Contenido de este blog en el día de hoy:
- El dinero de la viuda
- Lo que damos es lo que recogemos
- Espíritus rebeldes
- Biografía de Allan Kardec
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El dinero de la viuda.
5. Y estando Jesús sentado frente al arca de las ofrendas, estaba mirando como echaban las gentes el dinero en el arca; y muchos ricos ec...haban mucho. - Y vino una pobre viuda y echó dos pequeñas piezas del valor de un cuadrante. - Y llamando a sus discípulos les dijo: En verdad os digo, que más echó esta pobre viuda que todos los otros que echaron en el arca; - porque todos han echado de aquello que les sobraba, mas ésta de su pobreza, echó lo que tenía, todo su sustento. (San Marcos, cap. XII, v. de 41 a 44. - San Lucas, cap. XXI).
6. Muchas personas sienten no poder hacer tanto bien como desearían por falta de recursos y si desean la fortuna, es, según dicen, para hacer de ella un buen uso; la intención es laudable sin duda, y quizás muy sincera en algunas; ¿pero puede asegurarse que sea en todos completamente desinteresada? ¿No los hay que deseando hacer bien a los otros, estarían muy satisfechos empezando por hacérselo a sí mismos, darse algunos goces más, procurarse un poco lo superfluo que les falta, y dar el resto a los pobres? Esta segunda intención, que puede muy bien que ellos no manifiesten, pero que se encontraría en el fondo de su corazón si se buscase, anula el mérito de la intención porque la verdadera caridad se acuerda de los otros antes que de sí mismo. Lo sublime de la caridad, en este caso, es buscar por su propio trabajo, por el empleo de sus fuerzas, de su inteligencia y de su talento, los recursos que le faltan para realizar sus intenciones generosas; éste sería el sacrificio más agrádable al Señor. Pero, desgraciadamente, la mayor parte más bien sueñan medios fáciles para enriquecerse de una vez y sin pena corriendo en pos de quimeras, como los descubrimientos de tesoros, una suerte aleatoria y favorable, el recobro de herencias inesperadas, etc. ¿Qué diremos de aquellos que esperan encontrar entre los espíritus auxiliares para que les ayuden en las pesquisas de esa naturaleza?
Seguramente que estos no conocen ni comprenden el objeto sagrado del Espiritismo y
mucho menos la misión de los espíritus a quienes Dios permite comunicarse con l los hombres; pero también son castigados con los desengaños. (Libro de los Mediums,
números 294 y 295.)
Aquellos cuya intención es pura de toda idea personal, deben consolarse de no poder hacer tanto bien como quisieran, con el pensamiento de que el óbolo del pobre que da lo que tiene privándose, pesa más en la balanza de Dios que el oro del rico, que da sin privarse de nada. Sin duda la satisfacción sería grande en poder socorrer largamente la indigencia; pero si no se tiene para dar, es preciso someterse y hacer aquello que se pueda. Además, ¿sólo con oro pueden enjugarse las lágrimas y será preciso que nos estemos inactivos porque no poseemos? El que quiere sinceramente hacerse útil a sus hermanos, encuentra mil ocasiones; que las busque y las encontrará sino de un modo de otro, porque no hay uno solo que teniendo el libre goce de sus facultades, no pueda hacer algún servicio, dar un consuelo, aliviar un sufrimiento físico o moral, o hacer una diligencia útil; a falta de dinero ¿acaso no tiene cada uno su trabajo, su tiempo, su reposo del que puede dar una parte? También es este el óbolo del pobre, el dinero de la viuda.
El evangélio según el espiritismo. Allan Kardec.
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"Con la reencarnación desaparecen los preconceptos de razas y de castas, pues el mismo Espíritu puede volver a nacer rico o pobre, capitalista o proletario, jefe o subordinado, libre o esclavo, hombre o mujer"
- Allan Kardec- La Génesis
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LO QUE DAMOS ES LO QUE RECOGEMOS
AMALIA DOMINGO SOLER.
“Vuestra vida es lo que os hagáis; el mundo no nos devuelve más que aquello que le damos”.
Máximas americanas.
Nada más cierto; recogemos lo que hemos sembrado, y ¡qué mala siembra habremos hecho los terrenales!, porque la mayoría de los habitantes de la Tierra no recogemos más que punzantes espinas.
