sábado, 14 de julio de 2012

Los espíritas y la política




¿LOS ESPIRITAS SON PERSONAS MÁS “PREPARADAS” Y PODRÍAN INGRESAR EN LA POLÍTICA PARTIDARIA PARA SECUNDAR CAMBIOS SOCIALES?...




Después de leer cierto artículo sobre la necesidad de ingresar el espírita en la política, fui instado a contraponer los argumentos leídos que, en mi opinión, no se sustentaban en un análisis rápido. Sabemos  que en las proximidades de los debates para  elecciones políticas la discusión “irrita” sobre el tema si el espirita debe o no participar de la política partidaria. No hay la mínima necesidad de los espiritas ingresar forzosamente en el campo de la política partidaria para las proposiciones de formulaciones sociales a través de nuevos conceptos de vida, de convivencias y otras relaciones sociales que puedan ser convertidos en hábitos consagrados por la masa para que ulteriormente sean transformados en leyes que regulen la vida en sociedad. Decir que los espiritas, por ser “las personas más preparadas” para secundar los cambios sociales a favor de un mundo más justo y fraterno y que no se puede omitir de esa tarea es en lo mínimo presunción y vanidad aguzada al límite de lo insoportable.
Por la transformación del comportamiento individual, luchando por el ideal del bien, en nombre del Evangelio, los espiritas no están ajenos a la Política, se engañan quien piensa lo contrario. Los espiritas honestos, fieles a la familia, a los compromisos morales son integralmente ciudadanos  activos, que ejercen el derecho y u obligación (depende del punto de vista) de votar, sin embargo sin vínculos  con las querellas y cuestiones insignificantes partidarias.
Hace tres años escribimos un artículo en el site http://jorgehessen.net (ved ítem 22/2006) recordando que no hay representantes oficiales del Espiritismo en sector alguno de la política humana. El trabajador de la casa espirita, sea el actuante en el área mediúmnica, doctrinaria o administrativa, sabe, perfectamente, que el centro espirita no es lugar de hacer campaña política, en cualquier época, sobretodo próximo a las elecciones. El espirita, definitivamente, no puede confundir las cosas.  Si estuviera vinculado  a algún gremio partidario, si desea concurrir como candidato a un cargo electivo, que lo haga bien lejos de las huestes espiritas, para que todo lo que haga o diga, dentro de la casa espirita, no vaya a tener una connotación de actitud de disfrazada intención, visando conquistar los votos de sus compañeros.
 Hay necesidad de distinguir la política terrenal, de la política de Cristo. Cada situación, en su dimensión correcta. Política partidaria, pertenece a los políticos, en cuanto la religión es actividad para los religiosos. El argumento de que los parlamentarios se sirven, con el pretexto de “defender” los postulados de la Doctrina, o seducir prestigio Social para las huestes espiritas, o, aun, ser una “luz” entre los legisladores, es argumento engañoso, inverosímil.
A titulo de tolerancia, muchas veces cerramos los ojos para esas cuestiones, más la experiencia demuestra que, algunas veces, es conveniente hasta cerrar un ojo, sin embargo, nunca los dos.
Considerando que nuestro mundo es la morada de la opinión, es normal que tengamos divergencias sobre ese asunto. Inaceptable, sin embargo, teniendo en vista la propia orientación de la Doctrina Espirita, el clima de imposiciones que se establece, no raro, envolviendo compañeros que confunden vehemencia con agresividad, o defensa de la verdad con hostilidad.
Es inadmisible la utilización de la tribuna espirita, como palanca de propaganda política.
El Espiritismo no pacta con irrelevantes y transitorios intereses terrenales. Por eso, no puede nadie esclavizarse  por la procura de favores de parlamentares, hasta el punto de, este, ejercer infausta influencia en los conceptos espiritas. No tiene cabida, un líder de partido, en el pulpito de la casa espirita, también no tienen el menos sentido, un espirita en las calles y en los parlamentos, implorando votos, como un mendigo, con sofismas y simulaciones de modestia, de pobreza, de humildad, de desprendimiento, de tolerancia, etc. con la finalidad demagógica, exaltando sus propias “virtudes” y sus “obras” benéficas.
Puede esa advertencia caracterizarse en un concepto en el dorso de sutiles canticos de sirena, que arrastran algunos desatentos lideres para la militancia político – partidaria, sin embargo, es un alerta oportuno. ¡¡¡OPORTUNÍSIMO, DIRÍA YO!!!
