ESPIRITISMO
1.- Cualidades de los fluidos
2.- Ante la Mediumnidad
3.-Nuestra forma de hablar
4.- La Caridad
Frase de Chico Xavier
5,- El Espiritismo: La otra religión de España
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Cualidades de los fluidos
16. La acción de los Espíritus sobre los fluidos espirituales tiene consecuencias de importancia directa y primordial para los encarnados. Dado que esos fluidos son el vehículo del pensamiento, y que el pensamiento puede modificar las propiedades de los fluidos, es evidente que estos deben encontrarse impregnados de las cualidades buenas o malas de los pensamientos que los hacen vibrar, y que se modifican por la pureza o impureza de los sentimientos.
Los pensamientos malos corrompen los fluidos espirituales, como los miasmas deletéreos corrompen al aire respirable.
Así pues, los fluidos que envuelven a los Espíritus malos, o los que estos proyectan, son viciados, mientras que los que reciben la influencia de los Espíritus buenos son tan puros como corresponde al grado de perfección moral de estos.
17. Es imposible hacer una enumeración o clasificación de los fluidos buenos y malos, así como especificar sus cualidades respectivas, dado que su diversidad es tan grande como la de los pensamientos.
EL GÉNESIS. 301*
ALLAN KARDEC.
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ANTE LA MEDIUMNIDAD
La predisposición mediúmnica es atributo del Espíritu que el cuerpo reviste de células, a fin de propiciar el intercambio entre los seres que están en áreas de vibraciones diferentes, especialmente a los desencarnados relacionándose con lo encarnados o estos últimos con sus parientes.
La semejanza de la inteligencia que tiene sus raíces en el ser inmortal y se expresa a través de las neuronas celébrales, se presenta la mediumnidad bajo un elenco amplio de características y tipos.
Ostensiva en algunos individuos prescinde de las cualidades morales de su portador, tornando el fenómeno cristalino, espontáneo, que irrumpe de manera, no rara, violenta, hasta que la educación necesaria discipline su flujo y exteriorización.
InhSea, sin embargo, bajo cualquier aspecto que se presente, objetiva a la comprobación de la inmortalidad del ser, ofrece el atributo valioso de revelar la vida más allá del túmulo, propiciando la comprensión de la realidad del mundo causal, así como las implicaciones de su comportamiento moral en relación a si mismo, al prójimo y a la Vida.
La mediúmnidad, en el pasado, predominaba en la intimidad de los santuarios, ofreciendo preciosos parámetros para que los seres humanos se condujesen con equilibrio, y, lentamente, se identificasen con el mundo soberano y triunfador de la sobrevivencia.
A la medida, sin embargo, que los tiempos evolucionaron, se liberó de la indumentaria de las supersticiones que la envestían, pasando por el profetismo, por las revelaciones, para ocupar el lugar de sentido parafísico incorporado a los sensiorales, dando surgimiento al ser transpersonal, paranormal.
No obstante todas las conquistas del pensamiento científico y filosófico con que la Doctrina Espirita la viene desvelando, permanece temerosamente ignorada por gran número de personas, cuando no es confundida con alucinaciones patológicas, por determinada áreas de preconcepto académico, o fenómeno sobrenatural, capaz de realizar milagros, tornándose mítica por la visión distorsionada del fanatismo.
La mediúmnidad prosigue, de ese modo, desafiando a los interesados y estudiosos del ser humano, a fin de ocupar el lugar que merece y le es reservado en el contexto de las conquistas paranormales de la actualidad.
Neutra, bajo el punto de vista ético, puede presentarse exuberante en individuos sin un carácter saludable ni sentimientos elevados, tanto como de forma sutil y casi inapercibida en personas ricas de valores morales y cualidades superiores de conducta.
Presentándose fecunda, no significa, necesariamente, que su portador sea un Espíritu noble o misionero con misión relevante. De la misma manera, al exteriorizarse sutilmente, no significa que carezca de objetivo o significado.
