Contenido de este Blog en el presente día:
- Violencia
- Cuidemos el Espíritu
- Amar: El mayor desafío de la Vida
- Sexo y Amor
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VIOLENCIA
La violencia, la agresión física en particular, es uno de los actos más primitivos entre los seres humanos. Somos personas convertidas y degradadas a la condición de animales, que utilizan su fuerza para agredir al más débil e imponerse sobre los demás en un determinado territorio o en una determinada circunstancia. Poblaciones enteras, animalizadas y guiadas por hordas infernales, se unen para agredir a otras poblaciones situadas en la misma faja vibratoria, esperando el ataque de las primeras para responder de la misma manera. En el mundo invisible, la imagen es la misma, comunidades enteras enfrentadas derramando su ira y su maldad.
Existen comunidades, países que están en guerra desde hace milenios. ¿No será esa una señal de que la violencia nunca alcanza el éxito? La violencia no hace más que alimentar la fiera que lleva cada uno de ellos dentro de sí. Alimenta y sustenta el comportamiento agresivo, oscureciendo cada vez más el periespíritu de estos hermanos en evolución, perforando poco a poco, tanto sus órganos físicos como su estado mental y emocional. Esta vibración alcanza rápidamente a cuantos se hallan en sintonía, en el plano físico y en el plano espiritual, amarrándolos y atrayéndolos fuertemente hasta su guarida; formando de esta manera una psique común que se expande poco a poco.
Espíritus perversos intentan la subyugación para poder actuar con mayor facilidad u otros tipos de obsesión más simples, pero que alcanzan a un mayor número de encarnados.
Existen muchas formas de agresión, pero la agresión física, es la expresión más animalizada del hombre. Cualquier tipo de agresión moral proviene de un ente que ya utiliza su inteligencia, aunque de manera equivocada. Un animal se enfurece, amenaza con su voz (ladra, ruge…) y finalmente, ataca cuando lo provocan. Lo mismo le sucede al hombre poco espiritualizado: se enoja, grita y, al final, golpea. Cuando se enoja, empieza a concentrar dentro de sí una energía muy densa. Se centraliza, aumenta de forma progresiva a un ritmo no pausado y late cada vez con mayor fuerza. Es una bola de energía que empieza a desprender dardos envenenados en todas las direcciones de nuestro cuerpo contaminándolo y se traduce al exterior con el aumento del tono de voz, el cambio de este mismo tono, la transfiguración del rostro y el nerviosismo corporal. Finalmente, explota, la energía se expande; una parte sin rumbo alguno, solamente estalla a nuestro alrededor perjudicando aún más nuestro entorno, la otra parte va dirigida directamente a la víctima. El centro donde se congregó tal magnitud de ira queda dañado, queda arrugado y va pudriéndose poco a poco; un estado que irá aumentando según los capítulos de ira que sufra el actor. Físicamente se va traduciendo en la dureza de las facciones faciales, el color de la piel; incluso el olor de la persona. También puede manifestarse tarde o temprano una enfermedad cancerígena. El cáncer es destrucción como lo es el hecho de agredir.
Lo importante de toda esta descripción es identificar en nosotros mismos las posibles conductas agresivas. Una vez identificadas, sabiendo de las importantes consecuencias, debemos terminar con dichos comportamientos.
Para eliminar este tipo de gobiernos, será necesario el trabajo a través de energías ennoblecedoras para la reconstrucción de los centros dañados, y a su vez, disfrutar de un estado de mayor tranquilidad y relajación. Este estado nos permitirá no atraer aquellas entidades que se alimentan del hedor que desprendemos cada vez que nos ponemos en situación de atacar. Por ello, la primera medicina será la oración; la segunda y sucesivas, los diferentes estudios de autoconocimiento e iluminación personal, además de las diferentes terapias alternativas espiritualistas, si bien no espiritistas. Algunos de los recursos a los que podemos acudir son al agua magnetizada y la técnica de la visualización para ir limpiando los focos afectados eliminando los residuos que se pegan a las paredes del periespíritu y que más tarde somatizan en el cuerpo físico.
Finalmente, habrá que ir interiorizando la única solución que existe a este problema: EL AMOR. Jesús dijo: “Si alguien te hiere en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda”.Atrás quedó la Ley del Talión para ser sustituida por la Ley del Amor.
Comprende amigo, que somos seres en evolución, que aunque llevamos muchas vidas, todavía llevamos dentro de nosotros residuos de la etapa animal que hay que ir desechando. El esfuerzo es personal, comprendiendo que, si alguien te arremete, tu respuesta no debe ser la misma porque sabes que solo a través de un cambio de conducta, de un ejemplo cercano puede hacer que el agresor entienda que él también debe cambiar. Es algo sorprendente para el agresor ver como la víctima no se hunde ni se humilla sino que resurge de las cenizas para demostrar la fuerza moral y espiritual que nos proporciona el Padre y que deslumbra sobremanera al actor. Es esta luz la que toca el corazón del malhechor, que toca las fibras sensibles de un ser perdido y que se cree desamparado, para indicarle que él lleva mucho más de lo que piensa dentro de sí.
