INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Pensar
2.- Café tertulia: De charla con Isy
3.- Enfermedad mental: Enfoque reencarnacionista
4.- La Caridad es la salvación
5.- ¿Cuando comienza la vida humana?
*********************************
El pensamiento es nuestra capacidad creativa en acción. En cualquier tiempo, es muy importante no olvidamos de eso. La idea forma la condición; la condición produce el efecto; el efecto crea el destino.
Su vida será siempre lo que usted esté pensando constantemente. En razón de eso, cualquier cambio real en sus caminos, vendrá únicamente del cambio de sus pensamientos.
Imagine su existencia como desea que deba ser y, trabajando en esa línea de ideas, observará que el tiempo le traerá las realizaciones esperadas.
Las leyes del destino le traerán de vuelta todo aquello que usted piense. En esta verdad, encontramos todo lo que se relacione con nosotros, tanto en lo que se refiere al bien como al mal.
Observe y verificará que usted mismo atrajo hacia su campo de influencia todo lo que usted posee y todo aquello que forma parte de su cotidiano.
Dios es Amor y no castiga a criatura alguna. La misma criatura es la que se culpa y se corrige ante los falsos conceptos que alimente en relación a Dios.
En nuestro íntimo, la libertad de elegir es absoluta; después de la creación mental que nos pertenece, es cuando nos sentimos sujetos a ella.
El Bien Eterno es la Ley Suprema; manténgase en el bien a todo y a todos, y la vida se le convertirá en una fuente de bendiciones.
A través de los princios mentales que nos rigen, de todo aquello que damos de nosotros a los demás, recibimos de los demás el céntuplo.
RESPUESTAS DE LA VIDA,. Por el Espíritu de André Luiz, psicografiado por Francisco Cándido Xavier.
- Trabajo aportado por Juan C. Mariani
**************************
Café Tertulia: De Charla con Isy
Zona Espírita: En esta ocasión nos hemos tomado nuestro café virtual con Isabel Porras González, más conocida como Isy, especialmente como usuaria en las salas de video conferencia de la Federación Espírita Española y del Grupo de Estudios Espíritas Sin Fronteras. Divulgadora del Espiritismo desde hace más de 20 años, aquí en España y años después también en Internet.
ZE.- ¿Cómo conociste el Espiritismo y que ha aportado a tu vida?
Isy: Sería muy largo de contar, pero, como a muchos espíritas, el dolor me llevó a buscar una explicación para lo que me ocurría, conocerlo me produjo un flechazo, y después de algo más de 23 años, en este camino sigo.
Me lo ha aportado todo. Siempre digo que es mi filosofía de vida. Me aportó respuestas, consuelo y, sobre todo, me aportó el despertar de la conciencia. Me dio un conocimiento que me hizo desear cambiar muchas cosas en mí y emprender un camino nuevo y seguro.
Zona Espírita: En los comienzos de Zona Espírita, allá por el año 2002, y la posterior lista de correo asociada, has colaborado activamente en nuestro equipo, con artículos, reflexiones y traducciones al español de interesantes artículos, incluso respondiendo dudas que nos llegaban por correo electrónico. Muchas veces firmando el material de forma impersonal con el nombre de la web. ¿Qué recuerdos tienes de esa época?
Isy: Un recuerdo muy bello. Fue una tarea que me hizo feliz y una oportunidad de divulgación enorme. Fue muy gratificante y agradeceré siempre a Zona Espírita esta oportunidad.
Cuando hacemos cosas útiles que ayudan a los demás, eso nos produce felicidad. Si somos felices siendo espíritas, deseamos compartir esa felicidad con los que aún se sienten infelices. Cualquier oportunidad de compartir esta Ciencia, Filosofía y Moral, como fue con Zona Espírita, es un regalo increíble.
Zona Espírita: Actualmente, sabemos que sigues en la divulgación del espiritismo. Háblanos de los proyectos en los que estás trabajando ahora.
Isy: Sigo en la tarea de divulgación, no ya dando conferencias, seminarios, etc. Hago divulgación, sobre todo, a través de Internet, con artículos e historias para niños, traducido del portugués al español. Es un compromiso que asumí hace muchos años, traducir al español todo lo que puedo y me llega de Brasil.
Además soy cofundadora de un Centro Espírita, donde vivo, Los Barrios, Cádiz. Esta tarea es muy gratificante; podemos divulgar el Espiritismo y ayudar a las personas en conflictos personales. Y nos ayudamos en el crecimiento interior tan necesario para progresar.
Colaboro con la revista brasileña O Consolador, traduciendo al español y con la radio BezerraOnline, en Miami, con charlas semanales, tocando el tema: Médiums y Mediumnidad.
Zona Espírita: ¿Qué recomendarías a las personas que quieren estudiar el Espiritismo?
Isy: Que lo estudien seriamente y de forma continua, en los Centros Espíritas que existen en nuestro país y fuera de el.
Hoy en día hay muchas posibilidades de estudiar pues la enseñanza ha ido creciendo poco a poco, y debemos asimilar ese “alimento espiritual”, que tanto necesitamos. Jesús dijo: «Conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libre”.
Cuanto más se sabe, más nos podemos ayudar y ayudar a los demás, y a la vez nos hacemos más responsables de nuestros actos. Estudiando el Espiritismo no se pierde nada, al contrario, se puede ganar mucho.
Zona Espírita: Y por último, ¿cuál es tu opinión personal del Espiritismo en la sociedad actual?
Isy: Obviamente me gustaría que hubiese una mayor divulgación, pero en la última década se ha avanzado bastante. El Espiritismo ha ayudado y ayuda a muchas personas a renovarse y ser mejores, con eso se beneficia la sociedad, pues los espíritas formamos parte de dicha sociedad. Nuestra contribución puede ser positiva desde que obremos con el ejemplo, siendo tolerantes, caritativos, pacíficos, no juzgando ni criticando la conducta ajena. Cumpliendo con nuestros deberes como ciudadanos, dando testimonio de buena conducta y respeto a las leyes humanas constituidas.