En ambos casos puede ser tenida como instrumento hábil de servicio, facultando el crecimiento interior del medianero, que la debe dignificar mediante ejemplos saludables de elevación de principios, tanto como de conducta señalada por el amor, por la solidaridad humana y por la dedicación a los postulados del Bien.
El ejercicio sistemático de las fuerzas físicas, el hábito edificante de la oración y de la meditación, el equilibrio mental sustentado por los buenos pensamientos constituyen los equipamientos valiosos para que alcance la superior finalidad para la cual es concedida al ser humano, que la incorpora a lo cotidiano como recurso de luz para la felicidad.
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Nabucodonosor, rey de Siria, era instrumento de los seres espirituales, viviendo con equidad y justicia.
Tiresias, en Grecia, era instrumento de seres espirituales, viviendo con equidad y justicia.
Profetas hebreos, en la austeridad de la conducta que se imponían, sintonizaban con el Mundo Mayor, desde donde recibían inspiración y directrices para sus épocas futuras.
Jesús, el Excelente Médium de Dios, se tornó el ejemplo máximo de cómo se debe conducir todo aquel que se hace puente entre el mundo espiritual y el físico.
Mediúms, todos somos en ambos planos de la vida, cabiendo a cada uno adaptarse a la facultad y engrandecerla, sirviéndola con dignidad y construyendo la sociedad que realice la perfecta identidad con el mundo espiritual aunque se encuentre sumergido en la escafandra carnal.
La mediúmnidad prosigue desafiando a los interesados y estudiosos del ser humano…
Manoel Philomeno de Miranda
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NUESTRA FORMA DE HABLAR
¿ Nuestra forma de hablar es instrumento de atracción o de alejamiento de las personas?
Vamos a reflexionar:
Sustituye en tu vocabulario, las malas por las buenas palabras.
Expresiones chulescas y vulgares, tal vez estén de moda, pero "envenenan el corazón".
La palabra es instrumento de vida para la comunicación, el entendimiento, y no un arma de agresión, violencia y vulgaridad.
El uso irregular de las palabras corrompe la mente y rebaja al hombre.
El verbo expresa la calidad moral del indivíduo.
Porque haya personas que hablen bien y sean malas, no es justo que siendo bueno te presentes mal.
- Juana de Ángelis-
¡ Cierto que sí !
Nuestra oratoria propicia que atraigamos a todos los que simpatizan con ella; si utilizamos términos vulgares, palabrotas, si gritamos, atraeremos a quienes así hacen y viceversa.
Observemos entonces como hablamos y no solamente como hacemos.
Como bien dice nuestra hermana Joanna: El verbo expresa la calidad moral del indivíduo.
Porque hay personas que hablan bien y son malas, no es justo que siendo bueno te presentes como malo.
-Luiz Lopes-
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LA CARIDAD
Deseo que comprendáis bien lo que puede ser la caridad moral, la que todos pueden practicar, la que no cuesta nada material, y sin embargo, la que es más difícil de poner en práctica. La caridad moral consiste en soportarnos unos a otros y es lo que menos hacéis (…). Creedme, hay un gran mérito, en saber callar para dejar hablar a otro más ignorante y esto es también una especie de caridad. Saber ser sordo cuando una palabra burlona se escapa de una boca acostumbrada a ridiculizar; no ver la sonrisa desdeñosa con que os reciben ciertas personas, que con frecuencia, se creen superiores a vosotros, (…); he ahí un mérito, no de humildad sino de caridad, porque el dejar de notar las faltas de otro, es caridad moral.(…)
Amigos míos, oí decir a muchos de vosotros: ¿Cómo puedo hacer caridad, si con frecuencia no tengo ni siquiera lo necesario?
La caridad, amigos míos, se hace de muchas maneras; podéis hacer la caridad en pensamientos, en palabras y en acciones. En pensamiento: orando por los pobres desamparados que murieron sin que pudieran ver la luz, una oración de corazón les alivia. En palabras, dirigiendo a vuestros compañeros de todos los días algunos consejos buenos; (…) También esto es una caridad.
