lunes, 27 de febrero de 2023

Las cartas del Más Allá

 INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- El joven que no quería ser médium

2.- Por la reencarnación elegimos a nuestros padres antes de regresar a este mundo?

3.- Los espíritas y la Bíblia

4.- Las cartas del más allá

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EL JOVEN QUE NO QUERÍA SER MÉDIUM

    Entre los espiritistas que se reunían en las sesiones de la Buena Nueva en Barcelona había un joven maestro llamado Eduardo, que habiendo perdido a su madre, estudió el Espiritismo con el noble afán de ver si su madre vivía. Al comienzo de las sesiones Eduardo se levantaba y se iba a la galería a un pequeño huerto y al preguntarle por que no se quedaba a la sesión contesto:

    Porque en cuanto los médiums comienzan a hablar me entra un sueño irresistible, y yo reconozco que este sueño no es natural, porque siento frio, calor, angustia, ganas de gritar, un peso en la cabeza como si la tuviera llena de plomo. Y como no quiero ser médium por eso no quiero estar en la sesión; el caso es que me hago siempre el propósito de no acudir hasta que la sesión concluya, y estando en el café, me levanto maquinalmente y me vengo, pero como a mí nadie me hará hacer las cosas contra mi voluntad, lo que es ser médium no lo seré.

    Todos escuchaban y Luis sonriendo nos contestó. Eduardo será un gran médium, a su tiempo. Los espíritus le dominarán. Si se le hubiera dicho quiero que seas médium, da media vuelta y no vuelve más al centro. No le digáis nada, dejadle que entre y salga, suba y baje y que repita hasta la saciedad que no quiere ser médium, Eduardo es una buena adquisición para el espiritismo, pero si fuéramos impacientes todo se perdería, demos tiempo al tiempo.

    Eduardo estuvo luchando con su mediúmnidad más de un año, cuando una noche, terminada la sesión, estaba sentado junto a la mesa que había en el centro del salón de sesiones, hablando y riendo a más y mejor. De pronto palideció, inclinó la cabeza sobre el pecho, cerró los ojos y exhaló un profundo suspiro, todos enmudecieron, y al poco tiempo se despertó diciendo:

    Cuando yo digo que no quiero estar en este salón…

     Vamos a tu cuarto, no me harán dormir.

   Diez o doce personas siguieron a Eduardo, que al entrar en el aposento se sentó, quedándose dormido instantáneamente. Todos lo rodeamos, y el médium, después de guardar silencio largo rato, dijo con voz conmovida lo siguiente:

    Eduardo será un gran médium y daría buenos resultados y refiriéndose a Amalia le dijo que era Benisia, un Espíritu que la dio a conocer donde no la conocían; le pronostico que llevaba un mundo en su cabeza, que trabajaría con afán, porque ella estaba con ella. Que le habían concedido la dicha de presentar al nuevo médium, porque ella había sido  a quien le había cabido la gloria de vencer la tenaz resistencia del médium. Aconsejándoles que se reunieran en el grupo por el amor. Los que no se aman viven desterrados del Cielo. Dios es amor, el amor nos acerca a Él, el amor nos engrandece, el amor nos regenera. ¡Bendito sea Dios, que todo Él es amor!

    La comunicación de la madre de Amalia y la de Basania le hicieron sentir profunda satisfacción y lloró dulcemente, ella recordaba a Besania con inmensa gratitud. A él, debió que hicieran un apartado a sus humildes escritos en la revista espírita Española. Le fue útil en la Tierra, y se lo seguía siendo en el espacio proporcionándole a Amalia un buen médium, para hacer más fácil su trabajo y más agradable su vida.

    Cuando Eduardo despertó, le contaron lo ocurrido y el preguntó a Luis que es lo que debería hacer. Luis le contestó, ¡muy sencillo! Acudir a las sesiones y dar tu comunicación pero solamente allí, porque le lloverían peticiones, unos para saber del padre, otros de la madre, o del nieto... y siendo de buenas condiciones lo echarían a perder. La mediumnidad es un tesoro, que si se sabe conservar, dura toda la vida en cambio el abuso se convierte en pesadilla, y pobre de aquel que llega a ser juguete de los Espíritus.

     Eduardo a los dos o tres días entregó a Luis varias comunicaciones escritas muy buenas, más Luis le dijo que se dedicara solamente a la mediumnidad parlante que con ella tenia bastante para dar luz a muchos ciegos. Desecha la escribiente, porque llegaría a serte muy perjudicial. Vives de tu trabajo, necesitas las noches para descansar, los días para tus planos y medidas, la tarde del domingo es la que te queda libre y es la que puedes dedicar a las sesiones. Siguiendo mis instrucciones nunca te arrepentirás de ser médium parlante, harás mucho bien a la humanidad, y te lo harás a ti mismo.