( Tomado de Zona Espírita.com)
************************
ENFOQUE REENCARNACIONISTA:
Todos nosotros, los espiritualistas, sabemos que la mayoría de las dolencias mentales están causadas por la acción de los Espíritus obsesores. Y esto queda comprobado en los Centros Espíritas y Espiritualistas, donde la acción de dichos seres es observada. Pero la actual Psiquiatría, creyéndose científica, relega esas informaciones al campo de lo sobrenatural, o de lo religioso, negando su existencia o minimizando su actuación.
Cada vez más, la Psiquiatría lidia únicamente con el cerebro y con los desequilibrios de los neurotransmisores, en una actitud característica de la Medicina Alopática, de emplear medicamentos químicos para órganos puntuales, lo cual le da una buena actuación como paliativo, pero no a nivel de curación.
Debemos asimismo añadir la Reencarnación al razonamiento psiquiátrico. El rápido diagnóstico de esquizofrenia, paranoia, depresión, trastorno bipolar, poco a poco empieza a ser cuestionado en todo el mundo por profesionales de la salud, oficiales y alternativos, que ya no quieren contemplar la enfermedad mental sólo como desequilibrio de los neurotransmisores. ¿Y nuestras vidas pasadas? La enfermedad mental adquiere, así, una enorme expansión en su diagnóstico, en su análisis y en su tratamiento.
Todos nosotros estamos sintonizados en situaciones traumáticas de nuestro pasado transpersonal, pero los “peores momentos” son los que más influyen en nosotros.
Situaciones de vidas pasadas pueden estar “adormecidas” dentro de nuestro Inconsciente y despertar mediante un estímulo específico, que puede ser un trauma psíquico, una película, un libro, un viaje, el nacimiento de un hijo, etc. Ahí pasamos a vivir en otra encarnación concomitante a esta… Surgen las ideas extrañas, creencias difíciles de entender, manías, fobias, miedos inexplicables, rituales, pesadillas, visiones, el oír voces. Y si la persona se consulta con un psicólogo o un psiquiatra que no entiende de Reencarnación, podrá recibir un diagnóstico basado en sus síntomas, dentro de los criterios del DSM (Diagnóstico de Salud Mental). Con el diagnóstico recibirá un “tratamiento” con psicotrópicos que, además de no curar, traerán consigo terribles efectos colaterales.
La persona se cree enferma, lo mismo que sus familiares y amigos. El profesional que la atiende aumentará la dosis de los psicotrópicos, intentará con otros psicotrópicos, hará asociaciones de ellos, algunas veces podrá emplear el electrochoque, y así comienza el calvario de millones de personas internadas en Hospitales Psiquiátricos, la mayoría resultarán incurables… Mientras tanto, los Espíritus obsesores están allí, al lado, partiéndose de risa con todo aquello… Todo va exactamente como ellos quieren que vaya…
El cuadro característico de la enfermedad mental, el más conocido – y temido – el que más internamientos provoca, son las alucinaciones. La Psiquiatría siquiera contempla la hipótesis de que las alucinaciones puedan no serlo, ni tampoco trastornos orgánicos, sino hechos reales, que algunas personas perciben y otras no. Y ¿por qué? Porque esto no se enseña en las Facultades de Medicina ni en los Cursos de Especialización. Y ¿por qué no se enseña? Porque nuestra Medicina se encuadra en un Consciente Colectivo que generalmente olvida, tanto como sus instituciones oficiales, que somos un Espíritu; y que, cuando muere nuestra “cáscara física” salimos de ella, pudiendo subir a la Luz, ir al Umbral O QUEDARNOS AQUÍ. Los que se quedan aquí pueden perturbar a los encarnados, bien para perjudicarlos o para intentar ayudar, o por sintonía de costumbres (como sucede con los alcohólicos, los fumadores y los drogadictos).
La Psiquiatría del futuro deberá añadir la desobsesión a sus métodos terapéuticos.
Sabemos que muchas veces un padre, una madre o un cónyuge, al desencarnar, permanecen en la casa en que vivían, a fin de ayudar a los que quedaron, continuar auxiliándolos, orientándolos, etc. … Esto ocurre, algunas veces, porque la persona desencarnada tenía realmente esa característica, o entonces por sentimientos de culpa, por no haber sido así mientras estaba “vivo”.
Y a menudo la persona “muerta” no se da siquiera cuenta de que “murió” hasta después de un tiempo, cuando percibe que nadie la ve, nadie la escucha. Si alguna persona de la casa puede ver al fallecido y decide consultar a un psicólogo o psiquiatra y contarle eso, recibe la “interpretación” de que se trata de nostalgia, de deseo de encontrarlo nuevamente o de carencia afectiva. O entonces se encara como resultado de una alucinación que debe ser tratada con psicotrópicos.
Esas situaciones emocionales – obviamente – existen, pero ¿y si la persona está viendo de verdad al ser que desencarnó? ¿Y si no es una alucinación, sino un hecho real? En nuestra opinión, una persona que ve un ser o escucha su voz, debe ir a un Centro Espírita o Espiritualista para recibir orientación especializada sobre el asunto.
Es decir, esas personas que ven u oyen Espíritus deben acudir a los especialistas en la materia, y las personas que trabajan en Centros Espíritas están especializados en tratar con desencarnados. Los médiums tratarán de entrar en contacto con el desencarnado, tranquilizándolo, intentando encaminarlo hacia el Plano Astral, con el auxilio de los seres de allá. Después de esto, si la persona lo considerase necesario, puede acudir a un psicoterapeuta e instaurar un tratamiento psicológico para amainar la saudade, la carencia, etc.
Realizando primero la desobsesión, con el alejamiento del ser desencarnado, no recibirá el rótulo de esquizofrenia, ni será “tratado” con “antipsicóticos” o “ansiolíticos” y no sufrirá los terribles efectos colaterales de esas sustancias químicas. En fin, consultando en primer lugar a un Centro Espírita y resolviendo la cuestión del familiar desencarnado que se quedó en la Tierra, estará evitando una serie de inconvenientes en su vida.