Sin embargo, esta caridad no debe impedir la otra;(…)
Hay varias maneras de hacer la caridad, que muchos entre vosotros confunden con la limosna; sin embargo, hay una gran diferencia. La limosna, amigos míos, algunas vezes es útil porque alivia a los pobres; pero casi siempre es humillante para el que la hace y para el que la recibe. La caridad, por el contrario, une al bienhechor y al beneficiado, y además ¡se disfraza de tantos modos! Se puede ser caritativo incluso con los parientes, con los amigos, siendo indulgentes los unos con los otros, perdonándose sus debilidades, teniendo cuidado de no herir el amor propio de nadie(…), en la manera de actuar con aquellos que no piensan como vosotros; conduciendo a los menos esclarecidos a creer y eso sin chocar, sin contradecir sus convicciones, (…).
Sed buenos y caritativos, esta es la llave de los cielos que tenéis en vuestras manos; toda la felicidad eterna está encerrada en esta máxima: Amaos unos a otros.
La beneficencia, amigos míos, os dará en este mundo las más puras y más dulces alegrías, las alegrías del corazón que no son turbadas ni por el remordimiento, ni por la indiferencia. ¡Oh! Si pudieseis comprender todo lo que encierra de grande y suave la generosidad de las almas bellas, sentimiento que hace que se mire a otro como a sí mismo y que uno se desnude con alegría para vestir a su hermano.
¡Caridad! Palabra sublime que resume todas las virtudes, tu debes conducir a los pueblos a la felicidad; practicándote, se crearán para sí alegrías infinitas para el porvenir y durante su exilio en la Tierra, tú serás su consuelo, el principio de los goces que disfrutarán más tarde cuando se abracen todos juntos en el seno del Dios de amor.
La caridad es la virtud fundamental que debe sostener todo el edificio de las virtudes terrestres; sin ella, las otras no existen. Sin la caridad no hay esperanza en un futuro mejor, ni interés moral que nos guíe; sin caridad no hay fe, porque la fe sólo es un rayo puro que hace brillar a un alma caritativa. La caridad es el áncora eterna de salvación en todos los globos: es la más pura emanación del mismo Creador; es su propia virtud que él da a la criatura. ¿Cómo se querría desconocer a esta suprema bondad? Con este pensamiento, ¿cuál sería el corazón lo bastante perverso para reprimir y expulsar ese sentimiento enteramente divino? ¿Cuál sería el hijo bastante malo para sublevarse contra ese dulce cariño: la caridad?
Queridos amigos, todos los días oigo decir entre vosotros: “Soy pobre, no puedo hacer caridad”; y cada día veo que os falta la indulgencia para vuestros semejantes; nada les perdonáis y os constituís en jueces, con frecuencia severos, sin preguntaros si estaríais satisfechos de que se hiciera otro tanto con vosotros. ¿Acaso la indulgencia no es también caridad? Los que sólo podéis hacer la caridad indulgente, hacedla al menos, pero hacedla con grandeza. Con relación a la caridad material, voy a contaros una historia del otro mundo.
Dos hombres acaban de morir; Dios había dicho: Mientras esos dos hombres vivieren, serán colocadas en un saco cada una de sus buenas acciones, y a su muerte, se pesarán los sacos. Cuando estos dos hombres llegaron a su última hora, Dios se hizo llevar los dos sacos; el uno era grande, ancho, bien lleno, resonaba el metal que lo llenaba; el otro era pequeño y tan delgado, que se veían los escasos cuartos que contenía; cada uno de estos hombres reconoció el suyo. He aquí el mío, dijo el primero, lo reconozco, he sido rico y di mucho. He aquí el mío, dijo el otro; siempre fui pobre, ¡ ay de mí ! Casi no tenía nada para compartir. Pero, ¡oh sorpresa! Puestos los dos sacos en la balanza, el más grande se volvió ligero y el más pequeño pesó tanto que dominó en mucho el otro lado de la balanza. Entonces Dios dijo al rico: Diste mucho, es verdad, pero diste por ostentación y para ver figurar tu nombre en todos los templos del orgullo, y dando no te has privado de nada; ve a la izquierda y puedes estar contento si tu limosna se toma en cuenta por alguna cosa. Después dijo al pobre: Tú has dado muy poco, amigo mío; pero cada una de las monedas que están en la balanza, representa una privación para ti; si no has hecho limosna, has hecho caridad y lo mejor es que la has hecho naturalmente, sin pensar que se tomaría en cuenta; tú has sido indulgente, no has juzgado a tu semejante, al contrario, disculpaste todas sus acciones; pasa a la derecha y ve a recibir tu recompensa.