Recuerda que la paz solo se conseguirá a través del amor y no a través de los gritos y la ira. Cuida tus malas expresiones porque te estás haciendo mucho daño, como el tabaco ennegrece tus pulmones, así se ennegrece el periespíritu hasta que queda dañado irreversiblemente. Y aprovecho para introducir una cuestión de perenne actualidad: ¿no será el vicio de fumar una agresión física contra nosotros mismos…? Recuerda que la Espiritualidad está siempre al servicio de quienes quieran difundir la gran verdad a través del Espiritismo y de los ejemplos de nuestro Amado Maestro Jesús. Que Dios te acompañe e ilumine para que no desfallezcas en la tarea encomendada.
Elisabeth García
Octubre 2011 · Revista Actualidad Espiritista
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CUIDEMOS EL ESPÍRITU
Cada vez vivimos con mas prisas, preocupaciones e incluso ansiedades. Las necesidades, muchas veces auto-impuestas, nos obligan a trabajar más y más, reduciendo el tiempo que podemos aprovechar para la familia, amigos, descanso, etc. Vivimos en una sociedad de consumo y prácticamente toda la información que recibimos tiene un fin consumista. Si nos dejamos llevar por ella nos aparecen necesidades puramente materiales. ¿Cuántas veces hemos buscado la felicidad en adquisiciones materialistas para desengañarnos al momento? Si sólo fuéramos materia, pensamiento propio de los materialistas y agnósticos, sería posible alcanzar la felicidad con cosas materiales (incluyendo metas emocionales, éxito, etc.), pero no es así. El ser humano va más allá del mundano cuerpo, somos seres espirituales dentro de cuerpos materiales que limitan temporalmente nuestras facultades siguiendo un camino de evolución continua. Si cuidamos nuestro cuerpo con alimentación sana y ejercicios saludables, ¿por qué no cuidar nuestra alma o espíritu? Si estás leyendo este artículo y has recogido esta revista es muy posible que en el fondo de tu corazón sientas una inquietud interior que te impulsa hacia una búsqueda espiritual del sentido de la vida, de dónde venimos y hacia dónde vamos, qué ocurre después de la muerte, el porqué de las pruebas de vida, etc. Todos tenemos espíritu y tenemos que cuidarlo, porque Jesús dijo: "No sólo de pan vive el hombre", ¿qué otro alimento podemos necesitar? Evidentemente se refería al alimento del espíritu. El Espiritismo nos da todo lo que necesitamos para progresar espiritualmente, en su parte filosófica estudiamos todas las grandes preguntas que los filósofos se han hecho desde el inicio de los tiempos, en su parte moral seguimos las enseñanzas de Jesús como camino de mejora personal y crecimiento espiritual, y en su parte científica estudiamos la realidad añadiendo la visión desde un punto de vista espiritual. Estudiamos la evolución de las especies desde el punto de vista espírita, la curación aplicando el magnetismo humano, las experiencias extra-sensoriales y mediúmnicas que permiten demostrar la permanencia del alma más allá de la muerte, etc. El espiritismo es una puerta a la consciencia del Ser Integral porque forma a la persona en todos los ámbitos, físico-intelectual-moral y espiritual.
Lejos de la visión tenebrosa que quiso dar la iglesia sobre el Espiritismo durante los siglos XVIII y XIX, y que consiguió apagar prácticamente durante la mayor parte del siglo XX, el Espiritismo resurge poco a poco de sus cenizas para impulsar a las conciencias de los cristianos a ser auto-responsables y autoconscientes. En el Espiritismo cada uno es responsable de los errores que comete y todo lo bueno que deja de hacer. Con la evaluación diaria de los actos realizados y con la atención vigilante para evitar tomar acciones irreflexivas que nos alejen de la práctica de la Caridad, desarrollamos una voluntad de crecimiento hacía la disolución del egoísmo y del orgullo purificándonos para regresar algún día a la vida espiritual con los deberes bien cumplidos preparando nuevas metas de realización en camino constante hacía Dios.
La redacción.
Revista El Angel del Bien -Año I , nº2, pág.2
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Aquellos que amamos nunca mueren. En todo caso parten antes que nosotros....
