lunes, 17 de abril de 2017

Historia del Cristianismo


Contenido de este blog en el día de hoy:

- Perfección moral
- La vida después de esta vida
- La Reencarnación a través de las edades
- Historia del Cristianismo

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PERFECCIÓN MORAL

Artículo con base en el Libro tercero, cap. XII de EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS, obra codificada por Allan Kardec.
Autor: Elio Mollo

Dice la Espiritualidad en " EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS", en el capítulo que trata de la Perfección Moral, Virtudes y Vicios, que muchas veces las cualidades morales son como el dorado hacho sobre un objeto de cobre, que no resiste las piedras de toque. ¿Puede un hombre poseer cualidades reales que lo inscriben en el mundo como un hombre de bien?. Pero, puesto que esto es un progreso, no siempre esas cualidades resisten ciertas pruebas, y a veces basta tocar la cuerda del interés personal, para ponerla al descubierto.
Enmendarse, vencer las pasiones, corregir el carácter, intentando crecer espiritualmente y con la intención de colaborar con Dios y la Humanidad desinteresadamente: Es un procedimiento sensato, pues no hay ningún egoísmo en mejorarse teniendo la intención de aproximarse a Dios, pues esta es la meta para la cual todos nosotros  tendemos.

Siempre que nos dedicamos a un estudio sistemático, estaremos siguiendo el camino del bien, ya que al mismo tiempo que nos instruimos- y por consiguiente trabajamos por nuestro progreso individual-, estaremos indirectamente contribuyendo para el progreso de los que os rodean y, en un último análisis, de toda la Humanidad- y esto está conforme con la Ley Natural del Progreso, que nos dirige hacia la perfección.

En este camino de perfección, censurar los defectos ajenos no es una buena actitud, pues ninguno de nosotros dispone de facultades completas; y es por la unión social como nos completamos y aseguramos nuestro propio bienestar y progresamos. Antes de cualquier censura a nadie, debemos reflexionar como actuaríamos si estuviésemos en lugar de aquel que deseamos censurar. Este proceder nos llevará a comprender mejor la psicología humana, buscando formas de educarnos mutuamente, incluso analizar nuestro proceder y corregir posibles defectos que aún existen en nosotros. Este procedimiento también es un medio de crecer espiritualmente.

Si deseamos probar nuestra capacidad, solo existe una manera de hacerlo, y es a través del ejemplo.

Dice Alexandre Rangel, especialista en procesos de calidad empresarial, en Artículos/ Calidad de Radio Bandeirantes,  que Napoleón Bonaparte sin duda fue uno de los mayores líderes que han habido en este mundo. Cierta vez, su ejército se estaba preparando para una de las mayores batallas.

Las fuerzas adversarias tenían un contingente tres veces mayor que el suyo, además de un equipamiento muy superior. Napoleón avisó a sus generales de que él estaba yendo para el frente de batalla y estos procuraron convencerlo para que cambiase de idéa:

- Comandante, y señor del império! Si usted muere, el imperio dejará de existir. La batalla será muy difícil. Deje que nosotros cuidemos de todo. Por favor, quédese. Confíe en nosotros.

Todo en vano, no hubo nada que lo hiciese cambiar de idea. En medio de la noche, el general Junot, uno de sus brillantes auxiliares y también amigo, le buscó y de nuevo intentó mostrar el peligro de que fuese al frente de batalla.

-No hay manera, yo voy.

- ¿ Pero por qué, comandante?

Y él respondió....

-  ¡ Es más fácil tirar que empujar!. Servir de ejemplo no es la mejor forma de enseñar; ¡ es la única forma de enseñar !

No merece reprensión aquel que sabe, por sus acciones, que está haciendo el bien, desde que su intención es la de pesar sus acciones en la balanza de Dios y sobretodo en Su Ley de Justicia, Amor y Caridad, para decirse a sí mismo si sus acciones están en el objetivo correcto. Lo que no es racional es envanidecerse, pues significaría que todo lo que hace caería por tierra, ya que esa actitud sería una demostración de que tiene todavía egoísmo.