La mujer rica y feliz que no tiene necesidad de emplear su tiempo en los trabajos del hogar, ¿no podría consagrar algunas horas a los trabajos útiles para sus semejantes? Que con lo superfluo de sus goces compre con qué cubrir a los infelices que tiritan de frío; que confeccione con sus delicadas manos, gruesos y cálidos vestidos; que ayude a la madre a cubrir el niño que va a nacer; si su hijo queda por eso, con algunas prendas de menos, el del pobre estará más caliente. Trabajar para los pobres es trabajar en la viña del Señor.
Y tú, pobre trabajadora que no tienes lo superfluo, pero que quieres en tu amor por tus hermanos, dar también un poco de lo que posees, da algunas horas de tu jornada, de tu tiempo, de tu único tesoro; confecciona esas cosas elegantes que tientan a los ricos; vende el trabajo de tu velada, y podrás de este modo, proporcionar a tus hermanos tu parte de alivio; quizás tendrás algunos adornos menos, pero darás zapatos a los que van descalzos.
Y vosotras, mujeres entregadas a Dios, trabajad también en su obra, pero que vuestros trabajos delicados y costosos no se hagan sólo para adornar vuestras capillas, para llamar la atención sobre vuestra destreza y paciencia; trabajad, hijas mías y que el precio de vuestro trabajo sea consagrado al alivio de vuestros hermanos en Dios; los pobres son sus hijos muy queridos y trabajar para ellos, es glorificarle. Sed para ellos la Providencia que dice: A las aves del cielo, Dios da alimento. Que el oro y el dinero que se tejen bajo vuestros dedos se transformen en ropas y en alimentos para los que carecen de ellas. Haced esto y vuestro trabajo será bendecido.
Y todos vosotros que podéis producir, dad, dad vuestro genio, dad vuestras inspiraciones, dad vuestro corazón, que Dios bendecirá. Poetas, literatos que sólo sois leídos por las personas de sociedad, satisfaced sus ocios, pero que el producto de algunas de vuestras obras se consagre al consuelo de los infelices; pintores, escultores, artistas de todos los géneros, que vuestra inteligencia venga también en ayuda de vuestros hermanos; con eso no tendréis menos gloria, pero habrá algunos sufrimientos menos.
Y vosotras, mujeres entregadas a Dios, trabajad también en su obra, pero que vuestros trabajos delicados y costosos no se hagan sólo para adornar vuestras capillas, para llamar la atención sobre vuestra destreza y paciencia; trabajad, hijas mías y que el precio de vuestro trabajo sea consagrado al alivio de vuestros hermanos en Dios; los pobres son sus hijos muy queridos y trabajar para ellos, es glorificarle. Sed para ellos la Providencia que dice: A las aves del cielo, Dios da alimento. Que el oro y el dinero que se tejen bajo vuestros dedos se transformen en ropas y en alimentos para los que carecen de ellas. Haced esto y vuestro trabajo será bendecido.
Y todos vosotros que podéis producir, dad, dad vuestro genio, dad vuestras inspiraciones, dad vuestro corazón, que Dios bendecirá. Poetas, literatos que sólo sois leídos por las personas de sociedad, satisfaced sus ocios, pero que el producto de algunas de vuestras obras se consagre al consuelo de los infelices; pintores, escultores, artistas de todos los géneros, que vuestra inteligencia venga también en ayuda de vuestros hermanos; con eso no tendréis menos gloria, pero habrá algunos sufrimientos menos.