Y si esa persona tiene la capacidad de ver y oír a los “muertos”, puede hacer cursos en una Escuela de Médiums y convertirse en trabajador en un Centro Espírita, ayudando a otras personas, a menudo consideradas esquizofrénicas, que también poseen esa capacidad. La mayoría de las personas internadas en manicomios son médiums que consultaron con psiquiatras, en vez de tratarse en Centros Espíritas, y fueron erróneamente “tratados”, hasta el punto de ser considerados incurables. Tras años o décadas de medicamentos químicos, electrochoques, varios internamientos, es realmente difícil recuperarlos, la Medicina los ha hecho crónicos.
La mayoría de las personas que afirman ver seres y/o escuchar voces está diciendo la verdad, pero los psiquiatras y los psicólogos afirman que no, que son alucinaciones, son síntomas. Los psicoterapeutas reencarnacionistas, con cualquier paciente que venga a una consulta afirmando ver u oír lo que no estamos viendo ni oyendo, en principio creemos a la persona, y la encaminamos a un Centro Espírita o Espiritualista. Sin duda, también es recomendable una consulta a un médico neurólogo para descartar una hipótesis orgánica, pues las epilepsias del lobo temporal, ciertos tumores y algunas enfermedades metabólicas pueden simular cuadros aparentemente psiquiátricos.
Un ejemplo personal: Una paciente me refería oír voces que decían que ella exhalaba un olor horrible, a podrido, y que eso sucedía cuando alguien cerraba una puerta o una ventana, y también cuando alguien la estaba mirando. Esto había comenzado hacía unos quince años y los diversos psiquiatras consultados le habían diagnosticado siempre lo mismo: esquizofrenia. Ella tomaba regularmente “antipsicóticos”, “antidepresivos” y “ansiolíticos”, aumentando la dosis o cambiando de droga cuando ya no le hacían efecto, o los efectos colaterales eran insoportables.
Había estado internada varias veces en Hospitales Psiquiátricos. Le comenté en la primera consulta sobre la posibilidad de que hubiese Espíritus obsesores diciéndole aquello y ella me informó de que ya había consultado en varios Centros Espíritas, siendo incluso trabajadora en uno, y que ya no había obsesores acompañándola.
Entonces le sugerí hacer una investigación en su Inconsciente para buscar la causa de ese trastorno. En la sesión, ella se vio en otra encarnación, aislada en un cuartito en la parte trasera de la casa en que vivía su familia, donde había sido colocada por presentar una enfermedad generalizada en la piel, ¡que exhalaba un olor horrible a podrido!
Algunas veces al día le llevaban comida y agua y ella oía a aquellas personas comentar sobre su mal olor. En cierto momento de la regresión, ella identificó a un familiar de allá como un vecino de su edificio en la vida actual. Al final de la sesión, ella, muy sorprendida, me dijo: “Doctor, esas voces entonces son reales, son de aquella vida. Luego yo no soy esquizofrénica, ¡esas voces existen de verdad!”. Estuve de acuerdo con ella, explicándole que ella aún estaba sintonizada con aquella situación traumática de la otra encarnación, de manera que a veces hacía una regresión espontánea a aquel cuartito, se sentía allí, y oía las voces de las personas comentando sobre el olor que exhalaba.
Le hice preguntas sobre aquella persona que había identificado y que residía en su edificio hoy día. Ella me dijo que él se había mudado para allí hacía unos quince años. Entonces fue cuando empezó su “esquizofrenia”. ¿Qué ocurrió? Cuando su inconsciente reconoció a aquella persona, reforzó su sintonía con aquella situación, y desde ese momento ella pasó a vivir en dos encarnaciones simultáneamente, ora estando aquí, ora estando allá. Cuando alguien cerraba una puerta, una ventana, o miraba para ella, regresaba automáticamente a aquel cuartito y oía las voces (reales) de allá. Después volvía a su vida actual y las voces cesaban. Como para la Psiquiatría oír voces es un síntoma de esquizofrenia, ella fue así rotulada, pasó a tomar medicamentos, fue internada varias veces, cuando, en realidad estaba viviendo en su Inconsciente aquella situación traumática, o sea, ella estaba viviendo dos encarnaciones concomitantemente.
Después de la regresión, el tratamiento psicoterápeútico con la paciente se encaminó a ayudarle a vivir sólo en esta vida, y empezó a tomar esencias florales para sus síntomas emocionales, a fin de ayudarle a desligarse completamente de aquel acontecimiento.
Cuando venía a las consultas, me informaba de en qué vida había estado más, si en aquella o en esta. Yo le enseñé que cuando percibiese que “estaba allá” y oyese aquellas voces, se dijese a sí misma: “Estoy en aquella vida, allí en aquel cuartito, oyendo aquellas voces, debo volver a mi vida actual”. Y así lo hacía, informándome de que cada vez se sentía menos allá, cada vez oía menos aquellas voces, hasta que llegó a un punto en que nunca más las oyó. Y así, nuestra “esquizofrénica” se curó. Si ella hubiese continuado únicamente tomando “antipsicóticos” y siendo internada, sería otro caso incurable más, hecho crónico por la Medicina Orgánica.
Lo mismo que ella, hay millones de personas, en todo el mundo, que están sintonizadas en situaciones traumáticas de otras encarnaciones, viviendo aquí en su Consciente, y allá en su Inconsciente, tratándose con psicólogos y psiquiatras sin preparación para comprender esto, haciéndose crónicos hasta convertirse en “casos incurables”.
Muchas personas consideradas esquizofrénicas están viviendo varias situaciones de su pasado, pero nuestra Psiquiatría no se entera de eso.
Es frecuente que niños relaten hechos que, para quienes lidian con la Reencarnación, son referentes a alguna encarnación pasada. Atendemos a niños que son Espíritus que, probablemente, estuvieron en la 1ª o 2ª Guerra Mundial, que pasaron por campos de concentración, y manifiestan un terror a alejarse de sus padres, siendo por lo regular muy difícil su ingreso en la Escuela.