En el L.E., cuest. 913, los Espíritus superiores dicen que el vicio que podemos considerar cono más perjudicial es el egoísmo, pues es de donde deriva todo el mal y si lo estudiamos a fondo, todos los vicios que poseemos, en todos ellos existe el egoísmo.

Podemos luchar todas las formas para intentar quitarnos cualquiera de nuestros vicios, pero solo iremos a extirpar el egoísmo cuando lo ataquemos en su raíz y destruyamos su causa, pues quien en esta vida desea aproximarse a la perfección, debe extirpar de sí todo sentimiento de egoísmo, porque este es incompatible con la Ley de Justicia, Amor y Caridad. Además, el egoísmo anula todas las demás cualidades.

Muchos de nosotros podemos alegar que nuestro mundo está dominado por el egoísmo, por eso es tan difícil extirparlo. A esto podemos decir que, si cada uno de nosotros trabajase en su transformación íntima, procurando una forma de mejorarse, la intensidad de ese vicio tendería a disminuir y el mundo mejoraría. Caso contrario será necesario que él crezca más aún, para que nos haga daños considerables y que comprendamos la necesidad de su extirpación, de ahí la elección es de cada uno de nosotros.

Realmente, podemos admitir que el egoísmo es muy difícil de erradicarlo - pues está ligado a la influencia de la materia- y que aú, n estamos muy próximos a su origen, pero, con certeza, él se debilitará con el predominio de la vida moral sobre la vida material, y sobre todo con la comprensión de doctrinas como el Espiritismo, que nos hacen entender mejor nuestra condición futura.

Conforme a las enseñanzas de Sócrates y San Agustín, en LE 919 a: El autoconocimiento es la llave del mejoramiento individual, pues permite que dirijamos nuestros pensamientos y acciones en la dirección de las correcciones que necesitamos realizar, y así, ajustar nuestros actos de acuerdo con las enseñanzas de los grandes Maestros que estuvieron en la Tierra, especialmente el Maestro Jesús, tanto en relación a Dios como en relación a nuestro prójimo. 

Este proceso es árduo; así, necesitaremos de mucho coraje y determinación para realizarlo, pero a través del propio esfuerzo y de ejercicios repetidos en la dirección de las buenas causas, iremos sedimentando en nosotros el propio bien. Dios siempre nos asiste y auxilia, pero debemos hacer nuestra parte si deseamos verdaderamente mejorar y así colaborar con la construcción de un  mundo nuevo y mejor.

(Traducción de Jose Luis Martín)

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           LA VIDA DESPUÉS DE ESTA VIDA

   La muerte viene siendo un tabú para mucha gente. Muchos estudiosos a través de la ciencia, procuran a través de innumerables acontecimientos, casi fatales, principalmente accidentes o ciertos tipos de enfermedades, que llevan al ser humano al estado de coma prolongado, descubriendo lo que acontece con esos seres humanos cuando se encuentran en esa fase transitoria, entre la vida y la muerte.

      El Periodista Joe Fisher y el psiquiatra canadiense Joel L. Whitton, especia  citado anteriormente, explican, con riqueza de detalles, el proceso de la post-mortem.
Cuando en trance siento un completo cambio físico después de pasar por una muerte anterior. Mi cuerpo se expande y llena todo el ambiente. Entonces, me inundo con los sentimientos más eufóricos que conocí.
 Esta es una declaración fantástica de uno de sus pacientes. Relata que: acompañan a esos sentimientos la total consciencia y el entendimiento de quien realmente soy, de mi razón de existir y del lugar que ocupo en el universo.
Todo tiene sentido; todo es perfectamente justo.
   Además de esas, muchas otras referencias  sobre la vida entre  las encarnaciones pueden ser encontradasen el mundo antíguo  como en el contamporáneo, vale  resaltar que la propia Bíblia está racheada de esos procesos.
 Hoy, con la regresión de la memoria ofreciendo detalles sobre el estado bado, la proyecciología, la transcomunicación instrumental, el hombre a través de la inteligencia que Dios le dio, ya esclareció este enigma:  Existe vida después de la muerte.
   Rudolf Steiner, el fundador de la antroposofía, cuyo conocimiento de la existencia desencarnada fue obtenido por la clarividencia del médium norteamericano Edgar Cayce, famoso por sus poderes extrasensoriales y sus lecturas físicas y de vidas pasadas; y del médium ya desencarnado Francisco Cándido Xavier, que psicografiando a André Luiz, hizo descripciones completas y pormenorizadas sobre la vida después de la muerte.
El espíritu al dejar el cuerpo lleva consigo, más allá de su conciencia, todas sus experiencias (evolución espiritual y moral, talento e instinto), los cuales se manifestarán en su vida o vidas futuras. 
Una  parte de este bagaje recibe de algunos autores el nombre de psiquismo (El psiquismo es, sin duda, ciencia vasta, profunda, ecléctica, construye la síntesis de la vida humana y la evolución del Espíritu), principalmente aquella inherente a lo que comunmente se llama instinto ( El instinto es la fuerza oculta que impulsa a los seres orgánicos a cometer actos espontáneos e involuntarios, con motivo de la conservación de ellos).
Es una especie de inteligencia. Es una inteligencia sin razocinio. Por él todos los seres proveen sus necesidades.
El instinto es una inteligencia rudimentaria que difiere de la inteligencia propiamente dicha. Sus manifestaciones son casi siempre espontáneas, al paso que las de la inteligencia resultan de una combinación y de un acto deliberado.
El instinto varía en sus manifestaciones, conforme a las especies y a sus necesidades. En los seres que tienen conciencia y percepción de las cosas exteriores, él instinto se alía a la inteligencia, esto es, la voluntad y la libertad.
Los instintos son automatismos estereotipados e innatos que  tienen en general un fin útil para el indivíduo y la especie.
La Reencarnación es la vuelta del alma o Espíritu a la vida corpórea, pero en otro cuerpo especialmente formado para él y que nada tiene en común con el antíguo.
La vida más allá de la vida es parte de una asociación de poderes especiales.
El mundo, en todo tiempo, es una casa en reforma, con la ley del cambio que preside todos los movimientos, a través de metamorfosis y dificultades educativas.
Los mundos felices, en realidad, son mundos en donde la  regeneración ha depurado todos los malos pensamientos, el Espíritu solo tiene que progresar en el bien, sin tener que luchar más contra el mal. Esos mundos, como los espíritus que los habitan, se hallan en el principio de ser semifluidos. Ahí comienza la desmaterialización del cuerpo.
Los mundos fluídicos están destinados a ser habitación de espíritus que desde el comienzo de su andadura nunca fallaron y se conservan siempre puros, progresando en estado fluídico.
Siguiendo también una marcha progresiva y jerárquicamente ascensional, hay en todos los grados de la escala, mundos de esa categoría, apropiados y correspondiendo a los estados de desarrollo y progreso de los Espíritus que lo habitan, estados que van desde el de infancia e instrucción hasta el de Espíritu puro. Ellos se tornan moradas de Espíritus puros, cuando han llegado de manera progresiva al estado fluídico puro.

Antônio Paiva Rodrigues


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LA REENCARNACIÓN A TRAVÉS DE LAS EDADES 


La creencia y doctrina de la reencarnación o pluralidad de existencias en diversas vidas humanas, es conocida y sostenida desde la antigüedad por las diversas religiones y enseñada en escuelas filosóficas, algunas con la denominación de «transmigra­ción del alma» y otras con la de «renacimientos». 

Esta es una doctrina milenaria. Ya la encontramos en todos los pueblos primitivos y en las diversas culturas, lo mismo que todas las religiones, en sus sabios orígenes la han sustentado.

Los llamados Magos por los caldeos y persas, eran maestros de la Sabiduría Oculta, que enseñaba la doctrina de los renaci­mientos, como una de las verdades fundamentales. Y sostenían que el alma era un ser espiritual complejo y pasaba por una serie de existencias terrestres y en otros mundos, hasta que finalmente alcanzaba un grado de pureza tal, que quedaba relevada de la necesidad de nuevas encarnaciones, y desde entonces habitaba en la región de la inefable gloria. 

Los egipcios enseñaban la reencarnación ya 3.000 años an­tes de nuestra era, con estas palabras: «Antes de nacer, el niño ha vivido ya y la muerte no termina en la nada. La vida es un devenir, que transcurre semejante a un día de sol, que recomenzará». 

De los egipcios pasó a los griegos, por Pitágoras y sus discí­pulos. Sócrates, Platón, Empédocles, Apolonio y muchos otros, la popularizaron. 

Pitágoras enseñaba que, la doctrina de la reencarnación, te­nía en cuenta la desigualdad observable en la vida terrestre de los hombres. «Una vida en la carne, no es más que una anilla en la larga cadena de la evolución del alma»- 

—decía Pitágoras a sus discípulos ya más avanzados, en el grado teogónico—. Y algunas veces, les refería pasajes de alguna de las últimas cuatro vidas que recordaba (1). 

Asimismo, Platón enseñaba la doctrina del renacimiento. Decía: «Para que en esas nuevas vidas, las almas de los muertos des­gasten sus malas acciones pasadas». Afirmaba que: «Las almas reencarnadas lo hacen en cuerpos que se asemejan a los que tuvieron en vidas anteriores, e igualmente en instinto y tendencias adquiridas por anteriores experiencias». Entre esas experiencias heredadas de vidas pasadas, colocaba Platón las ideas innatas. 

Las escuelas de Sócrates y Platón, aseguraban que… «Las almas toman nuevos cuerpos para repetir una y otra vez sus vidas físicas, a fin de desarrollar las facultades de la psiquis y adquirir la sabiduría». Decía también: «las almas vuelven del Hado, y los se­mejantes son atraídos por los semejantes». Y en «FEDON» pode­mos leer: «El alma es más vieja que el cuerpo. Las almas renacen sin cesar del Hado, para volver a la vida actual». 

La escuela de Hermes (2) ya sostenía que: «Las almas ba­jas y malas permanecen encadenadas a la Tierra por múltiples renacimientos: pero, las almas virtuosas suben volando hacia las esferas superiores». 

Ya en nuestra era, Porfirio, filósofo neoplatónico, discípulo de Orígenes y de Plotino (siglo III), con otros filósofos neoplatónicos, enseñaba también la doctrina de la reencarnación. 

Ammonio Saccas, filósofo alejandrino del siglo I, conocido, como Theodidaktos por la vastedad de sus conocimientos, soste­nía la doctrina del renacimiento de las almas en nuevos cuerpos, y fue quien la transmitió a San Clemente de Alejandría, padre de la primitiva iglesia. La famosa escuela de Alejandría, que en los tiempos del Mesías estaba dirigida por Filón, profundizó el estudio del alma y de las civilizaciones pasadas; y dio un mayor esplendor a la doctrina de la reencarnación. 

Los neoplatónicos, en diferentes edades, igualmente ense­ñaron la misma doctrina. Plotino, discípulo de Ammonio, de Tia­na, decía: «Es un descubrimiento reconocido desde los tiempos de la antigüedad, que si el alma comete fallos, será condenada a expiarlos sufriendo castigos en tenebrosos infiernos; luego se le permite pasar a nuevos cuerpos y recomenzar sus pruebas». Decía también «Cada alma recibe el cuerpo que le conviene y que está en armonía con sus antecedentes, según sus existencias anteriores». 

(1)A los seres ya muy evolucionados, les es posible conocer las últimas vidas pasadas, mediante la actualización de la memoria espiritual o subcons­ciente, y también alcanzando la superconciencia por medio del éxtasis. 

(2) Hermes Trimegisto, filósofo, legislador y sacerdote; perteneciente a la Escuela Iniciática del antiguo Egipto, y uno de los grandes iniciados. Se considera que vivió por los años 2670 antes de nuestra era, y como el funda­dor de la ciencia secreta derivada de su nombre. Clemente de Alejandría, le atribuyó 42 tratados.- 

Orígenes, discípulo de San Clemente, el más instruido de los padres cristianos, aceptaba la doctrina de las vidas sucesi­vas, que era del conocimiento y creencia común de los primeros tres siglos del cristianismo. Y por ello fue anatematizado en aquel famoso Concilio de Constantinopla II. Decía: «Cada alma recibe un cuerpo de acuerdo con sus merecimientos y sus previas accio­nes». Obsérvese que no dice, que cada cuerpo recibe un alma; sino que: «Cada alma recibe un cuerpo…». Sostenía también que: «Las almas, al caer de un estado elevado, trabajan para recuperar ese estado y gloria, reencarnando repetidas veces». (3). Orígenes denominaba «penas medicinales» a las vidas dolorosas, y que és­tas eran proporcionales a las faltas de las almas encarnadas en nuevos cuerpos, para redimir su pasado y purificarse. 

San Gregorio Nacianceno (328-389), decía: «Hay necesidad natural de que el alma sea curada y purificada, y de que, si no lo es en esta vida, lo sea en otras siguientes y futuras». 

San Agustín (cuyo nombre era Aurelius Augustinus), en su Libro I de «Confesiones», emplea esta frase: «Antes del tiempo que pasé en el seno de mi madre, ¿no habré estado en otra parte y sido otra persona?». La expresión es tanto más notable, cuanto que San Agustín se oponía a Orígenes en algunos puntos de su doctrina. 

(3) Y en una réplica, dejó escrito: «Pero, respecto a estos asuntos que pertenecen al género místico, conviene mantener el secreto: porque, la en­trada de las almas en los cuerpos, no es cosa que comprendan el común de las gentes.»- 

Krishna, hacia el año 3000 antes de nuestra era (según la cronología de los brahamanes), dijo: …«yo y vosotros hemos teni­do muchos nacimientos. Los míos no son conocidos sino por mí, pero vosotros no conocéis siquiera los vuestros», Y en diálogo con su discípulo Arjuna (véase Bhagavad Gita), dice: «Así como el alma residente en el cuerpo material, pasa por las etapas de infancia, juventud, virilidad y vejez: así a su debido tiempo, pasa a otro cuerpo y en otras encarnaciones volverá a vivir y desempeñar una nueva misión en la Tierra». 

Los vedas, que son monoteístas al igual que los cristianos, afirmaban la inmortalidad del alma y la vuelta de nuevo a la carne. Sostenían… «Que el alma es la parte inmortal del hombre: que unas almas vienen hacia nosotros y regresan, y vuelven a venir: que todo nacimiento, feliz o desdichado, es la consecuencia de las obras practicadas en las vidas anteriores» . 

Y según el Corán, …«Alá nos envía muchas veces hasta que regresemos a EL». 

Ovidio, Virgilio y Cicerón, a través de sus imperecederas obras, aluden frecuentemente a la reencarnación de las almas o vuelta a la vida física. Ovidio cantaba: …«Las almas van y vienen. Cuando vuelven a la Tierra, dan vida v luz a nuevas formas». Y Virgilio, en «Eneida» (VI, pág. 713) asegura que, el alma al hundir­se en la carne pierde el recuerdo de sus vidas pasadas. 

También nuestros antepasados los celtas, sostenían como principio de verdad, la reencarnación. «El Ser —decían los drui­das— se eleva desde el abismo y asciende por etapas sucesivas hasta la perfección, encarnándose en el seno de las humanidades sobre los mundos de la materia, que son otras tantas estaciones de su largo peregrinaje». 

El judaismo, religión basada en las enseñanzas de Moisés, mantenía la creencia de la reencarnación. En sus obras, el his­toriador judío Josefo, hace profesión de fe en la reencarnación, y refiere que ésta era la creencia de los esenios y fariseos. Los cabalistas, exégetas judíos, se ocuparon intensamente de la reen­carnación; basta leer: «Transmigración del Alma», del rabí Isaac Luria. 

El pueblo hebreo mantenía la creencia de la reencarnación, porque les fue predicada también por los profetas. Estos predi­caban la vuelta a la carne, en diversas expresiones, hoy poco conocidas por falta de divulgación. Sin embargo, a través de las diversas versiones, ha llegado a nuestro tiempo la siguiente del profeta Malaquías: «He aquí, yo os enviaré el profeta Elias, antes de que venga el día grande y tremendo del Señor» (Malaquías IV-5). Y prueba de que entre los hebreos había la convicción de la reencarnación, es el hecho de una comisión enviada por el clero judaico del Sanedrín a Juan el Bautista, a preguntarle si él era el Mesías o era Elias (S. Juan Cap. I ver. 19 al 22). 

Alarmado el Sanedrín por la fama que iba alcanzando Juan de Hebrón (el Bautista), e iniciados en la creencia de la reencar­nación de las almas, envían de Jerusalén a sacerdotes y levitas, hombres versados en el conocimiento de las Escrituras, a indagar cual de los profetas históricos podía ser aquel hombre que habla­ba a las gentes lleno de espíritu profético. 

Esta vuelta a la vida de la carne, esta nueva encarnación del espíritu de Elias en el niño Juan de Hebrón, hijo de Zacarías e Isabel, y que pasó a la historia con el nombre de Juan el Bautista; es un hecho confirmado por el mismo Mesías, cuando dijo: «Y si queréis oírlo, él es Elias que había de venir (que estaba anuncia­do). El que tiene oídos, que oiga». (S. Mateo XI-14 y 15) (3). 

La creencia de la reencarnación de las almas, fue sostenida por los primeros cristianos, como doctrina, en los primeros siglos del cristianismo. En el siglo IV-V, San Jerónimo, secretario del Papa Dámaso I y autor de la Vulgata, en su controversia con Vigi­lantus el Gales, debían aún reconocer que el renacimiento de las almas era la creencia de la mayoría de los cristianos de su tiempo. Mas luego, cuando la Iglesia entró a formar parte del Estado y hacerse autoritaria, esta doctrina comenzó a ser atacada. 

La condenación de los puntos de vista de Orígenes, por ejem­plo, y de las teorías gnósticas, por el Concilio de Constantinopla II (año 553), a instancias del emperador Justiniano I, quien promulgó una ley en la que declaraba: «Todo aquel que sostenga la mística idea de la preexistencia del alma y la maravillosa opinión de su regreso, será anatematizado». Ya en el año 529, Justiniano había ordenado cerrar la antigua Escuela de Atenas, uno de los principa­les centros de cultura desde el período ático. 

Esta anatematización (maldición) en aquellos tiempos, significaba la persecución; por lo que, a pesar de ser una creencia sostenida por los primeros cristianos, fue cayendo en el olvido, en las siguien­tes generaciones. 

Y en lugar de esta concepción clara del destino en la vida de los humanos, conciliadora de la justicia divina con las desigual­dades y sufrimientos humanos, surgieron un conjunto de dogmas que hicieron la oscuridad en el problema de la vida y alejaron al hombre de Dios. Sin embargo, la creencia en las vidas sucesivas, reaparece en el mundo cristiano en diferentes épocas, en la forma de «grandes herejías» y de las escuelas secretas; pero, fue aho­gada por la persecución cruel, en las mazmorras de la Inquisición y en las llamas de las hogueras, en la que millones de seres hu­manos fueron inmolados en esa época de oscurantismo medieval, por aquellos que se denominaban a sí mismos representantes de Cristo en la Tierra y sucesores de Jesús, que predicó y practicó el amor. 

Como todo principio de verdad, surge cual Ave Fénix de sus propias cenizas. Y así vemos un grandísimo número de personajes de las diversas ramas del conocimiento humano, y también dentro de las filas del cristianismo, sosteniendo la verdad de la pluralidad de existencias humanas del ser espiritual. 

El eminente cardenal belga, Mons Mercier (1851-1926) al pregun­társele si existía la reencarnación, se limitó a decir: «No se puede negar que existe». 

El arzobispo Puacher Passaralli, de la orden de los capuchi­nos, predicador apostólico adjunto al Santo Sínodo (Vaticano) es partidario de la tesis de la reencarnación. En escrito al Senador Taurredi, su compañero en creencias, dice: 

«Si fuese posible po­pularizar la idea de la pluralidad de existencias en este mundo, sería un medio de realizar la voluntad divina, de permitir al hombre expiar sus pecados, purificarse y esforzarse en ser digno de Dios y de la vida inmortal. Esto sería un gran paso que resolvería intrin­cados y dolorosos problemas que angustian al alma humana». 

(3) Página 33 del Nuevo Testamento – La Editorial Católica, S.A., 1964, y página 55, 1968. 

Podrían citarse cientos de nombres; pero a falta de espacio, referiremos tan sólo dos militantes en campos opuestos: 

Antonio Fed. Ozaban, escritor católico del siglo pasado y uno de los fundadores de la Sociedad San Vicente de Paúl, en su obra «Dante et la Philosophie Catolique aux XIII Siecle», reconoce que el plan de la «Divina Comedia», sigue muy de cerca las grandes líneas de la civilización antigua, basada en la pluralidad de exis­tencias. 

José Mazzini, célebre patriota italiano, apostrofando a los obispos en su obra «Dal Concilio a Dio», dice: «Nosotros creemos en una serie indefinida de reencarnaciones del alma.de vida en vida, de mundo en mundo, de las cuales, cada una constituye un progreso sobre la que la había precedido. Nosotros podremos vol­ver a empezar el viaje recorrido cuando hayamos merecido pasar a un grado superior: pero, jamás podremos retrogradar ni morir espiritualmente». 

Y este fundamento de progreso espiritual por medio de los re­nacimientos, ha surgido de nuevo, en nuestro mundo occidental a mediados del siglo pasado, por el esfuerzo de ese gran misionero del espiritismo, Hipólito León Denizart Rivail, más conocido con el nombre de Allan Kardec; quien ha contribuido grandemente a dar nueva vida a esta verdad. Y gracias a él y a la filosofía y doctrina espiritista o espirita, de la cual él fue fundador y codificador, la verdad de la reencarnación se ha extendido por todo el Occidente, contando ya con muchos y muchos millones de partidarios que tie­nen la valentía de desafiar los prejuicios religiosos. Y si en nuestro país no está tan divulgada, ha sido por la coartación de la libertad ejercida por los convencionalismos de las mentalidades anquilo­sadas y retrógradas. 

SEBASTIAN DE ARAUCO

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Historia del Cristianismo

                                                    por Dr. Ricardo Di Bernardi


1.    Hasta el año 70 d.C., Jerusalén dirigía el liderazgo, pasando posteriormente para Roma hasta el fin del siglo I

2.    Del año 270 hasta el 370, fueron creados los altares en las iglesias (ANTES NO EXISTÍAN), altares cada vez más suntuosos y con recursos extraídosde los fieles.

3.     En el año 400 d. C., fue instituida la señal de la cruz en vez del pez, alternado un símbolo por otro que expresaba más la muerte física y el sufrimiento material que la esencia espiritual de las enseñanzas.

4.     En el 500 d.C., “se creó” el `purgatorio.

5. En el 553 d.C., el Segundo (2) Concilio de Constantinopla, condenó las opiniones de Orígenes, reencarnacionista y gran teólogo cristiano, así como las ideas reencarnacionistas de los gnósticos. Esta actitud de la iglesia llevó a reacciones, tales como la del cardenal Nicolás de Cusa, que sustentó en pleno Vaticano, la pluralidad de las vidas y de los mundos, con la concordancia del Papa Eugenio IV – (1431 – 1447).
Había y hubo siempre el interés de sepultar ese conocimiento, entonces, en vez de una concepción simple y clara del destino pasó a ser necesaria la creación de “dogmas”que lanzaron la oscuridad sobre los problemas de la vida, agitan la razón y APARTAN AL HOMBRE LÚCIDO DE DIOS.

6.  Valoración creciente del símbolo de la Cruz. Símbolo del sufrimiento físico de Cristo. Sustituyéndose el estudio de la filosofía cristiana.

7.     En el 609 d. C., fue creado el culto a la VIRGEN María “y la invocación de los “Santos”.

8.   En el 610, el papado fue oficialmente establecido por el emperador Focas, que otorgó a Bonifacio el título de Obispo Universal…

9.     En el 787, se estableció el culto o devoción a las imágenes, a la cruz y las reliquias.

10.    En el 998, se creó la fiesta de “Todos los Santos” y la de “los                    Muertos”.

11.    En 1054, los griegos insatisfechos con algunas posturas crean la iglesia Ortodoxa Griega.  

12.   En 1074, se establece el celibato clerical, UN VERDAERO ATENTADO A LA NATURALEZA HUMANA generando numerosos sacrificios, sufrimientos y desvíos de religiosos sinceros.

13.   En 1200 se inventa el ¡rosario!

14.  En 1215, se crea la confesión auricular, al contrario de los tiempos apostólicos que era pública (lo que evitaba la reincidencia del “pecado”). Sin duda la mayor víctima pasó a ser la mujer piadosa y sensible. Se sometió a largos interrogatorios íntimos, delante de un hombre soltero, muchas veces traumatizado por un celibato mal resuelto por su psiquismo. Se lanzan de rodillas a las mujeres, creyendo estar frente al representante de Dios, a los pies de un hombre lleno de las mismas (o mayores) flaquezas, en la engañosa suposición de que el sacerdote es la representación de la divinidad…
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15.  En 1264, se instituye la fiesta del Sagrado Corazón de Jesúsy también la del “Santísimo Sacramento”.

16.  Aparece la oración del Ave María (“SANTA MARÍA, madre de DIOS)

17.  En 1414, se inicia la institucionalización de la Hostia, o Eucaristía. Bajo las apariencias del pan y el vino está el “milagro”, de estos ingredientes que contiene el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Jesucristo, fenómeno que se renueva en TODAS LAS MISAS…

18.   En 1517, M. Lutero reacciona contra los desvaríos del cristianismo y crea el cisma protestante.

19.   En 1429 se organiza la Iglesia Luterana.

20.   En 1533, surge la Iglesia Anglicana Episcopal.

21.   En 1536, con Calvino, surge la iglesia Presbiteriana de Francia.

22.   En 1560, La Iglesia presbiteriana escocesa con las famosas predicaciones de John Knox.

23.   En 1606, en Holanda aparece la Iglesia Baptista de John Smith.

24.   En 1612 con Thomas Helwys surge también la Iglesia Baptista.

25.   En 1739 con John y Charles Wesley nace la Iglesia metodista en Inglaterra.

26.   En 1830 el dogma de la IMMACULADA CONCEPCIÓN.

27.  En 1870, ya con la autoridad bastante en descrédito, y habiendo sufrido numerosos cismas, la Iglesia, no es más llamada Cristiana, sino Católica Apostólica Romana, decidió decretar que el Papa era infalible, y así, en un último esfuerzo, detener el poder absoluto e incuestionable de sus fieles.

De este modo el papa Pío IX promulgó el decreto de la inhabilidad papal.

El referido decreto señala la decadencia y la ausencia de autoridad del Vaticano, en base a la evolución científica, filosófica y religiosa de la humanidad.

Curiosamente, la Iglesia que nunca atribuyó un título real a la figura de Cristo (innecesario), en cuanto vio desmoronar el trono del absolutismo con victorias de la Republica y del derecho en todos los países desarrollados, creo la imagen del CRISTO-REY PARA EL VÉRTICE DE SUS ALTARES.

28. El Papa Juan Pablo II, durante  más de los  20 años de su pontificado, beatificó más de 1000 personas y canonizó más de 500 santos. Un absurdo!


Aracaju-Sergipe-Brasil


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