Todos vosotros podéis dar; a cualquier clase que pertenezcáis, tenéis alguna cosa que podéis compartir; lo que quiera que sea que Dios os haya dado, debéis una parte al que le falte lo necesario,porque en su lugar, estaríais muy contentos de que otro repartiese lo suyo con vosotros. Vuestros tesoros de la Tierra serán un poco menores, pero vuestros tesoros en el cielo serán más abundantes; allí recogeréis un céntuplo de lo que hubiereis sembrado en buenas obras en este mundo.
Fragmentos tomados del libro “El Evangelio según el Espiritismo”
Fragmentos tomados del libro “El Evangelio según el Espiritismo”
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"Aunque nadie pueda volver atrás y hacer un nuevo comienzo, cualquiera puede comenzar ahora y hacer un nuevo final "
- Chico Xavier-
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Espiritismo, la otra religión de España
El movimiento espiritista arraigó con fuerza a finales del s. XIX y en España. Los espiritistas españoles fueron los artífices de la cohesión del fenómeno a nivel internacional, y en gran parte, responsables de la diáspora mundial de este sistema de creencias.
Fue la otra religión de España, una suerte de refugio para la élite intelectual española, un sistema de creencias de salón que permitía a sus acólitos y estudiosos hacer algo que hasta entonces no les había permitido hacer la religión católica imperante: discutir y pensar, especialmente en una época bañada por las ideas positivistas y el interés por abordar el mundo espiritual desde el punto de vista científico. Tal vez por eso, a pesar del auge que experimentó en nuestro país, el espiritismo de salón no pudo recuperarse tras el zarpazo de la Guerra Civil y el posterior régimen dictatorial franquista, férreo defensor del catolicismo y poco amigo de ideas divergentes.
Los años de esplendor espiritista se sumirían en el más profundo de los ocasos, esperando, eso sí, épocas mejores para resurgir. El espiritismo, doctrina originada en Francia y cuyo mayor exponente fue Allan Kardec establecía que los espíritus –seres fallecidos, desencarnados desprovistos de cuerpo material– habitaban en el mundo espiritual y podían comunicarse con los seres humanos. En cuanto al término espiritismo, fue el propio Allan Kardec quien lo creó, para diferenciarlo de las corrientes que por entonces estaban surgiendo en Estados Unidos y en Europa bajo el nombre de espiritualismo (“spiritualism”).
A pesar de que el espiritismo como doctrina sistematizada, naciera con el bautismo y codificación de Kardec, la corriente ya había empezado a soplar en el siglo XIX a ambos lados del Atlántico con el fenómeno de las mesas parlantes, en primer lugar en Estados Unidos y posteriormente en Inglaterra y de ahí, a Francia, España, etc. Simplificando mucho las cosas y tratando de trazar una línea diacrónica en el tiempo y el espacio, podríamos situar al médium sueco Emmanuel Swedenborg en el s. XVIII como al primer médium moderno que hizo una descripción del proceso de la muerte y el mundo espiritual.
Trazaríamos otro punto en el año 1847, con las hermanas Fox en Hydesville, Nueva York, con quienes daría comienzo el furor del fenómeno de las mesas parlantes. Tan sólo unos años más tarde, en 1854, el espiritualismo tenía más de tres millones de adeptos en América y otros tantos en Europa. Fue en plena diáspora, ya por estos años, cuando Allan Kardec tomó contacto con el espiritualismo y haciendo suyo el estudio espiritista.
Lynn L. Sharp, historiadora del Whitman College de Washington, realizó una importante investigación en la que recogería aspectos relevantes del movimiento espiritualista, la reencarnación y el espiritismo en la Francia decimonónica. Publicó los resultados de su trabajo en un libro titulado Secular spirituality reincarnation and spiritism in nineteenthcentury France (SHARP, 2006). Sharp nos dice que a mediados del siglo XIX el fenómeno de las mesas parlantes se había convertido en un auténtico furor en París y que prácticamente todos los salones tenían una mesa en la que la gente se reunía alrededor para hablar con los espíritus o para saciar su curiosidad y comprobar si el fenómeno era real. El ámbito doméstico, de grupos privados, en los que daba igual ser hombre, mujer, pobre o rico (algo aplicable tanto a los que participaban en una sesión espiritista como para los médiums, de haberlos), fue el útero del que nacería el espiritismo. La filosofía espiritista, como señala Sharp, crecería a partir de las discusiones sobre las enseñanzas de los espíritus. Según ella, la popularidad del fenómeno descansaba en tres pilares fundamentales:
• Conectaba la moralidad y el progreso a lo largo de un camino claro.
