martes, 27 de febrero de 2024

¿Los malos Espíritus tienen más poder que los buenos?

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Tras las huellas de Jesús

2-  Fenómenos de emancipación del alma

3- Profundizar dentro de sí (Psicografía)

4.- ¿Los malos Espíritus tienen más poder que los buenos? 


                                           ******************************



       TRAS LAS HUELLAS DE JESÚS


“Os tengo dicho estas cosas estando aun con vosotros; más el Paráclito, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, ese os enseñará todas las cosas y os hará  recordar todo cuanto os he dicho”
(Juan, XIV, 25:26,)

La Religión de Jesús es la eterna Religión de la Luz y de la Verdad. Ella no se limita a la práctica de simples virtudes, tal como los hombres la juzgan. Abrazando los amplios horizontes de la Vida Espiritual, nos enseña los medios indispensables para la adquisición de la inmortalidad.

¡La Religión de Jesús no desaparece con  el túmulo, sino que se yergue como un Sol majestuoso más allá del túmulo; donde todo parece sumergido en tinieblas, en la nada, la Verdad, la Vida se manifiesta con todo fulgor!

¡La Religión de Jesús no es la Religión de la Cruz, más si la Religión de la Luz! ¡No es la Religión de la Muerte, sino  la de la Vida! ¡No es la Religión del desespero, sino la de la Esperanza! ¡No es la Religión de la Venganza, sino la de la Caridad! ¡No es la Religión de los Sufrimientos, sino la de la Felicidad!

La muerte, el desespero, el martirio, los sufrimientos, son oriundos de las  religiones humanas, así como la Cruz es el instrumento de suplicio inventado por los verdugos de Babilonia, de la Roma Primitiva, cuyos señores masacraban cuerpos y almas, infringiendo los preceptos del Decálogo.

La Religión de Jesús no es la Religión de la Fuerza, sino la Religión del Derecho.

Cuando las multitudes absortas se aproximaban al Maestro querido, para escuchar sus predicas ungidas de Fe, perfumadas de Caridad y centelleantes de Esperanza, nunca el Nazareno les atendió con una Cruz; nunca pretendió colocar sobre los hombros de sus infelices hermanos el peso del madero infame.

Al contrario, los atraía con miradas de piedad y en sus sublimes exhortaciones en sus amorosos consejos, para todos tenia una palabras de perdón, de afecto, de consuelo.

A los afligidos y desanimados les decía: “Venid a mi vosotros que estáis sobrecargados; aprended de mi, que soy humilde de corazón; tomar sobre vosotros mi yugo, que es suave, mi fardo que es leve, y hallareis descanso para vuestras almas”.

La gran misión de Jesús fue abatir todas las cruces que el mundo había levantado; fue arrasar todos los calvarios. El fue el portador del bálsamo para todas las heridas, el consuelo para todas las aflicciones, la luz para todas las tinieblas.

Solo aquel  que tuviera la ventura de examinar las paginas del Nuevo Testamento y acompañar los pasos de Jesús desde su nacimiento hasta su muerte y gloriosa resurrección,  podría valorar bien  en que consiste la Doctrina del Resucitado.

¡Es admirable ver el Gran Evangelizador en medio de la plebe maltratada,repartiendo, con todos, los tesoros de su amor! Les hablaba el lenguaje del Cielo; los convidaba a la regeneración, a la perfección; les hacia entrever el futuro lleno de promesas saludables; los animaba a buscar las cosas de Dios; finalmente, procuraba grabar en aquellas almas, turbadas por el sufrimiento, el benévolo reflejo de la Vida Eterna, que él tenia por misión ofrecer a todas las almas.

Jesús no fue el emisario de la espada, el gladiador que lleva el luto y la muerte a la familia y a la sociedad; sino el Medico de las Almas; el Príncipe de la Paz, el Mensajero de la Concordia; el Gran Exponente de la Fraternidad y del Amor a Dios.

A lo lejos de las carreteras pedregosas por donde pasó, por las ciudades y aldeas, el Maestro invitaba a sus oyentes a ser buenos, les nombraba los tesoros del Cielo y a todos la garantía el auxilio de ese Dios Invisible, cuyo amparo se extiende a los pájaros del cielo, a los lirios del campo.

Después de su admirable Sermón  de la  Montaña, y para demostrar la acción de sus palabras, cura un leproso que, postrado a sus pies, lo adora, diciendo: “¡Señor, si tu quieres, bien me podías tornar limpio!

En su viaje para Cafarnaum, un centurión se aproxima a él y  le pide la cura de su criado: la milicia celestial se agita y el enfermo se restablece.

Llegando a la ciudad de Cafarnaun, entra en casa de Pedro y encuentra en cama, presa de fiebre maligna, a la suegra de este. Inmediatamente, al toque de sus manos compasivas, la pobre vieja se yergue.

Acompañado de sus discípulos, en una barca en el Mar de Galilea, la tempestad se desencadena, el viento sopla recio y las olas se agitan. Los discípulos, tomados de pavor, apelan al Maestro, y a  una palabra suya los vientos cesan, el mar se calma.

Llegados a la otra banda, el despide una legión de Espíritus malignos que obsesaban a un pobre hombre.

Al salir nuevamente a la tierra de los segadores y de vuelta a Cafarnaun, unos hombres se aproximan al Nazareno y le llevan a un paralítico que yacía en el lecho. El enfermo recibe el perdón de sus faltas y el hombre, curado, rinde gracias a Dios.

Jairo, un jefe de la sinagoga, sabiendo los grandes prodigios operados por Jesús, corre a su encuentro, le pide liberar a su hija de la muerte. En cuanto Jesús camina para la casa de Jairo, una mujer que sufría, hacia doce años, enfermedad incurable, le tocó la túnica y sanó. Llegado el Maestro a la casa del fariseo, libra a la moza de las garras de la muerte.

Cuando sale Jesús de la casa de Jairo, dos ciegos corren tras del Maestro clamando: “¡Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Sus ojos se abren y ellos salen a divulgar en la Galilea, las grandes cosas que el Señor les hizo.

En el mismo instante un grupo de hombres trae al hijo de Dios un mudo endemoniado; ¡Jesús expulsa al espíritu maligno y el mudo recupera el habla!
Y a medida que las gracias eran dadas, la multitud crecía, porque en ellas la palabra de Dios crecía  y Jesús por todas partes seguía anunciando a todos el reino de Dios: contaba parábolas, hacia comparaciones y, bajo la forma de alegoría, infundía en las almas la Voluntad Suprema para que todos, removiendo obstáculos, pudiesen, con el auxilio divino, liberarse de los sufrimientos agobiantes por los que pasaban.

Durante un largo periodo de tres años consecutivos, Jesús, dedicado todo a la alta misión que tan bien desempeño,  no perdió un solo momento para dejar bien esclarecida su tarea libertadora.

Gran Reformador Religioso, abolió todos los cultos, todos los ritos, todos los sacramentos de invención humana, que solo han servido para dividirá la Humanidad, formar sectas, constituir partidos, en perjuicio de la unificación de los pueblos, de la fraternidad que él supo proclamar bien alto.

Y fue por eso, que fariseos o escribas, sacerdotes, doctores de la Ley y pontífices congregados en reunión secreta maléfica, animaron a la turba bestializada contra el Medico Rabino, y, unidos a los Herodes, a los Caifases, a los Pilatos y a los Tartufos; unos por violencia sanguinaria, otros por ambición y orgullo, otros por la avaricia, vil mercancía, cobardía y subversión, llevaron al Mago Evangelizador al Patíbulo infame, torturándolo con una muerte maliciosa.

Más el triunfo de la Verdad no se hizo esperar; cuando  todos juzgaban muerto al Redentor del Mundo, cuando  creían haber sofocado su Doctrina de Amor, la Piedra del Sepulcro en donde habían depositado el cuerpo del Maestro Galileo, se estremece al toque de los luminosos espíritus; la cavidad de piedra se muestra vacía; Jesús se  aparece a Maria Magdalena,  y resuena por todas partes el eco de la resurrección!

¡Triunfante de las calumnias, de las injurias, de los tormentos de los suplicios, de la muerte, el Hijo Amado de Dios reafirma sus sustanciosas lecciones, embalsamando a sus amorosos discípulos con los efluvios de la inmortalidad, únicos que nos garantizan Fe viva, Esperanza  sincera y caridad eterna!

No valió la prevención de los sacerdotes, a la orden de Pilatos; no valieron los sellos que lacraban el sepulcro y los soldados que lo guardaban; al alborear del primer día de la semana todo fue derribado, y el Cristo, resucitado, volvió a la arena mundial, victorioso en la lucha contra sus terribles verdugos!

Y en su narrativa llena de simplicidad, dice el Evangelio, por todos los evangelistas, que el Cristo Jesús apareció después de muerto, se comunicó con los once apóstoles, apareció a los demás discípulos, y , después, a más de quinientas personas de las cercanías de Jerusalén; les explicó nuevamente las Escrituras, les repitió su Doctrina, que no puede quedar encerrada en el túmulo, ni en una iglesia; produjo delante de ellos fenómenos estupendos, como la pesca maravillosa, les anunció todas las cosas que debían acontecer, les garantizó la venida del Consolador, les prometió, más allá de eso, su asistencia hasta la consumación de los siglos, no solo a ellos, sino a todos los que le siguiesen los pasos y se elevó a las altas regiones del Espacio, desde donde velaría por todos.

La religión de Jesús no consiste en dogmas y promesas fáciles; es la religión de la Realidad.

Religión sin manifestaciones y comunicaciones de espíritus, es la misma cosa que ciudad sin habitantes o casa sin moradores.

La Religión consiste justamente en esa comunión de espíritus, en ese auxilio reciproco, en ese afección mutua.

¿Por qué es Cristo nuestra esperanza y nuestra fe? ¿Por qué le dedicamos amor, respeto y veneración? ¿Por qué le confiamos a El nuestras aflicciones? ¿Por qué le hacemos oraciones? ¿Por qué le rendimos devoción, admiración y le rendimos gracia?
Porque sabemos que él puede y viene a iluminarnos la vida, nos robustece la creencia, nos protege y ampara, nos auxilia y acaricia, como un padre devoto proporcionaría felicidad y bienestar a sus hijos.

¿Pues, siendo Cristo las primicias  del espíritu, como afirma el apóstol Pablo; estando en lo cierto de que él resucitó, apareció, se comunicó, ¿ por que no podrían hacer lo mismo aquellos espíritus  que fueron nuestros amigos y parientes, aquellos que Vivían con nosotros, manteniendo mutuo afecto?

En la Epístola a los Corintios dice el Apóstol de la Luz: “si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó y es vana nuestra fe”

¡La resurrección de Cristo implica la resurrección de los muertos; y si fuese contraria a la Ley de Dios, la manifestación, la aparición, la comunicación con los muertos, Jesús habría infringido esa Ley; habría ido en contra de su primer mandamiento, que dice estamos obligados a obedecer  a nuestro Padre celestial, a Amarlo con todo nuestro corazón, entendimiento y alma y con todas nuestras fuerzas!

Pero ya que el Cristo apareció y se comunicó, es señal cierta de que la Ley de dios, consiste en la comunicación de los Espíritus. ¿Jesús no invocó, en el monte Tabor, a los espíritus de Moisés y Elías?

Esta es la Religión de Jesús, pues se basa en actos irrefutables; esta es la Religión de la Fraternidad, porque tiene por base el afecto verdadero, que no termina en el túmulo; seguir las pisadas de Jesús es bastante para que seamos guiados por él y venzamos  también como el venció, la muerte, con el triunfo de su resurrección.

-Mercedes Cruz-

************************************







FENÓMENOS DE LA EMANCIPACIÓN DEL ALMA

“El alma posee sus facultades, como el ojo las suyas. Hay que evaluarlas por sí mismas y no por analogía”
Allan Kardec – Libro de los Espíritus – Item 455

Entre las ciencias que intentan explicar de alguna manera los fenómenos paranormales, encontramos disciplinas como la metapsíquica, la parapsicología o la psicología transpersonal. Sin embargo, hasta la fecha, todavía no se ha publicado un manual más clarificador, exacto y preciso sobre la fenomenología paranormal que “El Libro de los Médiums” de Allán Kardec, codificador del espiritismo.
En él encontramos las distinciones sobre los fenómenos paranormales más claras y precisas. Una de ellas es la diferenciación entre los fenómenos anímicos (procedentes del alma humana) y los fenómenos mediúmnicos (aquellos producidos por el intercambio entre dos espíritus, uno con cuerpo físico y otro en el mundo espiritual).
Hoy hablaremos de los anímicos, entre los que destacan notablemente los fenómenos que son consecuencia de la emancipación del alma, y que podemos definir y conceptuar como aquellos que se producen mediante la separación temporal y espacial del alma encarnada. Aquí podemos encuadrar algunos como la psicometría, la telepatía, la clarividencia o los sueños. Nos referiremos a ellos a fin de distinguirlos de aquellos otros fenómenos de orden mediúmnico.

“Las dimensiones espirituales de la realidad pueden ser directamente experimentadas de un modo tan convincente como nuestra experiencia del mundo material, si no más aún. Un estudio detallado de las experiencias espirituales muestra que no pueden ser explicadas como productos de un proceso patológico en el cerebro, sino que son reales”.
Dr. Stan Groff, Psiquiatra fundador de la Psicología Tanspersonal

Los fenómenos anímicos, como bien indica su definición, son fenómenos que se producen a consecuencia de la expansión del alma humana, en diferentes expresiones de la conciencia que los psiquiatras y psicólogos denominaron en tiempos pasados “estados alterados de conciencia”. Hoy en día, la Psicología Transpersonal ha cambiado la denominación, y lejos de considerar estos fenómenos como patologías de la mente humana, son tratados como otras formas de expresión de la conciencia.
Este planteamiento no hace más que reafirmar la línea de investigación de Carl G. Jung, que denominó a estos fenómenos “expresiones numinosas del alma”. Nunca más debían considerarse estados patológicos, sino formas diversas de expresión de la conciencia que permiten al ser humano acceder a realidades anímicas que amplían percepciones reales, extraordinarias, creativas y eminentemente satisfactorias. Aquí podríamos incluir estados de conciencia como los éxtasis místicos o espirituales, los momentos de inspiración de los artistas, las conexiones con el pensamiento cósmico, etcétera.
Todos estos fenómenos, como los mencionados arriba igualmente, tienen un denominador común: el alma humana se ve a sí misma expandida, pudiendo llegar a captar percepciones y sensaciones que no puede percibir en un estado “normal” de conciencia. La expansión del alma humana tiene mucho que ver con su desdoblamiento. Es decir, se trata de un proceso similar al que se experimenta durante el sueño, cuando nuestra alma sale del cuerpo y es capaz de viajar por el espacio y el tiempo sin mayor límite que nuestra vuelta al estado de vigilia.
En los casos que nos ocupan, el proceso es el mismo, con una pequeña pero importante diferencia: no estamos dormidos sino conscientes, con pleno uso de nuestras facultades cognitivas, racionales y emocionales. Tanto es así, que las personas que tienen capacidades de telepatía, telequinesia o psicometría, perciben sus captaciones estando plenamente conscientes. Su alma se desdobla, se expande, capta, y en el mismo estado consciente recibe las impresiones que experimenta en el instante, siendo capaz de retenerlas en la memoria y explicarlas.
Resumiendo algunas definiciones de estas facultades anímicas, podemos aclarar que la Psicometría es una capacidad que permite, al contacto con ciertos objetos, hacer una lectura o percepción de la historia de ese objeto (a quién perteneció, qué importancia tuvo, etc.). A través de su periespíritu y de forma automática, el psicómetra puede emanciparse del cuerpo y moverse en el espacio y en el tiempo hacia el pasado, entrando en conexión con la Memoria Cósmica, donde encuentra las influencias vibratorias de los objetos y lugares que le permiten la percepción. (por ejemplo, psicómetras que colaboran con la policía para encontrar a personas desaparecidas a través de un objeto que les perteneció).
A diferencia, la Telepatía permite a la persona con esta facultad conectar con otras Mentes. El proceso puede ser bidireccional, es decir, la persona con capacidad telepática puede ser receptor y/o emisor al mismo tiempo. En realidad, la Telepatía no es mas que la comunicación mental entre personas, con naturalidad (ejemplo: “Usted captó mi pensamiento, eso mismo iba a decirle”). Es una proyección a distancia del pensamiento o de la imagen de una persona. Hoy se sabe que todo el Universo está entrelazado; la realidad física está interconectada y la telepatía es un ejemplo de esto mismo. La energía y vibración del pensamiento en determinada frecuencia permite la atracción de pensamientos o imágenes semejantes que sintonizan la conexión mente-mente. No es, pues, ningún don divino ni poder sobrenatural.

“Los fenómenos psíquicos demuestran ser la consecuencia inevitable de la existencia de una realidad física inter-conectada y entrelazada”
Dr. Dean Radin
La Clarividencia es el hecho diferenciado de contemplar a distancia, a lo lejos, en el espacio o simultáneamente en el tiempo, acontecimientos que se están produciendo en ese instante, sin conocimiento directo alguno de los mismos.
Hoy, con las nuevas tecnologías no es sorprendente; podemos ver al instante lo que ocurre a miles de kilómetros. Pero imaginemos en el pasado, cuando no existían medios de comunicación instantáneos. Hombres como Swedemborg, que en el siglo XVIII visualizó el incendio de Estocolmo al mismo tiempo que estaba produciéndose, estando a más de 500 km de la capital sueca. O el inefable y extraordinario Apolonio de Tyana, que estando ofreciendo una prédica en la ciudad griega de Éfeso a más de 1000 km de Roma, tuvo la visión en ese mismo instante del apuñalamiento y muerte del tirano emperador de Roma, Domiciano, el 18 de Septiembre del año 86 d.C., relatando a sus oyentes de forma precisa los detalles de lo que veía en ese momento.
No debemos confundir “Clarividencia con Doble Vista”. Esta última es empleada por Kardec para explicar y definir la percepción visual del mundo de los espíritus que poseen muchas personas. Todo sería mucho más fácil admitiendo la existencia del espíritu y la emancipación del mismo, pues el periespíritu que envuelve energéticamente el cuerpo biológico es el punto de conexión y energía que permite la producción de todos los fenómenos paranormales.
El conocimiento detallado del proceso de desdoblamiento del alma que explica Allán Kardec en el Libro de los Espíritus y en El Libro de los Médiums, es tan detallado, preciso y perfecto, que relata con una minuciosidad extraordinaria los fenómenos anímicos. Esta fue una de las bases de conocimiento que J. B. Rhine (Fundador de la Parapsicología) investigó para poner en marcha las pruebas y evidencias científicas que demostraron la telepatía, la telequinesia y la psicometría como facultades que el denominó “Psi”.
El problema principal, como en todos los casos en los que interviene el libre albedrío y el alma humana, es el hecho de que todos estos fenómenos psi no se reproducían a voluntad en el laboratorio tantas veces como se prestaban al fenómeno las personas capacitadas para ello. Estamos hablando de fuerzas del inconsciente profundo que no se pueden ejercer cuando se quiere. Este hecho no ilegitima ni desautoriza el fenómeno psi, pues las pruebas y evidencias son tan abrumadoras, reales y ciertas que son contrastadas con los resultados de las mismas. Además, estos estados especiales de conciencia están ya siendo demostrados por la psicología, la neurología y la genética, dependiendo de condiciones anímicas, fisiológicas y espirituales.
Terminaremos, pues, con otra afirmación respecto a la emancipación del alma:
“En el estado de emancipación la vida consciente del cuerpo cede a la del alma. Pero no se trata de dos existencias sino de dos fases de una misma vida, porque el hombre no vive doblemente” Allán Kardec L.E.: Item 413

