Ofrecemos para hoy:
-Predominancia del mal sobre el bien en nuestra sociedad.
-El libre albedrío y el otro.
-Tiempo de confianza
- De donde procede la doctrina de la Reencarnación
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Predominancia del mal sobre el bien en nuestra sociedad
"Todos los hombres, a partir de la infancia,
hacen mucho más de malo que de bueno."
Sócrates
Esta sentencia de Sócrates, más tarde ratificada por el apóstol Páblo en carta dirigida a los romanos (Rm 7:19) al afirmar: "Porque no hago el bien que quiero, sinoi el mal que no quiero, ese acto hiere la grave cuestión de la predominancia (todavía), del mal en nuestro mundo.
En absoluta sintonía con esos dos Espíritus iluminados, esta otra criatura, también escogida, Joanna de Ángelis, al enunciar en palestra de Divaldo Pereira Franco: En cuanto que el bien y la virtud andan en la semioscuridad con sandalias de terciopelo, el mal y el vicio, ganan título de ciudadanía en las plazas públicas bajo los "spotlinghts" de la promoción."
Afirma Allan Kardec en la Introducción del Libro, El Evangelio según el Espiritismo, que la predominancia del mal en la Tierra sería una cuestión insoluble sin el conocimiento de la pluralidad de mundos habitados y el destino del planeta Tierra, que comporta apenas una fracción mínima de la Humanidad.
Solamente el Espiritismo tiene la condición de poder lanzar luces en los panoramas ocultados por tal asunto, conforme comprobamos en las explicaciones contenidas en el citado libro, en los capítulos III a V. Alli pasamos a comprender por qué los medios de comunicación enfatizan tan pródigamente los escándalos, los crímenes, toda suerte de cosas más, tristes y quejándonos: es porque los ese tipo de abordamientos se tornan pasto de amplia resonancia en los Espíritus vinculados al planeta, elevando el nivel de audiencia que las emisoras persiguen.
La Humanidad encarnada y desencarnada de la Tierra todavía se complace en el mal. Es el estado evolutivo actual, que lleva a los Espíritus del Señor a la siguiente afirmación: Los malos son intrigantes y audaces, los buenos son tímidos. Pero cuando estos quieran, prevalecerán.[1]
Cuando el hombre moral sustituya al hombre carnal, la vida en la Tierra alcanzará niveles morales elevadísimos nunca antes logrados. La preponderancia hasta hoy del hombre-materia es la que tiene impuesto la llegada de dolores acerbales y lastimosos desastres de orden moral y material en el mundo.
Explica aún el maestro lionés(2): El hombre carnal, más preso a la vida corpórea que a la vida espiritual, tiene, en la Tierra, penas y gozos materiales. Su felicidad consiste en la satisfacción fugaz de todos sus deseos. Su alma, constantemente preocupada y angustiada por las vicisitudes de la vida, se conserva en una ansiedad y en una tortura perpétuas.(...)
El hombre moral, que se colocó sobre las necesidades ficticias creadas por las pasiones, ya en este mundo experimenta gozos que el hombre material desconoce. La moderación de sus deseos le da al Espíritu, calma y serenidad. Dichoso por el bien que hace, no hay para él decepciones y las contrariedades se le deslizan sobre el alma, sin dejar ninguna impresión dolorosa.
Cuando abandone los patrones groseros de la materia, el hombre experimentará entonces, la felicidad reservada a los buenos Espíritus, esto es, aquellos que conocen todas las cosas y no sienten ya ni más odio, ni envidias, ni celos, ni ambición, ni cualquiera de las pasiones que ocasionan la desgracia de los hombres. El amor que los une les supone una fuente de felicidad suprema. No experimentarán las necesidades ni los sufrimientos, ni las angustias de la vida material, Son felices por el bien que hacen.
Con todo, la felicidad de los Espíritus es proporcional a la elevación de cada uno. Solamente los Espíritus puros gozan, exactamente, de la felicidad suprema, pero no todos los demás son infelices. Entre los malos y los perfectos hay una infinidad de grados en donde los gozos son relativos al estado moral. Los que ya están bastante adelantados comprenden la ventura de los que les precedieron y aspiran a alcanzarla. Pero esta aspiración les supone una causa de emulación, no de celos. Saben que de ellos depende el conseguirla y para eso trabajan, por tanto, con la calma de la conciencia tranquila y se consideran dichosos por no tener que sufrir lo que sufren los malos.(3)
Cuando pensamos en las modificaciones que tocavía precisan ser realizadas para que la frase de Sócrates del epígrafe, pierda su contenido y su sentido, preguntamos: ¿Cuando sucederá esto?. ¿Cuando vivirá la Humanidad bajo el palio de las enseñanzas de Jesús?
Para que llegue ese tiempo de sublimes emociones, es necesario comenzar ya, hoy, ahora, el difícil trabajo de lapidación de las aristas del tan arraigado orgullo y de la ancestral ignorancia de tan triste memoria, generadora de descalabros de orden variado en la Historia de la Humanidad.
Los Benefactores de la Tierra están siempre llamándonos a perseverar en el Bien, aunque bajo el acicate de las más duras adversidades...
El áspero, estrecho y difícil camino evolutivo del que Jesús nos avisó cuando nos habló de las aflicciones(Jo.16:33), al cual estaríamos sujetos durante nuestro periplo terrestre. Pero, por otro lado, Él afirmó que socorrería a las ovejas en apuros y estarían salvadas las que perseverasen hasta el final.
Revista Verdad y Luz
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El libre albedrío y el otro
¡El hombre es libre! ¿Por qué? Se puede decir que goza de libertad por ser dueño de su pensamiento. ¿Pero, solamente por este motivo el hombre puede ser considerado absolutamente libre o, en realidad, es limitado en sus acciones? ¿Dios es responsable o controlador de la libertad del hombre? ¿Y la sociedad donde se coloca en esta cuestión? ¿Existe la libertad colectiva o ella es totalmente individual? ¿El hombre puede ser responsable por tener o no tener libertad? ¿Depende solamente de él su libertad? ¿Es la justicia espiritual o la justicia de la tierra que libra al hombre?
He aquí una gran cuestión para analizar: ¿Qué es la libertad? Hágase un análisis de la naturaleza a través de detenida observación y se entenderá que hay de detrás de todas las obras, el Creador.
Se llega a esa conclusión por la magnanimidad, por el orden y equilibrio de las leyes naturales. Todo funciona perfectamente bien: las estrellas no se chocan, los mares suben después bajan, el sol aparece por la mañana y se pone al atardecer, de ahí surge la luna, de una pequeña semillita se obtiene un frondoso árbol. Los ríos nacen, crecen, corren entre las montañas y los animales viven de acuerdo con esa naturaleza, y dependen intensamente de ella.
¿Hay un Dios que todo cuida y controla?
Lo que se puede entender es que existen sistemas que funcionan en la naturaleza; son las leyes naturales que administran la tierra, los planetas. El caos y el equilibrio dan el sentido de la vida en el universo. ¿El hombre está sujeto a esas leyes naturales? Se observa que el hombre, el espíritu encarnado, vive de acuerdo y en consonancia con la naturaleza y que depende de ella, si, pero por su pensamiento e inteligencia se diferencia de todos los otros seres.
En cuanto a los animales dependen de las estaciones climáticas para sobrevivir, el hombre se protege por el uso de ropas y equipamientos y, así, avanza en tecnología y en conocimiento, pues él, el hombre, hace uso de una gran ley universal llamada libre albedrío. La ley del libre albedrío, abarca al ser inteligente como un todo, si de un lado tiene la libertad de pensar, de actuar, de crear, por otro lado es totalmente responsable por las consecuencias de sus actos, sean ellos buenos o malos.
La ley es inexorable: ¡planto, recogió!
El hombre, siendo un ser social, no vive solo, sino en grupos de individuos, que son parte de la sociedad y componen la cultura de una determinada región, de un pueblo, de diversos pueblos, que a su vez componen la masa de la población de la tierra, que es parte de la humanidad. Los individuos están intrínsecamente unidos por sus necesidades.
El hombre solo no es capaz de realizarse. Necesita de los diferentes para el propio autoconocimiento. Así, su vida está pautada por sus acciones que interfieren en la vida de otros y por las acciones de terceros que interfieren en su propia vida. Hay un intercambio de acciones que a todos alcanza e influencia, individualmente o colectivamente.
Si, por un lado, hay el libre albedrío, de acción, hay también la responsabilidad por la acción, cuyas consecuencias podrán causar problemas a otro. ¿Entonces, el hombre no es libre para actuar, pues tiene que respetar el derecho y los límites del otro? La acción es libre, pero sus consecuencias deben ser objeto de preocupación, es aquí que podrá interferir en el derecho del otro. Así, hay libre albedrío para el hombre actuar de acuerdo con su pensamiento, sus sentimientos, su voluntad, sus percepciones y su autoconocimiento, pero que está arrastrando las consecuencias de los propios actos, las limitaciones de cada situación y, principalmente, en lo que se refiere al respeto de los derechos del otro individuo, que a su vez, goza y disfruta de la misma libertad de pensamiento, de los mismos derechos y obligaciones inherentes al ser humano.
¡Consideradas esas situaciones dentro de la sociedad humana, se concluye que el hombre es libre!
Alvino Chiaramonti
Extraído de la Revista Ser Espirita
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TIEMPO DE CONFIANZA
"Y Les dice: ¿Dónde está vuestra
fe?"-(Lucas, 8:25.)
La tempestad estableció la
perturbación en el ánimo de los discípulos más fuertes. Desorientados, ante la
furia de los elementos, se ampararon en Jesús, con altos gritos.
El Maestro, después de
atenderlos, les preguntó:
- ¿Dónde está vuestra fe?
Esta escena sugiere
ponderaciones de vasto alcance. La interrogación de Jesús indica claramente la
necesidad de mantener la confianza, cuando todo parece oscuro y perdido. En
tales circunstancias, surge la ocasión de la fe, en el momento adecuado.
Si hay oportunidades para
el trabajo y el descanso, plantación y cosecha, se revelará igualmente la
confianza en la hora adecuada.
Nadie ejercitará el optimismo,
cuando todas las situaciones se conjugan para el bienestar. Lo difícil es demostrar
amistades en los momentos difíciles.
Aguarden los discípulos,
naturalmente, oportunidades de lucha mayor, en que necesitarán aplicar más
extensa e intensivamente las enseñanzas del Señor. Sin eso, sería imposible
esgrimir valores.
En la actualidad dolorosa,
innumerables compañeros invocan la cooperación directa de Cristo. Y el socorro
viene siempre, porque es infinita la misericordia celestial, pero, vencida la
dificultad, esperen esta indagación.
-¿Dónde está vuestra fe?
Y otros obstáculos
sobrevendrán, hasta que el discípulo aprenda a dominarse, a educarse y a vencer
serenamente, con las lecciones recibidas.
Chico Xavier- Emmanuel
Tras
la lectura y meditación del texto anterior,
basado en el episodio de la angustia y temor de los discípulos cuando iban en
la barca con Jesús y se desencadenó la tormenta, comprendemos como es muy fácil
ser optimista y estar alegres cuando las cosas son favorables y no enfrentamos
pruebas difíciles.
La auténtica
fe se debe manifestar en nosotros en momentos difíciles, ante las duras pruebas
, preocupaciones y sufrimientos que a
veces nos depara la vida.
Cuando todo
va bien, o no nos acordamos de Dios, o nos acordamos superficialmente para apenas
agradecerlo , muchas veces como rutina establecida pero vacía del auténtico
sentimiento de gratitud hacia El.
Pensemos que
las pruebas y problemas de la vida , aparte de ser muchas veces una
consecuencia de nuestros errores pasados, sirven entre tanto para poner a
prueba y fortalecer nuestra confianza en el Padre, convencidos de que este
nunca nos abandona y nos lo demuestra tantas veces con Su socorro en nuestras
pruebas, sufrimientos y problemas. Otra cosa es que cuando el sufrimiento cede
o amengua, esto lo achaquemos a factores como la casualidad o la suerte,
mientras nos empeñamos en ignorar o no
admitir, que por encima de todo tenemos un Padre que es todo Amor y conoce
nuestros problemas y angustias que al final siempre pasan o se solucionan del
modo más impensable, pero seguimos sin comprender que tras lo que la vida nos
pone por delante y el cómo se soluciona, hay un Poder , un Amor, una Perfección y una Justicia infinitas.
Jesús en el
episodio de la tempestad en la barca, se sorprende ante la poca fe de sus
discípulos que se angustian en esos momentos difíciles, pero esto no significa
que esta reacción no sea humana y natural, pues el mismo Jesús, ante el dolor y
la angustia de su agonía en la cruz, pidió al Padre que lo librase de la
prueba, pero que no se hiciese lo que El
pedía sino Su Voluntad. Aquí Jesús nos
da la gran lección de que ante las pruebas y sufrimientos de la vida, siempre
debemos pedir y aceptar por encima de todo la Voluntad del Padre que
sabemos que es infinitamente bueno, justo y sabio, y que nunca abandona a sus
hijos a pesar de las apariencias.
Por tanto
hasta que no aprendamos la lección de dejar de ser ciegos o de ignorar a ese
gran Padre-Madre que todos tenemos, las pruebas, problemas y zozobras seguirán
llamando a nuestras puertas y no dejarán de acosarnos para conducirnos a
comprender, amar y confiar en Aquel que
todo lo puede y que tanto nos Ama.
- Jose Luis Martín
DE DONDE PROCEDE LA DOCTRINA DE LA REENCARNACIÓN
Este concepto se remonta a épocas tan remotas y antiguas como el propio ser humano.
En occidente a causa del auge del cristianismo y el islamismo, que combatieron severamente este concepto milenario, se mantuvo oculta esta idea en el seno de grupos minoritarios que debido a su discrepancia con la religión oficial, fueron declarados herejes y perseguidos, por lo que han estado ocultos y dispersos.
En Oriente, los hinduistas y los budistas parece ser que fueron sus paladines más entusiastas, por lo que este concepto quedó tradicionalmente formando parte de las profundas raíces religiosas de todas las religiones asiáticas.
Este concepto ya aparece en la mayoría de las obras básicas que son fundamento de las religiones más antiguas e importantes.
El Libro Tibetano de los Muertos “o” Pardo Thodol, el “Papiro Ananá” de los egipcios, el “Libro de los Muertos” de los egipcios, que parece remontarse a la dinastía XI o XII, “Los Vedas”, que son textos sagrados que se remontan al segundo milenio A. de C.. otros autores le atribuyen una antigüedad de unos 5000 años antes de nuestra era, aunque fueron compilados y ordenados por Vyasa, un sabio brahmán, hacia el siglo XIV antes de N.e., al cual también se atribuye la autoría del “Mahabbarata” y del “Phagvad Gita”.
También aparece en obras como “Los Upanishad”, “Los Prahmanas2, el “Zend Avesta” del dios Zoroastro de los Persas; el “Corán” de los musulmanes, el “Talmud” de los judíos, los “Purana” o escritos simbólicos y alegóricos atribuidos también a Vyasa, autor del “Mahabbarata”; “Las leyes de Manú” de unos 2600 años de antigüedad; las “Obras Herméticas”, atribuidas a Hermes Trimegisto dos mil años a. de C.; la “Biblia” de los cristianos, etc.
Hacia el siglo VI a.de C. los filósofos de la Escuela Pitagórica y los practicantes de la doctrina de Orfeo, sostenían la misma creencia.
Parece ser que fue a través del Imperio Persa, que influido por el hinduismo, actuó como puente en la difusión de esta filosofía entre Oriente y Occidente.
En occidente a causa del auge del cristianismo y el islamismo, que combatieron severamente este concepto milenario, se mantuvo oculta esta idea en el seno de grupos minoritarios que debido a su discrepancia con la religión oficial, fueron declarados herejes y perseguidos, por lo que han estado ocultos y dispersos.
En Oriente, los hinduistas y los budistas parece ser que fueron sus paladines más entusiastas, por lo que este concepto quedó tradicionalmente formando parte de las profundas raíces religiosas de todas las religiones asiáticas.
Este concepto ya aparece en la mayoría de las obras básicas que son fundamento de las religiones más antiguas e importantes.
El Libro Tibetano de los Muertos “o” Pardo Thodol, el “Papiro Ananá” de los egipcios, el “Libro de los Muertos” de los egipcios, que parece remontarse a la dinastía XI o XII, “Los Vedas”, que son textos sagrados que se remontan al segundo milenio A. de C.. otros autores le atribuyen una antigüedad de unos 5000 años antes de nuestra era, aunque fueron compilados y ordenados por Vyasa, un sabio brahmán, hacia el siglo XIV antes de N.e., al cual también se atribuye la autoría del “Mahabbarata” y del “Phagvad Gita”.
También aparece en obras como “Los Upanishad”, “Los Prahmanas2, el “Zend Avesta” del dios Zoroastro de los Persas; el “Corán” de los musulmanes, el “Talmud” de los judíos, los “Purana” o escritos simbólicos y alegóricos atribuidos también a Vyasa, autor del “Mahabbarata”; “Las leyes de Manú” de unos 2600 años de antigüedad; las “Obras Herméticas”, atribuidas a Hermes Trimegisto dos mil años a. de C.; la “Biblia” de los cristianos, etc.
Hacia el siglo VI a.de C. los filósofos de la Escuela Pitagórica y los practicantes de la doctrina de Orfeo, sostenían la misma creencia.
Parece ser que fue a través del Imperio Persa, que influido por el hinduismo, actuó como puente en la difusión de esta filosofía entre Oriente y Occidente.
- Juan Manuel Ferrandez Fuster -
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Estoy seguro de que en verdad se vuelve a vivir de nuevo; de que la vida emerge de la muerte y de que las almas de los muertos están vivas.
Sócrates.
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