• Ofrecía el apoyo de un grupo combinado con consuelo ante la muerte en formas innovadoras.
• Respondía a las viejas cuestiones espirituales en una rigurosa moderna y “científica” forma que no negaba la importancia de lo espiritual.
EL ESPIRITISMO ENTRA EN ESPAÑA
El espiritismo corrió como la pólvora, no sólo en la Francia de mediados del s. XIX, sino lanzando sus esporas a distintos países del mundo y a través del tiempo, hasta la actualidad. En España, concretamente, el movimiento se fue introduciendo a través de las poblaciones costeras de Andalucía y el Levante Español, siendo su primer puerto por excelencia la ciudad de Cádiz. Si bien en sus orígenes se fraguó como un producto de salón al que los principales intelectuales de la época contribuyeron a difundir, y notables científicos estudiaron, pronto se extendió también a las clases obreras, entre las que encontró muchos adeptos, pero fue el movimiento espírita español quien desempeñó un papel protagonista en su cohesión y vertebración a nivel internacional en forma de federación y acogiendo el primer congreso espiritista internacional de la historia mundial.
En 1854 la Iglesia Católica ya empezaba a verle las orejas al lobo espiritista, y advertía en una pastoral impresa en Madrid del peligro que conllevaba acercarse a ciertas prácticas que no podían más que ofender a Dios.
En 1955, emulando la estructura y estilo de las sociedades espiritistas que ya existían en Francia, se funda en España la primera Sociedad Espiritista, que contribuyó notablemente a la propagación del movimiento popularizando la obra de Kardec, celebrando reuniones, divulgando folletos y editando el primer libro de la historia del espiritismo español: Luz y Verdad del Espiritualismo (1857), de Jotino y Ademar, impreso en Cádiz. Sin embargo, muchos de los libros se perdieron al ser incautada la partida y lanzada al fuego por el obispo de Cádiz.
AUTO DE FE DE BARCELONA
El 9 de octubre de 1861 ocurría en España algo que muchos ya habían advertido. Tenía lugar el Auto de Fe de Barcelona mediante el cual la Iglesia Católica ordenó la cremación de 300 volúmenes y folletos sobre el espiritismo. Se quemaron los libros y revistas de Kardec, así como todos aquellos volúmenes y periódicos relacionados con el espiritismo que el Obispo Antonio Palaus y Termens consideró objeto de purga y cremación, aventado por el papa Pío IX, como señala Florentino Barrera en su libro Auto de Fe de Barcelona.
Todo empezó porque Maurice Lachâtre, editor francés, había acabado estableciéndose en Barcelona, ciudad en la que abrió una librería. Lachâtre había pedido a su paisano Kardec que le enviara una partida de libros espíritas a fin de venderlos en España, pero los ejemplares fueron incautados en la frontera por orden del obispo de Barcelona, Antonio Palau Termes, al amparo de la siguiente justificación: “La Iglesia Católica es universal. Estos libros son contrarios a la fe católica, y el gobierno no puede consentir que perviertan la moral y la religión de otros países”.
Es decir, que el obispo tampoco daba opción a reexportar las obras incautadas, sino que las condenó directamente a la hoguera. El Auto de Fe tuvo lugar en la Explanada de Barcelona a las 10.30 de la mañana. Según los datos recogidos en la publicación francesa Revue Spirite, ardieron los siguientes títulos: Revue Espirite, revista dirigida por Allan Kardec; La revista espiritualista, dirigida por Piérard; El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec; El Libro de los Médiums, de Allan Kardec; Pero ¿qué es el espiritismo?, de Allan Kardec; Fragmento de sonata, atribuido al espíritu de Mozart; Carta de un católico sobre el espiritismo, del doctor Grand; La historia de Juana de Arco, atribuido al espíritu de Juana de Arco a través de la médium Ermance Dufaux; La realidad de los espíritus demostrada por la escritura directa, del Barón de Guldenstubbé.