     Eduardo apreció mucho lo que valían los consejos de Luis -médium puramente mecánico- , no recuerda jamás ni un solo pensamiento de sus discursos. Sus comunicaciones mejoraban día a día. Esposo modelo y padre cariñoso cumplió una gran misión en la existencia que estamos relatando.         Solo por enfermedad o atenciones perentorias de su carrera o de su destino dejaba de dar comunicados los días de la sesión mediumnica, pero aunque estuviera  en un banquete de familia, o en una reunión política, a la hora señalada todo lo dejaba para acudir al centro y dar su comunicación, sin obtener por este trabajo retribución alguna.

    Con la adquisición de tan buen médium en la Buena Nueva, Amalia comenzó a oír comunicaciones sensatas profundas consoladoras. Sin ser comunicaciones estrictamente científicas, no llegaban tampoco a la sencillez de las familiares. Eran instrucciones al alcance de todas las inteligencias, sin llegar a la vulgaridad.

    Amalia inspirada por el Padre German recibió la comunicación de que él la protegería y que a través del médium Eduardo le dictaría “Sus Memorias” y que en ellas aprendería a resignarse con la soledad de su alma, y daría lecciones a los desgraciados de la Tierra. No hay que impacientarse por entrar en el templo de la ciencia, es decir tratar de llegar a obtener la sabiduría que en otros vemos, el camino no se puede recorrer en su totalidad en una existencia. Contentémonos con ser en esta encarnación unos obreros de buena voluntad.

    El progreso debe ser íntimo, el mejoramiento que pasa desapercibido a los ojos de la generalidad, porque todos tenemos muchos defectos que se asemejan a millones de átomos que solo se ven con un microscopio de los más avanzados, pero que a simple vista no se adivinan siquiera, porque no hay la menor sombra de ellos. Esos defectos no los ve la multitud que nos rodea, pero el individuo siente sus efectos, puesto que obra dominado por ellos, y hay muchas personas celebres por su talento, por su ciencia, y hasta por sus virtudes, que miradas por dentro, son como decía Jesús, “sepulcros blanqueados”.

     Decía nuestra querida Amalia, que cada defecto que se pierde, por pequeño que sea, es una hoja de laurel siempre lozana que se une a la gloriosa corona de nuestras virtudes. Nada vale el incienso del aplauso cuando uno se reconoce tan pequeño como los demás. No basta con hacer el bien por rutina y por egoísmo, para adquirir fama de bueno. Es necesario sentir íntimamente el dolor de los demás y enjugar sus lágrimas diciendo: ¡que felicidad! ¡Aun sirvo de algo en la tierra, aun doy sombra a pesar de mi pequeñez!

     Hay que hacer un estudio de uno mismo y decir sin menosprecio: tengo tantos defectos, con todos ellos no puedo ir por la senda del progreso. Es necesario destruir los más pequeños, por ejemplo, no es tarea fácil arrancar viejos vicios, porque tienen ondas raíces en nuestro modo de ser, y sucede muchas veces que se destruye un defecto infinitesimal y se crea uno nuevo de gran magnitud, lo que adelantamos ayer lo desandamos hoy y vuelta a empezar. Pero no hay más remedio, sin el mejoramiento propio no se puede conseguir el progreso universal.

     Si el hombre mirara continuamente como el científico, el mundo de lo infinitamente pequeño, sí muchos terrenales trabajaran en su progreso intimo, resultaría un conjunto de un gran numero de virtudes puestas al servicio de la fraternidad y de la unión de razas y pueblos; si uno mismo no corrige sus defectos, ningún redentor podrá conducirlo al reino de los cielos. La verdad es muy amarga, su sabor muy desagradable, pero solo el conocimiento de las verdades eternas nos da la libertad que ambicionamos y los efectos que necesitamos para vivir relativamente tranquilos y gozar de las dulzuras de la vida, por eso el estudio razonado del Espiritismo es tan útil, porque solo él nos dice:

 Nadie te salvará, no hay bastantes sacerdotes en la Tierra para elevar plegarias y cantar responsos en bien del alma, todos los tesoros de la creación no son bastantes para comprar tu salvación eterna.

     Es el hombre quien teje la tela de su negro ropón o de su blanca túnica; es él mismo quien ha de pulimentar las piedras preciosas que han de brillar sobre sus cabellos, es él mismo quien ha de sembrar las flores odoríferas que han de brindarle su aroma embriagador; es él mismo hombre quien ha de amar a los pequeñitos, para que los niños salgan a su encuentro. Él mismo ha de escribir su historia, de nada le sirven las crónicas escritas por escritores, ni las grandiosas mentiras de las historias de los pueblos. Es el mismo hombre quien tiene que escribir en su conciencia las memorias de su ayer.

    Estos consejos se los daba el Padre German a nuestra querida Amalia con una paciencia como no hay en la Tierra.

     Solo uno mismo puede ganar su propia batalla. Nadie puede darnos ni bueno ni malo que afecte a nuestro espíritu, pues nosotros tenemos siempre la libre decisión de elegir y crear en nosotros lo bueno que nos hace crecer y ver cada día un horizonte más amplio y atrayente, o por el contrario elegir lo malo y hacer el mal, cegándonos y tropezando con los obstáculos o piedras que nos harán caer y sufrir con las heridas de nuestra mala elección y nuestros malos hechos.

    La siembra es libre, la cosecha obligatoria, y siempre está producirá los frutos de las semillas que el hombre haya plantado.

Trabajo realizado por Merchita

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Por la reencarnación, elegimos a nuestros padres antes de regresar a este mundo?

                           

          Se podría afirmar que en muchos casos hubo en el plano espiritual un acuerdo previo a la reencarnación  entre  los que en este mundo  serán  padres,  con el Espíritu de quién  más adelante será su hijo.

         Igualmente,  con el asesoramiento y consejo de los Guías espirituales,  elegimos a la familia que nos acompañará y dentro de esa familia también se eligen a los padres si el nivel evolutivo y de comprensión que tiene el Ser reencarnante  le  permite estas elecciones, lo  cual  nos hace  mas responsables para con nuestra familia, padres y actos en general, de la vida humana . Esto  sucede  así  a partir de cierto grado evolutivo del Espíritu y dependiendo del propósito de la reencarnación que se planifica para cada Espíritu.

        Sin embargo otras muchas veces son los lazos establecidos por la ley de Causa y Efecto ,los que nos llevan a adquirir ese compromiso que es el de una elección  casi obligada.

      Cuando  durante los primeros pasos de la andadura evolutiva del Ser espiritual,  el  nivel  nivel  de desarrollo intelectual y moral  aún es insuficiente para  poder elegir por sí mismo  adecuadamente,  los padres  así como la familia y el entorno , en ese caso los familiares son elegidos convenientemente  por los Guías  espirituales del Ser espiritual reencarnante.

     Este detalle de la elección de los padres, se debería conocer  más comúnmente en este mundo nuestro actual, en el que  a veces  los hijos acusan injustamente a los padres o incluso a Dios por haberlos traído a este mundo sin su permiso.  Y esto en realidad no es así, pues  generalmente son los hijos, Seres espirituales, los que vienen a este mundo por propio impulso, libremente, porque lo desean y  porque lo necesitan. Además los  padres también planificaron sus propias vidas desde antes de renacer ellos mismos, y  muchas veces lo hicieron  comprometiéndose a  recibir un día como padres  al Ser que más tarde  acogerán como hijo, con el que tal vez existen  lazos pendientes con la Ley de Causa y Efecto desde existencias  en donde se relacionaron bajo otros papeles familiares o sociales, en un pasado tal vez  lejano o remoto. Ese hijo a su vez  asesorado por los Guías Espirituales, planificó convenientemente y  libremente  su  nueva existencia humana al lado de esos padres.

    Así, ni un buen o mal hijo es para los padres una casualidad o producto de la buena o mala suerte, ni lo mismo sucede con los padres respecto a sus hijos. Todos ellos son producto de acuerdos previos en el plano espiritual, mutuos, serios y responsables de las existencias humanas donde se relacionan, cada uno en su papel.

