martes, 3 de julio de 2018

La Gran Transición


Hoy presento:

- Frase de La Génesis
-Asimilación de corrientes mentales
-La gran transición
-Juan Damasceno: Historia de un ser extraordinario




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"Dios es soberanamente justo y bueno. La sabiduría providencial de las leyes divinas se revela tanto en las más pequeñas como en las más grandes cosas, y esa sabiduría no da lugar a que se dude de su justicia ni de su bondad." 
La Génesis - Capítulo II 
Allan Kardec 



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ASIMILACIÓN DE CORRIENTES MENTALES

 En cualquier estudio mediúmnico no debemos olvidar que la individualidad espiritual, en el cuerpo físico, mora en la ciudadela  atómica carnal  que está formada por recursos tomados provisionalmente del ambiente del mundo. Sangre, encéfalo, huesos, nervios, piel y músculos son elementos materiales que se aglutinan entre si para la manifestación transitoria  del alma en la Tierra, constituye  una vestimenta temporal, según las condiciones y pruebas que tiene que pasar.
 Cada recipiente recibe conforme a su capacidad. Los mundos actúan los unos sobre los otros por las irradiaciones que despiden, y las almas se influyen mutuamente  por intermedio de los agentes mentales que producen. El campo de la mente  ofrece un amplio panorama para el estudio de sus combinaciones… pensamientos de crueldad, rebeldía, tristeza, amor, comprensión, esperanza o alegría, tiene una naturaleza diferente  con características y pesos propios, haciendo más densa al alma o utilizándola, además  de poderse definir  sus cualidades magnéticas… La onda mental poseerá determinados coeficientes de fuerza,  tanto en la concentración silenciosa como en el verbo exteriorizado o en la palabra escrita…
 Comprendemos con esto, que somos victimas o beneficiarios  naturales  de nuestras propias creaciones, según las corrientes mentales qué proyectamos, nos esclavizamos  a compromisos contraídos  por el equivoco de nuestras experiencias  o liberamos con el bien  hacia el progreso, según nuestras determinaciones  y obras en armonía  o desacuerdo con las leyes eternas…
 Casi todos los hechos mediúmnicos son ejercidos  por el fenómeno  de la perfecta asimilación de corrientes mentales. El organismo  es como un aparato receptor donde se condensan  los pensamientos  y la voluntad con profusiones de rayos que alcanzan el campo interior del médium, primeramente por los poros, que son como miríadas  de antenas sobre las cuales  esa emisión adquiere el aspecto de impresiones débiles e indecisas. Esas impresiones  se afirman en los centros del cuerpo espiritual, los que funcionan  a modo de condensadores  y alcanzan de inmediato los enlaces del sistema nervioso desempeñando el papel de preciosas bobinas de inducción, acumulándose allí en un instante y reconstituyéndose automáticamente en el cerebro, en donde poseemos centenares de centros motores semejantes a un milagroso teclado de electroimanes ligados los unos a los otros. En esos núcleos dinámicos se procesan las acciones y las reacciones mentales que determinan  vibraciones creativas a través del pensamiento o de la palabra, considerándose el encéfalo  como una poderosa  estación emisora y receptora  y a la boca como un valioso auto parlante.  Tales estímulos  se expresan también a través del mecanismo  de las manos y de los pies, o por las sensaciones de lo sentidos y de los órganos que trabajan al igual que elevadores  y conductores, transformadores y clasificadores bajo el comando directo de la mente.
 El pensamiento que nos pertenece con exclusividad, fluye incesantemente de nuestro campo cerebral, al igual que las ondas magnéticas acalóricas que nos son peculiares y lo utilizamos normalmente  accionando los recursos de que disponemos.
 En los asuntos de este orden es imprescindible tener mucho cuidado para juzgar, porque si se basa el criterio sobre la medida de expresión terrena, se posee una  vida mental parasitaria y restringida, ya que ocultamos  la onda de pensamiento  que nos es propia para reflejar  y actuar con los preconceptos  consagrados   o con la pragmática de las costumbres preestablecidas, que son cristalizaciones mentales  producidas en el tiempo. Basta que se ejerza la meditación, al estudio edificante y a la vocación de discernir,  para comprender con nitidez cual es la calidad de nuestros pensamientos y poder identificar  claramente a las corrientes espirituales que asimilamos.
 La mediumnidad es un don inherente a todos los seres, al igual que la facultad de respirar, cada criatura asimila las fuerzas superiores o inferiores con las cuales se haya en sintonía. Por eso mismo el Divino Maestro nos recomendó la oración y la vigilancia  para no caer en las sugestiones del mal,  porque la tentación es la corriente  de fuerzas vivas que irradiamos nosotros y que, llegando hasta los elementos afines, tejen entre si, alrededor  de nuestra alma, una espesa red de fuerzas impulsivas que se tornan a veces irresistibles.
 Estudiemos trabajando. El tiempo utilizado en el bien de nuestro prójimo es una bendición que atesoramos para siempre en nuestro propio provecho.
 Extraído de el libro: “En los Dominios de la Mediumnidad” de Chico Xavier. Realizado por Merchita

