Para hoy tenemos los siguientes artículos:
- Saludo matinal de Merchita
- Bienes materiales- Reflexión
- La Tierra en el Universo
-El Perdón
- Ley de Reproducción
-¿En donde está la Verdad?
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Saludo matinal de
Merchita
Queridos amigos, hola buenos días, todos ansiamos la paz, si pudiéramos quitar del mundo las guerras, las discusiones, las amarguras que se derivan de las guerras materiales, como de las espirituales, conseguiríamos estabilizar muchísimo nuestro estado emocional, pero lamentablemente, esto no sucede, cada día que abrimos los ojos a la luz, descubrimos nuevos casos de violencia, de maldad ejecutada con la más cruel frialdad.
Ante tanta violencia mostrada en televisión en el día a día, como son los secuestros, asaltos, asesinatos, guerras y terrorismos. Todos nos preguntamos ¿cómo podremos vivir bien en días como estos? ¿Cómo tener paz ante tamaños caos?
La paz ha sido siempre la gran ansiada, el gran deseo de la criatura humana desde los principios de la humanidad. Aun un en día todos esperamos que algo o alguien nos traiga esa paz que tanto ansiamos. Sin embargo nos escondemos por detrás de conceptos ultrapasados, del tipo “la tierra es un valle de lagrimas! Y quedamos esperando un milagro, algo mágico o alguna religión nos de la paz que ansiamos.
Precisamos reaccionar y ver que la violencia, el tumulto y el desequibrio de allá fuera es reflejo directo de nuestra violencia y desequilibrio internos, y que nadie tiene el poder de darnos la paz tan soñada, a no ser nosotros mismos. Aun resuenan las palabras de Jesús de hace dos mil años “los hombres desean la paz, más no buscan las cosas que proporcionan la paz” entras tanto, no debemos apenas desear la paz, debemos buscarla y hacerle en el lugar cierto.
La paz no está en vestirnos de blanco, en romper las armas y darnos abrazos simbólicos en monumentos. La paz es vestirnos interiormente de armonía desarmarnos interiormente y abrazarnos verdaderamente unos a los otros.
La paz es la ausencia de luchas, violencias o perturbaciones sociales; tranquilidad pública; concordia; armonía. Es ausencia de conflictos entre las personas; buen entendimiento, armonía. Ausencia de conflictos íntimos; tranquilidad en el alma; sosiego. Todas estas cosas, son la paz según Aurelio Buarque en su diccionario.
En la visión espirita la paz colectiva es conquista individual, fruto del esfuerzo de cada uno, en ser mejor hoy que ayer y así sucesivamente. Allan Kardec percibió en las enseñanzas de los Espíritus dichos importantes para facilitarnos ese proceso de crecimiento espiritual. Es sin duda la reencarnación la gran respuesta para la mayoría de nuestros desasosiegos, tormentos y conflictos íntimos.
Reencarnación consiste en admitir para el hombre muchas existencias sucesivas. Siendo que cada nueva existencia el espíritu da un paso en el camino del progreso; Cada uno en su propio ritmo hacia aquellos que avanzan rápidamente y otros que se demoran más. Sin embargo todo tienden a la perfección, y Dios proporciona todos los recursos para que lleguemos allá. Y es en eso en lo que consiste la justicia divina. Somos nosotros los constructores de nuestro propio destino. León Denis dice: “Tu obra más bella es tu mismo”.
La reencarnación nos muestra el sentido para la vida, explica el porque de los acontecimientos, más también nos llama la atención hacia nuestra propia responsabilidad ante de nuestro fanal evolutivo que es la felicidad, la paz, la perfección. Todo el conocimiento que adquirimos con la reencarnación ya podría estar facilitando nuestras vidas, proporcionándonos la paz interior y consecuentemente la paz social, pues según Juana de Angelis cuando un hombre se eleva la humanidad se eleva también con él.
La espiritualidad nos muestra que los conceptos de la reencarnación pueden ayudarnos a encontrar la paz interior, simplemente alterando nuestra manera de ver y valorar a las personas y acontecimientos de la vida.
La reencarnación nos enseña: Que nadie es perfecto. Tenemos los gérmenes de la perfección, estamos fijados a ella, sin embargo aun estamos aun en el camino y quien está a camino de algo aun no ha llegado. Tenemos el mismo origen, fuimos creados simples e ignorantes. Tenemos el mismo destino la perfección. Sin embargo estamos en estados diferentes, precisamos respetar esa realidad en nosotros y en los otros. Los otros son como son. Cada uno tiene su propio bagaje evolutivo, lo que hace que tengamos gustos diferentes, valores diferentes y principalmente opiniones diferentes. Sin embargo tenemos que aprender a usar la alteridad, o sea, aprender a convivir con el diferente, dándole el derecho de ser diferente. Los otros solo son los otros. Todo es transitorio, la vida no se resume a ese corto intervalo de tiempo entre la cuna y el túmulo. Viviremos varias experiencias y en esas varias experiencias pasaremos en la vida de muchas personas y muchas personas pasaran en nuestra vida. Más no somos de nadie y ni nadie nos pertenece. Tenemos que aprender a despegarnos. La vida es cíclica y trae alegrías y tristezas. Estamos aquí reencarnados para experiencias y aprendizajes, dentro de esa realidad iremos a vivencias momentos buenos y ruines, sin embargo con el mismo objetivo. Sacar lo mejor de todo, aprendiendo siempre. La vida tiene turbulencias. Estamos aquí para aprender a utilizar nuestros potenciales, uno de ellos es la serenidad. La serenidad es nuestro farol, para iluminar la conciencia para mejores actitudes en los peores momentos. La vida es ambivalente. En la vida hay cosas que podemos y debemos modificar. Sin embargo, también hay cosas que solo nos resta aceptar. Debemos buscar la lucidez necesaria para distinguir una cosa de otra. La vida siempre cierta. Solo recibimos de las leyes soberanas lo que a ella hemos ofertado. Es la ley de acción y reacción. Dijo Jesús “no cae un solo pelo de tu cabellos si no está dentro de la voluntad del Padre”.
Todos los conocimientos que la espiritualidad nos ha traído hasta hoy son recursos para aprender a crear la paz que tanto deseamos. Piense en esto: La paz comienza en mí.
- Merchita-
Amigos, es una hermosa acción el que al volver a la vida, en cada despertar, cada uno en sí mismo, cree la paz, pacificando la vida que se desarrolla a nuestro alrededor. Miremos la adversidad de frente, y lejos de crear armas para vencerla, procuremos buscar armas para redimirla, haciéndola fructificar en sectores de paz y armonía, frente a los panoramas de agresividad y defensa que cada luchador crea en si en su campo de batalla. Os deseo un lindo martes con mucho amor y cariño.
José Antonio Ferreira da Silva
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BIENES MATERIALES
Reflexión
Está claro que algunas cosas materiales como el dinero, nos pueden ayudar a tener una vida mas cómoda y a ser mas felices, estamos en un mundo material, tenemos necesidades con las cuales se necesita dinero para podérnoslas proporcionar, comida, gastos cotidianos, etc.
No obstante, nos creamos muchas * necesidades* superfluas, de las que podríamos prescindir.
Tampoco hace falta para ser feliz, tener todo el dinero del mundo, hay personas que tienen mucho dinero y no son nada felices, otras padecen enfermedades que por dinero que tengan tampoco pueden encontrar la felicidad.
Hay que intentar tener lo suficiente, pero no se tienen porque almacenar dinero y bienes materiales, pues a la hora que Dios nos llame y partamos hacia el mundo espiritual, NADA DE LAS COSAS MATERIALES NOS HEMOS DE LLEVAR, toda la fama, dinero, posesiones dejaremos aquí.
Únicamente nuestro progreso y la pureza de nuestra alma nos llevaremos al mundo espiritual.
Además, tendremos que dar cuenta de los bienes materiales que teníamos de sobra: cuanto bien hemos hecho con ellos, a cuantas personas hemos ayudado, si lo hemos conseguido sin lastimar ni perjudicar a nadie...
Jamás debemos de descuidar la pureza de nuestra alma.
No obstante, nos creamos muchas * necesidades* superfluas, de las que podríamos prescindir.
Tampoco hace falta para ser feliz, tener todo el dinero del mundo, hay personas que tienen mucho dinero y no son nada felices, otras padecen enfermedades que por dinero que tengan tampoco pueden encontrar la felicidad.
Hay que intentar tener lo suficiente, pero no se tienen porque almacenar dinero y bienes materiales, pues a la hora que Dios nos llame y partamos hacia el mundo espiritual, NADA DE LAS COSAS MATERIALES NOS HEMOS DE LLEVAR, toda la fama, dinero, posesiones dejaremos aquí.
Únicamente nuestro progreso y la pureza de nuestra alma nos llevaremos al mundo espiritual.
Además, tendremos que dar cuenta de los bienes materiales que teníamos de sobra: cuanto bien hemos hecho con ellos, a cuantas personas hemos ayudado, si lo hemos conseguido sin lastimar ni perjudicar a nadie...
Jamás debemos de descuidar la pureza de nuestra alma.
Angeles.C.M
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LA TIERRA EN EL UNIVERSO
Siendo nuestro mundo tan sólo un punto insignificante en la universalidad de los mundos ¿sobre qué se fundará la insistencia de sostener el privilegio con que se ha pretendido favorecer a nuestro mundo de haber sido el objeto especial de la bondad divina y haber recibido al “Eterno en persona”?
Todo el Universo está lleno de sistemas planetarios. Y en todas las partes de ese Universo, del Cosmos, hay centros colosales de energía emanada de la GRANDIOSIDAD CÓSMICA para abastecer esos sistemas y mantenerles la vida en un constante movimiento y transformismo. Todo se transforma y evoluciona, impulsado por esa ENERGÍA-CÓSMICA-DIOS, energía que, en nuestro lenguaje humano conocemos como Ley de Evolución.
Yesos sistemas planetarios son mundos con vida en diversos grados de evolución, sujetos a la misma ley de todas las formas de vida física: nacimiento, desarrollo, madurez, vejez, muerte y desintegración. Tened por cierto, como una verdad incontrovertible, que tan sólo en nuestra galaxia hay millones de mundos habitados: unos por humanidades más adelantadas y en otros más atrasadas. Y en alguno de esos, puede que nosotros hayamos vivido ya, antes de transmigrar o venir a este planeta Tierra.
Mundos existen en los cuales las artes y las ciencias han alcanzado tal grado de progreso que, sabios de nuestro mundo y los artistas orgullosos se avergonzarían al compararlas con las suyas.
Y en nuestro propio sistema solar hay un mundo en el que la vida es una ventura, un paraíso florido. Y al igual que nuestro planeta Tierra, ese mundo avanza en la inmensidad del espacio sideral, conduciendo a una humanidad dichosa y feliz, que ya ha sobrepasado la etapa del dolor y que disfruta ya de una vida de amor espiritual, amor fraterno en alto grado, y en donde se trabaja ya por el progreso de otros mundos. Y desde principios de este siglo, espíritus pertenecientes a ese mundo vienen encarnando en el nuestro por amor, en misión de adelanto científico y moral.
Con lo expuesto comprenderéis la necesidad imperiosa de capacitarnos para un más rápido progreso espiritual, que es el objeto de la vida humana.
Sebastian de Arauco.
Yesos sistemas planetarios son mundos con vida en diversos grados de evolución, sujetos a la misma ley de todas las formas de vida física: nacimiento, desarrollo, madurez, vejez, muerte y desintegración. Tened por cierto, como una verdad incontrovertible, que tan sólo en nuestra galaxia hay millones de mundos habitados: unos por humanidades más adelantadas y en otros más atrasadas. Y en alguno de esos, puede que nosotros hayamos vivido ya, antes de transmigrar o venir a este planeta Tierra.
Mundos existen en los cuales las artes y las ciencias han alcanzado tal grado de progreso que, sabios de nuestro mundo y los artistas orgullosos se avergonzarían al compararlas con las suyas.
Y en nuestro propio sistema solar hay un mundo en el que la vida es una ventura, un paraíso florido. Y al igual que nuestro planeta Tierra, ese mundo avanza en la inmensidad del espacio sideral, conduciendo a una humanidad dichosa y feliz, que ya ha sobrepasado la etapa del dolor y que disfruta ya de una vida de amor espiritual, amor fraterno en alto grado, y en donde se trabaja ya por el progreso de otros mundos. Y desde principios de este siglo, espíritus pertenecientes a ese mundo vienen encarnando en el nuestro por amor, en misión de adelanto científico y moral.
Con lo expuesto comprenderéis la necesidad imperiosa de capacitarnos para un más rápido progreso espiritual, que es el objeto de la vida humana.
Sebastian de Arauco.
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