jueves, 22 de noviembre de 2018

Las absurdas actuaciones del "demonio"


      Sumario de temas para hoy:

1.-El Espiritismo y los límites de la Ciencia
2.-Nuestro hoy es consecuencia de nuestro ayer.
3.-Las absurdas actuaciones del"demonio"
    Igualdad Natural
4.- Frutos del Espiritismo
5.-Qué es ser espírita



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EL ESPIRITISMO Y LOS LÍMITES DE LA CIENCIA

En una época en que la ciencia se encuentra más cerca que nunca de constatar la realidad espiritual, no es menos cierto que, como humanos que somos, todavía estamos expuestos a seguir cayendo en los viejos errores y debilidades propias de nuestra naturaleza limitada.
Los espíritus, al transmitir los conocimientos que quedaron reflejados en la codificación espírita, ya advertían de la necesidad de asumir con prudencia la existencia de unos límites que impiden la comprensión total de ciertas cuestiones trascendentes, puesto que la materia física supone un filtro demasiado pesado todavía, además de nuestro atraso moral y espiritual, para llegar al fondo, a la esencia de determinadas cosas. Como es obvio, la ciencia también se ve afectada por esos condicionantes naturales, totalmente humanos, que no podemos perder de vista. (1) “La ciencia ha sido dada al hombre para su adelanto en todas las cosas, pero él no puede sobrepasar los límites que Dios ha fijado”.
Con esto no pretendemos rebajar la importancia de los avances científicos en los distintos campos, o que nos debamos parar ante las dificultades, puesto que los verdaderos límites solo los conoce Dios; y de la misma manera que ciertas verdades pueden estar más o menos vetadas a la comprensión humana, tampoco sabemos en qué momento se pueden ir descorriendo algunos velos que las ocultan.
No obstante, entre aquellos que trabajan en el campo intelectual y científico, se encuentran muchos a quienes el orgullo ciega de tal manera, que no están dispuestos a admitir límites de ningún tipo. Consideran su ciencia y su saber como el punto más elevado del conocimiento humano. Desprecian aquello que les sobrepasa o no pueden controlar, sobre todo si se trata de algo que supera su comprensión mental. (2) “Esa tendencia a creerse por encima de todo, con frecuencia sólo los conduce a negar aquello que, por no estar a su alcance, podría rebajarlos”… “Toman su inteligencia para medir la inteligencia universal, y se consideran aptos para comprenderlo todorazón por la cual no creen en la posibilidad de lo que no comprenden”.
Esa actitud les hace caer en aquello que ellos mismos han criticado durante siglos, y son las posturas dogmáticas y reduccionistas, es decir, no aceptar de facto aquello que catalogan como imposible, “anomalías aisladas”, o cuya interpretación consideran compleja. Como algunos fenómenos no encajan con sus verdades científicas, su postura es de rechazo y los consideran fuera de la realidad. Sobre todo, estamos hablando de aquellas cuestiones que están relacionadas con el campo espiritual y lo que concierne al Más Allá, la mediumnidad, la vida después de la vida, la reencarnación, etc.
Sin embargo, muchos científicos que investigan los fenómenos paranormales, o los temas relacionados con la otra vida, han llegado a conclusiones abrumadoramente favorables a su existencia sin entrar en conflicto con las leyes naturales; o dicho de otra forma, alejados de lo milagroso o fantástico. Sus conclusiones y su trabajo minucioso desarrollado durante muchos años de observación e investigación están ahí. Sin pretender imponerlo a nadie o que se pudieran ver como verdades absolutas, lo presentan a la opinión pública y a los especialistas para que saquen sus propias conclusiones. Ellos están convencidos y son honestos al afirmar públicamente la realidad espiritual que han constatado. Aparte de divulgar su trabajo y tratar de explicarlo de la mejor manera posible, poco más pueden hacer. Sin embargo, otros incautos rechazan o critican sin molestarse en conocer ni investigar; se consideran árbitros absolutos de todo el conocimiento humano. (3) se atribuyen suficiente experiencia y sabiduría como para creer en cosas que, según ellos, son buenas para las personas simples, y consideran pobres de espíritu a los que las toman en serio”.
No obstante, hay otros investigadores y científicos prejuiciosos que se  limitan a presentar sus investigaciones pero no se atreven a juzgarlas; marcando una distancia interpretativa de los hechos para evitar el ser rechazados, etiquetados o no tomados en serio; siendo muy cuidadosos para no manifestar claramente sus opiniones particulares, en algunos casos favorables a una realidad espiritual, y de ese modo evitar ser el epicentro de las críticas de la comunidad científica a la que pertenecen, y también ante el riesgo de perder el estatus social que poseen.
Para salir de “dudas” hay que salir primero de ciertas “certezas”.
