lunes, 6 de mayo de 2019

Procedencia milenaria del Alma

INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Perseverancia, atención y determinación
2.- Codificación: Objetivo de la Encarnación
      Frase de Emmanuel
3.- Vidas Inacabadas-Propuesta crucial
4.- Procedencia milenaria del Alma
5.- León Denis nos invita a meditar


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     PERSEVERANCIA, ATENCIÓN Y DETERMINACIÓN
     Existen dos conceptos imprescindibles y necesarios para todos aquellos que desean buscar la felicidad interior y el progreso aquí en la tierra. Nos referíamos a la importancia del conocimiento de uno mismo por un lado; y por otro que la dicha y la felicidad, presente y futura, depende exclusivamente de un aspecto: el grado de perfeccionamiento moral.
     El sufrimiento es directamente proporcional al grado de imperfección de nuestra alma; tanto es así que esta regla universal no sólo nos afecta aquí en la tierra, sino fundamentalmente cuando traspasamos la línea de la muerte biológica y accedemos a la vida espiritual.
     A mayor perfeccionamiento moral; a menor egoísmo, envidia, concupiscencia, materialismo, etc.. nuestro espíritu es capaz de elevar su frecuencia vibratoria y atraer permanentemente pensamientos, sentimientos y acciones afines. Esto es pura ciencia; en el sentido de que nuestros pensamientos y acciones son energías que vibran en determinadas frecuencia de onda, y que por afinidad conectan con otras que les son similares. El cultivo de pensamientos de bien y sentimientos ennoblecedores, modifica nuestro paisaje mental; y como ya están demostrando los neurólogos y psicólogos, del control y orden de nuestros pensamientos y emociones dependen no sólo nuestra salud psicológica sino también el bienestar físico y mental.
     Lo mismo sirve a la hora de sintonizar con otras entidades del mismo registro vibratorio que se encuentran en el plano espiritual; con ello, somos asistidos, auxiliados y protegidos si nuestra condición moral vibra en el bien, mientras que nos vemos rodeados de perturbación si nuestros pensamientos y acciones viven enfrascados en las adicciones materiales, las pasiones, los vicios o los defectos que nos imantan al materialismo embrutecedor.
     Una vez comprendida esta realidad, que se presenta de forma automática en nuestras vidas, es preciso comprender cuál sería la mejor actitud psicológica para enfrentar el conocimiento personal y nuestra reforma interior. Y en este sentido hemos de mencionar algunas herramientas, a disposición de todo ser humano, que nos ayudan mucho en este trabajo tan arduo (el más difícil que existe) como es el conocimiento de nosotros mismos.
     Con frecuencia, todos aquellos que anhelamos superarnos moralmente y crecer espiritualmente, solemos afligirnos al comprobar que cometemos errores de la misma naturaleza una y otra vez. En este sentido nos hacemos conscientes de nuestra propia imperfección y de lo difícil que es esta labor. No obstante en este sentido lo importante es “darse cuenta”. Es este darse cuenta, lo que nos faculta para estar sobre aviso la próxima vez; a fin de que llegado el momento tomemos el control de la situación y tengamos la reacción precisa que nos ayude a superar el error reincidente.
     En este eterno camino de búsqueda de la perfección interior y del conocimiento de uno mismo, son muy importantes la perseverancia, la atención y la determinación (voluntad). Es beneficioso perseverar en nuestra actitud de cambio hacia el bien; a pesar de que la comprensión de nuestra naturaleza imperfecta intente abatirnos el ánimo y llevarnos a la depresión, e incluso a la equivocada idea que a veces alimentamos: “no puedo cambiar”. Todo cambia en el universo; todo se transforma, y el hombre todavía más, pues tiene los recursos para hacerlo, necesitando únicamente paciencia y voluntad.

“Con todas las fuerzas en contra, perseverar. Jamás doblegarse. Mostrarse fuerte atrae el auxilio de los dioses” Goethe
     La segunda herramienta que debemos estimar y mantener siempre vigilante es la atención. Vivimos en una sociedad donde la prisa, el dejarse llevar por el momento y las circunstancias que nos rodean, nos llevan a la distracción de nuestros objetivos espirituales, pues impiden que centremos nuestra atención en lo que es verdaderamente importante para nuestro ser interior.
     Así pues, la atención a nosotros mismos, es un objetivo prioritario para alcanzar la comprensión de aquellas cosas que son importantes en nuestro carácter y que el tiempo nos permitirá superar. Un auto análisis diario sobre nuestras debilidades e imperfecciones, que a veces se manifiestan a través de los errores y el daño que infringimos a los demás (muchas veces inconscientemente, pues no nos damos cuenta) es importantísimo.
     Pongamos un ejemplo: si yo no soy consciente de mi amor propio, y ante la más leve insinuación por parte de otra persona de una equivocación cometida por mí, reacciono con violencia…. he de focalizar mi atención en esta imperfección que me granjeará muchos disgustos, e incluso enfrentamientos con mis semejantes.

“Si cambias la forma en que miras las cosas, las cosas a las que miras cambian” Wayne Dyer – Psicólogo
     Una tercera herramienta a nuestra disposición es la determinación para el cambio; para la transformación interior, y para el esfuerzo que ello supone. Ante la realidad de la imperfección moral que, de una u otra forma todos tenemos, hemos de determinarnos para enfrentar ese conocimiento con humildad; sabedores de nuestra limitada evolución espiritual, y por ende, la necesidad de conocernos espiritual e internamente para corregir aquello que hacemos mal.
-Antonio Lledó Flor-  Amor, paz y caridad. Grupo villena.
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                                                   CODIFICACIÓN                
          OBJETIVO DE LA ENCARNACIÓN 

132 – ¿Cuál es el objetivo de la encarnación de los Espíritus? 
– Dios les impone la encarnación con el objetivo de hacerlos llegar a la perfección. Para algunos es una expiación, para otros una misión. Pero para alcanzar esa perfección, deben soportar todas las vicisitudes de la existencia corporal. En esto consiste la expiación. 
      La encarnación tiene también otro objetivo que es el de poner al Espíritu en condiciones de cumplir con su parte en la obra de la Creación, para cuya realización toma en cada mundo un cuerpo en armonía con la materia esencial de ese mundo, cumpliendo así, bajo 
este aspecto, las órdenes de Dios, de tal manera que concurriendo para la obra general, él mismo progrese también. 
      La acción de los seres corporales es necesaria a la marcha del Universo, pero Dios en su sabiduría, quiso que por esta misma acción encontrasen un medio de progresar y de aproximarse a él. Así es que por una ley admirable de su providencia, todo se encadena y todo es solidario en la Naturaleza. 
- EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS- Allan Kardec
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      " La cortesía es el primer paso de la Caridad "
             - Emmanuel- ( A través de Chico Xavier)
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 En este sentido, si alguien piensa que los buenos espíritus son criaturas que solo se ocupan de sus asuntos, va desencaminado en cuanto a comprender su labor en ese mundo físico en el que os desenvolvéis. Ellos cumplen con multitud de funciones que resultan necesarias en todos los aspectos si bien, dada su disposición a la bondad, respetan al máximo el libre albedrío de los seres encarnados.

      Ello no obsta para que haya ocasiones en las que incidan con sus consejos en la marcha de los asuntos mundanos. ¡Vaya que si lo hacen! Eso sí, movidos siempre por la motivación más importante que existe: la de facilitar el amor y el progreso entre las almas. Por eso, hay que aclarar que ese supuesto plano invisible jamás está alejado del material sino que forma un todo con la misma realidad de la vida. Es un proceso de intercambio total, continuo, sin descanso, donde ambas partes se influyen de un modo recíproco. De ahí que esos lazos de influjo entre encarnados y “desencarnados” jamás desaparezcan.

      Mientras que la dulce presencia de aquellas dos criaturas inmateriales facilitaba el ambiente de acercamiento entre mis padres, la conversación tomó otros derroteros aún más interesantes…

      —¡Caramba, Antonio! No sabes lo contenta que me siento en este aniversario…

      —Claro, Laura, no se cumplen los treinta todos los días.

      —Sí, cómo no, lo mismo que no todas las parejas pueden presumir de llevar más de siete años de relación. Es cierto que hemos alternado los buenos momentos con otros no tan alegres, pero he de admitir que el de esta noche me está resultando sublime. De pronto es como si me sintiera tan cerca de ti…

      —Desde luego, cariño, pero considera que esos altibajos que mencionas son completamente normales en todas las personas, incluso entre las que mejor se llevan. Mira, no hay que darle más vueltas al asunto: esos avatares forman parte de la propia naturaleza imperfecta de los seres. Es algo consustancial a nuestro carácter. Todos caemos en numerosos errores y por ellos aprendemos y evolucionamos. Gracias a nuestros defectos nos esforzamos en mejorar. ¿No te parece? Laura, de veras, creo que esta noche debemos fijarnos más en lo que nos une que en lo que nos separa. Es más, te diré algo. Como tú decías antes, no todo el mundo puede alardear de mantener una relación afectiva como la nuestra desde hace siete años. Eso significa algo, mi  amor…

      Debéis disculparme, amigos que seguís mi testimonio, pero cuando escuché esa parte del discurso de Antonio no pude evitar la indignación, aunque el disgusto se me pasó pronto gracias a la mesura que he procurado desarrollar durante mi última etapa. ¿Cómo se podía ser tan desvergonzado? Pero ¿cómo podía haber efectuado la reserva de la mesa en el restaurante cuando esa misma jornada se había estado besuqueando con una de las agentes de Bolsa en la hora del almuerzo? ¿Cómo entender ese cinismo, esa falsedad en su discurso sin alterarse? Quedaba claro que a mi progenitor no le importaba extender ese lenguaje doble y engañoso del mundo de los negocios a su parcela más íntima, la afectiva. Y mientras, mi madre, sonriente con toda su buena intención…continuaba con sus frases y expresiones románticas cual si fueran literalmente extraídas de las fantasiosas novelas de amor que tanto ansiaba leer…

      —Mira, Antonio, estaba reflexionando sobre todo este tiempo que llevamos juntos. Ja, ja, ja, ¿has olvidado el día de nuestra presentación? Tu amigo Carlos estaba muy chistoso en aquella fiesta y gracias a su generosa parla logró que nos conociéramos. Después de eso perdió el sentido y no hacía más que tambalearse entre los invitados. ¿Recuerdas? Hubo que pedir un taxi y tuviste que acompañarle hasta su casa para que se quedara durmiendo… Me dijiste que te esperara y en efecto, a los pocos minutos regresaste para seguir conmigo durante el resto de la celebración. Ese detalle me hizo confiar mucho en ti.

      —Sí, es cierto, cómo pasa el tiempo, cuánta memoria acumulada…

      —Bueno, cariño, lo que trataba de decirte y qué mejor ocasión que este evento en este maravilloso lugar, es que tal vez haya llegado el momento de darle una nueva dimensión a nuestra relación, a este amor que nos envuelve…

      —Ah ¿sí? Me tienes intrigado —contestó Antonio con una ligera mueca de sorpresa—. Conservas tu habitual rostro angelical pero es cierto que nunca te había visto hablar en actitud tan seria y tan determinante. Me refiero al campo sentimental, por supuesto. Mas no debiera preocuparme porque cualquier cosa que provenga de ti ha de ser algo necesariamente bueno para ambos. ¿Me equivoco?

      —Claro que sí, mi amor —respondió Laura mientras situaba con delicadeza su mano derecha bajo su mentón—. En fin, te lo voy a decir mirándote a la cara. ¿Te gustaría que pasáramos por el altar para bendecir nuestra unión hasta el fin de los días? Es más, si de veras no soportas las ceremonias religiosas, te ofrezco la posibilidad de acudir a algún juzgado de la ciudad y organizar allí nuestros papeles. Pensándolo bien, qué más da el método, lo importante es el fondo, por eso me gustaría dejarlo a tu elección… Lo esencial es oficializar nuestro vínculo de una vez. Ahora sí puedo afirmar que ya he cumplido los treinta. Ya no soy esa chica inmadura que conociste recién salida de la juventud y de la facultad. Ya sabes que no he conocido a otro hombre más que a ti. Estoy convencida de que ha llegado la hora de reforzar definitivamente nuestra unión.
...continuará...
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      TRAYECTORIA ÍNTIMA DEL ALMA                           PROCEDENCIA MILENARIA
                                
                           
   Después de la primera etapa en la caverna, el homo sapiens tiene la necesidad de reunirse y vincularse con otros de su misma especie fuera de su círculo familiar; pues ha comprendido que en la unión junto a otros, el alimento y la supervivencia se hace más fácil de conseguir, cazando juntos y protegiéndose de los peligros mútuamente. Comienza la socialización, aparecen las tribus, y de la interacción entre individuos de la misma especie el hombre aprende y conoce más rápidamente. Casi al instante aparecen dos aspectos importantes, por un lado las relaciones de poder entre los individuos de una misma comunidad, que en este caso se establecen únicamente en base a la fuerza. Y por otro la necesidad de protección ante lo desconocido y las fuerzas de la naturaleza; lo que le impele a encontrar un poder superior al suyo y al de los demás. Su alma busca de forma incipiente a Dios, su creador, y únicamente lo encuentra en los elementos que perturban su vida y que no controla. Por comparación con lo que observa a su alrededor, intenta aplacar la ira de los dioses mediante sacrificios y donaciones. Comienza el sentido religioso a aflorar en su conciencia; y aunque inicialmente es el miedo lo que lo posibilita, posteriormente las necesidades de la propia tribu harán el  resto, institucionalizando los ritos y las ofrendas que habrá que practicar para que la dura y difícil existencia les sea favorable bajo la protección de las fuerzas y poderes invisibles que les condicionan. El alma humana comienza a humanizar sus actitudes; no obstante, la violencia y la agresividad sigue siendo el medio que proporciona la ira para defender aquello más sagrado: su vida y la de su familia. Sin embargo, el inicial descubrimiento del vínculo familiar y el incipiente deseo de amor que le domina, acerca de los que son de su propia sangre, le lleva a proteger ferozmente -si es preciso- a aquellos a quien más estima. Todavía alejado de cualquier racionalización sobre las causas y consecuencias de sus propios actos, se mueve y se dirige por la vida instintivamente todavía; tanto es así que con frecuencia se deja dominar por sus impulsos, lo que le produce no pocas dificultades, pues al basarlo todo en la fuerza y la agresividad, cuando encuentra alguien más fuerte que él y es derrotado, su alma experimenta el sabor del desespero, y en ocasiones el odio y la venganza comienzan a anidar en su interior buscando el momento propicio para devolver el golpe. Lamentablemente inicia aquí un camino equivocado en el que el sufrimiento posterior le hará rectificar, al vivir en sus propias carnes los efectos de sus acciones de odio, violencia o venganza. El tiempo, y los buenos ejemplos de aquellos que antes que él han superado esa etapa, le harán comprender que estos sentimientos perturbadores no conducen más que al sufrimiento, y en los escasos momentos de conciencia que pueda tener podrá percatarse de que aquello que no desea para él tampoco debe hacerlo a los demás. 
     Hoy, miles de años después de esta etapa antropológica, todavía una parte de la humanidad se rige por códigos parecidos a los que acabamos de explicar; siendo así que la violencia y la ira constituyen a veces sus únicos puntos de referencia para conseguir lo que se proponen. Aquí comprobamos cómo el alma humana evoluciona lentamente y nos encontramos mezclados todos en un planeta como el actual, espíritus de condición primitiva como los mencionados y otros más conscientes y desarrollados psicológica, intelectual y moralmente hablando. 
     Hecho este inciso, podemos comprobar la procedencia milenaria del alma humana, pues algunos de estos espíritus primitivos que todavía hoy reencarnan en nuestro planeta, son originarios de la Tierra, de las primeras razas de homo sapiens. Sin embargo, otros proceden de mundos tan atrasados como estaba la Tierra hace millones de años, y fueron enviados hasta aquí cuando su mundo sufrió una transformación de planeta de expiación y prueba a mundos de regeneración. En ese momento de cambio se exigía un nivel ético-moral muy superior al que poseían estos espíritus, de ahí que fueran apartados de su mundo original y trasladados a otro planeta -la Tierra- que en aquel tiempo se encontraba en las mismas condiciones que el mundo del que provenían. Aquí han seguido viviendo y experimentando, y algunos de ellos han superado sus condiciones inferiores, regresando al planeta del que eran originarios. Mientras tanto otros, después de milenios, se encuentran todavía en fases primitivas de conciencia, enrocados en la inercia de no querer progresar, de aborrecer cualquier esfuerzo que no sea el de satisfacer los instintos primitivos que todavía les dominan. Es por ello que un espíritu o alma humana, por el hecho de ser vieja, no es mejor. Si acaso tiene mayores vivencias y por ello debería tener mayor responsabilidad y aprovechar las experiencias para crecer espiritual e intelectualmente, dirigiéndose hacia su propia felicidad mediante el esfuerzo de superar sus malas inclinaciones, transformando así su futuro en un horizonte de bien y de paz. Nada se regala en la evolución del alma, todo lo que es meritorio cuesta esfuerzo, por ello las leyes que rigen el proceso milenario de la evolución del espíritu colocan a cada uno en su sitio, y la justicia divina que emana de forma perfecta de esas leyes, trata a todos por igual, sin arbitrariedades ni privilegio alguno: a cada cual según sus obras y circunstancias. 
    Esta actitud del hombre primitivo que comienza a descubrir el sinsabor de la derrota, de la soledad y de la muerte, es precisa y necesaria en las primera etapas evolutivas, pues la conciencia se pule y se forja con las experiencias difíciles. Luchando contra las adversidades de un mundo hostil, dónde nace y muere muy rápidamente adquiere multitud de experiencias que le prepararán para entender más adelante que, como hijo de Dios, completamente igual a otros, rige por encima de él una justicia y unas leyes que dirigen su evolución y progreso hacia objetivos de felicidad y plenitud. No obstante, para comprender esto último le quedan todavía miles de años en esos momentos, antes deberá recorrer caminos y experiencias de distinto tipo que forjarán su carácter, que le harán ampliar su conciencia, que le inducirán a imitar los ejemplos saludables de paz y serenidad a los que aspira su alma. El primero de estos caminos es el descubrimiento de la religión humana, una serie de normas, leyes, doctrinas y principios que intentarán ofrecer respuestas a los interrogantes que su razón comienza a plantearse: ¿Que hago aquí?, ¿Qué soy? ¿De donde vengo? ¿Cual es el sentido de la vida? ¿Porqué existe el dolor y el sufrimiento?, etc. Estos interrogantes y otros muchos llegarán de inmediato a su alma cuando, al observar las desigualdades humanas a su alrededor, se haga las preguntas de porqué unos gozan y otros sufren, de las diferencias de nacimiento y condición en la vida y la muerte, etc. Todo ello le permitirá ir abandonando el instinto y la fuerza para aceptar el raciocinio y la lógica, así como un primitivo sentido común para intentar entender el mundo y las circunstancias que le rodean. 

Antonio Lledó Flor © 2018, Amor, paz y caridad


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 LEON DENIS NOS INVITA A MEDITAR

                                 

"Para quien quiera que observe atentamente las cosas, los tiempos que vivimos están cargados de amenazas". 
León Dennis. 

Parece brillante nuestra civilización, y, todavía, ¡cuántas manchas oscurecen su esplendor! El bienestar y la riqueza se han propagado, mas, ¿ es acaso por sus riquezas que una sociedad se engrandece? ¿ Es el objetivo del hombre en la tierra, por ventura, llevar una vida fastuosa y sensual? ¡No! Un pueblo no es grande, un pueblo no se eleva sino por el trabajo, por el culto de la justicia y de la verdad. ¿En que se convirtieran las civilizaciones del pasado, aquellas en que el individuo no se preocupaba sino con su cuerpo, con sus necesidades y sus fantasías? Se encuentran en ruinas; están muertas. Volvemos a encontrar, precisamente en nuestra época, las mismas tendencias peligrosas que las perdieran: son las que consisten en tornar todo circunscrito a la vida material, en constituir objeto y fin de la existencia la conquista de los placeres físicos. La crítica y la conciencia materialistas restringieron los horizontes de la vida. Las tristezas de la hora presente acrecentaran la negación sistemática, a la desalentadora idea de la nada. Y de esa manera agravaran todas las miserias humanas; arrebataran al hombre, con las más seguras armas mora1es de que disponían, el sentimiento de sus responsabilidades; socavaron hasta lo más profundo el juicio de su propia conciencia. Así, gradualmente, los caracteres se van abatiendo, la venalidad crece, la inmoralidad se extiende como una inmensa llaga. Lo que era sufrimiento se convirtió en desesperación. Los casos de suicidio se han multiplicado en proporciones hasta aquí desconocidas. - Cosa monstruosa que en ninguna otra época se vio: este flagelo del siglo hasta a las propias criaturas ha contaminado. 

León Dennis. Cristianismo y Espiritismo.



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