Nunca se debe obligar a una criatura a entrar en la Escuela si ella manifiesta mucho miedo; hay que pensar que ella puede traer un trauma de alguna encarnación pasada, que aparece como fobia a lugares cerrados, a personas desconocidas, a los aviones, los cohetes, etc. Los padres de niños que presenten ese problema deben leer libros Espíritas para entender de esos asuntos. Los psicólogos y psiquiatras que atiendan a niños también deben hacerlo. Obligar a una criatura a enfrentarse a una situación en que siente mucho miedo es agravar su trauma inconsciente, es crear un futuro adulto fóbico.
Elizabeth Varga Ramírez- Gracias a Reencarnación -
Debemos asimismo añadir la Reencarnación al razonamiento psiquiátrico. El rápido diagnóstico de esquizofrenia, paranoia, depresión, trastorno bipolar, poco a poco empieza a ser cuestionado en todo el mundo por profesionales de la salud, oficiales y alternativos, que ya no quieren contemplar la enfermedad mental sólo como desequilibrio de los neurotransmisores. ¿Y nuestras vidas pasadas? La enfermedad mental adquiere, así, una enorme expansión en su diagnóstico, en su análisis y en su tratamiento.
Todos nosotros estamos sintonizados en situaciones traumáticas de nuestro pasado transpersonal, pero los “peores momentos” son los que más influyen en nosotros.
Situaciones de vidas pasadas pueden estar “adormecidas” dentro de nuestro Inconsciente y despertar mediante un estímulo específico, que puede ser un trauma psíquico, una película, un libro, un viaje, el nacimiento de un hijo, etc. Ahí pasamos a vivir en otra encarnación concomitante a esta… Surgen las ideas extrañas, creencias difíciles de entender, manías, fobias, miedos inexplicables, rituales, pesadillas, visiones, el oír voces. Y si la persona se consulta con un psicólogo o un psiquiatra que no entiende de Reencarnación, podrá recibir un diagnóstico basado en sus síntomas, dentro de los criterios del DSM (Diagnóstico de Salud Mental). Con el diagnóstico recibirá un “tratamiento” con psicotrópicos que, además de no curar, traerán consigo terribles efectos colaterales.
La persona se cree enferma, lo mismo que sus familiares y amigos. El profesional que la atiende aumentará la dosis de los psicotrópicos, intentará con otros psicotrópicos, hará asociaciones de ellos, algunas veces podrá emplear el electrochoque, y así comienza el calvario de millones de personas internadas en Hospitales Psiquiátricos, la mayoría resultarán incurables… Mientras tanto, los Espíritus obsesores están allí, al lado, partiéndose de risa con todo aquello… Todo va exactamente como ellos quieren que vaya…
El cuadro característico de la enfermedad mental, el más conocido – y temido – el que más internamientos provoca, son las alucinaciones. La Psiquiatría siquiera contempla la hipótesis de que las alucinaciones puedan no serlo, ni tampoco trastornos orgánicos, sino hechos reales, que algunas personas perciben y otras no. Y ¿por qué? Porque esto no se enseña en las Facultades de Medicina ni en los Cursos de Especialización. Y ¿por qué no se enseña? Porque nuestra Medicina se encuadra en un Consciente Colectivo que generalmente olvida, tanto como sus instituciones oficiales, que somos un Espíritu; y que, cuando muere nuestra “cáscara física” salimos de ella, pudiendo subir a la Luz, ir al Umbral O QUEDARNOS AQUÍ. Los que se quedan aquí pueden perturbar a los encarnados, bien para perjudicarlos o para intentar ayudar, o por sintonía de costumbres (como sucede con los alcohólicos, los fumadores y los drogadictos).
La Psiquiatría del futuro deberá añadir la desobsesión a sus métodos terapéuticos.
Sabemos que muchas veces un padre, una madre o un cónyuge, al desencarnar, permanecen en la casa en que vivían, a fin de ayudar a los que quedaron, continuar auxiliándolos, orientándolos, etc. … Esto ocurre, algunas veces, porque la persona desencarnada tenía realmente esa característica, o entonces por sentimientos de culpa, por no haber sido así mientras estaba “vivo”.
Y a menudo la persona “muerta” no se da siquiera cuenta de que “murió” hasta después de un tiempo, cuando percibe que nadie la ve, nadie la escucha. Si alguna persona de la casa puede ver al fallecido y decide consultar a un psicólogo o psiquiatra y contarle eso, recibe la “interpretación” de que se trata de nostalgia, de deseo de encontrarlo nuevamente o de carencia afectiva. O entonces se encara como resultado de una alucinación que debe ser tratada con psicotrópicos.
Esas situaciones emocionales – obviamente – existen, pero ¿y si la persona está viendo de verdad al ser que desencarnó? ¿Y si no es una alucinación, sino un hecho real? En nuestra opinión, una persona que ve un ser o escucha su voz, debe ir a un Centro Espírita o Espiritualista para recibir orientación especializada sobre el asunto.
Es decir, esas personas que ven u oyen Espíritus deben acudir a los especialistas en la materia, y las personas que trabajan en Centros Espíritas están especializados en tratar con desencarnados. Los médiums tratarán de entrar en contacto con el desencarnado, tranquilizándolo, intentando encaminarlo hacia el Plano Astral, con el auxilio de los seres de allá. Después de esto, si la persona lo considerase necesario, puede acudir a un psicoterapeuta e instaurar un tratamiento psicológico para amainar la saudade, la carencia, etc.
Realizando primero la desobsesión, con el alejamiento del ser desencarnado, no recibirá el rótulo de esquizofrenia, ni será “tratado” con “antipsicóticos” o “ansiolíticos” y no sufrirá los terribles efectos colaterales de esas sustancias químicas. En fin, consultando en primer lugar a un Centro Espírita y resolviendo la cuestión del familiar desencarnado que se quedó en la Tierra, estará evitando una serie de inconvenientes en su vida.