Sería bueno si esos “espiritas” (¡?), que mendigan votos, optasen por otro credo, para que sea asegurada la no contaminación de ese politiquismo en nuestras huestes, hasta porque, “A TITULO DE RIGOR, NO HAY REPRESENTANTES OFICIALES DEL ESPIRITISMO EN SECTOR ALGUNO DE LA POLÍTICA HUMANA”.
Nada opta, repeler las actitudes extremas. No podemos abrir la mano a la vigilancia exigida por la pureza de los postulados espiritas y no hesitemos, cuando la situación se impone, en la alerta sobre la fidelidad que debemos a Jesús y a Kardec. Es importante recordemos que, en las pequeñas concesiones, vamos des caracterizando el proyecto de la Tercera Revelación.
Urge que hagamos una profunda distinción entre Espiritismo y Politica. ¿Somos políticos desde que nacemos y vivimos en sociedad, yes, y entonces? La Doctrina Espirita no podrá, jamás, ser vehículo de especulación de las ambiciones personales, en ese campo. Si el mundo gira en función de políticas económicas, administrativas y sociales, no hay como tolerar  militancia política dentro de la religión. No se sustentan las tesis simplistas de que solo con nuestra participación efectiva en los procesos políticos a nuestro alcance, ayudaremos a mejorar el mundo.
Recordemos que Jesús Reflexionó mucho de la mejora de la criatura en sí. No nos consta que El hubiese abierto cualquier proceso político partidario contra el poder constituido a la época. Nuestra conducta apolítica no debe ser encarada como conformismo. Por el contrario, esa actitud es sinónimo de paciencia operosa, que trabaja siempre para mejorar las situaciones y cooperar con aquellos que reciben la responsabilidad de la administración de nuestros intereses públicos.  “En nada adelanta dilapidar el trabajo de un hombre público, cuando nuestro deber es prestigiarlo y respetarlo tanto como sea posible y también colaborar con el, para que la misión de el sea cumplida. Porque es siempre muy fácil subvertir las situaciones y establecer criticas violentas, o no, en torno de las personas. (…) no es que estemos batiendo palmas para ese o aquel, más porque debemos reverenciar el principio de la autoridad”.
Estamos investidos del compromiso más inmediato, en vez de sumergirnos en el mundo de la política saturada, por equívocos lamentables. Por eso, no debemos buscar una posición de destaque, para nosotros mismos, en las administraciones transitorias de la Tierra. Si fuéramos convocados por las circunstancias, debemos aceptarla, no por honra de la Doctrina que profesamos, más si como experiencia compleja, donde todo suceso es siempre muy difícil. “El espiritista sincero debe comprender que la iluminación de una conciencia es como si fuera  la iluminación de un mundo, hasta el punto  que la tarea del Evangelio, junto a las almas encarnadas en la Tierra, es la más importante de todas, visto que constituye una realización definitiva real. La misión de la doctrina es consolar e instruir, en Jesús, para que todos movilicen sus posibilidades divinas en el camino de la vida. Cambiarla por un lugar en el banquete de los Estados es   invertir el valor de las enseñanzas, porque todas las organizaciones humanas son pasajeras cara a la necesidad de renovación de todas las formulas del hombre en la ley del progreso universal.” (3)
El Espiritismo nos trae una nueva orden religiosa, que precisa ser preservada. En ella, Cristo despunta como excelso y generoso conductor de corazones y el Evangelio brilla como el Sol en su grandeza mágica. Una doctrina que creció  asustadizamente en los últimos lustros, en sus huestes surgirán buenos lideres al mismo tiempo en que, también, aparecerán imprudentes innovadores, pregonando esas ideas de militancia política.

Si abrazamos el Espiritismo, por el ideal cristiano, no podemos negarle fidelidad. El legado de la tolerancia no se consustancia en la omisión de la advertencia verbal ante de los injertos  conceptuales y practicas anómalas, que algunos compañeros intentan imponer en el seno del Movimiento Espirita. Mantengamos el espíritu de paz, preservando los objetivos abrazados y, si hubiera necesidad de sellar nuestro compromiso con testimonio, no titubeemos y no nos omitamos, jamás.

Jorge Hessen




 PREGUNTAS FRECUENTES
· ¿Qué es la "obsesión"?
La influencia perniciosa y malévola que ejerce un espíritu sobre otro, generalmente encarnado. Un espíritu imperfecto puede influenciarnos mentalmente para llevarnos por ejemplo a un estado de depresión.
Juan Carlos Mariani


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