lunes, 4 de julio de 2016

El Periespíritu y los miembros fantasma




                MÉDIUMS Y MEDIUMNIDAD.

El problema de la mediumnidad es, fundamentalmente, problema del médium. El problema del médium es, esencialmente, problema de la mente. El problema de la mente es, por sobre todo, problema del Espíritu. El problema del Espíritu es, principalmente, consecuencia de la moral. Buena mediumnidad implica una vida mediúmnica sana que, a su vez, deriva de una mente equilibrada, y ésta es consecuencia de un Espíritu metodizado, acostumbrado al ejercicio de una moral consolidada, ya sea en la vida pública y en la privada.

No existe mediumnidad mayor ni mediumnidad menor. Existe médium más dedicado, celoso de sus deberes, y médium irresponsable, negligente ante sus obligaciones. No existen médiums mejores ni peores. Existen mentes ajustadas al programa de Cristo y mentes asaltadas por el torbellino de las sensaciones de la carne. 

No existen mensajes más profundos ni mensajes superficiales. Existen Espíritus más profundos y Espíritus más triviales que se dedican a cuestiones más elevadas de la verdadera vida o que se pierden en pequeñeces de la vida diaria, lejos del respeto y de la dignidad. No conocemos médiums auténticos ni médiums inauténticos. Estamos acostumbrados a ver conducta noble y conducta innoble; vida moral tortuosa y vida moral pura. Por tales razones el problema de la mediumnidad es, igualmente, problema del carácter. El médium es, en todo lugar y en todos los tiempos, alguien que cumple un mandato, paga deudas y crece interiormente, adquiriendo bendiciones de la misericordia divina. Es inútil querer ser intérprete de exposiciones vibrantes, viviendo desajustadamente una vida plena de perturbaciones emocionales. De poca valía es la manifestación brillante, ornada con bellas palabras, cuando no se es lo suficientemente fuerte para transformar el mundo íntimo del instrumento.

¿Conservará su aroma el perfume exhalado por un vaso enlodado? De la misma manera, ¿quién se anima a beber agua, por más pura que ésta sea, si el vaso que la contiene es sucio y emana mal olor? Por igual motivo, ¿cuál es el hombre que se atreva a tomar el cieno con la esperanza de hallar algo de valor dentro del lodo miasmático? El médium que es portavoz de Espíritus brillantes, con nombres y títulos que impresionan a primera vista, pero que no vive el programa establecido por las leyes morales, es semejante a esos vaso ordinarios rotulados de valiosos y portadores de perfumes exquisitos. Ninguno de ellos es utilizado. Por tal razón decimos que el problema de la mediumnidad es, fundamentalmente, problema del médium.
La mediumnidad es una facultad. El médium es un instrumento. La mediumnidad es un ministerio. El médium es un servidor. Sin el instrumento bueno y útil, no hay ministerio elevado y digno. Sin sufrimiento es imposible la mediumnidad. El médium debe ser siempre consciente de su responsabilidad, disponiendo su corazón y su alma, su Espíritu y su cuerpo, su conducta y su pensamiento para colaborar eficientemente en la transmisión fiel del mensaje de que es portador. El agua sin filtrar, es siempre una amenaza para la salud de quien la bebe. El agua sin hervir es siempre susceptible de ser foco de innumerables bacterias. El médium que no haya alcanzado el hervor a través del sufrimiento, es propenso a conducir enfermedades en las comunicaciones que transmite. Médium que no pasó por el filtro del testimonio, es casi siempre alguien que puede transmitir terribles males a quienes beben en su fuente.

En Jesús tenemos el ejemplo: Médium de Dios. En Él tenemos el ejemplo de la vida. Llevado a la angustia y a los testimonios, permaneció fiel. Quien aspire a los servicios de la mediumnidad debe aspirar a los sufrimientos del Señor. Antes del deseo de brindar comunicaciones, es preciso guardar en lo íntimo la ansia de equilibrar la propia alma. Antes de ser vehículo de Espíritus desencarnados, muéstrese intermediario feliz de sí mismo. De lo contrario estará expuesto a repetir errores, sustituyendo personas y conservando los mismos defectos.

Varían los médiums y continúan las causas deplorables de las comunicaciones insulsas, defectuosas, cuyos resultados, poco útiles, son frutos estériles. Mejórese el médium, y tendremos la mediumnidad provechosa y nítida. Perfecciónese el Espíritu y tendremos comunicaciones más lúcidas. Elévese la moral y tendremos intercambio más identificado con la verdad. Sirva el médium a los objetivos sagrados de su mandato y tendremos médiums seguros. A ellos los conocemos por seguros e inseguros, conforme a la clasificación del eminente codificador Allan Kardec. Por tanto, tengamos cuidado. El gran escollo de la mediumnidad es el médium. El gran problema del médium es su moral. De ahí la razón del Maestro al aseverar claramente: Se conoce al cristiano por sus obras.

(Página psicografiada por el médium Divaldo Pereira Franco, en Salvador Bahía, Brasil, en marzo de 1959).


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             IDEAS INNATAS.

218 – ¿El Espíritu encarnado no conserva ningún vestigio de las percepciones que tuvo y de los conocimientos que adquirió en sus existencias anteriores?
– Le queda un vago recuerdo, que le da lo que se llama ideas innatas.
– ¿La teoría de las ideas innatas no es, pues, una quimera?
– No, puesto que los conocimientos adquiridos en cada existencia no se pierden. Liberado de la materia, el Espíritu los conserva. Durante la encarnación, puede olvidarlos en parte,
momentáneamente, pero la intuición que guarda de ellos lo ayuda en su progreso, sin lo cual tendría que volver a empezar siempre. En cada nueva existencia el Espíritu parte desde el punto al que llegó en la existencia anterior.
– ¿Debe haber, pues, gran conexión entre dos existencias sucesivas?
– No siempre tan grande como podrías suponer, porque a menudo las posiciones son muy diferentes, y porque en el intervalo el Espíritu ha podido progresar. (216).
219 – ¿Cuál es el origen de las facultades extraordinarias de individuos que sin estudio previo, parecen tener la intuición de ciertos conocimientos, como los idiomas, el cálculo, etc.?
– Recuerdo del pasado y progreso anterior del alma, del cual no tienen conciencia. ¿De dónde quieres que procedan? El cuerpo cambia, pero no el Espíritu, aunque cambia de vestido.
220 – Cambiando el cuerpo, ¿pueden perderse ciertas facultades intelectuales, dejando de tener, por ejemplo, el gusto por las artes?
– Sí, si se ha manchado esa inteligencia, o se hizo un mal uso de ella. Además una facultad puede permanecer adormecida durante una existencia, porque el Espíritu vino a ejercitar otra con la que no se relacione aquella. Entonces permanece en estado latente para
reaparecer más tarde.
221- ¿Debe el hombre, hasta en estado salvaje, a un recuerdo retrospectivo, el sentimiento instintivo de la existencia de Dios y el presentimiento de la vida futura?
– Es un recuerdo que conserva de lo que sabía como Espíritu, antes de encarnarse; pero a menudo el orgullo sofoca ese sentimiento.
¿Es a ese recuerdo que se deben ciertas creencias relativas a la Doctrina Espírita, las cuales se registran en todos los pueblos?
– Esta doctrina es tan antigua como el mundo; por eso, la encontramos por todas partes, lo cual prueba que es verdadera.
Conservando el Espíritu encarnado la intuición de su estado como Espíritu, tiene conciencia instintiva del mundo invisible, pero, muchas veces, los prejuicios falsean esa idea y la ignorancia la mezcla con la superstición.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.

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"
Usemos la paciencia y el amor en todas las obras de corrección y aprendamos a soportar las medidas con que buscamos mejorar la posición de aquellos que nos rodean, porque para cada espíritu llega siempre un momento en que debe ser pulido, con eficiencia y seguridad, para la Luz Divina." 
(Aportación de Lorena Dorante)

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EL PERIESPÍRITU Y LOS MIEMBROS 

FANTASMA 

El profesor Ernesto Bozzano, en su libro "Desdoblamiento - Fenómenos de Bilocación", se refiere a la idea de integridad en los amputados que experimentan la sensación perfecta de la existencia de la parte del cuerpo que les fue retirada. 
En su obra, Bozzano invoca el testimonio de notables fisiólogos, entre los cuales figuran Weir Mitchell, Bernstein y Pitres, que así se manifestaron sobre este importante asunto: 

“Las ilusiones de los amputados son un hecho normal;...” 

En efecto, para Piset, que realizó sus investigaciones con soldados de la primera guerra, entre 450 amputados solamente 14 no presentaron el fenómeno de miembro fantasma. La ilusión solamente faltaba en uno cada 30 casos. Casi siempre la ilusión sobrevenía luego de la cirugía; incluso, algunas veces ocurría más tarde, pero siempre en un tiempo bastante próximo. 
El profesor William James, Psicólogo, investigó seriamente en ese campo llegando a notables y lúcidas conclusiones, que corroboran aquellas otras hasta entonces afirmadas. El profesor James, en sus trabajos, hace referencia a un trecho de una obra del fisiólogo A. Valentim, según el cual se puede admitir que "las sensaciones de integridad” también existe en los casos de deformaciones congénitas de miembros, como por ejemplo: 

"Cierta joven de 15 años y un hombre de 40, los cuales sólo poseían una mano normal, ya que la otra presentaba, en lugar de los dedos, ligeras prominencias carnosas, sin huesos, y tenían la sensación precisa de doblar los dedos inexistentes todas las veces que doblaban el muñón informe”. 
El profesor Bozzano fue aún más adelante en sus investigaciones sobre los "miembros fantasmas", añadiendo: 


“Me resta, demostrar que se llegó también a obtener una fotografía del brazo fluidico de un amputado y eso graciasal magnetizador Alphonse Bouvier. En el ‘Journal du Magnétisme’, julio de 1917, Bouvier publicó la larga relación sobre el modo por el cual llegó a fotografiar un miembro amputado, relación ilustrada con un buen cliché donde aparece la sombra fluídica de un brazo ausente’, y, diríamos, la presencia de la ausencia..” 
En los libros: "Gestalt Psychology” (N. Y., 1950) de F. Katz, y "Phantoms in Patients with Leprosy and Elderly Digital Amputers" (N. Y., 1956), de P. Simmel, son relatados casos referentes a amputaciones normales y de miembros en los leprosos. De acuerdo con las observaciones de los investigadores, los pacientes, después de la amputación de brazos y de piernas, comenzaron a constatar la presencia de la parte amputada, llegando a moverla y a sentir hormigueo en aquel lugar. Y aún más: la percepción puede durar, no sólo largo tiempo, sino también toda la vida. F. Katz, por su parte, afirma: "Si una persona, con una pierna amputada, llega a una pared, ella parece atravesarla... la ley de la impenetrabilidad de la materia juzgo que no se aplica a este caso”.
Por otro lado, la declaración de P. Simmel no es menos valiosa, cuanto a comprobado la existencia del“periespíritu”: "después de mis experiencias con leprosos, verifiqué que la pérdida gradual de las partes del cuerpo por absorción, por ser lenta y demorada, no produce fantasmas, y lo más notable es que, en una amputación de restos de dedos y pies, estos se reproducen no como las partes que había, pero, sí, perfectas, esto es, como antes de la absorción”. 
Cuenta un hecho interesante: "(....) cuando se despertó de la anestesia, procuró agarrarse el pié. La sensación de existencia del miembro amputado persistía, y el paciente olvidándose, intentó pisar y cayó. Decía más tarde, que podía movilizar los dedos fantasmas (...)”. 
No teniendo en este punto nada más que agregar, a pesar de ser autoridades en su especialidad, ciertos fenómenos escapan del dominio de su raciocinio, ya que se colocan, apenas, al nivel de la materia tangible, sensorial... 
Más allá de las experiencias supracitadas, surgen otras más sorprendentes y que vienen a ratificar a este espírita que "las sensaciones, emociones e impulsos no se localizan en el cerebro, como quieren los fisiólogos y psicólogos, y, sí, en el Espíritu”. 
En la obra "Espiritismo Dialéctico” (1960), del pensador espírita argentino Manuel S. Porteiro, encontramos hechos asombrosos para los psicólogos, mostrando, claramente, que los individuos con lesiones graves, incluso en los centros nerviosos, continúan comportándose naturalmente: 

1) Caso presentado en la Academia de Ciencias de Paris por el Dr. Aguepin, el 24 de Marzo de 1945: "Después de operar un soldado que había perdido enorme parte del hemisferio cerebral izquierdo (sustancia cortical y blanca, núcleos centrales etc. ), comprobó que el mismo continuó con su comportamiento normal, a despecho de las lesiones y pérdidas de circunvoluciones básicas para las funciones esenciales”. 

2) Tamto Lisboa, llamado el Lusitano, publicó, en su libro "Práctica Médica”, de finales del siglo XVI, el siguiente caso: "Un niño de 10 años recibió un fuerte golpe en el cráneo, que cortó el hueso y la membrana meníngea, con pérdida de masa encefálica. Al contrario de lo esperado, la herida cicatrizó. Tres años después, moría hidrocéfalo. El cráneo fue abierto y, para espanto de los médicos, no se encontró el cerebro: en su lugar había líquido. Ese hecho fue considerado extraordinario, pues el niño vivió durante tres años en esta situación con plenitud de sus facultades psíquicas...”. 
Para explicar éste y otros casos análogos, los materialistas recurren a la hipótesis del fisiólogo francés Pierre Flourens, según el cual un hemisferio cerebral podrá suplir la falta de otro. Y qué dirán en cuanto a la ausencia total de la masa encefálica? Ahí es que el materialismo se ve obligado a ceder terreno a la Ciencia Espírita y, no sólo en esos fenómenos, sino también en otros, estudiados por la Psicología de manera carente o insatisfactoria, como, por ejemplo, la doble personalidad. 
Con el Espiritismo, se puede llegar a una conclusión: ir más allá e interpretar lo inexorable, esto es porque la respuesta está en nosotros mismos, en el conocimiento de la esencia del ser humano y de las partes en que está compuesto! 

(“Jornal Mundo Espírita” Octubre de 1998 - Carlos Bernardo Loureiro – ) 

Tomado de la Federación Espírita Española


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¿Se puede  admitir  racionalmente  la  existencia de lo paranormal?

        Cada cual es muy libre de aceptar o de rechazar lo que quiera, pero generalmente el rechazo a estos temas, siempre tiene como causa temores
ocultos y prejuicios, que inclinan hacia la postura más sencilla o cómoda del "no querer saber nada" o la del escepticismo,negándolo todo sistemáticamente.

       A mediados del siglo XIX, se produjo una especie de revolución psíquica y también moral, en donde toda la fenomenología paranormal de tipo físico y mediúmnico, despertó abundantemente y su popularidad encontró amplio eco en los medios de comunicación.
      Posteriormente también se han dado a conocer los resultados de numerosas investigaciones en este área, efectuadas en prestigiosas  Universidades por diversos lugares del mundo. Los resultados y conclusiones de estas pruebas y estudios constatan que en todos los seres vivos actúan unas funciones psíquicas especiales, llamadas ultra-sensoriales o paranormales, porque van más allá de los sentidos físicos considerados normales y de las funciones biológicas normales.
Con frecuencia, en estos temas se roza el carácter de lo subjetivo, pero sin embargo se puede creer en la realidad y objetividad de estos fenómenos aun sin haberlos presenciado, del mismo modo que por ejemplo, podemos creer en la realidad de la existencia del Polo Norte aunque nunca hayamos ido allí para confirmarlo.
      La curiosidad que generalmente suscitan estos temas, es la puerta de entrada al despertar de otras inquietudes de índole intelectual, espiritual y moral. Sin el acicate de esta natural curiosidad por saber y conocer, el ser humano avanzaría mucho más lentamente en todos los aspectos.
Para admitir la realidad de la existencia de los fenómenos paranormales, no es imprescindible haber sido testigo directo de alguno de ellos; sin embargo creo que resulta bastante creíble quien sin ningún interés ni motivo de ninguna clase, afirma haber sido alguna vez testigo o incluso ha protagonizado alguno de estos fenómenos, deduciendo en consecuencia, que además de nuestra realidad física y material, existe otra realidad o dimensión intangible e inmaterial.
     Quien nunca haya experimentado, ni visto, ni oído, ni vivido nada, puede estar seguro de que no es cuestión del azar, o la suerte, sino que tal vez sea porque esta experiencia, que no deja de ser una llamada de atención, no le ha sido precisa para su despertar espiritual, o tal vez no le ha llegado el momento de tener que "meter la mano en la llaga", como Santo Tomás. No obstante, ello no significa que cualquier inesperado día no podamos ser testigos de lo insólito....
- Jose Luis Martín -
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“La credulidad es el atributo de los ignorantes; la decidida incredulidad, el de los sabios a medias; pero la duda metódica es de los hombres instruidos”

                                                      - Albert Camus -

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  RESUMEN HISTÓRICO DE LA 

          MEDIUMNIDAD 

Primera parte 

La facultad mediúmnica, tanto la natural como la de prueba, no es un fenómeno de nuestros días, de estos días en los cuales el Espiritismo encontró su clímax, dado que siempre existió, desde que existe el hombre. Sí, y fue mucho por media de ella que los Espíritus directores pudieron interferir en la evolución del mundo orientándolo, guiándolo, protegiéndolo. 
Viniendo a convivir con los hombres o dándole, a través de la mediumnidad, las inspiraciones y las enseñanzas necesarias, fueron siempre ellos, esos guías abnegados y solícitos, los elementos decisivos de esa evolución. Y, cosa notable, la mediumnidad en sí, la facultad no se modificó desde hace milenios; mantuvo así los mismos aspectos; poco variaron los fenómenos y las manifestaciones, lo que prueba que es muy lenta la ascensión espiritual del hombre. 
Si es verdad que antiguamente el asunto no era bien conocido y estaba menos generalizado, no por eso dejó de ser admitido, estudiando y utilizando en beneficio individual y colectivo. 
En las épocas en que la humanidad vivía en el régimen patriarcal, de clanes o de tribus, la mediumnidad era atributo de unos pocos que ejercían con ella un verdadero reinado espiritual sobre los demás. 
Después pasó a los círculos cerrados de los colegios sacerdotales, creándose castas privilegiadas de inspirados, para luego irse difundiendo entre el pueblo, dando nacimiento a los videntes, profetas, adivinos y pitonisas que pasaron, a su vez, a ejercer una innegable influencia en los medios en los que actuaban. 
En la India como en Persia, en Egipto, Grecia o Roma, siempre fue utilizada como fuente de poder y de dominación, tan preciada, que originó la circunstancia de ser concedida solamente por medio de la iniciación a unos pocos individuos de determinadas sectas y fraternidades. 
Aún hoy verificamos la existencia de esas sectas y fraternidades que prometen la iniciación bajo las más rigurosas condiciones de misterio y formalismo, si bien con mediocres resultados, como es natural. 
Solamente después del advenimiento del espiritismo las prácticas mediumnicas se popularizaron y fueron al alcance de todos, sin restricciones y sin secretos. 
A partir de Homero, el poeta legendario de la Grecia antigua, quien se refería indirectamente a la mediumnidad al narrar los episodios heroicos de la vida de Ulises, podemos ver que muchos otros, como por ejemplo Sócrates, que poseía lo que él llamaba “demonios familiares”; Pitágoras, que era visitado por los dioses; Apolunio de Tiana, médium extraordinario de violencia y levitación; Simón de Samaria, contemporáneo de los apóstoles, todos ejercían públicamente la mediumnidad en mayor o menor grado. 
Y éste tuvo también un papel preponderante en la administración pública y en la vida política de las naciones de entonces, pues está probado que sus dirigentes /jefes o reyes) jamás se aventuraron a dar algún paso importante sin la consulta previa a los videntes, astrólogos y oráculos. 
En la antigüedad la mediumnidad se ejercía al los templos, en los que había lechos apropiados para en ellos acostarse los consultantes que allí concurrían a recibir inspiraciones y revelaciones durante el sueño. 
En Grecia los enfermos iban al templo de Esculapio; en Babilonia al templo de Mylita, en especial mujeres; y en Esparta los magistrados procuraban el templo de Parsiphoé. Naturalmente que el obtener respuestas para las preguntas realizadas dependía de la mediumnidad de cada uno. 
En la propia Roma imperial, a pesar de la conocida amoralidad, los césares no olvidaban esa consulta, sometiéndose de buen grado a las inspiraciones y a los consejos de los “dioses”. 
Ahora bien, nosotros sabemos hoy el papel relevante que los espíritus del Señor desempeñan en el plano de la vida material y en el fenomenalismo cósmico y comprendemos que eran entonces llamados demonios, dioses y genios esas entidades operantes y no del todo benéficas que actuaban como siempre actúan, por detrás de todos los fenómenos naturales y sociales. 
Es por eso tan positiva y evidente la antigüedad de las manifestaciones espíritas, que nos apresuramos a decir que ésta es, justamente, una de las mayores pruebas para considerar que la doctrina espírita es una realidad de todos los tiempos y la base fundamental de todas las religiones, a pesar de las restricciones que la desvirtuaron1. 
En cuanto al Cristianismo, valiéndonos de un concepto de León Denis, “éste se afirma sobre los hechos de apariciones y manifestaciones de muertos y suministra inmensas pruebas de la existencia del Mundi Invisible y de las lamas de la mediumnidad”. 
La misma Biblia está llena de semejantes manifestaciones, todas obtenidas por medio de la mediumnidad. 
En el Antiguo Testamento vemos a los profetas, videntes y oyentes inspirados que transmiten al pueblo la voluntad de las guías, y de todos los tipos de mediumnidad, la videncia parece como la más generalizada. 
En Samuel, -I, cap. IX:9- así se lo demuestra diciendo: “Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos hasta el vidente; porque el que ahora se llama profeta antiguamente era llamado vidente”. 
Es ya de rigor citar la consulta hecha por Saúl al espíritu Samuel, en la gruta de Endor. 
Las plagas que, según se narra por intermedio de Moisés, fueron lanzadas sobre Egipto; las maravillas ocurridas con el pueblo hebreo en el desierto cuando era conducido por ese Gran Enviado, a saber: la columna de fuego que marchaba al frente de los emigrados; el maná que los alimentaba; las fuentes que surgían de las rocas; el recibimiento del Decálogo, etcétera, todas son afirmaciones del extraordinario poder mediumnico del gran receptor de la Primera Revelación. 

3 En China, por ejemplo, 3000 años A.C. el espiritismo era practicado en las ceremonias mortuorias mediante el uso de un dispositivo especial para recibir la palabra del muerto dirigida a sus descendientes. El culto de los antepasados es fundamental en China, Japón y otros países orientales. 

EDGARD ARMOND 
DE SU LIBRO “MEDIUMNIDAD”




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