Hoy vemos :
-La verdadera felicidad
-Significado de la existencia en la Tierra
-Comunicado para pensar....
-La venganza
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LA VERDADERA FELICIDAD
Si hay un deseo común entre los casi siete mil millones de personas que habitan nuestro planeta Tierra es, sin duda alguna, que todos y cada uno de ellos, sin excepción, quieren ser felices. El concepto de felicidad varía tanto como existen diferentes formas de culturas, tradiciones, filosofías, religiones y sociedades, además de la manera individual de sentirla de cada persona, de modo que no sería posible ponernos de acuerdo sobre qué es o no la felicidad.
Para la psicología, es un estado emocional positivo al que llegan las personas cuando han conseguido satisfacer sus deseos y cumplido sus metas. Según Sigmund Freud, la felicidad es una utopía, pues en este mundo donde las personas están expuestas constantemente al fracaso, a la frustración y a otras tantas experiencias desagradables, a lo más que se podría aspirar es a una relativa y parcial felicidad.
Algunos filósofos chinos mantenían que, teniendo a la naturaleza como ejemplo, se podría conseguir la felicidad. Según Confucio, sin embargo, la felicidad venía a través de la armonía entre las personas. Para Aristóteles, también, la felicidad guardaba relación con el equilibrio y la armonía, y se podría conseguir mediante acciones encaminadas a la autorrealización. Epicuro enseñaba que la felicidad suponía la satisfacción de los deseos y de los placeres.
Para la mayoría de las religiones la felicidad es un estado de paz que sólo es alcanzado en comunión con Dios. Los budistas afirman que la felicidad se consigue a través de la liberación del sufrimiento y la superación del deseo, lo cual se consigue con el entrenamiento de la mente.
También para la mayor parte de las personas que vivimos en países desarrollados, la felicidad va unida al triunfo, al poder, al dinero. Siempre vamos poniéndonos nuevos objetivos. Cada vez que alcanzamos un objetivo nos sentimos felices, pero pronto pasa; la felicidad es efí- mera y nos ponemos otra meta, otra ilusión a conseguir, que sin duda nos proporcionará unos momentos de felicidad una vez que la alcancemos, para volver de nuevo a empezar en una rueda sinfín de anhelos y logros, de momentos felices, pero pasajeros. Mientras tanto, la infelicidad sería cuando nos enfrentamos a frustraciones al intentar alcanzar nuestras metas. Para mantener un estado de equilibrio apropiado en aras a conseguir la felicidad es necesario alimentar los pensamientos positivos.
En otros países menos desarrollados, la felicidad consiste en cosas más sencillas, cosas que para nosotros carecen de importancia porque las tenemos desde que hemos nacido y nunca nos hemos cuestionado ¿qué pasaría si no las tuviéramos? Por ejemplo, un gesto tan cotidiano como es abrir un grifo y que salga agua fresca y limpia, incluso caliente si giramos la manilla hacia el otro lado, para nosotros es lo normal. Sin embargo hay muchos miles de personas que tienen que andar cada día varios kilómetros para acarrear el agua hasta su hogar y transportar leña para hacer un fuego si quieren calentar el agua. A estas personas tener lo que nosotros tenemos y no damos importancia les proporcionaría una gran felicidad. En este mundo, la felicidad es relativa a las necesidades básicas que cada persona tiene.
Para aquel que padece alguna enfermedad, su mayor felicidad es la salud. Para el que tiene hambre, un plato de comida. Para el que tiene frío, un abrigo. Para el que está desempleado, su mayor felicidad está en conseguir un puesto de trabajo. Estamos constantemente buscando esa sensación placentera que nos produce bienestar,alegría, sosiego, paz. En general, el dinero es la felicidad del que carece de algo que pueda comprarse con dinero. Sin embargo, éste no da la verdadera felicidad. La prueba es que hay muchas personas ricas, adineradas, famosas, que son infelices y desgraciadas. Pudiendo tenerlo todo, les falta algo que el dinero no puede comprar. Ven como aquellos que menos tienen, siempre están sonriendo, agradeciendo lo poco que poseen, y son más felices que los que teniendo los medios de comprarlo todo, no “tienen” alegría.
La felicidad sería comparable a la línea del horizonte, siempre la vemos delante de nosotros, pero cuando damos unos pasos adelante para poder alcanzarla, ella se aleja nuevamente. Así es la felicidad, nunca llegamos a alcanzarla, pero intentar conseguirla hace que nos movamos hacia adelante en su busca.
En la Tierra no podremos encontrar la verdadera felicidad, porque es un planeta de prueba y expiación, que poco a poco va camino de ser un mundo de regeneración. Sin embargo, la Tierra está muy lejos aún de ser un mundo feliz, que sin duda llegará a serlo algún día. Pero eso ocurrirá cuando el ser humano sea capaz de ser feliz a través de la felicidad de su prójimo, haciendo el bien a los demás, no de una forma interesada, sino de una forma normal y espontánea. Entonces la felicidad de los otros será nuestra propia felicidad.
No podemos buscar una felicidad verdadera y perdurable donde no se encuentra. No está en los bienes materiales que poseemos o deseamos. Eso son ilusiones que nos dan unos momentos de alegría, una felicidad relativa, pero no la verdadera felicidad sostenida e imperecedera.
Cuando vemos personas con grandes dolores, angustias, sufrimientos diversos, etc., y nos proponemos ayudarles de algún modo, en ese mismo momento se ponen en marcha unos poderosos mecanismos magnéticos que van a hacer cambiar todo cuanto nos rodea; y no es que vaya a cambiar el entorno, es que nosotros vamos a ver las cosas de otro modo, desde otra perspectiva. Descubriendo de qué somos capaces cuando nos ponemos a trabajar para el bien, los primeros beneficiados vamos a ser nosotros mismos, pues somos los que en primera persona vamos a experimentar ese cambio en la forma de percibir las sensaciones. Cuando hacemos algo por los demás, somos menos egoístas, pensamos un poquito menos en nosotros mismos para pensar un poquito más en el prójimo. Se nos acrecienta la empatía y nos volvemos más indulgentes y caritativos. Crece el amor en nuestros corazones, nos sentimos más felices y llenos de salud física y plenitud espiritual. Aristóteles lo definía así: «La verdadera felicidad consiste en hacer el bien».
Hace dos mil años, el maestro de Nazaret nos dejó como parte de su enseñanza, algunas frases que todos hemos escuchado alguna vez, como: «La casa de mi padre tiene muchas moradas», conocimiento que en su momento no fue bien comprendido por las personas que le escuchaban. Sin embargo, ahora que el ser humano está en un grado de madurez psicológica e intelectual más avanzado, es más fácil comprender estas manifestaciones.
Hace 160 años se publicó El Libro de los Espíritus, esa maravillosa y reveladora doctrina codificada por Allan Kardec, pero dictada por los espíritus superiores, nuestros hermanos ahora en posición moral más avanzada, que nos guían y cuidan con sus saludables consejos y orientaciones. En este libro encontramos entre sus postulados, frases semejantes a aquellas de hace dos milaños: «Pluralidad de mundos habitados», «Distintos grados de mundos según la evolución de sus habitantes», «Mundos primitivos, mundos de prueba y expiación, mundos de regeneración, mundos felices». Ahora vemos con mayor claridad el sentido de aquella frase: «La casa de mi padre tiene muchas moradas»
O aquella otra: «Mi reino no es de este mundo». Jesús de Nazaret vino a mostrarnos el camino. Camino que Él ya conocía por haberlo recorrido, experimentando en primera persona todas las vicisitudes, aprendiendo, sometiendo egos y adquiriendo virtudes, hasta llegar a esos mundos de bienaventuranza que prometió a los humildes, a los misericordiosos, a los mansos, a los pobres en espíritu, que algún día llegaremos a su “reino”. A esos mundos de verdadera felicidad, donde la condición psicológica, intelectual y sobre todo moral de sus habitantes, hace que se goce de una plena y verdadera felicidad.
Él vino a este mundo de prueba y expiación por amor. Amor a sus hermanos. Conocedor del porvenir del ser humano, por su propia experiencia, nos intentó desvelar el futuro cuando dijo «Mi reino no es de este mundo». Semejante idea concuerda con esta otra frase extraída de El Libro de los Espíritus: «La verdadera felicidad no es de este mundo, pues la Tierra es un mundo de prueba y expiación». Algún día, con el esfuerzo de todos intentando ser mejores personas y hacer felices a los otros, a nuestro prójimo, iremos alcanzando nuestra propia felicidad y esta será plena y verdadera felicidad. Para ello bastará que apliquemos una sola recomendación, el nuevo mandamiento que Jesús nos reveló: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado», ampliado en la doctrina espírita por este otro pensamiento: «amad a vuestros enemigos”, pues el que ama a los amigos, ¿qué mérito tiene?
En el día a día de esta ajetreada sociedad, nadie alcanza la verdadera felicidad, sino una aparente felicidad relativa. Es como una ilusión pasajera, que nos muestra apenas unos momentos, lo que el ser humano anhela y con su esfuerzo y transformación moral puede algún día conseguir de forma permanente. Lo curioso es que la mayor felicidad que encontramos en esta tierra de hoy no son las posesiones materiales, sino el gozo de hacer feliz a los demás. La sensación de pura y verdadera felicidad es indescriptible cuando has hecho un bien a otro, sólo por el mero hecho de verle feliz, sin intención de reposición ni reconocimiento. Sólo el bien por el bien.
Recuerda que la felicidad no se encuentra, se construye. Debemos poner todo nuestro amor en todas las cosas que hacemos día a día.
Rosi Meneses-
Art. de la Revista de la FEE nº12
«La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días»
- Benjamín Franklin-
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SIGNIFICADO DE LA EXISTENCIA EN LA TIERRA
Antecedendo a vida na Terra, ainda no Mundo Espiritual, muitos planos tenham sido elaborados à evolução com as experiências na roupagem de carne. Entre as ações planejadas, o conhecimento das verdades de Deus foi o item prioritário ao engrandecimento da alma. O trabalho escolhido ao desenvolvimento da inteligência, na verdade, inclui o intensivo serviço na divulgação do Evangelho, ao benefício de grande número de pessoas.
Com o objetivo de aprimorar as qualidades de Deus na alma, o importante não é o de assimilar uma filosofia específica, ou filiação a determinada corrente religiosa, mas o de definir em si mesmo a de exercitar o amor, compreensão e entendimento com todas as pessoas, em qualquer lugar que se encontrar. Pensando, falando e agindo de acordo com a vontade de Deus, dando destaque aos sentimentos e atitudes de amor e bondade, exemplificar a paz e harmonia como elementos básicos de conduta para toda a vida.
No decorrer da vida, é importante seguir desde logo a vontade de Deus, para que não ocorram desvios na conduta, estabelecendo um caráter inquestionável sustentato pelo amor, compreensão, renúncia e humildade. São características que não se devem alterar com o passar do tempo, pelo contrário, devem ser cada vez mais acentuados conforme se ampliam as experiências com os problemas e lições da vida. Assim, é possível de se aproveitar ao máximo a existência na Terra, melhorando as qualidades de Deus na alma, sobretudo tornando-se evidentemente mais bondoso, com o coração cheio de harmonia e paz, manifestando sentimentos de alegria, compreensão e boa vontade em todas as aões e atividades.
As verdades de Deus assimiladas devem ser não apenas praticadas ao proveito próprio, ou nos restritos circulos familiares e de amigos, mas, propagado intensivamente à todas as pessoas. Como leal colaborador do Senhor Jesus, vivenciando naturalmente o ensinamento do Evangelho, fazer da vida um exemplo de amor e bondade, levando em todos os lugares as palavras de amor e luz de Deus.
Sabemos que a caridade é o caminho único da salvação. Incontável número de pessoas esperam atendimento médico-hospitalar para as suas dores e enfermidades. Doenças de diferentes variedades prejudicam pessoas de todas as idades, de todas as classes sociais, corroendo a saúde, o dinamismo e a capacidade de trabalho. Imensa soma de recursos é empregada nos tratamentos à recuperação da saúde e normalidade na vida. Na maioria dos casos, as verdades de Deus do Evangelho do Senhor Jesus servem como verdadeira medicação, com capacidade surpreendente de revitalização da saúde, recuperados os ânimos e energias. Sabidamente, muitas das enfermidades são manifestações espirituais, com predominância de domínios de espíritos vingativos e maldosos, verdadeiros vândalos na produção de males e danos às pessoas.
A contínua renovação na prática de amor e bondade nos pensamentos, palavras, atos e decisões, converte-se na solução dos problemas que muitos demonstram em suas vidas. Até mesmo os conteúdos prejudiciais de vidas anteriores podem ser transformados, não apenas com novos conhecimentos das verdades do Espírito, mas principalmente com a convivência junto aos familiares preenchida de amor, humildade, paciência e compreensão.
A existência na Terra com é enriquecida com tantas bênçãos e benefícios fornecidos por Deus, os quais, por si só, proporcionam verdadeira alegria de viver, usufruímos de forma bastante proveitosa os dias que se passam.
As verdades de Deus do Evangelho do Senhor Jesus permitem aprimorar a alma com os adequados instrumentos ao contínuo avanço nos caminhos de luz e amor de Deus.
“Para se conseguir a paz em todos os momentos”
“Nas orações e preces ao Pai, recebo a orientação e proteção em todos os momentos. Elevo meu pensamento a Jesus e sinto minha alma preenchida de luminosas virtudes de paz, amor e tranquilidade. Sei e acredito na força de atração de semelhantes. Sou agraciado com instruções proveitosas dos Benfeitores Espirituais que orientam minhas atividades.
Tenho companhias espirituais de elevado padrão vibratório, que me auxiliam na realização de preciosos serviços ao bem. Vivo alegremente em paz e harmonia com todos. Progrido a cada dia orientado pela sabedoria e amor de Deus. Sou benquisto e convivo com bons amigos, leais, amistosos e sinceros.
As verdades de Deus do Evangelho do Senhor Jesus elevam as qualidades de Deus em minha alma. Transmito boas palavras às pessoas ao redor. Espalho a luz do amor de Deus e esforço-me para manifestar amor e bondade a todos. Dou graças pela vida próspera, saudável e feliz, e cheia de esperança de contínua melhoria em todos os aspectos.”
GRUPO MENSAGEIROS DA LUZ
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COMUNICADO PARA PENSAR....
No te conturbes.. Para comprender lo espiritual es preciso tener paz en el alma.
Nadie vive simultáneamente dos estados anímicos distintos. Ya sea en la alegría o en las dificultades dolorosas, el hombre afronta la existencia viviendo hora a hora, minuto tras minuto.
El tiempo es imperturbable en su ritmo. Su concesión es igual para todos. En nada beneficia afligirnos por lo que sucederá: para el sentimiento no hay dos crisis a un mismo tiempo.
De nada sirve llorar por lo que ha acontecido: no podemos volver para retomar la oportunidad perdida. El pasado enseña y el futuro promete en función del presente.
Nadie confunda precipitación con diligencia. Precipitación es apresuramiento irreflexivo.
Diligencia es cuidado y actividad. De nada vale acelerar imprudentemente la ejecución de tal o cual cosa: toda realización digna es conseguida en forma paulatinamente progresiva.
Por otro lado, tampoco es provechoso dejar caer y enervar nuestro ánimo. Lo importante es combatir la negligencia con la actividad, sobreponiendo el valor al desaliento.
El peor pasaje lleva consigo instrucciones preciosas, tanto como el fruto más pútrido contiene semillas de gran valor. Tócanos, pues, descubrirlas y utilizarlas.
Lo mejor no se lo realiza en un estado de vertiginoso aturdimiento. La propia Naturaleza nos ofrece el ejemplo para discernir sobre esto. Ninguna planta es favorecida con una primavera que se anticipa, prolongándose en su plazo. El viento que encorva al rosal es el mismo que fustiga al álamo.
Las grandes edificaciones son construidas mediante un trabajo regular y uniforme, a la vez que con intervalos para que el sueño restaure las energías mentales de los trabajadores y lapsos de recreamiento para reponer las fuerzas del corazón.
Toda idea benéfica necesita de la meditación para engrandecérsela. Todo temperamento es susceptible de ser corregido conforme a las reglas que nos señala la educación.
Reflexionemos en la justicia de las horas. El tiempo es un valor divino en la experiencia humana.
Cada conciencia plasma con él su propio destino.
El tiempo que Cristo empleó en difundir la luz era exactamente igual al que Barrabás utilizó en su dedicación al crimen. La única diferencia entre ellos es que Jesús usó el tiempo ejemplificando el bien, en cambio Barrabás lo empleo generando el mal. Entre la luz de uno y las tinieblas del otro, el provecho del tiempo se mide por medio de una escala infinita de valores.. Mejorarnos o agravarnos dentro de ella es el resultado de una determinación exclusivamente nuestra.
Espíritu André Luiz
Medium Waldo Vieira.
Nadie vive simultáneamente dos estados anímicos distintos. Ya sea en la alegría o en las dificultades dolorosas, el hombre afronta la existencia viviendo hora a hora, minuto tras minuto.
El tiempo es imperturbable en su ritmo. Su concesión es igual para todos. En nada beneficia afligirnos por lo que sucederá: para el sentimiento no hay dos crisis a un mismo tiempo.
De nada sirve llorar por lo que ha acontecido: no podemos volver para retomar la oportunidad perdida. El pasado enseña y el futuro promete en función del presente.
Nadie confunda precipitación con diligencia. Precipitación es apresuramiento irreflexivo.
Diligencia es cuidado y actividad. De nada vale acelerar imprudentemente la ejecución de tal o cual cosa: toda realización digna es conseguida en forma paulatinamente progresiva.
Por otro lado, tampoco es provechoso dejar caer y enervar nuestro ánimo. Lo importante es combatir la negligencia con la actividad, sobreponiendo el valor al desaliento.
El peor pasaje lleva consigo instrucciones preciosas, tanto como el fruto más pútrido contiene semillas de gran valor. Tócanos, pues, descubrirlas y utilizarlas.
Lo mejor no se lo realiza en un estado de vertiginoso aturdimiento. La propia Naturaleza nos ofrece el ejemplo para discernir sobre esto. Ninguna planta es favorecida con una primavera que se anticipa, prolongándose en su plazo. El viento que encorva al rosal es el mismo que fustiga al álamo.
Las grandes edificaciones son construidas mediante un trabajo regular y uniforme, a la vez que con intervalos para que el sueño restaure las energías mentales de los trabajadores y lapsos de recreamiento para reponer las fuerzas del corazón.
Toda idea benéfica necesita de la meditación para engrandecérsela. Todo temperamento es susceptible de ser corregido conforme a las reglas que nos señala la educación.
Reflexionemos en la justicia de las horas. El tiempo es un valor divino en la experiencia humana.
Cada conciencia plasma con él su propio destino.
El tiempo que Cristo empleó en difundir la luz era exactamente igual al que Barrabás utilizó en su dedicación al crimen. La única diferencia entre ellos es que Jesús usó el tiempo ejemplificando el bien, en cambio Barrabás lo empleo generando el mal. Entre la luz de uno y las tinieblas del otro, el provecho del tiempo se mide por medio de una escala infinita de valores.. Mejorarnos o agravarnos dentro de ella es el resultado de una determinación exclusivamente nuestra.
Espíritu André Luiz
Medium Waldo Vieira.
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LA VENGANZA
7. Hábéis oído que fue dicho: Ojo por ojo y diente por diente. - Mas yo os digo que no resistáis al mal, antes "si alguno te hiere en la mejilla derecha, preséntale también la otra". - Y aquel que quiere ponerte a pleito, y tomarte la túníca, déjale también la capa. - Y al que te precisare a ir cargado mil pasos, ve con él otros dos mil más. - Da al que te pidiere; y al que te quiere pedir prestado, no le vuelvas la espalda. (San Mateo, capítulo V, v. de 38 a 42).
8. Las preocupaciones del mundo sobre lo que se llama entre los hombres punto de honor, dan esa susceptibilidad sombría, nacido del orgullo y de la exaltación de la personalidad que conduce al hombre a volver injuria por injuria, herida por herida, lo que parece justo a aquel cuyo sentido moral no se eleva sobre las pasiones terrestres; por esto la ley mosaica decía: Ojo por ojo, diente por diente; ley en armonía con el tiempo en que vivía Moisés. Cristo vino y dijo: Volved bien por mal. Dijo más: "No os resistáis al mal que os quieran hacer; "sí os hieren en una mejilla presentadles la otra".
Para el orgulloso, esta máxima parece una cobardía, porque no comprende que se necesita más valor para soportar un insulto que para vengarse, y esto siempre por la razón de que su vista no alcanza más allá del presente. ¿Pero se ha de tomar literalmente esta máxima? No, lo mismo que la que dice que nos arranquemos el ojo si nos es ocasión de escándalo. Llevada adelante con todas sus consecuencias, seria condenar toda represión, aun cuando fuese legal, y dejar el campo libre a los malos quitándoles todo miedo; si no se pusiera un freno a sus agresiones, muy pronto serían víctimas suyas todos los buenos. El mismo instinto de conservación, que es una ley de la naturaleza,dice que no debe uno presentar voluntariamente el cuello al asesino. Con estas palabras, pues, Jesús no prohibió la defensa; sino que "condenó la venganza". \
Diciendo que se presenta una mejilla cuando se ha herido la otra, es decir, bajo otra forma, que no debe volverse nunca mal por mal, que el hombre debe aceptar con humildad todo lo que tiende a rebajar su orgullo; que es más glorioso para él ser herido que herir, sobrellevar con paciencia una injusticia que cometerla él mismo; que vale más ser engañado que engañar y ser arruinado que arruinar a los demás. Es, al mismo tiempo, la condenación del duelo que no es otra cosa que un alarde de orgullo. La fe en la vida futura y en la justicia de Dios, que nunca deja el mal impune, puede sólo dar la fuerza para soportar con paciencia los tiros dirigidos a nuestros intereses y a nuestro amor propio y por esto decimos sin cesar: Dirigid vuestras miradas al porvenir, pues cuanto más os elevéis con el pensamiento sobre la vida material, menos los atormentarán las cosas de la tierra.
INSTRUCCIONES DE LOS ESPÍRITUS
La venganza
9. La venganza es el último resto abandonado por las costumbres bárbaras que tienden a borrarse de entre los hombres, así como el duelo es uno de los últimos vestigios de las costumbres salvajes, entre las cuales se retorcía la humanidad al principio de la era cristiana. Por esto la venganza es un indicio cierto del estado atrasado de los hombres que se entregan a ella, y de los espíritus que la inspiran aún. Así, pues, amigos míos, ese sentimiento nunca debe hacer vibrar el corazón del que se llama y se afirma espiritista. Vengarse, ya lo sabéis, es tan contrario a esta prescripción de Cristo.
"¡ Perdonad a vuestros enemigos!", que el que rehúsa perdonar, no sólo no es espiritista, sino que tampoco es cristiano. La venganza es una inspiración tanto más funesta, cuanto que la falsedad y la bajeza son sus asiduas compañeras; en efecto; el que se abandona a esa fatal y ciega pasión, casi nunca se venga a cara descubierta. Cuando es el más fuerte, se echa como una fiera sobre el que llama su enemigo, apenas la vista de éste inflama su pasión, su cólera y su odio. Pero lo más a menudo, reviste una apariencia hipócrita: disimulando en lo más íntimo de su corazón los malos sentimientos que le animan, toma caminos extraviados, sigue en la sombra a su enemigo, que no abriga desconfianza, y espera el momento propicio para herirle sin peligro; se oculta de él espiándole sin cesar: le tiende lazos odiosos, y cuando tiene ocasión, derrama el veneno en su copa. Cuando su odio no llega a tales extremos, entonces le ataca en su honor y en sus afectos, no retrocede ante la calumnia, y sus insinuaciones pérfidas, hábilmente sembradas por todas partes, van engrandeciéndose siguiendo su camino. Así es que, cuando aquél a quien persigue se presenta en las reuniones por donde ha pasado su aliento envenenado, se maravilla de encontrar semblantes fríos en donde otras veces los encontraba amigos y benévolos; queda estupefacto cuando las manos que buscaban la suya se niegan a apretarla; en fin, queda anonadado cuando sus más queridos amigos y compañeros se desvían y huyen de él.
¡Ah! el cobarde que se venga de ese modo, es cien veces más culpable que el que va derecho a su enemigo y le insulta cara a cara. ¡Atrás, pues, esas costumbres salvajes! ¡Atrás esos usos de otro tiempo! Todoespiritista que pretendiese hoy tener aún el derecho de vengarse, sería indigno de figurar por más tiempo en la falange que ha tomado por divisa: "¡Sin caridad, no hay salvación!"
Pero no, no debo abrigar la idea de que un miembro de la gran familia espiritista pueda nunca, en lo sucesivo, ceder al impulso de la venganza más que para perdonar.
(Julio Olivier. París, 1862).
Tomado de El Evangelio según el Espiritismo por Allan Kardec
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