La Revue Spirite informaba, así mismo, sobre los asistentes al evento: un cura ataviado con las consabidas ropas sacerdotales, portando una cruz en una mano y una antorcha en la otra; un notario encargado de dar constancia del acto y dirigirlo; el escriba del notario; un funcionario superior de la administración de aduanas; tres trabajadores aduaneros, encargados de mantener el fuego; un agente de aduanas en representación del propietario de las obras condenadas al fuego; y una multitud de gentes que abucheaban al sacerdote y su séquito al grito de “¡Abajo la Inquisición!”. El acto tuvo muchísima repercusión mundial en la prensa de la época, pues eran años en los que tal exhibición pública, con aquel espectáculo de llamas, resultaba anacrónica y recordaba las antiguas hogueras del Santo Oficio, por lo que el evento, lejos de conseguir su objetivo de acabar con la difusión de las ideas espiritistas, lo único que consiguió fue atrapar la atención y curiosidad sobre la población por aquellas obras que habían perecido bajo el abrazo de las llamas. ¿Qué libros eran aquellos? ¿Por qué los habían quemado? ¿Qué era el espiritismo y por qué le tenía tanto miedo la Iglesia Católica que hasta había ordenado quemar sus libros? Eran las preguntas que alentaron la curiosidad de población y en base a las cuales el movimiento ganaría todavía más adeptos.
La Revue Spirite informaba, así mismo, sobre los asistentes al evento: un cura ataviado con las consabidas ropas sacerdotales, portando una cruz en una mano y una antorcha en la otra; un notario encargado de dar constancia del acto y dirigirlo; el escriba del notario; un funcionario superior de la administración de aduanas; tres trabajadores aduaneros, encargados de mantener el fuego; un agente de aduanas en representación del propietario de las obras condenadas al fuego; y una multitud de gentes que abucheaban al sacerdote y su séquito al grito de “¡Abajo la Inquisición!”. El acto tuvo muchísima repercusión mundial en la prensa de la época, pues eran años en los que tal exhibición pública, con aquel espectáculo de llamas, resultaba anacrónica y recordaba las antiguas hogueras del Santo Oficio, por lo que el evento, lejos de conseguir su objetivo de acabar con la difusión de las ideas espiritistas, lo único que consiguió fue atrapar la atención y curiosidad sobre la población por aquellas obras que habían perecido bajo el abrazo de las llamas. ¿Qué libros eran aquellos? ¿Por qué los habían quemado? ¿Qué era el espiritismo y por qué le tenía tanto miedo la Iglesia Católica que hasta había ordenado quemar sus libros? Eran las preguntas que alentaron la curiosidad de población y en base a las cuales el movimiento ganaría todavía más adeptos.
Kardec, lejos de dejarse llevar por la cólera y de iniciar acciones diplomáticas contra aquel Auto de Fe, se dejó guiar por lo que los espíritus le habían dicho porque, según ellos, este acto serviría para dar todavía más propaganda al espiritismo, y de hecho así fue, especialmente en España, el país donde tuvo lugar la quema de libros. Así lo expresó: “Gracias a ese celo imprudente todo el mundo, en España, ha oído hablar ya del Espiritismo y querrá saber qué es; es todo lo que deseamos.
Pueden quemar los libros, pero no quemarán las ideas; las llamas de las hogueras, lejos de apagarlas, las avivan. Las ideas, por lo demás, están en el aire, y no hay Pirineos bastante altos como para detenerlas; y cuando una idea es grande y generosa, encuentra miles de pechos listos para aspirarla”.