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                  LA GRAN TRANSICIÓN
Juana de Ángelis
En este largo período, se opera en la Tierra, la gran transición anunciada por las Escrituras y confirmada por el Espiritismo.
El sufrido planeta experimenta convulsiones especiales, tanto en su estructura física y atmosférica, ajustando sus diversas capas teutónicas, cuanto en su constitución moral.
Ocurre esto porque los espíritus que la habitan, caminando aún en esferas de inferioridad, están siendo sustituidos por otros más elevados que la impulsarán por las sendas del progreso moral, dando lugar a una nueva era de paz y de felicidad.
Los espíritus afines a la perversidad, en los desmanes, en la sensualidad y vileza, están siendo relegados lentamente a mundos inferiores donde enfrentarán las consecuencias de sus actos innobles, renovándose así y predisponiéndose al retorno planetario, cuando logren recuperarse y estén decididos al cumplimiento de las leyes de amor.
Por otro lado, aquellos que permanecieron en las regiones inferiores están siendo traídos a la reencarnación, para que disfruten de la oportunidad de trabajo y de aprendizaje, modificando los hábitos infelices a los que se han sometido, pudiendo avanzar bajo la dirección de Dios.
En caso de que se opongan a las exigencias de la evolución, también sufrirán un tipo de correctivo temporal en regiones primarias, entre razas atrasadas, teniendo la ocasión de ser útiles y de sufrir los efectos dañinos de su rebeldía.
De igual forma, espíritus nobles que consiguieron superar los impedimentos que los retenían en la retaguardia, estarán llegando, a fin de promover el bien y expandir los horizontes de la felicidad humana, trabajando infatigablemente en la reconstrucción de la sociedad entonces fiel a los designios divinos.
De la misma forma, misioneros del amor y de la caridad, procedentes de otras Esferas, estarán revistiéndose de la indumentaria carnal, para tomar esa fase de lucha iluminativa más amena, proporcionando condiciones dignificantes que estimulen al avance y a la felicidad.
No solo serán cataclismos físicos los que sacudirán el planeta, como resultado de la Ley de Destrucción, generadora de esos fenómenos, como ocurre con el otoño que derrumba el follaje de los árboles, a fin de que puedan enfrentar la rigurosa estación invernal, renaciendo exuberantes con la llegada de la primavera, mas también los de naturaleza moral, social y humana que señalarán los días tormentosos, que ya se viven.
Los combates se presentan individuales y colectivos, amenazando de destrucción de la vida con hecatombes inimaginables.
La locura, procedente del materialismo de los individuos, los lanza en los abismos de la violencia y de la insensatez, ampliando el campo de la desesperación que se alarga en todas las direcciones.
Los hogares se destruyen, las relaciones afectivas se desorganizan, las instituciones pierden su estructura, los lugares de trabajo se convierten en áreas de competición desleal, las calles del mundo se transforman en campos de luchas perversas, llevándose de golpe los sentimientos de solidaridad y de respeto, de amor y de caridad.
La turbulencia vence a la paz, el conflicto domina el amor, la lucha desigual sustituye la fraternidad.
.Pero esos hechos son apenas el comienzo de la gran transición.
*La fatalidad de la existencia humana es la conquista del amor que proporciona la plenitud.
En todas partes, existe un destino inevitable, que expresa el orden universal y la presencia de una Conciencia Cósmica actuante.
