Art. espíritas para hoy.
- Sinceridad
- Dando amor
-Maldades y arrepentimientos
-Demonios
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SINCERIDAD
Sinceridad es sinónimo de veracidad. Ser sincero es pues ser fiel a la verdad, estar libre de fingir, de actuar con hipocresía, de vestir la mentira con ropaje de verdad, libre de aparentar, de engañar, de confundir, de mentir, y de toda causa que sea faltar a la verdad simple y pura.Como todos los valores, la sinceridad se lleva dentro. A las personas se nos llega a conocer por nuestra forma de ser en general, hasta por la forma de respirar, y llega un momento en que cuando una persona demuestra que no es fiel a la verdad, que no es sincero en sus obras, que dice una cosa y hace otra, o viceversa; sus palabras ya no le avalan, se deja de creer en él, hasta que con el tiempo corrija esta actitud al comprender que no le trae a la larga más que perjuicios.
La sinceridad no consiste sólo en hablar. Hablar, decir la verdad es un componente importante dentro de la sinceridad, pero es sólo una parte en la integridad del ser humano. Ser sincero es en primer lugar ser fiel a los principios que se tienen. Actuar en consecuencia con los dictados de nuestra conciencia. A esto se le llama ser sincero con uno mismo. Cuando una persona obra consecuentemente, cuando es leal a sus pensamientos y sentimientos positivos, está dispuesta y preparada para ser sincera con los demás.
Por nuestros defectos, acostumbramos a pensar y sentir de una forma determinada, y a obrar de otra muy distinta, entonces sólo nos cabe encubrirnos, disfrazar la verdad y es difícil ser sinceros.
Hay muchas personas que dan una imagen de sí mismos de cara a los demás, pero en realidad no podemos fiamos de lo que están pensando por dentro. Cuando no podemos confiar en una persona quiere decir que esta no es sincera, de poco valen entonces las palabras que pueda decimos, porque no sabemos con qué intereses nos está llegando.
Cuando una persona es sincera puedes llegar a conocerla bien, porque sabes con bastante certeza cómo va a actuar en una situación concreta, sabes que no te va a fallar porque confías en ella por la trayectoria que lleva. Cuando hablas con ella sabes que te dice la verdad, porque no tiene nada que esconder, sus obras le avalan. En general las personas sinceras no son egoístas, ni orgullosas, por lo tanto están en capacidad de cumplir el requisito más primordial de la sinceridad que como hemos dicho era ser veraces, no fingir de ninguna manera.
En términos de amistad, y más en general en el aspecto espiritual, que es lo que más nos interesa a la hora de redactar estos artículos, ser sinceros es confiarle a las personas con quienes nos relacionamos lo que vivimos por dentro, lo que estamos sintiendo de veras.
Normalmente nos cuesta contar las experiencias que estamos viviendo, acostumbramos a decir que todo va bien, cuando en realidad muchas veces no es así, incluso muchas veces rehusamos a ser vistos para no dejar a la luz el momento que estamos pasando. Sea por miedo, recelos, o por lo que sea faltamos a la confianza de nuestros amigos cuando les hacemos ignorar lo que nos pasa.
Esta actitud a nivel espiritual debemos controlarla y superarla, anteponiendo la humildad y confiándonos a nuestros amigos, para que puedan conocernos mejor y entonces puedan ayudarnos a pasar los problemas, que, por nosotros mismos sería muy difícil y más lento de superar.
Ser sincero es ser franco, y nada hay de malo, sino al contrario, el compartir nuestros problemas y vicisitudes con los compañeros de nuestra vida es necesario y justo, pues los amigos no sólo están para los ratos buenos, sino para comprendernos y ser un poco nosotros, dándoles así la oportunidad de demostrarnos el cariño y el aprecio que sienten hacia nuestra persona.
Para llegar a ser sincero es también necesario ser humilde. No avergonzarse ni ofenderse por tener que rectificar una cosa, por tener que reconocer un error. Esto, en nuestra humanidad, con sus imperfecciones es motivo de humillación muchas de las veces, pero para la vida espiritual, es una grandeza del alma, es un paso que se da en pro de la propia evolución, es una manchita que se quita a nuestro espíritu. Mientras que no reconocer un error supone reincidir en él y por lo tanto hacer la manchita más sucia y más grande, es decir estancarnos en nuestro progreso y darle fuerza a nuestra parte negativa.
Una persona llega a ser sincera cuando está dispuesta a progresar moralmente, cuando no se siente más que nadie, cuando no le importa que sus amigos y compañeros le conozcan tal como es de verdad, cuando no se humilla por tener que darle la razón a otro, cuando en fin se sabe imperfecto y con multitud de cosas que perfeccionar en su carácter.
Cuando por contra, una persona se siente superior a los demás todo lo dicho anteriormente le cuesta de llevarlo a la práctica, esconderá sus faltas, le achacará sus errores a otros, dará una falsa imagen de sí y él mismo se convertirá en un obstáculo para alcanzar sus objetivos, tanto espirituales como materiales.
Fermín Hernández Hernández
© 2014 Amor, paz y caridad
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DANDO AMOR
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