lunes, 20 de agosto de 2018

Penetración del pensamiento por los Espíritus


    Programa para hoy:

- Incredulidad
-¿Cómo han sido clasificados los casos de  investigaciones sobre Reencarnación ?
- Mundos habitados
- El tránsito del Alma durante la vida de su cuerpo físico.
- Penetración del pensamiento por los Espíritus



                                                 
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                          INCREDULIDAD

    Muchas veces, en todos estos años de “trabajar” en el Espiritismo, para su divulgación y práctica, se me ha hecho la misma pregunta, por muchas personas.
    La pregunta es la siguiente: “¿Y si un día descubres que la reencarnación no existe, ni la Ley de Causa y Efecto tampoco son reales o que no hay sobrevivencia del Espíritu, tras la muerte física? Mí respuesta siempre fue la misma – y sigue siéndolo -. “Si descubriese que nada de eso es real, daría gracias a Dios, por hacer que una mentira, me cambiara la vida”.
     Y así es lo que vamos aprendiendo, lo que el Espíritu asume en su constante peregrinaje por la Ciencia, Filosofía y Moral; nuestras propias experiencias, y algo muy importante enseñado por Kardec: La fe razonada, hasta tal punto que, si en una manifestación mediúmnica, o en una reunión de estudio, hubiese algo que fuese contra la razón y la lógica, no deberíamos aceptarlo, incluso que un Espíritu supuestamente “esclarecido”, nos pueda decir o mandar a hacer
    Porque, así como nosotros no somos esclavos de los Espíritus, ellos no lo son de nosotros. Por esa misma razón hay que coger una “lupa simbólica”, y examinar todo a fondo, reflexionando el contenido de manifestaciones, libros etc., para que no nos ocurra lo que ha ocurrido en muchas ocasiones; ser mistificados por espíritus infelices que además de hacer eso, nos quieren hacer creer que los principios espíritas son una patraña.
    Volviendo al principio, la certeza de que lo que creo y siento; así como lo que veo e intuyo, me llena de confianza al respecto de los postulados espíritas.
    Si una mentira cambia a miles personas, lo menos que podemos decir es: “Gracias; porque esa mentira me ha hecho ser mejor persona, ser más tolerante; me ha dado consuelo, amparo y esperanzas. Numerosas pruebas de la existencia de la Vida después de la muerte física. Esa “mentira” ha evitado suicidios, abortos, crímenes y degeneración moral en miles de criaturas.”
     Hay tanto que nos demuestra que estamos en el camino cierto que, hasta la Ciencia viene a confirmar lo que ya se decía en el siglo XIX, y seguirá ocurriendo en el presente y en el futuro.
    Yo lo veo tan claro, siento tan hondo esa seguridad en la Doctrina de los Espíritus, que me digo: “¡Dios mío, ¿como pueden dudar las personas de esta realidad tan sublime?!”
   Aun así, si después de la muerte física, no existiera la nada – supuestamente -, yo seguiría agradeciendo a Dios ese “engaño”, porque lo que ha renovado en mí, y en muchas criaturas, es casi un “milagro”. ¿Cómo se puede sostener una mentira que va creciendo en adeptos, que puede durar desde 1.857? Porque no sólo no ha decaído, sino que ha crecido, para consuelo y alivio de muchos seres encarnados y desencarnados, así como preguntas a las que el ser humano necesita encontrar respuestas.
    No pretendo convencer a nadie de la realidad del Espiritismo, basado en los principios morales que Jesús nos enseñó, hace ya más de 2.000 años. Creo que con estar yo convencida, cada cual puede aceptar la Doctrina sin ser forzado; esta no es una Doctrina de fanáticos, pero si hay alguien que, habiéndola estudiado, duda o adopta una actitud de incredulidad, comprobará, cuando su cuerpo muera, que sobrevive en Espíritu, y dará gracias a Dios por esta verdad.
    Muchas de nuestras acciones las justificamos con la incredulidad; negar resulta para muchos, más fácil que esforzarse en observar, estudiar y reflexionar; la causa y el porqué de todo lo que nos rodea. De lo que somos nosotros, de dónde venimos y hacia dónde vamos. De qué – Dios – creó el Universo, y todo cuanto hay en él.
    Negar por sistema, es de ignorantes, que exigen a otros que le demuestren que existe todo cuanto el Espiritismo dice; en vez de demostrar ellos, el porqué de su negación.
    No estamos los espíritas obligados a demostrar nada. Con el tiempo se va demostrando que el Espiritismo es una Realidad.
Por  Isabel Porras Gonzalez (Isy),  para Zona Espírita.com                                                 Isabel Porras González es co-fundadora del Centro de Estudios Espíritas Allan Kardec de la ciudad de Málaga. Traductora de varios libros de Espiritismo al español. Actualmente es miembro del grupo Amanecer Espírita en Los Barrios – Cádiz.
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¿Cómo han sido clasificados los casos  investigados  sobre Reencarnación ?


          Dentro   de   los  casos   de   “Memoria   Extracerebral”   estudiados   por   la Ciencia  y que  según   parece,  en su momento se   consideraron   comprobados  y  evidentes,   se hicieron tres grandes   grupos que supusieron  otras tantas vías de estudio:

     El primero de ellos es el de las llamadas “Evidencias directas”;  el segundo es el   de las “Evidencias indirectas”, y el tercero el de las “Experimentales”.

     Las “Evidencias directas”  están constituidas por los casos de “recuerdos espontáneos” de vidas anteriores, que se dan sobre todo en niños pequeños, y  los casos de información de otras existencias  obtenidos a través de mediumnidades o de clarividencias.

    Las “Evidencias Indirectas”, son las constituidas por los casos de “marcas de nacimiento”, que  son señales o cicatrices con las que nacen a este mundo, y que no se sabe científicamente por qué se producen, pero sorprendentemente existen muchos casos de recuerdos espontáneos (evidencias directas), que presentan también marcas de nacimiento, y que al relatar como fue su muerte en  una vida anterior, se corresponden con  las  cicatrices de una herida similar y en el mismo sitio  a la de la causa de muerte  relatada . Esto se explica  porque el periespíritu actúa como un organizador o molde biológico, capaz de plasmar en el nuevo cuerpecito en formación, las características de toda su estructura energética, entre las que se incluyen las grabadas de modo traumático en su anterior cuerpo físico.  

     También son  evidencias indirectas los  casos de “Dejá vu” . Este es un término  francés que viene a significar “ya visto” y es un fenómeno frecuente por el que algunas personas tienen la clara sensación de haber visto o vivido anteriormente en un escenario que pisan por primera vez en su vida actual, liberando recuerdos ocultos desde  las mas profundas capas del subconsciente. A veces la presencia de personas u objetos determinados, es el desencadenante que libera recuerdos ocultos. Esto suele ser debido a que el subconsciente identifica un lugar  conocido por haber vivido alguna vez en él, o bien un lugar en el que nunca vivió, pero que le recuerda a otro conocido donde sí vivió. Ante este fenómeno del Dejá vú  psicólogos y parapsicólogos han dado muchas explicaciones, pero después de analizar muchos casos e hipótesis, la de la reencarnación es la que mas suele  justificarlo.

      Asimismo   pertenecen   a   las   “pruebas  indirectas,”   los   casos   de    “niños   prodigio”,   y   el  problema que presentan      ciertas   “manías”,   “complejos”  y    “fóbias”  que  aparecen  a  veces  sin  ninguna causa   aparente.
      Las   llamadas  “ Evidencias  Experimentales”  son   las   formadas   por   casos    obtenidos   de    regresiones   hipnóticas,    terapia   de   vidas   pasadas   (TVP),    y  alteración   de  estados  de   conciencia.
      El  estudio  experimental  de  la  Ciencia  en  el  campo  de  la Metapsíquica y posteriormente, de la Parapsicología, se viene desarrollando desde hace mas de 120 años.
     La Psicología  académica , como  Ciencia contagiada en parte por el materialismo científico,  desde hace tiempo anda a vueltas con el tema de los genes como la única explicación al hecho de que en el fondo de nuestro subconsciente se hallen tantos impulsos que condicionan nuestros estados psicológicos y orgánicos. Cabría preguntarse, el por qué están allí, y como y cuando comenzaron a existir. ¿Estos hechos pueden ser explicados por la herencia o la transmisión genética?, ¿ qué son los genes, materia o energía?, ¿o son materia que porta y transmite una energía?; ¿por qué siempre nos chocamos con que la Ciencia estudia al Ser humano como  materia orgánica, pero se empeña en ignorar la energía inteligente reflejada en  el psiquismo humano que la acompaña?.
     Finalmente, las  llamadas Evidencias Experimentales, además de ser las obtenidas bajo hipnosis regresando hasta vidas anteriores, también son las logradas bajo un estado alterado de conciencia.  En todos los casos, los datos a tener en cuenta para su comprobación son los relativos a la descripción de climas, costumbres, sucesos históricos de la época, vestidos, nombres y fechas.

     Es de señalar que solamente un cinco por ciento de los casos  de reencarnación estudiados se pueden considerar como totalmente probados y evidentes. No obstante este porcentaje ya es mas que  suficiente para demostrar lo mismo que si hubiesen resultado positivos en un cien por cien de los casos.

- Jose Luis Martín-


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“Si cierras la puerta a todos los errores, también la verdad se quedará fuera”
Rabindranath  Tagore -

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                                MUNDOS HABITADOS



     ¿Están habitados todos los mundos que circulan en el espacio?. ¡Sí! Y el hombre de la Tierra está muy lejos de ser el primero en inteligencia, en bondad y en perfección como él presume. Sin embargo hay hombres que se creen bastante autorizados para aseverar que este pequeño globo es el único que tiene el privilegio exclusivo de ser habitado por seres racionales. ¡Qué orgullo y qué vanidad! Creen que Dios ha creado el Universo para ellos solos.


    Dios ha poblado los mundos de seres vivientes, que concurren todos al objeto final de la providencia. Creer que los seres vivientes están limitados al punto del Universo que habitamos, sería poner en duda la sabiduría de Dios que nada ha hecho inútil. A estos mundos les ha debido designar un fin más serio que el de recrear nuestras vistas, por otra parte, nada, ni la posición ni el volumen, ni la constitución física de la Tierra, pueden hacer suponer razonablemente que tenga privilegio de estar habitada con exclusión de tantos millares de mundos semejantes.
    ¿Es una misma la constitución física de los diferentes globos?.
    ¡No!, Ni se asemejan en nada.
   ¿No siendo una misma para todos la constitución física de los mundos, se sigue que los seres que lo habitan tenga diferente organización?.
    ¡Sin duda alguna!, A la manera que en el vuestro los peces están hechos para vivir en el agua, y las aves en el aire.
   ¿Los mundos más alejados del Sol están privados de la luz y del calor, puesto que sólo se ven en apariencia de una estrella?.
  ¿Creéis por ventura que no hay otros manantiales de luz y de calor que el Sol, y contais acaso nula la electricidad que en ciertos globos produce unos efectos mucho más importantes que en la Tierra y que os son del todo desconocidos?. Además, nadie os ha dicho que todos los seres vean de la misma manera que vosotros, y con órganos confeccionados como los vuestros.
  Las condiciones de existencia de los seres que habitan los diferentes mundos deben de ser apropiados al centro en que están llamados a vivir. Si nunca hubiésemos visto peces, no comprenderíamos que en el agua pudiesen vivir seres animados. Lo propio sucede en otros mundos que sin duda encierran elementos que nos son desconocidos. ¿Acaso no vemos en la Tierra las largas noches polares iluminadas por la electricidad de las auroras boreales? ¿Hay algún imposible que en ciertos mundos la electricidad sea más abundante que sobre la Tierra, y ejerza unas funciones generales cuyos efectos no podemos comprender? Estos mundos pueden tener en sí mismos los manantiales del calor y de la luz necesarios a sus habitantes.
   ¿Quién puede dudarlo? La vida germina y funciona en toda la Creación, la Tierra no es más que uno de sus planetas donde el alma pensadora no encuentra realizado el ideal de su sueño. Pesa sobre la Tierra una gran calamidad; hay una tendencia en nuestro tiempo marcada a colocarlo todo en esta vida.
   He aquí una gran verdad, el materialismo niega el Más Allá, y las religiones no aceptan más que la Tierra como centro de acción de las humanidades: y los unos y los otros, le arrebatan al hombre lo más hermoso, la esperanza lógica, basada en la más profunda convicción de ilimitado porvenir. Afortunadamente una antigua escuela filosófica renace hoy a la vista del estudio, y preocupa a muchos sabios. Víctor Hugo y Allan Kardec son adeptos de ella: escuchemos al primero hablando de la certeza del porvenir.
    Hay una desgracia en nuestro tiempo y casi estoy por decir que hay una tendencia marcada a colocarlo todo en esta vida. Al dar por fin el hombre la vida terrestre y material, se agravan todas las miserias por la negación, que es su término, se añade el abatimiento, el peso insoportable de la nada, y de lo que no era más que el sufrimiento, es decir, la ley de Dios; se hace la desesperación, es decir, la ley del infierno; de aquí provienen las profundas convulsiones sociales.
   Ciertamente que soy de los que quieren con inexplicable ardor y por todos los medios posibles mejorar en esta vida la suerte material de los que sufren; pero la primera de las mejoras es darles la esperanza. ¡Oh! ¡Y como se aminoran nuestras miserias finitas cuando se mezclan a ellas una esperanza infinita!.
   Nuestro deber, cualquiera que seamos nosotros, legisladores u obispos, sacerdotes o escritores, es esparcir y prodigar bajo las formas, toda la energía social para combatir y destruir la miseria. Y al mismo tiempo hacer levantar las cabezas hacia el Cielo, dirigir todas las almas, volver todas las esperanzas hacia una vida ulterior donde se hará justicia a todos. Digámoslo de una vez, nadie habrá inútil-mente sufrido. La muerte es una restitución.
    La ley del mundo material es el equilibrio; la ley del mundo moral es la equidad. Dios se halla al final de todas las cosas; no lo olvidemos y enseñémoslo a todo el mundo: no habría ninguna dignidad en vivir, ni esto merecería la pena, si debiera morir todo en nosotros; y lo que santifica la labor y aligera el trabajo, lo que hace al hombre fuerte, bueno, sabio, paciente, benévolo, justo, humilde y grande, a la par digno de inteligencia, digno de la libertad, es tener delante de sí la perpetua visión de un mundo mejor, irradiando a través de las tinieblas de esta vida. Por lo que a mí toca, yo creo profundamente en ese mundo mejor; mundo mil veces más real a mis ojos que esta miserable quimera que devoramos y que llamamos vida; mundo que tengo sin cesar a mi vista, mundo en el cual creo con toda la fuerza de mi convicción, y que tras largas luchas, afanosos estudios y fuertes pruebas ha venido a ser la certidumbre suprema de mi razón y el supremo consuelo de mi alma.
    Consuelo supremo es sin duda la certidumbre de la continuidad de la vida y el medio más seguro para el progreso del Espíritu, que como dice bien Allan Kardec en la conclusión de su filosofía:
    El progreso de la humanidad tiene su principio en la aplicación de la ley de la justicia, de amor y caridad, y esta ley está fundada en la certeza del porvenir. Quitad esta certeza y quitaréis a aquella, su piedra fundamental. De semejante ley derivan todas las otras, porque ella contiene todas las condiciones de la felicidad del hombre. Sólo ella puede curar todas las plagas de la sociedad, y el hombre puede juzgar comparando las edades y los pueblos, ¡Cuanto mejora su condición a medida que esa ley se comprende y practica mejor!. Si una aplicación parcial e incompleta produce un bien real, ¡Qué no será cuando ella venga a ser la base de todas las instituciones sociales!
   ¿Pero es eso posible? Sí, puede pues juzgarse el porvenir por el presente. Ya estamos viendo extinguirse poco a poco las antipatías de pueblo a pueblo; los valladares que los separan caen ante la civilización; se dan la mano de un extremo a otro del mundo; mayor justicia preside a las leyes internacionales; las guerras son de menos en menos frecuentes, y no excluyen los sentimientos humanitarios; las distinciones de razas y de castas gradualmente van desapareciendo, y los hombres de distintas creencias se van confundiendo en la adoración de un solo Dios. Nos referimos a los pueblos que marchan a la cabeza de la civilización. Bajo todos estos aspectos estamos aún lejos de la perfección, y quedan todavía por derruir muchas ruinas antiguas, hasta que hayan desaparecido los últimos vestigios de la barbarie. Pero, esas ruinas ¿Podrán habérselas con la potencia irresistible del progreso, de esa fuerza viva que también es una ley de la naturaleza? Si la generación presente está más adelantada que la pasada, ¿Por qué la que nos sucederá no ha de estarlo más que la nuestra?.
  Así será por la fuerza las cosas, ante todo, porque con las generaciones desaparecen diariamente algunos campeones de los antiguos abusos, constituyéndose así, y poco a poco la sociedad de nuevos elementos que se han librado de las antiguas preocupaciones. En segundo lugar, porque queriendo el progreso estudia los obstáculos y se consagra en destruirlos.
   Desde el momento que es incontestable el movimiento progresivo, el progreso venidero no puede ser dudoso.
    El hombre quiere ser feliz, lo que es natural, y sólo busca el progreso para aumentar la suma de la felicidad, sin la cual carecería aquel de objeto. ¿Dónde estaría el progreso para el hombre, si no hiciera mejorar su posición? Pero cuando posea la suma de goces que puede dar el progreso intelectual, se apercibirá de que no es completa su felicidad. Reconocerá que ésta es imposible sin la seguridad de las relaciones, semejante seguridad sólo puede encontrarla en el progreso moral. Luego por la fuerza de las cosas, él mismo dará esa dirección, y el Espiritismo le ofrecerá la más poderosa palanca para el logro de su objetivo.
    Ciertamente, y falta hace que los pueblos progresen, porque ya encarnan en nuestro planeta espíritus amantes de la luz.
    Las religiones con sus limitaciones y con sus pequeñísimos horizontes, tendrán que entrar en la vía del progreso, o les será forzoso descarriarla; porque indudablemente los cultos se van y la razón viene. La tradición quiere vencer al progreso, pero éste vencerá a la tradición, porque él es la suma total de los grandes ideales; y aunque encuentren a su paso obstáculos insuperables los vencerá con la potencia de su voluntad.
 Amalia Domingo Soler
Nota: Artículo extraído de La Luz del Porvenir, editado por la Luz del Camino de Orihuela

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EL TRÁNSITO DEL ALMA DURANTE LA            VIDA DE SU CUERPO FÍSICO


Cuando se compara el estado del cuerpo: rostro, corpulencia, cabellera, estatura que se tiene a los cincuenta años con la que se tenía a los veinte, nos quedamos impresionados por las profundas modificaciones que se han producido. 

Si se remonta a la edad de diez años, los cambios todavía son más enormes; y sin embargo, mirando con atención la fotografía, se adivinan sin grandes dificultades en los rasgos de la fisionomía del niño y del adolescente, el origen de la fisionomía del hombre de cincuenta años. La evolución que continuamente se ha realizado sella mantenido en límites definidos; estos límites son los que impone la forma, abstracción hecha de las moléculas componentes, es decir, de los que se denomina el tipo. ¿Cómo será posible dudar ni un solo instante de la realidad de la existencia del alma, al ver que el mencionado tipo se revela siempre, aun por fuera de los límites del cuerpo? Los casos citados precedentemente son otras tantas pruebas irrecusables de esta forma del alma, independiente de las moléculas carnales que no son para ella más que un manto cambiante, aunque siempre formado de semejantes materiales; un flujo que la rodea y en el cual se materializa momentáneamente. Esta forma indestructible es la que se encuentra después de la muerte, pues ella no depende del cuerpo físico, sino que preexiste a la materia viva y subsistirá aun cuando la vida se extinga en su envoltura. El periespíritu puede compararse groseramente a un recipiente en el cual el agua pasaría sin depositarse, pues constantemente una parte del líquido se derrama, y desde el exterior viene una cantidad igual a reemplazar a la que ha desaparecido. 

     En el cuerpo humano, en lugar de agua, es la materia la que circula, pues si conservamos nuestra individualidad intelectual es porque no se halla unida a esta substancia inestable que ha sido renovada centenares de veces y que reside en lo que es constante; en el alma y en su envoltura. Mas se dirá si el periespíritu es inmutable, ¿cómo se explican estos cambios en el aspecto exterior? ¿De dónde procede la evolución que se manifiesta a partir del nacimiento hasta la muerte? Yo creo que debe atribuirse a la energía vital, cantidad limitada que va sin cesar disminuyendo hasta la extinción final. 

     El principio de actividad que nos hace vivir, es una suma limitada de energía que se agota con su uso. Desde la concepción hasta la muerte, la potencia que construye y repara el organismo va sin cesar disminuyendo. Mientras que durante los nueve meses de gestación el óvulo fecundado aumenta en peso más de un millón de veces, el recién nacido gana solamente el triple el primer año, una sexta parte en el segundo año, y va de menos en menos años sucesivos. Desde los treinta a cuarenta años el cuerpo permanece estacionado, y a partir de dicha edad, va disminuyendo hasta el fin. 

Gabriel Delanne

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        PENETRACIÓN DE NUESTRO                 PENSAMIENTO POR LOS ESPÍRITUS 

456 – ¿Los Espíritus ven todo lo que nosotros hacemos? 
– Pueden verlo, porque os rodean sin cesar. Pero cada uno no ve sino las cosas en que fija su atención, porque no se preocupan con aquellos que le son indiferentes. 

457 – ¿Los Espíritus pueden conocer nuestros pensamientos más secretos? 
– Con frecuencia conocen hasta lo que quisierais ocultaros a vosotros mismos; pues no hay actos ni pensamientos que leS puedan ser disimulados. 

– En este caso, ¿parece que sería más fácil esconder una cosa a una persona viva que hacerlo a esa misma persona después que ha muerto? 
– Ciertamente, y cuando más a solas os creéis, tenéis, con frecuencia, a vuestro lado una multitud de Espíritus que os ven. 

458 – ¿Qué piensan de nosotros los Espíritus que están a nuestro alrededor y nos observan? 
– Eso depende. Los Espíritus frívolos se ríen de las travesuras que os hacen y se burlan de vuestra impaciencia. Los Espíritus graves lamentan vuestros defectos y procuran ayudaros. 

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.

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