La rebeldía que predomina en el comportamiento humano, eligió la violencia como instrumento para conseguir el placer que no le llega de manera espontánea, generando lamentables consecuencias, e incrementando continuos desaires.
Es inevitable la cosecha de la simiente por aquel que la sembró, tornándose rico de benditos granos o de aguijones venenosos.
Como las leyes de la Vida no pueden ser derogadas, toda objeción que se les hace se convierte en aflicción, impidiendo la conquista del bienestar.
De la misma forma, como el progreso es inevitable, lo que no sea conquistado a través del deber, lo será por los impositivos estructurales de los que él mismo se constituye.
Por tanto, la mejor manera de participar conscientemente en la gran transición, es a través de la conciencia de responsabilidad personal, realizando los cambios íntimos que se consideren apropiados para alcanzar la armonía.
Ninguna conquista exterior será lograda si no procede de los paisajes Íntimos, en los cuales están instalados los hábitos. Esos, de naturaleza perniciosa, deben ser sustituidos por aquellos que son saludables, por tanto, propiciatorios de bienestar y de armonía emocional.
En la mente está la clave para que sea operado el gran cambio. Cuando se tiene dominio sobre ella, los pensamientos pueden ser canalizados en sentido edificante, dando lugar a palabras correctas y a actos dignos.
El individuo que se renueva moralmente, contribuye de forma segura para que se produzcan las alteraciones que se vienen operando en el planeta.
No es necesario que el torbellino de los sufrimientos generales lo alteren, a fin de que pueda contribuir eficazmente con los espíritus que operan a favor de la gran transición.
Disponiendo de las herramientas morales del ennoblecimiento, se convierte en un cooperador eficiente, al trabajar junto a su prójimo por la mudanza de convicciones en torno a los objetivos existenciales, al tiempo que se transforma en un ejemplo de alegría y de felicidad para todos. El bien fascina a todos aquellos que lo observan y atrae a todos cuantos se encuentran distantes de su acción, ocurriendo lo mismo con la alegría y la salud.
Son ellos los que proporcionan el mayor contagio del que se tenga noticia y no las manifestaciones aberrantes y sensibleras que parecen arrastrar a las multitudes. Como escasean los ejemplos de júbilo, se multiplican los de desesperación, sobrepasados enseguida por los programas de sensibilización emocional para la plenitud.
La gran transición prosigue, y porque se hace necesaria, la única alternativa es examinar su aparición y cooperar para que las sombras que se adensan en el mundo sean disminuidas por el Sol de la inmortalidad. Ningún recelo debe ser cultivado, porque, aunque ocurra la muerte, ese fenómeno natural es vehículo de la vida que se manifestará en otra dimensión.
*La vida siempre responde conforme a las cuestiones morales que le son dirigidas.
Las esperadas evoluciones que se vienen operando traen una contribución que no ha sido bien valorada aún, que es la erradicación del sufrimiento de los paisajes espirituales de la Tierra.
Mientras predomine el mal en el mundo, el ser humano se transforma en su víctima preferida, en vista al egoísmo en el que se disloca, apenas por elección especial.
Por otro lado, el dolor momentáneo que lo hiere, lo invita a saciar la necesidad imperiosa de seguir la corriente del amor, rumbo al océano de la paz.
Cuando haya pasado el período de aflicción, llegará el de la armonía. Mientras tanto, que todos los esfuerzos sean de bondad y de ternura, de abnegación y de natural confianza en Dios.
(Mensaje psicografiado por el médium Divaldo Pereira Franco, el día 30 de julio de 2006, en Rio de Janeiro, Brasil)
ANUARIO ESPÍRITA 2007