Y si esa persona tiene la capacidad de ver y oír a los “muertos”, puede hacer cursos en una Escuela de Médiums y convertirse en trabajador en un Centro Espírita, ayudando a otras personas, a menudo consideradas esquizofrénicas, que también poseen esa capacidad. La mayoría de las personas internadas en manicomios son médiums que consultaron con psiquiatras, en vez de tratarse en Centros Espíritas, y fueron erróneamente “tratados”, hasta el punto de ser considerados incurables. Tras años o décadas de medicamentos químicos, electrochoques, varios internamientos, es realmente difícil recuperarlos, la Medicina los ha hecho crónicos.
La mayoría de las personas que afirman ver seres y/o escuchar voces está diciendo la verdad, pero los psiquiatras y los psicólogos afirman que no, que son alucinaciones, son síntomas. Los psicoterapeutas reencarnacionistas, con cualquier paciente que venga a una consulta afirmando ver u oír lo que no estamos viendo ni oyendo, en principio creemos a la persona, y la encaminamos a un Centro Espírita o Espiritualista. Sin duda, también es recomendable una consulta a un médico neurólogo para descartar una hipótesis orgánica, pues las epilepsias del lobo temporal, ciertos tumores y algunas enfermedades metabólicas pueden simular cuadros aparentemente psiquiátricos.
Un ejemplo personal: Una paciente me refería oír voces que decían que ella exhalaba un olor horrible, a podrido, y que eso sucedía cuando alguien cerraba una puerta o una ventana, y también cuando alguien la estaba mirando. Esto había comenzado hacía unos quince años y los diversos psiquiatras consultados le habían diagnosticado siempre lo mismo: esquizofrenia. Ella tomaba regularmente “antipsicóticos”, “antidepresivos” y “ansiolíticos”, aumentando la dosis o cambiando de droga cuando ya no le hacían efecto, o los efectos colaterales eran insoportables.
Había estado internada varias veces en Hospitales Psiquiátricos. Le comenté en la primera consulta sobre la posibilidad de que hubiese Espíritus obsesores diciéndole aquello y ella me informó de que ya había consultado en varios Centros Espíritas, siendo incluso trabajadora en uno, y que ya no había obsesores acompañándola.
Entonces le sugerí hacer una investigación en su Inconsciente para buscar la causa de ese trastorno. En la sesión, ella se vio en otra encarnación, aislada en un cuartito en la parte trasera de la casa en que vivía su familia, donde había sido colocada por presentar una enfermedad generalizada en la piel, ¡que exhalaba un olor horrible a podrido!
Algunas veces al día le llevaban comida y agua y ella oía a aquellas personas comentar sobre su mal olor. En cierto momento de la regresión, ella identificó a un familiar de allá como un vecino de su edificio en la vida actual. Al final de la sesión, ella, muy sorprendida, me dijo: “Doctor, esas voces entonces son reales, son de aquella vida. Luego yo no soy esquizofrénica, ¡esas voces existen de verdad!”. Estuve de acuerdo con ella, explicándole que ella aún estaba sintonizada con aquella situación traumática de la otra encarnación, de manera que a veces hacía una regresión espontánea a aquel cuartito, se sentía allí, y oía las voces de las personas comentando sobre el olor que exhalaba.
Le hice preguntas sobre aquella persona que había identificado y que residía en su edificio hoy día. Ella me dijo que él se había mudado para allí hacía unos quince años. Entonces fue cuando empezó su “esquizofrenia”. ¿Qué ocurrió? Cuando su inconsciente reconoció a aquella persona, reforzó su sintonía con aquella situación, y desde ese momento ella pasó a vivir en dos encarnaciones simultáneamente, ora estando aquí, ora estando allá. Cuando alguien cerraba una puerta, una ventana, o miraba para ella, regresaba automáticamente a aquel cuartito y oía las voces (reales) de allá. Después volvía a su vida actual y las voces cesaban. Como para la Psiquiatría oír voces es un síntoma de esquizofrenia, ella fue así rotulada, pasó a tomar medicamentos, fue internada varias veces, cuando, en realidad estaba viviendo en su Inconsciente aquella situación traumática, o sea, ella estaba viviendo dos encarnaciones concomitantemente.
Después de la regresión, el tratamiento psicoterápeútico con la paciente se encaminó a ayudarle a vivir sólo en esta vida, y empezó a tomar esencias florales para sus síntomas emocionales, a fin de ayudarle a desligarse completamente de aquel acontecimiento.
Cuando venía a las consultas, me informaba de en qué vida había estado más, si en aquella o en esta. Yo le enseñé que cuando percibiese que “estaba allá” y oyese aquellas voces, se dijese a sí misma: “Estoy en aquella vida, allí en aquel cuartito, oyendo aquellas voces, debo volver a mi vida actual”. Y así lo hacía, informándome de que cada vez se sentía menos allá, cada vez oía menos aquellas voces, hasta que llegó a un punto en que nunca más las oyó. Y así, nuestra “esquizofrénica” se curó. Si ella hubiese continuado únicamente tomando “antipsicóticos” y siendo internada, sería otro caso incurable más, hecho crónico por la Medicina Orgánica.
Lo mismo que ella, hay millones de personas, en todo el mundo, que están sintonizadas en situaciones traumáticas de otras encarnaciones, viviendo aquí en su Consciente, y allá en su Inconsciente, tratándose con psicólogos y psiquiatras sin preparación para comprender esto, haciéndose crónicos hasta convertirse en “casos incurables”.
Muchas personas consideradas esquizofrénicas están viviendo varias situaciones de su pasado, pero nuestra Psiquiatría no se entera de eso.
Es frecuente que niños relaten hechos que, para quienes lidian con la Reencarnación, son referentes a alguna encarnación pasada. Atendemos a niños que son Espíritus que, probablemente, estuvieron en la 1ª o 2ª Guerra Mundial, que pasaron por campos de concentración, y manifiestan un terror a alejarse de sus padres, siendo por lo regular muy difícil su ingreso en la Escuela.
Nunca se debe obligar a una criatura a entrar en la Escuela si ella manifiesta mucho miedo; hay que pensar que ella puede traer un trauma de alguna encarnación pasada, que aparece como fobia a lugares cerrados, a personas desconocidas, a los aviones, los cohetes, etc. Los padres de niños que presenten ese problema deben leer libros Espíritas para entender de esos asuntos. Los psicólogos y psiquiatras que atiendan a niños también deben hacerlo. Obligar a una criatura a enfrentarse a una situación en que siente mucho miedo es agravar su trauma inconsciente, es crear un futuro adulto fóbico.
Elizabeth Varga Ramírez- Gracias a Reencarnación -
********************************
La Caridad es la salvación
"Caridad es, sobre todo amistad. Para el hambriento es el plato de sopa. Para el triste es la palabra consoladora. Para el malo es la paciencia con que nos compete ayudarlo. Para el desesperado es el auxilio de corazón. Para el ignorante es la enseñanza desinteresada. Para el ingrato es el olvido. Para el enfermo es la visita personal. Para el estudiante es el concurso de lo aprendido. Para el niño es la protección constructiva. Para el viejo es el brazo del hermano. Para el enemigo es el silencio. Para el amigo es el estímulo. Para el extraviado es el entendimiento. Para el orgulloso es la humildad. Para el colérico es la calma. Para el frívolo es la tolerancia. Para el desheredado de la Tierra es la expresión de cariño. Caridad y amor en manifestación incesante y creciente. Es el sol de mil rostros brillando para todos y el genio de mil manos, amparando, indistintamente, en la obra el bien, donde quiera que se encuentre, entre justos e injustos, buenos y malos, felices e infelices, porque, donde estuviere el espíritu del Señor, ahí se derrama la claridad constante de ella, en beneficio del mundo entero."
(Emmanuel, psicografiado por Chico Xavier en la obra viajero )
************************
¿CUANDO COMIENZA LA VIDA HUMANA?
¿En qué momento se une el alma al cuerpo? - La unión comienza en la concepción, pero sólo es completa en el instante del nacimiento. (A. Kardec – L.E. Ítem 344).
Uno de los debates más interesantes y trascendentes en la sociedad tiene que ver con el inicio de la vida humana. Para muchos, la vida comienza desde el momento en que se produce la concepción; para otros tantos, la vida sólo es real a partir del nacimiento del niño, negando cualquier posibilidad de “humanidad” al feto que lleva la madre dentro de su vientre por nueve meses durante la etapa pre-natal. Antes de expresar nuestro punto de vista, repasemos algunas contradicciones que las diferentes disciplinas científicas presentan al respecto.
Lo primero que nos llama la atención es comprobar los diferentes criterios que, al respecto de este tema, poseen la medicina, la biología y la propia psicología pre-natal. En contra de lo que pudiera suponerse, la biología presenta una opinión basada únicamente en el funcionamiento de los órganos. Es decir, para muchos biólogos, no todos, si un órgano no está terminado de formar no puede ejercer su función, y por lo tanto no podemos considerar el elemento resultante como un “ser completo”; es decir, un ser vivo no puede considerarse como tal si no están ensambladas y perfectamente desarrolladas todas las partes que lo componen. Y como esto último no sucede en el inicio del desarrollo celular del niño, se tiende a considerar que, aunque el embrión ya posee vida propia, ni este ni el feto pueden considerarse humanos hasta la total integración de todas sus partes desarrolladas por completo. Este planteamiento no es en absoluto compartido ni por la medicina ni por la psicología pre-natal.
Todo se resume en comprender que no somos únicamente “órganos físicos, ensamblados en base a una estructura únicamente material”. La medicina admite que las emociones, los impulsos, el desarrollo prenatal del niño y su posterior resultado no puede circunscribirse únicamente a los órganos. Una disciplina particular dentro de la propia medicina lo confirma; la “psiconeuroinmunología”, que alerta sobre la influencia de las emociones y el comportamiento de la madre en el desarrollo del bebé. Por otro lado, la psicología prenatal advierte de las enormes repercusiones que el vínculo materno con el feto tendrá en el desarrollo ulterior de la personalidad del niño.
Numerosos experimentos con gestantes demuestran el fuerte condicionamiento del vínculo materno-paterno con el bebe después del nacimiento. Por ejemplo, una madre ansiosa o estresada, no sólo afecta el estado momentáneo del bebé, sino que la persistencia en esta actitud condiciona el desarrollo celular y psicológico del niño en proceso de formación.
Todo esto no son más que algunas cuestiones que ponen de manifiesto lo ya sabido: la vida humana comienza desde el momento de la concepción, porque ya a partir de ese momento los esquemas psíquicos del futuro niño aprovechan el patrón psíquico de la madre para desarrollarse.
“La conciencia de la madre durante el embarazo es la oportunidad de reactivar esquemas psíquicos preexistentes en la psique del niño, como consecuencia de sus vidas pasadas” (Dr. Roger Wolger)
Al mismo tiempo, los pensamientos y emociones de aceptación y/o rechazo de los progenitores sobre el bebé condicionarán la personalidad del niño desde ese momento y para siempre. Esto lo demuestran los estudios de la psicología y psiquiatría cuando localizan complejos, fobias y desarrollos deficientes en la personalidad de los adultos cuyo origen se encuentra en el periodo prenatal, es decir, antes de nacer. En ello trabaja la TVP (Terapia de Vidas Pasadas), retrotrayendo al paciente en el tiempo y buceando en su inconsciente o memoria extracerebral hasta localizar el problema en la etapa embrionaria o fetal, e incluso más atrás, en vidas anteriores.
“Morir con el peso de emociones o problemas no resueltos, vigoriza los recuerdos de tal manera que pueden influir en las vidas siguientes” Dr. Ian Stevenson (Univ. Virginia)
Si la biología tuviera razón en sus planteamientos, y puesto que ya está demostrado que el cerebro del niño no está completamente desarrollado hasta los 6 o 7 años de edad, entonces podríamos suponer que sacrificar a un infante antes de completarse en su estructura biológica no sería atentar contra ninguna vida humana. Es este un razonamiento paralelo e infame que no merece mayor comentario, pero que abre la puerta a las controversias éticas sobre la congelación de embriones, al uso de embriones humanos para la FIV (Fecundación In Vitro) respecto a los que son desechados. Y sobre todo a aquellos que necesariamente son aniquilados como ocurre en la extracción de células embrionarias para la clonación y que podríamos comparar con el ejemplo anterior. ¿Sería esta práctica ética o moral, puesto que algunos biólogos no aceptan la vida humana hasta que es orgánicamente completa?
