domingo, 5 de agosto de 2018

¿ Se puede perder la facultad mediúmnica?


Hoy tenemos las siguientes lecturas:

- Mediumnidad infantil
-Olvido del Pasado
-Parientes
-¿ Se puede perder la facultad Mediumnica?





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                             MEDIUMNIDAD INFANTIL


                                                                   


6. ¿Hay inconveniente en desarrollar la mediumnidad en los niños? 
"Ciertamente, y sostengo que es muy peligroso; porque estas organizaciones tiernas y delicadas se conmovierán demasiado y su joven imaginación se sobreexcitaría; por lo mismo los padres discretos les alejarán de estas ideas o al menos no les hablarán sino desde el punto de vista de las consecuencias morales."

7. Sin embargo, hay niños que son médiums naturalmente, ya sea para los efectos físicos, ya para la escritura y las visiones, ¿tiene esto el mismo inconveniente? 
"No; cuando la facultad es espontánea en un niño, es que está en su naturaleza y que su constitución se presta a ella; eso no es lo mismo que cuando es provocado y  sobreexcitado. Observad que el niño que tiene visiones, se impresiona generalmente poco por ellas, le parece una cosa muy natural, en la cual no se fila sino débilmente, y a menudo olvida; más tarde el hecho se le presenta en la memoria y se lo explica fácilmente si conoce el Espiritismo."

8. ¿Cuál es la edad en la cual se puede, sin inconveniente, ocuparse de la  mediumnidad? 
"No hay edad precisa; eso depende enteramente del desarrollo fi'sico y aún más del moral; hay niños de doce años que se afectarán menos que ciertas personas adultas.24
     Hablo de la mediumnidad en general, pero la que se aplica a los efectos físicos fatiga
más corporalmente; la escritura tiene otro inconveniente que se refiere a la inexperiencia
del niño, en el caso que quisiera ocuparse a solas y hacer de ello un juego."

222. La práctica del Espiritismo, como lo veremos más adelante, pide mucho
tacto para librarse de las astucias de los Espíritus mentirosos; si los hombres son sus
juguetes, la infancia y la juventud están aún más expuestos por razón de su
inexperiencia. Se sabe, además, que el recogimiento es una condición sin la cual no se
pueden tener relaciones con los Espíritus formales; las evocaciones hechas con
aturdimiento y a manera de diversión, son una verdadera profanación que abre fácil
acceso a los Espíritus burlones o malévolos; como no se puede esperar de un niño la
gravedad necesaria para un acto semejante, seria de temer no hiciese de esto un juego si
se entregaba a sí mismo. Aun en las condiciones más favorables, es de desear que un
niño dotado de la facultad medianímica no la ejerza sino a la vista de personas
experimentadas que le enseñarán con su ejemplo el respecto que se debe a las almas de
aquellos que han vivido. Se ve, según eso, que la cuestión de la edad está subordinada a
las circunstancias del temperamento, como del carácter.. Sin embargo, lo que resalta
claramente de las respuestas arriba hechas, es que no se debe excitar el
desarrollo  de esta facultad en los niños cuando no es espontánea, y que en todos los casos es preciso usar de esta con gran circunspección; que no se debe tampoco excitarla ni alentarla entre las personas débiles.

EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS
Allan Kardec

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OLVIDO DEL PASADO

En vano se objeta el olvido como un obstáculo para que se pueda aprovechar
de la experiencia de las existencias anteriores. Si Dios ha juzgad...o conveniente echar un velo sobre el pasado, es porque debe ser útil.
En efecto, este recuerdo tiene inconvenientes muy graves; podría en ciertos casos humillarnos excesivamente, o bien exaltar también nuestro orgullo, y por lo mismo, poner trabas a nuestro libre albedrío; en todos los casos, hubiera ocasionado una perturbación inevitable en las relaciones sociales.
El espíritu renace a menudo en el mismo centro en donde vivió, y se encuentra
en relaciones con las mismas personas, a fin de reparar el mal que les ha hecho. Si reconociese en ellas a las que ha odiado, su encono despertaría quizá, y en todos casos, se vería humillado ante los que hubiera ofendido.
Dios nos ha dado para mejorarnos precisamente lo que nos es necesario y puede
bastarnos: la voz de la conciencia y nuestras tendencias instintivas y nos quita lo que pudiera dañarnos.
El hombre al nacer trae consigo lo que ha adquirido; nace según ha querido él
mismo; cada existencia es para él un nuevo punto de partida; poco le importa saber lo que era; es castígado por el mal que ha hecho; sus actuales tendencias malas son indicio de lo que debe corregir, y sobre esto debe concentrar toda su atención, porque de lo que se ha corregido completamente, no queda ya rastro. Las buenas resoluciones que ha tomado son la voz de la conciencia que le advierte de lo que es bueno o malo, y le da fuerza para resistir a las malas tentaciones. Por lo demás, ese olvido sólo tiene lugar durante la vida corporal. Cuando entra en la vida espiritual, el espíritu recobra el recuerdo del pasado; así, pues, sólo es una interrupción momentánea, como sucede en la vida terrestre durante el sueño, lo que no impide que al día siguiente se acuerde de lo que hizo la vigilia y los días precedentes.
No es sólo después de la muerte cuando el espíritu recobra el recuerdo de su
pasado; se puede decir que no lo pierde nunca;. porque la experiencia prueba que en la encarnación, durante el sueño del cuerpo, cuando goza de cierta libertad el espíritu tiene conciencia de sus actos anteriores; sabe por qué sufre y que sufre justamente; el recuerdo sólo se borra durante la vida exterior de relaciones. Pero a falta de un recuerdo preciso que podría serle muy penoso y perjudicarle en sus relaciones sociales, saca nuevas fuerzas en estos
instantes de emancipación del alma, si supo aprovecharlos.

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC

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                     PARIENTES

"Si alguien no tiene cuidado de los suyos y principalmente de los de su família, niega la fe y es peor que el infiel.” Paulo. (I Timóteo, 5: 8.)

La casualidad no se encuentra en los lazos de la parentela.

Principios sutiles de la ley, funcionan en los lazos consanguíneos. Impelidos por las causas del pasado para reunirnos en el presente, es indispensable pagar con alegría las deudas que nos imantan a algunos corazones, a fin de que vengamos a saldar nuestras deudas para con la humanidad.

Es inútil la huida de los acreedores que respiran con nosotros bajo el mismo techo, porque el tiempo nos aguardará implacable, constriñéndonos a la liquidación de todos los compromisos.

Tenemos compañeros de voz educada y edificante, para la propaganda salvacionista, que se hacen verdaderos truenos de intolerancia en la atmósfera casera, acumulando energías desequilibradas en torno a las propias tareas.

Sin duda, el equipo familiar en el mundo no siempre es un jardín de flores. A veces es de espinas de preocupaciones y angustias, reclamándonos sacrificio.

Con todo, aunque necesitemos de firmeza en las actitudes para templar la afectividad que nos es propia, jamás conseguiremos sanar las heridas de nuestro ambiente particular con el látigo de la violencia o con el emplasto del descuido.

Conforme a la advertencia del Apóstol, si nos falta el cuidado para con la propia familia, estaremos negando la fe.

Los parientes son obras de amor que el Padre Compasivo nos dió a realizar. Ayudémoslos a través de la cooperación y del cariño, atendiendo a los designios de la verdadera fraternidad.

Solamente adoptando paciencia y comprensión, tolerancia y bondad, en el propio ambiente del hogar, es como nos habilitaremos para servir con victoria, el alto mar de las grandes experiencias.

-Emmanuel-

Del libro: Fuente Viva- Psicografiado por Francisco Cándido Xavier
(Traducción de Jose L.Martín)

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      ¿SE PUEDE PERDER LA FACULTAD                          MEDIUMNICA ?

¿Las facultades son para toda la vida? ¿Se puede perder la mediumnidad? Vamos a profundizar en ello en las siguientes lineas. Espiritualmente sabemos lo que hemos firmado, a los compromisos que nos hemos atado para cumplir con cuerpo físico en una nueva experiencia terrenal; pactos que implican a seres espirituales que también se comprometieron a ayudarnos en el transcurso de la vida.
Sin embargo, una vez aquí olvidamos a nivel consciente dichos compromisos. Nos van surgiendo señales, evidencias a lo largo de la vida, aunque esto depende de cada caso. Despiertan de modo que seamos capaces de percibir que hay un camino a recorrer, una tarea a realizar. Buscamos respuestas a los síntomas, a los fenómenos mediúmnicos. Analizamos, estudiamos, dialogamos para comprender lo que nos está pasando, y de ese modo encontrar la forma más adecuada para llevar adelante esos compromisos. Existen elementos comunes a todas las facultades para su desenvolvimiento eficaz y adecuado, pautas a seguir de orden moral, de instrucción, de disciplina interna para encauzarse correctamente.
Posteriormente, la realidad y los hechos nos colocan a cada uno en su sitio. La mediumnidad, siendo para una inmensa mayoría una herramienta de rescate urgente de numerosos errores y equivocaciones del pasado, y sabiendo las imperfecciones que todavía nos dominan, supone para el espíritu encarnado uno de los desafíos más grandes con los que tiene que lidiar en esta decisiva etapa evolutiva, lo que se traduce en un número bastante significativo en caídas y ascensiones, éxitos y fracasos, alegrías y tristezas, y también, en algunos casos, en perder la mediumnidad temporal o definitiva del ejercicio de la facultad mediúmnica.
Nos estamos refiriendo a la interrupción no voluntaria de un proceso mediúmnico desarrollado y consolidado. Pero ¿cuáles pueden ser las causas? ¿Esas interrupciones son temporales o para toda la vida?
Aunque pueden existir grandes similitudes, no existen dos casos iguales. La justicia y la sabiduría divina es infinita, hay que ser conscientes de que las casualidades o el azar, en lo que respecta a la mediumnidad, no existen. Nuestra visión es muy limitada, sobre todo con materia física; además, nuestras imperfecciones, debilidades o falta de conocimiento nos colocan muchas veces en una posición muy vulnerable. No obstante, nos encontramos al abrigo de la misericordia divina que jamás nos abandona; nos aporta en cada momento, no lo que consideramos que necesitamos, sino aquello que realmente nos conviene para el progreso y evolución.
La suspensión de la mediumnidad nos puede evitar grandes males, por cuanto, cuando no estamos lo suficientemente maduros, cuando nuestra inconsciencia nos lleva por malos derroteros, cuando las dinámicas de trabajo, consecuencia de los defectos y debilidades no son las correctas, las protecciones pueden considerar conveniente una interrupción temporal o definitiva, dependiendo de los casos y las circunstancias de cada médium.
Otras veces, es disminuido el desarrollo de cierta sensibilidad, cierta mediumnidad para potenciar otras que se ajustan mejor a las características del sensitivo. Es decir, en ocasiones se produce una manifestación de varios canales abiertos; no obstante, los buenos videntes, aquellos que están lo suficientemente experimentados, no se atreven a pronosticar cuál va a ser el tipo de mediumnidad que va a ejercer porque, aunque pueda tener avanzada una de ellas, puede ser paralizada en un momento dado para potenciar otra que estaba más rezagada.
Ahora bien, las causas, como planteábamos al principio, de la suspensión de la mediumnidad pueden ser muy variadas, dependiendo de los tipos y circunstancias. Por ejemplo, en el caso de la facultad de sanación puede ocurrir que el médium caiga en el mercantilismo, aceptando la voluntad o el cobro por sus servicios. En estos casos, los espíritus superiores, los amigos del otro plano que se comprometieron a realizar una tarea abnegada y sacrificial, no están por la labor de colaborar en acciones que fomentan el materialismo. Tras un periodo de tiempo prudencial en que las advertencias, toques de atención por parte de los protectores, y los propios entorpecimientos consecuencia del comportamiento del médium comienzan a aparecer, se retiran para dar paso a otras entidades inferiores, de carácter moral bajo, que les van a conducir hacia el descalabro total; en muchos casos, a la pérdida total de la facultad.
El endiosamiento también es otra lacra que conduce al fracaso a muchas facultades, ya no sólo de curación sino de cualquier otro tipo; y es la tentación de creer que es el médium el que posee las cualidades por méritos propios, atesorando un don divino que le permite realizar cosas extraordinarias donde otros, pobres mortales, no son capaces. En estos casos, la suspensión de la mediumnidad le recuerda al médium que no es él, sino los seres espirituales bienhechores, los que realizan la verdadera labor espiritual.
La pereza egoísta, o la falta de motivación, la falta de interés por el trabajo espiritual que pueda redundar en un beneficio para nuestro prójimo, también puede ser suficiente motivo para la suspensión de una facultad. Obviamente, los hermanos espirituales nobles no están para perder el tiempo con personas inconsecuentes e improductivas; si encuentran a otro médium con mejor predisposición se unen a él para llevar a cabo las tareas comprometidas entre ambos planos. No hay que olvidar que el progreso durante el proceso de intercambio mediúmnico es recíproco, es decir, progresa tanto el médium como la asistencia espiritual.
Otro escollo muy similar al anterior consiste en ciertas rutinas, o lo que es lo mismo, la falta de interés por estudiar, analizar y aplicar en la vida diaria los consejos que se esfuerzan por transmitirnos los hermanos espirituales, a través de, por ejemplo, las psicografías. Muchas veces, nuestras tendencias y preocupaciones materiales nos desvían del foco espiritual, del interés por aprender y por mejorar. Ellos, con mucha paciencia, tacto y prudencia, tratan de conducirnos para que atendamos las necesidades, los compromisos más urgentes a nivel espiritual. Sin embargo, cuando hacemos oídos sordos, cuando tras escuchar o leer sus mensajes rápidamente pasamos a otras cosas, para ellos es una desilusión. Y esa falta de interés también puede desembocar en una suspensión temporal para provocar una reflexión o, simplemente, para dar tiempo a asimilar todas las informaciones y consejos que hayamos podido recibir.
Las protecciones espirituales no están para pasar el rato ni para entretener; tampoco es una obligación en donde les podamos exigir, puesto que con sus mensajes atienden a los principales principios de solidaridad y de caridad, enseñando a quien no sabe, o recordándonos aquello que hemos olvidado o descuidado. Es un verdadero acto de amor por su parte, amor abnegado por cuanto para algunos de ellos supone un sacrificio grande descender hasta nuestro plano grosero para transmitir, con dificultad, un mensaje que puede llegar más o menos adulterado por el médium.
Al mismo tiempo, no todos los casos de suspensión de una facultad obedecen a posibles errores o conductas desviadas, ni muchísimo menos. Hay ocasiones en que es simplemente para otorgarle al médium un descanso material, bien debido a otros asuntos que la persona debe de resolver, o porque padece algún tipo de enfermedad que imposibilita el ejercicio natural y eficiente del intercambio mediúmnico. Esto es algo que debe juzgar la protección espiritual cuando lo considera necesario o conveniente.
Y por último, la suspensión de la facultad puede obedecer a algo tan necesario para nuestra evolución como es el ejercicio de la paciencia y la perseverancia. Paciencia para no perder la fe y confiar en unos resultados, y perseverancia para demostrar al mundo espiritual superior que nuestro compromiso con ellos es firme, a prueba de cualquier dificultad o duda que nos pudiera surgir. Ellos no pueden depositar su confianza para desarrollar un trabajo importante a personas inconsistentes, irresponsables, o que ante el primer escollo con que se encuentran se echan para atrás y se desaniman o abandonan.
Para finalizar, es importante recalcar que los motivos que llevan a las protecciones espirituales a suspender o retirar una facultad están siempre justificados. Si es así, e independientemente de las posibles causas, hay que seguir trabajando en mejorar, en superar las limitaciones que suponen nuestros defectos y debilidades; ser honestos, nobles, laboriosos, con buena predisposición para que, llegado el momento, se nos puedan volver a abrir las puertas a un trabajo que previamente firmamos, y para que la comunicación entre los dos planos, como simples intermediarios, sea lo más limpia y fructífera posible.
 -Amor, Paz y Caridad-  José M. Meseguer

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