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JUAN DAMASCENO: HISTORIA DE UN SER EXTRAORDINARIO

                         Juan Damasceno Bisbal
En esta ocasión vamos a hablar de un ser excepcional, casi olvidado, excepto para aquellos de su región natal que han oído comentarios sobre él. Un hombre extraordinario (*). Su nombre: JUAN DAMASCENO BISBAL CLIMENT (1883-1939).
Nació en la población de Catadau, provincia de Valencia, un 24 de marzo de 1883, en una humilde familia de agricultores. No sabemos nada de su infancia, sólo que se dedicó a las tareas del campo para ayudar a sus padres, con lo cual no pudo ir a la escuela, nunca aprendió a leer ni escribir, aunque esta circunstancia no le impidió desarrollar su misión con total solvencia. Ya adulto se casó y tuvo tres hijos.
Hombre de gran magnetismo, pues decían las gentes de su pueblo que todo aquello que plantaba crecía, aunque fuese una rama seca. Irradiaba paz, serenidad y mucho amor. Cuentan la anécdota de que cuando algún caballo se desbocaba, algo propio de la época y en aquel ambiente rural, simplemente con ponerse delante los calmaba.
Además de eso, Juan Damasceno poseía extraordinarias facultades, como es la facultad de curación, pues realizaba todo tipo de sanaciones algunas consideradas por las gentes como milagrosas, otras indicándole al paciente el tratamiento concreto a cada caso, que cuando lo seguían escrupulosamente, siempre daba un resultado plenamente satisfactorio. Esta práctica de la curación le supuso varias detenciones y el ser encarcelado por las autoridades de la época. También fue notable su clarividencia, pues le permitía conocer, con los ojos del espíritu,  la vida, circunstancias, y muchos detalles personales de aquellos que se le ponían delante y a los que pretendía ayudar.