Dejando de lado los interrogantes, para aquellos que sabemos y afirmamos la inmortalidad del espíritu y la preexistencia del alma antes de nacer, no existe debate alguno. Ya en el momento de la concepción se produce el vínculo entre el peri-espíritu de aquel que va a reencarnar nuevamente y la primera célula resultante de la fecundación del óvulo y el espermatozoide correspondiente. La unión completa se realiza nueve meses después, cuando el niño nace, donde el espíritu del mismo -unido al periespíritu por un lazo fluídico desde la concepción- se integra definitivamente en el cuerpecito del recién nacido. En el momento de la concepción la vida humana ya se hace presente, pues es precisamente el periespíritu del reencarnante el que imprime en la primera célula las características que le son propias por su trayectoria personal y milenaria.
A partir de aquí se enmarcan, no sólo las cualidades biológicas en los genes, sino las cualidades psíquicas y espirituales, así como también los condicionantes específicos que deben darse en el desarrollo posterior del ser que reencarna, para poder cumplir con sus compromisos en la nueva vida que comienza en la Tierra. Las características biológico-psicológicas y espirituales vienen a presentarse para su desarrollo desde el primer instante, aprovechando -por ejemplo la estructura psicológica de la propia madre para desarrollar los esquemas psíquicos que le son propios al nuevo ser, y con ello iniciar su trayectoria personal y diferenciada de su progenitora en el día de mañana. La vida humana parte de este punto, y todo aquello que atenta contra ella es de una gravísima responsabilidad espiritual para aquel que lo ejecuta.
El aborto es un crimen que solamente tiene una excepción bajo los principios espirituales, y esta no es otra que aquella que permite realizarlo si la vida de la madre está en peligro como consecuencia del embarazo o el parto. Únicamente en este supuesto se dan los atenuantes morales que contravienen la ley de la vida en el resto de los casos, pues siempre es preferible salvar aquella vida que existe de aquella otra que apenas ha comenzado a existir. Así como nuestra Vida no nos pertenece, pues esta es otorgada por Dios, la vida de los demás tampoco es de nuestra incumbencia retirarla o eliminarla.
El respeto por la Vida debería ser algo sagrado, al margen de que se tenga o no religión o creencia alguna, al margen de que consideremos la existencia de derechos que no son tales ni nos corresponden. Como ocurre cuando se invocan los derechos de la persona embarazada por encima del derecho a la vida del ser en formación. Como ejemplo de esto último tenemos el argumento de la violacion para acogerse a este supuesto derecho a abortar. Cabría preguntarse entonces: ¿es lícito segar una vida para solucionar un problema? Cada cual debe responderse en conciencia, pues el tema del aborto, además de situar el debate en el punto de comienzo de la vida humana, es fundamentalmente un problema de conciencia personal. Por todo ello, valoremos la Vida en su grandeza y oportunidad; demos las gracias por la oportunidad de vivir, no sólo al creador de la Vida sino también y muy especialmente a nuestros progenitores, que decidieron permitirnos esta maravillosa experiencia de vivir, sentir, experimentar y amar, cumpliendo a su manera con el plan divino de la ley de reproducción que permite el progreso de nuestra alma inmortal y nos impulsa a nuevos retos y conquistas en rumbo a nuestra felicidad.
Redacción © Amor, Paz y Caridad, 2019
“Cada alma recibe un cuerpo de acuerdo con sus merecimientos y previas acciones” (Clemente de Alejandría – S. II d.C.)
************************
¿CUANDO COMIENZA LA VIDA HUMANA?
¿En qué momento se une el alma al cuerpo? - La unión comienza en la concepción, pero sólo es completa en el instante del nacimiento. (A. Kardec – L.E. Ítem 344).
Uno de los debates más interesantes y trascendentes en la sociedad tiene que ver con el inicio de la vida humana. Para muchos, la vida comienza desde el momento en que se produce la concepción; para otros tantos, la vida sólo es real a partir del nacimiento del niño, negando cualquier posibilidad de “humanidad” al feto que lleva la madre dentro de su vientre por nueve meses durante la etapa pre-natal. Antes de expresar nuestro punto de vista, repasemos algunas contradicciones que las diferentes disciplinas científicas presentan al respecto.
Lo primero que nos llama la atención es comprobar los diferentes criterios que, al respecto de este tema, poseen la medicina, la biología y la propia psicología pre-natal. En contra de lo que pudiera suponerse, la biología presenta una opinión basada únicamente en el funcionamiento de los órganos. Es decir, para muchos biólogos, no todos, si un órgano no está terminado de formar no puede ejercer su función, y por lo tanto no podemos considerar el elemento resultante como un “ser completo”; es decir, un ser vivo no puede considerarse como tal si no están ensambladas y perfectamente desarrolladas todas las partes que lo componen. Y como esto último no sucede en el inicio del desarrollo celular del niño, se tiende a considerar que, aunque el embrión ya posee vida propia, ni este ni el feto pueden considerarse humanos hasta la total integración de todas sus partes desarrolladas por completo. Este planteamiento no es en absoluto compartido ni por la medicina ni por la psicología pre-natal.
Todo se resume en comprender que no somos únicamente “órganos físicos, ensamblados en base a una estructura únicamente material”. La medicina admite que las emociones, los impulsos, el desarrollo prenatal del niño y su posterior resultado no puede circunscribirse únicamente a los órganos. Una disciplina particular dentro de la propia medicina lo confirma; la “psiconeuroinmunología”, que alerta sobre la influencia de las emociones y el comportamiento de la madre en el desarrollo del bebé. Por otro lado, la psicología prenatal advierte de las enormes repercusiones que el vínculo materno con el feto tendrá en el desarrollo ulterior de la personalidad del niño.
