes de cada una de esas posiciones y sufrir las pruebas ".
Algunos estudiosos, sin distinción, desde el principio se apegaron al razonamiento de Kardec y a lo que dice en "el Libro de los Espíritus", sustentando definitiva y simplemente que el Espíritu no tiene sexo, tal como quedó registrado en la pregunta 202 del mismo libro.
No obstante, nos parece oportuno hacer alguna observación para divagar sobre esa conclusión, teniendo en cuenta lo que los Espíritus dijeron a Kardec y de lo que deduce de la afirmación.
De hecho, los Espíritus "puros" no tienen sexo, pero eso merece una explicación, pues si es verdad que no tienen sexo, no se puede negar la presencia de las polaridades psíquicas, masculina y femenina en los Espíritus inferiores, las cuales pueden quedar incrustradas en el cuerpo espiritual, conservado por largo tiempo y por varias reencarnaciones con el carácter de hombre o de mujer.
Véase que los Espíritus que conversaron con Kardec no cerraron definitivamente la cuestión respecto al sexo.
Cuando Kardec preguntó ( Item 200 del L.E.), si los Espíritus tenían sexo, ellos simplemente respondieron: "No como entendéis"
Y nosotros, los encarnados, ¿ cómo entendemos el sexo?. De forma orgánica y biológica, como hombre y mujer, con órganos genitales diferentes y plenamente identificados por sus característica físicas. Se concluye que, a la luz de nuestro "entendimiento" del sexo, realmente, los Espíritus puros o Espíritus de primer orden o grado, no tienen sexo, así como no tienen ninguna ligación o polaridad de carácter sexual.
Interpretando la respuesta de los Espíritus en la cuestión 200, Walter Barcelos explica: Si analizamos bien la respuesta de los Espíritus Superiores, observaremos que ellos no respondieron con un simple "no", sino con " no como entendéis". Es por tanto una negación, pero que trae implícita una afirmación que podría ser traducida así: "Los Espíritus tienen sexo, pero no como vosotros lo interpretáis en la Tierra". Los Espíritus tienen sexo, pero no de acuerdo con la concepción del sexo de las criaturas humanas. Lo que precisamos saber es discernir entre el sexo, en cuanto a la vida corporal, y el sexo en la vida espiritual.
Los Espíritus realmente no tienen un sexo como el de la organización física, pues en el cuerpo espiritual no poseen el mecanismo de la fecundación con posibilidades de la reproducción.
No obstante, cabe hacer referencia de los Espíritus ubicados en los grados más inferiores de la Escala Espírita, o sea Espíritus atrasados, estacionados en la escala y todavía presos de la materialidad- que se dice que son la mayoría de los Espíritus que asedian la ´Tierra. Espíritus que se presentan como ricos o pobres, vanidosos, egoístas, apegados a la belleza física y a la lascivia, a los bienes materiales y aun apegados a la costra terrestre. Esos. sin duda, pueden encontrarse alienados el sexo, tal como nosotros lo entendemos en la Tierra. De ahí por qué también se habla de obsesión sexual, habiendo libros sobre el asunto. Entonces, bajo el punto de vista reencarnacionista, tratándose de Espíritus atrasados y de poca evolución, los Espíritus tienen sexo, y lo conservan en su psiquismo como recuerdo para futuras reencarnaciones.
Por la irreversible necesidad de evolución y refiriéndose a los Espíritus Puros, ciertamente Kardec dice : Solamente cuando ha llegado a un cierto grado de adelantamiento y desmaterialización, es cuando la influencia de la materia se apaga completamente y con ella, el carácter de los sexos. Los que se presentan como hombres o como mujeres, es para recordarnos la existencia en que los conocimos.
Viene siendo común entre los Espíritus que se identifiquen como de hombres o de mujeres en las reuniones mediúmnicas. Sin embargo eso no parece ser suficiente para recordar la existencia en que los conocimos, pues muchos Espíritus se presentan así a personas que nunca los conocieron encarnados. Todo parece indicar, por tanto, que estamos ante la presencia de una "identidad mental" del sexo, del recuerdo de los dos sexos, masculino o femenino, que en nosotros se conserva después de la desencarnación.
En otras palabras, siendo los Espíritus como una chispa, un relámpago o una centella etérea, (88 LE), obviamente, no poseen sexo biológico y orgánicamente identificado, porque el Espíritu no genera al Espíritu, pero tiene el sexo incrustado en la estructura psicológica, ya sea en el periespíritu o como recuerdo del sexo que tuvieron en sus últimas reencarnaciones.
Los Espíritus completaron esta enseñanza, diciendo a Kardec que los sexos dependen del organismo. De la misma forma, cuando trataron la Ley moral de Igualdad, repitieron: los sexos no existen sino por la organización física, visto que los Espíritus pueden tomar uno u otro, no habiendo diferencia entre ellos...(822 LE) .
Sin embargo, no había dejado muy claro en El Libro de los Espíritus, quizás por falta de tiempo, porque fue a retomar el tema muchos años después de El Libro de los Espíritus, en la Revista Espírita de 1866, en la que Kardec dejó registrado que puede suceder que el Espíritu recorra una serie de existencias bajo el mismo sexo, lo que hace que durante mucho tiempo pueda conservar, en estado de Espíritu, el caarácter de hombre o de mujer (Revista Espìrita Enero 1866).
De ahí podemos afirmar que solo los Espíritus Puros no tienen sexo, porque la identificación o polaridad de los sexos persiste entre la mayoría de los Espíritus. Como dice Antonio Fernandez Rodriguez: la desencarnación no altera nuestro modo de proceder; continuamos todavía presos de nuestras costumbres y de nuestras necesidades, sean de orden físico o mental.
- Antonio Cesar Lima de Fonseca-
(Traducción del Portugués de Jose Luis Martín)
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Ayúdate y el Cielo te
ayudará
Las mencionadas palabras de Jesús, significan también que debemos pedir luz para comprender cual es nuestro camino, fuerza para resistir las tentaciones del mal, y ayuda para que nos asistan desde el plano espiritual. Todo esto lo obtendremos con ayuda del Padre, que no nos dejará abandonados a solo nuestras fuerzas insuficientes y con las que ya hemos fracasado tantas veces. Estos fracasos y desengaños son en cierto modo un castigo a nuestro orgullo por no haber sabido pedir con humildad y con fe, la ayuda y asistencia divina necesarias.
- Jose Luis Martín-
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