Recorte del periódico ABC; 29 de abril de 1927. Sección: Crímenes y Sucesos; página 33.
Otra característica destacable fueron sus dotes proféticas, capaz de vislumbrar acontecimientos próximos así como futuros para la humanidad, como más tarde veremos en alguno de sus testimonios. Sin embargo, lo que más sobresalía era su modestia y sencillez. Humilde donde los haya, no aceptaba bajo ningún concepto cualquier retribución o regalo a cambio de sus admirables curaciones. Cualidades y hechos que le granjearon el respeto, la admiración y el reconocimiento de muchísimas personas que se beneficiaron de sus consejos y ayuda espiritual.
Uno de los hechos más significativos y que más le marcó fue, cuando el mundo espiritual le indicó la necesidad de marchar a Francia para completar su desarrollo mediúmnico y su preparación. Por circunstancias que no sabemos, sobre el año 1925 tomó la decisión de marchar, primero a Valencia y posteriormente a Francia sin avisar a su esposa e hijos. Allí se reunió con su hermano para trabajar; al mismo tiempo, aprovechó para frecuentar un Centro Espírita en donde participaba en los trabajos mediumnicos, seguramente para completar su formación ya que nunca ofreció detalles de aquella experiencia.
Un tiempo después volvió a Catadau para reunirse con la familia, su esposa fue reticente a perdonarle porque  creía que la había abandonado. Fue un momento muy duro, especialmente para Juan Damasceno porque adoraba a su esposa e hijos, pero como comentábamos anteriormente, debieron de ser unas circunstancias y una decisión muy difícil, tremendamente meditada para tener que hacerlo de esa manera. Este hecho demuestra, hasta qué punto un espíritu de tal categoría debe de anteponer la renuncia y el sacrificio en aras de una misión espiritual. Afortunadamente su familia le perdonó y se mudaron en el año 1928 a vivir a Valencia, donde transcurrió prácticamente el resto de su vida.
Creó una empresa de abonos y fertilizantes de mucho éxito, su popularidad recorrió todos los rincones de la comarca. Sin embargo, en lugar de centrarse en aumentar sus beneficios, primó, por encima de todo, la vocación de servicio a sus semejantes, y una buena parte de lo recaudado con las ventas, lo invirtió en el perfeccionamiento de su trabajo para el bien común. El abono estaba compuesto por elementos cuya proporción y diseño estaban pensados para el beneficio exclusivo del agricultor, lo cual redundaba en la mejora ostensible de las cosechas y le supuso el reconocimiento profesional del colectivo agrario, aumentando su fama y popularidad.
Tuvo desapego a los bienes materiales, no obstante su generosidad, como fue demostrando a lo largo de su vida, pues solía decir: “Cuantas personas hay que cuando pasa un buen coche se quedan mirándolo con envidia. Pues bien, yo envidio a todos aquellos que están durmiendo debajo de un puente, pues los bienes de la Tierra no tienen importancia si no se saben aprovechar. En cambio, los sufrimientos nos abrirán  las puertas del Cielo”
Otra faceta extraordinaria fue el don natural de “marcar” nacimientos de agua, algunos de ellos desde su propia casa, a tenor de los numerosos testimonios recogidos.
Por otro lado y en base a su superioridad moral y espiritual, era capaz de persuadir a personas desesperadas o desviadas de su rumbo en la vida. Con mucha dulzura y amor pero con firmeza les explicaba su situación, a veces con detalles personales que les dejaban perplejos  sobre la mejor manera de realizar sus proyectos de vida. Este hecho le supuso el que tuviera muchísimos simpatizantes y seguidores, algunos considerados como verdaderos discípulos.
También cabe destacar, cómo comentábamos anteriormente, las curaciones que realizaba Juan Damasceno, algunas vinculadas a casos más o menos graves de obsesión. La mayoría de venganzas por malas acciones, algunas provocadas en esta misma vida. Pondremos un ejemplo significativo: Cierto día le llevaron un señor en un carro pues sufría parálisis en las dos piernas. Nuestro protagonista se lo llevó a su despacho y le dijo que tenía que confesar algo grave, pues percibió que había envenenado a su esposa y ella, en venganza lo quería matar. El hombre lo negó y Juan le dijo que si no confesaba y se arrepentía de su nefasta acción no podía hacer nada; lo siguió negando, con lo cual,  lo subieron otra vez al carro y se lo llevaron. A los pocos días volvió y confesó su falta grave pero ya con otra actitud. Pues bien, esta fue la importante “medicina” que le permitió restablecerse y salir de su casa por su propio pie. Lo que significa que, primero hacía falta el arrepentimiento del marido para que Juan Damasceno pudiera realizar un trabajo de persuasión y adoctrinamiento para convencer a la malograda esposa de que lo perdonara desde la otra vida.
