Para hoy :
- Acerca de las evocaciones
-Fe Razonada
-Concordia
-El clero, ante la pérdida de seres queridos
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Acerca de las evocaciones
¿Es útil tomar la precaución de formar una cadena, tomándose todos de las manos durante algunos minutos al comienzo de la reunión?
“La cadena es un recurso material que no establece la unión entre vosotros, si esa unión no existe en los pensamientos. Más útil que eso es la unión de todos en un pensamiento en común, apelando cada uno a los Espíritus buenos. No os imagináis cuánto se puede obtener en una reunión seria, de la que se haya eliminado todo sentimiento de orgullo y de personalismo, y en la que reine un sentimiento absoluto de mutua cordialidad.”
EL LIBRO DE LOS MEDIUMS
ALLAN KARDEC
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Fe Razonada
La fe es una convicción firme e inamovible de que algo es verdadero, aunque no se tenga ninguna prueba ni confirmación. Es la absoluta confianza en una idea, aunque las evidencias apunten en sentido contrario. Para un individuo lleno de una fe ciega, no es necesaria la comprensión del objeto de su fe, sino tan solamente la aceptación sin indagaciones ni dudas.
La fe es esencial para el hombre; ella nos ofrece consuelo, coraje y resignación en los momentos difíciles de la vida, pero si esta fe es puramente emocional y no resiste cualquier cuestionamiento racional, ¿ Cómo podremos vivir en paz y seguridad?
La fe sincera y verdadera es siempre calmada, da la paciencia que sabe esperar, porque, apoyándose en la inteligencia y en la comprensión de las cosas, tiene la certeza de alcanzar el objeetivo. La fe vacilante siente su propia flaqueza; cuando es estimulada por los intereses, se torna enfurecida y se cree que aliándose con la violencia, obtendrá la fuerza que no tiene, La calma en la lucha es siempre una señal de fuerza y de confianza; la violencia, por el contrario, es una prueba de debilidad y duda de sí mismo.
Por otro lado, la razón generalmente se basa en la observación, en la duda, en el debate, en la comprensión de una idea. Una de las principales características de la Doctrina Espírita es su base esencialmente filosófica y racional.
Históricamente, las religiones siempre lucharon para imponer a sus seguidores una fe ingénua e ignorante, basada en dogmas que casi siempre se basaban en los descubrimientos de la ciencia. A ejemplo del gran físico, matemático y astrónomo, Galileo Galilei, qque fue obligado a renegar de sus conocimientos científicos delante de los tribunales para evitar la pena capital.
A lo largo de los siglos, esta misma fe ciega ha alimentado el fanatismo y la intolerancia religiosa, llevando a los hombres a cometer crímenes brutales, quitando la vida a sus hermanos en nombre de Dios.
El poder ejercido por la religión a lo largo de muchos siglos fue una traba para el desarrollo de la ciencia y de los avances tecnológicos. Si la evolución científica no se hubiese apoyado en descubrimientos basados en análisis racionales, posiblemente todavía viviríamos en las tinieblas de la ignorancia.
El Espiritismo no cree en el conflicto entre la fe y la ciencia, por el contrario, se alía a esta, proclamando una fe razonada, basada en el estudio y en la comprensión de las ideas, de acuerdo con los descubrimientos científicos de su época.
La Ciencia y la Religión son las dos palancas de la inteligencia humana. Una revela las leyes del mundo material y la otra, las leyes del mundo moral. Ambas leyes, teniendo, sin embargo, el mismo principio, que es Dios, no pueden contradecirse, porque si una contradijese a la otra, una tendría necesariamente la razón mientras que otra no la tendría, porque Dios no destruiría su propia obra. La falta de armonía y coherencia que se creyó que existía entre esos dos órdenes de ideas, se basa en un error de observación y en los principios exclusivistas de una y de otra parte. De ahí resultó una lucha y una colisión de ideas que dieron origen a la incredulidad y a la intolerancia.
Allan Kardec. El Evangelio Según el Espiritismo– Capítulos 1 y 19
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CONCORDIA
Según diccionario Concordia significa:. – Conformidad, unión. Ajuste o convenio entre personas que contienden o litigan. De común acuerdo y consentimiento. conciliar2. Componer y ajustar los ánimos de quienes estaban opuestos entre sí. || 2. Conformar dos o más proposiciones o doctrinas al parecer contrarias. || 3. Granjear o ganar los ánimos y la benevolencia, o, alguna vez, el odio y aborrecimiento.
Afrontamos en esta ocasión desarrollar uno de los valores del que posiblemente estemos más necesitados en la actualidad presente, debido a los innumerables desacuerdos y enfrentamientos que dividen a la sociedad en general. Desacuerdos a todos los niveles, que generan conflictos, desavenencias, rebeldía, malestar en general. Y una sociedad que está dividida y rota, por la falta de concordia, no puede conciliar una vida en paz y orden.
Pero no pretendemos enfocar este valor a nivel general, sino hacer un estudio del mismo que nos sirva a cada uno de nosotros, individualmente. Si a pequeños niveles no somos capaces de resolver nuestros problemas y hacer las paces, como suele decirse, con un amigo, un vecino, un compañero de trabajo, etc.; no podemos pretender que a escala mucho mayor se pueda lograr una convivencia tranquila, en orden y pacífica.
Fundamentalmente, para llegar a crear un espíritu de concordia, es preciso que tengamos voluntad y deseos de lograrlo. Muchas veces carecemos de esta voluntad, preferimos vivir con odios o querellas enquistadas, no saber nada del otro, ignorarlo, o lo que es peor, vivir indefinidamente enfrentados a él. Lo normal en estos casos es pensar que llevamos toda la razón, que de una u otra forma se nos ha ofendido, se nos a faltado el respeto, se ha abusado de nosotros, etc. etc. Lo que sea, da igual, el caso es que sólo vemos la paja en el ojo ajeno, y no entrevemos la viga en el nuestro.
Esto supone lógicamente un verdadero obstáculo para poder llegar a convivir en buena unión y armonía con los seres que nos rodean. Si creemos que tenemos toda la razón, no estaremos dispuestos a ceder ni un ápice. Comienza aquí toda una serie de procesos en nuestra mente y en nuestro corazón, que sólo van a conseguir, aumentar mucho más la raíz del problema y enmarañarlo hasta cotas inusitadas, no vamos a ser capaces de parar ese proceso y, en consecuencia, las fuerzas poderosas de baja condición del mundo espiritual van a potenciar “la discordia” con toda esa serie de pensamientos y sentimientos que lejos de ayudarnos a descubrir nuestros defectos y errores, nos amplificarán y harán ver mucho más grandes los defectos y errores de aquellos con los que tenemos algún desacuerdo.
La Ley de Afinidad juega en estos casos un papel fundamental, pues en la misma medida que damos paso a considerar errores y defectos en los demás, estamos ocultando los nuestros, y sólo atraemos a nuestro raciocinio justificaciones que refuercen la manera de atentar contra el otro; en ese momento nos aliamos a fuerzas negativas que explotarán nuestros defectos sumiéndonos en una vorágine de confusión.
Tener la razón, (si es que la tenemos), no es suficiente. Cuando creemos que estamos armados de razón, actuamos con todas nuestras fuerzas en contra del otro, perdemos el valor de la conciliación, y normalmente actuamos de manera desmedida y con falta de respeto, destacamos los fallos y errores del otro, nos importa más atacar y dejar en evidencia, actuamos como niños enfadados y de ese modo acabamos perdiendo la razón.
Con esta actitud lo que conseguimos es poner a la defensiva a nuestro “enemigo” porque en realidad en el fondo de nuestro corazón lo consideramos enemigo, rival, contrincante. Es aquel que nos ha hecho daño, y lo tiene que reparar por encima de todo, en lugar de intentar hallar una solución que, razones aparte, una fraternalmente a las personas con ese espíritu de concordia y de conciliación que es lo primordial.
Conciliar significa dejar a un lado las razones, para allanar el camino, para tender puentes y conseguir que en nuestra mente y corazón no prosperen los sentimientos inferiores que sacan de nosotros nuestro lado más primario. Significa perdonar, tolerar, comprender, ceder, dialogar, etc. etc. normas de comportamiento que ayudan a establecer lazos de unión y simpatía entre las personas, lazos de afecto y cariño que son las armas que poseemos para rodearnos de un halo de conectividad positiva, tanto entre las personas, como entre los buenos espíritus.
Una actitud mental positiva, una conducta siempre prudente y conciliadora, nos hará rodearnos de fuerzas espirituales superiores que nos procurarán el amparo, la protección y una inspiración siempre inclinada a no culpabilizar a los demás de nuestras desdichas o carencias, sino siempre buscar el modo de corregirnos y buscar el ambiente de armonía y equilibrio tan necesario en nuestras relaciones.
Es muy frecuente advertir serias controversias y disputas entre personas que tienen una relación muy directa. ¿Cuál es el motivo? No es otro que los defectos e imperfecciones que todavía anidan en el carácter. Sin darnos cuenta nuestros instintos nos llevan a querer dominar el entorno. Queremos tener plena preponderancia en nuestra parcela, son los restos de nuestra naturaleza inferior, son los ecos del egoísmo y del orgullo; sino dominamos nuestra parcela nos sentimos débiles, dominados, y los defectos nos juegan una mala pasada, eso es algo que debemos advertir y vigilar para que los mismos no supongan una tara para el perfecto equilibrio y convivencia armónica con nuestros seres más allegados y queridos.
Para todos aquellos que pretendemos desarrollar una vida espiritual, y una mejora en nuestra conducta, aquellos que deseamos elevarnos por encima de los defectos, que son la base de todos lo problemas de la sociedad, tenemos que saber ignorar nuestros egoísmos y orgullos infantiles, para limpiarnos y saber sacar provecho de estos hechos, no justificándonos si tenemos o no razón en nuestros argumentos, sino impidiendo que las bajas pasiones y defectos nos dominen y dejen en evidencia las carencias espirituales que tenemos.
Es más importante la concordia, la fraternidad común, los principios de alegría y paz entre los miembros de una comunidad, que ir persiguiendo la razón a costa de todo, casi siempre incluso a costa de nuestra felicidad y siempre a costa de sembrar desequilibrios y falta de paz en nuestra sociedad. Hemos de convertir los desacuerdos y la falta de concordia en oportunidades para conocernos mejor a nosotros mismos, y hacer un esfuerzo para corregir nuestro carácter, eso será de un mérito extraordinario, y sin ninguna duda estaremos creando las bases para resolver las pequeñas discrepancias que nos pueden maEL CLERO Y SUS CONSUELOS ANTE LA PÉRDIDA DE SERES QUERIDOS
ntener alejados de amigos y seres cercanos. Como dice el diccionario, es un cambio en nuestro estado de ánimo, y con los conocimientos que tenemos si lo hacemos veremos que fácil resulta deshacer los desacuerdos.
Fermín Hernández Hernández
2015 Amor, paz y caridad
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EL CLERO ANTE LA PÉRDIDA DE
SERES QUERIDOS
El clero cristiano, tanto católico como protestante, tanto del Occidente como del Oriente, perdió la capacidad de socorrer y consolar a los que se desesperan con la muerte de las personas amadas.
Sus instrumentos de consuelo perdieran la eficacia antigua, que se apoyaba en el oscurantismo de las poblaciones permanentemente amenazadas por la Ira de Dios. La Iglesia, Madre de la Sabiduría Infusa, recibida del Cielo como gracia especial concedida a los elegidos, confiesa que nada sabe sobre la vida espiritual y solo aconseja a los fieles las prácticas anticuadas de los rezos y ceremonias pagadas, para que los muertos queridos se beneficien en el otro Mundo con el tañir de las monedas terrenas. El Mesías espantó con el látigo a los animales del Templo que debían ser comprados para el sacrificio redentor en el altar simoniaco y derrumbó las mesas de los cambistas, que trocaban en el Templo las monedas griegas y romanas por las monedas sagradas de los magnates dispensadores de la misericordia divina.
Sus instrumentos de consuelo perdieran la eficacia antigua, que se apoyaba en el oscurantismo de las poblaciones permanentemente amenazadas por la Ira de Dios. La Iglesia, Madre de la Sabiduría Infusa, recibida del Cielo como gracia especial concedida a los elegidos, confiesa que nada sabe sobre la vida espiritual y solo aconseja a los fieles las prácticas anticuadas de los rezos y ceremonias pagadas, para que los muertos queridos se beneficien en el otro Mundo con el tañir de las monedas terrenas. El Mesías espantó con el látigo a los animales del Templo que debían ser comprados para el sacrificio redentor en el altar simoniaco y derrumbó las mesas de los cambistas, que trocaban en el Templo las monedas griegas y romanas por las monedas sagradas de los magnates dispensadores de la misericordia divina.
El episodio esclarecedor fue suplantado en la mente popular por el impacto aplastador de las amenazas celestiales contra los incrédulos, esos rebeldes demoníacos. En vano el Cristo enseñó que las monedas de César solo valen en la Tierra. Hace dos mil años estas monedas impuras vienen siendo aceptadas por Dios para el rescate de las almas condenadas. ¿Quién podría, en sana conciencia, creer hoy en día en una Justicia Divina que funciona con el mismo combustible de la Justicia Terrena? Los sacerdotes fueron entrenados para hablar con voz empostada, meliflua y fingida, para, a semejanza de la voz de las antiguas sirenas, seducir al pueblo con las ilusiones de un amor venal y sin piedad. Voz dulce y gestos compasivos no consiguen más, en la actualidad, que irritar a las personas de buen sentido.
El Cristo Consolador fue traído por los agentes de la misericordia divina que descendió al banco del beneficio inesperado, en el comercio impuro de los consuelos fáciles. Los hombres prefieren jugar en la basura de sus almas, que Dios y el Diablo disputan no se sabe por qué.
J. Herculano Pires.
J. Herculano Pires.
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