Numerosos experimentos con gestantes demuestran el fuerte condicionamiento del vínculo materno-paterno con el bebe después del nacimiento. Por ejemplo, una madre ansiosa o estresada, no sólo afecta el estado momentáneo del bebé, sino que la persistencia en esta actitud condiciona el desarrollo celular y psicológico del niño en proceso de formación.
Todo esto no son más que algunas cuestiones que ponen de manifiesto lo ya sabido: la vida humana comienza desde el momento de la concepción, porque ya a partir de ese momento los esquemas psíquicos del futuro niño aprovechan el patrón psíquico de la madre para desarrollarse.
“La conciencia de la madre durante el embarazo es la oportunidad de reactivar esquemas psíquicos preexistentes en la psique del niño, como consecuencia de sus vidas pasadas” (Dr. Roger Wolger)
Al mismo tiempo, los pensamientos y emociones de aceptación y/o rechazo de los progenitores sobre el bebé condicionarán la personalidad del niño desde ese momento y para siempre. Esto lo demuestran los estudios de la psicología y psiquiatría cuando localizan complejos, fobias y desarrollos deficientes en la personalidad de los adultos cuyo origen se encuentra en el periodo prenatal, es decir, antes de nacer. En ello trabaja la TVP (Terapia de Vidas Pasadas), retrotrayendo al paciente en el tiempo y buceando en su inconsciente o memoria extracerebral hasta localizar el problema en la etapa embrionaria o fetal, e incluso más atrás, en vidas anteriores.
“Morir con el peso de emociones o problemas no resueltos, vigoriza los recuerdos de tal manera que pueden influir en las vidas siguientes” Dr. Ian Stevenson (Univ. Virginia)
Si la biología tuviera razón en sus planteamientos, y puesto que ya está demostrado que el cerebro del niño no está completamente desarrollado hasta los 6 o 7 años de edad, entonces podríamos suponer que sacrificar a un infante antes de completarse en su estructura biológica no sería atentar contra ninguna vida humana. Es este un razonamiento paralelo e infame que no merece mayor comentario, pero que abre la puerta a las controversias éticas sobre la congelación de embriones, al uso de embriones humanos para la FIV (Fecundación In Vitro) respecto a los que son desechados. Y sobre todo a aquellos que necesariamente son aniquilados como ocurre en la extracción de células embrionarias para la clonación y que podríamos comparar con el ejemplo anterior. ¿Sería esta práctica ética o moral, puesto que algunos biólogos no aceptan la vida humana hasta que es orgánicamente completa?
Dejando de lado los interrogantes, para aquellos que sabemos y afirmamos la inmortalidad del espíritu y la preexistencia del alma antes de nacer, no existe debate alguno. Ya en el momento de la concepción se produce el vínculo entre el peri-espíritu de aquel que va a reencarnar nuevamente y la primera célula resultante de la fecundación del óvulo y el espermatozoide correspondiente. La unión completa se realiza nueve meses después, cuando el niño nace, donde el espíritu del mismo -unido al periespíritu por un lazo fluídico desde la concepción- se integra definitivamente en el cuerpecito del recién nacido. En el momento de la concepción la vida humana ya se hace presente, pues es precisamente el periespíritu del reencarnante el que imprime en la primera célula las características que le son propias por su trayectoria personal y milenaria.
A partir de aquí se enmarcan, no sólo las cualidades biológicas en los genes, sino las cualidades psíquicas y espirituales, así como también los condicionantes específicos que deben darse en el desarrollo posterior del ser que reencarna, para poder cumplir con sus compromisos en la nueva vida que comienza en la Tierra. Las características biológico-psicológicas y espirituales vienen a presentarse para su desarrollo desde el primer instante, aprovechando -por ejemplo la estructura psicológica de la propia madre para desarrollar los esquemas psíquicos que le son propios al nuevo ser, y con ello iniciar su trayectoria personal y diferenciada de su progenitora en el día de mañana. La vida humana parte de este punto, y todo aquello que atenta contra ella es de una gravísima responsabilidad espiritual para aquel que lo ejecuta.
El aborto es un crimen que solamente tiene una excepción bajo los principios espirituales, y esta no es otra que aquella que permite realizarlo si la vida de la madre está en peligro como consecuencia del embarazo o el parto. Únicamente en este supuesto se dan los atenuantes morales que contravienen la ley de la vida en el resto de los casos, pues siempre es preferible salvar aquella vida que existe de aquella otra que apenas ha comenzado a existir. Así como nuestra Vida no nos pertenece, pues esta es otorgada por Dios, la vida de los demás tampoco es de nuestra incumbencia retirarla o eliminarla.
El respeto por la Vida debería ser algo sagrado, al margen de que se tenga o no religión o creencia alguna, al margen de que consideremos la existencia de derechos que no son tales ni nos corresponden. Como ocurre cuando se invocan los derechos de la persona embarazada por encima del derecho a la vida del ser en formación. Como ejemplo de esto último tenemos el argumento de la violacion para acogerse a este supuesto derecho a abortar. Cabría preguntarse entonces: ¿es lícito segar una vida para solucionar un problema? Cada cual debe responderse en conciencia, pues el tema del aborto, además de situar el debate en el punto de comienzo de la vida humana, es fundamentalmente un problema de conciencia personal. Por todo ello, valoremos la Vida en su grandeza y oportunidad; demos las gracias por la oportunidad de vivir, no sólo al creador de la Vida sino también y muy especialmente a nuestros progenitores, que decidieron permitirnos esta maravillosa experiencia de vivir, sentir, experimentar y amar, cumpliendo a su manera con el plan divino de la ley de reproducción que permite el progreso de nuestra alma inmortal y nos impulsa a nuevos retos y conquistas en rumbo a nuestra felicidad.
Redacción © Amor, Paz y Caridad, 2019
“Cada alma recibe un cuerpo de acuerdo con sus merecimientos y previas acciones” (Clemente de Alejandría – S. II d.C.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario