¿ Quien era ese hombre ?

  INQUIETUDES

1.- ¿ Cambiamos ?

2.- Salir del victimismo

3.- El lenguaje de los Espíritus

4.-¿ Quien era ese hombre ?

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                                             ¿ CAMBIAMOS ?

                                        

Esperar el cambio del otro es precisamente lo que impide que se produzca un verdadero cambio en nuestra vida, pues el cambio que deseamos fuera está en nosotros.

Nadie tiene que cambiar. Nadie tiene que “despertar”. Nadie tiene que ser así o asá... Encarnaste en el cuerpo en el que estás para ser el artífice de tu propio cambio, no para esperar que cambien los demás y piensen, opinen y actúen exactamente igual que tú. Tu única tarea es inspirar con tu cambio. No forzar cambios en los demás ni imponer tus pequeñas verdades. No te ofusques en el otro. No le plantes encima una responsabilidad que has de asumir tú. Si el otro no cambia, es su responsabilidad. La tuya es cambiar TÚ. Y si no resonáis, no resonáis. Y seguís caminos diferentes. Porque NO resonáis, y no pasa nada.

Muchas personas tratando de cambiar a los demás, seguirán generando guerra y conflicto. Muchas personas tratando de cambiarse a sí mismas, generarán sanas relaciones y un verdadero cambio colectivo.

- Javi López -

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SALIR DEL VICTIMISMO

Cuando el ser humano se queda anclado en el víctimismo no avanza, dado que toda evolución está basada en la dinámica, por la que la imaginación, la iniciativa y la voluntad llevan a la resolución del problema

Muchas veces para dar un paso hacia adelante se ha de dejar atrás todo aquello que lo limita, haciéndole esperar que la solución del problema venga del exterior; puesto que esto no ocurrirá porque estamos en este mundo para experimentar como debemos avanzar, tanto humanamente como espiritualmente, y esto no ocurriría si se nos solucionaran los problemas desde el exterior; por tanto ninguna conciencia elevada ni ningún buen maestro terrenal lo solucionará, más bien ayudará enfocándote para que encuentres en tu interior la respuesta y lo soluciones tu mismo .

Tomar pues la responsabilidad de nuestra vida y empezar a crear aquello que nuestro ser necesite para sentirse en armonía es salir del víctimismo y dar un salto hacia otra percepción de la realidad que hasta ahora nos haya podido mantener paralizados; reacción que ayudará, sin duda, a la expansión de nuestra conciencia y nos conducirá a la elevación de nuestra alma .

Estel Giro

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EL LENGUAJE DE LOS ESPÍRITUS

Hemos dicho que los Espíritus deben ser juzgados del mismo modo que los hombres: por el lenguaje que emplean. Supongamos que un hombre reciba veinte cartas de personas a las que no conoce. Por el estilo, por las ideas, por una cantidad de indicios, en definitiva, sabrá si esas personas son instruidas o ignorantes, gentiles o mal educadas, superficiales, profundas, frívolas, orgullosas, serias, livianas, sentimentales, etc. Con los Espíritus sucede lo mismo. Debemos considerarlos como corresponsales a quienes nunca hemos visto, y preguntarnos qué pensaríamos acerca del saber y del carácter de un hombre que dijera o escribiese tales cosas.

EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

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          ¿  QUIEN ERA ESE HOMBRE ?

                                     

En estos días borrascosos, cuando las dificultades para una existencia digna se presentan entre el tumulto, la desesperación y la violencia por doquier, la ausencia de autoridad moral en innumerables sectores de la sociedad, desconfianza y sufrimientos, es inevitable que se recuerde a un Hombre que, en un periodo ya remoto, pero en circunstancia equivalentes, supo y pudo vivir dentro de la noble directriz del amor....

En un hogar modesto, en una aldea sin grandes posibilidades de cultura y  de enriquecimiento moral, Él mantuvo desde la infancia una conducta irreprochable, enfrentando la ignorancia y las costumbres atrasadas, sin educación ni fraternidad, en donde predominaba el poder por la fuerza, por las armas, por la astucia y por el crimen.....

Vivió modestamente como ayudante de carpintero, profesión que aprendió con su padre, y que repentinamente a los veintiocho o treinta años, inició el más extraordinario ministerio de amor y  dignidad que la Historia registró.

Utilizando los recursos de la  época, atrajo apenas a doce compañeros para la más notable construcción del pensamiento filosófico, valiéndose de la ética del amor y del respeto para con el prójimo.

Ante el pueblo, simple y sufridor, olvidado por las autoridades gubernamentales y necesitado de pan y trabajo para mantenerse, presentó un proyecto de felicidad que ha resistido a todas las alteraciones del tiempo y de la cultura, preservando los contenidos originales y desafiantes que aun hoy constituyen normativas de equilibrio para millones de vidas humanas.

Viviendo entre miserables, no se hizo uno de ellos, y atrayendo a los ricos más sensibles y a representantes del poder religioso temporal, no se permitió parecérseles, permaneciendo por encima de todos aquellos con los que dialogaba. Portador de una paciencia rica de misericordia y ternura, no permitió que nadie se le apartase dejando de llevar algo de su grandeza en forma de esperanza y de paz.

Utilizando historias relativas a lo cotidiano, imprimió en la humanidad reglas de comportamiento y de sabiduría jamás superadas.

Hacía sus discursos con palabras comunes y sin retoques, de una literatura impar, como aconteció en el Sermón de la Montaña, que se  tornó una página de incomparable belleza poética, sociopsicológica, política y humanista, que atravesó los siglos produciendo armonía en las mentes y en los corazones.

Perseguido, en razón de Su honestidad, calumniado y rodeado por enemigos poderosos, no reaccionó ni los maldijo en ningún momento. Por el contrario, en el momento crucial de la jornada, cuando el crucificado perdonó a sus perseguidores, justificándoles el desconocimiento de la verdad....

... Y regresó del más allá de la muerte para ayudar a todos entonces y en los tiempos del futuro... Ese hombre es Jesús, a Quien suplicamos que vuelva otra vez.

- Divaldo Pereira Franco-

Articulo publicado en el  diario La Tarde, columna Opinión, en 22-03-2018.

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