Por otra parte, además de las dificultades mencionadas que suponen tanto la vanidad como el orgullo a la hora de acercarnos a una mayor comprensión de la realidad espiritual, existen otros escollos importantes que tienen que ver con el lenguaje y su utilización precisa y práctica. Estamos hablando del uso adecuado de las palabras y sus acepciones correctas. Muchas veces usamos una misma palabra para expresar distintas ideas, lo cual puede llevar a la confusión. También la causa puede estar motivada por las limitaciones del lenguaje, ante el problema de que no existan palabras concretas para definir determinadas cuestiones espirituales. Por otro lado, el hecho de tratar de definir algo implica limitar o condicionar la esencia de eso mismo; no nos estamos refiriendo a cosas simples, sino a ideas complejas, sobre todo las de carácter espiritual.
En este último punto, por parte del propio mundo de los espíritus, les resulta muy complicado acercarnos a la comprensión de su realidad, la misma con la que nos encontraremos cuando volvamos al punto de origen, fuera del cuerpo físico. Sobre todo porque el lenguaje humano, construido en torno a las realidades materiales, carece de las palabras adecuadas que ayuden a la comprensión espiritual; lo cual les obliga a realizar un esfuerzo comparativo, bien sean metáforas, ejemplos, aproximaciones, etc. Con facilidad caemos en el error de confundir la parte por el todo, o el de tomar al pie de la letra las ideas sin tener en cuenta el carácter figurado de las expresiones. (4) “…sabed que hay cosas por encima de la inteligencia del más inteligente de los hombres, para las cuales vuestro lenguaje, limitado a vuestras ideas y sensaciones, carece de expresiones”.
Además, pesan mucho las connotaciones religiosas y los prejuicios que envuelven a ciertas palabras. Ciertos divulgadores que trabajan en el campo meramente científico prefieren sustituir en sus argumentos algunos vocablos, como por ejemplo: Dios, espíritu, extraterrestres o mundo espiritual, por otras expresiones como pueden ser: Principio Cósmico, ente individual, otras dimensiones o mundos paralelos, etc. También el motivo puede residir en la búsqueda constante por plasmar más fehacientemente unas ideas que pertenecen a un determinado contexto argumental, tratando de evitar confusiones o errores, y a ser posible que puedan ser aceptadas y comprendidas por un mayor número de personas de cualquier condición o creencia.
Hasta ahora hemos hablado de límites, pero esto no significa que estemos desprovistos de suficientes conocimientos para transitar con éxito por la vida, sino todo lo contrario. Esta circunstancia supone para el hombre un desafío, una prueba de fe, de paciencia y de perseverancia. La historia nos demuestra claramente la evolución del pensamiento humano y lo mucho que cuesta romper con los prejuicios y las barreras que nosotros mismos nos creamos. Al mismo tiempo, podemos reconocer que los avances en el pensamiento humano que en determinados momentos nos han llegado por distintas vías, bien para traernos nuevos avances científicos y tecnológicos o para recordarnos algunos principios espirituales olvidados o mal comprendidos, han llegado siempre en el momento más adecuado, pese a que han tenido que recorrer un duro camino hasta su reconocimiento y aceptación. Todavía hoy día la lucha continúa, alimentada por una crisis de valores y de identidad que nos arrastra y confunde.
Por tanto, reconocer que existen campos por explorar y ciertas verdades que nos sobrepasan todavía, no supone ningún desprecio a la inteligencia humana y a sus posibilidades, todo lo contrario; significa un desafío para ir trabajando e ir creciendo día a día. A poco que observemos la naturaleza y todo aquello que nos rodea, nos daremos cuenta de lo mucho que nos queda por aprender y descubrir.
Concluiremos con la siguiente idea: son mucho más graves y preocupantes los límites que inconscientemente el propio hombre se marca a sí mismo, aquellos que parten de los prejuicios, de las pasiones y defectos; también, cuando se deja arrastrar por las corrientes dogmáticas, tanto las que proceden del terreno religioso como el de algunos sectores científicos. Junto a todo eso, las tendencias materialistas y el vivir de espaldas a la vida espiritual, dificulta todavía más la comprensión de la realidad que nos envuelve, y entorpece la búsqueda de la verdad trascendente.
 El espiritismo y los límites de la ciencia por:   José M. Meseguer
© Amor, Paz y Caridad, 2018
  1. – Libro de los Espíritus; ítem 19.
  2. – El Evangelio según el Espiritismo; cap. VII, ítem 2.
  3. – El Evangelio según el Espiritismo; cap. VII, ítem 2.
  4. – Libro de los Espíritus; ítem 13.
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                     Igualdad natural 
803.. ¿Todos los hombres son iguales ante Dios? 
- Sí, todos tienden hacia el mismo fin y Dios ha hecho sus leyes para todos ellos. Con frecuencia decís: “El sol nace para todos”, y estáis manifestando una verdad mayor y más general de lo que pensáis.. 
LIBRO DE LOS ESPÍRITUS 
ALLAN KARDEC 


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 Nuestro hoy es consecuencia de                       nuestro ayer 

                                     
                               
     Las experiencias y vicisitudes que corresponden a cada ser humano están en concordancia con sus hechos en el pasado y con su necesidad evolutiva. 

     De aquí la diversidad de aspectos y condiciones de vida humana -las desigualdades humanas- que son diversos grados evolutivos y diversas necesidades de evolución. Y es precisamente en esas desigualdades humanas donde podemos apreciar la acción de vidas múltiples del Espíritu -reencarnación- y su relación con la ley de consecuencias o causa y efecto. 
      Veamos lo que nos dicen los textos o versiones actuales del llamado (Nuevo Testamento). Invito a aquellos de vosotros que tienen los Evangelios como palabras de verdad, a analizar con mente clara lo referido por los apóstoles: “Porque todos los profetas y la Ley han profetizado hasta Juan. Y si queréis oírle, él es Elías, el que había de venir. El que tiene oídos que oiga”. (S. Mateo, cap. XI, 13 al 15). Aquí puede apreciarse fácilmente que el Mesías afirmó la vuelta del profeta Elías en la persona de Juan Bautista. O sea que, confirmó lo anunciado por el profeta Malaquías (IV-5). 

      Y en esa otra parte del Evangelio de S. Mateo (XVII, 10 al 13) cuando Jesús bajaba por el monte Tabor, después de la transfiguración, le preguntan: “Pues, ¿cómo dicen los escribas que ha de venir primero Elías?”. Y él les respondió: “Elías, realmente ha de venir y entonces restablecerá todas las cosas; pero yo os declaro que Elías ya vino y no le reconocieron..”. Entonces entendieron los discípulos que les había hablado de Juan el Bautista. 

      Y en el Evangelio de S. Marcos (IX, 10 al 12) está más claro todavía. Reza así: “Y le preguntaron: Pues ¿cómo dicen los fariseos y los escribas que ha de venir primero Elías? Y él les respondió: Elías realmente ha de venir... Si bien os digo que Elías ha venido ya en la persona del Bautista y han hecho de él cuanto les placieron según estaba escrito”. 

      Y por último, os invito a analizar con detenimiento y meditar con este otro pasaje del Evangelio de S. Juan (cap. IX, vers. 1 al 3). “Pasando, vio Jesús a un hombre ciego. Y sus discípulos le preguntaron: Maestro, ¿qué pecados son la causa de que éste haya nacido ciego, los suyos o los de sus padres? Respondió Jesús: ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios”.   Con esta respuesta, el Mesías dejó bien claro que, ni éste (el ciego como persona) ni sus padres, habían cometido falta causante de tal condición. Entonces, si el hombre ciego no había cometido faltas ya que había nacido ciego. ¿Dónde está la causa? -pregunto yo. El Mesías dijo:... ”para que se manifiesten en él las obras de Dios”. ¿Qué obras? -preguntaréis. Las obras de Dios se manifiestan en toda Su creación, por medio de leyes sabias y justas. Y si ese hombre vino ya ciego a la vida humana, para sufrir; ¿no os parece que tiene que haber una causa previa al nacimiento? 
Y, ¿cuál habrá podido ser? Sencillamente, su pasado, el dolor infringido a otros en sus vidas anteriores. Y consecuentemente vino a esa vida para pagar el daño que a otros hubo causado. Aquí tenemos un aspecto de las obras de Dios: sus leyes. 
      La ley de consecuencias o de causa y efecto en acción de reajuste, recibiendo cada cual la cosecha de su siembra. 

Sebastian de Arauco.

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LAS ABSURDAS ACTUACIONES  DEL "DEMONIO"

    Vamos a ver, como ejemplo, la extraña actuación del "demonio" en el relato evangélico de la Resurrección por Jesús de la Hija de Jairo , hecho este, que los testigos presentes atribuyeron al poder del "demonio" : 

37. “Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla, y en cuanto desembarcó una gran multitud se reunió alrededor suyo. 
Entonces, un jefe de la sinagoga, llamado Jairo, vino a su encuentro y, al aproximarse a él, se postró a sus pies, y le suplicaba con insistencia, diciendo: ‘Tengo una hija que está en el momento extremo: ven a imponerle las manos para curarla y salvarle la vida’. ”Jesús fue con él, acompañado de una gran multitud que lo oprimía. 
    ”Mientras (Jairo) aún estaba hablando, llegaron unos de la casa del jefe de la sinagoga, y le dijeron: ‘Tu hija ha muerto; ¿por qué habrás de ocasionarle al Maestro la molestia de seguir adelante?’ Jesús, no obstante, en cuanto oyó eso, le dijo al jefe de la sinagoga: ‘No temas, solamente ten fe’. Y a ninguno le permitió que lo acompañase, salvo a Pedro, Santiago y Juan, hermano de Santiago. 
    ”Al llegar a la casa del jefe de la sinagoga, vio Él un alboroto de personas que lloraban y proferían grandes alaridos. Entrando, les dijo Él: ‘¿Por qué hacéis tanto alboroto, y por qué lloráis? Esta niña no ha muerto, sólo está dormida’. Y se burlaban de Él. Habiendo hecho 
que toda la gente saliera, llamó al padre y a la madre de la niña y a los que habían ido con Él, y entró en el lugar donde la niña estaba acostada. La tomó de la mano y dijo: Talitá cum, que significa  ‘Hija mía, levántate, te lo ordeno’. En ese mismo instante la niña se levantó y comenzó a andar, pues tenía doce años, y quedaron todos maravillados y sorprendidos.” (San Marcos, 5:21* 

No todos los teólogos profesan opiniones tan absolutas sobre la doctrina demoníaca. 
Aquí está una cuyo valor el clero no puede discutir, emitida por un eclesiástico, Monseñor 
Freyssinous, obispo de Hermópolis, en el siguiente pasaje de sus Conferencias sobre la religión, volumen II, p. 341 (Paris, 1825): 

“Si Jesús hubiese producido sus milagros a través del poder del demonio, este habría trabajado por la destrucción de su imperio y, por lo tanto, habría empleado contra sí mismo 

su poder. Por cierto, un demonio que procurase destruir el reinado del vicio para implantar el de la virtud, sería un demonio muy extraño. Por eso Jesús, para replicar a la absurda acusación de los judíos, les decía: ‘Si hago prodigios en nombre del demonio, el demonio está dividido consigo mismo, y por lo tanto trabaja para su propia destrucción’. Esta respuesta no admite réplica”. 
  
     Este es precisamente el argumento que los espíritas oponen a los que atribuyen al demonio los buenos consejos que los Espíritus les dan. El demonio obraría entonces como un ladrón profesional que restituyera todo lo que hubiera robado y exhortase a otros ladrones a que se conviertan en personas honestas. (N. de Allan Kardec.) 

EL GENESIS. 
ALLAN KARDEC 

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FRUTOS DEL ESPIRITISMO

 El Espiritismo ha ejercido en los tiempos actuales, una influencia enorme en el estado del espíritu de nuestros contemporáneos.  No solo ha abierto a la ciencia todo un dominio desconocido, la ha obligado a hacer constar la realidad de los hechos: sugestión, exteriorización, telepatía que, durante largo tiempo había negado o rechazado; además ha dirigido los pensamientos hacia el más allá; ha despertado en las conciencias  nebulosas y adormecidas de nuestro tiempo, el sentimiento de la inmortalidad; ha hecho más viva, más real, más tangible, la creencia de la supervivencia de los desaparecidos. Allí donde no había más que esperanzas y creencias, ha traído certidumbre. 
 Bajo la cáscara del fenómeno se ocultaba una revelación. De la comunión de las almas ha nacido una doctrina. Y por ella, el problema del destino, problema  eterno de la Humanidad, ha revestido nuevo aspecto.
 El destino, feliz o desgraciado, es la consecuencia de nuestros actos. El alma  misma crea su porvenir. Por su propio esfuerzo se desprende de las bajas materialidades, progresa y se eleva hacia la luz divina, uniéndose más estrechamente con las sociedades luminosas del espacio, y tomando parte, por una creciente colaboración, en la obra Universal.
 El Espiritismo satisface, al mismo tiempo, la razón y el sentimiento. Estas dos potencias han estado en lucha, y en perpetuo conflicto, lo que ha ocasionado sufrimiento y desorden  a las sociedades humanas. La religión apelando al sentimiento y apartando la razón, caía a menudo en el fanatismo y en el extravió. La ciencia procediendo en sentido contrario, permanecía seca y  fría, impotente para regir las costumbres.
  El Espiritismo es una doctrina que ha venido a restablecer el equilibrio y la armonía entre estas dos fuerzas, a unirlas y a imprimirles un impulso común hacia el bien. El Espiritismo es la religión científica del porvenir. El hombre, libre de los dogmas que violentan y de las inhabilidades que oprimen, recobra su independencia y el uso de sus facultades. Examina, juzga libremente y solo acepta lo que le parece bueno.
 El Espiritismo ensancha la acción de la fraternidad. Establece  por medio de los hechos, que esta no es solo un puro concepto, sino que es la ley fundamental de la naturaleza, ley cuya acción se ejerce en todos los planos de la evolución humana, lo mismo bajo el punto de vista físico o espiritual, en lo visible que en lo invisible.
  Por su origen, por los fines  que le están asignados, todas las almas son hermanas. Con el Espiritismo, corazón y entendimiento, todo tiene su parte. El círculo de las afecciones  se extiende. Los humanos  y los invisibles, en la realidad, caminan con frecuencia juntos, a través de las alegrías  y de las lágrimas, de las felicidades y de los infortunios. El amor de los seres amados nos envuelve, nos consuela, nos reanima. Los terrores de la muerte han desaparecido en el hombre.
El Espiritismo, practicado con prudencia  y conocimiento además de ser un manantial de enseñanza, es también un medio de impulso moral. Las advertencias, los consejos de los espíritus, sus descripciones de la vida del más allá, influyen en los pensamientos y en los actos del hombre. Van modificando su carácter y su modo de vivir.
 Las confesiones de los Espíritus, narrando sus angustias por haber empleado mal su vida terrenal; la del egoísta, que no encuentra en torno de si más que indiferencia y vacío; la del envidioso, que está sumido en una especie de oscuridad producida por la acumulación de sus malos pensamientos, impresionan al hombre.
  Los pensamientos y los actos crean alrededor del alma culpable; una atmósfera fluídica que se condensa, se va reduciendo poco a poco y la encierra como en una cárcel.
  Las descripciones de las recompensas y de las penas, ejercen una influencia en el estado del espíritu y de los experimentadores, induciéndolos a considerar la vida y sus responsabilidades bajo un aspecto más serio y a someter más estrictamente sus actos a la regla austera del deber.
  La mayor parte de los hombres no tienen conciencia de sus defectos. Se ignoran a si mismos y acumulan faltas sobre faltas, sin darse siquiera cuenta. Bajo este punto de vista, las indicaciones de los guías son muy útiles para conducirse el hombre, para dominarse y frenar los fogosos arranques de su naturaleza.
  Por la práctica del espiritismo y las  instrucciones de los Espíritus elevados el hombre puede adquirir la ciencia preciosa de la vida, el dominio de las emociones y de las sensaciones, la facultad de gobernarse y de imponerse a los sordos impulsos del propio ser.
 El nuevo Espiritualismo ha logrado ya la unión de adeptos de todos los rangos y de todos los países; algún día unirá a todas las religiones y a todas las sociedades humanas.
 Poco a poco, el círculo de la vida colectiva se ha ensanchado. Se han constituido agrupamientos y han surgido conflictos. Las guerras se han sucedido. A través de luchas perpetuas, luchas de razas, de religiones, de ideas, es como  se prosigue la marcha dolorosa y se despierta la conciencia de la humanidad.
   A despecho de las pasiones y de los odios, las barreras se rebajan entre los pueblos; las relaciones se multiplican haciéndose más fáciles; se cambian ideas, las civilizaciones se compenetran  y se fecundan. La noción de la humanidad se edifica, se habla, se sueña en la paz, en la lengua, en las religiones universales.
 El nuevo espiritualismo, apoyado en la ciencia, nos trae esta concepción, esta revelación en la cual se fusionan y reviven, bajo formas más sencillas y más elevadas, las grandes concepciones del pasado, las enseñanzas de los Mesías enviados por el Cielo a la Tierra. Y él será un nuevo elemento de vida  y de regeneración para todas las religiones del globo.
  El Espiritismo facilitará la unidad religiosa y moral. La solidaridad que une a los vivos  de la tierra con los del cielo, se extenderá poco a poco por toda la tierra y todos comulgarán en una misma creencia, en un mismo ideal realizado.
El hombre aprenderá a desprenderse de las cosas materiales y a remontar más alto sus aspiraciones.
 Todos subirán, a través de la pruebas y de las lagrimas, desde las regiones oscuras hasta la luz divina. La senda de la misericordia y del perdón está siempre abierta para los culpables.
  La revelación de los espíritus disipa las tinieblas del odio, las incertidumbres y los errores que rodean al hombre ¡Ella hace brillar sobre el mundo el gran sol de la bondad, de la concordia, de la verdad.
Trabajo realizado por Merchita
Trabajo extraído del libro “En lo Invisible” León Denis
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"Hablar es una necesidad; escuchar es tener talento"

  - Goethe-

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                   Qué es ser espirita

Es el espiritismo una doctrina clara y sencilla. Su propósito principal es ayudar al hombre a ser mejor ser humano, y practicar la doctrina es cultivar el amor entre todos los hermanos como nos enseñó Jesús.

El deber de un espirita es conocerse bien a sí mismo, con sus virtudes y sus defectos para poder así, trabajar en su mejoramiento, trabajar de forma consciente para mejorar sus imperfecciones.

Para lograrlo solo es necesario dedicar todos los días un rato a la meditación y al auto-análisis. A través del espiritismo, si lo practicamos sinceramente, seremos mejores hijos, hermanos, padres, esposos, amigos, seremos mejores seres humanos.

El espiritismo nos enseña que somos espíritus inmortales, que no debemos temer a la muerte, pues el espíritu sobrevive a este momento, que no es más que un tránsito hacia la vida espiritual. Que la vida espiritual es la verdadera vida del espíritu, y que en ella continuamos aprendiendo y acumulando experiencias que nos hacen mejores.

Que luego reencarnamos y ponemos en práctica lo aprendido, y en este ciclo vamos convirtiéndonos en espíritus cada vez mejores y acercándonos paso a paso a la luz Divina, al Ser creador de todo el universo, a esa energía que llamamos Dios.

Y la doctrina nos enseña que este ciclo es un camino hacia el progreso, pues Dios ha creado el universo regido por leyes naturales y el progreso es una de ellas.

Y la doctrina nos enseña también una verdad sencilla e infalible, cuya comprensión nos va a ayudar a comprender nuestras circunstancias y cómo podemos cambiarlas; esta verdad es la ley de afinidad, atraemos a nuestras vidas circunstancias, personas y espíritus afines a nuestros pensamientos.

Es decir, que la calidad de nuestro pensamiento determina la calidad de la energía que vibra a nuestro alrededor y con ello de aquello que atraemos. De ahí la importancia de nuestra elevación moral.

Somos los artífices de nuestra vida, tenemos libre albedrío para practicar el bien o apartarnos de él; para esforzarnos cada día en ser mejores y comprender que con amor, paciencia, tolerancia, bondad, construimos un futuro mejor para nosotros mismos y para aquellos que nos rodean.

Y la Doctrina Espirita es mucho más, es la justicia de la ley de causa y efecto, que nos enseña que cada acción nuestra tiene un resultado, una consecuencia acorde con la misma, y esta consecuencia vendrá a nosotros indefectiblemente, ya sea en esta vida o en una vida futura. Y esta ley explica las desigualdades que tanto nos acongojan y es también una luz que nos inspira a cultivar el bien.

Hay mucho más para descubrir en la doctrina espírita, pero estas sencillas razones que hemos expuesto, bastan por si solas para decir:

"Yo quiero ser Espirita"


- Solcuba -


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