Leer los periódicos entristece, angustia, fatiga, porque no pasa un solo día que no se lea la descripción de horrorosos naufragios, de choques de trenes, de hundimientos de puentes, de ciclones devastadores, de erupciones volcánicas que arrastran ciudades florecientes, de incendios violentísimos que destruyen pueblos enteros, explosiones en las minas donde quedan sepultados centenares de mineros. Es tristísimo considerar el modo que se vive en la Tierra, porque los que no son víctimas de espantosas hecatombes, los que viven “al parecer” con relativa tranquilidad, si se penetra en sus hogares, si se levanta una punta del velo que cubre su vida íntima, ¡qué cuadros tan tristes se contemplan!
Familias formadas por enemigos irreconciliables, hacen ensayos de cariño, de tolerancia mutua; procuran dominar sus inexplicables antipatías, sus misteriosas aversiones, pero no siempre lo consiguen; a lo mejor, una chispa del odio mal apagado prende fuego y las rencillas, las envidias, la diferencia de carácter, se incendian como un montón de paja y se desarrollan esas tragedias en las cuales se produce la eterna historia de Caín y Abel, y si no se llega a final tan triste se vive muriendo bajo la tiranía de un padre déspota, de una madre tiránica, de un hermano egoísta, siendo los abusos de unos y de otros la moneda corriente en el gran mercado de la vida.
¿Y esto es vivir? ¡No! Esto es pagar ojo por ojo y diente por diente, es beber de continuo la hiel y el vinagre que según cuenta la tradición le dieron a Cristo; es recibir herida tras herida, causadas por Implacables desengaños; y si a esto se redujera la vida más valiera no haber nacido.
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“Dices bien (me dice un Espíritu), si no hubiera más escenario para representar el eterno drama de la vida que la Tierra que habitas, Dios sería la injusticia personificada y el último reptil de la Tierra sería más feliz que el rey de la Creación (vulgo hombre), porque éste está sujeto a innumerables calamidades, comenzando por enfermedades incurables, por dolencias que conducen a la desesperación, como son la guerra, la parálisis, la carencia de los miembros más necesarios, como son los brazos , las manos, las piernas y los pies, la lengua, el oído y el entendimiento. Sufre el hombre tan variados y multiplicados tormentos, que si no tuviera en su vida un pasado y no le esperara un mañana, habría que renegar de haber nacido; pero, afortunadamente, en la noche del tiempo, sin poder precisar la fecha fija, el hombre se encontró rey de las selvas, miró al cielo y sintió brotar de su pensamiento la llama intangible del deseo; contempló su cuerpo desnudo y experimentó la imperiosa necesidad de cubrir su desnudez; se vio fuerte y empleó su fortaleza en adquirir lo más indispensable para satisfacer las más apremiantes necesidades de la vida, y fue conquistando palmo a palmo el terreno suficiente para levantar sus tiendas y rodearse de sumisos servidores, de familias que satisficieran su sed de reproducción, y durante el transcurso de los siglos los patriarcas centenarios dejaron la Tierra, volviendo de nuevo a poblarla, pero yo no se contentaron con vivir entre las asperezas del bosque y la fragosidad de las montañas, levantaron ciudades y le pidieron a los magos y adivinos los secretos de su ciencia para destruir las tinieblas de la noche.
“Comprendieron que la divisa de la Naturaleza, como dijo uno de vuestros pensadores, es la del trabajo .
Si dejáis de trabajar, moriréis moral, intelectual y físicamente, y la muerte ha sido siempre rechazada por los hombres que han sabido tener lucidez en su entendimiento; sólo se suicidan los desequilibrados; la completa destrucción sólo la busca el que no comprende el inmenso valor de la vida; por eso el trabajo ha sido, es y será la ley eterna, por la cual los hombres se regirán eternamente; y los actuales pobladores de la Tierra, todos, tienen su historia, todos vivieron ayer y vivirán mañana; todos han trabajado para crearse un medio de vida, empleando su inteligencia y sus pasiones, sus vicios y sus virtudes, sembrando cada uno la semilla que mejor le ha parecido y las circunstancias le han proporcionado, pues muchas veces un paso dado en falso hace resbalar y caer. Como la pendiente del vicio es tan resbaladiza, el hombre desciende por ella sin poder detenerse, porque dado el primer paso la caída es inevitable, y conociendo así, a veces, el error que encierran las caídas, o sean las reincidencias del delito, hasta llegar a acostumbrarse el Espíritu a la perversidad, se deja arrastrar por lo que llama fatalidad, la cual no es otra cosa que la costumbre del mal obrar. Todo vicio adquirido es un beodo insaciable, y mucho más que vuestras costumbre y vuestras mal llamadas leyes, él empequeñece la órbita en la cual giran vuestros criminales, se le cierran todas las puertas y sólo le abren sus brazos los antros del vicio, de la degradación más humillante.
“Siempre leo en tu pensamiento esta eterna pregunta: ¿Por qué Dios, que todo lo puede, no detiene al hombre en el borde del abismo y le dice: , y yo te contesto: ¿Y qué mérito tendría entonces la regeneración del hombre? Ninguno, absolutamente ninguno; sus luchas no tendrían la menor importancia, porque no le habrían servido de escarmiento; tanto valdría ser un santo como un réprobo, si al final de la jornada Dios le dijera: voluntad>. El hombre ha sido creado para escalar todas las alturas, para afrontar todos los peligros, para descubrir todos los arcanos que guardan los mundos, para conocer todas las propiedades de la materia, para hacer uso de toda la fuerza de que dispone la Naturaleza, para ser sabio, para ser bueno; y para llegar a poseer la virtud y la ciencia es necesario que el hombre sepa por sí mismo lo que duelen las heridas del cuerpo y las heridas del alma, y la humillación que en sí lleva la ignorancia, la crueldad, la persistencia en el crimen. Sin el dolor de la caída no se puede apreciar el placer superior a la bajeza y a las miserias humanas.
“La obra de Dios es perfecta, pero la perfección es una obra de titanes, y para perfeccionarse el Espíritu necesita la lucha incesante de los siglos. Los que vosotros llamáis desastres, calamidades, hecatombes, horrorosos acontecimientos ¿sabes para qué sirven? Para sanear la atmósfera de vuestro mundo, para librar a la humanidad de monstruos insaciables, para separar de vosotros a muchos caínes dispuestos a seguir sacrificando a sus hermanos. Cuando tengáis noticia que ha desaparecido una ciudad, aniquilada por el fuego o la furia del huracán, o por estremecimientos geológicos, no creáis que Dios es injusto arrebatando de su hogar lo mismo al centenario que al pequeñuelo pendiente del pecho de su madre; la envoltura material no marca el adelanto del Espíritu; es su historia pasada, en su aspiración presente, la que pone de manifiesto su inferioridad o su elevación.
“No es la caprichosa casualidad la que devasta un pueblo, es la ley de la compensación la que se cumple. Los crueles conquistadores, los que han gozado destruyendo las ciudades donde se albergaban los vencidos, tienen que sufrir el dolor que causaron a los otros, tienen que despertar aterrorizados y aturdidos, tienen que vagar sobre las humeantes ruinas de sus hogares sin darse cuenta del porqué en menos de un segundo han perdido cuanto poseían. En las leyes eternas todo es Justo, no se conoce la imprevisión ni el olvido, todo llega a su tiempo; nadie recoge un átomo que no le pertenezca. Nadie lleva más carga que en justicia le corresponde, y por mucha que ella sea, no os abrumará su peso, porque tiene el Espíritu un depósito de fuerzas para resistir todo lo que en justicia le corresponde sobrellevar; si así no fuera Dios sería injusto y su justicia alteraría la marcha de los mundos, porque crearía obstáculos que harían saltar de sus órbitas a las inmensas moles que llevan en su seno otras humanidades.
“Lo que demos es lo que recogemos”; esa es la ley, no hay que echar mano de subterfugios ni de componendas, no hay religiones que valgan, ni filosofías que alteren el orden de lo creado. Con la obra divina todo es inmutable, las minas del infinito siempre tienen sus pozos abiertos para que por ellos desciendan las humanidades y saquen el metal precioso del progreso y de la verdad. Sed buenos mineros, buscad en las montañas de la Tierra a los débiles y a los vencidos, dadles lo que les hace falta, luz para el alma y pan para el cuerpo, que de los ciegos y de los hambrientos salen los caínes de la humanidad.
“¡Adiós!”
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¡A cuántas consideraciones se presta la comunicación que he obtenido! ¡Cuántas verdades!
Verdades desconsoladoras, amargas, pero verdades innegables, y esto es lo que debe buscarse en las comunidades de los Espíritus, la verdad sin velo, la enseñanza racional, el leal consejo para inclinarse a las prácticas de las virtudes, el convencimiento que sin la mejora individual los pueblos nunca serán libres, ni progresarán, ni se engrandecerán, ni conseguirán grabar su nombre en la historia patria, figurando como héroes, como redentores, como inspirados marinos llevando las naves a seguro puerto.
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ESPÍRITUS REBELDES
No ignoran los estudiosos y pensadores del Espiritismo, las poderosas sensibilidades entéricas, las ondas luminosas diseminadas por el Universo, el fluido universal, en fin la Sede de la Creación, vehículo de la Vida, posee la prodigiosa capacidad de fotografiar y archivar en sus indestructibles esencias los acontecimientos desarrollados bajo la luz del Sol, en la tierra, o por la vastedad del infinito. La Historia de la Humanidad, por tanto, estará archivada en imágenes y sonidos por el infinito o fuera, y como individualidad, particularmente. Rever, por tanto, lo que pasó, rebuscando imágenes y escenas fotografiadas en los “Ambientes entéricos” no será, para un Espíritu trabajador, tarea muy rara, aunque penosa. Comúnmente esos Espíritus realizan lecciones profundas y muy eruditas, para estudios científicos y filosóficos, para las almas fuertes que se dedican a cursos elevados en la vida espiritual, para análisis magníficos, que solamente al mundo invisible interesan.
Cuando el Espíritu se arraiga en las pasiones inferiores, sin buena voluntad para la enmienda en principios regeneradores y el orgullo incorregible, los instintos inferiores, la indiferencia por el respeto a Dios y las Leyes de la Vida y de la Muerte, la permanencia intransigente en las ínfimas camadas de la moral, las consecuencias de tal actitud siempre son desastrosas, y necesitan un correctivo más enérgico, una punición que llevando al Espíritu rebelde al dolor legitimo, predisponga sus facultades a actitudes más sombrías, permitiéndole raciocinios para bien de si mismo. Menospreciando todo, y conservador fiel al antagonismo con la luz, después de darles varias oportunidades en ambientes honestos, en los cuales los ejemplos educativos no escasean, siguen insistiendo en el mal, respondiendo, con disgustos a los padres, hiriendo a hermanos, traicionando a amigos, negándose al deber, reincidiendo en faltas graves, apartándose de Dios, fijándose en un circulo vicioso, urge aplicar a estos espíritus socorro correctivo para que de una vez por todas les sacuda las fuerzas psíquicas para nuevos rumbos.
¿Cuál es el correctivo que se puede aplicar a estos espíritus tan rebeldes?
Es de fácil solución el problema, aplicado muchas veces entre los endurecidos en el mal, por la misma Ley: dejarlos entregados a su libre albedrío.
Los Espíritus del Bien se apartan del camino de estos Espíritus no los aconsejan ya más durante el sueño corporal y tampoco tejen alrededor de sus pasos barreras que anulen los múltiples maleficios con el que intentan construir la propia evolución moral-espiritual. Dejan de interferir en las reencarnaciones, abandonándolo a la propia responsabilidad, sin la inspiración y asistencia, con el fin, de que sintiendo, finalmente, la soledad interior envolver su espíritu, el se humille ante si mismo y procure reencontrar, con la voluntad de enmienda y la conquista del progreso, impulsado por los aguijones del dolor.
Hay periodos en la existencia de un hombre, de un pueblo, como de una sociedad, en que sus errores tanto trasvasan de la órbita razonable en un planeta de expiación y de pruebas que el rechazo entra a punir incesantemente, con todo el cortejo de las atroces consecuencias creadas por sus propios actos. Es cuando están entregados a sí mismos, actuando enteramente en libertad, sin ninguna intervención en ningún acto de su vida por parte del plano espiritual. Delante de tal punición – estos espíritus viven para si mismos esta situación no suelen resistirla por mucho tiempo a la invitación de la enmienda. Sus excesos atraen situaciones de tal forma anormales, desequilibrios tan pungentes en la marcha irrefrenable de las existencias, que otro recurso no encontraran, para remediarlos, sino la sumisión a las equitativas leyes de la razón y de la justicia... Lo que quiere decir que buscaran voluntariamente, el camino del Deber, en el cual jamás habían pensado. La Historia mesiánica del Hijo Prodigo no podría ser mejor imaginada, para retratar la marcha de la Humanidad de la que lo fue para el Maestro Jesús Nazareno. Es pues el correctivo supremo de ley: abandonar a los rebeldes y endurecidos a si mismos, no asistirlos siquiera con la inspiración, bien estén en el plano espiritual como encarnados, tal como el padre de familia, que deja partir al hijo más joven, seguro de que las experiencias duras, consecuencias de sus propias irreflexiones, bien temprano lo llevaran a la enmienda de las costumbres, a la regeneración definitiva....
Trabajo realizado por Merchita
Extraído del libro “Dramas del destino” de Ivonne Pereira
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BIOGRAFÍA DE ALLAN KARDEC
El día 3 de Octubre de 1.804, nació el entrañable codificador del espiritismo Allan Kardec.
"El Espiritismo es a la vez una c...iencia de observación y una doctrina
filosófica. Como ciencia práctica, consiste en las relaciones que pueden establecerse con los espíritus, como doctrina filosófica comprende todas las consecuencias morales que se desprenden de semejantes relaciones." ( "¿Qué es el Espiritismo?" Allan Kardec )
Allan Kardec fue codificador del Espiritismo. Organizador escrupuloso de un material que fundamentó la corriente espiritista del s.XIX, pero en modo alguno se trató de un escritor imaginativo y tampoco de estilo místico.
Primeramente debemos saber que Francia en el 3 de Octubre de 1.804 , día del nacimiento de Hippollite Leon Denizard Rivail (más tarde veremos cómo pasaría a llamarse Allan Kardec), ya había pasado por la época de la Enciclopedia y, esta línea de pensamiento, dejó en las bases de su sociedad, a grandes pedagogos muy rigurosos, formadores de la conciencia intelectual de Kardec.
Allan Kardec nació en un hogar donde la elevada cultura estaba ya profundamente asentada. Hizo sus primeros estudios en Lyon y los completó en Yverdum (Suiza), en el Instituto del celebre profesor Pestalozzi, conocido por ser uno de los más respetados centros de enseñanza de toda Europa, y por donde pasaron famosos intelectuales de aquella época. Nuestro hombre se reveló aquí como un discípulo brillante en Ciencias y Letras.
Se entrego a fondo a la lingüística y hablaba correctamente el alemán, el inglés, el español y el holandés. Vuelto a París funda allí un Instituto de Enseñanza semejante al de Yverdum. Y como educador publica numerosos libros, gracias a los cuales, a pesar de verse arruinado por problemas familiares, consigue sobrevivir económicamente. Daba también clases de química, física, astronomía y anatomía comparada.
Prosiguiendo su carrera pedagógica hubiera podido desarrollar su vida, pero en 1854, con 50 años, oye hablar por primera vez del fenómeno de las mesas giratorias (estaba de moda). Fue su viejo amigo Fortier (magnetizador) el que le dijo..."He aquí una cosa extraordinaria, no solamente se hace girar la mesa, magnetizándola, sino que se le hace hablar: se interroga y ella contesta." Nuestro codificador contestó... "Yo creeré en ello cuando lo vea y se me haya probado que una mesa tiene cerebro para pensar, nervios para sentir, y que puede convertirse en sonámbula. Hasta entonces permitidme que no vea en ello mas que un cuento de niños ."
Al principio de 1855, encontró a Carlotti (otro viejo amigo) que vuelve a relatarle fenómenos, y a sugerir el hecho de que pudieran estar provocados por espíritus, esto despierta su irresistible curiosidad de estudioso e investigador. En Mayo de 1855, acompañado de Fortier, visita la casa de una conocida sensitiva , Madame Roger .
Allí mantiene una conversación con diversas personas que le redundaron en la idea antes sugerida por Carlotti. Esta reunión le causa honda huella y en allí mismo es ya convidado a asistir a una sesión de experiencias. Cuando sale dice..."fue allí, donde por primera vez puedo dar testimonio del fenómeno de las mesas giratorias, que saltaban y corrían, en condiciones tales que la duda no era posible. Allí vi también algunos ensayos imperfectos de escritura mediúmnica".
Todavía escéptico, pero impresionado, traba amistad con la familia Baudin , a cuyas reuniones es invitado. Nos cuenta..."Fue allí donde hice mis primeros estudios sobre Espiritismo, mas fundamentados sobre las observaciones que sobre las revelaciones. Apliqué a esta nueva ciencia, como lo había hecho siempre, el método experimental. Jamás senté una teoría preconcebida. Observaba con atención, comparaba, deducía y sacaba conclusiones; de los efectos me remontaba a las causas mediante la deducción y el encadenamiento lógico de los hechos y admitiendo la viabilidad de una explicación solamente cuando podía resolver ella todas las dificultades inherentes al tema... Este es el procedimiento que utilicé toda mi vida, a partir de los veinticinco o veintiséis años. De entrada comprendí la gravedad de la investigación que emprendía y entreví en estos fenómenos la clave del oscuro y controvertido problema del pasado y del porvenir de la humanidad, la solución y la respuesta a todas mis búsquedas. Se trataba de una revolución completa en las ideas y en las creencias; por tanto debía actuar con circunspección y no a la ligera; ser positivista y dejar los ideales de lado para evitar afirmaciones ilusorias."
En 1855 recibe de Carlotti y de un grupo de estudiosos 50 cuadernos conteniendo relatos de experiencias y comunicaciones diversas, pidiéndole que analice y ordene el contenido. Una noche, en una de las sesiones en casa de Baudin, nuestro hombre (todavía Rivail) recibe una comunicación de su espíritu protector. Éste, nombrado Espíritu de la Verdad, le revela una anterior encarnación con los druidas en la Galia y cuyo nombre, en aquellos tiempos, fue Allan Kardec.
También le comunica su ayuda en la importante tarea para la que ha sido destinado. A partir de este momento Allan Kardec se lanza al trabajo, recibiendo instrucciones a través de diferentes médiums ( Japhet, Croset, Dufaux, Aline, hermanas Baudin, etc ) diversificando de este modo los intermediarios de su comunicación con los espíritus, para mejor contrastar la verdad.
El 18 de Abril de 1857 publica un libro que marcará el inicio del espiritismo " El Libro de los Espíritus". Este libro ya aparece firmado con el nombre Allan Kardec, apartando así la época de escritor y pedagogo prestigioso que firmaba con el de su nacimiento. En los pocos años que le quedaban ya por vivir (en esta reencarnación) escribió todos los libros que completan la codificación espirita y completo el primero.
En 1858 editó la Revue Spirite (Revista Espírita). En 1861 publica El Libro de los Médiums. Su texto comprueba el carácter científico de la Doctrina Espírita, y provoca un gran revuelo y el catolicismo se levanta contra Allan Kardec. Ese mismo año 300 libros espíritas son quemados en Barcelona por la inquisición española. Tiempo después, al respecto de este hecho, Kardec recibió, a través de un médium, el siguiente mensaje del obispo de Barcelona, autor del acto de fe que decretó la incineración de los libros, y que ya había desencarnado: "Esta escrito. Tu quemaste las ideas y las ideas te quemaron. Rogad por mí; rogad, porque es agradable a Dios la oración del perseguido para con su perseguidor. Habla el que fue obispo y ahora no es mas que penitente".
En 1864 publica El Evangelio según el Espiritismo. En 1865 publica El Cielo y el Infierno. En 1868 publica La Génesis. Allan Kardec desencarnó en 1869, contaba casi 65 años. La obra de Allan Kardec es de obligatorio conocimiento para descifrar el Espiritismo. Muchos libros espíritas se han publicado después, pero en los del codificador se resume el carácter original de esta transmisión espiritual, y la orientación para acercarnos nosotros a los mensajes. Además estos libros, por su extenso tratamiento del tema, contienen innumerables descubrimientos, muchos de ellos verificados después por la ciencia.
Debemos recordar que en el mismo año de la desencarnación de Kardec, la Sociedad Dialéctica de Londres nombró un comité para estudiar los fenómenos del Espiritismo, cuyo conocimiento se propagaba por toda Europa. Tras meses de investigaciones, sus 22 miembros concluyeron que los fenómenos eran auténticos. A ésta han seguido muchas otras investigaciones sobre los fenómenos y las tesis espíritas que igualmente han concluido aceptando la propuesta del Espiritismo.
- Aportado por Ángeles Calatayud -
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