- Jose Luis Martín-

·¿Cuántos hijos hay que son mas viejos que sus padres?. Y en verdad te digo que el más grande en sabiduría en esta  Escuela de la Tierra, es un simple aprendiz en la otra Escuela que a esta sigue en Evolución.
                   - Cayetano Arroyo-(Diálogos con Abul Beka)

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Los espiritas y la biblia 

Los espiritas no consideran  la Biblia como “la palabra de Dios”, sino como el punto de inicio de la Civilización Cristiana que aún se encuentra en fase de desarrollo en la Tierra. La Biblia  representa la Codificación de la I Revelación del ciclo de las revelaciones cristianas. Tras ella viene El Evangelio ( Nuevo Testamento), que es la Codificación de la II Revelación, hecha por el propio Cristo. Y tras el Evangelio tenemos El Libro de los Espíritus, seguido de los demás libros de la Codificación Espirita. En la Biblia, que es el Viejo Testamento, codificación de los libros sagrados del Judaísmo, hecha bajo la orientación de Esdras después del exilio de Babilonia, encontramos la revelación del plan de Dios para la Humanidad terrena. Como parte central de ese plan vemos el anuncio del Mesías, que los judíos esperaban pero que no fueron capaces de reconocer cuando llegó. 

En el Evangelio, codificación de las enseñanzas de Jesús por los apóstoles y evangelistas, encontramos el anuncio del Espíritu de la Verdad – aquel que restablecería la verdad cristiana en la Tierra y prepararía nuestro planeta para el milenio de luz, o sea, el inicio de una nueva era en la que el Reino de Dios vendría entre los hombres. En el Espiritismo tenemos las voces del más allá instaurando el Reino en los corazones y en las conciencias esclarecidas. Cada uno de esos libros se compone, en verdad, de muchos libros. Y cada una de esas colecciones de libros corresponde a una fase del largo y doloroso proceso de ascenso de los hombres hacia la divinidad. 

     Ni la Biblia, ni los Evangelios, ni la Codificación Espírita merecen ser desconocidos y ninguno de esos códigos puede ser depreciado en su valor histórico, profético y divino por aquellos que realmente comprenden la grandeza del Plan de Dios. No es posible oponer el Evangelio a la Biblia u oponer el Espiritismo al Cristianismo, a menos que encaremos la obra de Dios a través de las lentes deformantes del sectarismo religioso. La palabra de Dios, como expresión simbólica, no se restringe a ninguno de esos conjuntos de libros en particular, pero impregna a todos ellos. Cuando aprendemos a leerlos según el espíritu que vivifica, y no según la letra que mata – como advirtió el apóstol Pablo – percibimos la armoniosa secuencia que ellos representan, en el desarrollo del Plan de Dios en la Tierra. 

     Todos ellos fueron escritos bajo la inspiración de los poderes superiores del Cielo, cada cual destinado a una época, a un tipo de civilización, a un grado específico de evolución espiritual alcanzado por los hombres. La palabra de Dios pasa por todas esas páginas como el fuego entre las zarzas. En las viejas páginas de la Biblia ella arde y quema como el fuego del Sinaí, luchando para destruir la ignorancia humana. En las páginas estelares del Evangelio ella brilla como las estrellas, indicando a los hombres el guión del Infinito. En las páginas mediúmnicas de la Codificación Espírita la palabra de Dios se irradia en la Tierra como las luminarias nocturnas, que permiten la lectura comprensiva de los textos anteriores y ahuyentan las tinieblas de la superstición, del misticismo fanático, del sectarismo ciego. 

    Emmanuel en uno de sus mensajes, comparó a la Biblia con el esfuerzo desesperado de los hombres clamando a los cielos por socorro y el Evangelio como la respuesta del Cielo a los hombres. Pero la Codificación Espírita, como señaló Kardec, es la llave que nos permite comprender esa respuesta en la plenitud de su significado espiritual. Sin la llave del Espiritismo, la Biblia y el Evangelio dan motivos a muchas incomprensiones y divisionismos. Fue por eso que las guerras religiosas ensangrentaron los caminos del Cristianismo y las hogueras fratricidas transformaron en negro humo los divinos preceptos evangélicos. 

    Además, es por eso que los cristianos se matan en nombre de Dios en la propia Europa de nuestros días, incapaces de percibir el crimen hediondo que practican. De lado a lado los cristianos formalistas, apegados a sus interpretaciones particulares de las escrituras, se dicen apoyados en la palabra de Dios para practicar de nuevo el crimen de Caín. Les falta la llave de luz del Espiritismo, que les daría, por encima de las trincheras arrogantes del sectarismo, la visión global de la Revelación Cristiana que es la revelación de la paternidad universal de Dios, de la fraternidad universal de los hombres y de la inmortalidad universal de las almas. Sin comprender esa trilogía divina, que el Evangelio nos ofrece en sus páginas y la Codificación Espírita esclarece en definitiva, a la luz de la razón y de la fe, jamás seremos cristianos y jamás sabremos definir la palabra salvación. 

J Herculano Pires 
Extraído del libro “El hombre nuevo”


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           Las Cartas del Más Allá

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