jueves, 14 de julio de 2016

EL ADOLESCENTE Y SU SEXUALIDAD


                         

                  
             Secreto de la Salud 

Gran parte de vuestro sufrimiento es por vuestras propias elecciones. Es la amarga poción con la cual el medico que está en vosotros cura vuestro “yo” enfermo”. 
Gibran Khalil Gibran (10) 


Cuanto más enfermo usted este, mayor la necesidad de romper con una serie de comportamientos dañinos que se ha permitido a lo largo del tiempo. 
Nadie enferma del día para la noche. Nadie va a dormir feliz y se despierta depresivo, nadie va para la cama con salud y se despierta con un cáncer. Tratamos nuestras propias enfermedades mediante desequilibrios que se suceden en el tiempo. Cometemos pequeños suicidios todos los días. Interrumpa ese ciclo acumulando días saludables en su existencia. Sepa que la vida es acumulativa, es decir, lo que hoy nos sucede de bueno o malo es el resultado de acciones que se acumularon a lo largo del tiempo. 
En el campo de los cuidados con nuestro cuerpo, muchas veces tenemos más disculpas que esfuerzos en favor de preservar la salud. Inventamos mil justificativas y posponemos siempre las actitudes que nos garantizarían más calidad de vida. De ese modo, ninguna intervención espiritual podrá darse sin que, primeramente, ocurra en nosotros una transformación de nuestra conciencia sobre las piedras que colocamos en nuestro camino. 
Cuando Jesús resucitó a Lázaro (11), que ya estaba enterrado desde hacía cuatro días, pidió primeramente a los discípulos que retirasen la piedra de la sepultura. Ahora, ¿porque el propio Jesús no retiró el mismo la piedra? No la retiró porque la tarea podría ser hecha por las personas presentes en el lugar. Después que la piedra fue retirada, Jesús curó a Lázaro. 
Así pasa con nosotros. Precisamos mover la piedra de nuestros hábitos infelices para que Jesús nos cure. El principio es que nada se altera en el mundo sin que algo se mueva primeramente. En el campo de las enfermedades eso es muy verdadero. 
Pequeñas actitudes felices tomadas todos los días forman el secreto de la salud y de la cura. 
Haga algo de bueno por su salud, no coloque más piedras en su sepultura, al contrario, retírelas para que el Cristo le resucite de la enfermedad. 
El Maestro está dispuesto a hacer todo en su beneficio, pero si no retiramos la piedra que nos llevó al desequilibrio, ¿cómo esperar que Jesús nos Cure? 
Una simple caminada, por ejemplo, puede hacer muchos beneficios para la salud. Camine alrededor de su casa. Si aún no puede camine alrededor de su cama. 
Si aun así le fuese imposible, mueva el dedo del pie, abra y cierre las manos, pestañee los ojos, en fin, haga alguna cosa por usted, porque es reaccionando a la enfermedad que la salud camina a su encuentro. 
Aproveche para pensar en las otras piedras que están en su vida, ellas están disfrazadas de resentimientos, culpas, odios, complejos de inferioridad, irritaciones, orgullo y egoísmo. 
Deje libre el camino de su vida, límpielo lo más deprisa posible, porque Jesús, en cualquier hora, llegará para sacarlo del túmulo de la enfermedad. 
El principio es que nada se altera en el mundo sin que algo se mueva primeramente. 

(10) Medicina Espiritual, recopilación de pensamiento. Sonia Aguiar, Record. 
(11) Juan: 11, 1-45 
Extraído del libro “El Médico Jesús” 
José Carlos de Lucca 
Traducido por Jacob

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EL ADOLESCENTE  Y SU SEXUALIDAD
La ignorancia responde por incontables males que afligen a la criatura humana y confunden la sociedad. Igualmente perversa es la información equivocada, destituida de fundamentos éticos y carentes de estructura y de lógica. En la adolescencia, el despertar de la sexualidad es como el romper de un dique , en el cual se encuentran apresadas  inconmensurables fuerzas, que se lanzan, desordenadas,  produciendo daños y prejuicios en relación  a todo lo que encuentran al frente.
En el pasado, el tema era tabú, la ignorancia y la hipocresía preferían esconder, de una forma cómoda, en  la que la apariencia debería ser preservada, aunque la conducta moral  muchas veces se encontrase distante de lo que era presentado.
Se estableciera, a escondidas, que lo inmoral era la sociedad  el tomar conocimiento del hecho servil y no practicarlo a ocultas.
A la medida que los conceptos se actualizaron, liberándose de los preconceptos   perniciosos, ocurrió el desastre del libertinaje, sin que hubiese mediado un periodo de madurez emocional entre  lo prohibido y lo liberado, lo que era considerado vergonzoso y sucio  y lo que es biológico y normal.
Evidentemente, después de un largo periodo de prohibición, impuesta por el imperativo del progreso, surgieron la búsqueda por el desenfrenado gozo a cualquier precio y a la entrega de apetitos sexuales, como si la existencia terrena se  resumiese únicamente en los juegos  y en las conquistas de la sensualidad, terminando por la caída en las excentricidades, en los comportamientos patológicos  y promiscuos del abuso.
La sociedad contemporánea se encuentra en un grave momento de conducta en relación al sexo, particularmente en la adolescencia. Superada la ignorancia del pasado, contempla asustada, los desastres morales del presente, sufriendo terribles incertezas acerca del futuro.
La orientación sexual sana es la única alternativa para el equilibrio en la adolescencia, como base de seguridad para toda la reencarnación.
La cuestión, hágase justicia, ha sido muy debatida, sin embargo las soluciones aun no se hicieron satisfactorias. La visión materialista  de la vida, estimulando una filosofía hedonista, responde por los problemas  que se constatan, en razón del concepto reduccionista a la que se encuentra relegada la criatura humana. Sin duda el sexo forma parte de la vida física, entretanto, tiene implicaciones profundas  en los rincones del alma, ya que el ser humano es más  que un montón de células  que constituyen su cuerpo. Por esa razón, los conflictos se establecen teniéndose en vista su realidad espiritual, con  anterioridad a la forma actual, y complejas experiencias vividas antes,  que no fueron felices.
Tal vez, en razón  de ignorar o negar el origen del ser, como Espíritu inmortal que es, innumerables psicólogos, sexólogos y educadores  se limitan, con honestidad, a preparar al niño de forma que apenas conozca  el cuerpo, identifique sus funciones,  entre en contacto con su realidad física. La propuesta es saludable. Innegablemente; todavía, el cuerpo   refleja los hábitos ascentrales, que provienen de las experiencias anteriores, vivenciados en otras existencias corporales, que imprimirán necesidades, ansias, conflictos o  armonías que ahora se presentan con predominancia en el comportamiento.
El conocimiento del cuerpo, a fin de asumir sus impulsos, impulsa al adolescente para la promiscuidad, la perversión, los choques  que provienen de las frustraciones, en el caso no esté necesariamente orientado para entender el complejo mecanismo  de la función sexual, particularmente en sus expresiones psicológicas.
Inseguridad y miedos, muy comunes en la adolescencia, proceden de las actividades mal vividas en las jornadas anteriores, que imprimieron matrices emocionales o limitaciones orgánicas, deficiencias o exaltación de la libido, preferencias perturbadoras que exigen correcta orientación, así como la terapia especializada.
A los padres cabe la tarea educativa inicial. Todavía, mal equipados de conocimientos sobre la conducta sexual, castran a los hijos por el silencio mantenido  respecto del tema, dejándolos desinformados, a fin de que aprendan con los colegas pervertidos y viciados, o los liberen, aun sin estructura psicológica, para que atiendan a los impulsos orgánicos, sin cualquier ética o lucidez a respecto de la ocurrencia  y de sus consecuencias inevitables. Reuniéndose en grupos para el intercambio de opiniones y experiencias de curiosidad, los adolescentes quedan a merced de profesionales del vicio, que los reclutan  mediante las imagines de la prensa perversa y enferma o de la prostitución, hoy disfrazada  de intercambio inflexible, para atender a aquellos impulsos orgánicos  o de viciación mental, en relacionamientos tan rápidos como   insatisfactorios.
Cuando se pretende transferir para la escuela la responsabilidad de la educación sexual, se corre el riesgo, que deberá ser calculado, de el asunto ser presentado a la ligera, irresponsabilidad y perturbación del propio educador, que vive conflictivamente  el desafío, sin que lo haya solucionado en si mismo de manera correcta.
Palabras impropias y degradantes, exhibición de aberraciones, normalmente son utilizados como temas para las aulas de sexo, al servicio de la orientación saludable, más aturdiendo a los adolescentes tímidos e inseguros y tornando cínicos a aquellos más audaces.
La cuestión de la sexualidad merece tratamiento especializado, conforme exige la propia vida.
El ser humano no es solamente un animal sexual, también es racional, que despierta para el comando de los instintos bajo el amparo de la conciencia. Todos sus actos merecen consideración, cara a los efectos que les suceden.
En lo que dice respecto al sexo, este requiere el mismo tratamiento y dignificación que son dispensados a los demás órganos,  con el agravante de ser el aparato reproductor, que posee una alta y expresiva carga emocional, de ese modo requiriendo  mayor suma de responsabilidad, así como de higiene  y respeto moral.
El control moral, la disciplina moral, los hábitos saludables en el transcurso de las horas, el trabajo normal, la oración ungida de amor y de entrega a Dios,  constituyen metodología correcta para la travesía de la adolescencia y el despertar de la edad de la razón  con madurez y equilibrio. El sexo orientado reposa  y se estimula en el aura del amor, que le debe constituir la guía segura para ecuacionar todos los problemas que surgen y lo preservan de los abusos que alucinan.
Sexo sin amor es agresión brutal en la búsqueda del placer  de efímera duración y de resultado desastroso, por no satisfacer ni calmar.
Cuanto más sea usado en  el mecanismo de la desesperación o fuga, menos tranquilidad proporciona.
Teniendo en cuenta el cambio de hormonas y fenómenos biológicos procreativos, el sexo debe recibir orientación digna  y natural, sin exagero de cualquier naturaleza o limitación absurda, igualmente desastrosa. La fuerza, no localizada, dejada en desequilibrio, daña y destruye, sea ella cual sea.
La naturaleza sexual ha conducido  la historia de la humanidad, y, porque, no siempre fue orientada correctamente, los desastres bélicos que sucedieron  a las hecatombes morales, sociales, espirituales, han sido  la cosecha de grandes conquistadores y lideres enfermos, reyes y dictadores innobles, que dominaron a los pueblos,  arrastrándolos  en cautiverios hediondos, porque no consiguieron dominarse,  controlar esa energía en desvarió que los alucinaba.
Examinese cualquier déspota, y en el se encontraran registros de disturbios en el area del comportamiento sexual.
De ese modo, en la fase de la irrupción de la adolescencia y de los órganos secundarios, se impone el deber de completarse la orientación del sexo que debe ser iniciada en la infancia,  de forma que el joven se dé cuenta que el mismo existe en función de la vida y no está como instrumento de él.
Mercedes Cruz
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   Semejanzas físicas y 
               morales 

207.* Los progenitores suelen transmitir con frecuencia a sus hijos una semejanza física. ¿Les transmiten también un parecido moral? 

- No, puesto que se trata de almas o Espíritus diferentes. El cuerpo procede del cuerpo, pero el Espíritu no procede del Espíritu. Entre los descendientes de las razas sólo existe consanguinidad. 
207 a. ¿A qué se deben las semejanzas morales que existen a veces entre padres e hijos? 
- Son Espíritus que simpatizan, atraídos por la similitud de inclinaciones. 
208. Los Espíritus de los progenitores ¿no ejercen influencia sobre el del niño después del nacimiento de éste? 

- Tienen una influencia muy grande. Como ya dijimos, los Espíritus deben coadyuvar a su mutuo progreso. Pues bien, los de los padres tienen por misión desarrollar el de sus hijos mediante la educación. Para el Espíritu del padre es esta una tarea: si falla, será culpable. 
209. ¿Por qué padres buenos y virtuosos engendran niños de naturaleza perversa? Dicho de otro modo: ¿por qué las buenas cualidades de los progenitores no atraen siempre, por simpatía, a un Espíritu bueno para animar a su hijo? 

- Un Espíritu malo puede solicitar padres buenos, con la esperanza de que sus consejos lo encaminarán por una senda mejor, y a menudo Dios se los concede. 
210. ¿Pueden los padres, mediante sus pensamientos y plegarias, atraer hacia el cuerpo de su hijo a un Espíritu bueno más que a uno inferior? 

- No, pero podrán mejorar al Espíritu del hijo que han engendrado y que les es confiado. Tal es su deber. Malos hijos constituyen una prueba para sus progenitores. 
211. ¿A qué se debe la semejanza de carácter que existe a menudo entre dos hermanos, sobre todo en el caso de gemelos? 

- Espíritus simpáticos, que se acercan por la afinidad de sus sentimientos y que se sienten dichosos de estar juntos. 

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. 
ALLAN KARDEC 
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¿Por qué lloran los bebes?

Es un hecho bastante conocido por las personas que tienen o que ya tuvieron hijos   y que han sido con frecuencia objeto de discusión en los medios médicos: el lloro de los bebes. ¿Por qué será que ellos lloran?
Hay quien piensa, como la psiquiatra  y psicoterapeuta Maria Lucía Bezerra, que el 95% de los casos los bebes lloran debido a problemas emocionales.
En un encuentro realizado oportunamente en Curitiba, dos conclusiones aprobadas por los especialistas merecen ser analizadas.
La primera: los padres no deben ceder al impulso de ofrecer al bebe remedios para el cólico sin antes consultar con su médico.
La segunda: es preciso celar por la salud emocional de la familia, por cuanto un hogar en desequilibrio refleja, sin duda, en el comportamiento de las personas  que lo componen, especialmente en los bebes, seres aun frágiles que requieren, por eso mismo, toda la atención de sus padres o responsables.
Como aprendemos en la doctrina espirita, el servicio de reencarnación se inicia en la concepción, más solo se completa, con la plena integración del espíritu reencarnante en los elementos físicos, cuando la criatura llega a los siete años de edad. André Luiz trata del asunto en el cap. 14, p.246 a 249, de su libro Misioneros de la Luz, psicografiado por el médium Francisco  Cándido Xavier.
El asunto fue focalizado cierta vez, en la palestra, por el estimado orador J. Raúl Texeira, al narrar una experiencia personal vivida en una guardería que él y algunos compañeros fundaron en la ciudad de Niteroi.
En los primeros tiempos de la guardería no había allí el hábito de ofrecer el pase magnético y  el agua fluidificada a las criaturas entonces asistidas. Por orientación espiritual, ellas pasaron a recibir el recurso del pase  y el agua magnetizada, una providencia  sencilla que, todavía, propiciaba a aquellas criaturitas un refuerzo vital para su organismo físico y periespiritual.
Muchas criaturas, cuando en tierna edad, acostumbran a ver sombras desencarnadas en el ambiente en el que viven. No siempre esas sombras son benefactoras venidas en misión de paz. Si el hogar no es equilibrado, pueden ser Espíritus igualmente perturbados cuya visión asusta  a los bebes y, eventualmente, puede llevarlos al lloro.
El pase, el agua fluidificada y la oración ofrecen las condiciones mencionadas en el encuentro a que nos referimos, es indispensable la salud emocional de la familia, eliminando así, sin ninguna duda, una de las posibles causas del lloro  de nuestros bebes.
M.C.R.
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         El Sexo de los Espíritus 

200. ¿Tienen sexo los Espíritus? 

- No, en el sentido en que vosotros lo entendéis, por cuanto los sexos dependen del organismo. Hay entre ellos amor y simpatía, pero basados en la afinidad de sentimientos. 
201. El Espíritu que ha animado el cuerpo de un hombre ¿puede en una nueva existencia animar el de una mujer, y viceversa? 

- Sí, son los mismos Espíritus los que animan a hombres y mujeres. 
202. Cuando se es Espíritu ¿se prefiere encarnar en el cuerpo de un hombre o en el de una mujer?

- Esto importa poco al Espíritu. Depende de las pruebas por las que tenga que pasar. 
Los Espíritus encarnan en hombres o mujeres, pues no poseen sexo. Como deben progresar en todos sentidos, cada sexo, así como cada posición social, les ofrece pruebas y deberes particulares y la ocasión de cosechar experiencias. El que hubiera sido siempre hombre sólo sabría lo que saben los hombres. 

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. 
ALLAN KARDEC
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