- Chico Xavier -
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AMAR : EL MAYOR DESAFÍO DE LA VIDA
Siendo el Amor el más noble sentimiento de que es capaz un ser humano, evidentemente no consiste en una mera simpatía romántica, y mucho menos en una atracción sexual; consiste en algo mucho más profundo, consiste en la afirmación de Cristo: - Maestro, ¿Cuál es el mayor mandamiento de la ley? – “Amar al Señor, vuestro Dios con todo vuestro corazón, con toda vuestra alma y con todo vuestro espíritu; he ahí el mayor y el primer mandamiento. Hey ese el segundo, que es semejante a aquel: Amaréis a vuestro semejante como a vosotros mismos. (S. Mateo, Cap. 22, v. 34-40).
Si comprendiésemos la grandiosidad de esa máxima enseñada por Jesús, ciertamente la humanidad ya no se lamentaría de tanto dolor y sufrimiento, ya no se lamentaría tanto de las vicisitudes de la vida, porque la vida, se deslizaría tranquila como las aguas limpias de un río calmado; no habría tantas amarguras, ni tantas lágrimas. El dolor de cada uno, el río de lágrimas que corre por la frente de los más desalentados, con seguridad, son vestigios de desamor a sí mismo y al prójimo.
Amar al prójimo como así mismo, es la receta prescrita por el divino Maestro, capaz de desarmar corazones enfurecidos, capaz de transformar pensamientos desprovistos de ese sentimiento que se puede afirmar que es la mayor necesidad del ser humano que lo imposibilita para experimentar y aprender y amar; amar para ser feliz, amar para hacer al otro también feliz.
Leo Buscaglia, autor de un libro que habla sobre la mayor experiencia de la vida, que es el Amor, escribió: -“Nadie puede dar aquello que no posee, para dar amor, necesitamos tener amor. Nadie puede enseñar aquello que no sabe, para enseñar amor, necesitamos comprenderlo. Nadie puede conocer aquello a lo que no se entrega; para entregarse al amor, necesitamos estar vulnerables a el”.
Estar vulnerables al amor, es vivirlo de tal forma que nuestras actitudes y ejemplos puedan servir de puente recíproco para tantos cuantos por el transiten, o sea, para la consolidación en lo pragmático de la regla de oro, que es hacer al otro solamente lo que nos gustaría que fuese hecho a nosotros. plida esta afirmación, nadie jamás se quejaría de nadie, porque siendo el aprendizaje del amor, el mayor desafío en la vida del hombre, y este tuviese que perecer por no absorberlo, la humanidad entera ciertamente, perecería, por falta de amor.
Pero, habiendo sido la criatura humana, creada para ser feliz, y la felicidad consistiendo en la vivencia y práctica del amor, estamos todos dados a conocer, experimentar, practicar y vivir la mayor experiencia y desafío de la vida, que es el AMOR.
Nadie, tan bien expresó el sentimiento de amor que Páblo de Tarso, el apóstol de los gentiles, en su primera Epístola a los Corintios, en el Cap. 13, en una bella forma poética.
"Aunque yo hablase lenguas, la de todos los hombres y la de los ángeles, y no tuviese amor, sería como una campana ruidosa o un címbralo estridente
Y aunque yo tuviese el don de todas las profecías y el conocimiento de todos los misterios y de toda la ciencia, y aunque yo tuviese toda la fe al punto de transponer montañas, si yo no tuviese amor, yo no sería nada.
Y aunque yo distribuyese toda mi fortuna para alimentar a los pobres, y que yo entregase mí cuerpo para ser quemado, si no tuviese amor, nada de eso me adelantaría, porque el amor no es vanidoso, es benigno…, no es superficial y no se envanidece. "
Artículo de Zenaide Ramos da Silva
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AMOR Y SEXO
Mercedes Cruz Reyes
El amor es la sustancia creadora y mantenedora del Universo, que está constituida por esencia divina.
Es un tesoro que, cuanto más se divide, más se multiplica y se enriquece a medida que se reparte.
El placer legítimo proviene del amor pleno, generador de la felicidad, en cuanto el común es devorador de energías y de formación angustiante.
Cuando el amor domina los paisajes del corazón, aun existiendo alguna dificultad de orden sexual, se hace posible superarla, mediante la transformación de los deseos y frustraciones en solidaridad, en arte, en la construcción del bien, que tienen como mira el progreso de las personas, así como de la comunidad, tornándose por lo tanto tales cuestiones irrelevantes.
El ser humano, aunque esté vinculado al sexo por el atavismo de la reproducción, está destinado al amor, que tiene más vigor que la simple comunicación genital.
Las magnificas edificaciones de grandeza de la humanidad tuvieron en el sexo su vinculo de estimulo y de fuerza. No obstante, se persigue el triunfo, la gloria efímera, el poder para disfrutar de los placeres que el sexo proporciona, cayendo en un equivoco lamentable y perturbador.
En su globalidad, el amor es un sentimiento vinculado al Yo superior en cuanto que la búsqueda del placer sexual es más pertinente al ego, responsable por todo tipo de posesiones.
El sentimiento de amor puede llevar a una comunión sexual. Sin que eso se torne una condición imprescindible. Sin embargo, el placer sexual puede ser conseguido por impulso meramente instintivo, sin un compromiso más significativo con otra persona que, normalmente se siente frustrada y usada.
Los profesionales del sexo, porque pierden el componente esencial de los estímulos, en razón del abuso que portan, caen en las explosiones eróticas, buscando recursos visuales que les estimulen la mente, a fin de que la función pueda responder de manera positiva.
El amor, como componente para la función sexual, es tierno y juicioso, comenzando por acariciar con la mirada que enternece y hace vibrar todo el cuerpo ante la expectativa de la comunión renovadora.
Esa libido tormentosa, vinculada por la mediática y expuesta en los comercios en la forma de artefactos, se convierte en una aberración que pasa a ser exigencia de la disipación, resbalando en los abismos de otros vicios que se le asocian.
Cuando el sexo se presenta exigente y tormentoso, el individuo recurre a las actitudes emocionales de la violencia, de la persecución, de la inmundicia.
Los grandes verdugos de la Humanidad, hasta donde se los puede entender, eran portadores de trastornos sexuales, que trataban de disimular, transfiriéndose hacia situaciones de relevancia política, social, guerrera, tornándose temerarios, porque sabían de la imposibilidad de ser amados.
El amor es el dulce arrobamiento que embriaga de paz a los seres y los promueve hacia las cumbres del auto realización, estimulando el sexo dignificado, reproductor y calmante.
El amor el arte y la belleza inspiró a Miguel Ángel a pintar la Capilla Sextina, entre otras obras magistrales, esculpir la Pietá y el Moisés; el amor a la ciencia condujo a Pasteur al descubrimiento de los microbios; el amor a la verdad llevó a Jesús a la cruz, trazando una ruta de seguridad para las criaturas humanas de todos los tiempos....
Sexo, en si mismo, sin los condimentos del amor es impulso violento y fugaz.
Cuando el sexo se impone sin amor, su pasaje es rápido, frustrante, insaciable...
Los días actuales son de libido desenfrenada, de pasión avasallante, de predominio de los deseos que desgobiernan las mentes y aturden los sentimientos bajo el comando de Eros.
No obstante, el amor está siendo convidado a sustituir la ilusión que el sexo automatista produce, calmando las ansiedades en cuanto eleva a los seres humanos a la planicie de las aspiraciones más libertadoras.
En una esfera más elevada, se convierte en sentimiento, gracias a la conquista de algún ideal, alguna aspiración, anhelos por alcanzar metas agradables y desafiantes, propensión a la realización ennoblecedora.
El deseo se impone como un fenómeno biológico, ético y estético, necesitando ser bien administrado en un caso como en el otro, a fin de tornarse motivación para el crecimiento psicológico y espiritual del ser humano.
Por tanto, es natural la búsqueda del placer, ese deseo interior de conseguir el gozo, el bienestar, que se expresa después de la conquista de la meta pautada.
El placer se presenta bajo variados aspectos: orgánico, emocional, intelectual, espiritual y es, ahora físico, material y en otros momentos de naturaleza abstracta, estético, efímero o duradero, pero que debe ser registrado muy fuerte en el psiquismo, para que la existencia humana exprese su significado.
Comúnmente, el placer depende de cómo es considerado. Aquello que es bueno, genéricamente da placer, abriendo espacios para el miedo a la perdida, a la falta o a las situaciones en que puede generar daños, contribuyendo a la caída del individuo en zonas sombrías de aflicción.
Por una herencia atávica, un gran número de personas tiene miedo del placer, de la felicidad, por asociarlos al pecado, a la falta de mérito, que se convertirá en una deuda a rescatar, ofreciendo a la desgracia la oportunidad de venir o tal vez, como una tentación diabólica para retirar al alma del camino del bien.
Esto que sucedió durante siglos, en la actualidad, no es así, y vencida la conciencia de culpa, viene conduciendo a legiones de gozadores al desequilibrio, al abuso, a extremos de las aberraciones.
El deseo y el placer se transforman en palancas que impulsan al individuo a abismos que lo devoran.
No obstante, la esencia de la vida corporal, es la conquista de si mismo, la lucha bien dirigida para que se consiga la victoria del “Yo superior”, su armonía y no solamente el gozo breve, que se transfiere de un lado a otro, siempre más ansioso y perturbador.
El amor debe ser siempre el punto de partida de todas las aspiraciones y la etapa final de todos los anhelos humanos
El clímax del amor se encuentra en aquel sentimiento que Jesús ofreció a la Humanidad y prosigue donando, en Su condición de Amante no amado.
Extraído del libro “Amor Invencible Amor” de Divaldo Pereira Franco.
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