Por Antonio Lledó Flor-

********************************************


          PROFUNDIZAR DENTRO DE SÍ  (Psicografia)


Hermanos amados, la paz sea con vosotros: Una vez más habéis recibido lecciones suficientes para que podáis meditar en profundidad la autenticidad y la grandeza del Mundo Espiritual. Meditad cada una de las comunicaciones, y veréis que todos los espíritus sufrientes, a veces confundidos en la situación, que en el momento de comunicarse estaban viviendo, ellos os están mandando un mensaje que dice precisamente esto: La diversidad de situaciones de los espíritus en el mundo espiritual, es únicamente la consecuencia de su forma de vivir y de pensar en la Tierra, de sus ideas, creencias y aspiraciones.
Por tanto hermanos, lo que vosotros decidáis ser ahora en la Tierra, es lo que seguiréis siendo una vez os hayáis desprendido del cuerpo, así que a todos os conviene profundizar dentro de vuestras conciencias. Debéis preguntaros: ¿Qué deseáis para sí, qué anheláis para vuestros seres queridos? Y en definitiva, ¿qué aspiráis para la tierra en que vivís, y también para el planeta entero? Aquello que os propongáis en la intimidad de vuestros hogares, lo que vuestros espíritus anhelen y pidan, yo os digo: Esto recibirán. Porque cuando el espíritu desea fervientemente dar un paso hacia delante, encuentra en su entorno, todos los elementos precisos para transitar.
Cuando el ser ha dado un paso, y se da cuenta de que sus pies no se hunden, sino todo lo contrario, que se mantiene en equilibrio, y que ese equilibrio le da fuerza y armonía dentro de sí, ese ser entonces, anda con paso firme. Recordad, que pasos pequeños hacen camino, un paso tras otro paso conducen al espíritu a llegar a donde quiere o necesita ir. Todo ser viviente ha sido creado para andar la senda que conduce a horizontes de paz, de luz y de equilibrio. Hermanos, debéis recorrer esa senda todos, recordad también que podéis recorrerla acompañados de la virtud, porque sólo las virtudes pulen al espíritu, ellas apartan defectos y debilidades.
Que vuestros espíritus no se sientan nunca tristes, ni abatidos o impotentes, sino todo lo contrario, cuando vuestras fuerzas, por el motivo que fuere flaqueen, recuperadlas pidiendo a los espíritus de amor y de luz, que os manden estas energías que tanto necesitáis para seguir en la andadura de la Tierra. Ahora y siempre mi paz sea con vosotros, hermanos.
Adiós.

Igualada, 13-11-1993
María Dolors Figueras
Extraído del libro "El despertar del alma"

                                           **********************************************




                                                          

¿ LOS MALOS ESPÍRITUS TIENEN MÁS PODER QUE LOS BUENOS?

          Habiendo malos Espíritus que obsesan y buenos que protegen, se pregunta si los malos Espíritus son más poderosos que los buenos.

No es el buen Espíritu el que es más débil, es el médium que no es bastante fuerte para sacudir la capa que le ha sido echada encima, para desasirse de los brazos que le oprimen y entre los cuales, preciso es decirlo, algunas veces se halla complacido. En este caso, se comprender que el buen Espíritu no puede ocupar este lugar, puesto que se prefiere a otro. Admitamos ahora el deseo de desembarazarse de esa envoltura fluídica, de la cual esta penetrada la suya, como un vestido esta penetrado por la humedad; el deseo no bastaría. La voluntad no siempre será suficiente.

Se trata de luchar con un adversario; pues cuando dos hombres luchan cuerpo a cuerpo, el que tiene más fuerza muscular es el que da en tierra con el otro. Con un Espíritu es preciso luchar, no cuerpo a cuerpo, sino Espíritu a Espíritu, y en este caso también vence el más fuerte; aquí la fuerza esta en la autoridad que se puede tomar sobre el Espíritu, y esta autoridad esta subordinada a la  superioridad moral. Esta superioridad es como el sol que disipa la niebla con el poder de sus rayos.

Esforzarse en ser bueno, ser mejor, si se es ya bueno, purificarse de las imperfecciones, en una palabra, elevarse moralmente lo mis posible: tal es el medio de adquirir el poder de mandar a los Espíritus inferiores para separarlos; de otro modo se ríen de vuestros mandatos.

Ahora bien; se dirá, ¿por que los Espíritus protectores no les mandan retirarse? Sin duda pueden hacerlo y algunas veces lo verifican; pero permitiendo la lucha, dejan
también el mérito de la Victoria; si permiten el desembarazarse de ellos a personas
merecedoras, hasta cierto punto, de su apoyo, es para probar su perseverancia y
hacerles adquirir más fuerza en el bien, que para ellas esto es una especie de gimnasia moral.
Ciertas personas, sin duda, preferirían otra receta más fácil para arrojar los malos Espíritus, como por ejemplo, el decir ciertas palabras o hacer ciertos signos, lo cual seria más cómodo que corregirse de los defectos. Lo sentimos, pero no conocemos ningún procedimiento para vencer a un enemigo cuyo ser es mas fuerte que él. Cuando se está enfermo, es menester resignarse a tomar una medicina, por amarga que sea; pero también cuando se ha tenido el valor de beberla, ¡que bien se encuentra uno y que fuerte se es! Es necesario, pues, persuadirse de que no hay, para llegar a ese fin, ni palabras sacramentales, ni formulas, ni talismanes, ni signo material alguno. Los malos Espíritus se ríen de ellos y se complacen a menudo en indicarlos, y tienen siempre cuidado de llamarlos infalibles para mejor captarse la confianza de aquellos de quienes pretenden abusar; porque entonces, estos, confiando en la virtud del proceder, se entregan a él sin temor. Antes de esperar dominar a los malos Espíritus, es menester dominarse a sí mismo. De todos los medios para adquirir fuerza para
conseguirlo, el más eficaz es la voluntad secundada por la oración; la oración de   corazón, se entiende, y no palabras en las cuales toma más parte la boca que el
pensamiento. Es menester rogar a nuestro ángel guardián y a los buenos Espíritus
que nos asistan en la lucha; pero no basta pedirles que aparten a los malos Espíritus, es necesario acordarse de esta máxima, ‘Ayúdate, y el cielo te ayudará’, y pedirles, sobre todo, la fuerza que nos falta para vencer nuestras malas inclinaciones, que son para nosotros peores que los malos Espíritus, pues estas inclinaciones son las que los atraen, como la corrupción atrae a las aves de rapiña.
Rogar por el Espíritu obsesor, es devolverle bien por mal, y esto es ya una   superioridad. Con perseverancia se acaba, en las más de las veces, por guiarlo de
nuevo a mejores sentimientos y se consigue hacer de un perseguidor un agradecido.
En resumen, la oración ferviente y los esfuerzos serios para mejorarse, son los únicos medios de alejar los malos Espíritus, los cuales reconocen a sus maestros, en aquellos que practican el bien, mientras que las formulas les causan risa, la cólera y la impaciencia los excitan. Es menester cansarlos mostrándose más paciente que ellos.
Pero algunas veces sucede que la subyugación aumenta hasta el punto de paralizar la voluntad del obsesado y no puede esperarse de su parte ningún concurso serio. Entonces es cuando es necesaria la intervención de un tercero, sea por la oración, sea por la acción magnética; pero la potencia de esta intervención depende también del ascendiente moral que los interventores pueden adquirir sobre los Espíritus, pues si no valen mas que ellos, la acción es estéril. La acción magnética, en este caso, tiene por objeto impregnar en el fluido del obsesado otro mejor y arrojar el del mal Espíritu; cuando el magnetizador opera, debe tener el doble objeto de oponer una fuerza moral a otra moral y producir sobre el individuo, una especie de reacción química, y sirviéndonos de una comparación material, diremos, sacar un fluido. Con esto, no solamente opera un cambio saludable, sino también, da fuerza a los órganos debilitados por un largo, y a menudo riguroso, apoderamiento. Se comprende, por otra parte, que la potencia de la acción fluídica está en razón directa, no solamente de la energía de la voluntad, sino sobre todo de la calidad del fluido introducido, y después de lo que hemos dicho, esta cualidad depende de la instrucción y de las cualidades morales del magnetizador; de lo que se deduce que un magnetizador ordinario que obrara maquinalmente para magnetizar, pura y simplemente, produciría poco o ningún efecto: es absolutamente necesario un magnetizador espiritista, que obra con conocimiento, con la intención de producir, no el sonambulismo o una curación orgánica, sino los efectos que acabamos de describir. Por otra parte, es evidente que una acción magnética dirigida en este sentido, no puede ser sino muy útil, en el caso de obsesión ordinaria, porque entonces, si el magnetizador esta secundado por la
voluntad del obsesado, el Espíritu es combatido por dos adversarios en vez de uno.
Es preciso decir también que se achaca a Espíritus extraños malos hechos, de los cuales son inocentes: ciertos estados de enfermedad y ciertas aberraciones que se atribuyen a una causa oculta, son algunas veces simplemente causa del Espíritu del individuo. Las contrariedades que más ordinariamente se han concentrado en sí mismo, los pesares amorosos, sobre todo, han hecho cometer muchos actos excéntricos que se haría mal, en darles el carácter de obsesiones.
Muchas veces se es obsesor de sí mismo. Añadiremos, en fin, que ciertas obsesiones tenaces, sobre todo en personas que las merecen, forman algunas veces parte de las pruebas a que están sometidas. "Y aun algunas veces sucede también que la obsesión, cuando es simple, es una tarea impuesta al obsesado, el cual debe trabajar para el mejoramiento del obsesor, como un padre para el de un hijo vicioso".

La oración es generalmente un poderoso medio para ayudar a libertarse a los obsesados; pero no es la oración de palabra, dicha con indiferencia y como una
formula trivial, que puede ser eficaz en caso semejante: es necesario una fervorosa oración, que al mismo tiempo sea una especie de magnetización mental; por el pensamiento se puede dirigir sobre el paciente una corriente fluídica saludable, cuya potencia esta en razón de la intención. La oración no tiene, pues, solamente por efecto el invocar un socorro extraño, sino también el ejercer una acción fluídica.
Lo que una persona no puede hacer sola, muchas personas unidas de intención en una oración colectiva y reiterada, lo pueden casi siempre, porque la potencia de acción aumenta con el número.

OBRAS PÓSTUMAS. ALLAN KARDEC. 

                                                       ++++++++++++++++++++++++++++++++



                                                                                                                 

No hay comentarios: