domingo, 22 de mayo de 2022

Indumentaria de los Espíritus

    INQUIETUDES

1.- Modo de orar ( Según el Espiritismo)

2.- Indumentaria de los Espíritus

3- El verdadero espírita

4.- Leu de Transformación y destrucción de los seres vivos.



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                                                   MODO DE ORAR                                                  ( Según el Espiritismo)

               INSTRUCCIONES DE LOS ESPÍRITUS.

El primer deber de toda criatura humana, el, primer acto que debe señalar para ella la vuelta a la vida activa de cada día, es la oración. Casi todos vosotros rezais, pero ¡cuán pocos saben orar! ¡Qué importan al Señor las frases que juntáis maquinalmente, porque tenéis esta costumbre, que es un deber que llenáis y que, como todo deber, os molesta! 

La oración del cristiano, del espiritista, de cualquier culto que sea, debe ser hecha desde que el espíritu ha vuelto a tomar el yugo de la carne; debe elevarse a los pies de la majestad divina, con humildad, con profundidad, alentada por el reconocimiento de todos los bienes recibidos hasta el día, y por la noche que se ha pasado, durante la cual os ha sido permitido, aunque sin saberlo vosotros, volver al lado de vuestros amigos, de vuestros  guías, para que con su contacto os den más fuerza y perseverancia. Debe elevarse   humilde a los pies del Señor, para recomendarle vuestra debilidad, pedirle su apoyo, su 
indulgencia y su misericordia. Debe ser profunda, porque vuestra alma es la que debe elevarse hacia el Creador, la que debe transfigurarse como Jesús en el monte Tabor, y volverse blanca y radiante de esperanza y de amor. 

Vuestra oración debe encerrar la súplica de las gracias que os sean necesarias, pero de una necesidad real. Es, pues, inútil pedir al Señor que abrevie vuestras pruebas y que os dé los goces y las riquezas; pedirle que os conceda los bienes más preciosos de la paciencia, de la resignación y de la fe. No digáis lo que muchos de entre vosotros: "No vale la pena de orar, porque Dios no me escucha". La mayor parte del tiempo ¿qué es lo que pedís a Dios? ¿Habéis pensado muchas veces en pedirle vuestro mejoramiento moral? ¡Oh! no, muy pocas; más bien pensáis en pedirle el buen éxito de vuestras 
empresas terrestres, y habéis exclamado: "Dios no se ocupa de nosotros; si se ocupara no habría tantas injusticias". ¡Insensatos! ¡Ingratos! Si descendieseis al fondo de vuestra conciencia, casi siempre encontraríais en vosotros mismos el origen de los males de que os quejáis; pedid, pues, ante todo, vuestro mejoramiento y veréis qué torrente de gracias y consuelos se esparcirá entre vosotros. (Capítulo V, número 4). 

Debéis rogar sin cesar, sin que por esto os retiréis a vuestro oratorio o que os pongáis de rodillas en las plazas públicas. La oración del día es el cumplimiento de vuestros deberes sin excepción, cualquiera que sea su naturaleza. ¿No es un acto de amor hacia el Señor el que asistáis a vuestros hermanos en cualquier necesidad moral o física? ¿No es hacer un acto de reconocimiento elevar vuestra alma hacía El cuando sois felices, cuando se evita un percance, cuando una contrariedad pasa rozando con vosotros, si decís con el pensamiento:   "¡Bendito seais, Padre mío!". ¿No es un acto de contrición el humillaros ante el Juez Supremo cuando sentís que habéis fallado, aunque sólo sea de pensamiento, al decirle:  "¡Perdonadme, Dios mío, porque he pecado (por orgullo, por egoísmo o por falta de  caridad); dadme fuerza para que no falte más y el valor necesario para reparar la falta!". 

Esto es independiente de las oraciones regulares de la mañana y de la noche, y de los días que a ella consagréis; pero, como veis, la oración puede hacerse siempre sin interrumpir en lo más mínimo vuestros trabajos; decid, por el contrario, que los santifica. 

Y creed bien que uno solo de estos pensamientos, saliendo del corazón, es más escuchado de vuestro padre celestial que largas oraciones dichas por costumbre, a menudo sin causa determinada, y "a las cuales conduce maquinalmente la hora convenida". (V. Monod. Burdeos, 1868). 

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.



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      Indumentaria de los Espíritus


126. Ya hemos dicho que los Espíritus se presentan con túnicas, amplias vestiduras o ropa común. Las vestiduras amplias y flotantes parecieran ser el indumento generalizado en el mundo de los Espíritus. Pero nos preguntamos de dónde sacan esos trajes con que a veces se muestran, en un, todo semejantes a los que utilizaban en la vida material, y que incluyen la totalidad de sus accesorios. Por supuesto, no se lo han llevado consigo esos objetos al desencarnar, sino que tales piezas siguen en nuestro mundo. ¿De dónde provienen, pues, las que visten en el otro?
Esta incógnita siempre ha intrigado mucho. Más, para grandes números de personas no pasaba de ser un mero motivo de curiosidad. Con todo, implicaba una cuestión básica de gran importancia, por cuanto su solución nos ha puesto en el camino de describir una ley general que es aplicable así mismo a nuestro mundo corpóreo. Numerosos hechos han venido a complicarla y a poner de relieve la insuficiencia de las teorías que se habían esbozado.
Hasta cierto punto se podía explicar la presencia del traje, puesto que es posible considerar a éste como formado, en cierto modo, parte del individuo. Más no sucede lo mismo con los accesorios y objetos personales, como por ejemplo, la tabaquera que llevaba consigo el visitante de la dama enferma, a quien nos hemos referido en el párrafo 116. Subrayemos que en ese episodio no se trataba de la aparición de un muerto, sino de un encarnado, y que este caballero, cuando volvió en persona a la casa de la señora, tenía una tabaquera en un todo similar a la que había mostrado al aparecerse ante ella. Cabe preguntarnos, pues, dónde había encontrado el Espíritu una tabaquera igual. Podríamos mencionar gran cantidad de casos en que Espíritus de muertos o de vivientes se aparecen con objetos diversos, como bastones, armas, pipas, libros y otros objetos más.
Se nos ocurrió entonces la idea de que los cuerpos inertes podían tener sus dobles etéreos en el mundo invisible. Que la materia condensada que forma los objetos tal vez posea una parte quintaesenciada que escapa a nuestros sentidos*. Esta teoría no se hallaba desprovista de verosimilitud, pero se mostraba imponente para explicar todos los hechos. Había uno, en especial, que parecía poder invalidar todas las hipótesis. Hasta entonces sólo se había tratado de imágenes o apariencias. Y ya hemos comprobado que el periespíritu es capaz de adquirir las propiedades de la materia y hacerse tangibles, pero esa tangibilidad es solo momentánea, ya que pasados unos instantes el cuerpo sólido se desvanece como una sombra.
No cabe duda de que es un fenómeno extraordinario; pero lo que acaso sea más extraordinario aún es ver cómo se crea materia sólida persistente, cosa probada por un gran número de hechos auténticos, sobre todo el de la escritura directa, a la que nos referiremos en detalle en un capítulo destinado al tema. Sin embargo, puesto que este fenómeno se vincula íntimamente con la cuestión que ahora nos ocupa, y constituye una de sus aplicaciones más positivas, saltearemos el orden en que debe ser expuesto.

* Esta teoría del doble etéreo de las cosas es verdadera tanto para el espiritismo como para otras corrientes espiritualistas, mas no se aplica al caso de las apariciones. La explicación de los Espíritus revela una vez más su independencia con respecto a las ideas admitidas, inclusive tradicionalmente, por nuestros sistemas. (Nota de J. Herculano Pires)


127. La escritura directa, o neumatografía, es la que se produce en forma espontánea, sin concurso de la mano del médium ni del lápiz**. Basta tomar una hoja de papel en blanco, lo que se puede hacer adoptando todos los recaudos previos necesarios para asegurarse de que no se es víctima de una superchería, doblarla y colocarla en cualquier parte: en un cajón o simplemente en un mueble. Y si se dan las condiciones adecuadas, al cabo de un tiempo mayor o menor se encontrarán en el papel caracteres, signos varios, palabras, frases y aún mensajes, casi siempre trazados con una sustancia grisácea análoga al grafito de la mina del lápiz. Otras veces aparece la escritura hecha con lápiz rojo, tinta común y también tinta de imprimir.
Tal el fenómeno, en toda su sencillez, y cuya reproducción, aunque poco usual, no es, sin embargo, muy rara, ya que hay personas, ya que hay personas que lo obtiene con bastante facilidad. Si se colocara un lápiz frente al papel se podré creer que el Espíritu se ha servido de él para escribir; pero, puesto que el papel se encuentra enteramente solo, es evidente que la escritura ha sido hecha con una materia depositada. Ahora bien, ¿de dónde saca el Espíritu esa materia? He aquí el problema, a cuya solución hemos sido conducidos por la tabaquera de que hablamos hace poco.

128. tal solución nos la dio el espíritu de San Luis en las respuestas siguientes:
1.) Hemos mencionado un caso de aparición del Espíritu de una persona encarnada. Ese Espíritu poseía una tabaquera y aspiraba rapé. ¿Experimentaba entonces la misma sensación que cuando se hace esto en la realidad?
- No
2.) Esa tabaquera tenía igual forma que la que usaba él habitualmente, y que estaba en su casa. ¿Qué era, entonces, tal objeto en manos del aparecido?
- Una apariencia. Su finalidad consistía en hacer reparar en él, como efectivamente sucedió, de modo que la aparición no fuese tomada por una alucinación debida a la enfermedad de la vidente. El Espíritu quería que la dama creyese en la realidad de su presencia, de ahí que haya adoptado todas las apariencias de la realidad.
3.) Acabáis de decirnos que se trata de una apariencia. Pero una apariencia no tiene nada de real: es como una ilusión óptica. Querríamos saber si aquella tabaquera era sólo una imagen irreal, o si había algo de materia en ella…
- Por cierto que sí. Precisamente, con ayuda de ese principio material el periespíritu adopta la apariencia de ropas semejantes a las que el Espíritu llevaba cuando estaba encarnado.

OBSERVACIONES. –Es evidente que hay que entender aquí la palabra apariencia en el sentido de aspecto, imitación. . La tabaquera real no estaba ahí. La que tenía el Espíritu solo era una representación. Se trataba, pues, de una apariencia, si la comparamos con la original, aunque estuviera formada por un principio material.
Nos ha señalado la experiencia que no se debe tomar al pie de la letra ciertas expresiones que los Espíritus emplean. Si las interpretamos con arreglo a nuestras ideas nos exponemos a grandes equivocaciones. De ahí que sea necesario profundizar el significado de sus palabras cada vez que presenten éstas la menor ambigüedad. Es una recomendación que nos hacen constantemente los Espíritus mismos. A no ser por la explicación que en esta oportunidad suscitamos, el vocablo apariencia, reiterado de continuo en episodios análogos, podía dar lugar a una falsa interpretación*

** Posteriormente se admitió la escritura directa por medio de un lápiz u otros instrumentos, pero sin el uso de las manos. Véance las experiencias de J. K. friedrich Zóllner con el médium Slade, en Pruebas científicas de sobrevivencia, EDICEL, San Pablo, 1966. (Nota de J. Herculano Pires)

4.) ¿Será, acaso, que la materia inerte se desdobla; que existe en el mundo invisible una materia esencial, que adopte la forma de los objetos que estamos viendo aquí? En síntesis, cada uno de esos objetos ¿tendrá su doble etéreo en el mundo invisible, de la manera misma que los seres humanos están representados en él por los Espíritus?
- No es eso lo que sucede. El Espíritu ejerce, sobre los elementos materiales que existen por doquier – en el Espacio, en vuestra atmósfera-, un poder que estas lejos de sospechar. Según su voluntad, es capaz de concentrar tales elementos y darles la forma y apariencia adecuada a sus proyectos.

OBSERVACIONES: Esta pregunta, conforme se habrá podido advertir, era la traducción de su propio pensamiento, es decir, de la idea que nosotros nos habíamos formado acerca de la naturaleza de dichos objetos. Si las respuestas de los espíritus fueran, como algunos pretenden, el reflejo del pensamiento de los asistentes de la sesión, entonces abríamos obtenido en este caso particular una confirmación de nuestra teoría, en vez de una teoría opuesta, como en efecto sucedió.

5.) Plantearé de nuevo la pregunta en forma categórica, a fin de evitar todo equivoco: las ropas que con que se cubren los Espíritus ¿son algo?
- Pienso que mi respuesta anterior dejó resuelta la cuestión.
¿No sabéis, por ventura, que el periespíritu mismo es algo?
6.) De esta explicación resulta que los Espíritus someten a la materia etérea a las transformaciones que desean. Así por ejemplo, refiriéndonos a la tabaquera de que hablábamos, el Espíritu no la encontró hecha, sino que la produjo él mismo mediante un acto de su voluntad, para utilizarla en el momento en que la necesitaba, y de igual modo ha podido después deshacerlas. Lo mismo debe de ocurrir con todos los demás objetos: ropas, alhajas, etcétera.
- Es evidente.


* Esta observación de Kardec es de la mayor importancia para cuantos se dedican a la práctica del Espiritismo. Los Espíritus se hallan en un mundo diferente al nuestro, y aun cuando estén hablándonos en el mismo idioma que utilizamos nosotros, no siempre éste corresponde a nuestra manera de ver las cosas. Debemos permanecer atentos a lo que nos dicen y solicitarles todas las aclaraciones que nos parezcan pertinentes. El problema del lenguaje de los Espíritus – ya señalado por Kardec-, requiere estudios en profundidad que aun están por hacerse. (Nota de J. Herculano Pires.)

LABORATORIO DEL MUNDO INVISIBLE
Capítulo VIII DEL LIBRO DE LOS MÉDIUMS-  ALLAN KARDEC


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               EL VERDADERO ESPÍRITA

                                     


     El verdadero espírita, en toda la acepción de esta palabra, no existe, porque para ser espírita, tal como la filosofía exige, se requieren dotes que muy pocos pueden llegar a poseer, toda vez que, quien más y quien menos, todos somos espíritus atrasados, con mayor o menor grado de elevación, que estamos en este mundo purgando nuestras faltas anteriores, pagando deudas atrasadas o aquilatando méritos para subir, para ascender en la escala de progreso espiritual y eterno. Pero no porque sea difícil llegar a ser espíritas verdaderos, debemos desalentarnos, ni dejar de aspirar a serlo, porque todos los seres han tenido que pasar por etapas y existencias innumerables para elevarse; y convencidos, los que nos llamamos espíritas, del progreso infinito y eterno, y de que solo basta querer para lograrlo, obligación nuestras es ir poniendo los medios para ser cada día mejores, y tratar de adelantar, intelectual y moralmente, para subir los peldaños de esa escala que de nosotros depende ir alcanzando, día tras día, con nuestros propios esfuerzos y nuestra fuerza de voluntad.

      Y ¿ qué se necesita para obtener el título de espírita verdadero ?

     Primero y ante todo, conocer y comprender la filosofía espírita, y esto se logra estudiando, leyendo, penetrándose de lo que ella nos explica, y después tratando en lo posible de poner en práctica cuanto hemos leído, estudiado y comprendido.

     Y conste que todo se reduce a conocerse a sí mismo, para regenerarse, para querer al prójimo más que así mismo, y a no hacer a otro lo que no queremos que se nos haga a nosotros; porque el verdadero espírita es aquél que vence las pasiones, que modere sus costumbres, que sea firme en sus propósitos de bien y cada día trate de examinar su conciencia para que su corazón pueda latir tranquilo a impulsos del amor puro y espiritual.

     Es preciso, pues, empezar por vencerse a sí mismo, no satisfaciendo sino solo y exclusivamente, los deseos altruistas que nos eleven sobre los demás.

     Tener resignación y conformidad completa, cualquiera que sea la situación en que nos veamos; no hacer daño a nadie, absolutamente, ni con el pensamiento, ni de obra, ni de palabra; perdonar de corazón las ofensas e injurias que recibamos; ser humildes sin abyección, ser sobrios sin mezquindad, ser generosos en demasía; no juzgar los actos ajenos, solo los propios; no criticar ni murmurar de nada ni de nadie; ejercer la caridad sin ostentación ni interés alguno; amar al ideal como se ama la salud o la vida; cumplir todos los deberes que pesen sobre nosotros, con amor, dulzura y exactitud, y ser para los demás como quisiéramos que ellos fueran con nosotros.

     Hasta el presente, Jesús ha sido el único sujeto conocido, que tipificó al verdadero espírita, y por eso le debemos imitar los que nos llamamos adeptos o espiritistas, puesto que Él fué, como nosotros, un espíritu imperfecto antes de llegar a ser lo más perfecto que apareció en su último paso por la Tierra.

     He aquí por qué somos tan pocos los espíritas, a pesar de ser muchos, incontables, los que así nos llamamos, porque el espírita que aspira a serlo verdaderamente, no ofende, no se incomoda, no se lastima por los defectos de los demás; ama a todo el mundo; perdona a sus enemigos; socorre al menesteroso; ayuda a quien de él necesita, sin esperar que le pida auxilio; ama y protege todo lo que con su creencia se relaciona; borra poco a poco todo lo falso, todo lo malo, todos los errores que tuvo, y rompe con las creencias falsas y fanáticas, sin contemplación alguna; no sanciona nada que esté en contra de la verdad, de la justicia, del amor y del perdón.

     Es pacífico y respetuoso con el que está a más bajo nivel en creencias y trata con amor de levantarlo, de ayudarle a salir del error en que se halla y en el que él estuvo; y por amor al ideal va hasta el sacrificio, si necesario fuese, porque si este le produce daños morales o materiales, el sufrimiento que por ello experimente, será el crisol donde depure su alma, más y más cada día, la depuración es únicamente lo que nos hace ascender, subir, obtener mayores grados de virtud, de moral, de adelanto y de perfección.

     Por eso son tan contados los espíritas verdaderos, porque todo esto cuesta, sí, cuesta muchísimo, cuanto más atrasado es el ser que vislumbra por la doctrina espírita el más allá que nos espera, y al que irremisiblemente tendremos que ir paulatinamente, por la fuerza grandiosa de la evolución y del progreso.

( Tomado del periódico Journal espírita, de Río de Janeiro, año I, nº 3, Mayo de 1994)


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Ley de Transformación y Destrucción de los seres vivos

     Es una  Ley natural determina que todos los Seres experimentamos un desgaste físico que con el paso del tiempo supone una natural transformación y finalmente la destrucción de las formas físicas que se produce naturalmente para renovar el proceso evolutivo de los seres, .

   Esta ley supone una progresiva y necesaria destrucción de todas las formas vivas para su posterior transformación  o renacimiento en otras  formas nuevas o diferentes, regenerando y renovando  así su esencia.

Se trata de un mecanismo necesario para que pueda existir y continuar una posterior transformación y mejora de todos los seres vivos. Todas las formas materiales  vivas son pasajeras y mas o menos efímeras, pues la muerte las termina y la vida continúa engrandeciendo su esencia. 

En la Naturaleza  esta ley se está cumpliendo continuamente mediante la cadena alimentaria de unos seres que dependen de otros para subsistir, manteniendo  de este modo un equilibrio ecológico que a veces puede mostrarse como la cara cruel  pero  necesaria de la Naturaleza, en donde se aprecia claramente como la destrucción o muerte es necesaria para la vida, a la que acompaña siempre. La destrucción supone una renovación con el objeto de ir mejorando los seres vivos.

Esta destrucción natural que supone renovación, es el complemento del proceso evolutivo por el que es preciso morir para después renacer , pasando así por millones de metamorfosis de un lado al otro de la vida. 

La vida está en constante renovación, Hasta  en nuestro mismo cuerpo aun sin percibirlo, están las células de nuestro organismo muriendo constantemente al tiempo que van siendo sustituidas por otras nuevas que nacen. 

 El equilibrio ecológico se produce en la Naturaleza entre los animales de un modo instintivo, controlando los excesos de número  de individuos en poblaciones que así fluctúan en busca de un equilibrio necesario  entre  las especies animales y vegetales. Es un equilibrio entre las necesidades de alimento de unas especies, y la cantidad de ese alimento que les ofrecen otras.

Resulta paradójico observar como mediante la recíproca destrucción entre dos especies, dentro de una justa y equilibrada medida, ello conduce a la conservación recíproca de las mismas mediante el equilibrio ecológico de su ecosistema.

 Todos  los  seres  vivos  mantenemos  los  instintos  de reproducción y de conservación, lo   cual  preserva  el  Principio  Inteligente  que existe  en  todos  los   seres vivos a   fin de que su  desarrollo   evolutivo   no  se  vea   interrumpido  antes   de   tiempo.  Precisamente  por   esto,    considerando  la  Vida como un continuo  devenir de las formas  físicas dentro de  un proceso  de transformación  y  desarrollo   continuos,  se  comprende  la  necesidad de una permanente  destrucción o desgaste  de esas  formas físicas  para dar paso a otras nuevas.

Al observarse en la humanidad un nivel creciente de población, se podría creer que vamos al cáos porque somos cada vez más comensales y menos la despensa disponible; sin embargo  de alguna forma el Creador mantiene el equilibrio natural y entre la agricultura y la ganadería, se mantiene solucionado este problema global. 

           En el  Ser humano de hace varios  cientos o quizás miles de años, la necesidad de destrucción era mas intensa que ahora,- sin embargo actualmente  es muchísimo mas intensa su capacidad destructora ,  y a pesar  de esto, en el futuro , como resultado lógico de su evolución espiritual y moral,  la Humanidad está abocada a llegar a alcanzar  un nivel superior de conciencia, por lo que su instinto destructivo  actual y su  capacidad destructora, no tendrán finalmente razón de ser y terminarán por desaparecer por completo.

Los periodos de destrucción y regeneración a lo largo de la historia de los pueblos y civilizaciones, se han ido alternando.  Así, a cada periodo de decadencia, de destrucción o de calamidad, le han seguido a continuación periodos de regeneración, florecimiento y prosperidad, con grandes avances sociales e intelectuales, lo  cual nos indica como esta ley de Destrucción también ha sido a su vez una gran colaboradora  e impulsora en la evolución del Ser humano a lo largo de los tiempos.  

También a lo largo de la Historia humana han existido pueblos y civilizaciones, muchas de ellas desconocidas o que han llegado a nuestro conocimiento  bajo forma mitológica, en los que  tras un periodo de crecimiento floreciente tuvieron  otro de decadencia hasta su total desaparición o destrucción. Despues otras civilizaciones más primitivas y atrasadas les sustituyeron, lo cual no significa que aquella civilización primera hubiese involucionado, sino que en lugar de la desaparecida, más adelantada, los espíritus que formaron la civilización que les sucedió, eran algo más atrasados en cuanto a su evolución general. 

 Por el contrario, también se ha dado el caso de alguna civilización que fue sustituida por otra  más avanzada que ocupó posteriormente   su lugar. No significa que los mismos seres espirituales de la primera civilización dieran un gran salto evolutivo para conformar la segunda, sino que los de la civilización más avanzada, sencillamente, si eran otros diferentes a los de la primera a quienes sustituyeron. 

Por la misma razón es posible creer que algún día llegará en el que nuestra actual civilización habrá pasado a la historia y otra nueva raza  tal vez nos haya sustituido, y depende ahora de nosotros el que seamos quienes formemos parte de la nueva generación humana que nos sustituya.

 - Jose Luis Martín-

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