Podemos ver hoy aquí :
- Ser sabio
-90 años sin el Druida de la Lorena
- Mundos de Expiación y Pruebas
-¿Por qué algunos espíritus eligen nacer en vidas tan duras, difíciles o dolorosas?
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SER SABIO
Sabio es aquel que se permite descubrir;
que reconoce la importancia
de aprender lo nuevo,
que abre su corazón
para sentir y oír...
Sabio es aquel que se permite descubrir,
que reconoce la importancia
de aprender de nuevo,
que abre su corazón
para sentir y escuchar...
Sabio es aquel que permanece
en silencio,
observando los pasos de la mente,
las fragancias, los lugares escondidos
dentro de su ser...
Sabio es aquel que escucha
antes de hablar,
que sonríe antes de llorar,
que permanece en la quietud
para sentir el frescor de la noche
en su interior.
Sabio es aquel que dice sí a la vida,
que despierta el amor en sí mismo
y en su semejante,
con la intención de crear un
mundo mejor para todos nosotros...
Aquel que conoce a los otros es sabio.
Aquel que se conoce a sí mismo es un iluminado.
Aquel que vence a los otros es fuerte.
Aquel que se vence a sí mismo es poderoso.
Aquel que conoce la alegría es rico.
Aquel que se conserva en su camino tiene voluntad.
Sé humilde y permanecerás íntegro;
Inclínate y permanecerás erecto;
Vacíate y permanecerás repleto;
Gástate y permanecerás nuevo.
El sabio no se exhibe y por eso brilla.
El sabio escucha mucho, pero habla poco.
Y cuando habla, edifica a las personas.
El sabio no se hace notar, y por eso es notado.
El sabio no se elogia, y por eso tiene mérito.
Y, porque no está compitiendo, nadie
en el mundo puede competir con él.
Augusto Cury
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La compasión por los animales está íntimamente ligada a la bondad de carácter, y quien es cruel con los animales no puede ser un buen hombre.
- Arthur Schopenhauer-
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90 Años Sin El Druida De La Lorena. (Actualización)
Requería León Denis mientras le dictaba El genio céltico a su secretaria Claire Baumard, que llevara cuidado, que fuera a la biblioteca municipal de Tours a comprobar ciertos datos, no fuera que al no ser correctos se convirtiera en el hazmerreír de todos. Pues finalizando la existencia del venerado orador espírita, necesitaba de una secretaria que tomara nota de sus dictados, pues ya la opacidad se había posado sobre sus ojos y no podía hacerse cargo directamente de tales menesteres.
La vida de León Denis sería digna de ser plasmada en novela, cine, teatro o incluso ópera. Pues es una existencia llena de lucha y entrega. Denis fue toda su vida un autodidacta. Él no tuvo la suerte de recibir una instrucción adecuada a su despierto intelecto – por ello participaría activamente años más tarde en continuos movimientos en pro de la instrucción de las masas desfavorecidas -.
Siendo niño tuvo que ejercer todo tipo de oficios para poder llevar un sustento a casa, abandonando pronto la escuela. De mozo, tuvo relaciones sentimentales con una joven, a las que decidió poner fin, pese al afecto que por ella sentía. Consciente de su compromiso creciente con la divulgación del mensaje consolador del nuevo espiritualismo, y que le impediría una adecuada atención a la felicidad conyugal. Además de la carga de sus dos progenitores, que de él dependían. Solo después de estar toda la jornada trabajando, es que, robándole horas al sueño, estudiaba todas las cuestiones que su inquieto espíritu necesitaba absorber, como si de un alimento indispensable para su alma se tratara. Preparándose sin saberlo para ser un adalid de la causa espiritista.
A medida que se fue haciendo mayor, y siempre teniendo que mantener a su madre -ya fallecido su padre-, la vista se le fue deteriorando. Llegándole a dejar bastante imposibilitado en la recta final de su existencia.
Durante el conflicto armado contra Prusia (1870-71), tomó parte llegando a subteniente dentro de su facción del ejército francés; siéndole solo explicable -por reminiscencias de vidas pasadas-, su gran capacidad de mando, pese a su aparente ignorancia militar.
Toda su vida fue a pie de calle, junto al pueblo llano; codo con codo con gente que era como él, que vivía las mismas necesidades que él, que sentía y sufría lo mismo. Hizo que su preclara inteligencia hermanara con un hondo corazón, comprensivo y empático con las masas obreras. De ahí su ideario social plasmado en obras como Espiritismo y socialismo. Siempre tuvo correspondencia con los grupos de mineros del norte de Francia y Bélgica, que lo acogían como a uno de sus mejores cada vez que acudía a dar charlas divulgativas y esclarecedoras sobre la doctrina de los espíritus. Las cuales les llenaban de aliento, fe y esperanza.
Denis arrollaba con su verbo en directo, creando una simbiosis mágica entre los presentes y las palabras que comunicaba. Magnetismo que emanaba de su robusta personalidad que a la par era inspirada por el plano superior, bajo la dirección de su querido guía protector Jerónimo de Praga.
Nuestro preciado druida lorenés tuvo la gran audacia que sin ser un hombre de ciencia, ni un filósofo académico, ni un erudito al uso, supo aunar bajo su prístino espíritu la capacidad de traducir datos áridos y técnicos a un lenguaje comprensible para las masas, sin perder un ápice de rigor en ello. Rareza que lo convertía en el digno sucesor de Allan Kardec.
Siempre será un loable ejemplo a seguir, tanto en lo personal – su absoluta entrega a un ideal humanitario -; como por su labor de dar a conocer el mensaje espiritista, en unas obras donde la mezcla de erudición es amenizada por el verbo amable y poético de su prosa; juntando los datos necesarios para darle un corpus coherente a lo dicho y rematando con una explicación acorde al ideal espírita para mayor solaz del dato frío y aislado. El cual sin el principio racional aportado por el espiritismo, se convierte en una curiosidad especulativa; que crea más escépticos que verdaderos adeptos a la causa de la vida post mortem.
Otro mérito, no menor: las fuentes a las cuales acudía. Hoy, la información la tenemos a mano y comprobar datos es cuestión de segundos. Antes había que fiarse de la labor del autor consultado. Y la correlación era un procedimiento mucho más arduo y costoso.
Otra cuestión importante es el modo de citar: hoy se sigue un riguroso procedimiento normativo. Hace cien años este no estaba tan instituido, y en el caso de Denis, él no era un académico para imbricarse de tales nomenclaturas. Por tanto a veces podemos hallar en sus obras citas superficiales, del tipo passim, es decir, «aquí y en otras partes». Porque su intención era nombrar algunas – de las que extraía los casos expuestos -,ejemplificando así lo tratado; siendo varias tan conocidas que apenas bastaba con citar el título. O inclusive en otras, citar el número de la página de la edición que usaba – por no haber seguramente más traducciones de la misma en francés – y carecer ello de improbable confusión. Lo cual hoy día sí nos lleva a algunos quebraderos de cabeza como a continuación se verá.
Para ello cogeremos la obra En lo invisible editada por la extinta editora Amelia Boudet, y marcaremos algunas de las imprecisiones halladas para que puedan ser corregidas en futuras ediciones. Dichas erratas no son fruto de la traducción castellana, puesto que son una copia de la original francesa. Remitimos a la edición francesa facilitada por el Centre Spirite Lyonnais Allan Kardec. Véase http://spirite.free.fr/ouvrages/invisible.htm.
Haremos especial mención al último capítulo de la obra «La mediumnidad gloriosa» por no ser exhaustivos, destacando que dichas erratas suelen estar en las citas bíblicas.
Extracto del Artículo escrito por Jesús Gutiérrez Lucas publicado originalmente en el periódico madrileño “El Ángel del Bien”, marzo 2018. y en Zona Espírita , abril 2018
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MUNDOS DE EXPIACIÓN Y PRUEBA
Los mundos evolucionan en ciclos predeterminados, no como el hombre, que hace uso de su voluntad y de su libre albedrío para evolucionar más o menos rápido.
Si tomamos como ejemplo nuestro planeta, hubo un tiempo en el que siendo la tierra un planeta primario, sirvió de planeta receptor de espíritus, que fueron exiliados de otros mundos a consecuencia de quedar a la izquierda del Cristo en la selección. Estos espíritus, debido a las múltiples existencias que ya habían vivido, traían ya de otros mundos el intelecto más avanzado, y fue entonces, gracias a estos espíritus, que comenzó a surgir en nuestra humanidad de la era primaria, los primeros indicios de las artes, las ciencias, las letras, etc.. La etapa de expiación y prueba, aquí en nuestro planeta, podemos medirla desde este lejano pasado, que dentro de años se verificará aquí entre nuestra humanidad.
Ahora ya en plena era espacial y atómica, el hombre en el que no haya madurado el Amor hacia sus semejantes, se habrá convertido en un ser demasiado peligroso, por disponer de unos medios de destrucción enormes, como bien sabemos todos; y es por esto que urge pronto también una selección entre los buenos y los malos, para que no acarreen una destrucción planetaria y de consecuencias cósmicas.
El espíritu de la persona actúa como una archivadora electrónica, en donde quedan retenidos todos los sucesos y experiencias que la persona vive en sus diferentes vidas. Esto es lo que forma su conciencia espiritual; y es de esta fuente de información o experiencias, de la que se sirve nuestro espíritu para plasmar en la mente, en el momento oportuno, el pensamiento o la idea conveniente para guiar a la persona, o sea, es nuestra voz de la conciencia que nos avisa de continuo y nos incita a obrar bien, aunque la mayoría de las veces no la queramos escuchar.
La persona primitiva, al estar falta de experiencias, comete errores continuamente, por no tener una conciencia suficientemente amplia o documentada y perjudica a los demás y a sí mismo. Por esto, en esta fase primaria de la evolución del hombre, los males y los defectos son el fruto de su ignorancia espiritual. Luego, más adelante, cuando el hombre es consciente de todo esto, comete menos errores; pero también tiene mucha más responsabilidad de sus actos ante Dios, porque su conciencia le avisa con más insistencia y exactitud, por estar más desarrollada en lo que debe y lo que no debe de hacer.
De todas formas, los errores se pagan todos. Dios no castiga ni toma represalias contra nadie, pero ha establecido una Ley, que es la Ley de Acción y Consecuencias, que vigila y reajusta todo acto negativo, para que nada se incline a degenerar, sino que todo evolucione y se perfeccione. Esta Ley la vemos manifestarse de continuo en estos planetas todavía poco evolucionados, como el nuestro, en la forma de sufrimientos, enfermedades y toda clase de males, a través de los cuales las personas pagamos los abusos, perjuicios y sufrimientos causados a otras personas, en actos que hemos cometido, por lo general, en otras existencias anteriores. Y repetimos, no como represalias o castigos de Dio
hacia nosotros, sino como lecciones que nuestro espíritu tiene que asimilar, para obrar siempre en perfecta armonía con las leyes de Evolución y Progreso general, que rigen tanto la materia como el espíritu (la materia se entiende no como finalidad en sí misma, sino como medio de progreso y manifestación del espíritu) “CON LA VARA CON QUE MIDÁIS SERÉIS MEDIDOS”.
Si tomamos como ejemplo nuestro planeta, hubo un tiempo en el que siendo la tierra un planeta primario, sirvió de planeta receptor de espíritus, que fueron exiliados de otros mundos a consecuencia de quedar a la izquierda del Cristo en la selección. Estos espíritus, debido a las múltiples existencias que ya habían vivido, traían ya de otros mundos el intelecto más avanzado, y fue entonces, gracias a estos espíritus, que comenzó a surgir en nuestra humanidad de la era primaria, los primeros indicios de las artes, las ciencias, las letras, etc.. La etapa de expiación y prueba, aquí en nuestro planeta, podemos medirla desde este lejano pasado, que dentro de años se verificará aquí entre nuestra humanidad.
Ahora ya en plena era espacial y atómica, el hombre en el que no haya madurado el Amor hacia sus semejantes, se habrá convertido en un ser demasiado peligroso, por disponer de unos medios de destrucción enormes, como bien sabemos todos; y es por esto que urge pronto también una selección entre los buenos y los malos, para que no acarreen una destrucción planetaria y de consecuencias cósmicas.
El espíritu de la persona actúa como una archivadora electrónica, en donde quedan retenidos todos los sucesos y experiencias que la persona vive en sus diferentes vidas. Esto es lo que forma su conciencia espiritual; y es de esta fuente de información o experiencias, de la que se sirve nuestro espíritu para plasmar en la mente, en el momento oportuno, el pensamiento o la idea conveniente para guiar a la persona, o sea, es nuestra voz de la conciencia que nos avisa de continuo y nos incita a obrar bien, aunque la mayoría de las veces no la queramos escuchar.
La persona primitiva, al estar falta de experiencias, comete errores continuamente, por no tener una conciencia suficientemente amplia o documentada y perjudica a los demás y a sí mismo. Por esto, en esta fase primaria de la evolución del hombre, los males y los defectos son el fruto de su ignorancia espiritual. Luego, más adelante, cuando el hombre es consciente de todo esto, comete menos errores; pero también tiene mucha más responsabilidad de sus actos ante Dios, porque su conciencia le avisa con más insistencia y exactitud, por estar más desarrollada en lo que debe y lo que no debe de hacer.
De todas formas, los errores se pagan todos. Dios no castiga ni toma represalias contra nadie, pero ha establecido una Ley, que es la Ley de Acción y Consecuencias, que vigila y reajusta todo acto negativo, para que nada se incline a degenerar, sino que todo evolucione y se perfeccione. Esta Ley la vemos manifestarse de continuo en estos planetas todavía poco evolucionados, como el nuestro, en la forma de sufrimientos, enfermedades y toda clase de males, a través de los cuales las personas pagamos los abusos, perjuicios y sufrimientos causados a otras personas, en actos que hemos cometido, por lo general, en otras existencias anteriores. Y repetimos, no como represalias o castigos de Dio
hacia nosotros, sino como lecciones que nuestro espíritu tiene que asimilar, para obrar siempre en perfecta armonía con las leyes de Evolución y Progreso general, que rigen tanto la materia como el espíritu (la materia se entiende no como finalidad en sí misma, sino como medio de progreso y manifestación del espíritu) “CON LA VARA CON QUE MIDÁIS SERÉIS MEDIDOS”.
-Ángeles Calatayud-
¿Por qué algunos espíritus eligen nacer, en vidas tan duras, difíciles o dolorosas?.
Lo que humanamente pueden ser circunstancias lamentables tal como la miseria, el hambre, las guerras, las deficiencias psíquicas, las enfermedades, etc., desde un punto de vista espiritual pueden ser lecciones altamente beneficiosas para conquistar lo que el Ser espiritual precisamente necesita para avanzar en su evolución.
A veces esta clase de existencias humanas las decide el propio Ser reencarnante cuando siente la inclinación o la necesidad, aconsejado y esclarecido por sus Guías Espirituales; en este caso sus miras son solamente las del éxito espiritual en esa vida, en cuanto al logro y consecución de unas metas, evolucionando así adecuadamente, porque la forma de ver las cosas desde el Plano Astral, es muy diferente a como después se ven desde aquí como Seres humanos. Lo que bajo un prisma humano común, es una existencia lamentable, desde un punto de vista espiritual, puede suponer una existencia muy provechosa y deseada por Espíritus con ansias de evolución, pues aunque se trate de una vida humana difícil, siempre es una experiencia efímera comparada con la eterna vida del Ser espiritual.
Otras veces lo hace y decide así, empujado por la Ley de Causa y Efecto, que le impulsa a experimentar esa clase de vida como compensación de otra anterior, tal vez muy diferente.
Según el nivel evolutivo del Ser reencarnante, la decisión de soportar una vida humana difícil a veces la puede tomar libremente y otras puede ser inducido a ello por necesidades de reajuste por la Ley de Consecuencias, cuando en el plano Espiritual se dan cuenta de que les falta algo que les impide seguir evolucionando y poder tener una mayor cuota de felicidad , y hasta tanto no vuelva a reencarnar en esa circunstancia lamentable, compensatoria o complementaria de una vida anterior, no tendrá la oportunidad de lograrlo.
Y es que para alcanzar un bien con el valor que tiene por el esfuerzo y el dolor, es necesario aceptar las pruebas necesarias para obtenerlo, tal como alcanza la medalla de oro el atleta que se esfuerza y sufre en una dura prueba deportiva.
-Jose Luis Martín -
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