Volviendo a sus dotes proféticas vamos a destacar algunas de ellas. Por ejemplo, vaticinó la guerra civil española que comenzó en el verano de 1936, y dentro de la misma explicó con bastantes detalles dramáticos lo que fue posteriormente la famosa batalla del Ebro, donde hubo numerosísimas víctimas.
Profetizó lo que posteriormente fueron las graves inundaciones que hubo en Valencia en el año 1957, en donde murieron 81 personas y cuantiosos daños materiales. Hay que recordar que Juan D. murió a principios de 1939.
Sobre el cambio de ciclo, sus visiones sobre la humanidad no eran nada halagüeñas; solía decir: “La humanidad no se redimirá por las guerras, pues las guerras no traen más que guerras. La humanidad se redimirá por medio del terror, pues llegará un día en el que habrán fenómenos de la naturaleza tan raros y horrorosos que el hombre se dará cuenta de lo impotente que es, y en ese momento, pondrá las rodillas en tierra y suplicará a Dios perdón y misericordia.”
No obstante, sobre la vida en la nueva humanidad decía: “Llegará día que trabajaran todos y tendrán casa para vivir, y con dos horas que trabajen tendrán suficiente para pasar y estarán todos contentos.”
Otra muy curiosa fue: “Harán una maquinita que las llevarán en las manos y ellas solas hablarán.” ¿A los amables lectores les suena esto de algo? Seguramente se refería a los móviles actuales.
A veces se lamentaba: “Cuantas veces se llena el salón de mi casa y yo no quisiera, pues ya les he enseñado el camino. Algunos lo siguen pero otros no, y tienen más responsabilidad, ya que se les ha enseñado pero lo quieren ignorar.” Es el problema que ha existido en todas las épocas, personas de fe, pero una fe cómoda, a veces fanática, sin razonar ni comprometerse a un cambio real en sus vidas. Dándole vueltas siempre a las mismas enseñanzas, repitiendo las mismas lecciones una y otra vez sin unas consecuencias prácticas. Nuestro amigo Juan Damasceno también padeció este problema.
Al final de su vida, cuando ya estaba enfermo, declaró: “Yo Vine a señalar un camino, y ese camino ya está marcado, por lo tanto, mi misión ha terminado.”
Este es, en definitiva, un breve resumen de la vida de Juan Damasceno Bisbal, que aunque llegaron a salir algunas noticias suyas de distinta naturaleza en la prensa de la época, ha quedado en un olvido inmerecido; como tantos otros trabajadores espirituales, verdaderos seres abnegados, con un camino trazado por Dios para auxiliar a los hombres que  les acompañaron; espíritus atrasados y muy necesitados, como somos la mayoría. Efectivamente, este hombre fue especial, de una elevación extraordinaria. Renunció a su gloria espiritual merecida para mezclarse con el atraso, la ignorancia y a veces con la mala voluntad, simplemente por amor, en una época muy difícil y en un país convulso, lleno de agitaciones sociales que desembocaron en una guerra civil  cruenta. Sin embargo, ahí queda su legado. Murió el 30 de enero de 1939. Muy pronto se va a cumplir el 75º aniversario de su desencarnación. Desde aquí nuestro más sincero reconocimiento y homenaje.
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(*) Cabe añadir como anexo a esta reseña biográfica de Juan D. Bisbal, lo siguiente. En la sección sobre la mediumnidad, en el magnífico artículo dedicado a las Misiones Especiales, se hablaba de un tipo de trabajo exclusivo de espíritus de una categoría espiritual muy elevada. A este tipo de espíritus se les denominan “Peregrinos del Sacrificio”. Y explicaba: “Se ofrecen voluntariamente venir a un planeta para hacer una misión de tales características que sólo espíritus de su talla, de su elevación moral, pueden cumplir con total garantía de éxito, con la gran ventaja de que logran no sólo realizar su misión, sino ayudar a que muchos otros que vienen amparados en él y unidos en una misma misión conjunta, puedan también cumplirla gracias a la guía, la orientación y los conocimientos que de éste reciben.”
Y añade: “…para poder cumplir una misión de tal envergadura, que tiene un alcance de carácter mundial, estos espíritus traen junto a su fuerza personal, facultades espirituales innatas excepcionales, que le ponen en una comunicación fiel y limpia con el plano espiritual positivo, que le llevan a conocer de tal modo toda la parte negativa que hay en el planeta que es prácticamente imposible que se pueda ver engañado o enmarañado…”; “Son espíritus que han adquirido ya tal grado de espiritualidad, de perfección en muchas virtudes que sólo desean llevar a feliz término la misión que el Padre les ha encomendado….”; “Por estas razones el Padre confía plenamente en ellos, porque sabe hasta qué punto son capaces de renunciar a sí mismos y sacrificarse por los demás….”. Este es el caso, desde mi punto de vista, de JUAN DAMASCENO BISBAL CLIMENT.
José Manuel Meseguer Clemente
 © 2013 Amor, paz y caridad

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