Pueden quemar los libros, pero no quemarán las ideas; las llamas de las hogueras, lejos de apagarlas, las avivan. Las ideas, por lo demás, están en el aire, y no hay Pirineos bastante altos como para detenerlas; y cuando una idea es grande y generosa, encuentra miles de pechos listos para aspirarla”.
Así fue, Barcelona se convirtió aquella noche en una suerte de capital del espiritismo. ¿Por qué? Porque entre los asistentes a la quema se encontraban el notario José María Fernández Colavida y el capitán de barco Ramón Lagier, quienes sintieron la tentación de rescatar de las cenizas aquellas páginas quemadas. Poco después se convertirían en los principales precursores del estudio y culto del movimiento espírita en Barcelona. Colavida se dio a la tarea de traducir afanosamente la obra de Kardec al castellano, mientras que su mujer, Ana Campos, sería la primera médium espiritista catalana conocida. Por su parte, Lagier, se dio a otra tarea no menos importante, la de transportar clandestinamente desde Marsella todos los libros espiritistas que Lâchatre guardaría en la trastienda de su librería. Los libros prohibidos tenían una ventaja indiscutible: todo el mundo quería leerlos.
EL PAPEL PROTAGONISTA DE ESPAÑA
La historia del espiritismo en España tuvo un gran recorrido y protagonismo a la hora de demandar una y otra vez una federación a nivel internacional, empeño en el que no cejaron hasta conseguir su propósito.
Tras aquel Auto de Fe de Barcelona el 9 de noviembre de 1861 en el que se quemaron 300 volúmenes y folletos espíritas en un acto simbólico que no pasaría desapercibido, los ánimos de los espiritistas españoles, lejos de achicarse, se inflamaron todavía con las llamas de la inquisición. Siguieron estudiando la doctrina de Allan Kardec con más ímpetu si cabe, hasta el punto de que tan sólo una década más tarde, la Sociedad Espírita Española tuvo la iniciativa de alentar la colaboración a nivel internacional, y con este motivo se dirigió a los espíritas de Viena y Filadelfia, instándoles a organizar el primer congreso espiritista a nivel internacional con motivo de las exposiciones universales que iban a tener lugar en estas ciudades. La iniciativa fracasó pero sólo temporalmente. Los espíritas españoles no abandonaron el proyecto de organizar un congreso a nivel mundial, aunque ese sueño tardó varios años en hacerse realidad, hasta que en 1888 el Centro Barcelonés de Estudios Psicológicos y la Federación Espiritista del Vallés dan respuesta a la iniciativa de la Sociedad Espiritista Española organizando el I Congreso Espiritista Internacional en Barcelona. Un año después, los espiritistas españoles seguían demandando más vertebración a nivel internacional y en 1889 pidieron públicamente una colaboración internacional más fluida.
En 1892 España volvió a convertirse en la capital del espiritismo en otro histórico congreso internacional. Esta vez tuv lugar en Madrid. Recién estrenado el nuevo milenio, en el año 1900, los espiritistas españoles realizaron otro intento de vertebrar el espiritismo a nivel internacional. Así, los espíritas catalanes aprovecharon el foro del Congreso Internacional celebrado en París ese mismo año para proponer el cumplimiento de un deseo largamente anhelado por el movimiento espírita español: la creación de una organización internacional que agrupara a todos los espiritistas del mundo. Los esfuerzos de unión seguían resultando inútiles, y a pesar de la necesidad de unión y de la creación de un Bureau International du Spiritisme, la idea nunca llegaba a cuajar.
Durante la celebración del Congreso Internacional de Espiritismo en Londres en el año 1922, los españoles siguieron insistiendo, a través de su portavoz Quintín López Gómez, quien lanzó la propuesta de crear una Federación Espírita Internacional. Por primera vez, parece que la idea tuvo buena acogida y que todos acordaron trabajar en ello. Por fin, un año más tarde, el proyecto cobró forma, en el congreso especial celebrado en Lieja (Bélgica) en 1923. Tan sólo unos años más tarde, en 1934, España volvía a convertirse en escenario de otro gran congreso histórico mundial, el V Congreso Espiritista Internacional de Barcelona.
-Mado Martínez.
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